martes, 3 de abril de 2018

Se fue el último buque internacional que buscaba al submarino ARA San Juan

(Perfil.com) - Por orden de Vladimir Putin, la embarcación rusa Yantar abandonó la búsqueda de la nave argentina, desaparecida hace cuatro meses con 44 tripulantes a bordo.
El buque oceonográfico ruso Yantar seguirá con la cooperación al menos hasta marzo.
Foto:Marcelo Aballay 
El buque oceanográfico ruso "Yantar" dio por concluida su participación en la búsqueda del submarino ARA San Juan, desaparecido el 15 de noviembre del año pasado, y abandonó la zona de rastrillaje subacuático. La noticia fue comunicada por la Armada a los familiares de los 44 tripulantes junto con el parte diario entregado en la Base Naval marplatense este lunes.

La nave era la última embarcación internacional que aún formaba parte de los operativos de búsqueda, a los que se había sumado en la última semana de noviembre. En el operativo solo queda navegando una nave argentina, el ARA Islas Argentinas.

Según consignó Todo Noticias, el encargado de darles la noticia fue el jefe de la Base Naval de Mar del Plata, Gabriel Atis. Según el cónsul honorario de la Federación Rusa, Jorge Kuznetzov, la decisión de retirar el buque fue del gobierno de Vladimir Putin, aunque no detalló los motivos.

Con la partida del barco de la Federación Rusa, de 108 metros de largo y 17 de ancho, también se deja de contar con su vehículo operado remotamente (ROV) de exploración subacuática.

"Es una locura. En verdad lo veníamos previendo, ya en diciembre lo dijimos. Si se retiran los rusos estamos al horno. El Presidente tiene que agilizar los trámites, quedó demostrado que la recompensa que ofrece el Gobierno a nadie le interesa, porque no se presentó ni una sola compañía", aseveró Claudio Sandoval, tío de uno de los submarinistas.

El "Yantar" tiene previsto cargar combustible en las próximas horas en Montevideo y luego completará su reabastecimiento en Buenos Aires, pero ya no regresará al área de rastrillaje donde se sigue buscando al submarino desaparecido con 44 tripulantes a bordo.

Confirman que mudarán Hacienda y Rentas a la antigua cárcel de Caseros

Por Claudio Corsalini - Perfil.com
Como adelantó PERFIL en su edición del domingo pasado, que el Ejecutivo porteño busca desprenderse de dos de sus edificios más emblemáticos: Bolívar 1, la ex Jefatura de Gobierno, y el Edificio de La Prensa, sede actual del Ministerio de Cultura.
DESTINO. Tras las obras en la ex prisión, Bolívar 1 y el edificio de la AGIP quedarán vacíos y podrán ser vendidos.
Tras las obras en la ex prisión, Bolívar 1 y el edificio de la AGIP quedarán vacíos y podrán ser vendidos. DESTINO. Tras las obras en la ex prisión, Bolívar 1 y el edificio de la AGIP quedarán vacíos y podrán ser vendidos. Foto:cuarterolo 

Luego de que PERFIL anticipara, en su edición del domingo pasado, que el Ejecutivo porteño tenía intenciones de desprenderse de dos de sus edificios más emblemáticos –Bolívar 1, la ex Jefatura de Gobierno, y el Edificio de La Prensa, sede actual del Ministerio de Cultura–, esta semana el gobierno confirmó la relocalización del Ministerio de Hacienda, que hoy funciona en Bolívar 1, y de la Administración Gubernamental de Ingresos Públicos (AGIP) al predio que ocupaba la vieja cárcel de Caseros, en Parque Patricios.
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El dato fue confirmado el jueves pasado por el vicejefe de la Ciudad, Diego Santilli, y la decisión se enmarca en la política de impulsar el desarrollo de la zona sur de la Capital Federal a partir de la instalación de la comuna en ese lugar. “El Ministerio de Hacienda va a estar situado en lo que era la cárcel de Caseros. Hoy el 60% o 70% del gobierno porteño está en el sur de la ciudad”, aseguró el vicejefe porteño en declaraciones a Radio Mitre.

