Recientemente, en Rusia coincidieron tres sucesos que durante días desataron intensos debates en los ámbitos políticos y los medios de prensa en Oriente Medio.
En primer lugar, el presidente de Siria, Bashar Asad vino a Rusia para entrevistarse con el presidente ruso Dmitri Medvédev. Moscú durante varios días fue sede de la Feria Internacional de Armamento y Técnica Militar-2008, y en ocasión de ese evento, el Rey de Jordania Abdalá II bin al-Hussein efectuó una visita a la capital rusa.
Tras recorrer la mayoría de los pabellones de la feria, el monarca jordano sostuvo encuentros con proveedores y fabricantes de armamento ruso y además se entrevistó con el presidente Medvédev y con el primer ministro ruso Vladimir Putin.
La visita de los dirigentes de Siria y Jordania y la exhibición de armamento como telón de fondo, fue ampliamente comentada por la prensa y televisión en Amman, Damasco y por supuesto, Tel Aviv, aunque el tema central fue la visita del presidente sirio.
La mayoría de la prensa israelí opina que Bashar Asad viajó a Rusia para comprar armas y tecnología militar, y que además de sistema de defensa antiaérea y aviones de combate, Pantsir-S1 y Buk-M2, los cazas Su-30, MiG-29 SMT y MiG 31E, antes que todo, el presidente jordano quería adquirir misiles táctico-operativos Iskander-E.
No hace mucho tiempo, en 2001, la compra de estos sistemas figuraron en la agenda de negociaciones entre Moscú y Damasco, pero el negocio no se llegó a realizar porque el primer ministro israelí Ehud Olmert convenció al entonces presidente ruso Vladímir Putin sobre la inconveniencia de ese tipo de armamento apareciera en la zona de Oriente Medio.
A raíz de los últimos acontecimientos, la prensa israelí supone que las cosas pueden cambiar.
Ahora, cuando se supo que Israel suministró tecnología de guerra y participó en el entrenamiento del Ejército de Georgia que agredió a Osetia del Sur, Moscú podrá reconsiderar sus posturas y vender misiles Iskander a Damasco.
Pero el ministro de Relaciones Exteriores de Rusia Serguei Lavrov en el curso de la visita de Asad explicó a los periodistas que Moscú "está dispuesto a suministrar a Siria armamento moderno de carácter defensivo de tal manera que no altere el equilibrio de fuerzas en la región", y esto quiere decir que Moscú como prometió antes a Israel, no venderá misiles Iskander a Damasco. Con un alcance de hasta 280 kilómetros y una ojiva convencional de 480 kilogramos de peso, los Iskander son misiles operacionales tácticos de gran precisión para Ejércitos de tierra.
Según la Agencia Rusa de Armas Convencionales (ARAC), por su capacidad destructiva los Iskander son análogos a cargas nucleares tácticas de baja potencia. Con un margen de desviación de impacto inferior a los 30 metros, y otras características operativas, los Iskander superan los modelos análogos Lance o ATACMS, estadounidenses, Plutón franceses, y M9 fabricado por China.
Los nuevos contratos sobre la venta de armas rusas a Siria incluye de sistema de defensa antiaérea Pantsir-S1 y Buk-M2, y cazas Su-30, MiG-29 SMT y MiG 31E. Además las partes adelantan negociaciones para ampliar la base naval rusa de servicio técnico emplazada en el puerto sirio de Tartus.
La visita del rey jordano a Moscú no tuvo el mismo efecto que la visita del presidente sirio probablemente porque entre Jordania e Israel no existen los problemas que enfrentan a Tel Aviv contra Damasco. Aunque las conversaciones entre Jordania y Rusia fueron clave al tratar asuntos relacionados con la problemática en Oriente Medio y más que todo, la cooperación técnico-militar entre Moscú y Amman que actualmente se encuentra en ascenso como destacó Medvédev en su entrevista con Abdalá II.
En los últimos años, Jordania compró a Rusia dos aviones militares de carga Il-76 y seis helicópteros Ka-226 que se ensamblarán por licencia en una fábrica en territorio jordano. Para llevar a cabo este proyecto, fue creada la empresa ruso-jordana Oboronprom Middle East con metas a ensamblar de 15 a 20 helicópteros al año.
También hay planes de crear una empresa mixta para la producción de lanzagranadas RPG-32 Hashim. Diseñadas por la empresa Bazalt de Moscú por encargo de Abdalá II, los lanzagranadas RPG-32 Hashim pueden atacar vehículos blindados, tanques y estructuras fortificadas de infantería a distancias de hasta 700 metros con granadas de calibre de 72 y 105 milímetros.
En perspectiva, está prevista la firma de contratos para la modernización de armamento ruso adquirido anteriormente como vehículos blindados para el transporte de tropas, sistemas de misiles antitanque "Kornet" y misiles portátiles tierra-aire "Igla". Según medios rusos tras la visita del monarca jordano el Ejército de ese país podrá adquirir los sistemas de defensa antiaérea Pantsir S-1 catalogados como uno de los mejores en la zona de Oriente Medio.
Fuente: Por Nikita Petrov para Ria Novosti