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viernes, 24 de junio de 2016

Gesto de acercamiento a los isleños en el debate por Malvinas de la ONU

Malcorra, ayer, en el Comité de Descolonización; con ella, Pinedo y Cobos, entre otrosPor Rafael Mathus Ruiz - LA NACION
Malcorra saludó a un representante malvinense en el Comité de Descolonización; reiteró el reclamo argentino sobre las islas, pero dijo que "hay que generar confianza mutua"


Malcorra, en el Comité de Descolonización; con ella, Pinedo y Cobos, entre otros. Foto: Cancillería

NUEVA YORK.- Susana Malcorra ingresó en una de las salas de conferencias de las Naciones Unidas seria, a paso rápido, y vio a Mike Summers, el representante de los isleños que todos los años viaja a Nueva York para defender la "autodeterminación" de los habitantes de las islas Malvinas. Malcorra se acercó y lo saludó, y luego se dirigió a la mesa designada para la Argentina. Fue un gesto que no se veía desde los primeros años del kirchnerismo, cuando el jefe del Palacio San Martín era Rafael Bielsa, según recordó luego el mismo Summers.

"Me parece de gente", justificó luego Malcorra, cuando LA NACION le preguntó la razón de su saludo durante una entrevista en la sede de la misión de la Argentina en la ONU. "Es una cuestión de respeto y no me parece una gran historia", matizó.

Malcorra, candidata a liderar las Naciones Unidas, concurrió ayer por primera vez a la reunión anual del Comité de Descolonización, integrado por 24 países, que, como todos los años, volvió a aprobar una resolución que llama a la Argentina y al Reino Unido a retomar las negociaciones para resolver la disputa de soberanía sobre las Malvinas.

En otro giro respecto del kirchnerismo, el gobierno de Mauricio Macri busca un acercamiento con los isleños, en un intento de construir confianza para limar asperezas y facilitar una negociación con Londres. Los reparos quedaron ayer a la vista: otro asambleísta, Gavin Shot, que estaba al lado de Summers, no le dio la mano. Le dijo que lo haría cuando la disputa estuviera resuelta. Malcorra le dijo que ella estaba dispuesta a saludarlo mientras se resolvía. "Hay que generar una confianza mutua que permita que nos demos la mano sin tener reservas el uno con el otro", definió la canciller.

"Si hay una enorme reserva del uno al otro, es difícil hablar de cualquier cosa. Hay que construir una cierta confianza, de que tenemos buenas intenciones, que teniendo buenas intenciones tenemos nuestro claro sentido de qué queremos defender, pero no tenemos ninguna mala intención", agregó.

El Gobierno evalúa algunas medidas que pueden ayudar a un acercamiento con los isleños sin que ello implique un giro en la disputa de fondo. Malcorra no quiso dar muchos detalles, pero mencionó, por ejemplo, la posibilidad de realizar colaboraciones científicas, y recordó las discusiones sobre la conexión aérea de la isla con el continente. "Hay cosas que se pueden hacer que tengan en cuenta la participación de los isleños y que, de nuevo, no pongan en riesgo ni en tela de juicio nuestra posición", definió.

Con todo, la canciller dejó en claro que la Argentina negociará sólo con el Reino Unido, aunque no cerró del todo la puerta a que los isleños participen. "Nosotros tenemos un problema de diferencia con el Reino Unido. Nuestro planteo va a ser siempre Estado a Estado. Quién tiene el Reino Unido en su equipo, en su delegación, es una cuestión del Reino Unido. Pero para nosotros la contraparte es el Reino Unido porque la discusión de soberanía es de país a país", afirmó.

En su discurso, Malcorra dijo que el gobierno de Macri busca "una agenda amplia" que permita discutir "todos los temas" con el Reino Unido. Abogó por un "diálogo abierto y franco" para trabajar de manera "intensa y sustantiva" en la resolución de la disputa. No hubo adjetivos. Pidió, sí, el cese de las actividades unilaterales de exploración y explotación de recursos naturales renovables y no renovables en las islas.

Summers dijo a LA NACION que la mejora en las relaciones entre Buenos Aires y Londres es bienvenida y reconoció los gestos de Malcorra y las diferencias con su antecesor Héctor Timerman, al que definió como "muy agresivo". "Fue un discurso moderado en el tono, pero el contenido fue el mismo de siempre, y perdió una oportunidad para disculparse por la guerra de 1982. Fuera de eso, fue igual que siempre", dijo Summers.

En su discurso, Summers insistió en el argumento de siempre: dijo que no eran una colonia del Reino Unido y que los isleños tienen derecho a la "autodeterminación", un principio respaldado por Londres y que la ONU no ha reconocido en ninguna de sus resoluciones sobre el conflicto.

jueves, 23 de junio de 2016

Salida de la UE: En las islas Malvinas la inquietud juega por partida doble

Por Martín Rodríguez Yebra - LA NACION
Los isleños temen por el impacto económico y un cambio en el equilibrio diplomático
Las Islas Malvinas aguardan con preocupación
Las Islas Malvinas aguardan con preocupación. Foto: Archivo

MADRID.- Cuestión de proporciones: en pocos lugares el referéndum que definirá el futuro de Gran Bretaña en la Unión Europea (UE) se vive con mayor inquietud que las islas Malvinas, donde la posibilidad del Brexit dispara el temor al desamparo diplomático y al desastre económico.

Para sus menos de 3000 habitantes el vínculo con Europa ayuda a bloquear el reclamo argentino y, sobre todo, les garantiza un presente de prosperidad gracias a los beneficios que les aporta el acceso irrestricto al mercado común.

Seguros del impacto emocional que despiertan las Malvinas a partir de la guerra de 1982, los partidarios de quedarse en la UE apelaron a la defensa de la autodeterminación de los isleños como un motivo más para votar a favor de la permanencia.

"Nos arriesgamos a perder la solidaridad garantizada de 28 naciones respecto de la soberanía británica de las islas Falkland, incluidas aquellas con fuertes lazos con América latina, como España e Italia", advirtió esta semana William Hague, ex secretario de Asuntos Exteriores del primer ministro David Cameron.

También el secretario de Defensa, Michael Fallon, alertó sobre el peligro diplomático que implicaría dejar la UE, durante una reciente visita a las Malvinas en la que prometió que la protección militar británica continuará pase lo que pase.

Sukey Cameron, la representante en Londres del gobierno malvinense, opina que el Brexit "podría envalentonar a la Argentina a ser mucho más agresiva en su reclamo". Recuerda que el Tratado de Lisboa, ratificado en 2009, reconoce al archipiélago como territorio británico y que eso significa una "certeza considerable" sobre el apoyo europeo a los intereses de su población.

Pero ¿realmente mejoraría en el corto plazo la posición argentina si el Reino Unido rompiera con la UE? No hay datos que lo sustenten. Gran Bretaña seguiría siendo miembro con derecho a veto en el Consejo de Seguridad de la ONU, tiene la firme voluntad de defender la soberanía sobre Malvinas y su poderío militar permanente en el territorio previene ante cualquier idea de una aventura como la de 1982.

"Creo que una salida de la UE sería totalmente irrelevante en lo que respecta al reclamo argentino", sostiene Ian Shields, experto en Relaciones Internacionales de la Universidad Anglia Ruskin, de Cambridge. No cree que el Brexit pueda disparar una ola de solidaridad diplomática con la Argentina ni mucho menos cambiar el escenario militar.

Aun así, los partidarios de la salida encontraron formas de usar el factor Malvinas. El general e historiador Julian Thompson, combatiente en 1982, lo hizo en un reciente artículo en The Daily Express: "En algún momento los responsables de la política exterior de la UE podrían decidir que les interesa acceder a las demandas argentinas. Si el Reino Unido fuera parte de la Unión, no tendríamos capacidad para hacer nada al respecto".

Pero por encima de los recelos sobre la Argentina, el temor inminente de los isleños es un golpe a su bonanza económica. "Un cambio que restrinja el acceso de nuestros productos al mercado común europeo podría ser catastrófico para las islas y para su gente", advierte la delegada de Malvinas en Londres.

Los números son claros. El 60% del PBI de las islas proviene de las exportaciones pesqueras. El 95% de esos ingresos se genera por las ventas a países europeos. Además, la UE aporta alrededor de un millón de euros al año en subsidios para diversificar la economía de las islas, extremadamente dependiente de la pesca de calamar pese a los intentos por impulsar el turismo y la todavía infructuosa búsqueda de petróleo.

Los isleños creen que una salida de la UE los obligaría a buscar nuevas relaciones con los países latinoamericanos, algo siempre difícil ante la presión ejercida por la Argentina. "Nos arriesgamos a perder de repente el acceso sin aranceles ni límites de cuota a nuestro mayor mercado. Sería un desastre -admite Michael Poole, integrante del consejo legislativo de las islas-. Casi la mitad de nuestro PBI pende de un hilo."

viernes, 17 de junio de 2016

Nuevo llamado de la OEA a negociar por Malvinas

Canciller Susana Malcorra  (AP / Bebeto Matthews).(Clarin) - El organismo aprobó una nueva declaración llamando al Reino Unido y a la Argentina a reanudar las negociaciones sobre las islas.


Canciller Susana Malcorra  (AP / Bebeto Matthews).

La Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó una nueva Declaración sobre la Cuestión de las Islas Malvinas llamando una vez más al Reino Unido y a la Argentina a reanudar las negociaciones sobre la cuestión.

En su intervención ante el plenario de la Asamblea, la canciller Susana Malcorra reafirmó los derechos argentinos sobre las Malvinas y remarcó el carácter de política de Estado que tiene la cuestión sobre las islas.

Asimismo, la Canciller recordó que mediante la Resolución 2065, la Asamblea General de las Naciones Unidas reconoció la existencia de una situación colonial en las Islas Malvinas y recomendó solucionar la disputa de soberanía a través de negociaciones.

En ese sentido, reiteró el llamado al Reino Unido para la reanudación de las negociaciones bilaterales sobre la cuestión y llamó al cese de las actividades unilaterales en el área bajo disputa que afecten los recursos naturales.

En la Declaración, los países americanos expresaron su satisfacción por la reafirmación de la voluntad de Argentino de continuar explorando todas las vías posibles para la solución pacífica de la controversia. También reafirmaron la necesidad de que los gobiernos de Argentina y el Reino Unido reanuden cuanto antes las negociaciones sobre la disputa de soberanía para encontrar una solución pacífica a la controversia.

viernes, 10 de junio de 2016

El Gobierno volvió a reclamar al Reino Unido "diálogo" por Malvinas

El Palacio San Martín expresó esas ideas en un comunicado.(Perfil.com) - En el nuevo aniversario de la creación de la Comandancia Política y Militar, Argentina reafirmó sus derechos "imprescriptibles" de soberanía.


El Palacio San Martín expresó esas ideas en un comunicado. | Foto: Dyn

El gobierno nacional volvió a reclamarle al Reino Unido "diálogo" por Malvinas y reafirmó sus derechos "imprescriptibles" de soberanía sobre las Islas, al conmemorarse un nuevo aniversario de la creación, en 1829, de la Comandancia Política y Militar en el archipiélago.