Actualmente, la cartera que dirige Martín Mura ocupa buena parte de la ex sede comunal porteña. Un sector del antiguo edificio, en especial el ala que da sobre Diagonal Norte, todavía es utilizado para la realización de diferentes actos protocolares de la Ciudad.
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En tanto, la futura ubicación del Ministerio de Cultura aún no fue confirmada. Si bien en algún momento se barajó la posibilidad de que se instalara en el predio del ex Padelai, la iniciativa fue descartada de plano ya que allí funcionará la sede de la Comuna 1.

Otros usos. Además de Hacienda, en el predio de la ex cárcel de Caseros, ubicado sobre esa avenida entre Pasco y Pichincha, también se mudarán las oficinas y reparticiones públicas que se encuentran actualmente en el inmueble comunal de Viamonte 900, entre Suipacha y Esmeralda, el ex edificio de Rentas, que será vendido. Esa operación inmobiliaria fue aprobada por la Legislatura en la última sesión de 2017, y –tal como había adelantado PERFIL– con lo que se recaude por esa venta se pagará la compra del edificio de la actual Jefatura de Gobierno.

Mientras se terminan de dirimir estas cuestiones inherentes a la Ciudad, en otro sector de la manzana donde se encontraba la cárcel nueva –sobre la calle 15 de Noviembre– se erigirá el futuro Archivo General de la Nación.  El proyecto consta de un edificio principal de siete plantas, al que luego se sumarán dos edificios de similares características con áreas de servicios, un auditorio, cafetería, salón de exposiciones, depósitos y hasta una plaza seca.

La propuesta ganadora de la licitación nacional fue la que presentó el estudio de arquitectura platense Deschamps-Estremera-Gavernet. En total se ocuparán unos 35.000 m2 y demandará una inversión final para el Ejecutivo porteño de casi $ 230 millones.

Homenaje a nuestros soldados que combatieron el Malvinas

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En este nuevo 2 de abril, nuestro respeto...

lunes, 2 de abril de 2018

Recordando al avión de patrulla y transporte Sukhoi S-80PT (Rusia)

El S-80PT, una versión de patrulla y transporte del avión Sukhoi S-80, empleado por el Servicio de Guardia fronteriza de la Federación Rusa, para situaciones de emergencias, siendo capaz de realizar misiones durante 24 horas patrullando fronteras marinas y terrestres hasta por 6-9 horas. Además, esta versión es capaz de dar apoyo a las tropas con lanzamiento de material, tropas y carga, inspección de ductos, control de la deriva de hielo y misiones de búsqueda y rescate.

La versión de patrulla y transporte del avión S-80 está equipada con un sistema Strizh de la empresa  Leninets que incluye un radar multifuncional que se instala en el cuerpo delantero y un equipo de imágenes infrarrojas. El complejo Strizh permite la adquisición de objetivos tipo barco a distancias de hasta 220 km y la ubicación de un hombre a bordo de una balsa salvavidas inflable a distancias de hasta 1.5-2 km. A través de grupos especiales de interceptación de canales de radio, unidades de combate o equipos de rescate pueden ser guiados a los objetivos de aire, mar o tierra ubicados. 
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La disposición a bordo de los equipos Strizh permite el empleo del espacio interior para tras funciones tacticas como el transporte de hasta de 20 paracaidistas. Asimismo, el S-80PT está capacitado para instalar una cañón en un contenedor ubicada debajo del fuselaje y puede armarse mediante 4 pilones con misiles guiados 'aire-a-superficie' y 'aire-aire'

Especificaciones:
Diseño AOOT "OKB Sukhoi"
Tipo S-80PT
Año 2000
Función patrullero y transporte
Tripulación 2
Paracaidistas 20
Envergadura 23,16 m
Longitud 17,85 m
Altura total 5,58 m
Área del ala 44 m2
Peso máximo de despegue 12500 Kg
Carga máxima 3000 Kg
Peso del combustible 2350 litr
Motores 2 turboejes GE CT-9B con 1870 HP
Velocidad de crucero  510 km/h
Alcance con 1560 kg de carga  2475 Km
Alcance en Ferry 2890 Km
Autonomía 10-12 horas
Altitud máxima 8000 m
Altitud de crucero 6000 m
Carrera de despegue 555 m
Aterrizaje (con frenado e inverso de la hélice) 280 m

domingo, 1 de abril de 2018

El Gobierno argentino examina la posibilidad recibir por parte de China un carguero de gran porte para la Armada.

