A pesar de las opiniones de que está en vías de extinción, ese país instalará un vasto sistema de trenes de alta velocidad
Hay quienes sustentan el opinable criterio de que el ferrocarril ha ingresado en la decadencia o, por lo menos, ha pasado de moda como medio de transporte. Daría la impresión de que el presidente estadounidense, Barack Obama, no comparte ese peregrino punto de vista: anunció una millonaria inversión destinada a instalar el denominado primer servicio nacional de trenes de alta velocidad. El anuncio presidencial fue terminante.
El Departamento de Transporte tomará 8000 millones de dólares del paquete de estímulo económico y los repartirá entre varios estados de la Unión, que habrán de abocarse a construir trece líneas por las cuales correrán trenes y servicios de alta velocidad.
La cuestión concreta apunta a que los estadounidenses que utilizan el transporte aéreo y el automotor dispongan de opciones alternativas y se interpreta, es obvio, que el viejo y confiable ferrocarril es ideal para concretar ese propósito. Al margen, y también es evidente, la construcción de esas trazas aportará la creación de miles de puestos de trabajo que habrán de paliar el desempleo, de momento ubicado en una inquietante tasa del 10 por ciento. "No hay razones -dijo Obama- para que Europa y China tengan los trenes más rápidos." Una visión sustentada porque los estadounidenses siguen aprovechando el ferrocarril como medio de transporte cotidiano, en especial para corta y media distancias.
Por esas razones, ha comenzado a rodar esa iniciativa de grandísima envergadura, lo cual no será óbice para que sea llevada a cabo incluso a pesar de los actuales vaivenes de las finanzas de ese país. Las líneas por instalar serán tendidas en Florida, entre Tampa y Orlando, con un costo de 1250 millones de dólares y la previsión de una segunda etapa hasta Miami; en California, que dispondrá de 2250 millones de la misma moneda para el tren entre Los Angeles y San Francisco, y otras trazas serán asentadas en el centro, el nordeste y el oeste norteamericanos.
No hay duda de que el proyecto será llevado adelante y les dará sólido sustento a quienes defienden la continuidad del ferrocarril y su utilidad como medio de transporte de pasajeros y cargas. En los Estados Unidos esa clase de anuncios para nada ocultan intenciones meramente propagandísticas o soterradamente demagógicas.
No hay duda de que el proyecto será llevado adelante y les dará sólido sustento a quienes defienden la continuidad del ferrocarril y su utilidad como medio de transporte de pasajeros y cargas. En los Estados Unidos esa clase de anuncios para nada ocultan intenciones meramente propagandísticas o soterradamente demagógicas.
Entretanto, la naturaleza de esa determinación contrasta con los pomposos anuncios respecto del ilusorio tren bala que iba a conectar a Buenos Aires con Rosario o, por ejemplo, la ruidosa inauguración de los ferrocarriles urbanos de Salta, Tucumán y Córdoba, que aún hoy siguen en veremos.
Fuente: Diario La Nación