A través de un comunicado difundido por la Cancillería, el gobierno destacó el "objetivo permanente e irrenunciable del pueblo argentino" de lograr "ejercer nuevamente de forma plena la soberanía argentina sobre las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, respetando el modo de vida de sus habitantes y de conformidad con el derecho internacional".

"El Gobierno argentino reitera una vez más su plena disposición a un diálogo abierto con el Reino Unido, y a fortalecer la relación bilateral a fin de identificar posibles áreas de cooperación en el Atlántico Sur", subrayó el texto.

Y reafirmó "los imprescriptibles derechos de soberanía de la República Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur, y los espacios marítimos circundantes, por ser éstos parte integrante del territorio nacional".

"El 3 de enero de 1833, quebrantando la integridad territorial argentina, el Reino Unido ocupó ilegalmente las islas, desalojando mediante el uso de la fuerza a los habitantes y a las legítimas autoridades argentinas allí asentadas", denunció el Palacio San Martín.

lunes, 23 de mayo de 2016

Malvinas: el Gobierno evalúa restituir los vuelos y dar asistencia sanitaria

Un grupo de argentinos visitó ayer las islas MalvinasPor Martín Dinatale- LA NACION
También cree que se podría acordar una cooperación científica y ampliar las becas de estudio a los kelpers; estrategia de acercamiento sin debate de soberanía


Un grupo de argentinos visitó ayer las islas Malvinas. Foto: LA NACION / Mauro V. Rizzi

En forma paralela a la nueva etapa de "agenda positiva" que el Gobierno empezó a transitar con Gran Bretaña, la administración de Mauricio Macri evalúa una apertura y un acercamiento hacia los habitantes de las islas Malvinas con dos objetivos: diferenciarse de la estrategia confrontativa de Cristina Kirchner y asegurar un plan de "base humanitaria" con los kelpers.

Este esquema que se propone encarar Macri contempla la idea conceptual de que el territorio de las Malvinas es argentino y que, por lo tanto, a quienes viven allí "hay que tratarlos por igual como si fueran argentinos o extranjeros viviendo en territorio argentino", según graficó a LA NACION un funcionario allegado al Presidente. Esto implicará, en la práctica, establecer una relación "más normal" con las islas que la que tenía el gobierno kirchnerista. Así, se evalúa la posibilidad de dar asistencia en salud y educación a los isleños, así como la posibilidad de ampliar los vuelos del continente a las Malvinas.

No obstante, por el momento, esta estrategia no contemplará un acercamiento oficial ni extraoficial del Gobierno a los kelpers, porque Macri cree que la discusión por la soberanía de las Malvinas debe seguir encuadrada sólo con Gran Bretaña en el ámbito de las Naciones Unidas. Tampoco se analiza por ahora la posibilidad de establecer acuerdos de negocios conjuntos en el sector petrolero o marítimo. Desde este punto de vista, Macri también busca diferenciarse de la política de lazos estrechos que tenía Carlos Menem, con la recordada entrega de libros del osito Winnie Pooh que mandaba el canciller Guido Di Tella a las islas. "Esa política no la avalamos y no funcionó", dijo tajante un funcionario de la Cancillería a LA NACION.

En cambio, el Gobierno podrá ensayar un punto intermedio entre la estrategia amiga de Menem y el aislamiento de los Kirchner. La idea ahora es establecer una suerte de "plan de base humanitaria", como lo definió recientemente la canciller Susana Malcorra.

Para poner en marcha ese plan de base humanitaria, la canciller piensa, como ingeniera que es, en el principio de Pareto: hay un 80% de cosas en las que Macri está de acuerdo con Gran Bretaña y un 20% en las que no hay acuerdo. "La ventaja con Gran Bretaña es que sabemos cuál es ese 20%: son las Malvinas. Entonces, en lugar de dedicar todo nuestro tiempo a ese 20%, vamos a trabajar y producir resultados en el 80%", dijo Malcorra en una reciente entrevista a Clarín.

¿Acaso esta idea de trabajo conjunto implicará dejar de lado el reclamo por la soberanía de las islas? Nada de ello. El Gobierno está convencido de que hay que trabajar con Londres sobre otros temas, que encuadra en la "nueva agenda positiva". A la vez, Malcorra admitió que "ahora hay un mayor reconocimiento de la participación de la sociedad civil en distintas formas". Así, deslizó que se evalúan "opciones de apertura" y una diplomacia más flexible hacia los isleños.

En la Cancillería admiten que no hay que cerrar la puerta a los kelpers. Por el contrario, se piensa, por ejemplo, en ampliar el cupo de becas para estudiantes de las islas en universidades argentinas. Éste es un plan que inauguró el kirchnerismo en la última etapa del gobierno de Cristina Kirchner y que se profundizará. También se analiza la intención real de atender en hospitales de la Argentina a los kelpers ante una emergencia sanitaria. Un destacado funcionario de la Cancillería explicó a LA NACION que "se está trabajando en un plan para asistir en salud a la población de las Malvinas para operaciones de alta complejidad, para que no tengan que ir a Londres o terminar en un hospital de Punta Arenas que no les da respuesta", dijo.

En relación con los vuelos, se analiza restituir los viajes directos desde la Argentina hasta las islas al menos una vez por semana, como era antes de 2003, cuando que fueron cancelados. Actualmente sólo una vez al mes hay un vuelo de LAN que viene de Chile y hace escala en Río Gallegos. "Esta apertura permitirá que se fomente el turismo", dijo un funcionario de Macri. Así, el Gobierno rechaza la idea de darle a Uruguay o a Brasil una oferta de vuelos a las islas, porque cree que ese rol lo debe cumplir la Argentina.

También se mencionó en el Gobierno la idea de armar una cooperación científica en el Atlántico Sur. Esto podría implicar un intercambio de trabajos en las Malvinas o en las islas Sandwich. Por el momento, el Gobierno no evalúa abrir el comercio hacia las islas, aunque éste es un tema casi central para los kelpers, porque deben comprar frutas o verduras frescas a Chile o a Europa a costos siderales. La intención de hacer negocios petroleros o marítimos en aguas del Sur por parte de la Argentina quedó abierta tras el reciente fallo de la ONU que habilitó la ampliación de la plataforma continental marítima.

Los planes de acción

- El Gobierno analiza restituir los vuelos a Malvinas que fueron cancelados en 2003 por los Kirchner. Hoy sólo hay un vuelo una vez al mes que viene de Chile y hace escala en Río Gallegos

- La Argentina podrían brindar asistencia sanitaria y educativa a los kelpers que asi lo requieran. Esto evitaría que viajen a Londres para operaciones de alta complejidad

- Se trabaja también en la idea de establecer una cooperación científica en el Atlántico Sur

miércoles, 18 de mayo de 2016

Malvinas: el plan de acercamiento que se fijó Macri

Martín DinatalePor Martín Dinatale - LA NACION
No serán entregarán los libros del osito Winnie Pooh que mandaba Guido Di Tella ni se levantará otro cerco económico como fijó Cristina Kirchner. El esquema diplomático argentino apuntará ahora a un punto intermedio. El gobierno de Mauricio Macri está evaluando un plan concreto de acercamiento a los habitantes de las islas Malvinas en paralelo a las negociaciones que pueda entablar en el futuro con Gran Bretaña por la cuestión de fondo que es el reclamo de la soberanía argentina por las islas.

Se trata de un "plan de base humanitaria" como lo bautizó recientemente la canciller Susana Malcorra. Esto implica un amplio abanico de propuestas en marcha: desde el restablecimiento de nuevos vuelos de Malvinas a la Argentina hasta la asistencia sanitaria en casos de salud esencial, el intercambio de productos alimenticios, la cooperación en materia educativa y, quizás más hacia adelante, la posibilidad de establecer negocios compartidos en el área petrolera o marítima.

El camino es delgado y sinuoso. Con esta jugada Macri corre el peligro de volver al esquema de relaciones amistosas que impuso Menem y que no llevaron a ningún puerto. Más bien al ridículo. Quizás por ello es que la Casa Rosada no quiere mostrar aun todas sus cartas en esta jugada de alto riesgo.  "Con esta jugada Macri corre el peligro de volver al esquema de relaciones amistosas que impuso Menem y que no llevaron a ningún puerto"

Para poner en marcha ese plan de base humanitaria la canciller Malcorra piensa, como ingeniera que es, en el principio de Paretto: hay un 80% de cosas en la que Macri está de acuerdo con Gran Bretaña y un 20% en el cual no hay acuerdo. "La ventaja con Gran Bretaña es que sabemos cual es ese 20%: son las Malvinas. Entonces, en lugar de dedicar todo nuestro tiempo a ese 20%, vamos a trabajar y producir resultados en el 80%", dijo Malcorra en una reciente entrevista a Clarín.

¿Acaso esta idea de trabajo conjunto implicará dejar de lado el reclamo por la soberanía de las islas? Nada de ello. El Gobierno está convencido de que hay que trabajar con Londres sobre otros temas de lo que la diplomacia británica encuadra en la "nueva agenda positiva". Así lo dejó entrever recientemente John Freeman, el embajador británico en Buenos Aires, cuando dijo que Londres "desea volver a una relación histórica de amistad con la Argentina". Estos es: sellar acuerdos comerciales, de ciencia, tecnología e infraestructura.

Pero en paralelo a este diálogo Londres-Buenos Aires, la canciller Malcorra se dispone a recomponer relaciones con los kelpers. Los tiempos de belicosidad kirchnerista contra los malvinenses cambiaron. Ahora hay "un mayor reconocimiento a la participación de la sociedad civil en distintas formas", como dijo la propia Malcorra. Se evalúan "opciones de aperturas" y diplomacia más flexible.

Por ejemplo, el Gobierno planteó abiertamente a los kelpers que serán recibidos y atendidos en hospitales de la Argentina ante una emergencia sanitaria. Un destacado funcionario de la Cancillería especificó a LA NACION este punto: "se está trabajando en un plan para asistir en salud a la población de Malvinas para operaciones de alta complejidad para que no tengan que ir a Londres o terminar en un hospital de Punta Arenas que no les da respuesta", dijo.

También se evalúa establecer una "política comercial de puertas abiertas". Esto implicaría volver a vender alimentos frescos a los isleños que hoy tienen que comprar tomates o manzanas de Europa a costos siderales. En este sentido, algunos funcionarios del Gobierno sugieren incluso que se podría volver a habilitar a los países del Mercosur a reabrir el comercio con los kelpers.

La posibilidad de compartir negocios petroleros o marítimos con los isleños no es remota para el Gobierno. Dos temas concretos podrían ampliar esta estrategia de acercamiento a los kelpers en esos temas sensibles: el reciente fallo de la ONU que habilitó la ampliación de la plataforma continental marítima de la Argentina y que se extiende más allá de Malvinas y el inminente referéndum de Gran Bretaña que podría alejar a Londres definitivamente de la Unión Europea (UE).

