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domingo, 25 de junio de 2017

La "teoría del derrame", palabrerío populista

Editorial del diario La Nación
El capitalismo en serio no funciona como una mesa de ricos que derraman migajas al suelo de los pobres, como sí ocurre en los regímenes corruptos

El gobierno de Cambiemos se encontró con un gasto público monumental para atender sueldos, subsidios, jubilaciones y pensiones, cuyos beneficiarios no están dispuestos a resignar. Esa es la razón del déficit y éste, al financiarse con impuestos y deuda externa, motiva el atraso cambiario que incentiva las importaciones, desalienta las exportaciones, promueve el turismo hacia el exterior, daña las economías regionales y fogonea las críticas opositoras. Sin embargo, todos eluden las soluciones de fondo, pues nadie quiere afectar a los empleados públicos, ni a los jubilados, ni a los pensionados, ni a los subsidiados. Ni en la Nación, ni en las provincias ni en los municipios.

Esa carga configura el "costo argentino" que quita competitividad, demora las inversiones, alarga el desempleo y empuja a la pobreza. La distorsión acumulada durante décadas de populismo es un vástago que nadie reconoce como propio, atribuyendo su paternidad al actual gobierno, por ineptitud, por insensibilidad o por no ser peronista. Por haber aplicado un "ajuste feroz", por no haber aplicado ajuste alguno o por el ajuste que, según se presagia, aplicaría.

Ante la demora en la reactivación, se culpa al presidente Mauricio Macri de gobernar para los ricos, postergando a las grandes mayorías, que sólo recibirían las migas caídas del banquete neoliberal, después del café y los habanos. Entretanto -reza la crítica-, los excluidos deberán esperar en la calle revolviendo la basura.

Resultado de imagen para teoría del derrameEs la "teoría del derrame", una metáfora banal, inventada para descalificar al capitalismo y sus dos pilares fundamentales: los derechos de propiedad y la libertad individual. La promesa de bienestar basada en la iniciativa privada es denunciada como subterfugio de los ricos para mantener sus privilegios, ilusionando a los pobres con un arco iris inalcanzable.

El populismo, que ha infectado a todos los partidos, reclama políticas activas para no esperar un "derrame" tardío e insuficiente. Parafraseando a Keynes, sentencia que "en el largo plazo estaremos todos muertos" y, para beneficio de los vivos, aconseja profundizar los desajustes, reduciendo impuestos y aumentando gastos. Durante décadas ganadas y perdidas se "derramaron" millones en políticas de corto plazo invocando la ética de la solidaridad, la justicia social y la igualdad inclusiva. La culminación fue el kirchnerismo y sus millones de pobres, secuela tenebrosa de la valija de Antonini, las cajas de Florencia, la bolsa de Felisa y los bolsos de López, la imprenta de Boudou, los casinos de Cristóbal, las estancias de Lázaro, los hoteles de Cristina, los aviones de Jaime, los testaferros de De Vido y los fondos de Santa Cruz. Todo ello malversando los verbos "alimentar, educar y curar" e invocando los derechos humanos como manto indecoroso para cubrir aquellos escándalos de corrupción y testaferros.

Contrariamente a la crítica, Macri es un campeón del gasto público. Mantiene a casi un millón de empleados, incluyendo los tres poderes del Estado nacional, y no exige a las provincias y municipios la reducción de los tres millones restantes. Amplió los ministerios y los planes sociales, respetó los subsidios al transporte y ajustó sólo parcialmente las tarifas de energía. Con desaprensión fiscal, impulsó la reparación a los jubilados y lanzó obras por todo el país, desde rutas a cloacas, pasando por agua potable, ferrocarriles y obras hídricas, para cumplir en meses lo que nunca se realizó en años. Por eso, su cautela gradual es tildada como "kirchnerismo de buenos modales" financiado con deuda externa y presión fiscal.

El capitalismo en serio no funciona como una mesa de ricos que derraman migajas al suelo de los pobres. Eso ocurre en los regímenes corruptos, cuya finalidad real es enriquecer a los poderosos del mercado... político, mientras distraen a la población con dádivas inmorales, falsas inauguraciones y discursos en cadena nacional.

La esencia del capitalismo implica movilidad social e igualdad de oportunidades. Cuando no hay corrupción ni populismo, el progreso personal se logra con mérito y esfuerzo, no mediante el "derrame" de sobras de un festín. En el capitalismo verdadero cualquiera puede sentarse a la mesa y no son migas las que caen, sino excluidos que ascienden hasta ella. Esa inocultable realidad impulsa a miles de familias a buscar un futuro en Estados Unidos, Gran Bretaña o Alemania. No cruzan alambrados ni se embarcan en chalupas para esperar el derrame, sino en pos de una vida mejor.

Para que la dinámica capitalista impulse prosperidad en la Argentina, como hace un siglo y medio cuando llegaron cinco millones de inmigrantes, es indispensable desatar los nudos de corrupción y privilegios que sustentan el costo argentino y ahuyentan la inversión en la economía real.

La referencia peyorativa al "derrame" es apenas oportunismo taimado, como si fuese posible curar una enfermedad con el mismo bacilo que la causó. Sólo con inversión y aumento de productividad habrá educación para todos, alimentación para los niños, trabajo verdadero, transporte decente, viviendas dignas y acceso a la salud. Las bases indispensables para que la movilidad social funcione.

Ha llegado el momento de la verdad y ello incluye mirarse en el espejo, asumir responsabilidades colectivas y acordar propuestas sensatas para sacar a nuestro país del pozo en que lo han dejado. Sin más palabrerío populista.

martes, 20 de junio de 2017

¿Por qué si Alemania es el país más poderoso de Europa es tan reticente a convertirse en una superpotencia militar internacional?

La canciller Angela Merkel habla con miembros de la ArmadaPor Chris Bowlby - BBC
La canciller Angela Merkel habla con miembros de la Armada - GETTY IMAGES

La Armada alemana está participando en una coalición militar internacional para combatir al autodenominado Estado Islámico en Siria.

Con Vladimir Putin operando para ganar influencia en Europa del este, con conflictos en Asia y Medio Oriente provocando una ola de migración hacia Europa y con Donald Trump cuestionando el compromiso de Estados Unidos con la OTAN, Alemania tiene buenas razones para sentirse insegura. "Debemos luchar por nuestro futuro nosotros mismos como europeos", dijo la canciller Angela Mekel en mayo.
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Tropas alemanas están desplegadas en sitios que van desde Lituania hasta Afganistán y Mali. Y Merkel ha prometido incrementar el gasto de defensa del país. Pero Alemania y su canciller enfrentan un problema fundamental: la mayoría de los alemanes se muestran muy renuentes de seguir por ese camino. Miran con sospecha a su propio ejército. Es una actitud reforzada por un escándalo reciente que involucró a la Bundeswehr (las Fuerzas Armadas alemanas).

Cómo la sombra del pasado nazi persigue a las fuerzas armadas de Alemania. Los despliegues en el extranjero están estrictamente restringidos por las leyes y por el Parlamento. Pero sobre todo, esta actitud ha adquirido forma por la sombra de la historia.
Adolf Hitler revisa las tropas en Belrín en 1936.
Adolf Hitler revisa las tropas en Berlín en 1936 - BBC SPORT

Después de la Segunda Guerra Mundial, muchos no querían que Alemania tuviera ningún tipo de fuerzas armadas. Los extranjeros han sido tan exitosos al desmilitarizar Alemania —y los alemanes son tan sensibles por su pasado belicoso— que es probable que hoy la mayor potencia europea continúe siendo un "debilucho" de los campos de batalla.

Después de la Segunda Guerra Mundial, surgió un debate sobre si Alemania debería tener algún tipo de fuerza armada. Se argumentó que se tenía que poner fin a un ciclo que comenzó con el militarismo prusiano y terminó con los crímenes de guerra nazis. Aunque los comunistas que gobernaron Alemania oriental sí crearon un Ejército Popular siguiendo las tradiciones militares alemanas, en la Alemania occidental, ocupada por Reino Unido, Francia y Estados Unidos, emergió un servicio armado muy distinto.

La Bundeswehr, creada a mediados de los 1950, nació como una fuerza deliberadamente muy modesta que sólo tenía la misión de defender el territorio de Alemania occidental y no de luchar en el extranjero. Se enseñó a sus reclutas a pensar en sí mismos como "ciudadanos con uniforme".
De hecho, el propio uniforme, tal como señala el historiador James Sheehan, "realmente se parecía más al de los conductores de autobuses que al de los antiguos regimientos armados".
La tripulación de la nave submarina
GETTY IMAGES - La tripulación de la nave submarina "HAI" se embarca en Kiel en agosto de 1958, en las primeras maniobras navales de Alemania después de la guerra.

La Alemania moderna, dice Sheehan, "piensa en sus fuerzas armadas casi de la misma forma como muchos Estados piensan en su fuerza policial". Asegura que lo que llama una "persistente desconfianza en las instituciones militares, sigue siendo muy fuerte y, de alguna forma, cada vez se hace más fuerte". El factor subyacente a todo esto es el perdurable recuerdo de los horrores de la Segunda Guerra Mundial, no sólo la vergüenza de los crímenes nazis sino también la devastación infligida en los civiles.

Una bomba destruyó Dresden en 1946
Muchas ciudades alemanas, como Dresden, tuvieron que ser reconstruidas después de la guerra.
Werner Kraetschell, un pastor protestante de una vieja familia prusiana que se convirtió en capellán militar, habla de los muchos miles de alemanes que crecieron después de la guerra "sin padres". Esto todavía provoca lo que él llama "reacciones internas" en los alemanes cuando se habla de los asuntos militares. Tal como afirma Sophia Besch, experta es asuntos militares del Centro para la Reforma Europea: "Si fueras soldado (en Alemania) realmente no podrías subirte a un tren en uniforme. Los pasajeros se te acercarían y te llamarían 'asesino'".

