La Sastrería Militar, creada en 1897, estuvo en diferentes localidades, pero desde 1995 y ajena al desarrollo urbanístico de Las Cañitas, se encuentra en Clay 3071. Más de 300 personas, entre soldados voluntarios y civiles, cosen los uniformes militares argentinos.
"Contamos con una trayectoria muy extensa, con el tiempo, los soldados pueden especializarse en sastrería y llegar a suboficial sastre. Esta profesión es muy satisfactoria, la mayoría viene sin conocer esta especialidad. Acá pasan por toda la línea de producción. Al cabo de un tiempo, son muy buscados por otras empresas gracias a su vasto conocimiento. En este taller modelo se adquieren conocimientos técnicos y el compromiso del trabajo hecho con responsabilidad", dijo el director de la Sastrería Militar, coronel Ricardo Cuadrado.
Al ingresar en el taller de producción da gusto ver cómo las máquinas despiden prendas de alta calidad hechas por manos de jóvenes, tanto hombres como mujeres, que se especializan según su perfil. En la parte operativa, dos líneas con 85 máquinas cada día realizan hasta 130 uniformes de combate (camisa y pantalón).
En este espacio están las mesas de corte, desde donde se abastece la línea de producción: "Tenemos el sistema Gerber, que realiza el tizado computarizado de la moldería y el ploteo (papel del ancho de la tela y el largo que muestra las piezas por cortar en tela), que permite llevar adelante la orden de producción mediante el carro encimador mecánico de tela (hace más de 200 tendidos) y la cortadora eléctrica. Con el ploteo hay una optimización de entre un 90 y un 92 por ciento de las telas, mientras que con los procesos manuales era de un 70 por ciento", afirmó el capitán Fabián Alejandro Dáscola.
Bajo el ojo de los suboficiales sastre en la línea de producción, las prendas terminadas pasan después por el sector de limpieza, luego van al área de Control de calidad, donde se revisan las medidas y su confección, y finalmente se arman los pedidos para cada unidad. "Aunque trabajamos a escala industrial, la mayor satisfacción es que al finalizar el día tenemos un producto terminado del cual también somos usuarios. El mayor incentivo es siempre ver el producto terminado", aportó Dáscola.
En el taller de gabanes de abrigo del uniforme de combate se realizan estas prendas en tela liviana, abrigada y con tratamiento repelente al agua, lo que fue comprobado por esta cronista. Allí, 32 operarios son los artífices de la protección contra las inclemencias del frío que en diferentes puntos del país deben soportar los militares.
En la zona de seguridad se ubica el taller de Chalecos Antibala, según la normativa del Registro Nacional de Armas (Renar) MA 01. "El chaleco tiene un uso controlado, como un arma de fuego: debe constar su resistencia balística y quién es el usuario final, en general los organismos de seguridad. Usamos diferentes tipos de materiales (aramidas [una clase de kevlar], polietileno o mezclados); el peso llega a dos kilos; protege el pecho y la espalda, con Nivel III de resistencia balística (protección de arma .44 Magnum y 9 mm de alta velocidad). También hemos desarrollado prototipos de campera con protección antibala Nivel III y el chaleco canino.
Los materiales tienen una vida útil de 5 años como mínimo y 10 como máximo. Al superar este límite, se pierde la resistencia balística; por eso, el registro de cada uno permite saber su estado. Elaboramos 1000 chalecos por mes, en diferentes talles, y cada uno tiene un valor de entre 1200 y 5500 pesos, según el nivel antibalístico", comentó Dáscola.
El chaleco retiene hasta seis impactos, pero una vez que ha recibido uno, debe retirarse del servicio y cambiarlo. En esta área también se elaboran correajes, accesorios (pistoleras, bolsas de equipo) y material antitumulto.
La sastrería cuenta con un área comercial y de servicio posventa donde se hacen los ajustes individuales una vez realizada la venta. Además, existe el sector de Pompa, donde se elaboran bordados y se han hecho bandas presidenciales, incluida la de la actual presidenta, Cristina Fernández de Kirchner. "Trabajamos a medida y por pedido los bordados en hilo, estambre o cordones; es un trabajo muy difícil, pero como queremos lo que hacemos, los hacemos con gusto", comentó una de las especialistas, que lleva 27 años en el área de Pompa.
La Sastrería Militar autofinancia su producción, que oscila entre 25.000 y 30.000 uniformes cada año, y por ley una parte de la utilidad le corresponde. "Aseguramos la calidad de los productos que comercializamos mediante la atención y el cuidado del personal porque son la fuente de ingresos de la Sastrería. La idea es optimizar la producción y tratar de aumentarla mediante una infraestructura mayor, porque hay capacidad humana que cada día nos demuestra cómo se potencia esta noble profesión", concluyó Cuadrado.
Un espacio muy apreciado por quienes adquieren sus trajes, ya sea de fajina o de gala, es el Museo de Uniformes Militares, inaugurado el 21 de septiembre de 2007, donde se representa el 50 por ciento de los modelos militares históricos. Entre ellos hay uno muy particular. "Es un uniforme de suboficial español de la unidad creada en 1724, el Regimiento de Caballería de Tanques 6 Blandengues (del verbo blandir), que querían amedrentar con su sola presencia a los indios.
También está el de los Arribeños, de la época de las Invasiones Inglesas, semejantes a los usados en España cuando estaba invadida por Francia, y cuyos uniformes napoleónicos eran deslumbrantes. Acá vino la moda española afrancesada y se mantuvo durante el siglo XIX. Los colores rojo y azul evocaban la bandera francesa. El color del Ejército es azul o blanco con azul; el verde es el de diario", comentó el mayor y periodista Sergio Toyas, especialista en historia.
En las vidrieras se observan las representaciones por armas de Infantería (3, 12, 7, 16 y 2); Caballería; Artillería; Zapadores; Ingenieros; Comunicaciones; Comisario de Guerra; Arsenales; Servicio de Sanidad, y uno muy especial, el uniforme histórico usado en la Guerra de Malvinas.
Detalles:
-En la boutique, un uniforme constituido por chaqueta, camisa, corbata, gorra, pantalón y zapatos, desde 875 pesos
-Trabajan de 8 a 17 y son jóvenes de entre 18 y 28 años, de todo el país
-Bordar el sol en una bandera tarda un mes
-La sastrería tiene sucursales y subsedes en las provincias
Fuente: Por Patricia Osuna Gutiérrez - Diario La Nación