La Clase Abukuma, son una serie seis de destructores de escolta multifuncionales, pertenecientes a la Marina de Autodefensa de Japón.
Estos buques fueron ideados con el propósito de sustituir a su clase predecesora, la Clase Yubari, al mismo tiempo que combinaba las características de la Clase Yubari con profundas reformas en muchos aspectos.
Es la primera clase de la marina japonesa que incorpora tecnología furtiva. Su superestructura tiene superficies verticales tradicionales pero sus cascos están orientados a reducir su presencia en los radares. También está equipado con grandes avances electrónicos como sistemas de dirección o información. Porta armamento de gran potencia destructiva como los misiles Harpoon, el sistema Phalanx CIWS o lanzadores ASROC.
Especificaciones:
Origen Japón
Astillero Maizuru, Ominato y Sasebo de las compañías Mitsui Engineering & Shipbuilding y Sumitomo Heavy Industries
Tipo Destructor escolta
Desplazamiento 2000 t estándar y 2500 t apc
Eslora 109 m
Manga 13 m
Calado 3,7 m
Armamento original:
• 8 misiles Harpoon
• Lanzador ASROC
• 1 Phalanx CIWS de 20 mm
• 2 tubos lanzatorpedos triples de 324 mm (12,8”)
Propulsión: 2 turbinas de gas Kawasaki-RR SM1A y 2 motores diésel Mitsubishi S12U MTK, con
potencia 26 650 Cv + 6000 cv (19,9 MW + 4,4 MW)
Velocidad 27 nudos (50 km/h)
Tripulación 120 tripulantes
Blog independiente que impulsa el desarrollo científico -tecnológico, socio-económico y la capacidad de defensa nacional. Sin inversión no hay tecnología y sin tecnología no hay desarrollo, y sin desarrollo, no hay defensa. El derecho a vivir libremente conlleva la responsabilidad de defender esa libertad frente a cualquier ataque. "Solo quienes pueden ver se dan cuenta que falta algo"... Desde el 2006 junto a ustedes.
domingo, 5 de junio de 2016
Diez escándalos de la herencia K que encontró Macri
(Clarin.com) - Varios involucran a la familia Kirchner y aparecen en el Estado del Estado, el informe que publicó ayer la Casa Rosada.
Mauricio Macri cuando asume como presidente el 10 de diciembre de 2015. (Marcelo Carroll)
1 Argentina Sonríe
Una a de las sorpresas que dice haber encontrado el oficialismo el 10 de diciembre son los $ 80 millones que pagó el Ministerio de Salud para comprar y acondicionar 50 ómnibus que viajaban por todo el país para el plan odontológico Argentina Sonríe. “En el año que estuvo en funcionamiento sólo se hicieron 11 viajes, seis de ellos a Santa Cruz y el resto a Buenos Aires y Entre Ríos, todas gobernadas por el FPV. Los equipos técnicos se descalibraron con el andar de los ómnibus. La Coordinadora General del programa era Elena Morán, odontóloga y madre del secretario General de La Cámpora Andrés Larroque. “Una de sus cabeza más visibles -se destaca- era Rocío García, odontóloga y esposa de Máximo Kirchner”. La directora nacional bucodental era además María César Gallardo, nuera del ministro de Planificación Julio De Vido. Cristina Kirchner lo había anunciado en diciembre de 2014.
2. El tren turístico de Río Turbio
Entre los descalabros financieros -que denuncia el actual Gobierno- sobresale el tren inaugurado en octubre de 2015 por Alicia Kirchner en el yacimiento carbonífero de su provincia. Para su construcción se le asignó un presupuesto de $ 700 millones -de los cuales ya se ejecutaron solo $ 300. “Sin embargo, en diciembre de 2015 el tren no funcionaba, no tenía permisos del titular de la tierra por donde pasaban las vías, las estaciones estaban en desuso y las estaciones estaban en desuso y no se había obtenido el permiso de la Dirección Nacional de Vialidad para cruzar la Ruta 3. La traza se encontraba interrumpida justo en ese punto: era un tren que iba de ningún lado y a ninguna parte", señala el documento.
3. El Correo Argentino
Las contrataciones en el correo argentino es otro de los casos más emblemáticos de posibles focos de corrupción. Sus autoridades contrataron a a la empresa Tecnología Urbana, para que hiciera una auditoría externa para controlar las operaciones. La empresa contratada facturó 57 millones de pesos a lo largo de cuatro años. (El contrato fue cancelado en enero de 2016.) Una auditoría determinó que Tecnología Urbana no tenía siquiera empleados y que sus informes los confeccionaban empleados del Correo.
El año pasado contrataron a Dinatech, una empresa que había ganado el contrato del Ministerio de Educación para hacer el mantenimiento de las notebooks del programa Conectar Igualdad, para digitalizar documentos como órdenes de compra. Esa tarea la hacía antes otra empresa llamada Su Papel, a un precio de 1,19 pesos por unidad digitalizada. Dinatech fue contratada para hacer la misma tarea pero un 300% más caro,a 3,19 por unidad. Lo increíbles es que subcontrató otra vez a Su Papel por los habituales 1,19 pesos.
Una consultora de opinión pública el año pasándole facturó al Correo 400.000 pesos por mes, presumiblemente por la confección de encuestas y estudios de opinión pública. Sin embargo, no se encontró en el Correo ningún fruto de ese trabajo.
4. El "perro actor" de Fabricaciones militares
En el Gobierno creen que la fábrica de armamento estatal era en realidad una de las principales empresas de colocación de empleo para la militancia kirchnerista. "En su presupuesto para 2016, confeccionado el año pasado, la empresa explicitaba que su objetivo principal es la creación de empleo", señala el documento oficial. En su sede central había 600 empleados y solo en el área de Prensa y Comunicación había 50 personas. Las nuevas autoridades encontraron en la sede central de Fabricaciones Militares un estudio de televisión con tecnología de última generación, un estudio de radio y equipamiento para cine. Entre otras cosas contaba con un drone para filmaciones aéreas. Una factura mostraba que para una producción institucional se había pagado 11.000 pesos por hora por la contratación de un perro actor.
5. Capital Semilla
En la Subsecretaría de Emprendedores, dependiente de la Secretaría de Pymes, el programa Capital Semilla, que funcionaba como un préstamo de honor en el que los emprendedores devolvían la plata si podían, era manejado por las agrupaciones políticas La Cámpora y Kolina. Y aunque el programa era una herramienta valiosa, los préstamos fueron entregados a través de universidades y sociedades de fomento sin ningún tipo de control ni monitoreo. "De los años en los que La Cámpora gestionó el programa, no hay ningún registro contable, incluyendo si los beneficiarios devolvieron (o no) el dinero. Se encontraron casos en que se le asignó un crédito a un emprendedor, pero se le dio a otro distinto", señala el documento.
6. Efedrina para todos
El diagnóstico del Gobierno señala que en épocas normales, Argentina importaba 200 kilos de efedrina para uso medicinal por año, pero que cuando se prohibió su importación en México, la cifra se multiplicó cien veces a 20 toneladas por año.
7 La caja de Enarsa: deudas con Bolivia y con YPF
La empresa fundada en 2004, dedica a la comercialización de Energía,le debía a YPFB -la petrolera estatal de Bolivia-377 millones de dolares. Además, contrataba a YPF Argentina por valores por encima del mercado, gastaba 67 millones de pesos año. Las irregularidades y los posibles sobreprecios por las contrataciones multimillonarias sin estudios de viabilidad se repitieron para la construcción de las centrales eléctricas Ensenada de Barragán y Brigadier López, que costaron 2 mil millones de dólares, y para la exploración de Gas y petróleo en varias provincias, con nulos resultados.
8. Plata para provincias y municipios amigos
La secretaría de Asuntos municipales del ministerio del Interior entregó 464 subsidios por más de 91 millones de pesos, siempre a a municipios oficialistas. Solo el 6% rindió sus gastos. Se realizaron de esta secretaría 74 estudios de viabilidad de inversión, y -otra vez- siempre para municipios oficialistas.
Además, un día antes de las elecciones del 22 de noviembre la secretaría de Provincias del mismo ministerio transfirió el remanente de Anticipos del tesoro Nacional -$ 99 millones- a Santa Cruz, donde estaba por asumir Alicia Kirchner.
