Por DAVID CAYÓN - Cronista.com
Las cinco obras más importantes que figuran en el Presupuesto se realizarán con capitales asiáticos, que ya comprometieron más de u$s 24.200 millones
China es el principal financista de las obras de infraestructura presupuestadas para 2017
El presidente de la República Popular de China, Xi Jinping, pasó el mes pasado por primera vez por el Foro de Davos y defendió la economía global y criticó el proteccionismo.
El gigante asiático ya dejó de ser el "cuco comunista" de la década del 80 que se percibía como la sombra de la occidente democrática y hoy no sólo que es un jugador de gran peso en el comercio internacional de bienes y servicios, sino que se ha convertido en el banco de crédito para el desarrollo de ese mundo que tanto le temía.
En el caso de la Argentina, la relación que se comenzó a gestar en el gobierno de Néstor Kirchner. En 2004, el gobierno nacional hizo trascender que empresas del Estado chino iban a invertir "u$s 20.000 millones" en el país. La respuesta de la administración asiática fue que ese número "era exagerado".
Trece años después, aquello que parecía una cifra extraordinariamente alta es menor a lo que hoy representa el financiamiento chino en la Argentina.
A tomar sólo las obras de infraestructura previstas en el Presupuesto nacional 2017, se observa que las de mayor tamaño y costo están financiadas por capitales chinos.
La más grande de todas es la construcción del complejo hidroeléctrico en Santa Cruz compuesto por las representas Néstor Kirchner y Jorge Cepernic, ambos ya licitadas y adjudicadas, tienen un costo de u$s 5000 millones que son financiados en su totalidad por bancos chinos.
Las nuevas centrales nucleares Atucha IV y V, que tienen previsto un costo de u$s 12.000 millones, también se acordó que lo financie el país asiático.
Uno de los ejes del gobierno es el Plan Belgrano y su conexión con el noroeste argentino. Acá el gobierno chino aportará u$s 2700 millones para recuperar el ferrocarril Belgrano Cargas.
Después suma obras viales, de parques de energía alternativa y otra centra hidroeléctrica el Tambolar que también van a ser financiados con capitales chinos.
En total, ya hay financiamiento chino por u$s 24.242 millones para las principales obras de infraestructura que el Gobierno planteó para este año. A esto se le suma los u$s 11.000 millones del swap que hoy se contabilizan como parte de las reservas del Banco Central, y u$s 4200 millones del Eximbank de China para financiar operaciones de comercio exterior.
Durante el 2016 el embajador argentino en China, Diego Guelar, anticipaba que "centralmente, si analizamos que dos hidroeléctricas, dos centrales nucleares, y seguramente un 70% de lo que van a ser las licitaciones de energía solar y eólica, son chinas, podemos decir que el modelo energético argentino de los próximos 20 años estará muy ligado a la asociación con China".
Lo que parece ser una "chinodependencia" de la Argentina está dado por la intención del Estado asiático en convertirse en un referente del financiamiento global. No así de inversiones.
El Estado chino, a través de sus bancos y empresas, presta. Esto significa que se tiene que hacer una devolución del capital y que el riesgo, que es lo que conlleva la inversión, es muy bajo para el capital asiático.
Además de ese inconveniente en el uso del lenguaje en donde se mezcla inversión con financiamiento, se está comenzando a ver otras dificultades.
Por el lado político, la creciente presión de parte del Estado chino para que Argentina la reconozca como economía de mercado. Esto se pudo ver en el Foro de Davos en donde los funcionarios argentinos lograron esquivar por ahora una definición al respecto. Otra dificultad está en los plazos de los desembolsos.
Una de las obras de mayor porte es el gasoducto troncal de la provincia de Córdoba. Las obras estimadas en u$s 1800 millones ya estaban licitadas pero, como se demoraron los créditos de los dos bancos chinos que iban a financiar el comienzo de estos trabajos, el gobernador Juan Schiaretti decidió convocar a una nueva licitación por los primeros tramos con el fin de apurar las obras. Sin embargo, para los pasos siguientes, seguirán esperando los fondos chinos.
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