Cuando terminó la Guerra Fría y Alemania fue unificada, su gente pensó que la paz era más o menos permanente. Pero Franz Josef Jung, político demócrata cristiano y antiguo ministro de defensa afirma que ahora el país "se ha dado cuenta de la realidad".

"Nuestra población ha tenido una actitud más formada por el pacifismo", agrega. "Tenemos que dejar en claro", argumenta, la necesidad de que las nuevas políticas "superen los desafíos de seguridad internos y externos".

Desde la reunificación, Alemania comenzó por primera vez a desplegar tropas en el extranjero. Pero la susceptibilidad es intensa.

Soldados de la Bundeswehr
Hasta 1.000 soldados de la Bundeswehr están actualmente en Mali como parte de la misión de mantenimiento de paz de la ONU.

En 2009, hubo alegatos de un encubrimiento después de un ataque militar en Afganistán que involucró a las fuerzas alemanas y que causó muertes de civiles. Jung se vio forzado a renunciar.
La supervisión parlamentaria de cualquier despliegue militar es intensa y el Partido Verde es uno de los más críticos.

Doris Wagner, diputada de los verdes y especialista en seguridad, afirma que desea mantener la idea de que los alemanes son "más mesurados en las acciones militares".
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Mientras tanto, la vieja idea de un ejército de ciudadanos está luchando por sobrevivir. Alemania ya abolió la conscripción obligatoria y se está concentrando, igual que en otros ejércitos modernos, en las fuerzas especializadas más pequeñas.

Una antigua preocupación sobre las fuerzas armadas resurgió el mes pasado cuando un escándalo expuso una infiltración de la extrema derecha en la Bundeswehr, que incluyó una supuesta conspiración terrorista para asesinar a buscadores de asilo y celebrar las tradiciones de la era nazi.
Un grafiti pintado en una barda
EPA - Un grafiti pintado en una barda en los cuarteles de Fuerstenberg dice "fuera nazis".

Hay quien dice que el problema fue exagerado en medio de una atmósfera agitada. Pero según Sophia Besh, esto demuestra que "todavía existe una relación torturada entre la Bundeswehr y el público alemán". 

Ahora hay una urgencia real en Alemania de un debate sobre su futuro militar. Los alegatos de Donald Trump de que la OTAN es "obsoleta" y su cuestionamiento sobre la seguridad colectiva fueron "una gran sorpresa" para los alemanes, dice Berthold Kohler, editor del diario Frankfurter Allgemeine Zeitung. "Nadie podía imaginarse que un presidente de Estados Unidos diría tal cosa".
Angela Merkel y Donald Trump
GETTY IMAGES - Angela Merkel dijo que Europa ya no puede "depender completamente" de Estados Unidos con Donald Trump.

Kohler ha hecho lo posible para provocar una reflexión radical, argumentando en su prestigioso periódico para que Alemania considere la adquisición de sus propias armas nucleares. Pero cree que esas ideas siguen siendo más o menos "impensables e indecibles" para la mayoría de los alemanes.
Aunque algunos se oponen a las armas nucleares en principio, muchos otros han pasado décadas viviendo cómodamente bajo el escudo nuclear de Estados Unidos y la OTAN. "Nadie esperaba que tendríamos que pensar sobre esto", dice. Y pocos alemanes quieren hacerlo ahora.

Alemania actualmente gasta sólo 1,2% de su PIB en defensa. "Tenemos un déficit comercial MASIVO con Alemania, además ellos pagan MUCHOS MENOS de lo que deberían a la OTAN & las fuerzas armadas", tuiteó el presidente Trump recientemente. "Muy mal para EE.UU. Esto cambiará".
La ministra de Defensa alemana Ursula von der LeyenEPA - La ministra de Defensa alemana Ursula von der Leyen afirma que la veneración de Hitler no tiene lugar en el ejército moderno alemán.

Alemania se resistirá a los llamados de Trump para que gaste mucho más en defensa, pero el bajo financiamiento a veces ha sido muy vergonzoso, como cuando se dio a conocer que durante un ejercicio de la OTAN en 2014, los comandantes de tanques de la Bundeswehr cubrieron su falta de ametralladoras con palos de escoba pintados de negro.

Pero ¿hasta dónde avanzará Berlín? Werner Kraetschell, quien conoce a Angela Merkel y su manera de pensar, afirma que la canciller quiere "un ejército alemán fuerte capaz de enfrentar una responsabilidad internacional". Pero su dificultad es que "el pueblo alemán está en contra del ejército".
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Quizás los alemanes continuarán con este experimento histórico único, tratando de convertirse en una creciente potencia internacional sin un esfuerzo militar significativo. Porque el pasado todavía pesa mucho. Pase lo que pase, no habrá marchas audaces hacia la acción militar extranjera.

Más bien veremos unas fuerzas armadas alemanas caminando de puntillas cautelosamente hacia un futuro sumamente incierto.

lunes, 19 de junio de 2017

Malvinas: errores de la diplomacia a 35 años de la guerra

Por Claudio Negrete* (Noticias)
De poco y nada sirven las estrategias que adoptó la Argentina, propias del siglo pasado, para con las Malvinas. Pero hay espacio para redefinir la estrategia.

Luego del 82, el Foreign Office llevó adelante una política de congelamiento del reclamo argentino hacia los países centrales y supo producir hechos de valor jurídico y diplomático que debilitó aun más nuestra posición.

El primero de ellos, y quizá más significativo, fue la inclusión de un nuevo y decisivo actor: los isleños. Y lo hizo al reconocerles su autonomía con la sanción de la Constitución del Territorio Británico de Ultramar de las Islas Malvinas aprobada el 5 de noviembre de 2008 por la reina Isabel II. En el primer capítulo, de los 22 que tiene, se establecen los derechos y las libertades fundamentales de los isleños, poniendo énfasis en el derecho de la libre determinación. Y con este reconocimiento legal, la Unión Europea ratificó con el Tratado de Lisboa que las Malvinas son territorio británico de ultramar siendo incluido en los mapas oficiales de la comunidad.

Otro hecho jurídico-político a favor de Gran Bretaña fue el ocurrido en diciembre de 2012 cuando la diplomacia inglesa declaró que “el territorio antártico británico es parte importante y único de los 14 territorios que el Reino Unido tiene en ultramar”, entre los cuales para ellos se encuentran las Malvinas.

Lo hizo con motivo del anuncio de que 271.000 kilómetros cuadrados de territorio antártico fueron bautizados como la “Tierra de la Reina Isabel” como un regalo en honor a los 60 años de la soberana en el trono, área que también asumen como propias Chile y Argentina.

La zona en disputa, que hasta el momento no tenía nombre, aparece ahora como “Tierra de la Reina Isabel” en todos las cartografías británicas y de los países europeos. “Es un gran honor asociar de forma permanente a la Antártica con su Majestad y de esta forma reconocer el compromiso que el Reino Unido tiene con este territorio”, explicó el Foreign Office.

Fracaso

En más de un siglo y medio desde que Inglaterra usurpó las Malvinas, la Argentina sólo puede exhibir una serie de fracasos en su intento de retrotraer la situación a febrero de 1833, cuando ejercía la plena soberanía heredada de España.

A 35 años del fin de la guerra, es decir de una rotunda derrota argentina en todos los campos, la única salida que se presenta a la propia impotencia y a la encrucijada de la constante frustración pasa, ineludiblemente, por la construcción de un dialogo directo, firme, sin ambigüedades con británicos e isleños, al que pueden aportar otros actores internacionales.

Abordar una nueva relación que amalgame confianza abrirá caminos  hacia un futuro acuerdo que necesariamente contemple sesiones y satisfacciones mutuas. O como define el historiador Luis Alberto Romero: “no debemos conquistar su territorio sino a su pueblo, sus corazones y su razón”.
Es desbloquear la tensión con un diálogo franco y sin que ello implique debilidades identitarias. La intransigencia unilateral impuesta por el kirchnerismo por más de una década, que fue absolutamente funcional a los intereses de Gran Bretaña ya que congeló su posición favorable de fuerza por aquello de “ellos no quieren hablar”.

La actual iniciativa del gobierno argentino, que debería ser complementada con una generosa y amplia convocatoria interna para consensuar una política de largo plazo, saca al país de una actitud infantil defensiva y victimizante, instando ahora a Gran Bretaña a exponer su real interés ante la opinión pública mundial. Se empieza así a hablar de muchas nuevas cosas y reaparece, al menos en la formalidad simbólica, la palabra soberanía.

Sin embargo, el comienzo de un nuevo diálogo político entre los gobiernos no alcanza pero sí reconoce lo que venía sucediendo desde hace muchos años en la base social. Hoy los ex combatientes de ambos países se reconocen, se admiran, comparten recuerdos, duelos, experiencias y amistades.
Con la voluntad de las dos partes se acordó construir un cementerio con los restos de nuestros combatientes cuyos familiares viajan libremente a las islas para homenajearlos. La Cruz Roja garantiza el proceso de identificación de restos de soldados argentinos; y se avanza con información argentina en el retiro de las miles de minas diseminadas en todo el territorio. Competencias deportivas unen a isleños y argentinos.

Alumnos del continente viajan para conocer las islas; y contingentes de turistas son recibidos como un hecho natural. Investigadores y periodistas producen en los mismos lugares de la guerra toda clase de documentos testimoniales. Es decir, el diálogo está siendo cincelado por la gente y los mismos protagonistas del conflicto bélico. Un proceso humano que en el fondo tiende a cerrar un pasado doloroso para todos a partir de la convicción de que nadie quiere más una guerra.