9. Los pagos y los cobros de Aníbal Fernández
El ex jefe de Gabinete transfirió fondos a municipios, en todo 2015 por 2.100 millones de pesos, $ 800 millones fueron para Santa Cruz y Quilmes -su terruño- recibió 93, 5 millones sólo entre octubre y diciembre. San Nicolás, cuna del ex secretario de coordinación presupuestaria recibió además 132,5 millones.
El hecho más escandaloso ya había aparecido en los medios.Un día antes de que Jorge Capitanich dejara la jefatura de Gabinete firmó un convenio de ayuda financiera con la Conferación Argentina de Hockey, cuyo presidente era Aníbal Fernández. Cuando renunció el ahora intendente de Resistencia, Fernández lo reemplazó y quedó de los dos lados del escritorio ejecutando el pago como funcionario y cobrando como dirigente deportivo.
10 El Estado como agente de colocación de militancia K
Según el informe oficial presentado ayer, durante los 12 años de gestión kirchnerista, el empleo público creció un 64% (de 2, 2 millones a 3,6 millones) sobre todo para financiar a los militantes kirchneristas. Algunos de los casos con los que intentan probar esa tesis son los empleados que cobraban sueldo y no asistían a su lugar de trabajo, una situación que se repetía en el Indec, Yacyretá, el CCK, el Instituto Malbrán, el Ministerio de Justicia y el Hospital Posadas. Existían 36 sistemas distintos de liquidación de sueldos. Los casos más burdos son los del ministerio de Planifiación -denuncian- había oficinas con 1 solo teléfono y 10 telefonistas; en Cultura 30 personas estaban destinadas para hacer sólamente un clipping de noticias.
Mauricio Macri cuando asume como presidente el 10 de diciembre de 2015. (Marcelo Carroll)
1 Argentina Sonríe
Una a de las sorpresas que dice haber encontrado el oficialismo el 10 de diciembre son los $ 80 millones que pagó el Ministerio de Salud para comprar y acondicionar 50 ómnibus que viajaban por todo el país para el plan odontológico Argentina Sonríe. “En el año que estuvo en funcionamiento sólo se hicieron 11 viajes, seis de ellos a Santa Cruz y el resto a Buenos Aires y Entre Ríos, todas gobernadas por el FPV. Los equipos técnicos se descalibraron con el andar de los ómnibus. La Coordinadora General del programa era Elena Morán, odontóloga y madre del secretario General de La Cámpora Andrés Larroque. “Una de sus cabeza más visibles -se destaca- era Rocío García, odontóloga y esposa de Máximo Kirchner”. La directora nacional bucodental era además María César Gallardo, nuera del ministro de Planificación Julio De Vido. Cristina Kirchner lo había anunciado en diciembre de 2014.
2. El tren turístico de Río Turbio
Entre los descalabros financieros -que denuncia el actual Gobierno- sobresale el tren inaugurado en octubre de 2015 por Alicia Kirchner en el yacimiento carbonífero de su provincia. Para su construcción se le asignó un presupuesto de $ 700 millones -de los cuales ya se ejecutaron solo $ 300. “Sin embargo, en diciembre de 2015 el tren no funcionaba, no tenía permisos del titular de la tierra por donde pasaban las vías, las estaciones estaban en desuso y las estaciones estaban en desuso y no se había obtenido el permiso de la Dirección Nacional de Vialidad para cruzar la Ruta 3. La traza se encontraba interrumpida justo en ese punto: era un tren que iba de ningún lado y a ninguna parte", señala el documento.
3. El Correo Argentino
Las contrataciones en el correo argentino es otro de los casos más emblemáticos de posibles focos de corrupción. Sus autoridades contrataron a a la empresa Tecnología Urbana, para que hiciera una auditoría externa para controlar las operaciones. La empresa contratada facturó 57 millones de pesos a lo largo de cuatro años. (El contrato fue cancelado en enero de 2016.) Una auditoría determinó que Tecnología Urbana no tenía siquiera empleados y que sus informes los confeccionaban empleados del Correo.
El año pasado contrataron a Dinatech, una empresa que había ganado el contrato del Ministerio de Educación para hacer el mantenimiento de las notebooks del programa Conectar Igualdad, para digitalizar documentos como órdenes de compra. Esa tarea la hacía antes otra empresa llamada Su Papel, a un precio de 1,19 pesos por unidad digitalizada. Dinatech fue contratada para hacer la misma tarea pero un 300% más caro,a 3,19 por unidad. Lo increíbles es que subcontrató otra vez a Su Papel por los habituales 1,19 pesos.
Una consultora de opinión pública el año pasándole facturó al Correo 400.000 pesos por mes, presumiblemente por la confección de encuestas y estudios de opinión pública. Sin embargo, no se encontró en el Correo ningún fruto de ese trabajo.
4. El "perro actor" de Fabricaciones militares
En el Gobierno creen que la fábrica de armamento estatal era en realidad una de las principales empresas de colocación de empleo para la militancia kirchnerista. "En su presupuesto para 2016, confeccionado el año pasado, la empresa explicitaba que su objetivo principal es la creación de empleo", señala el documento oficial. En su sede central había 600 empleados y solo en el área de Prensa y Comunicación había 50 personas. Las nuevas autoridades encontraron en la sede central de Fabricaciones Militares un estudio de televisión con tecnología de última generación, un estudio de radio y equipamiento para cine. Entre otras cosas contaba con un drone para filmaciones aéreas. Una factura mostraba que para una producción institucional se había pagado 11.000 pesos por hora por la contratación de un perro actor.
5. Capital Semilla
En la Subsecretaría de Emprendedores, dependiente de la Secretaría de Pymes, el programa Capital Semilla, que funcionaba como un préstamo de honor en el que los emprendedores devolvían la plata si podían, era manejado por las agrupaciones políticas La Cámpora y Kolina. Y aunque el programa era una herramienta valiosa, los préstamos fueron entregados a través de universidades y sociedades de fomento sin ningún tipo de control ni monitoreo. "De los años en los que La Cámpora gestionó el programa, no hay ningún registro contable, incluyendo si los beneficiarios devolvieron (o no) el dinero. Se encontraron casos en que se le asignó un crédito a un emprendedor, pero se le dio a otro distinto", señala el documento.
6. Efedrina para todos
El diagnóstico del Gobierno señala que en épocas normales, Argentina importaba 200 kilos de efedrina para uso medicinal por año, pero que cuando se prohibió su importación en México, la cifra se multiplicó cien veces a 20 toneladas por año.
7 La caja de Enarsa: deudas con Bolivia y con YPF
La empresa fundada en 2004, dedica a la comercialización de Energía,le debía a YPFB -la petrolera estatal de Bolivia-377 millones de dolares. Además, contrataba a YPF Argentina por valores por encima del mercado, gastaba 67 millones de pesos año. Las irregularidades y los posibles sobreprecios por las contrataciones multimillonarias sin estudios de viabilidad se repitieron para la construcción de las centrales eléctricas Ensenada de Barragán y Brigadier López, que costaron 2 mil millones de dólares, y para la exploración de Gas y petróleo en varias provincias, con nulos resultados.
8. Plata para provincias y municipios amigos
La secretaría de Asuntos municipales del ministerio del Interior entregó 464 subsidios por más de 91 millones de pesos, siempre a a municipios oficialistas. Solo el 6% rindió sus gastos. Se realizaron de esta secretaría 74 estudios de viabilidad de inversión, y -otra vez- siempre para municipios oficialistas.
Además, un día antes de las elecciones del 22 de noviembre la secretaría de Provincias del mismo ministerio transfirió el remanente de Anticipos del tesoro Nacional -$ 99 millones- a Santa Cruz, donde estaba por asumir Alicia Kirchner.
9. Los pagos y los cobros de Aníbal Fernández
El ex jefe de Gabinete transfirió fondos a municipios, en todo 2015 por 2.100 millones de pesos, $ 800 millones fueron para Santa Cruz y Quilmes -su terruño- recibió 93, 5 millones sólo entre octubre y diciembre. San Nicolás, cuna del ex secretario de coordinación presupuestaria recibió además 132,5 millones.
El hecho más escandaloso ya había aparecido en los medios.Un día antes de que Jorge Capitanich dejara la jefatura de Gabinete firmó un convenio de ayuda financiera con la Conferación Argentina de Hockey, cuyo presidente era Aníbal Fernández. Cuando renunció el ahora intendente de Resistencia, Fernández lo reemplazó y quedó de los dos lados del escritorio ejecutando el pago como funcionario y cobrando como dirigente deportivo.
