Embajador de Gran Bretaña en la Argentina, Mark Kent, habló con Clarín, en reportaje publicado el Domingo 10. Foto Juano Tesone.
Finalmente, el embajador británico en la Argentina, Mark Kent, ha reconocido la existencia de la “disputa de soberanía” bilateral entre la Argentina y el Reino Unido por las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes.
Las afirmaciones de Kent en la completa entrevista que publicó Clarín el pasado domingo podrían ser, realmente, el comienzo de un diálogo más serio, sincero, efectivo, equilibrado y de buena fe que el que mantienen los dos países desde 2016, tras el acuerdo internacional Foradori-Duncan.
De hecho, la afirmación del embajador británico de que “aparte de la disputa de soberanía” existe interés en colaborar en diversos campos (pesca, hidrocarburos, etc.) nos aleja de un pasado reciente en el que el Reino Unido justificaba su rechazo a la convocatoria de la ONU a una negociación bilateral con Argentina -por la soberanía de las islas- negando la existencia misma de la disputa. Los dichos de Kent podrían retrotraernos a otros momentos de la relación bilateral, más auspiciosos.
En efecto, hace más de medio siglo, ambas partes reconocían esa disputa como tal, como lo hacía entonces y lo hace hoy la comunidad internacional en su conjunto. Al punto que los dos países se disponían a implementar el cumplimiento de las resoluciones de las Naciones Unidas.
Así ocurrió, por ejemplo en 1966, cuando el secretario de Relaciones Exteriores del Reino Unido, Michael Stewart, visitó la Argentina y suscribió con el canciller argentino Miguel Ángel Zavala Ortiz un comunicado conjunto en donde el Reino Unido aceptó la validez de la Resolución 2065 (1965) de las Naciones Unidas y accedió a iniciar negociaciones con la Argentina.
También en 1968, cuando los representantes de ambos gobiernos acordaron un memorándum de entendimiento que rezaba: el “gobierno del Reino Unido, como parte de un arreglo final, reconocerá la soberanía de la Argentina sobre las islas”.
Hubo luego cooperación en asuntos prácticos durante la década del 70, sin que nunca la cuestión de la soberanía fuese dejada de lado: becas escolares para la población de las islas, el envío de docentes del continente hacia Malvinas, el establecimiento de vuelos por parte de aerolínea estatal LADE y la construcción de un aeropuerto por parte de la Fuerza Aérea Argentina.
En esas épocas, la estatal argentina YPF instaló una planta para abastecer a las islas de combustible líquido, mientras Gas del Estado suministraba gas natural ofreciendo una alternativa a la turba como combustible hogareño. A las tiendas y supermercados llegaban productos argentinos, principalmente productos frescos, y se dio asistencia médica gratuita a los isleños, quienes eran atendidos en el Hospital Británico de Buenos Aires. Por eso es de suma trascendencia lo que el embajador Kent menciona respecto a la importancia en las negociaciones de los “intereses”.
Argentina, como indican las resoluciones de la ONU y de su Comité de Descolonización año tras año, y según lo establece la Cláusula transitoria primera de nuestra Constitución Nacional, siempre ha velado por el respeto a los intereses y el modo de vida de los habitantes de las islas Malvinas en su búsqueda por negociar una solución a la disputa de soberanía.
Pero ahora nos asalta la duda de si estamos en presencia del resultado de un accionar tenaz, orientado en esa dirección, por parte de la actual Cancillería argentina o, meramente, ante un acto de sinceridad espontánea y de realismo por parte del embajador inglés. Cualquiera de las dos sirve.
La persistente contumacia británica debe dar paso a un diálogo que incluya todos los aspectos de la relación bilateral y servir, si realmente se quiere, para quitar el único obstáculo para el desarrollo de las Islas Malvinas: la solución de aquella originaria disputa de soberanía, siempre pacíficamente, de conformidad a lo indicado por las Naciones Unidas y el derecho internacional.
Sí, Mr. Kent, tal como usted lo ha afirma -con todas las letras- hay una disputa de soberanía bilateral pendiente. Ahora, le toca al Reino Unido sentarse a resolver con Argentina el asunto definitivamente, para ajustarse al derecho internacional.
Jorge Argüello es Secretario de Estado para la Cuestión Malvinas - Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur Ex Embajador argentino ante la ONU.