El fallo de la ONU se pondrá en marcha en lo inmediato e implicará la posibilidad real de que la Argentina pueda realizar tareas de exploración en aguas cercanas a las Malvinas. Los isleños lo saben y admiten por lo bajo que esa es una "realidad inevitable". También advierten con temor que una salida de Londres de la UE los dejaría solos en la pelea con la Argentina. Así lo plantearon en un informe reciente que elevaron al parlamento británico. Ya son varios los países europeos que no aceptarían seguir acompañando la tesitura inglesa en Malvinas, empezando por España que sufre con Gibraltar el mismo culebrón inglés desde hace muchos años.

La diplomacia de "base humanitaria" que se dispone a encarar el Gobierno podría empezar a calar profundo en el largo plazo. Quizás sea una estrategia tan extensa en el tiempo cuyos resultados no sean para este gobierno. En un largo plazo como la plantea el politólogo Manuel Paz en su estudio comparativo sobre el caso de Hong Kong en relación al conflicto entre la Argentina y Gran Bretaña.

La clave del éxito de toda esta estrategia será, como dice el politólogo alemán Wolf Grandendorff, evitar imponer una política de "exageración de las expectativas" ya que los vuelcos abruptos y cambios pendulares -sostiene- suelen conducir al fracaso.

sábado, 14 de mayo de 2016

Los kelpers dispuestos a "cooperar" con Argentina, pero a su manera

Por Natasha Niebieskikwiat - Clarin.com
Reacción ante la reunión de Malcorra y Hammond. Tras la reunión de cancilleres en Londres, los isleños también reiteraron que la cuestión de soberanía "es invariable"


Aunque recibieron con frialidad el encuentro entre los cancilleres Susana Malcorra y Phillip Hammond de ayer, los kelper se mostraron dispuestos a cooperar con la Argentina. Igual, no hay un cambio de postura sobre ningún aspecto de su negativa a permintir un cambio de índole administrativo o jurisdiccional con el continente. “El Gobierno de las Islas Falkland quiere una relación positiva y de respeto con todos los países de Sudamérica, y le gustaría explorar formas de potencial cooperación con el gobierno de Argentina en áreas de mutuo interés”, señala un comunicado de las islas emitido esta mañana desde Puerto Stanley.

El comunicado informó que el gobierno isleño está al al tanto del encuentro de los cancilleres ayer en Londres y que fue consultado sobre el mismo. Aunque no lo dice expresamente, se deduce que fue antes de que ocurriera. En el comunicado del gobierno de las islas afirma: “Hammond reiteró que la posición del Reino Unido sobre las Islas Falkand permanece invariable, el referendum que se realizó en 2013 envió un mensaje claro de que los isleños quieren seguir siendo un Territorio de Ultramar del Reunio Unido”

Desde las islas han señalado a este diario que los espacios de “cooperación” que evalúan con Argentina actualmente “no están para conocimiento público” aún. Isleños, británicos y argentinos tienen siempre en la agenda la pesca, el petróleo, la comunicación, pero con distintas miradas. Los kelpers no manejan su política exterior. Lo hace el Reino Unido, pero desde la guerra tienen una amplia llegada a los oídos del Foreign Office que remarca la llamada “autodeterminación” de los kelpers que Argentina no reconoce. Pero el nuevo entendimiento entre Mauricio Macri y David Cameron inició un reacercamiento.

Malcorra y Hammond se reunieron ayer en una bilateral paralela a la cumbre anticorrupción que tuvo lugar en la capital británica. Aunque los ministros se conocen de cuando Malcorra era jefa de Gabinete del secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki Moon, a quien debió representar en diferentes oportunidades, hacía casi 15 años que no se producía un encuentro como este.

La última bilateral tuvo lugar entre julio de 2001 cuando se reunieron el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini y Jack Straw. En 2013, Héctor Timerman y William Hague intentaron reunirse en Londres en el medio de las altísimas tensiones bilaterales de entonces, pero la negativa argentina a que estuvieran los kelpers presentes abortó la bilateral.

martes, 10 de mayo de 2016

Malcorra buscará que Londres levante el embargo de armas

Por Natasha Niebieskikwiat - Clarin.com
Tiene previsto visitar esta semana a su par británico. Será en el marco del viaje a una cumbre anticorrupción.


Será de manera diplomática pero el tema estará en la mesa de conversaciones. Este jueves, en Londres, la canciller Susana Malcorra y el secretario de Asuntos Estratégicos de la Presidencia, Fulvio Pompeo plantearán al canciller Phillip Hammond, el deseo del gobierno argentino de que el Ejecutivo británico levante el embargo sobre todo tipo de armamento y repuestos bélicos que le impuso a este país en 2012 y que dificulta directamente las compras de Defensa, de máxima a mínima.

Malcorra y Pompeo viajarán a la capital británica para participar de una cumbre anticorrupción, entre mañana y pasado. La difusión de los Panama Papers resignificaron esta cumbre porque los nombres de alrededor de 30 jefes de Estado, reyes, presidentes y primeros ministros figuran en las filtraciones, entre ellos los de David Cameron, Mauricio Macri y Cristina Kirchner, según la prensa suiza.

Ese embargo se impuso para los 30 años años de la guerra angloargentina por las Malvinas. Y se impuso en medio del recrudecimiento de las relaciones entre las administraciones de Cristina Kirchner y Cameron. Los británicos se mantuvieron siempre inflexibles al diálogo por las islas, amparados en el llamado paraguas sobre los temas de soberanía, que rige desde los '90 . Pero Cristina recrudeció su política hacia los isleños. Llamó okupas a los kelpers y los amenazó con cortarles el vuelo semana de Lan Chile que una vez al mes pasa por Río Gallegos.

Mientras en la prensa en Londres alertaban sobre las conversaciones argentinas con los rusos y los chinos para comprar aviones,en el parlamento británico surgieron reportes sobre sus “preocupaciones” sobre Argentina. Enabril de 2012 el gobierno británico reforzó los permisos de exportación y comercio a los británicos en los bienes y tecnología militar a la Argentina. Ya en 1982 comenzó a regir un embargo en el Reino Unido que fue aliviado en 1998, pero no del todo.

En una industria militar sumamente globalizada, por ese embargo Argentina tuvo por ejemplo problemas para explorar la compra a Brasil de unos aviones Gripen, de la emprea sueca Saab,porque tienen componentes británicos.  La operatividad de la Armada Argentina también se ve afectado porque un respuesto de las máquinas del destructor clase Meko 360 ARA " "Heroína" (D-12), denominado “rueda lenta” entra en dichas prohibiciones. .

Con todo, en el Gobierno manejan el encuentro con Hammond de manera ultrasensible, al igual que el de la cuestión Malvinas. En su encuentro con Cameron, en Davos, en enero pasado, Mauricio Macri no habló del embargo, aseguraron en Balcarce 50.  Tampoco el británico habría hablado de la orden de embargo a las petroleras británicas y estadounidense que exploran en aguas de Malvinas que por U$S 156 millones ordenó hace casi un año una jueza federal de Río Grande, Tierra del Fuego.  El gobierno de Cristina envió cantidad de cartas de protesta y amenazas de sanciones a las compañías que efectivamente buscan hidrocarburos de manera unilateral en una zona en disputa según reconoce la comunidad internacional. El deshielo entre las partes habilitaría el diálogo sobre estos dos aspectos.

lunes, 9 de mayo de 2016

La cuestión Malvinas

(Pagina 12) - La canciller Susana Malcorra definió la controversia con el Reino Unido por las Malvinas como “el conflicto latente más importante que tenemos” y adelantó que seguramente lo conversará con la contraparte británica en el encuentro que mantendrán en los próximos días en Nueva York en ocasión de un encuentro internacional por la transparencia. “Pero no estoy pronosticando ninguna espectacularidad”, avisó, en el informe que brindó ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado.

En paralelo, el gobierno del Reino Unido anunció ayer con bombos y platillos la visita que el secretario de Comercio e Inversión del Reino Unido, Mark Price, realizará entre hoy y mañana en la búsqueda de “fortalecer las relaciones comerciales” bilaterales. “Será la primera visita en diez años de un secretario de Comercio británico a la Argentina”, celebraron.


Desde que resultó electo, el presidente Mauricio Macri intercambió gestos de simpatía con el primer ministro británico, David Cameron, con quien se reunió a poco de asumir, durante la cumbre empresarial de Davos. “Fue una linda reunión”, resumió luego Macri en su estilo.

Por eso ayer Malcorra debió dedicarle un tramo de su exposición sobre la política exterior del macrismo a explicar qué lugar ocupaba la gestión Malvinas. “Malvinas es el conflicto latente más importante que tenemos y hay que atacarlo. Está en las prioridades de esta canciller, es central en mi agenda”, buscó enfatizar ayer. También aseguró que “hemos revaluado no devaluado el tema Malvinas. No espero nada mágico que se resuelva mañana, pero que abra caminos”.

Malcorra también se refirió a otros temas en su presentación, en la que llamó a “desideologizar la política exterior”, una prédica del macrismo. Además, criticó al Parlasur. “Genera gran confusión y desorden” debido a “la hiperproducción de modelos parlamentarios”, dijo.

miércoles, 27 de abril de 2016

Malvinas: temor de los isleños por el futuro de Gran Bretaña en la Unión Europea

Por María Laura Avignolo - Clarin.com
El 23 de junio se hará el referéndum en el Reino Unido para definir si se mantiene en el bloque regional. Y se prevé un fuerte impacto económico en las islas si se separa.

El Brexit y sus consecuencias llegaron a las Malvinas. La posibilidad de que Gran Bretaña se retire de la Unión Europea después del referéndum del 23 de junio preocupa a los isleños y a su economía. Sorpresivamente, los habitantes de las islas resultan hoy tan conservadores como profundamente pro-europeos.

Una imagen de las islas Malvinas.Sukey Cameron, la representante del gobierno de las islas en Gran Bretaña, dijo que un voto británico para irse del bloque “podría alentar a Argentina a ser mucho más agresiva”.


Con los sondeos en el reino muy parejos a favor de irse o quedarse en la Unión Europea, Malvinas y Gibraltar han expresado igual preocupación por un futuro fuera de la Unión Europea.

La advertencia de Sukey Cameron apareció en un informe "transpartidario" de varios grupos de diputados de la Cámara de los Comunes británica, que están intentado producir un “serio y objetivo análisis” de la membresía de la UE antes del referéndum. En el informe están incluidas las declaraciones de Sukey Cameron, que declinó en Londres ampliarlas a Clarín,  y refirió el caso a la oficina de prensa de las islas.

Si los británicos optan por el Brexit, la representante Cameron considera que va a tener un enorme impacto negativo en la economía de las islas. ”El Tratado de Roma otorga recursos al Gobierno de Su Majestad y el gobierno de las islas Falkland con considerable certeza y apoyo de los miembros de los estados miembros de la Unión Europea”.

“Si Gran Bretaña no es más un miembro de la Unión Europea, ese apoyo será mucho menos cierto y podría alentar a Argentina a ser mucho más agresiva en su enfoque”, sostuvo Cameron, que fue nominada representante después de la guerra y es una voz poderosa y escuchada  ante la Cámara de los Comunes británica.

