Un funcionario mexicano dijo que su país dejaría entrar la soja y el maíz argentinos si el Gobierno aceptara negociar por los autos; minimizan el caso de la "carne débil" en Brasil.
El ministro Cabrera expuso ayer en el Foro Económic. Foto: DyN / Javier Brusco
Era el tiempo de las preguntas al final del panel sobre integración regional. Funcionarios chilenos, mexicanos, brasileños y argentinos debatían el tema sin sobresaltos. Un periodista de la agencia Reuters se levantó y preguntó a Ildefonso Guajardo Villarreal, secretario de Economía de México, si había posibilidades de que ese país bajara el arancel a cero para el ingreso de la soja y el maíz amarillo desde la Argentina, algo que ya se negocia. El funcionario mexicano abrió el juego y calentó el debate: "Podrán sonreír tan pronto pongan los autos sobre la mesa". Risas en el auditorio.
Las esquirlas del efecto Trump en el mundo y en la región llegaron al World Economic Forum (WEF) de América latina que empezó ayer en el hotel Hilton. México, que produce 3,5 millones de autos al año y ve peligrar gran parte de esa fabricación que eventualmente se vende a Estados Unidos, busca mirar a los mercados del Sur: la Argentina y Brasil.
La Argentina tiene firmado el Acuerdo de Complementación Económica 55 (ACE 55) con cupos progresivos hasta fines de 2019. Luego se liberaría el comercio o se renegociaría otro acuerdo. Lo mismo pasa entre México y Brasil. En el Gobierno no ven con mucho futuro una liberalización total del comercio automotor con ese país de América del Norte. Es que para la industria local es prácticamente imposible competir. Por caso, los costos laborales en México son un tercio de los de la Argentina. El Ministerio de Producción, en cambio, está hoy negociando acuerdos con Colombia. En esa mesa chica no sólo hay autos, sino también otros productos, según contaron a LA NACION.
Las peleas por el muro que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quiere construir preocupan también a México por sus compras de alimentos a ese país. México importa de los Estados Unidos cuatro millones de toneladas de soja y 10 millones de toneladas de maíz amarillo, que industrializa para la alimentación de su ganado. En tanto, es autosuficiente en maíz blanco para las tortillas que consume la población. Por eso, México mira a la Argentina.
"Hay un compromiso para ampliar preferencias arancelarias", señaló Guajardo Villarreal, en el panel que compartió con el ministro de Producción, Francisco Cabrera; el CEO para América latina del banco Lazard, Matías Eliaschev; Heraldo Muñoz, ministro de Relaciones Exteriores de Chile, y Marcos Pereira, ministro de Industria de Brasil. El encuentro fue moderado por José Del Río, adscripto a la Secretaría General de Redacción de LA NACION. El funcionario mexicano dijo que negociarán con las autoridades argentinas y brasileñas en los sectores agroalimentario y manufacturero. "Hay que abrir los mercados con esos dos grandes sectores."
Pero el debate no sólo se calentó por México. China, país que algunos ven como una amenaza a las industrias regionales, también fue una de las polémicas. El guante, después de que sus colegas se negaron a tomarlo, fue recogido por Cabrera. "China es una economía importante en el mundo que incrementó mucho su presencia en la región. Trajo proyectos de inversión que estamos renegociando", dijo el ministro de Producción, y agregó: "Antes se quedaba con contratos apetecibles porque no había crédito. Pero hoy sí tenemos, por eso estamos trabajando con ellos".
"Hay aspectos comerciales con China", dijo Cabrera sobre las denuncias internacionales que tiene su economía en la Organización Mundial de Comercio (OMC) por no cumplir los estándares de economía de mercado. "Hay un debate aún vigente sobre si sus precios son o no de economía de mercado. El G20 estimó que tiene un exceso de capacidad instalada de acero y China está de acuerdo en que sus valores no son de mercado." Martín Berardi, director de Techint, salió muy conforme de esa reunión. En tanto, Pereira habló de "sensibilidades" en algunos sectores de la industria a los productos chinos.
El escándalo de la "carne débil" en Brasil también asomó. "Es un problema específico", se defendió el ministro de Industria de ese país.