10 El Estado como agente de colocación de militancia K
Según el informe oficial presentado ayer, durante los 12 años de gestión kirchnerista, el empleo público creció un 64% (de 2, 2 millones a 3,6 millones) sobre todo para financiar a los militantes kirchneristas. Algunos de los casos con los que intentan probar esa tesis son los empleados que cobraban sueldo y no asistían a su lugar de trabajo, una situación que se repetía en el Indec, Yacyretá, el CCK, el Instituto Malbrán, el Ministerio de Justicia y el Hospital Posadas. Existían 36 sistemas distintos de liquidación de sueldos. Los casos más burdos son los del ministerio de Planifiación -denuncian- había oficinas con 1 solo teléfono y 10 telefonistas; en Cultura 30 personas estaban destinadas para hacer sólamente un clipping de noticias.
El Gobierno acelera 18 obras para reactivar la economía
Por Ignacio Ortelli - Clarin.com
La idea de que el estado de la economía será la clave de la suerte del Gobierno en las próximas elecciones está instalada entre políticos, analistas y periodistas. Incluso, también, es una visión compartida por algunos funcionarios nacionales. Pero en la Casa Rosada confían en que, más allá de la expectativa por el despegue económico, la gente valorará la gestión. Por eso, ya con la mirada puesta en 2017, apuestan a un ambicioso plan de obras y tener un plan B que mostrar, por si la expectativa del despegue económico finalmente no se concreta. El Presidente ya tiene en su agenda decenas de obras públicas para visitar en el corto y mediano plazo, algunas casi terminadas y otras recién en ejecución, y le encomendó a su equipo que defina detalles del proyecto de Participación Pública Privada, iniciativa prevista para acercar inversiones.
Tras el parate que sufrió la obra pública, especialmente en los últimos meses de 2015, el Gobierno tardó unos meses de este año en impulsar su reactivación. Un poco debido a la famosa pesada herencia y otro tanto por ausencia de información concreta respecto a la situación en torno al estado de cada obra en marcha. Los gobernadores peronistas también señalan que hubo una lenta reacción del Gobierno a sus reclamos. Ya desde mayo, sin embargo, hubo señales de repunte en el área de la construcción. El Gobierno desembolsó más de 5000 millones de pesos para terminar de reactivar el grueso de obras pendientes que dejó la gestión kirchnerista y para poner en marcha nuevos trabajos. El pico de inversión estatal, aseguran, será en julio, con unos 7 mil millones, cifra que -estiman- no volverá a caer, al menos en lo que resta del año.
"El Presidente, como prometió en la campaña, está decidido a implementar el plan de infraestructura más ambicioso de la historia. Vamos a hacer obras que les cambien la vida a la gente: rutas, acuedutos para agua potable, cloacas y viviendas", indicó a Clarín el ministro del Interior Rogelio Frigerio, quien junto a su vice Sebastián García de Luca coordinan con los gobernadores el envío de fondos a las provincias. Por lo pronto, el secretario de Obras Públicas Daniel Chaín ya tiene listo un informe con al menos 18 obras emblemáticas para que el Presidente visite en el corto y mediano plazo. Algunas de ellas, casi terminadas; y otras en ejecución. En su mayoría en el Norte argentino. Calculan que en forma global impactarán en más de 2 millones de personas. "Se van a crear más de 200 mil nuevos puestos de trabajo este año por la reactivación de la obra", apuntaron cerca de Frigerio.
Por su dimensión y densidad de población, Buenos Aires es donde más obras hay en carpeta para que el Presidente se muestre. A la casi terminada adecuación del cauce del río Salado Tramo III, se suman otros cuatro trabajos en tres distritos del Conurbano: Lanús, Hurlingham y San Martín.
La segunda provincia más "beneficiada" es Chaco, donde el PJ fue inexpugnable en las últimas elecciones. Con una inversión global de más de 2 mil millones de pesos, hay dos grandes obras que el Gobierno busca apurar para que estén listas entre este año y el próximo. Son los trabajos que se realizan en el sistema cloacal del área metropolitana del Gran Resistencia y en una planta depuradora de líquidos cloacales, que mejorará la calidad de vida de más de 300 mil chaqueños. Aunque no todas las obras son de impacto masivo: hay varias simbólicas, como un acueducto en El Impenetrable, que permitirá llevar agua potable a las localidades de El Pintado, Wichi, Nueva Pompeya y El Sauzal. Beneficiará a 42 mil habitantes, pero el 80 por ciento wichi, una de las comunidades más postergadas.
Un caso similar ocurre en Santa Fe. Se realizan trabajos para aprovisionar de agua potable a Cafferata, una localidad del departamento de General López. Se trata de 1600 beneficiarios que vienen reclamando soluciones desde hace tiempo.
Al igual que en Chaco, en Formosa hay previstas otras dos grandes obras en materia de cloacas y agua potable, con más de $500 millones de inversión. En Santiago del Estero, al frente de la carpeta está la cañería de impulsión y una planta de tratamiento de líquidos cloacales. La agenda de desembarcos del Presidente también contemplará a Catamarca, Misiones, Salta y Tucumán. Pero no descartan incluir anuncios en otras provincias, ya que -aclaran- la obra se reactivó "en todo el país". Al final del mandato de Macri, sostienen que la inversión global en materia de obra pública será de $208 mil millones.
No obstante, el Gobierno busca acercar capitales privados. Por ese motivo, el subsecretario de Coordinación de Obra Pública, Ricardo Delgado, viajó a Macao, China, para participar de un foro del que participaron más de 100 países y discutieron nuevos esquemas de financiamiento entre el sector público y el privado. El objetivo es terminar de cerrar el proyecto de ley a su vuelta.
La idea de que el estado de la economía será la clave de la suerte del Gobierno en las próximas elecciones está instalada entre políticos, analistas y periodistas. Incluso, también, es una visión compartida por algunos funcionarios nacionales. Pero en la Casa Rosada confían en que, más allá de la expectativa por el despegue económico, la gente valorará la gestión. Por eso, ya con la mirada puesta en 2017, apuestan a un ambicioso plan de obras y tener un plan B que mostrar, por si la expectativa del despegue económico finalmente no se concreta. El Presidente ya tiene en su agenda decenas de obras públicas para visitar en el corto y mediano plazo, algunas casi terminadas y otras recién en ejecución, y le encomendó a su equipo que defina detalles del proyecto de Participación Pública Privada, iniciativa prevista para acercar inversiones.
Tras el parate que sufrió la obra pública, especialmente en los últimos meses de 2015, el Gobierno tardó unos meses de este año en impulsar su reactivación. Un poco debido a la famosa pesada herencia y otro tanto por ausencia de información concreta respecto a la situación en torno al estado de cada obra en marcha. Los gobernadores peronistas también señalan que hubo una lenta reacción del Gobierno a sus reclamos. Ya desde mayo, sin embargo, hubo señales de repunte en el área de la construcción. El Gobierno desembolsó más de 5000 millones de pesos para terminar de reactivar el grueso de obras pendientes que dejó la gestión kirchnerista y para poner en marcha nuevos trabajos. El pico de inversión estatal, aseguran, será en julio, con unos 7 mil millones, cifra que -estiman- no volverá a caer, al menos en lo que resta del año.
"El Presidente, como prometió en la campaña, está decidido a implementar el plan de infraestructura más ambicioso de la historia. Vamos a hacer obras que les cambien la vida a la gente: rutas, acuedutos para agua potable, cloacas y viviendas", indicó a Clarín el ministro del Interior Rogelio Frigerio, quien junto a su vice Sebastián García de Luca coordinan con los gobernadores el envío de fondos a las provincias. Por lo pronto, el secretario de Obras Públicas Daniel Chaín ya tiene listo un informe con al menos 18 obras emblemáticas para que el Presidente visite en el corto y mediano plazo. Algunas de ellas, casi terminadas; y otras en ejecución. En su mayoría en el Norte argentino. Calculan que en forma global impactarán en más de 2 millones de personas. "Se van a crear más de 200 mil nuevos puestos de trabajo este año por la reactivación de la obra", apuntaron cerca de Frigerio.
Por su dimensión y densidad de población, Buenos Aires es donde más obras hay en carpeta para que el Presidente se muestre. A la casi terminada adecuación del cauce del río Salado Tramo III, se suman otros cuatro trabajos en tres distritos del Conurbano: Lanús, Hurlingham y San Martín.
