Nota enviada por el Dr. Domingo Cavallo
El
discurso de anoche de la Presidente Cristina Fernández de Kirchner
estuvo plagado de mentiras e hipocresía. Todo lo que dijo sobre la
convertibilidad, el blindaje y el megacanje como causas del default y el
conflicto con los hold outs, no tiene ningún sentido. Es la historieta
que escribe Alfredo Zaiat en su libro “Economía a contramano”, al que
dedico el primer capítulo de mi libro “Camino a la estabilidad”.
Obviamente no prestó ninguna atención al esfuerzo que hice para sacarla
del errado relato sobre la deuda en el que ha caído, error en el que
ella y Nestor Kirchner no habían caído en los noventas ni en el que
estaban a principios de 2002. Yo explique la verdadera relación entre la
convertibilidad, el blindaje y el megacanje con el default en mi
artículo “La lucha por evitar el default y la devaluación, que presenté ante el juez Ballesteros en abril de 2002. A este
artículo lo publiqué como apéndice en mi libro “Estanflación” y volví a
referirme a él en “Camino a la estabilidad”
Para que ustedes adviertan cómo la Presidente es refractaria a
cualquier intento de ayudarla a salir de la telaraña en la que ha
quedado enredada, a continuación transcribo la carta que le envié el 5
de junio pasado.
Estimada Señora Presidente,
Me dirijo de esta forma a
Usted y no a través del “Querida Cristina”, como lo hubiera hecho antes
de que asumiera sus altas funciones, no porque mis sentimientos hacia
Usted sean diferentes a los de entonces, sino por respeto a su
investidura.
Le hago llegar un
ejemplar de mi nuevo libro “Camino a la estabilidad”, que escribí
pensando precisamente en los problemas que Usted tiene que enfrentar de
aquí al final de su mandato. Y en los problemas que deberá resolver
quien sea elegido para sucederla. Se trata del mismo propósito que me
animó a escribir “Estanflación” en el año 2008.
Como Usted verá, dedico
el primer capítulo a explicar los errores conceptuales y de evaluación
de la realidad del libro de Alfredo Zaiat, titulado “Economía a
contramano”. Decidí hacerlo porque luego de escuchar sus elogios y
constatar la semejanza de los razonamientos del autor a los del Ministro
Axel Kicillof, me preocupa que esos errores puedan llevarla a Usted a
adoptar medidas que agraven la situación inflacionaria y recesiva que
estamos viviendo.
Se trata de la misma
razón por la que dedico el segundo capítulo a criticar la interpretación
de la inflación y de lo que se necesita hacer para derrotarla, que
presenta mi amigo Federico Sturzenegger en su libro “Yo no me quiero
ir”. Me preocupó escuchar a Mauricio Macri sostener que resolver el
problema de la inflación es sólo cuestión de “hacer un poco de
austeridad” y que no es un problema muy difícil. Ojalá el Jefe de
Gobierno de la Ciudad salga de este error, porque si no lo hace y llega a
ser elegido Presidente de la Nación, va a reducir en gran medida sus
posibilidades de éxito.
También dedico un
capítulo a explicar por qué Duhalde y Lavagna son, incluso, más
responsables que Usted y que Axel Kicillof y sus anteriores Ministros de
Economía de muchos de los problemas que estamos padeciendo. En este
sentido quiero destacar que Usted estaba en lo cierto cuando sostuvo en
la Cámara de Diputados de la Nación, al tratarse la derogación de la ley
de Convertibilidad, que se trataba de un grave error, por lo que se
abstuvo de apoyar esa propuesta de Duhalde.
Fue la pesificación
forzosa y la gran devaluación que se produjo como consecuencia de esa
decisión, la que creó todos los desajustes de precios relativos que
explican la crisis energética y muchos otros problemas que hoy le
adjudican a su gestión, precisamente algunos de los que inspiraron
aquellas decisiones equivocadas.
En el capítulo dedicado a
la historia de la inflación, me extiendo en detalle sobre la
experiencia de los años 2001 y 2002. Si Usted lee esta historia,
advertirá que tanto Néstor Kirchner como Usted, no estaban equivocados
cuando valoraban la convertibilidad, brindaban apoyo a la
reestructuración y privatización de YPF y criticaban, como recuerdo lo
hacía Néstor con énfasis, el excesivo gasto y endeudamiento de las
provincias a partir de que Duhalde y Menem comenzaron a competir por la
candidatura presidencial del Justicialismo entre 1997 y 1999.
Mis únicas críticas sobre las decisiones de Néstor en aquellos años son dos:
Primero, que no haya
utilizado los 700 millones de dólares que, siguiendo mi consejo, había
podido ahorrar luego de cobrar las regalías que la Nación debía a la
Provincia de Santa Cruz, para formar un consorcio con empresarios
petroleros locales que compraran el paquete de acciones de YPF que el
Presidente Menem decidió vender por licitación en 1999. De haber
promovido la Provincia de Santa Cruz ese consorcio, aprovechando que ya
tenía un buen porcentaje de acciones de la petrolera, en lugar de
venderlas a Repsol, Ustedes, junto a empresarios petroleros argentinos,
podrían haber pasado a controlar YPF.
Segundo, que cuando le
propuse a Néstor, en julio de 2001, que la Provincia de Santa Cruz
aportara sus 700 millones de Dólares para integrar un Fondo Monetario
Interprovincial que receptaría además una cantidad equivalente de la
Nación y 1.600 millones de dólares del paquete que estaba aprobando el
FMI, cuyo consejo de administración presidiría Néstor Kirchner, él me
dijo que no confiaba en los gobernadores de las provincias que
necesitaban asistencia financiera y que prefería dejar los fondos de
Santa Cruz en el exterior.
Por supuesto, mis
críticas a la gestión económica desde el 25 de mayo de 2003 hasta la
actualidad son muchas más, tal como lo destaco en mi libro, pero no las
hago para adherirme a los ataques que Usted está recibiendo de parte de
muchos de los que son más responsables que Usted de los errores
cometidos, sino para ayudarla y ayudar a quienes se postulan para
gobernar a la Nación desde el 10 de diciembre de 2015, a encontrar
soluciones.
El Presidente Menem, a
quien entre 1996 y 1999 yo critiqué con la misma intención con la que
ahora lo hago a su gestión, me ha reconocido que mi actitud fue mucho
más leal y constructiva que la de aquellos que entonces se desvivían
por aplaudirlo y elogiarlo y que, tan pronto perdió el poder, se
dedicaron a denostarlo. Lamentablemente vi y sigo viendo a muchos de
esos personajes, tener hacia Usted la misma actitud que tenían hacia
Menem. No me gustaría que cuando Usted ya no esté en el poder, hagan
leña del árbol caído, como lo siguen haciendo con el Presidente Menem.
Mis libros fueron, son y
serán, o al menos procurarán ser, aportes a la construcción de una
Argentina estable, con desarrollo económico y progreso social. No me
anima ningún otro propósito.
La saludo con la mayor consideración y le deseo éxito en el final de su gestión.
Afectuosamente,
Domingo F Cavallo