Hay un elemento exógeno nuevo que inesperadamente beneficia a la Argentina. Gran parte del sustento de los derechos de los isleños era su condición de nacidos y criados en las islas y por varias generaciones. Pero ese argumento fue perdiendo fuerza con los años. Desde 1985, Gran Bretaña condujo una campaña para atraer y radicar inmigrantes en las islas.

Hoy una porción importante de sus mil habitantes son de otros lugares. Llegaron de países como República Checa, Inglaterra, Irlanda, Alemania, África, Australia, y Nueva Zelanda, entre otros. Todos conservan su propia nacionalidad y logran sus residencias por ser europeos o integrantes de la Commonwealth británica. Además, hay que sumar la inmigración latinoamericana principalmente de Chile y Perú.

En las islas viven alrededor de 1.000 militares retirados que se jubilaron y que se quedan allí por los beneficios sociales que obtienen. Asimismo, existe una enorme base militar que es, de hecho, el principal empleador de los isleños y los residentes extranjeros. Todos los años, las islas atraen a 1.500 soldados que rotan, gastan sus ingresos en alquileres de casas, coches, comidas y turismo.

Junto a los parientes que los visitan constituyen el llamado turismo militar para el cual se usa la base como estructura logística. Entonces, ¿son los mismos derechos históricos que tenían los isleños de la época de la guerra que los actuales que no la vivieron y, además, provienen de otros países? En un futuro, ¿los actuales habitantes querrán ser argentinos y dejar de ser ciudadanos de sus naciones? 

Como se ve, el conflicto por las Malvinas también quedó impregnado por el problema de la inmigración mundial.

Fronteras

El mundo no es el mismo de antes. Como consecuencia del Brexit, Gran Bretaña dejará la comunidad europea en dos años y perderá apoyo político del bloque al aislarse de su continente. Cerca del 70% de la actividad económica de los isleños depende de los accesos al mercado europeo.

El nuevo poder de los Estados Unidos de Donald Trump está poniendo a prueba el statu quo de contención y seguridad internacional. Las instituciones surgidas al fin de la Segunda Guerra Mundial y sus burocracias viven en crisis y han sido superadas por la velocidad de los nuevos acontecimientos.

En política internacional nada es estático como tampoco permanente. El mundo está con una crisis sistémica y en un proceso de transición hacia una nueva organización con otros jugadores y, por lo tanto, una ampliación de espacios de decisión que renueva pujas y tensiones. Con este fenomenal escenario en movimiento, de poco y nada sirven las estrategias que adoptó la Argentina, propias del siglo pasado, para con las Malvinas. Hoy, las relaciones personales son determinantes.

El sujeto toma centralidad, un protagonismo quizá desmedido, en los acontecimientos locales y mundiales, y se instala como un factor decisorio de nuevos liderazgo que prescinden de visiones dogmáticas; son pragmáticos y por eso crecen por fuera de las viejas estructuras políticas conservadoras que los promueven e intentan contener. Un buen ejemplo de ello es la llegada al poder francés de Emmanuele Macron.

Este es el actual escenario internacional sobre el cual la Argentina debe repensar una nueva estrategia de su ubicación mundial y que contemple el tema Malvinas. Por fuera de los laberintos de la burocracia diplomática racionalista se desarrolla una diplomacia humana, de contacto directo, marcada más por vínculos de confianzas personales que por ideologías y prejuicios que ponen límites.

Y en esta dimensión ahora se igualan tanto la influencia del funcionario de un gobierno como la del isleño y de la multitud de individualidades que conforman los nuevos movimientos sociales y una opinión pública que elimina anonimatos y al mismo tiempo presiona a los poderes a escala planetaria con las redes sociales.

Son evidentes los límites de la lógica de la política tradicional para resolver conflictos irresueltos por década o centurias.

Se abre paso la construcción de acuerdos sociales locales y mundiales con los involucrados directamente en cada crisis. En definitiva, el camino hacia una solución al complejo problema de Malvinas es un montaje de conjunto, horizontal, desprovisto de manipulaciones políticas, que permita llegar a acuerdos duraderos en el tiempo basados en la aceptación del otro y también de concesiones mutuas. Porque, en última instancia, las guerras suelen instigarse casi siempre por intereses inconfesables del poder, pero alcanzar una paz justa y permanente desde la verdad histórica sólo es posible de lograr con legitimidad cuando ese proceso lo protagonizan las víctimas.

*Periodista y escritor. Magíster en Relaciones Internacionales (FLACSO) y miembro del Club Político Argentino.

sábado, 17 de junio de 2017

El porvenir argentino y las futuras plantas nucleares

Editorial del diario La Nación
Cuando el mundo desarrollado abandona por peligrosa la energía atómica, la Argentina construirá dos centrales en virtud de los acuerdos con China
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Entre los acuerdos firmados en el reciente viaje del Presidente a China se destaca el de la construcción de dos centrales nucleares: Atucha III, junto al río Paraná, en Zárate, y otra central que se instalará en Río Negro. El compromiso provenía del gobierno anterior junto a las polémicas represas sobre el río Santa Cruz. Ambas infraestructuras revelan una nula racionalidad económica y energética y son el resultado de decisiones del Poder Ejecutivo de la década anterior que no han sido social ni institucionalmente consensuadas.

La energía nuclear es difícil de justificar para la Argentina. Es riesgosa, es vulnerable a cualquier atentado terrorista, sus residuos radiactivos persisten por miles de años y es cara. Al mismo tiempo, nuestro país posee mucho gas, con un gran potencial en Vaca Muerta, y excelentes condiciones para el desarrollo de energías renovables. Cabe preguntarse entonces por el sentido de invertir en tecnologías que el mundo está abandonando: Alemania apagará todas sus centrales antes de 2022; Suiza las desactivará una vez cumplida su vida útil, e Italia ha decidido no avanzar en el desarrollo de esta tecnología luego de que un 95 por ciento de los italianos que participaron de un referéndum votaron en contra de la energía nuclear. Incluso Francia, país donde la energía nuclear representa más del 75 por ciento de la matriz eléctrica, ha propuesto diversificar la producción de electricidad y reducir al 50 por ciento el peso de la energía nuclear para 2025. 

La Argentina va por el camino inverso. Parece ignorar que no hay energía nuclear sin riesgo. Riesgo porque implica guardar por miles de años los residuos radiactivos que genera. Riesgo ante un posible atentado, que no es una posibilidad disparatada, y menos para un país que los ha sufrido y no ha podido siquiera avanzar en la investigación de los hechos. Nos guste o no, la energía nuclear aumenta el peligro en nuestra sociedad y se trata de un riesgo no solo para las personas y su salud, sino para la naturaleza.

Resultado de imagen para futuras plantas nuclearesEn los últimos siete años las energías renovables no convencionales eólica y solar fotovoltaica han tenido un crecimiento promedio del 20 por ciento. Desde 2015, la capacidad instalada global de energía eólica superó a la de la nuclear y en breve lo hará también la energía solar.

Es cierto que la intermitencia de las energías renovables es una de sus debilidades, pero con una generación distribuida y descentralizada, el avance tecnológico en almacenamiento y la caída de los costos de las energías renovables no convencionales nos lleva a preguntarnos acerca de la pertinencia de invertir en energía nuclear. El costo de instalación de una central nuclear es, aproximadamente, cuatro veces más caro que el de la eólica. Sin embargo, su capacidad de generación es apenas el doble, y a esto hay que sumarle todo el costo de operación y mantenimiento, el costo del combustible nuclear, la custodia por miles de años de los residuos radiactivos y los impactos de la minería del uranio, que no están contemplados dentro del precio del combustible que utilizan.

Uno de los desvelos del Ministerio de Energía y Minería es el autoabastecimiento energético, pero no es posible confundir el precio del desarrollo con el desarrollo a cualquier precio. Instalar centrales nucleares en la Argentina tiene como única justificación posible la búsqueda de inversiones a cualquier costo. Se trata de una tecnología que ya es antigua y lo será aún más cuando las plantas hayan sido finalizadas.

Es cierto que la instalación de estas centrales se encontraba acordada, sin transparencia alguna ni información pública, por el gobierno saliente con el apoyo del sector nuclear argentino. Pero en una sociedad democrática no resulta aceptable la imposición sin consenso social de infraestructuras capaces de amenazar el entorno y la vida humana. Frente a la aceptación resignada de los acuerdos con China por parte del gobierno actual, parecería que la sociedad no cuenta con medios institucionales para evitar negocios realizados con un altísimo grado de corrupción, a puertas cerradas. Es indudable que, para un país como China, resulta indiferente el control que puedan ejercer las instituciones republicanas. La decisión de construir centrales nucleares debe insertarse en un plan que defina la matriz energética del país, con audiencias públicas, aprobado por el Parlamento.

Desde su reforma en 1994, la Constitución Nacional cuenta con la posibilidad de llamar a una consulta popular que puede ser convocada por el propio Congreso o el Poder Ejecutivo Nacional. Mediante esta modalidad, es posible realizar una consulta sobre una determinada ley o política, o bien sobre cuestiones de Estado excepcionales.

Definir la matriz energética que tendrán las próximas generaciones es, sin duda, una causa lo suficientemente trascendente como para hacer ese ejercicio cívico. En particular cuando se trata de decidir la instalación de industrias que poseen la capacidad de amenazar el entorno y la vida humana. No es que no haya medios institucionales para evitarlo. Solamente hay que utilizarlos. Se necesita generar un debate transparente para evitar errores que no tendrán remedio.