La segunda provincia más "beneficiada" es Chaco, donde el PJ fue inexpugnable en las últimas elecciones. Con una inversión global de más de 2 mil millones de pesos, hay dos grandes obras que el Gobierno busca apurar para que estén listas entre este año y el próximo. Son los trabajos que se realizan en el sistema cloacal del área metropolitana del Gran Resistencia y en una planta depuradora de líquidos cloacales, que mejorará la calidad de vida de más de 300 mil chaqueños. Aunque no todas las obras son de impacto masivo: hay varias simbólicas, como un acueducto en El Impenetrable, que permitirá llevar agua potable a las localidades de El Pintado, Wichi, Nueva Pompeya y El Sauzal. Beneficiará a 42 mil habitantes, pero el 80 por ciento wichi, una de las comunidades más postergadas.
Un caso similar ocurre en Santa Fe. Se realizan trabajos para aprovisionar de agua potable a Cafferata, una localidad del departamento de General López. Se trata de 1600 beneficiarios que vienen reclamando soluciones desde hace tiempo.
Al igual que en Chaco, en Formosa hay previstas otras dos grandes obras en materia de cloacas y agua potable, con más de $500 millones de inversión. En Santiago del Estero, al frente de la carpeta está la cañería de impulsión y una planta de tratamiento de líquidos cloacales. La agenda de desembarcos del Presidente también contemplará a Catamarca, Misiones, Salta y Tucumán. Pero no descartan incluir anuncios en otras provincias, ya que -aclaran- la obra se reactivó "en todo el país". Al final del mandato de Macri, sostienen que la inversión global en materia de obra pública será de $208 mil millones.
No obstante, el Gobierno busca acercar capitales privados. Por ese motivo, el subsecretario de Coordinación de Obra Pública, Ricardo Delgado, viajó a Macao, China, para participar de un foro del que participaron más de 100 países y discutieron nuevos esquemas de financiamiento entre el sector público y el privado. El objetivo es terminar de cerrar el proyecto de ley a su vuelta.
Inversión extranjera: del desembolso forzado al regreso genuino
Por José del Rio - LA NACION
Unas 40 compañías ya anunciaron proyectos concretos por unos US$ 15.341 millones entre diciembre y fines de mayo. La cifra es tres veces superior a la de igual período en 2015
Foto: Vicente Martí
Algunos lo hicieron en una audiencia con el presidente de la Nación. Otros apostaron por un encuentro con el ministro que lidera la cartera en la cual compiten, mientras las compañías de más bajo perfil lo comunicaron directamente a sus inversores mediante los reportes que emiten habitualmente.
La suma da unos US$ 15.341 millones de 40 nuevas inversiones extranjeras directas anunciadas entre el 10 de diciembre, fecha en la que asumió el nuevo gobierno, y el cierre del mes de mayo.
El resultado del relevamiento realizado por LA NACION sobre la base de datos de la Agencia Argentina de Desarrollo de Inversiones demuestra que la cifra es tres veces superior al nivel de anuncios que manejaba la Subsecretaría de Desarrollo y Planeamiento Productivo en igual período de 2015. Las mineras y firmas energéticas, las automotrices y las compañías de telecomunicaciones figuran a la cabeza entre los desembolsos anunciados . El quién es quién (ver recuadro página 2) demuestra también que muchas firmas que habían postergado sus apuestas optaron por reactivarlas con posterioridad a las elecciones.
La tendencia es creciente con respecto al año pasado. "El clima de inversión es distinto. De hecho, a nosotros nos cambió la naturaleza del negocio. Antes trabajábamos sobre el día a día y qué podía pasar en las próximas 24 horas y hoy tenemos consultas de índole estratégica y sobre proyectos de inversión de largo plazo", se sincera Dante Sica, titular de Abeceb.
El economista es gráfico respecto de lo que viene versus lo que pasó durante los últimos años: "Antes una negociación internacional se limitaba a «cómo hago para liberar un contenedor de la Aduana»; hoy la consulta es qué implica que la Argentina esté como observadora en la Alianza del Pacífico".
Según sus datos, hay otra tendencia que muestra el cambio: se realizaron 15 anuncios de fusiones y adquisiciones durante el período de mediados de diciembre a mayo, lo que muestra un mayor dinamismo de este tipo de operaciones con respecto a los últimos años, donde las compras y ventas de empresas se encontraban acotadas a raíz de las trabas financieras existentes. "Se realizaron muchas adquisiciones de alimenticias y energéticas. También firmas que empiezan a expandir su negocio y buscan posicionarse en lo que viene. El sector de telecomunicaciones será sin dudas uno de los más dinámicos", suma el titular de Abeceb. Por otra parte, se revirtió la tendencia de retiradas de jugadores internacionales por la llegada de aquellos que consultan entre las principales boutiques de M&A (fusiones y adquisiciones por sus siglas en inglés) sobre las oportunidades locales.
Alejandro Díaz, director ejecutivo de la Amcham -la cámara de comercio de los Estados Unidos en la Argentina-, afirma que "más del 60 por ciento de las inversiones de nuestras empresas son superiores este año. Se trata de desembolsos genuinos y no como ocurría anteriormente que eran obligados por la imposibilidad de girar dividendos a las casas matrices". Para Díaz esto es sólo el comienzo. "Vamos a tener que transitar el resto del año para cristalizar proyectos en infraestructura e inclusive en Vaca Muerta", resume.
Varias son las medidas que aceleraron el regreso de los inversores: la devaluación de diciembre, el final del cepo cambiario y la eliminación de algunas retenciones y la reducción de otras, figuran a la cabeza entre las razones esgrimidas por aquellos que definieron aumentar su apuesta local.
También el final de las trabas para importar insumos productivos y sobre todo, la posibilidad de girar dividendos que se había convertido en el principal GPS para recalcular los proyectos locales hasta nuevo aviso. También aparece como otro de los factores fundamentales del aumento de las inversiones extranjeras, el final del default tras el cierre de la causa a la que los empresarios denominaban "eterna" en el marco del juzgado de Thomas Griesa.
"Se da una particularidad en nuestro día a día. Por un lado Brasil nos juega en contra porque su situación institucional desploma nuestras exportaciones al principal socio del Mercosur, pero por otra parte existe una situación que hace más de doce años que no se daba: somos nuevamente la estrella entre los emergentes", se entusiasma un alto funcionario del Gobierno que atraviesa su día a día en Balcarce 50.
El hombre de confianza del Presidente agrega: "Tampoco es casual que los desembolsos se ratifiquen después de la llegada de Barack Obama y de los representantes de Italia, Francia y España, entre los principales mercados de Europa". Es justamente en este último país en el que el ministro de Hacienda les pidió "perdón a los inversores" en un gesto que tuvo una interpretación muy distinta en el mercado de cabotaje que en el viejo continente.
También hay grupos empresarios de China, Japón y Corea, entre otros referentes que plantearon su interés a Juan Procaccini, titular de la Agencia Argentina de Desarrollo de Inversiones.
Las contras por resolver
Pero no todas son rosas para el regreso de la inversión extranjera directa. Hay factores que los empresarios internacionales miran aun con recelo dentro del mercado doméstico. El ranking de prioridades por resolver surge de un relevamiento realizado por LA NACION entre diez CEO locales de firmas multinacionales que hoy evalúan sumarse al listado de los 40 proyectos ya anunciados.
La principal preocupación coincide con la de las encuestas de expectativas económicas locales y es la inflación. Para los ejecutivos, la "promesa del segundo semestre" debe acompañarse con resultados concretos en términos de un incremento de precios que se desacelere. La estimación del 33,4% que hacen las consultoras para este año resulta muy por encima de la media a la que aspiran de un país en el que invierten. Lo mismo ocurre con el freno del consumo local previsto para este ejercicio y la caída del PBI de cerca de un punto en la que coinciden los principales economistas. La creciente conflictividad gremial, la apreciación del peso, y los índices de inseguridad local, son otros de los barómetros que en el famoso by the book tienen en cuenta los inversores antes de dar el visto bueno definitivo a un regreso o a un aumento de sus desembolsos.
"En la Argentina se da una paradoja que no encuentro en otros países. Es uno de los mejores generadores de macroeconomistas del mundo pero es justamente el país en el que se aplicaron las peores políticas macroeconómicas a nivel global durante los últimos años", resumió el premio Nobel de Economía Thomas Sargent en el marco del evento organizado por la Cámara Argentina de Fondos Comunes de Inversión.