Para Cameron, cualquier “cambio material que resulte un menor acceso al mercado europeo puede ser potencialmente catastrófico para la economía de las islas Falkland y su gente”. Pocas veces el vínculo entre las islas Malvinas  y la Unión Europea se había explicado tan claramente, al igual que sus beneficios. Las islas Malvinas se apoyan en el tratado de libre comercio, que les permite a los isleños exportar grandes cantidades de pescado sin pagar aranceles o adherir a una cuota en Europa. Mayoritariamente exportan su pescado  a Italia y España.

En una declaración enviada a Clarín, el presidente de la asamblea legislativa de las islas, Michel Poole, dijo que “el Gobierno de las islas Falkland cree que la decisión con respecto a la relación de Gran Bretaña con la Unión Europea es una decisión de  los residentes de Gran Bretaña. Nosotros no tenemos un punto de vista oficial en el tema, pero hemos estado en contacto con personajes clave en Gran Bretaña para asegurarnos que ellos comprenden los beneficios que las islas Falkland actualmente ganan de nuestra relación con la Unión Europea. Estas incluyen tarifa y cuota de libre acceso al mercado único, libertad de movimientos entre los estados de la Unión Europea y compromiso político con el gobierno de las islas Falkland”.

Cuando el secretario de Defensa británico, Michael Fallon, visitó en febrero pasada las islas, el consejero Michael Pool le advirtió que “si perdemos los aranceles libres o la cuota de libre acceso será catastrófico“, según reprodujo el Daily Mail entonces.

Si el Brexit se impone, los isleños deberían tratar de conseguir penetrar los mercados sudamericanos. Una misión delicada y difícil mientras la disputa con las Malvinas continúe. Las islas son auto suficientes con su comercio y exportaciones y sólo la defensa depende del Gobierno británico.

En el informe de la Comisión de Relaciones exteriores de la Cámara de los Comunes, Gibraltar hizo la misma advertencia. Consideró que España “tomará ventaja” en las negociaciones por el futuro del Peñón si hay un voto a favor de la salida británica de la Unión Europea.

miércoles, 6 de abril de 2016

Malvinas: Muchas manos en el plato

Por Urgente24
El impulso, el cortoplacismo, la desinformación y la necedad llevaron a militares y civiles argentinos a buscar recuperar por la fuerza las islas del Atlántico Sur, convirtiéndoles en un activo estratégico para los intereses británicos que antes lo mantenían subvaluado. ¿Cómo reenfocar el tema? 

Desde 1982 la Argentina busca, y no encuentra, una respuesta. Ni Raúl Alfonsín ni Carlos Menem ni Fernando De la Rúa ni los Kirchner han acertado en destrabar la situación que el 02/04 siempre se revela como un tema importante, que luego se desinfla. Precisamente para romper esa lógica coyuntural es que se publica el siguiente texto cuando ya no es 02/04.

“Repensando Malvinas - Una causa nacional” (El Ateneo, 2016), es un libro que en parte escribió el embajador Juan Archibaldo Lanús y en parte él compiló ensayos de otros estudiosos, con el propósito de elaborar un debate sobre el presente y futuro de las islas Malvinas, inalcanzables hoy día para la Argentina, cuya soberanía reclama. Aquí un fragmento del aporte del general que fue jefe de la Casa Militar de la Presidencia de la Nación, Julio Hang, y del diplomático Alberto Dojas:
Malvinas: Muchas manos en el plato...
Cementerio de soldados argentinos en Malvinas.
“(...) La creación de una base naval extranjera poderosa en las Islas Malvinas no podría, por la situación señalada, sino tener, como una de sus inmediatas, el dominio de nuestros mares adyacentes y sus costas.
El caso de un traspaso a otra potencia naval, venga como viniere, plantearía para nosotros un grave interrogante.
La permanencia de ellas en poder extranjero por un tiempo indefinido, no nos permitiría resolver en forma completa el problema de nuestra defensa marítima, cualquiera fuese la perfección de nuestro trabajo en costa firme.
La devolución de esas islas, sin menoscabar en lo más mínimo la grandes y poderío británicos, dejaría la única nube en la amistad del pueblo argentino al pueblo inglés, que sería así prenda segura para siempre. (...)”. Segundo Rosa Storni (vicealmirante, ministro de RR.EE., co-fundador del Instituto Oceanográfico Argentino, 1916).

Por JULIO A. HANG y ALBERTO E. DOJAS
La situación estratégica actual en el Atlántico Sur está aún marcada por la hegemonía estadounidense y la presencia británica y, en menor medida, francesa, que si bien conserva algunas posesiones en el Caribe y la Guayana, donde tienen la base de lanzamiento espacial, se interesa más por la ribera africana y sus antiguas colonias. Los tres tienen la mayor capacidad de proyectar fuerzas militares en la región. Otros países miembros de la OTAN, como España y Portugal, tienen la capacidad más reducida, pero procuran mantener su presencia en la mayoría de los eventos y ejercicios atlánticos: la primera conserva su interés por proyectar su influencia en Latinoamérica, aunque el tamaño relativamente discreto de su marina de guerra, la crisis económica y las limitaciones que le imponen la presencia estadounidense hacen que su influencia en términos estratégicos sea reducida; Portugal, al igual que España, se asienta en sus posesiones en el Atlántico para servir de apoyo a las operaciones de los países de la OTAN y en los remanentes de su influencia de sus antiguas colonias africanas.

La supremacía naval estadounidense, aunque no se ejerce directamente en el Atlántico Sur sino por medio de ejercicios militares conjuntos con los países ribereños (de los que participan a menudo fuerzas británicas), de visitas de unidades a los puertos de la región por la navegación ocasional de sus buques de guerra y regular de su flota de investigación oceánica y antártica, está, sin embargo, siempre presente en todos los análisis estratégicos. Por un lado, como estrecho aliado británico y, por el otro, con intereses propios en la región, su posición sobre la controversia de soberanía ha sido tradicionalmente prudente, declarando que no se inclina por ninguna de las partes que favorece una negociación bilateral. Los Estados Unidos han considerado históricamente a la Argentina como un factor de contrapeso en la región frente a las ambiciones brasileñas, favoreciendo una política de equilibrio de poderes en el Cono Sur, que le facilita su rol de árbitro de eventuales diferencias. Sin embargo, la creciente reducción de la capacidad militar argentina comparada con la del Brasil y las dificultades políticas por las que atraviesa periódicamente la relación bilateral no le han permitido a la Argentina utilizar en forma adecuada el contrapeso estadounidense para mejorar su posición estratégica y su fortaleza negociadora, favoreciendo gratuitamente los planes británicos.

Nuevos actores, algunos tímidamente, han comenzado a desarrollar una mayor presencia en la zona. El primer nuevo actor que ha desarrollado un actualizado pensamiento estratégico para el Atlántico Sur es Brasil, convertido en la principal economía de la región con una creciente gravitación internacional como mercado emergente. El interés por jugar un mayor rol en el orden regional y global, sumado en su directo interés en la preservación de los enormes  yacimientos de hidrocarburos en su plataforma continental, han impulsado un proyecto de renovación completa y sustancial ampliación de la capacidad de su marina de guerra, que incluye su ambición por ser el primer país latinoamericano en poseer submarinos a propulsión nuclear. El Brasil ha mantenido una activa política hacia el África, particularmente con los países luso parlante, que le brindan una oportunidad para desarrollar la cooperación e influencia en la ribera atlántica. Su participación en el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) puede, eventualmente, colaborar en el ingreso de sus miembros como nuevos actores en el Atlántico Sur, a lo que se suman sus aspiraciones para ingresar como miembros permanentes del Consejo de Seguridad.

El Brasil ha lanzado un proyecto de modernización de su flota y sus puertos, que incluye la renovación de sus fragatas y destructores; el mantenimiento de su portaaviones; la adquisición de submarinos y la construcción de un submarino nuclear, que tendrá un efecto importante en el escenario estratégico regional (N. de la R.: habrá que ver cómo queda en el marco de la grave crisis institucional que padece ese país). Todo ello enmarca en un proyecto que supera los 34.000 millones de dólares, pero que por las presentes dificultades económicas avanza lentamente. Sus actuales medios no podrían equilibrar una flota con submarinos nucleares, destructores y fragatas misilísticas de última generación, pero, no obstante, es la principal marina de guerra de Sudamérica. El Brasil ha decidido la adquisición de su nueva aviación de combate que le otorgará una capacidad de control sobre todo su espacio soberano y de disuasión a eventuales despliegues amenazantes, al actuar mancomunadamente con su creciente potencia naval que, con su actual capacidad puede servir a la protección de su riqueza petrolera y participar con otras marinas en la seguridad del mar.

Sudáfrica ha ido emergiendo, aunque más lentamente y con menos recursos aplicados a su proyección naval, como otro nuevo actor de creciente presencia tanto en el Atlántico como el Indico, con una ubicación estratégica para la comunicación entre ambos océanos. Las relaciones con la Argentina y el Brasil (y en menor medida con el Uruguay) han ido en aumento sostenido desde la instauración democrática en el país africano. Los ejercicios navales regulares Atlasur y las numerosas visitas de los Ministros de Defensa han ido desarrollando las relaciones entre ambas márgenes del Atlántico Sur. Sudáfrica ha sido incorporada al grupo BRICS, aunque su inclusión se aprecia más en razón de la conveniencia política de contar con un país africano que en su importancia en la economía global. La posición de Sudáfrica sobre la controversia en torno a las Malvinas ha sido un elemento de dificultad en las relaciones con la Argentina.

Los otros tres grandes países atlánticos africanos, Nigeria, Namibia y Angola, tienen una capacidad aún muy limitada y están comprometidos antes en construir una capacidad de controladora costra que en la proyección de fuerzas en la vastedad atlántica. Es también útil tener en cuenta que siete países africanos de la cuenca son miembros de la Comunidad Británica de Naciones: Camerún, Gambia, Ghana, Namibia, Nigeria, Sierra Leona y Sudáfrica.

Venezuela tiene cierta relevancia por sus importantes recursos petroleros. Los contratos firmados con la Federación de Rusia, que la convertirían en el segundo importador de armas de ese origen, parecen estar limitados a equipar su Ejército y Fuerza Aérea, dado que no se ha mencionado ninguna inversión sustancial de ese origen para su marina de guerra.

Tanto el Uruguay como el resto de los países africanos no han demostrado un interés particular por dotarse de medios navales de alguna significación. Solo Marruecos parece anunciar una voluntad de jugar un rol articulador entre el Atlántico Norte, el Sur y el Mediterráneo, aunque su capacidad naval es muy limitada. En apoyo de esa estrategia, el país ha desarrollado importantes obras de infraestructura como el puerto de contenedores Tánger Med, destinado a facilitar su tránsito del Atlántico al Mediterráneo, y la proyectada carrera transmagrebí.

De las potencias extra regionales, China y la India son dos actores a los que se atribuye un mayor interés en el Atlántico Sur. Ninguno de ellos tiene una tradición de gran potencia marítima, por lo que se encuentran en un proceso de desarrollo se sus marinas, que corre paralelo al desarrollo de nuevas doctrinas y visiones estratégicas que puedan acompañar su cambio hacia convertirse en jugadores globales. La preocupación por el entorno estratégico asiático concentra aún los esfuerzos y atenciones de la primera etapa de su eventual proyección fuera de sus costas. De todos modos, una competencia estratégica entre ambos no parece probable en el corto plazo.