Existen alternativas más limpias, baratas y seguras. Las industrias solar y eólica están creando empleos 12 veces más rápido que otras. Es natural que la sociedad se plantee si tiene sentido seguir adelante con la construcción de centrales nucleares o resulta más adecuado utilizar otras modalidades para generar energía sin riesgos.

El rol del Gobierno debe ser representar y defender el interés público y brindar transparencia. Mas allá del hecho de que los acuerdos hayan sido iniciados por el gobierno anterior, sólo el consenso público podría decidir si el proyecto de construir centrales nucleares posee, más allá de las justificaciones y el interés del sector nuclear argentino, un valor ético. Por ahora, se trata de la imposición de un alto riesgo y un costo innecesario para nuestra sociedad. Sin dudas, éste no es el cambio prometido.

domingo, 11 de junio de 2017

Mauricio Macri, entre la impericia y la alta confianza externa

Adrián EscandarPor Silvia Mercado - Infobae.com - smercado @ infobae.com

Si el Gobierno hubiera aceptado armar una "Conadep de la corrupción" tal vez ya habría condenados. La incapacidad en materia jurídica contrasta con el posicionamiento que ahora tiene Argentina en el exterior. El G20 un desafío para la seguridad y la logística

Mauricio Macri, su esposa Juliana Awada y Antonia, la hija de ambos, salieron de la gala de reapertura del Teatro San Martín, donde disfrutaron algunos cuadros de danza contemporánea y el increíble grupo de titiriteros del elenco estable, y en lugar de irse a cenar a Olivos, decidieron comer en La Stampa, el tradicional restaurante manejado por el napolitano Felice Ambrosio, de la Recova de Posadas. Al llegar, fueron aplaudidos, pero hubo coincidencia en dejarlos comer tranquilos. Aunque mientras la niña conocía la gran cocina y el chef la instruía acerca de cómo poner los ingredientes sobre la pizza que pidió su padre, dos personas se acercaron a la mesa presidencial con un pedido específico: "Mauricio, si no puede poner presa a Cristina, lo que entendemos, porque se trata de una República, por lo menos haga algo para que devuelva la plata que se robó y le llegue a los que la necesitan".

No es la primera vez que a Macri le reclaman algo del estilo en la calle, pero una persona que suele colaborar en asuntos jurídicos vinculados a la gestión cree que al Presidente "algo le hizo click últimamente, porque antes no le interesaban los temas de corrupción del kirchnerismo y ahora los sigue con una obsesividad que no se le conocía en la materia, como antes lo hacía con ciertas obras de infraestructura, es decir, con temas más afines a su personalidad".

Esa es la única explicación que le ofreció el Gobierno a Infobae para comprender la sobreactuación de importantes funcionarios en cuestiones sobre las que hace pocas semanas se declaraban ajenos. En pocos días, los voceros oficiales en la materia pasaron de decir que se trataba de un tema de la justicia, a viajar a los Estados Unidos en la búsqueda de pruebas de la corrupción. Y de pedir que la empresa Odebrecht deje el país porque consiguió contratos con coimas, a realizar una nueva oferta de acuerdo de delación, ahora bajo una nueva legislación que el Ejecutivo enviaría al Congreso que -de aprobarse- permitiría que la Procuración General del Tesoro pueda dar una solución administrativa (no penal) a la empresa arrepentida, a cambio de la información precisa de coimas y coimeados.

Recién ahora el Gobierno empieza a ensayar un camino razonable para salir de la compleja situación en la que había caído por el caso Odebrecht, una empresa que estaba dispuesta a hablar, y un sistema judicial no dispuesto a escuchar, con Alejandra Gils Carbó, la jefa de los fiscales, a la cabeza de la fábrica de humo, para tapar la red de corrupción que hubo durante los años K.

En el medio, el Gobierno hizo papelones históricos. Desde instalar que el ministro de Justicia, Germán Garavano, iba a los Estados Unidos a traer información sobre la delación de Odebrecht, hasta hacer trascender los nombres de Julio De Vido, Ricardo Jaime y José López están en la lista de coimeados.

Ahora Garavano dice que ese viaje estaba planificado -para otros asuntos- con anticipación y que, lejos de traer información, lo que hizo fue obtener cooperación de su par norteamericano para firmar un acuerdo entre ambos países, y que esos documentos lleguen a la justicia.

Acerca de los nombres de De Vido, Jaime y López todavía no mostró ningún papel, y tampoco tendría cómo mostrarlo. Mal que le pese, no es tarea del Gobierno. Parece evidente que esos nombres están implicados. ¿Quién sino? Pero que fuentes oficiales los hagan trascender, tiene más que ver con la ansiedad del Presidente que con información fehaciente.

Como en otras áreas, la impericia que exhibe el Gobierno en las investigaciones en torno a la corrupción es notable. Siempre arranca equivocándose, dando manotazos sin ton ni son, corriendo para cualquier lado. Ya es tiempo de saber que, cuando un funcionario corre, es porque Macri está muy enojado. Lo usual, entonces, es que haya funcionarios que se choquen y nadie entienda mucho nada. Finalmente, Odebrecht desnuda la impotencia del Estado argentino para acceder a la verdad, condenarla y evitar que vuelva a repetirse.

Tal vez el Gobierno esté pagando una falencia de origen, su negativa a organizar una "Conadep de la corrupción", una comisión con amplias facultades para investigar los casos y ofrecer los resultados a una cámara penal, es decir, un proceso que en poco tiempo de respuestas a una población demandante de justicia. Cuando arrancó la gestión, Macri creyó no era una prioridad y solo se abocó a sacar a la jefa de las investigaciones, Gils Carbó, del Ministerio Público Fiscal. Al no poder hacerlo, todo impulso investigativo queda trunco y las complicidades de los años K que derraman sobre la justicia federal hacen imposible dar el salto de calidad institucional que requiere el proceso de cambio iniciado el 10 de diciembre de 2015.

Ese desinterés original es lo que llevó a que los únicos sospechados parecen ser el actual jefe de la AFI, Gustavo Arribas, que recibió transferencias de un cambista brasileño, todavía no se sabe en base a qué concepto, y el primo hermano del Presidente, Angelo Calcaterra, por entonces dueño de  IECSA, una de las cuatro empresas que están haciendo el soterramiento del Ferrocarril Sarmiento (las otras son Odebrecht, Ghella y Comsa, todas allanadas la semana pasada). Por cierto, un despropósito si se tiene en cuenta la nula decisión que tenía el por entonces jefe de Gobierno en las decisiones K.

Para colmo, ahora se recordó un aporte de campaña de Odebrecht al PRO, una información que -por cierto- era pública, y que la multinacional brasileña hizo a otros partidos políticos, incluso a algunos ubicados en la centroizquierda e insospechados de vínculos con la corrupción.

La inoperancia del Gobierno en la panoplia jurídica contrasta con sus éxitos en el posicionamiento externo, la confianza que genera Macri por la convicción con la que está llevando adelante la salida del populismo. Se le puede criticar muchas cosas, pero el Presidente es reconocido como un ejemplo a imitar, un líder indiscutido en momentos donde los pilares democráticos, pacíficos y multilaterales son puestos en tela de juicio en algunas de las principales capitales del mundo.

Es lo que se vio con la visita de la canciller alemana Angela Merkel que, previsora como es, vino al país a exhibir su respaldo a Macri y a acelerar la transición hacia la presidencia argentina del G-20, ya que en los próximos meses ella y su equipo estarán abocados en su campaña por la tercera reelección.

En la vorágine de los primeros meses del Gobierno, no se destacó lo suficiente el logro alcanzado para que en el 2018 nuestro país sea el anfitrión del grupo que nuclea a las 19 mayores economías mundiales y la Unión Europea, que en conjunto representan el 85 por ciento del PBI del mundo y dos tercios de la población. Argentina -que fue incluida al inicio de la conformación del Grupo, en 1999- casi es expulsada durante los años K por sus vínculos sospechosos con Irán y el lado oscuro del globo.

En la cumbre de Sherpas del G20 que en junio de 2016 se hizo en Xiamen, China, el por entonces vicecanciller Carlos Foradori torció una decisión que ya estaba virtualmente tomada, que sea la India el país anfitrión en el 2018, para la cual ya había hecho consultas y había consenso. Las instrucciones que Foradori llevó desde Buenos Aires es que debía traer la próxima cumbre para Buenos Aires. No le debe haber resultado fácil desplazar a un país comercialmente importante, con 1200 millones de habitantes y un gobierno que goza del respaldo del concierto internacional, el encabezado por Narenda Modi. Sin embargo, primero con el enfático respaldo de Brasil y México, los otros dos socios regionales del G20, e inmediatamente después de Canadá, Sudáfrica y Alemania, hubo consenso sobre la Argentina, que fue elegida por aclamación.

Ahora nuestro país tiene enormes desafíos para llevar adelante la reunión de jefes de Estado del G20 que se realizará en Buenos Aires en noviembre del 2018. Está exigido a asegurar estándares internacionales en materia de seguridad de jefes de Estado para los que todavía está muy lejos. Y resolver problemas logísticos severos. Por ejemplo, lo usual es que -por cuestiones de seguridad- cada delegación tome íntegro un hotel de 5 estrellas. No hay en Buenos Aires más de 15. Por otro lado, ¿dónde se hará el encuentro? El CCK es un lugar muy apropiado, pero demasiado céntrico. ¿Puede una ciudad como ésta cerrar el centro durante cuatro días, los dos que dura la cumbre y el día previo y posterior?

Parecen asuntos menores que, en definitiva, muestran el aislamiento que vivió nuestro país desde el 2001 hasta el 2015, cuando las exigencias en materia de seguridad y protocolo se agudizaron en forma drástica y nosotros ni nos enteramos, porque casi no recibimos visitas internacionales.

