Por Roberto Cachanosky
Luego de la catarata de anuncios que sólo quedaron en la tapa de los diarios, como el plan canje de autos, heladeras, calefones, bicicletas y un monumental programa de obras públicas imposible de financiar, el Gobierno quedó paralizado frente a la crisis económica.Si bien hoy la gente no golpea las cacerolas en la calle ni pide que se vayan todos, la realidad es que Kirchner ha llevado al país a un 2001, entendiendo por ese período incapacidad para reaccionar frente a la crisis, parálisis frente a los problemas, una feroz recesión que se ve claramente en la recaudación impositiva y en los datos de importaciones y otros indicadores económicos que, a falta de datos confiables del Indec, permiten verificar la profunda recesión, particularmente en el interior del país, que estamos atravesando.
La gente tiene dos grandes interrogantes: qué hará el Gobierno de aquí al 28 de junio, y qué hará el Gobierno a partir del 29 de junio. Desde el punto de vista económico, hasta el 28 de junio no tiene muchas alternativas más que tratar de aguantar y evitar que el tipo de cambio se le dispare, aunque si la gente se dejara llevar por los dichos de Néstor y Cristina Kirchner, están haciendo una invitación a comprar dólares. Es que plantean un escenario tan catastrófico si pierden la mayoría en el Congreso que, ante esa muy probable eventualidad, la conclusión lógica que nos ofrece el matrimonio es que el 29 se viene el diluvio y hay que comprar dólares antes que sea más caro.
Con su discurso, el matrimonio no sólo incentiva la fuga de capitales, sino que profundiza la parálisis de la economía. Suspender compra de bienes de consumo durable, inmuebles y gastar lo menos posible ante el escenario que pronostican si no retienen la mayoría es el comportamiento lógico de la gente frente a las expectativas que presentan desde Olivos. Kirchner, que no entiende de economía, no sabe que en las decisiones microeconómicas influyen las expectativas de la gente. Si el mensaje es yo o el caos, y el yo es altamente probable que no ocurra, la gente posterga la compra del auto, guarda los dólares esperando que las propiedades bajen de valor luego de la devaluación, etcétera.
Ahora bien, ¿qué puede ocurrir luego del 28 de junio? Son muchos los escenarios políticos que podrían influir en la economía. Cada uno tiene un resultado económico diferente. Pero tomemos el caso en que Kirchner, con mayoría o sin ella en el Congreso, continúa manejando la economía. ¿Qué opciones tiene para recuperar la economía, además de ir caminando a Luján para que el mundo se reactive rápido o la soja llegue a los 600 dólares?
¿Puede Kirchner hacer política keynesiana como intentan hacer varios países? Mi impresión es que no, porque ya la hizo en el momento en que era innecesaria, y si entendemos por esa política de incentivar la actividad interna con más gasto público y menos tasa de interés para estimular el consumo y la inversión, en una versión muy reducida del keynesianismo.
El primer problema que tiene es que ya llevó el gasto público hasta niveles infinanciables y, encima, de pésima calidad. Si Kirchner intentara aumentar el gasto, necesitaría más recursos. ¿De dónde pueden salir? Apropiándose de los flujos de ingresos o bien confiscando más activos. No veo muchas posibilidades, en esta administración, de apropiarse de flujos crecientes. Cuando digo "flujos", hablo de ingresos. Estos caen porque la actividad económica está en caída libre; por lo tanto, a menor producción, menores ingresos y, en consecuencia, menor capacidad contributiva. Por ese lado, no hay mucho que esperar.
Le quedaría apropiarse de más stocks. Reservas del BCRA; confiscación de los depósitos bancarios en dólares contra un bono patriótico; estatización del comercio exterior, particularmente del sector agropecuario, con lo que el Estado pasaría a ser el único comprador. En ese caso, le pagaría miserias al productor y vendería al exterior a precio internacional, para quedarse con la diferencia. Claro que, en este caso, la falta de estímulo a la producción sería tan grande que, al poco tiempo, la producción de trigo, soja, maíz y demás granos caerían.
También podrían confiscar los silos bolsa, las cajas de seguridad o cualquier activo que consideren útil a los fines de financiar el gasto.
Deseo dejar en claro que no es éste un mensaje alarmista, sino sólo una descripción de lo que podría hacer Kirchner dados sus antecedentes confiscatorios, su escaso respeto por los derechos de propiedad y su ausencia de límites al actuar.
Intentar financiar un aumento del gasto con crédito externo es una misión imposible porque la Argentina quedó marginada del mercado voluntario de deuda. Así que ni los japoneses ni los alemanes ni el FMI van a prestar para que el matrimonio dilapide mientras mantiene su alianza con Venezuela. Ya emitió moneda para sostener el dólar a $ 3. La posibilidad de aplicar el impuesto inflacionario también está cerrada. Es más: Keynes sugería que, dado que los sindicatos se opondrían a una baja nominal de salarios, el camino era bajar el salario real con inflación.
El problema es que los dirigentes sindicales ya se conocen de memoria esa receta y ya reclaman subas de un 20 por ciento. Claramente impagables en una economía en recesión, con lo que luego del 28 de junio habrá una feroz lucha por la distribución del ingreso y con un gobierno que ya no tiene caja para comprar voluntades o calmar los ánimos de la gente. Agreguemos que las provincias están en una situación fiscal muy complicada.
Como dato por considerar, los recursos por coparticipación fueron en abril sólo un 3% más altos que en abril de 2008. Frente a demandas salariales del 20%, el esquema es infinanciable y explosivo. Finalmente, Kirchner ha hecho lo imposible por espantar las inversiones. Nadie, durante este gobierno, estará dispuesto a invertir para luego ser mandoneado por Moreno o someterse a los caprichos diarios de Kirchner.
En estos seis años, Kirchner destruyó el mercado de capitales, con lo cual no hay financiamiento para la inversión y el consumo. Generó una inflación feroz, consumido el stock de capital existente (casos energía o ganadería); llevó el gasto público a niveles récord y ha agobiado a la población con tasas impositivas expoliatorias. Y, como frutilla del postre, destrozó la seguridad jurídica al no respetar los contratos ni los derechos de propiedad.
La conclusión es obvia: Kirchner no sólo ha quedado paralizado frente a la crisis que desató, sino que, además, no tiene instrumentos, capacidad ni credibilidad para revertir la situación. Por lo tanto, el escenario post 28 de junio con Kirchner manejando la economía es de una crisis que tal vez los argentinos no hayan visto jamás.
Fuente: Defesa@Net