lunes, 10 de diciembre de 2007

La Guerra sin reglas

Resultado de imagen para La Guerra sin reglasPor Ming Zhang
Si China se involucrara en una guerra alguna vez en el futuro, ¿debería usar los métodos de guerra occidentales y respetar las "reglas de guerra" de Occidente?

La provocativa respuesta de dos funcionarios militares chinos es "no".
En la década de los noventa las armas de alta tecnología parecen haber redefinido la forma en que se combatirá en las guerras en el futuro. La Guerra del Golfo contra Irak, en 1991, y la guerra aérea de la OTAN contra Serbia a principios de este año demostraron el poderío de una nueva generación de armamentos y de la teoría occidental.

Los métodos de guerra occidentales-llamados con frecuencia la "Revolución en Asuntos Militares"-parecen haber triunfado.Sin embargo, dos veteranos coroneles de alto nivel de la fuerza aérea china no están tan seguros.

A principios de 1996, Qiao Liang y Wang Xianghui participaron en los masivos ejercicios militares chinos que tenían como objetivo intimidar a Taiwán en vísperas de las primeras elecciones presidenciales en esa isla. A la vez, esos ejercicios motivaron a Estados Unidos a enviar a la zona dos grupos de portaaviones como demostración de su poderío militar. Más tarde, los coroneles se reunieron en un pequeño pueblo de la provincia de Fujián, en el sureste de China, y ponderaron la debilidad militar de este país en comparación con Estados Unidos.

¿Cómo se defendería China contra una nación con ese poderío si alguna vez tuviera la necesidad de hacerlo? El resultado fue un libro escrito conjuntamente, Chao Xian Zhan: Dui Quanqiu Hua Shidai Shangsheng yu Zhanfa de Xiangding (La Guerra Más Allá de las Reglas: Evaluación de la Guerra y de los Métodos de Guerra en la Era de la Globalización), publicado por la editorial Prensa de Artes del Ejército de Liberación Popular en febrero.

Su premisa central: Si alguna vez China se ve obligada a defenderse, debería estar preparada para llevar a cabo una "guerra más allá de todas las fronteras y limitaciones".Las reglas de la guerra que existen actualmente, según Qiao y Wang, incluyen un conjunto de leyes y acuerdos internacionales desarrollados durante décadas por las potencias occidentales.

En cuanto a los métodos de guerra, existe en gran parte del mundo desarrollado una especie de culto a la alta tecnología y a las nuevas armas, áreas en las que Estados Unidos tiene un claro liderazgo. Pero los autores afirman que lo que es "correcto" para Estados Unidos puede no ser apropiado para China. Los observadores occidentales, quienes generalmente no han leído Más Allá de las Reglas porque está publicado en chino, se han enfocado en aspectos tales como la supuesta apología del terrorismo que hacen los autores para el caso de que China se viera en una situación desesperada.

Sin embargo, quizá el aspecto más polémico del libro es la crítica-y el desafío-que hace a las actuales doctrina y estrategia militares de Estados Unidos. Qiao y Wang comienzan argumentando que, paradójicamente, mientras más armas se inventen y se desplieguen, cada tipo particular de arma jugará un menor papel en un combate real. Ningún tipo particular de arma puede ser decisivo, exceptuando a las armas nucleares, en una guerra "total", la cual es poco probable. Pero según los autores, las armas de tecnología de vanguardia fabricadas para la defensa nacional, debido a sus costos cada vez más altos, pueden causar en un momento dado el colapso económico de un país. Y argumentan que los Estados Unidos podrían estar siguiendo los pasos de la ex Unión Soviética al sumergirse en la costosa Revolución en Asuntos Militares.

Los autores señalan las extraordinarias sumas invertidas en el programa del bombardero furtivo B-2 y los montos todavía mayores que se están gastando en el programa del caza F-22. La carga financiera de la defensa nacional es onerosa para Estados Unidos, y todavía más para otros países. Sólo una nación tan rica como Estados Unidos puede costear armas extremadamente caras y usarlas después contra objetivos de bajo costo, dicen los autores. Pero hay límites, incluso para Estados Unidos.

El derrumbe del imperio soviético no llegó con un fuerte trueno, sino más bien con el sonido que hace algo al desinflarse. Este podría ser el destino de Estados Unidos.De acuerdo con los autores, la fuerza que impulsa a los costosos programas de armas de Estados Unidos, y a sus conceptos estratégicos, es la noción de "cero bajas".

