(enelsubte.com) - El ingeniero Juan Pablo Martínez, director de la
consultora AC&A y uno de los más prestigiosos especialistas en
transporte de la Argentina, cuestiona el proyecto de extender la línea A
hasta Mataderos presentado por una diputada de la Coalición Cívica. El
Subte, sus urgencias y sus prioridades.
Ante la iniciativa presentada por la legisladora porteña Paula
Oliveto de extender la Línea A hasta el barrio de Mataderos, mi opinión
es que se trata de un proyecto para nada prioritario pero, además,
técnicamente inviable.
El proyecto parece responder a la vieja lógica de los tiempos del
Plan Cóndor de 1957, cuyo objetivo era extender todas las líneas hasta
la avenida General Paz, es decir, al límite de la Ciudad. No parece tratarse de un proyecto técnicamente bien resuelto. Aún si
lo fuera, en mi opinión no es prioritario, ya que antes de alargar las
líneas hasta ese límite es preciso densificarlas en el área urbana de
mayor actividad, esto es, la zona que recibe la mayor cantidad de
viajes: el Macrocentro “grande” que abarca, en sentido este-oeste, desde
la avenida Alicia Moreau de Justo en Puerto Madero hasta el Abasto y el
Alto Palermo, y se extiende de sur a norte entre Constitución y la
avenida del Libertador.
Esa área, que se encuentra súper-congestionada, sólo cuenta con el
servicio de las cinco líneas históricas (A, B, C, D y E), faltándole las
vinculaciones transversales que, si bien se encuentran planificadas,
aún no se han construido. La única conexión transversal en este sentido
es la que ofrece la línea H, cuyo ritmo de avance es muy lento: hay que
recordar que ya lleva 13 años de obra y tiene varios por delante para
terminar de construirse.
Creo que más prioritario que extender la línea A es concretar avances
en torno a alguna nueva línea radial. Un claro ejemplo es la proyectada
línea G que, corriendo bajo la avenida Córdoba, debería llegar hasta
Flores o Villa del Parque.
Otra opción interesante es la penetración del Subte en Barracas, que
debería prever en su diseño su posible futura extensión hacia
Avellaneda. Esto sólo podría concretarse previa firma de un acuerdo
institucional que evite que la Ciudad pierda nuevamente el control del
Subte a manos de Nación y evite todo tipo de conflicto
interjurisdiccional a futuro.
Las líneas transversales y las radiales pendientes, es decir, cuyas
trazas ya se encuentran estudiadas, elaboradas y aprobadas por la
Legislatura, suman más de 30 kilómetros que hay que agregarle a la red
en el mediano plazo.
Pero aun aceptando que la línea A fuera extendida más allá de San
Pedrito, ¿porqué debería hacerlo hacia Mataderos por Olivera y no, por
ejemplo, hacia Monte Castro y Villa Devoto por Segurola? O mejor, si la
preocupación es llevar el Subte a Mataderos, ¿no sería preferible
realizarlo con la subutilizada línea E? Antes de tomar una decisión
semejante hay que estudiar todas las alternativas posibles y habría que
hacer estudios de demanda que, de acuerdo a mi conocimiento, no
acompañan este proyecto ni existen hoy día.
Hay otro problema más concreto en cuanto a la extensión de los
túneles de la línea A y es que la última ampliación inaugurada previó
una situación en que la actual terminal estará por muchos años en
Rivadavia y Nazca/San Pedrito. En este sentido se respetaron los
lineamientos establecidos por la planificación realizada por el Estudio
Preliminar del Transporte de la Región Metropolitana (EPTRM), de 1972, y
otros que lo sucedieron. Felizmente, en este caso, SBASE rompió con la
nefasta tradición inaugurada por la CHADOPYF, de construir líneas sin
prever lugares para estacionar y mantener la flota de trenes.
En el caso de la línea A se construyó una cochera a continuación de
la estación San Pedrito, cuyas obras fueron proyectadas en el gobierno
de Aníbal Ibarra, fueron licitadas por Telerman y adjudicada, contratada
y ejecutada por Macri, consistente en un túnel de casi un kilómetro de
longitud, con mayoría de cuatro vías, para el estacionamiento de la
flota.
Ese túnel no previó la prolongación que ahora propone la legisladora.
Se habla en el proyecto de una estación a la altura de la calle Azul,
precisamente ubicada donde está la cochera. Para construir una estación
en ese lugar sería necesario que la cochera quedara anulada o gravemente
recortada. Lo mismo sucedería con las vías del taller en el extremo
oeste, que se anularían o se volverían muy poco operables. Eso no puede
permitirse debido a que el taller es indispensable para la operación de
la línea. Los trenes actuales no pueden salir a diario por la rampa de
Primera Junta hacia el Taller Polvorín para su mantenimiento, como lo
hacían hasta hace poco los centenarios La Brugeoise.
Esto no quiere decir que la línea A nunca deba ser extendida más allá
de San Pedrito. No es necesario ni recomendable actualmente. Lo será o
no según evolucionen las necesidades de transporte de la Ciudad. Si
algún día lejano se decide extenderla habrá que hacerlo con un diseño
que resuelva todos los problemas que el proyecto anunciado no parece
haber tomado en cuenta.
Por el ingeniero Juan Pablo Martínez para enelSubte.com
Juan Pablo Martínez es Ingeniero Electromecánico egresado de la
Universidad de Buenos Aires. Actualmente se desempeña como Director de
la consultora de transporte AC&A. Fue Director Titular de SBASE,
Gerente de Planeamiento de Ferrocarriles Argentinos y Director del
Posgrado en Ingeniería Ferroviaria de la UBA.