Por Mauricio Giambartolomei - LA NACION
Los trabajos iniciales fueron para acondicionar el circuito; en el predio se abrirán calles, habrá locales comerciales, concesionarias y actividades sociales.s
El autódromo Juan y Oscar Gálvez, en proceso de puesta de valor. Foto: Mauro Alfieri
Los motores comenzaron a rugir nuevamente en el autódromo de Buenos Aires después de un largo silencio. La apertura del calendario 2017 del Super TC2000 marcó el regreso de las competencias de primer nivel en pleno proceso de reconstrucción del circuito porteño que apuesta a reubicarlo entre los escenarios más importantes del país. La puesta en valor apunta más allá de lo deportivo: el predio se convertirá en un corredor comercial de automotrices y empresas del rubro con el objetivo de potenciar aún más la zona sur de la ciudad.
El 17 de diciembre de 2014 se corrió la última carrera de Turismo Carretera en el autódromo de los hermanos Juan y Oscar Gálvez. Nadie imaginó, en ese momento, que la categoría más importante y convocante del país pudiera tardar tres años en regresar a Buenos Aires. Este año también se presentarán el Top Race V6, el Turismo Nacional y el TC 2000 tradicional.
La puesta en valor de las 180 hectáreas del complejo deportivo, que cuenta con una capacidad para 60.000 personas, ya comenzó. Los primeros trabajos, los más urgentes para recibir a las categorías, estuvieron ligados a la seguridad de todo el trazado. Consistieron en la colocación de muros de hormigón (se utilizaron los usados en el circuito callejero de Puerto Madero, de la Fórmula E), la repavimentación de la calle de ingreso a boxes, las mejoras de las camas de leca y la creación de nuevas (para contener los autos que se despistan a elevada velocidad), la modificación de los guard-rails y el arreglo de las defensas y los pianos.
En esta instancia, la Secretaría de Deportes prevé la ampliación y la mejora de la torre de monitoreo, el reacondicionamiento de los alambrados perimetrales, la puesta en valor de la estructura de boxes y salones y el ensamble de las contenciones elásticas. Se anuncian también intervenciones en las tribunas y el resto de las instalaciones deportivas distribuidas en 139 hectáreas. Para estas modificaciones se estima una inversión de al menos US$ 3.000.000.
Las siguientes etapas de obras son las más ambiciosas y tienen que ver con la urbanización e integración de 41 hectáreas al ejido urbano. Para el proyecto se tuvieron en cuenta otros autódromos del mundo, como el de Sochi (Rusia), Interlagos (Brasil) y Hermanos Rodríguez (México).
La propuesta debió ser aprobada dos veces en la Legislatura y someterse a una audiencia pública. La ley, que en las tres instancias recibió un amplio consenso, permite la instalación de automotrices, concesionarias de vehículos usados y cero kilómetro, talleres, espacios institucionales, comercios gastronómicos y un museo del automóvil. Las empresas interesadas en sumarse tendrán exenciones en Ingresos Brutos, Sellos y otros impuestos.
En esa parte del predio -una franja paralela a la avenida Roca- se contempla la extensión de siete calles hacia el interior del autódromo (serían José León Suárez, Montiel, Guaminí, Piedra Buena, Cosquín, Cañada de Gómez y Gordillo) y el retiro de las rejas que hoy separan el autódromo de la vía pública.
La intención, en este caso, es que los vecinos puedan utilizar el lugar todos los días sin necesidad de pagar la entrada en una carrera. Habría sectores que sí estarían cerrados, como los boxes, las tribunas y la pista. Estas obras demandarían un presupuesto inicial de US$ 5.000.000.
La propuesta general incluye actividades sociales para integrar a los vecinos de toda la ciudad. Algunas de ellas podrían ser la escuela de pilotos del Automóvil Club Argentino, un semillero de pilotos, la escuela de diseño del automovilismo, una escuela técnica y un centro deportivo de alto rendimiento.
"El proyecto del Gálvez es parte de un plan integral para revitalizar la comuna 8. Queremos que el circuito vuelva a estar al máximo nivel internacional", admitió el vicejefe de gobierno porteño, Diego Santilli. "Además, el desarrollo de un polo automotor permitirá la generación de 13.000 empleos nuevos", planteó.
A diferencia de otros permisos de uso de espacios públicos al sector privado, en el nuevo autódromo no se aplicará la figura de la concesión, sino la de fideicomiso, integrado por el gobierno porteño con participación mayoritaria (51% de las acciones); se podrían sumar todas las entidades ligadas al automovilismo, al igual que las concesionarias de vehículos.
Algunos de los miembros podrían ser la Asociación Argentina de Volantes (AAV), el Automóvil Club Argentino (ACA), la Asociación de Corredores de Turismo Carretera (ACTC), la Federación Argentina de Motociclismo (FAM), la Asociación de Fabricantes de Automotores (Adefa) y la Asociación de Concesionarias de Automotores (Acara), que apoyaron la iniciativa desde que comenzó a gestarse el proyecto en la Legislatura.
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