Un emprendimiento privado, con ayuda de la universidad local, recrea el ecosistema y busca una explotación sustentable
Un proyecto de recuperación forestal, sobre el cual se está trabajando en un establecimiento privado de la provincia de Formosa, es digno de encomio por la calidad de su concepción y el cuidado con que se ejecuta. Se trata de un emprendimiento que tiene lugar en La Florencia, en un área de 60.000 hectáreas, al sudoeste de la capital formoseña, cerca del límite con Salta.
La zona es de tierras semiáridas, las lluvias son escasas y concentradas entre diciembre y abril. Hace un siglo crecía allí el bosque nativo con predominio del algarrobo y el quebracho blanco y colorado. Esa riqueza forestal desapareció, por los excesos de una explotación mal conducida. Hoy va en camino de recuperarse mediante un esfuerzo realmente reconstructivo.
El deterioro se mostraba por sectores con distinto grado de severidad, lo que exigía diversidad de tratamientos. En el nivel de mayor degradación, el área se había desertificado. En un segundo nivel se apreciaba un área de mediano deterioro, con algo de vegetación y poblada de arbustos, lo que facilitaba la recomposición. En un tercer nivel, se encontraban bolsones de humedad con presencia boscosa, lo que tornaba más accesible la recuperación.
La labor que realiza el establecimiento desde el principio de este siglo sumó al conocimiento y la experiencia de sus titulares la información que proveyó la Universidad Nacional de Formosa. A partir de las pruebas iniciales en el terreno, se buscó como primer objetivo la recuperación de las tierras degradadas, mediante la recreación del ecosistema. A partir de ahí, el siguiente objetivo por alcanzar es llegar a la meta de una explotación sustentable. Ese plan reclama minuciosidad en las labores de cada día para afirmar el proceso de recomposición de la tierra y continuar avanzando en la siembra de plantines que, a su vez, necesitan de una preparación especial que les asegure subsistencia y protección contra la acción de animales depredadores en los primeros tramos de su desarrollo.
El emprendimiento de La Florencia pone de manifiesto que el empeño humano es capaz de rehacer lo que el mismo hombre ha destruido. También merece subrayarse que miembros de la comunidad wichi, nativos del lugar, cumplen tareas en el proyecto en marcha, en cuya organización también se ha buscado abrir perspectivas para el futuro de los que trabajan en la empresa. El emprendimiento es elogiable ya que representa un esfuerzo privado para la conservación de la naturaleza. Una iniciativa pocas veces reconocida en nuestro país.
Fuente: Editorial II del Diario La Nación