En el caso de China, más adelantada en esta materia que la India, diversas señales parecen indicar que la política oceánica ha de tener creciente influencia en su economía y en sus intereses estratégicos, tanto por las complejidades que enfrenta en el mar de China y su entorno próximo, como porque, como ha anunciado, “el siglo XXI será la era del océano”, no sólo por las razones señaladas, sino también porque las naciones más importantes consideran sus intereses marítimos como cruciales, desarrollando nuevas políticas económicas hacia el mar y realizando los ajustes estratégicos necesarios. Es un proceso del que China no puede ni quiere quedarse ajena, porque la historia prueba que el surgimiento de las grandes potencias es inseparable del aumento de la marina.

Este interés también acompaña la creciente dependencia de materias primas de su economía, cuyo abastecimiento depende en parte de recursos naturales que provienen de los países del Atlántico Sur, sus intereses comerciales y el aumento de sus inversiones empresariales no sólo en África sino también en América latina. China se ha convertido en la última década en uno de los principales comerciantes de la región, aunque el patrón de las relaciones parece continuar las limitaciones del modelo tradicional en que los países del sur exportan derivados de los recursos naturales e importan productos manufacturados que compiten con su propia producción. Este patrón de comercio desigual se aplica incluso en el Brasil, el país con mayor desarrollo industrial en todo el Atlántico Sur. Su participación en la construcción de obras de infraestructura – muchas de ellas, donaciones- y en el suministro de créditos a la región también se ha beneficiado de un aumento de consideración.

En noviembre de 2010, dos buques de guerra chinos entraron por primera vez en el Atlántico Sur, al visitar Durban y luego regresar hacia su país. El 30 de octubre de 2013, el destructor misilístico “Lanzhou”, la fragata” Liuzhou” y el barco de abastecimiento “Boyanghu” amarraron en el puerto de Buenos Aires provenientes de Chile y luego de haber atravesado el estrecho de Magallanes, como una etapa es su gira alrededor del mundo, constituyendo una sorpresiva señal de interés para otros actores de la región. Recientemente, se han analizado diversos proyectos de cooperación en materia de defensa entre China y la Argentina. Sin embargo, puede resultar prematuro asegurar que China podrá contar en los próximos 10 años con una capacidad y doctrina militares para poder ejercer una influencia significativa en el escenario estratégico del Atlántico Sur. La atracción de su modelo político y de otros aspectos de su “poder blando” en la zona es difícil de anticipar por el momento.

El ingreso de la India a este escenario estratégico continúa siendo, por el momento, más una hipótesis de círculos académicos que una palpable realidad. Ciertos elementos como el crecimiento económico y el aumento del comercio en la región, la dependencia de su economía de ciertos insumos básicos provenientes de ella, las relaciones con una diáspora nacional asentada en diversos países sudatlánticos y el interés en jugar un rol en la política mundial pueden ser el fundamento de una eventual mayor presencia India, que por el momento es muy reducida. La coordinación de una estrategia hacia el Atlántico Sur entre la India y China que pudieran competir con la OTAN parece también improbable en el futuro cercano, en razón de las diferencias que continúan existiendo entre ambos en el escenario asiático y las líneas directrices de la actual política exterior India. Un elemento importante a tenerse en cuenta en caso de desarrollarse la presencia militar india en la zona es que, siendo una potencia nuclear, no forma parte del tratado de Tlatelolco que establece una zona libre de armas nucleares en gran parte del Atlántico Sur.

Las relaciones argentinas con Rusia, que, al igual que China, ha apoyado al país en su controversia por las Malvinas, han sido tradicionalmente amistosas y han cobrado un nuevo impulso en épocas recientes. En este contexto, la Argentina ha adquirido dos helicópteros Mi 17 que permiten conectar el continente con las bases antárticas y complementarían, posteriormente, las tareas del rompehielos “Irízar”.

Irán ha tratado de aprovechar el contexto político latinoamericano para ampliar su influencia en materia militar y política en países de la región, particularmente en Venezuela y Bolivia, que, aunque es un país mediterráneo y sin gran significación económica, influye  en cierta medida en el Cono sur. Las relaciones con la Argentina, de la que ha constituido tradicionalmente un importante importador de alimentos, han sufrido  el impacto de los vaivenes de las investigaciones del atentado de la mutual AMIA. Su presencia naval en la zona es casi nula.

Australia no tiene entre sus prioridades estratégicas el Atlántico Sur, dado que su atención se dirige al escenario asiático.

Todos los nuevos actores comparten el interés en mantener abiertas las líneas de comunicación oceánica para asegurar su abastecimiento y comercio, así como la explotación de los recursos naturales. La seguridad de la navegación y otras actividades oceánicas se ha convertido en una preocupación creciente por las actividades ilícitas de actores no estatales con cierta capacidad para desarrollar sus actividades a una distancia relativamente  importante de las costas. Entre ellos, dos son fuente de atención por sus actividades en los espacios marítimos: el narcotráfico y la piratería, particularmente en el Golfo de Guinea, reservorio de importantes yacimientos de hidrocarburos. El terrorismo integrista y los grupos armados que procuran el acceso a recursos naturales críticos o mantienen relaciones con la producción y el tráfico de estupefacientes, el tráfico de personas y armas, incluyendo las de destrucción en masa, y otros graves delitos, basados principalmente en los continentes, pero que encuentran en los puerto africanos atlánticos un lugar de trasbordo hacia los mercados finales, también son objeto de creciente interés y han dado lugar a diversos ejercicios de entrenamiento y capacitación de los países costeros por las potencias occidentales.

La lucha contra estos flagelos sirve de base para desarrollar la cooperación entre los países ribereños y los actores nuevos y tradicionales, que se concreta en múltiples reuniones internacionales convocadas al efecto y en las organizaciones internacionales competentes. El 13 de junio de 2009, por ejemplo, se reunieron en Lazarote, España, doce países interesados en acordar mecanismos de coordinación en materia de seguridad (crimen organizado, narcotráfico y piratería), inmigración ilegal, biodiversidad, clima y comercio en el Atlántico Sur. Los doce participantes fueron Angola, Argentina, Brasil, Cabo Verde, Camerún, España, Francia, Marruecos, Nigeria, Portugal, Senegal y Uruguay. Venezuela, Costa de Marfil y Sudáfrica no enviaron representantes a pesar de haber sido invitados. Sin embargo, eventuales proyectos tanto para crear una OTAN del sur o sumar al Atlántico Sur a la OTAN formando una única OTA, no han tenido mayor repercusión. Una alianza similar entre los países a un lado u otro del Atlántico tampoco a prosperado. El Mercosur no ha creado una estructura de coordinación naval que le permita una proyección de fuerzas en el área, aunque existen ejercicios regulares entre sus marinas con la participación, en ciertos casos, de Sudáfrica. La Iniciativa de Seguridad contra la Proliferación (PSI), que reúne a más de cien países alrededor del mundo para combatir el tráfico ilegal de armas de destrucción en masa, solo tiene como participantes a dos países del área: Argentina y Angola.

Mecanismos voluntarios para combatir la piratería y otros desafíos a la seguridad oceánica pueden desarrollarse en el Atlántico Sur, particularmente respecto del Golfo de Guinea, siguiendo el modelo existente de Fuerzas Combinadas Marítimas para el Índico frente a las costas de Somalia, el golfo de Adén y otras zonas críticas vecinas. Recientemente, la Unión Europea aprobó el Critical Marine Routes in the Gulf of Guinea Programme  (CRIMGO), para ayudar a los países de la región –Benín, Camerún, Guinea Ecuatorial, Gabón, Nigeria, Santo Tomé y Príncipe y Togo- a mejorar la seguridad de las principales rutas marítimas, entrenar a sus prefecturas navales y compartir información crítica. De esa zona provienen el 13% del petróleo y el 6% del gas importado por la UE. El 28 de febrero de 2013 concluyó el ejercicio Obangame Express 2013 (OE-13), dirigido al entrenamiento en operaciones contra la piratería y a favor de la seguridad marítima en el golfo de Guinea, que reunió a dieciséis países africanos, europeos y americanos.

La participación británica en estas iniciativas le brinda una oportunidad para mantener activa su presencia en el Atlántico Sur. Como se informó recientemente en un seminario dedicado al Golfo de Guinea en Chatham House, la marina británica tiene la capacidad para prevenir los conflictos por medio de la influencia política; brindando seguridad en el mar a los intereses de Reino Unido y jugando un rol clave en el mantenimiento del orden marítimo; promoviendo asociaciones y desarrollando relaciones estables y cooperativas alrededor del mundo; proveyendo asistencia humanitaria a escala global sin depender de los recursos o infraestructura de un país determinado; protegiendo la economía mundial asegurando las rutas comerciales y el flujo de recursos energéticos y estando preparada para combatir, haciendo posible al gobierno británico emplear la fuerza militar en el momento y el lugar que este elija.

El Royal United Service Institute (RUSI), un conocido Think Tank del Reino Unido, desarrolló varios estudios en ocasión del 30º aniversario de la Guerra de Malvinas. En uno de ellos, que en castellano se titularía “Más allá de la retórica. ¿Podría el agudizado debate de Malvinas amenazar los intereses británicos en América latina?", se destacó que el apoyo de la OEA, la CELAC y el Mercosur a las acciones argentinas en busca de reiniciar las negociaciones sobre Malvinas pueden afectar los intereses militares, diplomáticos y comerciales británicos. El estudio también señala que los Estados Unidos tratan de mantener su influencia sobre América latina y, siguiendo sus propios intereses, podrían llegar a favorecer la posición argentina sobre Malvinas. Para hacer frente a estos riesgos, se propone reabrir embajadas, como en El Salvador, aumentar el número de consulados, promover la venta de material de guerra al Brasil, como el caso de los tres patrulleros oceánicos vendidos por la empresa BAE por 133 millones de libras, mantenerse  como el cuarto inversor directo en la región, y otras acciones similares. Finalmente, el estudio recomienda recuperar la iniciativa y transmitir el mensaje a América latina y a los Estados Unidos de que la aceptación de los argumentos argentinos sobre Malvinas “no es una estrategia libre de riesgo”.

Capacidad argentina para actuar en este escenario estratégico

En el diseño de una estrategia negociadora argentina con el Reino Unido sobre todos los territorios en disputa, nuestro objetivo final debería ser recuperar nuestros derechos no sólo sobre nuestros territorios insulares en el Atlántico Sur y sus zonas de influencia, sino también sobre todos los recursos de la plataforma continental y otras áreas bajo jurisdicción de los Estados que en el futuro pudieran reconocerse: el océano es la nueva frontera para la expansión de jurisdicciones y explotación de recursos del siglo XXI.

Hay que tener en cuenta que la posesión de estos territorios insulares le permite al Reino Unido reclamar un área de casi 2.000.000 de Km. Cuadrados.