Ahora estamos en el extremo opuesto. Un país donde todo está por hacerse, desde la infraestructura en rutas hasta los servicios de conectividad y energía de calidad. Del otro lado, una confianza externa que nos empuja a mejorarnos rápidamente cuando un tercio de la sociedad todavía es pobre y el Estado no tiene capacidad de brindar un piso de salud, seguridad, justicia a la mayoría de los habitantes.

Como le dijo una importante funcionaria a miembros de su equipo agobiados por la tarea que tienen que emprender: "no se quejen y háganse cargo, es el país que les tocó gobernar".

Gobernar sin complejos

Resultado de imagen para Gobernar con complejosEditorial del diario La Nación
El liderazgo para superar la grave situación heredada no se construye sobre actitudes acomplejadas ni falsas mimetizaciones ideológicas.

La práctica de la política en democracia se enfrenta a un dilema: o bien decir y hacer lo que beneficie al país y al conjunto social, o bien dejar eso de lado y actuar según lo que convenga electoralmente para obtener votos y lograr el poder o mantenerse en él. No existiría tal dilema si la mayoría de los ciudadanos supiera y coincidiera en cuáles son las políticas correctas para los objetivos comunes. Entonces, los dirigentes no tendrían razones para hacer populismo ni demagogia. 

Pero las sociedades no siempre tienen esa cualidad. Hay una muy extendida incomprensión de los fenómenos económicos y predomina una interpretación muy simplificada y generalmente de tipo conspirativo. Para la mayoría de nuestros ciudadanos los problemas son causados por personas con poder económico, ambiciosas y egoístas. Ni a la inflación ni al estancamiento económico se los entiende como consecuencia de políticas inadecuadas. Suele adjudicarse la culpa al "capital concentrado interno y externo" o a los "formadores de precios". Estas visiones simplistas deben ser modificadas mediante la educación y la docencia de los líderes de la política y la cultura. El populismo hace justamente lo contrario. Exacerba esos sentimientos para lograr apoyo y poder.

Este dilema tiene relación con la preferencia de los gobernantes de favorecer el corto plazo y no un horizonte más prolongado. Por ejemplo, alentar el consumo y de esa forma desalentar el ahorro, lo que permite lograr apoyos de quienes votan hoy, aunque se perjudique a las generaciones futuras.

Otro rasgo distintivo de las sociedades actuales es la artificiosa apropiación de las virtudes morales por parte de las izquierdas. Si se es de derecha o si se expresa preferencia por el respeto de los derechos individuales, la propiedad y la libertad económica y política, entonces se deberá demostrar que a pesar de ello uno es honesto. Mientras tanto, se presumirá lo contrario. Declararse "progresista" protege contra esas presunciones. Adoptar una línea francamente izquierdista puede llegar a inmunizar a quienes delinquen a ojos vistas. Se le adjudica a Néstor Kirchner la frase "la izquierda te da fueros".

Estas consideraciones vienen al caso cuando se analizan actitudes políticas, incluso las de Pro y de Cambiemos. No se trata de populismo, pero sí de procederes que muestran una suerte de autocensura originada en el complejo de no parecer un gobierno de derecha o, en algunas ocasiones, elitista. Veamos algunos casos. Cuando la Corte Suprema de Justicia de la Nación convalidó la aplicación de la ley del "dos por uno" en el caso Muiña, el gobierno nacional, a través del secretario de Derechos Humanos, declaró que el fallo se aceptaba y que correspondía respetar a un poder independiente. En sólo un rato distintos sectores encabezados por movimientos de izquierda reaccionaron contra aquella sentencia. El oficialismo rápidamente se desplazó hacia una posición fuertemente crítica del fallo y el Gobierno acompañó a la oposición en la sanción en 24 horas de una ley interpretativa que, pese a ser aprobada casi por unanimidad, no dejaba de resultar antijurídica. El temor o complejo del Gobierno a ser categorizado como de derecha movió el cambio observado.

Otro caso similar fue el dictado de la ley de emergencia social. Ya había logrado la sanción del Senado un proyecto que otorgaba un subsidio de 100.000 millones de pesos a las organizaciones de la "economía popular". Un eufemismo para designar los movimientos piqueteros. El Gobierno entendió que esto era imposible. Pero en lugar de utilizar el mecanismo del veto presidencial, Cambiemos negoció una reducción del monto y sus representantes votaron a favor de la ley con discursos aprobatorios. Otra vez estuvo presente el complejo de ser considerado un gobierno de derecha. Una situación similar se presentó con la expropiación de la quebrada empresa gráfica Donnelley, para ser entregada a una cooperativa formada por sus trabajadores. La Cámara de Diputados bonaerense votó por unanimidad la ley que lo dispuso. Con el dinero de los ya agotados contribuyentes se puede hacer favores políticos y repetir experiencias cuyos resultados no son buenos ni para aquellos aparentemente favorecidos. Todos lo sabían al votar, incluso los legisladores del oficialismo.

Este mismo complejo explica la sanción de otra ley provincial de Buenos Aires que atenta contra la libertad de expresión al obligar en ámbitos oficiales a usar la cifra de 30.000 desaparecidos y desconocer la verdad histórica. También en este caso no hay otra explicación que el temor a ser encasillado en la derecha. Este mismo motivo explica la demora en atacar el gigantismo del gasto público mientras la deuda pública crece rápidamente.

En un momento de su gestión como jefe de gobierno de la ciudad, Mauricio Macri transmitió a sus funcionarios la consigna de sacarse la corbata. Desde entonces, y esto continuó en el gobierno nacional, se los ve en sus funciones oficiales con traje, pero sin corbata. Observar este hecho no debe considerarse una futilidad. Es la percepción de un intento equivocado de evitar ser considerado elitista o, tal vez, de construir algún puente con sectores populares o juveniles, sin darse cuenta de que éstos son los primeros en advertir la falta de autenticidad.

El país reclama y necesita el éxito de este gobierno. La situación heredada era y es de extrema gravedad económica y de deterioro institucional. Mucho se ha hecho para recobrar el prestigio perdido durante el kirchnerismo, pero mucho falta por hacer para superar los riesgos de una nueva crisis de deuda y para generar incentivos a la inversión. El liderazgo que lo permita no se construirá con actitudes acomplejadas ni mimetizaciones ideológicas o costumbristas carentes de autenticidad.

¿Será porque su mayor figura política posee esos complejos?...

domingo, 4 de junio de 2017

El desfile militar, un ritual estatal universal que solo encuentra resistencia en las redes

Por Rosendo Fraga - Infobae.com
Más allá de la infundada controversia, la gran mayoría de la población percibe la fiesta patria y el desfile militar como un gesto de unidad nacional, no una manera de exaltar conflictos del pasado.
Militares desfilan en homenaje a la Revolución de Mayo
Militares desfilan en homenaje a la Revolución de Mayo.

Los desfiles militares no son una costumbre exclusiva de los regimenes de facto ni de los gobiernos que buscan exaltar el nacionalismo. El desfile militar como conmemoración o celebración de un Estado tiene su inicio en la antigüedad clásica. No sólo sucedía en Grecia sino también en los imperios de Asia como el persa y el chino. En el Imperio Romano, el desfile de las legiones, tanto tras campañas victoriosas como en actos conmemorativos, jugó un rol relevante en la construcción de la cultura estatal.

Esta costumbre cultural, que también puede ser denominado rito estatal, se mantuvo en la era cristiana y se transformó en un símbolo en los Estados nación, aprovechandose las fiestas nacionales para realizar el desfile militar.

En la Francia del siglo XXI el desfile militar a través de los Campos Eliseos el 14 de julio es un rito estatal permanente que se mantiene con las mismas características y que no modificó -en ninguno de sus detalles- ninguno de los gobiernos, ni los socialistas ni los conservadores. En el Reino Unido sucede otro tanto con la "parada militar" que se realiza el primer sábado de junio para celebrar el cumpleaños de la Reina. En España tiene lugar con el desfile militar del día nacional que es el 12 de octubre, fecha del descubrimiento América.

Pero se trata de un rito vinculado también a los valores patrióticos que se realiza también fuera de Occidente. Rusia, China e India, hacen grandes desfiles militares de decenas de miles de hombres en sus respectivas fechas nacionales, más allá de ser regimenes políticos con ideologías diferentes.

En América Latina es un rito conmemorativo de la Independencia desde el siglo XIX. Se destacan los que tienen lugar todos los años en Santiago de Chile, Brasilia, Bogotá, Caracas y México DF. Ninguno de los cambios políticos que tuvieron lugar en las últimas décadas alteraron en estos países los desfiles de los que participan más de diez mil hombres.

Presidentes que en nuestra región que estuvieron detenidos y fueron torturados durante gobiernos militares nunca dejaron de presidir los desfiles militares. Fue el caso de Rousseff en Brasil o Mujica en Uruguay. Tampoco faltó nunca Bachelet, que además de haber estado exilada su padre murió en prisión en severas condiciones.

Los desfiles militares en todo el mundo en las últimas décadas suelen incorporar delegaciones de Fuerzas Armadas extranjeras, sobre todo de países cercanos o aliados, manifestación de los cambios en las relaciones internacionales que se han dado. Tropas francesas desfilando en Berlín o alemanas en Paris, hoy son símbolo de la superación de cuatro guerras libradas en dos siglos.

En el caso argentino, la incorporación de los veteranos de Malvinas es un gesto que la población acompaña con simpatía y reconocimiento, como ha sucedido tanto en 2016 como en 2017.