Estados Unidos sopesa la importancia de sus objetivos estratégicos contra la posibilidad de que pudiera tener bajas para lograrlos. Este país es cada vez más renuente a arriesgar vidas para lograr sus objetivos, y según los autores esto es un error. Pero un error más serio, añaden, es la percepción de que las disputas internacionales pueden ser resueltas definitivamente, en caso necesario, en el campo de batalla. De modo que Estados Unidos se enfoca en el objetivo de mantener su capacidad de combatir y ganar dos guerras regionales más o menos al mismo tiempo. De hecho, el tipo de guerra de campo de batalla que caracterizó a gran parte del siglo XX no es tan probable en el siglo XXI.

Los militares chinos deben evitar esa trampa; no deben arruinarse para pelear guerras en el campo de batalla con armas de alta tecnología. En lugar de eso, China debe estar preparada para pelear con cualquiera de los medios con que cuente en una variedad de frentes. Lo que los autores están estableciendo se resume en la frase común en Occidente de "pensar fuera del marco" (es decir, de forma no convencional).

Los autores afirman que después de la Guerra del Golfo los militares chinos estaban tan impresionados por el armamento y la estrategia de EE.UU. que aceptaban en gran medida las nuevas definiciones de la guerra establecidas por este país. Pero hacia finales de los noventa comenzaron a tener otras ideas, en parte debido a los enormes gastos implicados en el armamento de alta tecnología. Los autores analizan la Revolución en Asuntos Militares desde su estrategia de defensa hasta su doctrina militar, pasando por la estructura de sus fuerzas.

Reconocen que Estados Unidos tiene el liderazgo en cuanto a imaginar nuevos tipos de guerra, lo que incluye a la guerra de la información, la de la precisión, la de fuerzas conjuntas y la acción militar no bélica.Dicen que la acción militar no bélica es particularmente creativa porque apunta al uso de las fuerzas militares en una variedad de funciones, como el mantenimiento de la paz, la ayuda humanitaria y el contraterrorismo. Pero los coroneles insisten en que todavía no hay una "revolución" completa en el pensamiento militar de EE.UU., porque la teoría de este país carece del concepto de la "acción de guerra no militar". Cuando contrastan la "acción de guerra no militar" con la "acción militar no bélica", los autores no sólo están haciendo un juego de palabras; más bien, el término intenta ampliar la definición de la guerra más allá de los límites comúnmente aceptados.

La acción militar no debe definir el significado completo de "guerra"; es sólo una dimensión de ella. Según los autores, la Revolución en Asuntos Militares de Estados Unidos se aproxima a ser una revolución del pensamiento militar, pero se enfoca demasiado en la tecnología militar. La revolución no se puede detener en el nivel de las nuevas tecnologías, en la reforma de sistemas u otros cambios materiales.

Un pensamiento verdaderamente nuevo debe subyacer en el seno de una revolución-y en eso los chinos no deben ir a la zaga.La seguridad geográfica es un concepto obsoleto, afirman los autores, porque las amenazas a la seguridad nacional podrían provenir no de una invasión transfronteriza sino de las acciones no militares. 

Las definiciones de seguridad deben incluir actualmente la seguridad geográfica, política, económica, religiosa, cultural, ambiental, de recursos, de información, y del espacio cercano a la Tierra.Los autores reconocen que en principio las leyes internacionales y las reglas de la guerra ponen límites a la forma en que se efectúa la guerra. Este cuerpo de leyes y reglas cubre una amplia gama de aspectos, que va desde el requerimiento de que las fuerzas armadas usen uniforme hasta la prohibición de la matanza indiscriminada de no combatientes, pasando por la prohibición de las armas químicas o biológicas y las minas terrestres. Pero, según los autores, el que un país realmente acepte o no estas reglas que regulan la guerra, depende de si éstas son o no favorables a sus propios intereses nacionales.

Los países poderosos usan a veces estas reglas para controlar a otras naciones, por ejemplo, mediante la prohibición de las armas químicas y biológicas. Sin embargo, cuando las reglas están en conflicto con los intereses nacionales la mayoría de los países las sacrifican para lograr sus propios objetivos.En esencia, los autores instan a China a sentirse libre de pelear las guerras en cualquier forma posible, sin desechar de antemano medios rechazados por acuerdos y códigos desarrollados durante décadas por las potencias occidentales.

La doctrina china debería abrazar el principio de la adición, sugieren los autores, en el que muchos métodos de guerra pueden -y deben-usarse en conjunto para lograr el desenlace deseado.

Con base en esta premisa, delinean las siguientes formas en que se puede definir la guerra:
- Militarmente: nuclear, convencional, bioquímica, ecológica, espacial, electrónica, terrorista, y de guerrillas.
- Metamilitarmente: diplomática, psicológica, tecnológica, de redes información, de inteligencia, de contrabando, de drogas y simulada (la cual es conocida en Occidente como "disuasión").
- Extramilitarmente: de recursos, de ayuda económica, de sanciones, de medios de información, financiera, comercial, legal, e ideológica.

