En momentos en que el ejército de Pakistán intensifica su ofensiva contra el Talibán, el periodista de la BBC Shoaib Hasan responde las preguntas clave para comprender el conflicto en la nación asiática.
¿En dónde se están desarrollando los combates?
Los enfrentamientos empezaron en las áreas tribales de Pakistán, ubicadas en el noroeste del país, en lo que se conoce como la Provincia de la Frontera Noroccidental (NWFP, por sus siglas en inglés). La lucha se ha extendido hacia el sur y el este de esa región fronteriza con Afganistán.
Actualmente, los combates se producen en el valle de Swat, que forma parte del territorio paquistaní.
¿Quién lucha contra quién?
Las fuerzas de seguridad se enfrentan a los militantes del Talibán y a sus aliados de al-Qaeda.
En casos aislados, los militantes se han enfrentado entre sí. Un bando lucha del lado del ejército de Pakistán y el otro lo hace del lado de combatientes extranjeros de al-Qaeda. También se han registrado informes de combates entre cuadrillas de al-Qaeda, pero son casos muy puntuales.
Los ataques con misiles de aviones estadounidenses no tripulados constituyen otro elemento en el conflicto en el norte de Pakistán. Esos ataques tienen como objetivo principal las posiciones en las que se encuentran líderes del Talibán y de al-Qaeda, así como también campamentos de entrenamiento y guaridas. Las ofensivas de ese tipo han aumentado desde 2008 y han provocado la ira pública en Pakistán. Muchas personas en la nación asiática las han calificado como una violación a la soberanía del país. Sin embargo, el gobierno no presentado ninguna queja seria contra esos ataques. De hecho, se cree que los bombardeos desde aviones estadounidenses se llevan a cabo con la tácita aprobación del Ejecutivo.
¿Por qué se producen los combates?
Las fuerzas de seguridad paquistaníes fueron enviadas a las áreas tribales para capturar y eliminar los dirigentes de al-Qaeda, que se sospecha están refugiados en esas zonas. Entre los líderes buscados están Osama Bin Laden y el doctor Ayman Al Zawahri. A los soldados paquistaníes también se les ordenó prevenir los ataques perpetrados por la insurgencia, desde el lado paquistaní, contra las fuerzas de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Afganistán. Se registraron algunos resultados exitosos en la misión original pero hubo fracasos rotundos en las metas trazadas posteriormente. Las operaciones militares han provocado un aumento de la militancia del Talibán paquistaní que ahora tiene una identidad propia e independiente del Talibán afgano. En Pakistán busca convertir a esa nación en un estado basado en la Sharia o ley islámica.
¿Cuán comprometido está el ejército paquistaní con los objetivos trazados?
Han surgido muchas preguntas sobre el compromiso de las fuerzas de seguridad paquistaníes en la lucha contra el Talibán, especialmente en lo que se refiere al rol del poderoso pero misterioso servicio de inteligencia. La mayoría de las críticas se enfocan en la relación entre esa organización con el Talibán, cuya creación se le atribuye en gran parte al servicio de inteligencia y a la doctrina del ejército. Esa doctrina veía a Afganistán como un satélite amistoso que le garantizaría a las fuerzas paquistaníes una posición geográfica estratégica de desatarse una guerra con su archirival India, poseedor de un poderío nuclear en la región. El ejército también percibía al Talibán como un instrumento para convertir a Pakistán en un actor clave en la lucha por los recursos energéticos en Asia Central. Después de los atentados del 11 de septiembre en Nueva York, Pakistán se alió a Estados Unidos. Sin embargo, muchos creen que el ejército y el servicio de inteligencia continuaban respaldando secretamente al Talibán. Las autoridades niegan esas acusaciones, aunque miembros de la alta jerarquía del ámbito de la seguridad paquistaní han admitido haber apoyado al Talibán. Mencionan como justificaciones la creciente influencia de India en Afganistán y la seguridad nacional.
¿Qué quiere EE.UU.?
Estados Unidos busca destruir a al-Qaeda en la región, eliminar o arrestar a sus líderes, derrotar al Talibán y ayudar a establecer democracias estables en Afganistán y Pakistán. La Casa Blanca también quiere garantizar que los extremistas islámicos no asuman el control del país ni su reserva de armas nucleares. Sin embargo, desde que se produjeron los ataques en Nueva York, ha hecho poco para cumplir con esos objetivos. Analistas paquistaníes perciben a Estados Unidos como un aliado inconstante. Indican que sus políticas en la región han sido inadecuadas y que se basan en la venganza. De acuerdo con los expertos, el financiamiento de una guerra en Irak desvió recursos valiosos que podían ser invertidos en un conflicto real, el de Afganistán. Consideran que eso permitió que el Talibán y al-Qaeda se organizaran y fortalecieran sus filas. El actual gobierno de Estados Unidos ha admitido algunos de los "errores" y ha puesto a Pakistán y a Afganistán entre sus prioridades en la agenda. Pero, especialistas temen que quizás sea muy tarde y que la situación ya esté perdida.