Cabe señalar que el Presidente argentino Mauricio Macri no estuvo presente en los dos desfiles realizados en la capital del país para conmemorar el Bicentenario de la Independencia en 2016 y el 207º aniversario de la Revolución de Mayo en 2017. Es algo que debería revisar, dado que hace a su función indelegable como Jefe de Estado y que todos los jefes de Estado asumen. Cabe recordar que, de acuerdo a la Constitución Nacional, es el Comandante en Jefe de las Fuerzas Armadas, conduce las relaciones exteriores y es el Jefe de la Administración.

Respecto a las críticas al desfile en función del rol de las Fuerzas Armadas durante el último gobierno militar, no es algo que se discuta en ningún país de la región, en la cual la mayoría tuvo gobiernos militares y conflictos políticos derivados por violaciones a los derechos humanos, como lo atestiguan los casos mencionados anteriormente.

El mismo Juan Domingo Perón, depuesto por un golpe militar en 1955 y quien fue expulsado de las Fuerzas Armadas privándolo del uso del grado y el uniforme, cuando retorna al país 18 más tarde y vuelve a ser Presidente, asumió en plenitud todo su rol simbólico y efectivo como su Comandante en Jefe.

En su breve presidencia de nueve meses, vistió repetidamente el uniforme de Teniente General, visitó la Base Naval de Puerto Belgrano,- que había jugado un rol relevante en su derrocamiento,- y en el Colegio Militar presidió el acto por el día del Ejército. Lo hizo, aunque incluso muchos de los generales, almirantes y brigadieres que estaban en actividad, como oficiales subalternos, habían tenido un rol activo en su derrocamiento.

En cuanto al desfile militar del pasado 27 de mayo, ninguna fuerza política relevante tomó una posición crítica, ni hubo manifestación social alguna de rechazo durante las horas que duró, así como tampoco la hubo en el posterior festival de bandas, más allá de la polémica que tuvo por ámbito las redes sociales.

Es que más allá de las polémicas sobre el pasado, la gran mayoría de la población percibe la fiesta patria y el desfile militar como un momento y un gesto de unidad nacional antes que una oportunidad de manifestación de los conflictos originados en el pasado.

El autor es analista político. Director del Centro de Estudios Unión para la Nueva Mayoría.

sábado, 3 de junio de 2017

Una muerte que esconde varios enigmas

Resultado de imagen para Una muerte que esconde varios enigmasPor Carlos Pagni - LA NACION
El cadáver del financista Aldo Ducler se está instalando como un nuevo signo de interrogación fúnebre sobre el kirchnerismo y su entramado de negocios. Se agrega al del fiscal Alberto Nisman y al de Raúl Espinosa, el empresario pesquero asesinado en Puerto Madryn, en 2003, como parte de un enredo comercial y una lucha de poder. Ducler se desplomó anteayer, a las 15, en Corrientes y San Martín.

Según el parte médico, murió minutos después de llegar, en ambulancia, al Argerich. Sin embargo, aparecieron algunos detalles inquietantes: a su hijo, Juan Manuel, le informaron que antes del desmayo habría sufrido un intento de robo. Es raro que nadie le sacara el reloj o la billetera. Según los testimonios familiares, durante los últimos tiempos Ducler vivía amenazado.

Todos estos detalles, muy inciertos, cobran densidad a partir de un episodio: el martes pasado, Ducler se había presentado ante la Unidad de Información Financiera (UIF) para aportar información sobre la misteriosa peripecia de los fondos de Santa Cruz, identificando a los beneficiarios de esa maniobra financiera. Ducler, que había sido uno de los colaboradores de Néstor Kirchner en esa operación, dejó un escrito inicialado, en el que prometía identificar a los beneficiarios del presunto negociado. Se proponía demostrar cómo esos fondos habrían sido utilizados para respaldar la adquisición del 25% de YPF por parte de la familia Eskenazi. Su hijo se ofreció ayer, en calidad de testigo protegido, a proveer en la Justicia la información anticipada por su padre.

Los pormenores que este financista ofrecía no eran sólo retrospectivos. El próximo 15, a las 10, en la Cámara de Apelaciones de Nueva York, se discutirá un reclamo multimillonario de Burford Capital LLC contra la República Argentina e YPF, por los supuestos perjuicios de la estatización de esa empresa a los Eskenazi. La familia vendió el reclamo a ese fondo buitre. Pero se reservó el 30% de un eventual resarcimiento si la demanda prosperara. Ducler se atribuía tener la llave de ese pleito. Puede ser. Como Roberto Calvi, el "banquero de Dios", que en 1982 apareció colgado en Londres debajo del puente Blackfriars, Ducler sabía demasiado.

Los legendarios e inasibles fondos de Santa Cruz procedieron de dos operaciones. En 1993 la provincia cobró US$ 654 millones en un acuerdo por regalías petroleras con la Nación. En 1999, cuando YPF fue adquirida por Repsol, vendió su participación en esa petrolera por US$ 1100 millones. Los resúmenes de una cuenta de Morgan Stanley en la que se había depositado una fracción de esos recursos llegaban a la oficina de Ducler. Por eso podría informar, como prometió en varias cartas, los números de cuentas off shore en los que estaban depositados; los banqueros y representantes de la española Petersen Energía, y de la australiana Petersen Energía PTY, las sociedades creadas por los Eskenazi para apropiarse del 25% de YPF; la documentación que probaría cómo los Kirchner presionaron a Repsol para poner ese activo en manos de esa familia, entre muchos otros detalles. Ducler se comprometía a identificar a los ejecutivos del banco Credit Suisse, que otorgó préstamos a sociedades de los Eskenazi, que no calificaban para obtenerlos.

En una de las cartas que entregó al Gobierno, Ducler acosejaba investigar una presunta asociación ilícita entre los Eskenazi, los Kirchner, Alberto Fernández, el ex embajador en España Carlos Bettini, Julio De Vido, Axel Kicillof y Carlos Slim, uno de los financistas de la "argentinización" del 25 por ciento. Las insinuaciones de Ducler sobre funcionarios del Credit Suisse parecen apuntar a Pedro Chomnalez, íntimo amigo de Sebastián Eskenazi, y a Andrea Camp. Habrían sido los responsables de la operación en ese banco. Hoy Chomnalez es director de Telecom Argentina, en representación de Fintech.

Ducler adelantó parte de su denuncia en una entrevista radial, a fin del año pasado. Pero se acercó al Gobierno para colaborar en el juicio que iniciaron los Eskenazi en Nueva York. A cambio, pretendía una recompensa. Si las tesis de Ducler se comprobaran, esa demanda, tercerizada en parte en un fondo buitre, sería el tercer saqueo kirchnerista de YPF. El primero habría sido la captura en cuentas offshore de los fondos obtenidos por su privatización. El segundo, la aplicación de esos mismos fondos para respaldar a los Eskenazi en su adquisición del 25% de la compañía. El tercero estaría en trámite: sería el pleito iniciado en los Estados Unidos.

Después de presentarse en concurso en España, las dos compañías a través de las cuales los Eskenazi ingresaron a YPF vendieron a Burford, en 15 millones de euros, su reclamo contra la compañía y contra el Estado argentino. El acuerdo incluye el derecho de ambas sociedades a recibir el 30% de una eventual sentencia favorable. Se presume que el monto total en discusión rondaría los US$ 3000 millones. El argumento de Burford/Eskenazi es que la estatización violó el estatuto de la petrolera. Sobre todo, el artículo que establece que para adquirir más de un determinado porcentaje del capital social, debe hacerse una oferta por la totalidad. Ese incumplimiento habría impedido a los Eskenazi, alegan ellos, cumplir sus obligaciones con Repsol. Hay que recordar que ellos adquirieron su participación en YPF de un modo insólito: pagándole a Repsol con los dividendos que cobraban en la propia empresa. Cuando anunció la jugada, el catalán Antoni Brufau elogió a Enrique Eskenazi como "experto en mercados regulados".

La defensa argentina fue pobrísima. Como no podía patrocinar al país porque representa los intereses de los Eskenazi, el estudio Cleary Gottlieb recomendó a los abogados de Akerman, un bufete de Miami, en cuya sede neoyorquina trabaja el argentino Martin Domb. La jueza Preska falló contra el Estado e YPF con un argumento principal: los maltratos y amenazas contra los abogados del estudio King & Spalding, patrocinantes de la contraparte, por parte de la procuradora del Tesoro kirchnerista, Angelina Abonna. 

Lo curioso es que, con el ascenso de Mauricio Macri, la Procuración, a cargo de Carlos Balbín, no cambió de estrategia ni de estudio jurídico. Tampoco Eugenio Bruno, el responsable jurídico del Ministerio de Finanzas, en quien Balbín habría descansado. Esas modificaciones se produjeron hace semanas, a raíz de una intervención de Fabián Rodríguez Simón, director y responsable del comité jurídico de YPF. Rodríguez Simón viajó varias veces a Nueva York a estudiar el expediente con el sucesor de Balbín, Bernardo Saravia Frías. ¿Habrá que buscar aquí las razones del reemplazo? Como consecuencia de esas diligencias se acaba de reemplazar a Akerman por el estudio Skadden.

Los abogados de Skadden irán a la audiencia del 15 con un argumento central: sobre la base de la Foreign Sovereing Inmunity Act, una expropiación no puede ser considerada como una transacción comercial. Por lo tanto, ni siquiera tiene sentido el litigio abierto en los tribunales neoyorquinos. La encrucijada es relevante, en la estela de Burford/Eskenazi ha planteado otra demanda el fondo Eton Park. Este segundo caso puede ocasionar algún inconveniente: el representante de Eton es el estudio Garrido, uno de cuyos socios, en uso de licencia, es Eugenio Bruno.