"Sin embargo, soy muy optimista respecto de lo que viene, sobre todo por el potencial que tiene el país y las nuevas estrategias que se están aplicando para proyectar el futuro", agregó en un mano a mano con LA NACION. Fue justamente Federico Sturzenegger, presidente del Banco Central, quien le contó en primera persona cuáles fueron las medidas tomadas desde que asumió el presidente Mauricio Macri. Sargent y Sturzenegger se conocieron hace ya varios años en el marco del mundo académico. De hecho fue el Nobel 2011 quien le dio el aval a una beca de estudios para el hoy titular del Central.
"La seguridad jurídica dejó de ser un tema por resolver. Hoy el marco está pero es cierto que la confianza se construye en el día a día y que después de tantos años de ningunear a los inversores hoy algunos nos siguen mirando con desconfianza", admitió por lo bajo el mismo funcionario de Balcarce 50.
En ese marco presentarán esta semana al congreso el proyecto de ley de PPP (Private, Public, Partnership) para alianzas público privadas. El objetivo es generar un marco claro que sirva de anzuelo para las obras de infraestructura que vienen.
40 apuestas en punta
Unas 40 compañías ya anunciaron proyectos concretos por unos US$ 15.341 millones entre diciembre y fines de mayo. La cifra es tres veces superior a la de igual período en 2015
Foto: Vicente Martí
Algunos lo hicieron en una audiencia con el presidente de la Nación. Otros apostaron por un encuentro con el ministro que lidera la cartera en la cual compiten, mientras las compañías de más bajo perfil lo comunicaron directamente a sus inversores mediante los reportes que emiten habitualmente.
La suma da unos US$ 15.341 millones de 40 nuevas inversiones extranjeras directas anunciadas entre el 10 de diciembre, fecha en la que asumió el nuevo gobierno, y el cierre del mes de mayo.
El resultado del relevamiento realizado por LA NACION sobre la base de datos de la Agencia Argentina de Desarrollo de Inversiones demuestra que la cifra es tres veces superior al nivel de anuncios que manejaba la Subsecretaría de Desarrollo y Planeamiento Productivo en igual período de 2015. Las mineras y firmas energéticas, las automotrices y las compañías de telecomunicaciones figuran a la cabeza entre los desembolsos anunciados . El quién es quién (ver recuadro página 2) demuestra también que muchas firmas que habían postergado sus apuestas optaron por reactivarlas con posterioridad a las elecciones.
La tendencia es creciente con respecto al año pasado. "El clima de inversión es distinto. De hecho, a nosotros nos cambió la naturaleza del negocio. Antes trabajábamos sobre el día a día y qué podía pasar en las próximas 24 horas y hoy tenemos consultas de índole estratégica y sobre proyectos de inversión de largo plazo", se sincera Dante Sica, titular de Abeceb.
El economista es gráfico respecto de lo que viene versus lo que pasó durante los últimos años: "Antes una negociación internacional se limitaba a «cómo hago para liberar un contenedor de la Aduana»; hoy la consulta es qué implica que la Argentina esté como observadora en la Alianza del Pacífico".
Según sus datos, hay otra tendencia que muestra el cambio: se realizaron 15 anuncios de fusiones y adquisiciones durante el período de mediados de diciembre a mayo, lo que muestra un mayor dinamismo de este tipo de operaciones con respecto a los últimos años, donde las compras y ventas de empresas se encontraban acotadas a raíz de las trabas financieras existentes. "Se realizaron muchas adquisiciones de alimenticias y energéticas. También firmas que empiezan a expandir su negocio y buscan posicionarse en lo que viene. El sector de telecomunicaciones será sin dudas uno de los más dinámicos", suma el titular de Abeceb. Por otra parte, se revirtió la tendencia de retiradas de jugadores internacionales por la llegada de aquellos que consultan entre las principales boutiques de M&A (fusiones y adquisiciones por sus siglas en inglés) sobre las oportunidades locales.
Alejandro Díaz, director ejecutivo de la Amcham -la cámara de comercio de los Estados Unidos en la Argentina-, afirma que "más del 60 por ciento de las inversiones de nuestras empresas son superiores este año. Se trata de desembolsos genuinos y no como ocurría anteriormente que eran obligados por la imposibilidad de girar dividendos a las casas matrices". Para Díaz esto es sólo el comienzo. "Vamos a tener que transitar el resto del año para cristalizar proyectos en infraestructura e inclusive en Vaca Muerta", resume.
Varias son las medidas que aceleraron el regreso de los inversores: la devaluación de diciembre, el final del cepo cambiario y la eliminación de algunas retenciones y la reducción de otras, figuran a la cabeza entre las razones esgrimidas por aquellos que definieron aumentar su apuesta local.
También el final de las trabas para importar insumos productivos y sobre todo, la posibilidad de girar dividendos que se había convertido en el principal GPS para recalcular los proyectos locales hasta nuevo aviso. También aparece como otro de los factores fundamentales del aumento de las inversiones extranjeras, el final del default tras el cierre de la causa a la que los empresarios denominaban "eterna" en el marco del juzgado de Thomas Griesa.
"Se da una particularidad en nuestro día a día. Por un lado Brasil nos juega en contra porque su situación institucional desploma nuestras exportaciones al principal socio del Mercosur, pero por otra parte existe una situación que hace más de doce años que no se daba: somos nuevamente la estrella entre los emergentes", se entusiasma un alto funcionario del Gobierno que atraviesa su día a día en Balcarce 50.
El hombre de confianza del Presidente agrega: "Tampoco es casual que los desembolsos se ratifiquen después de la llegada de Barack Obama y de los representantes de Italia, Francia y España, entre los principales mercados de Europa". Es justamente en este último país en el que el ministro de Hacienda les pidió "perdón a los inversores" en un gesto que tuvo una interpretación muy distinta en el mercado de cabotaje que en el viejo continente.
También hay grupos empresarios de China, Japón y Corea, entre otros referentes que plantearon su interés a Juan Procaccini, titular de la Agencia Argentina de Desarrollo de Inversiones.
Las contras por resolver
Pero no todas son rosas para el regreso de la inversión extranjera directa. Hay factores que los empresarios internacionales miran aun con recelo dentro del mercado doméstico. El ranking de prioridades por resolver surge de un relevamiento realizado por LA NACION entre diez CEO locales de firmas multinacionales que hoy evalúan sumarse al listado de los 40 proyectos ya anunciados.
La principal preocupación coincide con la de las encuestas de expectativas económicas locales y es la inflación. Para los ejecutivos, la "promesa del segundo semestre" debe acompañarse con resultados concretos en términos de un incremento de precios que se desacelere. La estimación del 33,4% que hacen las consultoras para este año resulta muy por encima de la media a la que aspiran de un país en el que invierten. Lo mismo ocurre con el freno del consumo local previsto para este ejercicio y la caída del PBI de cerca de un punto en la que coinciden los principales economistas. La creciente conflictividad gremial, la apreciación del peso, y los índices de inseguridad local, son otros de los barómetros que en el famoso by the book tienen en cuenta los inversores antes de dar el visto bueno definitivo a un regreso o a un aumento de sus desembolsos.
"En la Argentina se da una paradoja que no encuentro en otros países. Es uno de los mejores generadores de macroeconomistas del mundo pero es justamente el país en el que se aplicaron las peores políticas macroeconómicas a nivel global durante los últimos años", resumió el premio Nobel de Economía Thomas Sargent en el marco del evento organizado por la Cámara Argentina de Fondos Comunes de Inversión.
"Sin embargo, soy muy optimista respecto de lo que viene, sobre todo por el potencial que tiene el país y las nuevas estrategias que se están aplicando para proyectar el futuro", agregó en un mano a mano con LA NACION. Fue justamente Federico Sturzenegger, presidente del Banco Central, quien le contó en primera persona cuáles fueron las medidas tomadas desde que asumió el presidente Mauricio Macri. Sargent y Sturzenegger se conocieron hace ya varios años en el marco del mundo académico. De hecho fue el Nobel 2011 quien le dio el aval a una beca de estudios para el hoy titular del Central.
"La seguridad jurídica dejó de ser un tema por resolver. Hoy el marco está pero es cierto que la confianza se construye en el día a día y que después de tantos años de ningunear a los inversores hoy algunos nos siguen mirando con desconfianza", admitió por lo bajo el mismo funcionario de Balcarce 50.
En ese marco presentarán esta semana al congreso el proyecto de ley de PPP (Private, Public, Partnership) para alianzas público privadas. El objetivo es generar un marco claro que sirva de anzuelo para las obras de infraestructura que vienen.