La correlación de fuerzas en los diversos tableros en los que se descompone el poder internacional de las naciones encuentra a la Argentina en una posición relativa muy desfavorable, porque el Reino Unido tiene una sustancial ventaja en el tamaño y complejidad de su economía; el carácter global de sus grandes empresas; el volumen y estructura de su capital financiero; el nivel de desarrollo científico y tecnológico y su correlato, la innovación empresarial; su capacidad militar y sus alianzas con grandes potencias; la red de solidaridades y negocios de la Comunidad Británica de Naciones y la atracción de su cultura y valores a escala global.

Sin embargo, otros factores como la vecindad geográfica con la zona en disputa; la profundidad de las relaciones con los países sudamericanos; la capacidad y la competitividad de nuestro sector agropecuario; la amplia disponibilidad de recursos naturales; la potencialidad de nuestro sector científico y tecnológico, particularmente en materia nuclear y espacial; la atracción y la difusión de nuestra cultura y sociedad y la defensa de los derechos humanos compensan, en cierta medida, ese desequilibrio estratégico.

Las diferencias existentes en materia de poder duro solo podrán acortarse mediante una sistemática política de desarrollo dirigida a la construcción de poder en esas áreas. Aun considerando un escenario internacional favorable a nuestro país, la correlación de fuerzas continuará siendo favorable  para el Reino Unido por un prolongado lapso que, si no suceden acontecimientos inesperados, puede calcularse en varias décadas. Las diferencias actuales pueden cambiar sustancialmente en el tiempo, como lo probó la diferente situación relativa en la que se encontraron China y Gran Bretaña al final del período de arriendo de Hong Kong.

En el campo del poder naval, si bien la Armada Argentina había recibido en los años ‘80 cierta modernización y contaba con un portaaviones y submarinos convencionales, las diferencias con la capacidad naval británica eran sustantivas. La situación actual, con cuatro destructores y seis fragatas en servicio, junto con tres fragatas más antiguas y submarinos convencionales que necesitan una repotenciación de sus sistemas para prolongar su vida de combate, es notoriamente inferior. Los planes de adquisición de patrulleros oceánicos pueden aumentar nuestra capacidad de control del mar, aunque su impacto estratégico es mínimo. La construcción de un submarino de propulsión nuclear y armamento convencional no cambiará tampoco la desigual correlación de fuerzas entre ambos países, pero tendrá un efecto de demostración de nuestra capacidad científico-tecnológica en materia de defensa. La Aviación Naval y la Fuerza Aérea mantienen una escasez significativa de recursos y presupuesto, que torna escasez significativa de recursos y presupuesto, que torna difícil un adecuado control espacial del territorio marítimo. El Reino Unido utiliza su poder de negociación y sus alianzas para dificultar el acceso argentino a tecnologías modernas en materia de defensa. Las diferencias entre las capacidades industriales y tecnológicas de los dos países están en la base de la debilidad estratégica argentina.

Nuestros medios militares exhiben una debilidad sustancial para ejercer un efectivo ejercicio de la soberanía marítima sobre nuestros espacios oceánicos y mantienen en serio riesgo nuestra capacidad para disuadir y, llegado el caso, enfrentar favorablemente las potenciales amenazas sobre nuestros intereses vitales. La ausencia argentina es la condición de la presencia de terceras potencias sobre nuestro espacio estratégico sobre el Atlántico Sur. La actividad británica en nuestro espacio marino soberano se ve beneficiada por la escasa capacidad de acción de nuestros medios de control marítimo. Esta situación los permite, con un reducido gasto de defensa, intervenir en toda la región; participar en los ejercicios militares en el área; abastecer sus naves en los países vecinos; proteger la explotación pesquera, la exploración petrolífera y apoyar sus campañas antárticas.

La debilidad argentina tiene su contracara en la capacidad naval que está construyendo el Brasil. No puede descartarse que, en un futuro no muy lejano, nuestro vecino, ya transformado en una de las diez economías más importante del planeta y con una supremacía naval en Sudamérica, reivindique el liderazgo naval del Atlántico Sur. Si bien esta emergente potencia, de persistir la debilidad argentina, nos colocara en una situación aún más marginal en el área, por el otro lado puede generar una competencia con las potencias extrarregionales que actúan en la zona. En cambio, si la declinación de Gran Bretaña se agudiza, el crecimiento del Brasil se consolida y nuestro país crece y desarrolla su economía y sus recursos navales, pueden crearse mejores condiciones para un equilibrio favorable en el plano estratégico, que facilite alcanzar una negociación pacífica del diferendo. La integración argentina con el Brasil y el Uruguay y la construcción de una alianza estratégica con ellos es, por lo tanto, una prioridad de nuestra política hacia los territorios en disputa. Lo mismo puede decirse de nuestra relación con Chile. Las debilidades y fortalezas recíprocas de la Argentina y el Reino Unido en esta zona del Atlántico Sur están directamente influenciadas por la profundidad de las relaciones de nuestro país con sus países vecinos en el Cono Sur de América.

Una política de Estado para la Argentina en el Atlántico Sur en el siglo XXI

El aumento de la población mundial, la escasez de ciertos recursos no renovables, las necesidades de nuevos materiales para apoyar la revolución tecnológica y las crecientes posibilidades de extracción de recursos del lecho y subsuelo marino, revalorizan cada día a la riqueza contenida en el mar. Nuestra política hacia el Atlántico Sur tiene que tener presente, además de estas circunstancias, que la evolución científico-tecnológica amplía exponencialmente los espacios sobre los que se puede ejercer el dominio del Estado a partir del territorio terrestre, dando origen a un proceso que, por ejemplo, condujo, en su momento, a la incorporación efectiva a la jurisdicción estatal del mar territorial, la zona contigua, la zona económica exclusiva, la plataforma continental, el espacio aéreo, el espacio ultraterrestre y el subsuelo terrestre y marino.

La cuestión es particularmente crítica cuando se compara nuestro territorio continental con nuestro territorio marítimo, las islas, el subsuelo, el territorio antártico y el espacio aéreo: se trata de una superficie tres veces mayor. A ello deben sumarse los espacios oceánicos sobre los que ejercemos otras jurisdicciones y competencias y, más allá de estas, vastas zonas abiertas, en principio, a la utilización de todos pero que, en realidad, están rápidamente convirtiéndose en objeto de un cierto orden público “de facto” establecido por los países que tienen la voluntad y la capacidad para ejercer el poder de policía y de explotar sus recursos. El territorio tiene que pensarse hoy como todo el campo en el que el Estado ejerce jurisdicción y competencia, incluyendo esas áreas no nacionales en las que comparte o tiene interés en compartir el ejercicio de ciertas jurisdicciones y competencias acordadas con otros Estados.

Nuestro territorio marítimo, con sus islas, el subsuelo y el territorio antártico linda con la zona más despoblada y de menor actividad económica del país. Urge, por lo tanto, promover y realizar las inversiones necesarias para implementar una infraestructura inteligente que vertebre este territorio austral, creando las condiciones para impulsar el desarrollo, el empleo y una distribución más armoniosa de la población, uniendo el sur al núcleo central pampeano más desarrollado. Una política territorial y oceánica integrada permitirá crear nuevos polos de desarrollo, nuevas infraestructuras, nuevos núcleos urbanos, nuevos productos y la apertura de nuevos mercados. Una política acertada de largo plazo hacia la Patagonia, el Atlántico Sur y la Antártida tendrán también un enorme impacto en el desarrollo de la investigación científica de punta y de las nuevas tecnologías, promoviendo la innovación empresarial y el desarrollo de nuevos productos. La estrategia que llevemos adelante para la puesta en valor de nuestro territorio patagónico y oceánico influirá decisivamente en el futuro de la Argentina; la construcción de las bases de nuestro poder; el rol que podremos jugar en el mundo del siglo XXI y el nivel de vida que brindaremos a nuestra sociedad.

La Argentina celebra el bicentenario de vida independiente en medio de la perplejidad ante se declinación relativa tanto frente a sus vecinos como en el concierto internacional. Muchos analistas tienden a considerar que la situación actual es el producto de una incapacidad histórica para definir y ejecutar nuestras ambiciones estratégicas en el largo plazo.  Sin embargo, mantenemos viva en nuestra memoria histórica el haber sido un país que enfrentó sus dificultades con valentía e inteligencia y articuló su política de defensa con su política exterior para consolidar sus fronteras, su unidad nacional y un gobierno federal. Estas condiciones nos llevaron a ser uno de los grandes países del mundo.

La Argentina tiene una nueva oportunidad porque están dadas todas las condiciones para volver a ser un gran país en el concierto de las naciones. Las tareas que tenemos por delante son todas realizables y financiables con el actual nivel de desarrollo económico. Lo que necesitamos para llevarlas adelante es acordar una política de Estado entre los partidos mayoristas, que le otorgue el necesario apoyo político y presupuestario a lo largo del tiempo que requerirá su implementación exitosa, manteniéndola alejada de las controversias y la competencia política cotidianas.

La política hacia el Atlántico Sur que necesitamos para el siglo XXI no presenta la complejidad que tuvo hace doscientos años consolidarnos como nación independiente. La Argentina, además, no tiene vocación expansionista ni imperialista, ni reclama territorios irredentos de sus vecinos. La única controversia que mantenemos es por un territorio ocupado por un resabio colonial. Nuestra política de defensa, por lo tanto, no persigue ningún objetivo agresivo, todo lo contrario, está basada en la cooperación y en la integración con los vecinos. Pero como hemos visto, para llevar a cabo con éxito esta política de cooperación e integración, debemos dotarnos de los medios para participar equilibradamente en ella.

Las diferencias de los que están a la vanguardia de los conocimientos científicos y técnicos y que cuentan con los medios para ejercer las funciones estatales en todos los campos y los que no las poseen se expande deprisa, al ritmo  de la innovación y de acuerdo con las disponibilidades y decisiones presupuestarias para contar con las capacidades necesarias para ejercerlas. Esas diferencias agregan una nueva dimensión a los planos en los que se descompone el poder real que tiene cada Estado.

Todos los días se construye el poder mundial en un conjunto de tableros en los que juegan su rol la política exterior, la política de defensa, la política financiera y bancaria, la política comercial y la política científico-tecnológica, entre otras. Nuestra política hacia el Atlántico Sur debe partir del reconocimiento del hecho de que alguien se está ocupando de lo que nosotros abandonamos, en cada uno de esos tableros, incluyendo la seguridad de nuestras regiones de interés estratégico: la prueba, como lo hemos visto, la cadena de bases militares a través de todo el Atlántico, desde el Ártico a la Antártida.