Si el hijo de Ducler documentara que la adquisición de las acciones de YPF por parte de los Eskenazi fue fraudulenta, el conflicto judicial terminaría. Las afirmaciones que dejó por escrito Aldo Ducler son bastante verosímiles. Los Eskenazi han tenido con los Kirchner un vínculo tan estrecho como oscuro. Por ejemplo, cuando el juez Norberto Oyarbide lo "investigó" por enriquecimiento ilícito, el matrimonio justificó parte de su fortuna en que el Banco de Santa Cruz, perteneciente a esa familia, remuneraba sus ahorros a tasas exorbitantes. A ningún fiscal se le ocurrió indagar en ese privilegio.

Resultado de imagen para politicos + estafadores Una muerte + delincuenciaEl provincial fue el principal punto de contacto de los Eskenazi con el kirchnerismo, sobre todo con Francisco Larcher, quien, antes de comandar la ex SIDE para Kirchner, fue director de esa entidad en representación de la provincia. Enemistados con Cristina Kirchner, los Eskenazi y Larcher migraron hacia Sergio Massa. La conexión explica la cercanía de Sebastián Eskenazi con los servicios de Inteligencia, gracias a la cual se habría beneficiado con algunas prestaciones del tenebroso Antonio Stiuso. Estos vínculos se mantendrían hasta ahora y son de una opacidad inconveniente. Sobre todo, después la muerte de un financista que sabía demasiado.

Me parece que a este nivel de latrocinio "mas que estafadores, deberían ser  considerados a los implicados traidores a la patria" debido al perjuicio y daño -terrorismo económico - que sometieron a la Argentina.

sábado, 27 de mayo de 2017

Las Fuerzas Armadas y la movilización del potencial nacional

Resultado de imagen para Si vis pacem para bellumPor Emilio Luis Magnaghi - El Ciudadano (Mendoza).
Sin duda alguna, la guerra en su carácter de actividad social compleja moviliza todas las fuerzas de los pueblos que deben enfrentarla. Amantes como nos reconocemos de la paz, no podemos reconocer la validez del viejo dicho latino “Si vis pacem para bellum”. 

Pero la guerra es también un fenómeno en constante evolución. Lejos han quedado los días en que las naciones se enfrentaban por años sobre campos yermos tras largos períodos de preparación y movilización. Hoy, las crisis y los conflictos han reemplazado a las largas campañas y ninguna fuerza armada del mundo pretende ser efectiva si en cuestión de horas no se encuentra en el lugar y en el momento decisivo para conjurarla. 

Esto ha llevado a que las pesadas Fuerzas Armadas del pasado se hayan convertido en las ligeras fuerzas expedicionarias de hoy. En forma paralela se han reducido los preparativos en tiempos de paz necesarios, no sólo para emplear esas fuerzas con el mínimo de los preavisos, también para sostenerlas sobre el terreno.

Resultado de imagen para Las Fuerzas Armadas y la movilización del potencial nacionalPor otro lado, la masa de los países de nuestra región sudamericana coincide en que los principales problemas actuales en materia de defensa y de seguridad no provienen de ataques militares externos, sino de nuevos y complejos fenómenos, como el crimen organizado y sus subsidiarias de narcotráfico, el tráfico de personas y el contrabando.

Todas ellas actividades de carácter transnacional llevadas a cabo por actores no estatales que son los responsables primarios de la violencia, la inseguridad y desestabilización de las instituciones políticas.

Como si esto fuera poco, el innegable incremento en la intensidad y en la frecuencia de fenómenos meteorológicos extremos por una creciente incidencia del cambio climático y que asolan a las poblaciones civiles, está obligando a un progresivo pero siempre mayor empleo de medios militares de uso dual en la mitigación de estos fenómenos.

Operaciones de amplio espectro
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La combinación de los tres factores mencionados ha obligado a que las Fuerzas Armadas, que quieren mantener el paso de las exigencias de la época que les toca vivir, hayan adoptado el concepto de “operaciones militares de amplio espectro”.

Ya no se trata sólo de hacer a la guerra en un lugar desolado contra una fuerza militar invasora, pues hoy también deben estar en capacidad de llevar ayuda humanitaria a lugares alejados, colaborar con las autoridades civiles en la mitigación de los efectos de desastres naturales y emergencias o conformar una fuerza multinacional en el marco de una operación de paz compleja en un lejano país, pero que afecta a la paz y a la seguridad mundial.
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Pese a la evolución en la concepción de las operaciones, la logística necesaria para mantenerlas y apoyarlas no ha acompañado a esta tendencia. Bajo la premisa de la corta duración de las mismas, se han dejado de lado las tareas vinculadas con la movilización de los componentes del potencial nacional y que eran un lugar común en el pasado.

Sin embargo, es cada día más evidente que su repetida frecuencia, así como del largo alcance necesario para apoyarlas, exige disponer de mecanismos de movilización.

Dos leyes que no se cumplen 

La Ley 23.554/88 de Defensa Nacional, en los artículos 45 y 46 inciso C, estableció que el Consejo de Defensa Nacional debía elevar en un plazo de 365 días un anteproyecto sobre organización territorial y movilización para la defensa, lo cual no se concretó. Así, la Argentina quedó desposeída de un instrumento fundamental que le permitiera organizar sus recursos ante las necesidades emergentes de situaciones de guerra, conflicto o crisis.
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Por su parte, el artículo 4, inciso D de la Ley 24.948/98 de Reestructuración de las Fuerzas Armadas, establece que dicha reestructuración debe asegurar las previsiones políticas, estratégicas, logísticas y de movilización que permitan, ante situaciones de crisis, incrementar en plazos cortos las capacidades operativas de nuestras Fuerzas Armadas.

Como consecuencia de estas omisiones, la República Argentina carece de un instrumento legal que permita la movilización de los componentes de su potencial nacional en caso de guerra, conflicto o crisis, pues la Ley de Movilización Argentina Nº 17.649/1968 fue derogada por la Ley de Defensa Nacional 23.554/88.

Por eso proponemos que se cumpla con la exigencia impuesta por la Ley de Defensa Nacional y que el Ministerio de Defensa dirija y coordine la tarea de formular una política de movilización y elabore un Plan de Movilización Nacional, para el caso de guerra, conflicto y crisis. 
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La evolución de los conflictos, entre ellos la guerra, y la cada vez más frecuente presencia de crisis, obligan a las Fuerzas Armadas y a los organismos vinculados con ellas a una constante adaptación que les permita contar con las capacidades necesarias para enfrentarlos.

Estas capacidades deben incluir, en orden de importancia, a su personal, a su doctrina de empleo y al material con el cual están equipadas. 

Por personal, no sólo entendemos a aquel que integra a estas fuerzas en roles combatientes, sino también, especialmente, a aquel que en su condición de civil forma parte de dichas organizaciones o que, llegado el momento, puede llegar a ser movilizado para integrarlas.

Por doctrina entendemos, especialmente, al marco legal que permita la movilización efectiva de todos los recursos del potencial nacional que pueden llegar a ser empleados en las situaciones mencionadas.

Y por equipamiento entendemos no sólo al material de uso militar, sino a aquel, especialmente de uso dual y que presta utilidad, tanto en situaciones de conflicto bélico como de crisis.
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La efectiva previsión de estos tres factores nos permitirá sortear de la mejor forma posible las exigencias cada vez más complejas que nos plantean las situaciones que impliquen el uso de las Fuerzas Armadas en sus operaciones de amplio espectro. Pues muchas veces serán sólo ellas las que dispongan de los medios y de la cultura organizacional necesarios para enfrentarlas.

Por el Doctor Emilio Luis Magnaghi es Director del Centro de Estudios Estratégicos para la Defensa Nacional Santa Romana. Autor de El momento es ahora y El ABC de la Defensa Nacional.

Fuente: http://www.ciudadanodiario.com.ar/o/2017-5-26-11-43-32-las-fuerzas-armadas-y-la-movilizacion-del-potencial-nacional

viernes, 26 de mayo de 2017

La energía, clave para la integración

Resultado de imagen para agenda energética entre la Argentina y ChilePor Andrés Rebolledo - La Nación
La actual agenda energética entre la Argentina y Chile continúa el camino iniciado en 2016. Apuntamos a una integración profunda entre ambos países para asegurar un abastecimiento seguro y eficiente a ambos lados de la Cordillera y, al mismo tiempo, buscamos estrechar aún más nuestros vínculos económicos.

El balance de 2016 quedará escrito en los anales de la relación bilateral entre ambos países como un hito en esta nueva etapa de integración binacional. En febrero del año pasado se inició la exportación de electricidad de Chile a la Argentina en la norteña línea Andes-Salta. Tres meses después, iniciamos el suministro de gas natural licuado, a razón de 5,5 millones de metros cúbicos al día, materializando así el acuerdo de abastecimiento a la Argentina. Lo hicimos en el Norte, desde Mejillones, con el gasoducto Norandino, y en la zona central, desde Quinteros, a través del gasoducto GasAndes.

Estas iniciativas de tanta importancia para la integración binacional se ven actualmente reforzadas mediante nuevos pasos para profundizar la integración energética. En efecto, anteayer se realizó la Macro Rueda Norte de Comercio e Integración Productiva Argentina-Chile, donde uno de los temas destacados fue precisamente continuar con los compromisos en el ámbito de la energía. En esta oportunidad tuve la satisfacción de visitar la primera línea de interconexión con la Argentina que entró en operación hace ya más de un año. Esta línea es además una puerta de entrada para una futura integración energética con el Mercosur, lo que coincide con una de las prioridades de la política comercial de nuestro país: convertir a Chile en puente entre los países del Atlántico y el Pacífico.

La interconexión con la Argentina no sólo apunta al beneficio bilateral, sino que tiene una dimensión estratégica: avanzar hacia la anhelada integración energética regional. La importancia de esta dimensión se refiere al hecho de que América del Sur es una de las zonas menos interconectadas del planeta y la energía es un motor clave para el desarrollo. En consecuencia, con esta perspectiva en mente buscamos mejorar la seguridad de suministro, lo que adicionalmente robustece y flexibiliza el sistema eléctrico.