Resultado de imagen para chinese arctic cargo shipPor Roberto Lopes - Poder Naval
El Gobierno argentino examina la posibilidad de que, a cambio de la liberación de las obras de dos centrales hidroeléctricas en el Río Santa Cruz, situado en la Provincia del mismo nombre, reciba por donación para su Marina un carguero de gran porte, apto para ser incorporado como buque logístico al Comando Anfibio y Logístico (ex Comando de Transportes Navales).

La embarcación sería cedida por la compañía china China Gezhouba Group Corporation, que aguarda la autorización de la Casa Rosada (sede del Ejecutivo Argentino) para iniciar las obras en el río Santa Cruz, líder de la tercera cuenca hidrográfica argentina.

Por la propuesta hecha a la Administración Mauricio Macri, el carguero servirá, por el período de siete años, al transporte de los materiales necesarios para la construcción de las usinas. Al finalizar ese período pasará inmediatamente a la Fuerza Naval. Las primeras informaciones no identificaron la embarcación objetivo de las tratativas. Los rumores que circulan entre los militares argentinos hablan que ella tendría protecciones en el casco para actuar en aguas de la Antártida, estaría equipada con dos grúas, y plenamente habilitada a actuar en misiones de apoyo, llevando contenedores militares, vehículos y carga general (inclusive combustible).

Actualmente, el Comando Anfibio y Logístico posee tres anticuados cargueros de las clases Costa Sur, de poco menos de 11.000 toneladas, construidos a finales de la década de 1970. El barco ofrecido por los chinos desplazaría más de 15.000 toneladas. La donación ayudaría a modernizar el componente de transporte de la Armada Argentina, pero los jefes navales tienen muchos otros sectores con los que preocuparse.
Fuente: http://www.naval.com.br

Guerra de Malvinas: admiten que hubo planes del Reino Unido para atacar el continente

Guerra de las Malvinas 1982(Perfil.com) - Un veterano británico reconoció que "sin ninguna duda" estaban en "riesgo" quienes se desempeñaron en bases militares de la Patagonia durante el conflicto.

Guerra de las Malvinas 1982 Guerra de las Malvinas 1982 Foto:Cedoc 

Un veterano británico de la guerra de Malvinas reconoció la existencia de planes durante 1982 por parte del Reino Unido para llevar adelante incursiones armadas en el continente, en zonas del litoral marítimo patagónico.

Se trata de Edward Denmark, integrante del 12° Regimiento Real de Artillería Antiaérea de la Task Force, quien se contactó a través de una carta con el ex miembro de la Fuerza Aérea Sur Julio Herrera Vidal y le aseguró que "sin ninguna duda" estaban en "riesgo" quienes se desempeñaron en bases militares de la Patagonia durante el litigio.

En declaraciones a la agencia Noticias Argentinas, Herrera Vidal explicó que "eran seis las bases en el sur argentino: "Trelew, Comodoro Rivadavia, San Julián, Santa Cruz, Río Gallegos y Río Grande desde donde salieron los golpes que demolieron a la marina británica" durante la guerra, todas ellas en el ámbito del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS).

Según trascendió, Denmark planearía junto con un grupo de ex colegas británicos elevar un petitorio al Parlamento de su país para que intervenga ante el Gobierno argentino, con el fin de reconocer como ex combatientes y veteranos de Malvinas a todos los soldados que cumplieron órdenes de guerra en bases militares patagónicas, incluyendo a Tierra del Fuergo, durante la contienda de 1982.

El objetivo sería lograr que ese cuerpo legislativo interceda ante el Gobierno argentino para que todos los soldados que cumplieron órdenes de guerra en el continente sean reconocidos formalmente como veteranos de Malvinas: "Porque dice que es una injusticia lo que están haciendo con nosotros", señaló el argentino, sobre los planes del británico.