40 apuestas en punta
Cuatro organismos denunciaron la herencia recibida
Por Santiago Dapelo - LA NACION
Defensa, Transporte, Jefatura de Gabinete y PAMI llevaron las anomalías a la Justicia
"¡Encontramos un Estado devastado!" El diagnóstico le pertenece al jefe de Gabinete, Marcos Peña. La herencia fue una de los grandes protagonistas de los primeros seis meses de la administración de Mauricio Macri. Pero el "maldito" legado que dejaron los 12 años de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner aún no tuvo su correlato en denuncias ante la Justicia.
Sólo un puñado de funcionarios accionaron penalmente contra sus antecesores. Ahí se destacan el PAMI, los ministerios de Transporte y Defensa, y la Jefatura de Gabinete. Si bien se trató de uno de los caballitos de batalla que utilizó el Gobierno durante los primeros meses, desde distintas dependencias aseguraron a LA NACION que siguen trabajando y que habrá nuevas denuncias en el futuro.
Algunos fueron a fondo de entrada. El mejor ejemplo es el de Carlos Regazzoni, el director del PAMI. Alarmado porque encontró que la corrupción atravesaba toda la obra social, la más importante de América latina, con más de cinco millones de afiliados, tardó menos de 10 días en denunciar al ex interventor Luciano Di Cesare por "defraudación contra la administración pública".
Pero no fue la única denuncia. En los primeros 120 días al frente del Instituto realizó 20 presentaciones judiciales. Entre ellas se incluye que el PAMI pagaba la compra de medicamentos de afiliados fallecidos -400.000 muertos por los que se pagaban servicios de salud- y el abandono en un galpón de 16.000 sillas de ruedas.
En el informe de 223 páginas llamado "El estado del Estado", que el Gobierno presentó anteayer, hay una detallada descripción del punto desde donde partió Macri. "Cumplimos con nuestro compromiso de publicar un informe detallado de lo que recibimos", dijo Peña a LA NACION.
Los informes de auditoría que Peña pidió a todos los ministerios y a la Sindicatura General de la Nación (Sigen) dejaron como conclusión que durante los gobiernos kirchneristas "no había pensamientos ni políticas a largo plazo; la recaudación por parte de impuestos fue histórica -unos 694.000 millones de dólares-, algo que no se vio reflejado en mejoras, y se aumentaron los presupuestos pero no mejoraron indicadores de salud, educación, infraestructura ni seguridad".
El Ministerio de Defensa, a cargo de Julio Martínez, también denunció la gestión de Agustín Rossi. Fueron dos las presentaciones ante la justicia federal: por un faltante de municiones en la Fábrica Militar Fray Luis Beltrán, de Santa Fe, de Fabricaciones Militares, y porque se encontró material explosivo en lugares no adecuados. "No se llevó la gestión como debería", dijeron fuentes de la cartera de Defensa.
Vialidad Nacional, dependencia que se encuentra dentro de la órbita de Guillermo Dietrich, en Transporte, denunció al Grupo Austral Construcciones, propiedad del empresario Lázaro Báez, y a varios ex funcionarios por concretar durante los últimos años obras con "un enorme sobreprecio".
Aunque no aparece en la denuncia, el ex secretario de Obras Públicas José López, mano derecha de Julio De Vido, podría ser incluido en la presentación. Además, desde Transporte deslizaron que en breve completarán la auditoría sobre Aerolíneas Argentinas. "Va a traer ruido", anticiparon.
Uno de los trabajos más esperados aún no se entregó. Pese a que concluyó su informe, el director ejecutivo de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), Emilio Basavilbaso, todavía no hizo público el reporte que detalla el paso de Diego Bossio por ese organismo previsional. Según pudo saber LA NACION, hay dos programas que podrían generar inconvenientes judiciales para Bossio: el reparto de pauta publicitaria y el contrato con la empresa Tarshop para la puesta en marcha de la tarjeta Argenta.
Otra pieza clave en esta sentido es la Oficina Anticorrupción (OA). Desde que asumió Laura Alonso al frente de la OA fueron varias las presentaciones que hizo ante la Justicia.
La última, a instancias de Peña, fue la que Alonso impulsó contra el ex jefe de gabinete Aníbal Fernández por el contrato que la Confederación Argentina de Hockey -que él preside- firmó con la Jefatura de Gabinete el mismo día que asumía en ese cargo público.
"La herencia demuestra que los recursos se manejaron considerando cuatro factores: ineficiencia, incompetencia, discrecionalidad política obscena, despilfarro y corrupción. En aquellos casos donde haya indicios claros y evidentes de corrupción, la OA profundizará la investigaciones y se presentará ante la Justicia", sostuvo Alonso ante LA NACION. La OA está avanzando en investigaciones propias o surgidas de denuncias de terceros y articula el trabajo con la AFIP, la UIF y la Sigen.
LA NACION consultó a los ministerios de Desarrollo Social, Turismo, Cancillería y Cultura, entre otros, pero en todos los casos derivaron al informe que presentó anteayer el Gobierno.
Defensa, Transporte, Jefatura de Gabinete y PAMI llevaron las anomalías a la Justicia
"¡Encontramos un Estado devastado!" El diagnóstico le pertenece al jefe de Gabinete, Marcos Peña. La herencia fue una de los grandes protagonistas de los primeros seis meses de la administración de Mauricio Macri. Pero el "maldito" legado que dejaron los 12 años de los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner aún no tuvo su correlato en denuncias ante la Justicia.
Sólo un puñado de funcionarios accionaron penalmente contra sus antecesores. Ahí se destacan el PAMI, los ministerios de Transporte y Defensa, y la Jefatura de Gabinete. Si bien se trató de uno de los caballitos de batalla que utilizó el Gobierno durante los primeros meses, desde distintas dependencias aseguraron a LA NACION que siguen trabajando y que habrá nuevas denuncias en el futuro.
Algunos fueron a fondo de entrada. El mejor ejemplo es el de Carlos Regazzoni, el director del PAMI. Alarmado porque encontró que la corrupción atravesaba toda la obra social, la más importante de América latina, con más de cinco millones de afiliados, tardó menos de 10 días en denunciar al ex interventor Luciano Di Cesare por "defraudación contra la administración pública".
Pero no fue la única denuncia. En los primeros 120 días al frente del Instituto realizó 20 presentaciones judiciales. Entre ellas se incluye que el PAMI pagaba la compra de medicamentos de afiliados fallecidos -400.000 muertos por los que se pagaban servicios de salud- y el abandono en un galpón de 16.000 sillas de ruedas.
En el informe de 223 páginas llamado "El estado del Estado", que el Gobierno presentó anteayer, hay una detallada descripción del punto desde donde partió Macri. "Cumplimos con nuestro compromiso de publicar un informe detallado de lo que recibimos", dijo Peña a LA NACION.
Los informes de auditoría que Peña pidió a todos los ministerios y a la Sindicatura General de la Nación (Sigen) dejaron como conclusión que durante los gobiernos kirchneristas "no había pensamientos ni políticas a largo plazo; la recaudación por parte de impuestos fue histórica -unos 694.000 millones de dólares-, algo que no se vio reflejado en mejoras, y se aumentaron los presupuestos pero no mejoraron indicadores de salud, educación, infraestructura ni seguridad".
El Ministerio de Defensa, a cargo de Julio Martínez, también denunció la gestión de Agustín Rossi. Fueron dos las presentaciones ante la justicia federal: por un faltante de municiones en la Fábrica Militar Fray Luis Beltrán, de Santa Fe, de Fabricaciones Militares, y porque se encontró material explosivo en lugares no adecuados. "No se llevó la gestión como debería", dijeron fuentes de la cartera de Defensa.
Vialidad Nacional, dependencia que se encuentra dentro de la órbita de Guillermo Dietrich, en Transporte, denunció al Grupo Austral Construcciones, propiedad del empresario Lázaro Báez, y a varios ex funcionarios por concretar durante los últimos años obras con "un enorme sobreprecio".
Aunque no aparece en la denuncia, el ex secretario de Obras Públicas José López, mano derecha de Julio De Vido, podría ser incluido en la presentación. Además, desde Transporte deslizaron que en breve completarán la auditoría sobre Aerolíneas Argentinas. "Va a traer ruido", anticiparon.
Uno de los trabajos más esperados aún no se entregó. Pese a que concluyó su informe, el director ejecutivo de la Administración Nacional de la Seguridad Social (Anses), Emilio Basavilbaso, todavía no hizo público el reporte que detalla el paso de Diego Bossio por ese organismo previsional. Según pudo saber LA NACION, hay dos programas que podrían generar inconvenientes judiciales para Bossio: el reparto de pauta publicitaria y el contrato con la empresa Tarshop para la puesta en marcha de la tarjeta Argenta.