Así las cosas, estimamos de gran utilidad haber priorizado en nuestra agenda energética de 2017 la profundización de los compromisos bilaterales con la Argentina. Nuestra política ha recibido el apoyo de la banca multilateral, que está estudiando nuevas alternativas de conexión eléctrica a lo largo de nuestra extensa frontera, entre las cuales se destaca aprovechar el paso fronterizo Aguas Negras para establecer redes eléctricas entre las regiones de Coquimbo y San Juan.

Finalmente, hay que destacar que la integración energética bilateral no sólo se restringe al ámbito eléctrico. El Memorándum de Entendimiento binacional de 2014 contempla, además de las interconexiones de electricidad, actividades de cooperación en eficiencia energética, energías renovables y el desarrollo de los sistemas de intercambio de gas. Sobre esto último estamos conversando un protocolo para establecer el marco regulatorio que nos permita llevar a cabo intercambios físicos también en gas natural.

Ambos países tienen la firme voluntad de fortalecer la integración bilateral, convencidos de que la conjunción de esfuerzos es el camino para mejorar el crecimiento económico y favorecer el progreso social.

Ministro de Energía de Chile

jueves, 18 de mayo de 2017

Las deficiencias argentinas ante el espejo chino

Por Carlos Pagni - LA NACION
La estadía de Mauricio Macri en China es una formidable radiografía para advertir el lugar que ocupa la Argentina en el mundo. Las ventajas y dificultades del país para atraer inversiones. La inflexibilidad de ciertas relaciones exteriores. Y la continuidad de algunos negocios privados, que atraviesan todos los regímenes. También ayuda a comprender aspectos centrales del papel que hoy juegan los chinos en el mundo.


Macri llegó a Pekín dos días antes de que comience su visita oficial, para participar de una gran exhibición de Xi Jinping . El presidente chino encabezó un foro llamado "Una franja, una ruta", en el que exhibió la red de autopistas, puertos, ferrocarriles y usinas que su país está tendiendo alrededor del mundo. Macri compartió esa cumbre con otros 28 jefes de Estado. Estaban también el secretario general de las Naciones Unidas, la directora-gerenta del Fondo Monetario Internacional y el presidente del Banco Mundial. Sobre la mesa, US$ 900.000 millones de bancos estatales a tasas bajas y plazos generosos. Los objetivos son colocar en el exterior los excedentes de ahorro y producción, y garantizar infraestructura a sus proveedores de materias primas. Esta estrategia, que nació en 2013, tiene un aire de familia con la del imperio británico durante el siglo XIX. Y ofrece un contraste llamativo y deliberado. Xi actúa como un líder global de comercio e inversiones cuando el proteccionista Donald Trump enloquece a los mercados y repliega a su país sobre el slogan "America first". Macri disfruta la presentación china, ansioso por inversiones que en el mercado convencional siguen siendo esquivas.

El viaje presidencial no puede ser entendido fuera de este contexto. Tampoco aislado de las relaciones que el kirchnerismo estableció con China. La peregrinación a Pekín ha sido una exhibición llamativa de esa continuidad. Aun cuando el Gobierno pretenda modificarla. La persistencia más obvia es retórica. Los chinos volvieron a consentir que los funcionarios argentinos anuncien inversiones por más de US$ 30.000 millones. Igual que permitieron a Néstor Kirchner, en 2004, fantasear con que su retrato sería colgado entre los de Gardel y San Martín porque conseguiría US$ 20.000 millones. En 2010, su esposa sería recibida en Pekín con el mismo ritual que disfrutó Macri. Le aseguraron US$ 10.000 millones. En aquel momento la relación argentino-china estaba en manos de Franco Macri, quien festejaba que "el país está viviendo una etapa interesante". Ya había transferido su constructora, Iecsa, a su sobrino Angelo Calcaterra.

Lo único tangible de aquellas promesas es la concesión de dos represas santacruceñas. Al cabo de un proceso plagado de irregularidades, el negocio quedó en manos del kirchnerista Gerardo Luis Ferreyra, de Electroingeniería, asociado a la china Gezhouba, y señalado por sobornos en la causa Lava Jato. A pesar de que la oferta más ventajosa había sido la de Lázaro Báez, asociado a Iecsa, de Calcaterra, y a la china Sinohydro. Báez, que ya estaba envuelto en su tormenta, fue obligado a abrir la mano. Igual que el primo del Presidente. Una curiosidad: el nuevo dueño de Iecsa, Marcelo Mindlin, acompañó a Macri en este viaje. Fue socio de Electroingeniería en Transener. El mundo es un pañuelo.

Las centrales Kirchner y Cepernic eran, y tal vez sigan siendo, una quimera. Desproporcionadas para un río cuyo caudal no supera los 790 metros cúbicos por segundo, no están conectadas al sistema nacional. Julio De Vido y el noctámbulo José López no previeron un dictamen de impacto ambiental. Precavidos, los chinos exigieron una cláusula cross default: si no se pagaban estas obras, caerían todos los demás créditos.

Apenas llegó al poder, Macri prometió a los ambientalistas la suspensión de las represas. Pero al poco tiempo comenzó a descubrir algunos límites. Susana Malcorra le hizo notar que no se podía romper con China. Juan José Aranguren confesó que preferiría un contratista distinto de Ferreyra, quien, además de estar acusado por corrupción, jamás realizó una represa. Se ve que ignora su capacidad de aprendizaje: cuando llegaron los Kirchner fabricaba tableros eléctricos; dos años más tarde monopolizaba el transporte de alta tensión. El misterio es por qué ahora no puede pagar las cargas sociales de Radio del Plata, donde se convirtió en radiodifusor.

Aranguren debió bajar los brazos con un argumento piadoso: hasta que no recuperemos el autoabastecimiento energético, todo debe ser considerado. Eso sí, reclamó a los contratistas que ajustaran la dimensión de las represas, lo que significa que tendrán menos turbinas. El problema pasó a Sergio Bergman, quien debió supervisar las condiciones ambientales. En especial después de que, en diciembre, la Corte convalidó una cautelar ecologista. Corolario: ayer Macri debió ser persuasivo frente a Xi. Le explicó que, dadas las exigencias judiciales, su gobierno estaba en condiciones de avanzar dentro de dos meses.

Macri debió bajar la cabeza frente a los chinos y al electrokirchnerista Ferreyra. Tampoco pudo corregir el acuerdo de cooperación firmado por Cristina Kirchner en 2013. Los proyectos que se anunciaron durante la visita se enmarcan en ese convenio: a cambio de financiamiento barato de bancos estatales, las empresas chinas, que también son casi todas del Estado, se adjudican obras sin licitación. Cuando se aprobó, la oposición al kirchnerismo amenazó con revisar ese tratado si llegaba al poder. Otro imposible.

El día en que comenzó la visita de Macri, se publicó la resolución 74-E por la cual el Ministerio de Finanzas aceptó los compromisos que demande el Plan Quinquenal de obras suscripto con China. Incluye 16 iniciativas, entre las cuales hay cuatro centrales hidroeléctricas, para provincias gobernadas por el PJ; un detalle que algunos ven como el germen de una transversalidad poselectoral. También contempla una planta de energía solar en Jujuy, en la que está muy interesado el Presidente. Otra curiosidad: el jujeño Gerardo Morales fue quien, siendo senador, prometió la revisión del tratado en el que se inscribe esta usina. Los chinos exigen, además, realizar el tendido que conecte las dos centrales santacruceñas con el sistema eléctrico. Y anotan a la Argentina con dos centrales nucleares, por U$S 12.500 millones. ¿Cuál sería la tarifa que habría que cobrar para que esa inversión se justifique? Hay expertos que aventuran que sería 5 veces la actual. Son enigmas.

En el paquete de concesiones aparece la rehabilitación de los ferrocarriles de cargas San Martín, Roca, Mitre, Urquiza y Belgrano. La iniciativa más avanzada es la del San Martín. Los funcionarios intentan modificar el régimen contractual heredado de Florencio Randazzo para el Belgrano. Ahora China financiaría 1600 kilómetros, pero sólo se adjudicaría 700. Podrían incorporar hasta 15% de mano de obra de su país. Por lo tanto, deben subcontratar 85% con empresas locales. La clave del negocio está en la tasa: 3,5% con 5 años de gracia. Los precios no deben superar los del mercado local, lo que sería una prerrogativa porque las compañías chinas son muchísimo más productivas.

Por suerte este paquete de concesiones se denomina Plan Quinquenal. Ese homenaje literario tal vez evite que el campo nac&pop levante la bandera de liberación o dependencia. Como si se tratara, por seguir con la comparación británica, de un pacto Roca-Runciman. Es muy probable que China saque provechos extraordinarios si estos proyectos se concretan. Y es muy probable que esos beneficios sean inevitables, como ocurrió con el tratado de 1933. El tránsito que predica Macri hacia una economía en cuyo centro se coloque al inversor privado, también es gradualista. La Argentina tiene costos elevadísimos. Basta observar en estos días Vaca Muerta: el sindicato de petroleros privados se niega a aplicar la flexibilización que convalidó su titular, Guillermo Pereyra.

Macri pretende aliviar la chino-dependencia. Pidió a Xi que envíe turistas a la Argentina para equilibrar la balanza comercial. Y sumó a la comitiva a su empresario favorito: su sucesor en Boca, Daniel Angelici, jefe fáctico de la AFA. Había que preverlo. El Presidente sumó el fútbol a su política exterior. Hizo bien. De lo que llevó para mostrar, es lo más competitivo.
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