Por Juan Gasalla - Infobae.com
Los economistas llaman
“dominancia fiscal” al proceso por el cual la política monetaria del Banco Central se desvía de sus objetivos y se concentra en el
financiamiento del Tesoro
nacional en períodos de déficit de la administración pública. Desde la
reforma de la Carta Orgánica del BCRA, hecha ley por el Congreso en
2012, esta alteración quedó institucionalizada con el incremento del
límite de adelantos transitorios que la entidad le otorga al Gobierno,
que se duplicó, y la caducidad del requisito de respaldo en reservas del
100 por ciento de la base monetaria, característico de la década de
Convertibilidad.
Aquella reforma fue precedida por una serie de modificaciones: la
eliminación del límite para que los activos de la entidad estén
integrados por títulos públicos y el establecimiento de reservas de
“libre disponibilidad” destinadas al pago de deuda soberana. Hoy, el
stock de deuda contraída por el Tesoro nacional con el BCRA asciende unos $552.678 millones,
unos $349.328 en letras intransferibles y otros $203.350 por adelantos
transitorios, según datos actualizados al 7 de julio pasado.
Este total es
más que el doble de las reservas internacionales a esa fecha, en
240.479 millones de pesos.
El monto resulta de multiplicar los $8,1415 del tipo de cambio
mayorista por los activos en divisas (u$s29.537,4 millones).
El stock de
deuda del Gobierno con la entidad que preside Juan Carlos Fábrega
representa el
63,7% del activo total del Central, unos 866.705,5 millones de pesos. Es decir, más de la mitad del activo son
pagarés no negociables
en el mercado secundario, por cuanto el ente monetario no puede
desprenderse de ellos ni transformarlos en algún tipo de divisa, como sí
puede hacerlo con los bonos soberanos.
Con un PBI medido a precios de mercado en torno a los 4 billones de
pesos, esta deuda de la administración nacional contraída con el BCRA
significa el
13,8% del Producto. “Cuando el Tesoro necesita financiar
gasto corriente en pesos, el Banco Central imprime billetes que entrega al Tesoro a cambio de una promesa de pago denominada
‘adelantos transitorios’”, define la consultora
Economía & Regiones. “Cuando Hacienda requiere financiar el vencimiento de
bonos en moneda extranjera, la entidad bancaria intercambia reservas liquidas en divisas por compromisos de pago llamados
‘letras intransferibles’”, agrega el estudio.
Esta
debilidad en el patrimonio del Banco Central tiene su
reflejo en las cuentas públicas.
El Ministerio de Economía informó que entre enero y mayo de este año,
el superávit primario –previo al pago de deuda soberana- fue de $2.489
millones, casi la mitad que los $4.571 millones que mostró en los
primeros cinco meses del año pasado. Pero este excedente fue posible por
la contribución a los ingresos de
$27.136,9 millones en concepto de “Rentas de la Propiedad”
entre enero y mayo, principalmente del Banco Central ($17.417 millones)
y la ANSeS ($9.671,2 millones). De lo contrario, hubiera existido un
déficit primario de casi 25 mil millones.
Al contabilizar el pago de obligaciones, el superávit primario se transforma en un
déficit financiero de $20.614,7 millones,
más del doble que los $9.410,6 millones en rojo que el Tesoro nacional
acumuló entre enero y mayo de 2013. Descontándole las “Rentas de la
Propiedad”, el rojo financiero hubiera sido
$47.751,6 millones en apenas cinco meses, un
1,2% del PBI.
El ex director del BCRA,
Carlos Pérez, dijo a
Infobae TV que esta deuda del Tesoro con el BCRA, la ANSeS y el PAMI se traduce en
“activos de dudosa calidad” en los balances de estos organismos descentralizados, que alcanzarán, según sus estimaciones, los
$150.000 millones para fin de año, debido a un segundo semestre que se prevé más expansivo en gasto. En el mismo sentido, el economista
Miguel Kiguel pronosticó un
déficit financiero del sector público nacional –excluidas las provincias- del
3,8% del PBI para todo 2014.
Esta tasa
no tendría antecedentes desde la hiperinflación
de 1989-90 y sería superior a la del tramo más crítico de la
convertibilidad (1999:-2,6%, 2000:-2,4%, 2001:-3,3%) y al rojo
financiero de 2002, en pleno colapso económico, de 1,5% del Producto. La
diferencia fundamental radica en que antes de 2002, la deuda del Tesoro estaba contraída en dólares con el exterior, mientras que hoy se nomina
en pesos y se coloca dentro del propio Estado.
El
2013 terminó con un rojo primario de $22.469 millones y financiero de 64.477,5 millones (
2,2% del PBI), aún con el aporte del BCRA, la ANSeS y el PAMI. En
2012, los desequilibrios habían acumulado respectivamente $4.374,9 millones y $55.563 millones (
2,6% del PBI). Según estudios de la
Fundación Pensar,
si se descontaran las “Rentas de la Propiedad”, los desequilibrios
fiscales hubieran alcanzado el 3,6% del PBI en 2012 y el 4,5% en 2013.
En todo aspecto, los
números fiscales empeoran este año: el 2014 se encamina a ser el tercer ejercicio consecutivo con déficit presupuestario y el sexto con rojo financiero.
Pobre país, que tremenda capacidad de hacer daño que tiene esta gestión política... Lamento al proximo gobierno -de cualquier ideología- que debera hacerse cargo de la "tierra arrasada que dejan estos innombrables..."