Los doctores Pedro Forcada (izq.), Carol Kotliar y Sebastián Obregón (Foto: Universidad Austral)
La acumulación de placa en las arterias es el mecanismo vascular común en los 19 millones de personas que cada año mueren en el mundo por infarto, accidente cerebrovascular o insuficiencia renal asociada con la diabetes. Por eso, un equipo de investigadores argentinos e ingleses busca a paso rápido cómo prevenir la aterosclerosis, enfermedad inflamatoria e inmunológica que nuestra calidad de vida ayuda a perpetuar.
"Lo que el médico mide habitualmente en el consultorio es el valor de la presión arterial, pero las arterias pueden estar enfermas mucho antes de que aparezca una alteración en ese valor. Por lo tanto, si logramos prevenir la aterosclerosis, en realidad estaremos tratando no sólo la hipertensión, sino también condiciones crónicas como la diabetes y el colesterol alto", explicó la doctora Carol Kotliar, directora del Centro de Hipertensión Arterial del Hospital Universitario Austral (HUA) y responsable del equipo argentino que impulsa este desarrollo con expertos de la Universidad de Surrey, Inglaterra, liderados por el doctor Ernesto Oviedo-Orta.
Las pruebas de la primera etapa del desarrollo de la vacuna en la universidad inglesa demostraron, en 203 personas con ateromas, un 58% de reducción promedio del tamaño de las placas, resultados que se publicarán en Atherosclerosis . "Nuestros nuevos aportes facilitan la evaluación de ese mismo diseño en individuos con placas precoces para determinar su eficacia en la prevención", dijo Kotliar, cuando hablaba del descubrimiento argentino premiado este año por la Sociedad Europea de Hipertensión y la Sociedad Argentina de Cardiología (SAC).
Se trata de la demostración de que las placas que recién comienzan a formarse y aún no dan señales de alarma de su existencia porque ocupan un 25% de la luz del vaso, es decir, son consideradas "no significativas hemodinámicamente", generan en el organismo una respuesta inmunológica sistémica dirigida por las células dendríticas que circulan por la sangre en busca de "invasores", como las sustancias que produce la lesión en el revestimiento interno de las paredes de los vasos (endotelio). Una vez que las células dendríticas capturan esos cuerpos extraños, se los presentan a los linfocitos T (otro tipo de célula sanguínea) aún inmaduros para activarlos y, así, defender el endotelio vascular de la inflamación.
"La aterosclerosis es una enfermedad autoinmune, en la que una respuesta inmune que inicialmente trata de ser reparadora de la lesión endotelial se perpetúa en el tiempo y genera una respuesta autoinmune que sólo hace que la placa crezca cada vez más, además de las partículas de colesterol LDL, o «malo», que se activan en las paredes vasculares", explicó la investigadora. Hasta ahora, esto estaba demostrado sólo en las placas suficientemente grandes como para ser detectadas clínicamente.
Para descubrir la función de las células dendríticas en las placas pequeñas, el equipo argentino analizó los ateromas de arterias renales extraídos por autopsia a 42 hipertensos fallecidos por suicidio, accidente u homicidio, y estudió por imágenes (angiografía) las arterias renales de 29 hipertensos con sospecha de enfermedad coronaria o renal, pero sin síntomas.
"A los pacientes [con ateromas renales similares a los obtenidos en las autopsias] les sacamos muestras de sangre y confirmamos que la presencia de linfocitos T [que es señal de activación inmunológica] se repetía en la sangre de las personas vivas", resumió Kotliar, que dirige también el Programa de Relevamiento de Hipertensión Arterial Severa en Servicios de Emergencia (Rehase) del Consejo Argentino de Hipertensión Arterial.
Esto facilitaría la identificación precoz de la población con alto riesgo de desarrollar aterosclerosis, lo que tendría mucho valor también para el seguimiento y la estratificación de ese riesgo, según concluye el equipo integrado también por los doctores Pedro Forcada y Sebastián Obregón, del Centro de Hipertensión Arterial del HUA; Carlos Navarri, de la Morgue del Poder Judicial de la Nación, y Alberto San Román, del Laboratorio de Anatomía Patológica del HUA.
Para producir la vacuna se utilizan las células dendríticas del mismo paciente o de las paredes vasculares de animales, cultivadas con antígenos de lesión endotelial, que se pueden obtener de pacientes con lesiones ateroscleróticas avanzadas y mantenidas en reservorios. Si los ensayos avanzan como hasta ahora, la vacuna podría estar lista para 2015. Según el doctor Enrique Gurfinkel, de la Fundación Favaloro, que conoce este trabajo, "la hipótesis es inteligente y sensata, porque propone la posibilidad de bloquear y engañar al sistema inmune".
Por ahora, es la única de las cuatro inmunizaciones en desarrollo en el mundo orientada a prevenir la aterosclerosis en lugar de reducir el tamaño de las placas avanzadas.
Fuente: Por Fabiola Czubaj - LA NACION