Nuestros intereses vitales y los objetivos de nuestra política exterior requieren que nos dotemos de los medios y de las políticas adecuadas para no quedar a merced de otros que están diseñando, fijando estándares y estableciendo las reglas sin nuestra participación. Es muy importante para el despliegue de nuestra política de exterior y de defensa independiente no terminar formando parte de la periferia constituida por las estrategias y las capacidades de otros países. La periferia es la contracara de la hegemonía. Allí donde no estén la capacidad y la estrategia argentina para participar en el diseño de un orden de seguridad regional y global, habrá otras potencias diseñando el orden de acuerdo a sus intereses. La política exterior y la política de defensa son, en materia de preservación de los intereses vitales, como las dos caras del dios Jano: unidas por una sola razón, ambas se necesitan y refuerzan mutuamente. Si la política de defensa sin la estrategia general de la política exterior sufre de miopía para comprender la complejidad y racionalidad final de las acciones que desarrollaremos en el escenario internacional, la política exterior sin el concurso de la política de defensa es importante para la preservación de los intereses vitales.

Tenemos, pues, que fortalecer nuestra voluntad nacional y contar con las capacidades para fijar nuestros propios objetivos, darnos nuestras propias políticas, analizar el escenario internacional con la punta seca del compás centrada en nuestros intereses nacionales y asignar los recursos allí donde están nuestros intereses vitales de largo plazo, como hace toda democracia avanzada del mundo. Nuestra participación activa en el escenario estratégico internacional también nos brindara la oportunidad de promover los valores democráticos, la plena vigencia de los derechos humanos, el uso responsable de las tecnologías y la preservación del medio ambiente para las futuras generaciones. Nuestra acción tiene que evitar que los intereses de los sectores que actúan sobre los mares y océanos y la búsqueda de un beneficio o utilidad inmediata no afecten negativamente los intereses más generales y compartidos ni los de largo plazo. Para preservar y proteger los intereses públicos y privados en el largo plazo se requiere una concentración entre todos los sectores para diseñar una estrategia sustentable en tiempo.

Un reclamo incesante por continuar bregando por la recuperación de nuestras Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur de los veteranos de la guerra del Atlántico Sur y del recuerdo de los que allí murieron heroicamente por la patria. Ellos nos obligan también a una constante reflexión sobre la frustración ya casi bicentenaria de no poder alcanzar un remedio al despojo sufrido. A ellos debemos nuestro agradecimiento y el compromiso del esfuerzo de las generaciones presentes y venideras hasta lograr que se haga una realidad el mandato constitucional de recuperar estos territorios por medios pacíficos.

Una estrategia acertada y con un amplio consenso interno hacia el Atlántico Sur nos permitirá iniciar una nueva etapa, que coincidirá con el comienzo de nuestro tercer centenario. De este modo, también honraremos a los padres de patria que se sacrificaron por nuestra independencia y nos dejaron no solo con la octava superficie de los países del mundo, sino una de las más bellas y dotadas geografías.

Malvinas: Jeremy Corbyn volvió a pedir un "diálogo sensato" entre Argentina y Gran Bretaña

El líder del laborismo británico, Jeremy Corbyn (Infobae.com) - El líder del laborismo reiteró que "se puede llegar a algún arreglo razonable". Resaltó que los kelpers tendrían "una enorme voz" para decidir sobre su futuro


El líder del laborismo británico, Jeremy Corbyn Crédito: Reuters

Desde antes de ser electo líder del partido Laborista inglés ya era de público conocimiento que Jeremy Corbyn estaba a favor del diálogo entre la Argentina y Gran Bretaña por una gestión conjunta de las Islas Malvinas. Ahora, el funcionario de izquierda reiteró su pedido y resaltó la importancia de la opinión de los kelpers, quienes en 2013 votaron en un referéndum para permanecer bajo soberanía británica.

"Creo que tiene que haber una discusión sobre cómo se puede llegar a algún arreglo razonable con Argentina", dijo Corbyn en declaraciones a la BBC. Y agregó: "Me parece ridículo que en el siglo XXI nos metamos en un enorme conflicto con Argentina por unas islas que están en frente a ellos".

Sobre el rol de los isleños, Corbyn opinó: "Por supuesto que tienen una enorme voz en esto pero consigamos un diálogo sensato. Ha pasado antes y estoy seguro que puede pasar otra vez. Tienen derecho a quedarse y a decidir sobre su propio futuro".

Pero insistió: "Tengamos una discusión y no fijemos agendas por adelantado".

lunes, 4 de abril de 2016

Inglaterra, con nivel más bajo de defensa de Malvinas desde 1982

(AMBITO FINANCIERO) - Londres - El Gobierno británico decidió por primera vez, después de la Guerra de Malvinas, dejar a las islas sin protección de la Marina Real según informó ayer el diario local The Independent.

Esta protección está integrada por una fragata y un destructor británico. La noticia, que se produce a horas de cumplirse 34 años de la guerra, se debe, de acuerdo con el periódico digital, a recortes y a la falta de personal que llevaron a no reemplazar la fragata que hasta noviembre patrulló las aguas cercanas al archipiélago, sobre el que la Argentina reclama el control.


Según "The Independent", la marina británica decidió concentrar sus recursos en supervisar los movimientos navales rusos, al tiempo que trata de resolver una serie de problemas mecánicos en sus destructores Type 45. Además, la Argentina ya no representa una amenaza para las islas británicas.

En declaraciones al periódico, la vocera de defensa del opositor Partido Laborista, Emily Thornberry, tildó la situación de "inaceptable" y pidió al Ministerio de Defensa que despache un buque de guerra de inmediato al Atlántico Sur. Mientras que un vocero de ese ministerio declaró que "las Malvinas continúan estando bien protegidas por el barco de guerra de patrulla HMS Clyde, un barco de apoyo de la Royal Fleet Auxiliary y unos 1.200 efectivos que operan Typhoons de la RAF (Real Fuerza Aérea) y defensas terrestres".

Por su parte, el Gobierno del primer ministro David Cameron se comprometió a mantener una presencia permanente en el Atlántico Sur para velar por los intereses de los malvinenses, que en 2013 votaron un referendo a favor de permanecer bajo jurisdicción británica.

La noticia de la ausencia de una fragata o un destructor en la zona se publica en un momento de renovadas tensiones entre la Argentina y el Reino Unido, después de que Buenos Aires asegurara la semana pasada que la ONU aprobó la extensión de los límites de la plataforma continental argentina, lo que afectaría a las Malvinas.

En este contexto, el presidente, Mauricio Macri, sostuvo que se ganarán 1.700.000 kilómetros cuadrados de profundidad, "y el reconocimiento por parte de la ONU de la existencia de una disputa por la soberanía de las islas Malvinas", lo que aparentemente se menciona en el dictamen. El Gobierno del Reino Unido respondió que la Comisión del Límite Exterior de la Plataforma Continental de la ONU aún no ha dado a conocer oficialmente su decisión y que en todo caso ésta "no es vinculante".

El Ejecutivo de las islas Malvinas pidió clarificación sobre los efectos de la presunta decisión de la ONU al Estado británico, que desde 1833 tiene soberanía sobre el territorio y ejerce las competencias de defensa y asuntos exteriores.
Agencia EFE y Ámbito Financiero

domingo, 3 de abril de 2016

Millonaria disputa por la pesca en las islas Malvinas

Por Leandro Dario | Perfil.com
Los isleños tienen ganancias anuales de 30 millones de dólares por la venta de licencias. Eso se suma a 500 más que Argentina pierde por la pesca ilegal.
Tension. Kirchner se reunió en 2003 con Blair y le reclamó por los recursos. CFK y Cameron también tuvieron roces.
Tension. Kirchner se reunió en 2003 con Blair y le reclamó por los recursos. CFK y Cameron también tuvieron roces. | Foto: Cedoc Perfil

Tras la algarabía inicial, el dictamen de la ONU que autorizó a la Argentina a extender su plataforma continental, incluyendo en sus aguas a las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur, dejó decenas de desafíos pendientes. Si bien la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC), órgano técnico creado por la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar), reconoció la existencia de una disputa de soberanía entre Argentina y el Reino Unido, no se expidió sobre el fondo de la cuestión.

La comunidad internacional convalidó el planteo argentino, extendiendo los derechos de soberanía a 1.782.000 km2 más allá de las 200 millas marinas. Pero ¿qué peso tiene ese dictamen? ¿Es vinculante legalmente? ¿Están las partes obligadas a respetarlo?

Londres relativizó el optimismo argentino. “Es importante recordar que éste es un comité asesor. Hace recomendaciones, que no son legalmente vinculantes, y la comisión no tiene jurisdicción sobre temas de soberanía”, dijo la vocera de David Cameron.

Desde el Palacio San Martín cuestionaron ese punto de vista. “Es muy positivo que la Comisión haya sostenido que existe una controversia entre Argentina y el Reino Unido por Malvinas. Es una reafirmación de la soberanía porque Argentina presenta su espacio marítimo con límites definitivos y obligatorios. Y se reconoce una disputa que el Reino Unido desconocía. Ese país es parte de la Convención. Ahora no lo puede desconocer”, afirmó a PERFIL Frida Armas Pfirter, titular de la Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (Copla).

El documento es un informe científico y técnico –no jurídico–, que convalidó las recomendaciones presentadas por la Argentina en 2009. “La Comisión revisa y luego aprueba o rechaza si el país que realiza la presentación ha cumplido con los criterios científicos fijados por la Convemar para el trazado del límite exterior de su plataforma continental. Al aprobarlos, pasan a ser reconocidos por todos los demás Estados que son parte de la Convemar”, explicó un diplomático argentino. Lo que plantea esta decisión es el control y usufructo de los recursos en esa zona: fundamentalmente petróleo y minerales que subyacen en el lecho y subsuelo marinos.

Pesca. La disputa por la riqueza energética y mineral no es el único conflicto que enfrenta a la Argentina con el Reino Unido. “Es claro que esta decisión sobre la plataforma continental afecta la vital captura de peces y calamares en las islas y vuelve incierta la explotación de petróleo en su lecho marítimo”, aseguró en un editorial del diario británico The Times. La captura ilegal de recursos ictícolas en la Zona Económica de Exclusión argentina, que provoca pérdidas anuales por 500 millones de dólares, provocó recientemente un incidente diplomático con China, al hundir Prefectura un pesquero con bandera de ese país.

En una investigación realizada por este autor titulada “La Segunda Guerra de Malvinas: la disputa por los recursos pesqueros” –presentada ante la Maestría de Relaciones y Negociaciones Internacionales de la Universidad de San Andrés y de Flacso, y pendiente de evaluación–, se analizaron los motivos que llevaron a la Argentina a cancelar la cooperación pesquera con el Reino Unido, que tuvo lugar entre 1990 y 2005. Desde que comenzó a operar, en 1986, la industria pesquera generó un auge de la economía de las Malvinas, con 30 millones de dólares de ingresos anuales en concepto de venta de licencias pesqueras y exportaciones por 262 millones, según el Departamento de Pesquerías de las islas. Los ingresos de esa actividad representan el 34% de su PBI.

Durante el gobierno de Carlos Menem, Argentina y el Reino Unido firmaron los acuerdos de Madrid, que estipularon, entre otras cosas, la normalización de las relaciones diplomáticas, la “construcción de medidas militares de confianza” y la cooperación en las áreas de hidrocarburos y pesca. En ese último apartado, los Estados comenzaron a compartir información científica y técnica sobre la evolución de las especies de altura y a celebrar dos reuniones anuales de la Comisión de Pesca del Atlántico Sur, un organismo que emitía recomendaciones para evitar la sobrepesca de los recursos.