"Se está desclasificando todo y gracias a Dios se va a hacer justicia. Hubo muchos ataques en el continente. De hecho, el 23 de mayo de 1982 a las 19:00 entramos en combate aéreo con un avión que no se identificó. Fue en la base aérea militar Santa Cruz, ubicada al sur de (Puerto) San Julián", sostuvo Herrera Vidal.

Respecto de la misiva enviada por Denmark, reveló: "Me mandó una carta certificada por un escribano de Liverpool. Cuando la fui a buscar al correo me tomé un día más y lo hice con un escribano público que protocolarizó todo. Luego la mandé a una traductora pública de La Plata y de ahí la envié" al Colegio Público de Traductores e Intérpretes, a los efectos de proceder con su legalización.

En esa carta, el británico admite que existieron incursiones armadas británicas en el continente durante la guerra de Malvinas, como sostienen desde hace años los integrantes de la Asociación Civil Campamento TOAS Plaza de Mayo: "Todos nosotros operamos en áreas consideradas de riesgo de combate", enfatizó al respecto Tulio Fraboschi, presidente de ese organismo.

La ayuda secreta de Perú durante la guerra de Malvinas

(FM Soledad 885)
Por Andres Gomez de la Torre Rotta
La participación peruana durante el conflicto por las islas Malvinas en 1982 entre la Argentina y el Reino Unido merece ser analizada desde una perspectiva histórica.

Son tres los ejes indispensables para analizar y desbrozar la postura y los lineamientos asumidos por el gobierno del Perú de aquel momento, ante la existencia de una imprevista guerra geográficamente cercana. Anotamos que el país estaba conducido entonces por el gobierno constitucional del arquitecto Fernando Belaúnde Terry, perteneciente al tradicional partido centrista Acción Popular.

En los años 70, primaban en la Región las dictaduras militares donde existían complejas herencias de conflictos territoriales irresueltos. Evidentes eran los cabos sueltos en la poco clara definición jurídica de algunas de las fronteras. Un ejemplo de ello fue la guerra entre Ecuador y Perú de 1941, tras la cual ambos tuvieron la posibilidad de elegir un país garante en la firma del Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro de 1942 que puso fin al conflicto, además de los garantes principales: EE. UU. y Brasil, por sus posiciones de hegemón hemisférico y subcontinental, respectivamente. Ecuador mostró simpatía y propensión por Chile, en tanto que Perú hizo lo propio con Argentina.

La década del 70 estuvo plagada de situaciones de tensión, como la crisis del canal de Beagle en 1978; la inminente efemérides del centenario de la guerra del Pacífico que enfrentó a Perú y Bolivia contra Chile (1879-1881); los reclamos bolivianos de salida al mar por el océano Pacífico y el desconocimiento ecuatoriano de un tramo de la frontera con Perú.

Esa fue la moneda corriente de las relaciones internacionales intrarregionales, con el agravante de que la expansión de gobiernos militares produjo un fuerte aumento del gasto militar sudamericano.
En los inicios de la crisis del Beagle, en 1978, hubo una intensa interacción y contacto entre los cancilleres del Perú, José de la Puente y Rabdill, y de la Argentina, César Guzzetti, quienes habrían analizando la posibilidad de su “trilateralización” en el contexto de una escalada con consecuencias bélicas bilaterales argentino-chilenas.

Eran tiempos en los que los gobiernos militares abundaban en el vecindario: Videla en Argentina, Pinochet en Chile, Bánzer en Bolivia, Morales Bermúdez en Perú y Alfredo Poveda presidiendo la Junta Militar en Ecuador. Todo ello, en pleno auge de las doctrinas de seguridad nacional. Hubo al respecto mucha “diplomacia militar” en la trama, con ministros de Relaciones Exteriores procedentes de las FF. AA., como en Chile y Argentina, y una creciente actividad de espionaje recíproco e intercambios de información, agravada por las notorias y masivas compras de armas, además de una figura como la del entonces embajador argentino en Lima, el almirante Luis Sánchez Moreno.