Los autores explican en detalle muchos de estos métodos. Algunos son prácticas comunes de Estados Unidos y otros países, como los embargos comerciales. Otros no se practican, como la manipulación de las condiciones ambientales para producir, por ejemplo, lluvias torrenciales sobre un territorio enemigo.Más Allá de las Reglas enfatiza la "guerra asimétrica"-por ejemplo, la guerra de guerrillas (principalmente urbana), acciones terroristas y ataques cibernéticos contra las redes de información.

La idea es golpear objetivos vulnerables de maneras inesperadas. Los autores afirman que una verdadera revolución en la guerra combinaría acciones convencionales con acciones no bélicas, o acciones militares con acciones no militares. La "guerra" podría incluir una mezcla de aviones furtivos con misiles de crucero junto con ataques bioquímicos, financieros y terroristas.

Desde la antigüedad los países han usado instintivamente una variedad de medios para defenderse. La combinación de métodos de guerra es una simple adición, familiar para todos, y produce una "poción de brujo" de estrategias ofensivas y defensivas. Sin embargo, añaden los autores, nunca ningún estratega militar en la historia cultivó sistemáticamente el arte de la "adición" para formular una doctrina militar a priori.

Cuando se usaron conjuntamente medios adicionales de guerra en el pasado, por lo general la guerra ya estaba en curso.Los autores dicen que, en teoría, "más allá de las reglas" significa ir más allá de todo-"pensar fuera del marco". Aunque en realidad es imposible actuar sin ningún límite. De hecho, los militares chinos deberían establecer los objetivos limitados que puedan lograr con los medios de que disponen. La delimitación de los objetivos ayuda a definir los medios que se deberán usar para lograrlos. 

El uso real de las armas nucleares, por ejemplo, no puede servir para objetivos limitados. Su valor reside estrictamente en disuadir a otros de usar armas nucleares. De otra manera, China no debería vacilar-si tuviera que defenderse- en usar tantos medios de guerra como le fuera posible, incluyendo armas que no están "permitidas" por las leyes internacionales y las reglas de guerra, como las químicas y las biológicas.

Más Allá de la Reglas ha recibido atención de alto nivel en China. Muchos funcionarios militares chinos lo han elogiado. Sin embargo, cuando un diplomático chino presentó el libro en una conferencia internacional en Rusia, los participantes estadounidenses y europeos se sobresaltaron. Los principales medios de información estadounidenses no se enteraron del libro sino hasta el 8 de agosto último, cuando el Washington Post publicó un artículo al respecto y una entrevista a los autores. Al día siguiente, la cadena Voice of America (La Voz de los Estados Unidos de América) transmitió una discusión acerca del libro. Artículos y comentarios en los medios de información de Occidente han tendido a sugerir que el libro hace una apología del terrorismo y de otros métodos viciosos de guerra.

Aunque Más Allá de las Reglas no es política oficial, algunos de los métodos extremos que se recomiendan en él causarán preocupación en el exterior acerca del compromiso de China con la prohibición de las armas químicas y biológicas. Sin embargo, el libro no aboga por una política expansionista para China. Los medios que se sugieren en el libro son más agresivos que los considerados dentro de las normas internacionales, pero sólo serían usados para la defensa nacional.

El libro es un trabajo fresco que rompe con las rígidas limitaciones de pensamiento características de los militares chinos. Los autores miran con una perspectiva realista los asuntos militares al examinar las leyes y reglas aplicables a la guerra que existen actualmente, y al señalar que se originaron en Occidente. China, dicen, no debería sentirse comprometida con ellas cuando se trate de defender sus intereses.

En cuanto a si los autores plantean argumentos legítimos acerca de la Revolución en Asuntos Militares de Estados Unidos, el punto es ciertamente discutible. Pero el libro es una respuesta o un desafío no occidental al pensamiento militar estadounidense, lo que por sí mismo lo hace merecedor de la atención de los expertos occidentales.Más Allá de las Reglas también refleja una tendencia general de China hacia la franqueza. Comparado con estudios pasados efectuados en China acerca de los métodos y la doctrina militares, el libro proporciona opiniones y análisis claros.

En el verano pasado, China optó por la transparencia y la disuasión como postura militar cuando declaró que poseía bombas de neutrones. También anunció un lanzamiento de prueba del DF-31, un misil balístico intercontinental de segunda generación. Además, muchas armas nuevas, desde aviones de caza hasta misiles, fueron exhibidas en octubre, en el quincuagésimo aniversario de la revolución.
Ming Zhang es director del Instituto de Investigación de Asia, en Virginia, y asesor del Proyecto de No Proliferación de la Carnegie Endowment for International Peace.
Traducción por Alan Hynds
Fuente: http://www.elartedelaestrategia.com/guerra_sin_reglas.html

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