Editorial del diario La Nación
Tras el profundo deterioro en que las sumió el kirchnerismo, se necesita una mayor especialización sobre ciberdefensa y lucha contra el terrorismo
El flamante ministro de Defensa, Oscar Aguad, tiene previsto llevar adelante importantes reformas en las Fuerzas Armadas. Esta área fue absolutamente postergada e ignorada durante el régimen kirchnerista, al extremo de que esa política, o su ausencia, produjo, entre otros perjuicios, la pérdida del control de nuestro espacio aéreo por falta de radares y aviones, y también del espacio marítimo, por la escasez de medios para llevar adelante el debido patrullaje, ocasionando inmensas pérdidas económicas.
La redefinición proyectada del papel del Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea contempla una posible reducción de bases y unidades militares, así como el traslado de algunas, sin perder de vista la necesidad de fortalecer la integración logística. Se espera que esta vez se realice sin la incumbencia de intereses políticos o ideológicos.
Por otro lado, se procurará que las Fuerzas Armadas puedan volver a intervenir en la lucha contra el terrorismo, labor que actualmente les está vedada por el decreto reglamentario de la ley de defensa nacional. Ese decreto prohíbe lo que la ley no prohíbe, limita lo que la ley y los legisladores no buscaron limitar y crea confusión y contradicción en perjuicio del Estado argentino. Recordemos que su constitucionalidad fue oportunamente cuestionada y sólidamente fundada en su momento por legisladores de Pro, varios de ellos actuales funcionarios, quienes sostuvieron, por medio de un expediente parlamentario, que vulneraba lo prescripto por la Constitución nacional al alterar el espíritu y la letra de la ley de defensa nacional que reglamentaba. Es así que hoy la actuación de las Fuerzas Armadas se limita a enfrentar agresiones externas exclusivamente ejecutadas por fuerzas armadas de otros Estados, anclándose en el pasado y desconociendo las particularidades del conflicto armado moderno.
La cartera de Defensa contempla también mejoras salariales y equipamiento de las tropas para revertir el retroceso que en ambas materias sufrieron durante la anterior administración. El Poder Ejecutivo ha reducido ya la brecha entre las remuneraciones de los militares en actividad y las de los retirados.
El año pasado, en la comida anual de camaradería de las Fuerzas Armadas, el Presidente mostró su voluntad de otorgarles el reconocimiento que se merecen y adelantó que esperaba contar con ellas para el control de fronteras y la logística de la lucha contra el narcotráfico, tanto como para atender situaciones de emergencia por catástrofes.
Los actuales proyectos del Gobierno van aún más allá, especialmente en lo que hace al combate del terrorismo, que, como es bien sabido, en su vertiente del fundamentalismo islámico constituye actualmente una amenaza cada vez mayor en todo el mundo. En los últimos años ese peligro se ha potenciado con el llamado "terrorismo sobre ruedas", a cargo de lobos solitarios al volante de vehículos dirigidos a embestir peatones inocentes. En los últimos tres años, este tipo de ataques arrojó un trágico tendal de 139 muertos y 812 heridos en todo el mundo. El último ocurrió hace poco en Nueva York y, entre los ocho muertos, hubo cinco argentinos.
No debemos olvidar que, más que una amenaza, el terrorismo islámico ha sido en nuestro país una abominable realidad signada por las voladuras de la embajada de Israel y la AMIA, con el agravante de que ambos atentados continúan impunes.
Con la necesaria y adecuada modificación de la legislación vigente, las Fuerzas Armadas, debidamente entrenadas a tal fin, tienen un importantísimo papel que cumplir en la lucha contra el terrorismo. La complejidad que entraña ese particular combate requerirá, además, convocar a los servicios de inteligencia de las tres fuerzas en las labores de prevención.
Como señaló LA NACION, una de las preocupaciones del Ministerio de Defensa es la denominada ciberdefensa, para proteger la creciente infraestructura digital crítica ligada a servicios esenciales como los bancarios, control aéreo, comunicaciones, cómputos electorales e incluso instalaciones energéticas y represas, más allá de citar el hackeo de archivos y bases de datos por parte de terroristas con fuerte impacto en el orden mundial. Al inaugurar la reciente reunión conjunta del Grupo de Acción Financiera Internacional (GAFI) y el Grupo de Acción Financiera de Latinoamérica (Gafilat) en esta ciudad, el Presidente pidió un compromiso "de pies a cabeza" contra el terrorismo porque -dijo- "no hay lugar para zonas grises en el mundo".
Una vez revertido ese deliberado atraso infligido a nuestras Fuerzas Armadas, se abre para ellas un amplio campo de acción en el combate del terrorismo y el narcotráfico y la defensa de nuestra soberanía y nuestras fronteras.