La diplomacia de Belaúnde

En 1982, ejercía en la Secretaría General de las Naciones Unidas un diplomático peruano de carrera: el embajador Javier Pérez de Cuellar, quien en todo momento guardó los obvios equilibrios inherentes a su cargo sin dejar de custodiar el patrimonio que significaba la defensa de los intereses latinoamericanos y coadyuvó a una salida mutuamente satisfactoria para las partes en conflicto.

En abril de 1982, el mandatario peruano Fernando Belaúnde Terry asumió un papel protagónico, dada su cercanía con EE. UU., y articuló una diplomacia presidencial que incluyó una interlocución válida con Washington para esos tiempos de guerra. Belaúnde había hecho su carrera en la Universidad de Texas y se exilió en Argentina y EE. UU. luego de haberse producido el golpe de Estado de 1968, que puso fin a su primer gobierno (1963-1968).

Fue un demócrata típico de la era de la Alianza para el Progreso de Kennedy, un “liberal”, según el léxico norteamericano, que pretendía estrechar relaciones con EE. UU. Pese a su distancia de los halcones hard line republicanos de la era Reagan y del neoliberalismo conservador de Margaret Thatcher, Belaúnde se convertiría en una “bisagra” respecto de los actores involucrados en 1982.

Sus esfuerzos durante las conversaciones con el secretario de Estado, Alexander Haig, deben ser entendidos en el contexto de la búsqueda de una salida que fuera lo más realista y lo menos costosa posible para la Argentina.
El comandante en Jefe de la FAP en funciones, general Hernán Boluarte Ponce de León (derecha), artìfice del apoyo aéreo peruano a la FAA, y el entonces Mayor de la FAP Aurelio Crovetto Yánez (izquierda). Foto: Gentileza Andrés Gómez de la Torre Rotta.
El comandante en Jefe de la FAP en funciones, general Hernán Boluarte Ponce de León (derecha), artìfice del apoyo aéreo peruano a la FAA, y el entonces Mayor de la FAP Aurelio Crovetto Yánez (izquierda). Foto: Gentileza Andrés Gómez de la Torre Rotta.

Lo paradójico fue que Belaúnde, un político civil neto, conversara con militares de línea dura, como Haig y Galtieri, ubicados en sus antípodas. Lo cierto es que Perú habría seguido jugando un rol activo muy importante en un hipotético escenario de posconflicto, con separación de ambas fuerzas militares en Malvinas y un régimen de administración temporal. También fue importante e intensa la labor desplegada por la Cancillería peruana ante la OEA en Washington para apuntalar las gestiones multilaterales llevadas a cabo por el canciller argentino Nicanor Costa Méndez.

Nunca fue secreta la existencia de estrechas relaciones institucionales en el nivel militar entre las tres ramas castrenses del Perú y la Argentina, especialmente en las décadas del 60 y del 70. Ambos países coincidieron y estandarizaron sus proveedores militares y sus políticas de adquisición de armas.

También influyó la coincidencia de los intensos contactos interpersonales, producto, entre otros aspectos, de la existencia de muchos oficiales peruanos graduados en centros de formación militar de Argentina. Con anterioridad, a fines de los años 70, hubo contactos permanentes entre los jefes de ambos ejércitos, particularmente entre Pedro Richter Prada y Leopoldo Galtieri.

Nunca fue secreta la existencia de estrechas relaciones institucionales en el nivel militar entre las tres ramas castrenses del Perú y la Argentina

Más intensa aún fue la cercanía entre los máximos jerarcas de la Fuerza Aérea: el general Dante Poggi visitó Buenos Aires en 1977 y, con posterioridad, el general Hernán Boluarte visitó Buenos Aires y labró una óptima relación con su par Omar Rubens Graffigna.

En setiembre de 1981, luego del breve incidente militar peruano-ecuatoriano en la frontera bilateral, aviones A-37B Dragonfly del Grupo 7 de la Fuerza Aérea Peruana (FAP) que participaron en ese conflicto se desplazaron a la IV Brigada Aérea de Mendoza para realizar ejercicios de recarga aérea con aviones KC-130 y ejercicios de combate disimilares con A-4 Skyhawk. Podemos hacer una doble lectura de este acontecimiento, pues la Fuerza Aéra Chilena disponía, como la FAP, de una cantidad apreciable de A-37 y había interés argentino en conocer detalles de tal aeronave.