Otra pieza clave en esta sentido es la Oficina Anticorrupción (OA). Desde que asumió Laura Alonso al frente de la OA fueron varias las presentaciones que hizo ante la Justicia.
La última, a instancias de Peña, fue la que Alonso impulsó contra el ex jefe de gabinete Aníbal Fernández por el contrato que la Confederación Argentina de Hockey -que él preside- firmó con la Jefatura de Gabinete el mismo día que asumía en ese cargo público.
"La herencia demuestra que los recursos se manejaron considerando cuatro factores: ineficiencia, incompetencia, discrecionalidad política obscena, despilfarro y corrupción. En aquellos casos donde haya indicios claros y evidentes de corrupción, la OA profundizará la investigaciones y se presentará ante la Justicia", sostuvo Alonso ante LA NACION. La OA está avanzando en investigaciones propias o surgidas de denuncias de terceros y articula el trabajo con la AFIP, la UIF y la Sigen.
LA NACION consultó a los ministerios de Desarrollo Social, Turismo, Cancillería y Cultura, entre otros, pero en todos los casos derivaron al informe que presentó anteayer el Gobierno.
Una herencia pesada: Cristina dejó una deuda de $ 207.000 millones
Por Mariano Obarrio - LA NACION
Así surge de la auditoría que publicó el Gobierno, en la que se evidencian despilfarros y desvíos del kirchnerismo
Un auténtico "paga Dios". La ex presidenta Cristina Kirchner le dejó a su sucesor, Mauricio Macri, deudas impagas en distintos organismos de la administración nacional por $ 207.000 millones, lo que equivale al 12% de los gastos previstos en el presupuesto de 2016. Una cifra casi imposible de afrontar.
También equivale a un 30% más que lo que el Estado gastó en 2015 en subsidios a la luz, el gas y el petróleo: $ 157.000 millones. Así surge del informe "El estado del Estado", que publicó anteayer el Gobierno en www.casarosada.gob.ar y que describe la herencia que recibió en diciembre de 2015.
En 223 páginas, consignó que la Dirección Nacional de Vialidad debía casi $ 14.000 millones, y tenía más de 1000 convenios de obras prometidas con provincias y municipios por $ 130.000 millones, equivalentes a siete u ocho presupuestos anuales de la DNV.
La provincia de Santa Cruz tiene el 9,7% de la población del país, pero el 12% de las obras de la DNV, y casi todas fueron adjudicadas -la mayoría sin terminar- a Austral Construcciones, de Lázaro Báez, el empresario kirchnerista detenido e investigado por lavado de dinero.
En el informe que coordinó el jefe del Gabinete, Marcos Peña, se consignó que la petrolera estatal Enarsa dejó una deuda con la boliviana YPFB por compra de gas de US$ 400 millones. Un contratista de Salta le reclamó $ 538 millones y comunidades nativas, $ 32 millones.
El Ministerio de Educación les debe a las universidades nacionales $ 7000 millones. La Secretaría de Vivienda lleva cinco meses de obras paralizadas y sin pagar por $ 6000 millones. El PAMI debe $ 5500 millones y perdía antes $ 250 millones por mes. La Comisión Nacional de Energía Atómica debe $ 2200 millones.
El Estado adeuda 350 millones en facturas de telefonía fija y móvil y tenía contratadas 62.000 líneas celulares, de las cuales 2300 se dieron de baja y analizan cerrar otras 20.000.
Aerolíneas Argentinas acumuló una deuda con proveedores de $ 15.000 millones; el Ministerio de Desarrollo Social, de $ 500 millones, y la Anses, de $ 1348 millones, de los cuales $ 800 millones son por publicidad.
La Jefatura de Gabinete gastó $ 2200 millones en publicidad oficial y dejó una deuda con los medios de $ 800 millones. La Administración de Infraestructura Ferroviaria debe $ 1200 millones. La Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado debe otros $ 800 millones y tiene reclamos de contribuciones patronales de transportistas por $ 500 millones.
El Ministerio de Defensa adeudaba $ 4000 millones a proveedores y el astillero Tandanor, $ 360 millones. El Registro Nacional de las Personas de Interior le debía al Correo $ 212 millones y a OCA, $ 112 millones.
El Centro Cultural Kirchner no les pagó $ 78 millones a proveedores y $ 19 millones a artistas; Afsca debe $ 5 millones; Tecnópolis, $ 15 millones, y el programa Educar, $ 161 millones. El Ministerio de Cultura tenía 1145 facturas impagas por $ 156 millones.
En Seguridad, se verificaron necesidades de mejoras en complejos fronterizos por $ 1200 millones y de tecnología y comunicaciones por $ 250 millones. El penal de Ezeiza debía hasta diciembre $ 800 millones.
La empresa estatal Nucleoléctrica Argentina SA, que opera tres centrales nucleares adeudaba $ 1000 millones. La NASA compró los primeros 10.000 ejemplares de un libro de Julio De Vido sobre Néstor y Cristina Kirchner. El 75% de sus empleados no tenía funciones.
En Yacimiento Carboníferos de Río Turbio dieron de baja convenios con la Facultad de Santa Cruz por $ 1980 millones y convenios por $ 3800 millones. Además, había facturas impagas a proveedores por $ 464 millones.
En la Secretaría de Industria, la deuda era de $ 1500 millones y en el Mercado Central, de $ 400 millones. También la Superintendencia de Servicios de Salud tenía retrasos de meses en pagos con hospitales.
Sin embargo, entre 2006 y 2015, el Estado recaudó US$ 694.000 millones por impuestos.
El descontrol administrativo se tradujo en que la planta de personal creció 64%: de 2,2 millones a 3,6 millones, de 2003 a 2015, entre la Nación, provincias y municipios.
De los 217.000 empleados de servicio civil de la Nación, más de 70.000 tenían contratos renovables y precarios y 13.635 estaban en edad para jubilarse. Existían 36 sistemas distintos de liquidaciones de sueldos. Había gastos del Estado que los solventaban universidades: un auto del Ministerio de Salud era de la Universidad Nacional de Entre Ríos.
El ferrocarril Belgrano Cargas transportó en 2015 tres millones y medio menos de toneladas que en 2001. En 10 años, se pasó de producir a importar energía y se cuadriplicaron los cortes de luz entre 2003 y 2014. También subrayó un déficit de tres millones de viviendas.
El Banco Central tenía 66 sucursales esperando autorización para abrir sus puertas en el país. En el Mercado Central se encontraron sobreprecios del 254%. Enarsa gastaba más de 190 millones de pesos por mes en generadores en barrios como Recoleta o Barrio Norte.
La Dirección de Puertos y Vías Navegables tenía en diciembre 115 barcos y sólo estaba operativa una draga, sin estándares de seguridad. El promedio de antigüedad de la flota era de entre 30 y 40 años.
En la Subsecretaría de Reforma Institucional los equipos informáticos estaban formateados y fue imposible recabar información de la gestión anterior.
Dejaron tierra arrasada, y ahora con el apoyo "Trosko" comienzan con diarias revueltas civiles, invocando quejas por la situación social. Aprecio, que el objetivo del grupo K y aliados es la desestabilización del gobierno actual, hacerles perder la iniciativa para la solución de la problemática social. No desean que el país evolucionen a un estado de bienestar lo que le bloquearía el regreso al poder... Frente a este escenario, me pregunto: ¿Existe un estado un terrorismo social? ¿Hay una asociación ilícita formada por integrantes del anterior gobierno para delinquir, expoliando al estado argentino? Si es así, ¿integran la figura jurídica de traición a la patría? Si no es así, al menos han incumplido con los deberes de funcionario público -por acción u omisión-.
Así surge de la auditoría que publicó el Gobierno, en la que se evidencian despilfarros y desvíos del kirchnerismo
Un auténtico "paga Dios". La ex presidenta Cristina Kirchner le dejó a su sucesor, Mauricio Macri, deudas impagas en distintos organismos de la administración nacional por $ 207.000 millones, lo que equivale al 12% de los gastos previstos en el presupuesto de 2016. Una cifra casi imposible de afrontar.
También equivale a un 30% más que lo que el Estado gastó en 2015 en subsidios a la luz, el gas y el petróleo: $ 157.000 millones. Así surge del informe "El estado del Estado", que publicó anteayer el Gobierno en www.casarosada.gob.ar y que describe la herencia que recibió en diciembre de 2015.