Sin embargo, en 2005 el gobierno de Néstor Kirchner decidió congelar ese intercambio. “Vimos que los acuerdos –firmados por otro gobierno– no eran equilibrados y solamente contribuían a que continuase incambiada la situación de hecho, es decir, la jurisdicción británica sobre aguas y recursos pesqueros. Agravada esta situación por la emisión de permisos de pesca por la autoridad colonial usurpadora”, explicó a PERFIL el ex canciller Rafael Bielsa.

“Se buscaba imprimirle a la negociación otras características, en procura de dejar de conceder sin recibir nada a cambio y de adoptar una actitud más firme y enérgica con el objetivo último de acercarnos a la reanudación de las negociaciones sobre soberanía”, reveló un diplomático de carrera. Otros elementos que incidieron en el cambio de postura argentino fueron las medidas unilaterales británicas que afectaron los recursos en disputa, entre ellas la venta de licencias pesqueras a 25 años, anunciada en 2005.

El ex vicecanciller Fernando Petrella admitió en el libro Década de encuentro Argentina y Gran Bretaña 1989-1999 que “el hecho de que el Reino Unido ejercía jurisdicción de facto con exclusividad, impidiendo a la Argentina pescar y patrullar dichos espacios marítimos, impidió mayores progresos tanto en la cuestión de la conservación de los recursos como sobre el fondo de la disputa”.

Es imposible analizar la política de los 90 en este tema aisladamente, sin subordinarlo a la política exterior general del menemismo, que buscó “insertar al país en el mundo”. Así, hubo un acercamiento estrecho a Estados Unidos y Europa occidental, en momentos en que caía el Muro de Berlín, se disolvía la Unión Soviética y el Consenso de Washington se propagaba por América Latina.

Tras 15 años de cooperación, el gobierno argentino entendió que ese proceso fortalecía a Londres. “El ‘paraguas’ protegía y fortalecía la posición de una sola de las partes, dejando a la otra reducida a la condición de reclamante y –algo mucho más grave– a que se interpretara que había un consentimiento tácito de Argentina”, agregó Bielsa.

El análisis histórico sobre la cooperación con el Reino Unido en los 90 cobra un renovado interés en momentos en que Mauricio Macri debe tomar una decisión: emprender una política exterior similar a la del menemismo, continuar con la confrontación o buscar una “tercera vía”, una síntesis entre esas dos políticas.

miércoles, 30 de marzo de 2016

Malvinas, entre la historia y el derecho

Horacio CardoPor Facundo D. Rodríguez - Clarin.com
En 2008, dos ignotos autores, Graham Pascoe y Peter Pepper, publicaron un folleto titulado “Más allá de la historia oficial. La verdadera historia de las Falklands/Malvinas”. Fue distribuido en diferentes versiones, la última, con respaldo del gobierno británico, ante el Comité de Descolonización de Naciones Unidas en junio de 2015, bajo el pomposo título:“Historia falsa sobre las Falklands/Malvinas ante la Organización de las Naciones Unidas: Cómo la Argentina engañó a la ONU en 1964 – y sigue haciéndolo”.

Es conocida la habitualidad británica de utilizar emisores diversos para infestar el escenario. El objetivo es doble: atacar los sólidos argumentos histórico-jurídicos que demuestran la soberanía argentina y tratar de convencer que las islas están habitadas por un pueblo de origen multinacional que sería titular del derecho de libre determinación. 


Para el Reino Unido, la cronología que sostiene constituye el pilar de su postura. Sin embargo, la propaganda oculta la verdad. Dicen los británicos que el descubrimiento de las islas fue en 1592 por un marino inglés, John Davis. Sin embargo, en 1520, el capitán Andrés de San Martín, tripulante de la expedición de Magallanes, produce el primer mapa de las islas, a las que llama “Sansón y de Patos”. El establecimiento humano más antiguo es de Francia, en 1764. En 1766 traspasa las islas, con reconocimiento de derechos preexistentes, a Su Majestad Católica (España). Además, ya en 1540 un buque español recaló por varios meses en las islas. Estas pasan a posesión argentina por sucesión a los derechos de España. La Argentina nunca reconoció los derechos británicos sobre las Malvinas usurpadas en 1833. 

El argumento británico de la libre determinación en Malvinas se derrite por sus propias contradicciones. No hubo “libre determinación” cuando expulsó a los dos mil habitantes autóctonos del archipiélago de Chagos. Allí, en 1966, arrendó a los Estados Unidos la isla Diego García para instalar una base militar. En 1967, el gobierno británico compró la mayoría de las plantaciones de la isla para luego cerrarlas, dejando a la población sin alimentos ni medicinas. Inmediatamente, la desalojó despóticamente y envió a los isleños a Mauricio y Seychelles, negándoles, por una Ordenanza de Inmigración de 1971, el derecho al retorno. En Malvinas la libre determinación no cabe por cuanto el territorio no es británico. Según Rosalyn Higgins, ex jueza británica y ex Presidenta de la Corte Internacional de Justicia: ““Hasta que no se determine quién tiene la soberanía territorial, es imposible saber si los habitantes tienen el derecho de libre determinación”. Lo que corresponde jurídicamente, y los británicos se niegan, es resolver la cuestión de fondo: la soberanía. 

El principio de libre determinación, sin duda, le asiste al pueblo argentino. Resulta auspiciosa la política del gobierno que asumió el 10 de diciembre en términos de relacionamiento con el Reino Unido. Al respecto es esencial deponer cualquier ejercicio voluntarista. La complejidad del tema requiere estrategia, acción, perseverancia, firmeza y diplomacia excelsa. Los vaivenes emocionales lo único que acarrean son reveses. Adicionalmente, hay que comprender que no hay magia en las relaciones internacionales. Los resultados, por más razones que nos asistan -y nos asisten indudablemente- suelen ser más tardíos que las ansiedades de los protagonistas. 

Hay mucho por transitar mirando el futuro y sin encorsetarnos con plazos perentorios. La Argentina debiera volver a llevar la cuestión Malvinas al seno de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Con el apoyo ya expresado por Unasur, Celac, OEA, G77 + China, países árabes y africanos, entre otros, se aseguraría su permanencia en la agenda del máximo nivel orgánico internacional y no sólo, como ahora, en el ámbito del comité de Descolonización de la ONU. Fortalecer los lazos comerciales con el Reino Unido es una decisión inteligente y permitiría, además, ir generando una relación positiva con el empresariado británico y por ende un lobby constructivo. El país tiene que ir recuperando de manera sostenida su presencia protagónica en el Atlántico Sur. A la vez, el respeto por la situación de los isleños no puede estar ausente, naturalmente circunscribiéndolos a su status marginal respecto del conflicto de soberanía. Deberían contemplarse paulatinos vínculos de cooperación e intercambio que cimenten la confianza mutua. La Argentina debería seguir propiciando debates académicos con los británicos. Allí puede quedar expuesto el desvencijado andamiaje jurídico de la postura de Londres. Contribuirían así a arrojar luz en la comarca planetaria. París, Washington, Bruselas, La Haya, serían escenarios a explorar. La invitación a organizaciones de la sociedad civil agregaría valor a la iniciativa.
Facundo D. Rodríguez es abogado. Co-autor del libro "Las Malvinas, entre el derecho y la historia" (Eudeba)

domingo, 27 de marzo de 2016

Aval de la ONU a un planteo argentino sobre Malvinas

Por Martín Dinatale - LA NACION
Una comisión adoptó por primera vez las recomendaciones sobre el límite exterior de la plataforma continental y admitió la disputa con Gran Bretaña


En lo que constituye un fuerte avance jurídico en materia de reafirmación de los derechos soberanos de la Argentina sobre los espacios marítimos y sus recursos en el Atlántico Sur, la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC) -un grupo de expertos internacionales que funciona en las Naciones Unidas- adoptó por consenso las recomendaciones sobre la presentación argentina del límite exterior de su plataforma continental. Reconoció, así, la existencia de una disputa de soberanía entre la Argentina y el Reino Unido en la zona de las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur.

El Gobierno calificó como un "rotundo éxito" esta decisión, que se determinó a principio de marzo pasado en Nueva York y que apoya la posición argentina sobre la existencia de una controversia entre los dos países, lo que habilitará al país a avanzar sobre los proyectos petroleros en alta mar sobre zonas aún no exploradas. Esto implicará ampliar los negocios en materia petrolera, ya que se extiende el espacio de plataforma continental marítima para la Argentina.

La presentación argentina fue realizada en abril de 2009 e incluyó el límite exterior de la plataforma continental de todo el territorio argentino. Esto es: el área continental, islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y Antártida Argentina. La superficie comprendida en la demarcación presentada, entre las 200 millas marinas y el límite exterior, es de 1.700.000 km2, equivalente a cerca del 48% del territorio emergido de la República Argentina, que se suman a los casi 4.800.000 km2 comprendidos entre las líneas de base y las 200 millas marinas.

La CLPC es un órgano científico encargado de analizar las presentaciones de los Estados. Creado por la Convención de Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, está integrado por 21 expertos de reconocido prestigio internacional.

"Ésta es una ocasión histórica para la Argentina. Hemos dado un gran paso en la demarcación del límite exterior de nuestra plataforma continental: el límite más extenso de la Argentina y nuestra frontera con la humanidad", dijo a LA NACION la canciller Susana Malcorra, que mañana anunciará públicamente los detalles de esta resolución.

La Comisión del Límite Exterior de la Plataforma Continental adoptó por consenso -sin un solo voto en contra- las recomendaciones sobre la presentación argentina. Reconoció el caso de nuestro país como un leading case, pues fue el primero en el que se utilizaron todos los elementos permitidos por las normas vigentes de la forma más favorable para el país.

"Es un logro muy significativo de la política exterior argentina. Estamos reafirmando nuestros derechos de soberanía sobre los recursos de nuestra plataforma continental: minerales, hidrocarburos y especies sedentarias. La demarcación del límite exterior de la plataforma continental constituye un verdadero ejemplo de política de Estado: se ha trabajado con profesionalismo durante casi 20 años, con el propósito de reafirmar nuestra presencia, preservar nuestros recursos y reafirmar nuestros derechos soberanos en una zona política, económica y estratégicamente tan importante como el Atlántico Sur", añadió Malcorra.
Trabajo en equipo

El trabajo científico, técnico y jurídico que permitió demarcar el límite exterior de la plataforma continental argentina fue realizado por la Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (Copla), a lo largo de 20 años de intensa labor. El organismo fue creado por ley y está presidido por la Cancillería e integrado por el jefe del Servicio de Hidrografía Naval y el Ministerio de Economía. El desarrollo del plan de tareas está a cargo de profesionales especialmente capacitados. Estos estudios permitieron profundizar el conocimiento de la geología marina y de los recursos existentes.

"Este resultado constituye el triunfo de la determinación sobre las adversidades y demuestra que con constancia, teniendo los objetivos claros y trabajando en equipo podemos lograr las metas más impensables", destacó, a la vez, el vicecanciller Carlos Foradori.
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