El aporte peruano

Iniciado el conflicto de Malvinas en abril de 1982, hubo solicitudes y requerimientos específicos desde Buenos Aires para atender las demandas logísticas de Argentina. Figuras centrales de estos aprestos serían por la parte peruana el ministro de Aeronáutica, general José Gagliardi, y el Jefe de la FAP, Hernán Boluarte.

El apoyo y adhesión del Presidente Belaúnde a tales necesidades fue total y sin titubeos. Los mandos aéreos peruanos analizarían la situación al detalle y solo establecerían dos cortapisas para su apoyo: no transferir el abundante material soviético, en concreto los aviones de combate Sukhoi, para no hacer visible y en extremo evidente la participación peruana en las operaciones militares.

Se decidió, como más realista y discreta, la opción de enviar los Mirage 5 y sus sistemas de armas, como misiles Nord AS-30 aire-superficie. Todo indica que habrían sido diez aviones de la flota de 32 existentes en el Grupo 6 de Chiclayo, al norte de Lima.

La figura fundamental en la etapa de transferencia de los aviones fue el mayor Aurelio Crovetto Yáñez, quien lideró el recibimiento del silente vuelo de los aviones en la ruta La Joya-Jujuy-Tandil por espacio aéreo de Bolivia. Crovetto se quedaría en Argentina hasta finalizado el conflicto, como una suerte de apoyo técnico a sus pares de la Fuerza Aérea.

Sin embargo, el apoyo peruano no se circunscribió solo a lo apenas descripto. Los aviones de transporte peruanos DC-8 realizarían vuelos Lima-Tel Aviv-Lima-Buenos Aires para trasladar material necesario ante la urgencia que ameritaba la situación, en tanto que otros equipos fueron trasladados de forma directa desde Perú por aviones Hércules, en un contexto en que este país también sufriría algunos efectos militares de su toma de posición.
Pilotos de combate peruanos y argentinos, en septiembre de 1981, en la IV Brigada Aérea, Mendoza, Argentina. Foto: Gentileza Gómez de la Torre Rotta.
Pilotos de combate peruanos y argentinos, en septiembre de 1981, en la IV Brigada Aérea, Mendoza, Argentina. Foto: Gentileza Gómez de la Torre Rotta.

De hecho, en 1982, un embarque de misiles Exocet MM-38, destinado a las corbetas peruanas PR-72, fue extraña e inusualmente “retenido”, pero no embargado, en puertos franceses, debido a la suspicacia subyacente de que podría ser “tercerizado” a la Armada Argentina.

Resumir la participación del Perú en el conflicto de 1982 significa adentrarnos en aspectos y lazos históricos que existen desde la independencia entre ambas naciones. Un dato basta para ilustrarlo: el Libertador José de San Martín fue el creador, el 8 de octubre de 1821, de la Marina de Guerra del Perú. Un noble y patricio ciudadano de nacionalidad argentina, Roque Sáenz Peña, peleó del lado del Ejército del Perú en la Guerra del Pacífico contra Chile (1879-1883).

Sin embargo, la lógica que rodea la posición peruana en la guerra de 1982 no solamente está impregnada de esa condición histórica y emotiva de solidaridad latinoamericana, pues tiene otras características y aristas colaterales, no menos importantes y desdeñables, entre ellas la especial situación geopolítica, estratégica, política y militar existente por esos tiempos en el área subregional andina, y de sus conflictos de poder a partir de la competencia entre gobiernos militares. Es decir, todo ello se dio en el contexto de la disputa por el equilibrio de fuerzas y la supremacía en nuestro subcontinente.

*El autor es investigador peruano, especialista en Seguridad, Defensa e Inteligencia. La versión original de esta nota fue publicada en la revista DEF N.° 120

Fuente: http://fmsoledad885.com.ar/web/la-ayuda-secreta-de-peru-durante-la-guerra-de-malvinas/
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