(EL COMERCIO) - El 9 de octubre en Guayaqui. Durante la parada militar por la independencia de la ciudad, boinas rojas del Ejército portaron fusiles derivados del M-16, con lanzagranadas. El fusil está equipado con miras telescópicas, lanzagranadas, sistema láser, lámparas tácticas, iluminadores infrarrojos y miras de visión nocturna. Es el M4 de última tecnología y lo utiliza la Infantería de Estados Unidos, los ejércitos de Colombia, de México y ahora también de Ecuador.
Esta compra es parte del plan que los militares denominan reforzamiento operacional. Para este año, de los USD 1440 millones presupuestados para Defensa Nacional (en el 2011 fueron 1 332 millones), USD 158,8 millones se invertirán en el mejoramiento operativo: guarniciones, helicópteros, radares, modernización de submarinos, etc. Este registro consta en el Presupuesto General del Estado.
El fortalecimiento militar se produce cuando la tarea de los soldados también cambia y ahora tienen la orden del Gobierno de combatir, como prioridad, al crimen organizado transnacional. De hecho, en el informe de gestión 2011 -que hace un mes presentó la Jefatura del Comando Conjunto- se advertía precisamente que para enfrentar a las nuevas amenazas, las FF.AA. tendrían la obligación de preparar al militar y que ello significaba “tener una capacidad de respuesta eficiente para cumplir con su tarea”.
Informes a los que accedió EL COMERCIO señalan que para este año se programó la inversión de USD 3,6 millones en el fortalecimiento de Inteligencia Militar. Fuentes castrenses confirmaron que en el momento agentes encubiertos de este servicio todavía no entran a operar en temas de seguridad interna. Quienes sí lo hacen son los soldados, que en patrullajes móviles controlan armamento. Estas operaciones fueron normadas el 6 de mayo del 2011, con el Decreto 749 y la orden del Gobierno fue que el trabajo lo ejecutaran militares y policías en equipos combinados. Pero la semana pasada, altos oficiales militares confirmaron que eso ya no ocurre en Quito.
Este Diario comprobó aquello el miércoles: 27 soldados del Batallón de Policía Militar 2 de Quito inspeccionaban los autos que circulaban por la av. Mariscal Sucre, en el sector de Chillogallo (sur de Quito). Lo hacían solos. A 500 metros, tres policías montaban otro control, pero de documentos a los conductores. “Hasta diciembre trabajamos juntos (con los militares) y ahora lo hacemos solos”, aseguraba uno de ellos. En Quito, todos los lunes, militares y policías se reúnen en el Regimiento Quito Número 1.
Oficiales del Ejército dicen que allí lo único que hacen los policías es presentar datos de los lugares donde ocurrieron más delitos en los siete días anteriores y que esas cifras les sirven para los operativos de Fuerzas Armadas. “En un inicio sí hacíamos tareas conjuntas. Nosotros controlábamos el armamento y los policías revisaban y verificaban los documentos (a los dueños de los ve- hículos). Pero luego dejaron de participar, pues muchas veces dicen que no tienen personal”, asegura otro alto oficial de las FF.AA.
La versión del jefe de la Policía de Quito, general Juan Carlos Rueda, es que “no necesariamente tiene que haber presencia de oficiales integrados en las patrullas militares. Pero cuando nosotros requerimos por algún evento especial, algún operativo, control de armamento, ellos están dispuestos a apoyar”.
Los USD 1 440 millones de Defensa Nacional no son los únicos asignados por el Estado a la seguridad. Se suman USD 1 923 millones para el rubro Orden Público. Los dos valores representan el 12,8% del Presupuesto General. Hace 10 días, cuando el teniente general Leonardo Barreiro asumía la máxima jefatura militar en reemplazo del general Ernesto González, el presidente Rafael Correa aseguró que las FF.AA. tendrían “todo el apoyo del Gobierno” para que hicieran frente a la inseguridad y a la violencia que se sienten en el país.
En el presupuesto de Defensa hay rubros específicos para la compra de armamento de calibre mayor y menor para el Ejército, dentro del llamado Sostenimiento Operacional de las FF.AA.; para el mejoramiento de la capacidad de mando y el control. Datos del Comando Conjunto refieren que, en noviembre, se compró para los militares asignados a la seguridad interna, material antimotines propio de los policías: se adquirieron 600 trajes de ese tipo, 90 camionetas para la vigilancia de armas, 300 linternas, boinas, brazaletes, cinturones para guardar pistolas, etc. Esto a un costo de unos USD 2 millones.
En octubre del 2011, los militares presentaron otro proyecto al Gobierno, para que se destinaran USD 6 millones a la compra de carabinas, gas pimienta y hasta bombas lacrimógenas. Fuentes del Ministerio de Seguridad informaron que hace dos semanas se aprobó un proyecto por USD 8 millones.
En el Ejército se dio a conocer que el material adquirido se comenzó a repartir entre los militares. Hace cuatro meses, la tropa recibió la orden para no portar fusiles mientras realizan los controles en la ciudad. Ahora llevan armas 9 mm (pistolas).
Hasta finales del 2011, el Gobierno reconocía que la operatividad de las Fuerzas Armadas alcanzaba un 50%. Según Correa, esto ocurría pese a que desde el 1 de marzo del 2008, cuando militares colombianos bombardearan un campamento ilegal de las FARC en Angostura, “se compraron helicópteros, aviones, lanchas, radares, paracaídas, etc.”. Este año, el fortalecimiento militar incluye a la Fuerza Aérea Ecuatoriana y a la Armada. Se establece, por ejemplo, la compra de helicópteros por USD 2,5 millones y de armas por USD 6,9 millones. Además, se determina la modernización de dos submarinos por USD 12,4 millones.
En la Policía, oficiales reconocen que hay incertidumbre por lo que ocurrirá con ellos cuando las Fuerzas Armadas asuman por completo el combate a los narcos y a otras mafias. No obstante, dentro del presupuesto de este año se establecen USD 211,2 millones para un programa de infraestructura y equipamiento policial para la seguridad, USD 7,5 millones para la adquisición y equipamiento de laboratorio de Criminalística y USD 15,7 millones para la formación y evaluación del talento humano y modelo de gestión.
El ministro de Defensa, Miguel Carvajal, dijo que las tareas de policías y militares no variarán. “La Policía tiene que seguir con sus funciones. La misión de los militares es la protección de la soberanía, pero además la protección de derechos de las personas” (Extractado por Desarrollo y Defensa).
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