En 223 páginas, consignó que la Dirección Nacional de Vialidad debía casi $ 14.000 millones, y tenía más de 1000 convenios de obras prometidas con provincias y municipios por $ 130.000 millones, equivalentes a siete u ocho presupuestos anuales de la DNV.
La provincia de Santa Cruz tiene el 9,7% de la población del país, pero el 12% de las obras de la DNV, y casi todas fueron adjudicadas -la mayoría sin terminar- a Austral Construcciones, de Lázaro Báez, el empresario kirchnerista detenido e investigado por lavado de dinero.
En el informe que coordinó el jefe del Gabinete, Marcos Peña, se consignó que la petrolera estatal Enarsa dejó una deuda con la boliviana YPFB por compra de gas de US$ 400 millones. Un contratista de Salta le reclamó $ 538 millones y comunidades nativas, $ 32 millones.
El Ministerio de Educación les debe a las universidades nacionales $ 7000 millones. La Secretaría de Vivienda lleva cinco meses de obras paralizadas y sin pagar por $ 6000 millones. El PAMI debe $ 5500 millones y perdía antes $ 250 millones por mes. La Comisión Nacional de Energía Atómica debe $ 2200 millones.
El Estado adeuda 350 millones en facturas de telefonía fija y móvil y tenía contratadas 62.000 líneas celulares, de las cuales 2300 se dieron de baja y analizan cerrar otras 20.000.
Aerolíneas Argentinas acumuló una deuda con proveedores de $ 15.000 millones; el Ministerio de Desarrollo Social, de $ 500 millones, y la Anses, de $ 1348 millones, de los cuales $ 800 millones son por publicidad.
La Jefatura de Gabinete gastó $ 2200 millones en publicidad oficial y dejó una deuda con los medios de $ 800 millones. La Administración de Infraestructura Ferroviaria debe $ 1200 millones. La Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado debe otros $ 800 millones y tiene reclamos de contribuciones patronales de transportistas por $ 500 millones.
El Ministerio de Defensa adeudaba $ 4000 millones a proveedores y el astillero Tandanor, $ 360 millones. El Registro Nacional de las Personas de Interior le debía al Correo $ 212 millones y a OCA, $ 112 millones.
El Centro Cultural Kirchner no les pagó $ 78 millones a proveedores y $ 19 millones a artistas; Afsca debe $ 5 millones; Tecnópolis, $ 15 millones, y el programa Educar, $ 161 millones. El Ministerio de Cultura tenía 1145 facturas impagas por $ 156 millones.
En Seguridad, se verificaron necesidades de mejoras en complejos fronterizos por $ 1200 millones y de tecnología y comunicaciones por $ 250 millones. El penal de Ezeiza debía hasta diciembre $ 800 millones.
La empresa estatal Nucleoléctrica Argentina SA, que opera tres centrales nucleares adeudaba $ 1000 millones. La NASA compró los primeros 10.000 ejemplares de un libro de Julio De Vido sobre Néstor y Cristina Kirchner. El 75% de sus empleados no tenía funciones.
En Yacimiento Carboníferos de Río Turbio dieron de baja convenios con la Facultad de Santa Cruz por $ 1980 millones y convenios por $ 3800 millones. Además, había facturas impagas a proveedores por $ 464 millones.
En la Secretaría de Industria, la deuda era de $ 1500 millones y en el Mercado Central, de $ 400 millones. También la Superintendencia de Servicios de Salud tenía retrasos de meses en pagos con hospitales.
Sin embargo, entre 2006 y 2015, el Estado recaudó US$ 694.000 millones por impuestos.
El descontrol administrativo se tradujo en que la planta de personal creció 64%: de 2,2 millones a 3,6 millones, de 2003 a 2015, entre la Nación, provincias y municipios.
De los 217.000 empleados de servicio civil de la Nación, más de 70.000 tenían contratos renovables y precarios y 13.635 estaban en edad para jubilarse. Existían 36 sistemas distintos de liquidaciones de sueldos. Había gastos del Estado que los solventaban universidades: un auto del Ministerio de Salud era de la Universidad Nacional de Entre Ríos.
El ferrocarril Belgrano Cargas transportó en 2015 tres millones y medio menos de toneladas que en 2001. En 10 años, se pasó de producir a importar energía y se cuadriplicaron los cortes de luz entre 2003 y 2014. También subrayó un déficit de tres millones de viviendas.
El Banco Central tenía 66 sucursales esperando autorización para abrir sus puertas en el país. En el Mercado Central se encontraron sobreprecios del 254%. Enarsa gastaba más de 190 millones de pesos por mes en generadores en barrios como Recoleta o Barrio Norte.
La Dirección de Puertos y Vías Navegables tenía en diciembre 115 barcos y sólo estaba operativa una draga, sin estándares de seguridad. El promedio de antigüedad de la flota era de entre 30 y 40 años.
En la Subsecretaría de Reforma Institucional los equipos informáticos estaban formateados y fue imposible recabar información de la gestión anterior.
Dejaron tierra arrasada, y ahora con el apoyo "Trosko" comienzan con diarias revueltas civiles, invocando quejas por la situación social. Aprecio, que el objetivo del grupo K y aliados es la desestabilización del gobierno actual, hacerles perder la iniciativa para la solución de la problemática social. No desean que el país evolucionen a un estado de bienestar lo que le bloquearía el regreso al poder... Frente a este escenario, me pregunto: ¿Existe un estado un terrorismo social? ¿Hay una asociación ilícita formada por integrantes del anterior gobierno para delinquir, expoliando al estado argentino? Si es así, ¿integran la figura jurídica de traición a la patría? Si no es así, al menos han incumplido con los deberes de funcionario público -por acción u omisión-.
sábado, 4 de junio de 2016
Informe del área Transporte heredada del gobierno K
(Casa Rosada) - TRANSPORTE
En diciembre de 2015, el transporte público y la infraestructura pública para el transporte privado se encontraban en una situación caracterizada por el desorden administrativo, la falta de inversión, modelos de gestión obsoletos o distorsionados y corrupción.
En los trenes del área metropolitana, por ejemplo, casi la mitad de las vías se encontraban en un estado regular o malo, el sistema de frenado automático estaba instalado en sólo el 10% de la red, en la ex línea Roca, y casi todos los ingresos de las empresas ferroviarias venían no de los boletos pagados por las pasajeros (cuyo aporte era mínimo), sino de los aportes del Estado Nacional. En la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables, sólo funcionaba una draga dentro de una flota de 115 embarcaciones. La isla Demarchi, una de las delegaciones de la subsecretaría, era la principal postal de la desidia: muelles abandonados, embarcaciones desguazadas, galpones vacíos y edificios sin mantenimiento.
Los relevamientos enviados por las secretarías y los organismos descentralizados que después pasaron a formar parte del Ministerio de Transporte muestran coincidencias sobre el diagnóstico de situación en diciembre de 2015. De dichos relevamientos surgió la existencia de sistemas de control manuales y precarios, parcialmente reemplazados por la contratación de sistemas automáticos de control poco confiables que nunca habrían sido puestos en funcionamiento y habrían sido contratados
por sumas mayores a los precios promedio del mercado.
El estado general de la infraestructura era precario, especialmente en el caso de la Red Nacional Vial y el sector ferroviario. No se evidencia que haya existido alguna vez un plan estratégico para el sector del transporte. No se implementó un plan estratégico unificado del sector del transporte. Esto permitió que cada área se manejara según sus propios criterios.
Existía también un bajo nivel de ejecución en los organismos con obras a su cargo. En muchos casos, el criterio elegido para hacer una obra habría sido político. El caso más claro es el de Vialidad Nacional, el análisis de cuya gestión en los años anteriores al cambio de gobierno mostraría un criterio discrecional en el otorgamiento de obras viales.
En diciembre de 2015 había 54 obras ferroviarias paralizadas. Veintiséis pasos bajo y sobre nivel estaban en la misma situación. La obra del soterramiento del Sarmiento se había anunciado varias oportunidades: se instaló la tuneladora, pero los trabajos no empezaron.
El estado financiero de las secretarías y los organismos descentralizados, además, era ruinoso, muchos de ellos arrastraban deuda multimillonarias. Se observó también una tendencia a la burocratización y la generación de papeleo innecesario que podría haber derivado en la desaparición
de información sensible. En la Secretaría de Gestión de Transporte se encontraron 72.452 expedientes sin resolución y habían desaparecido expedientes con los comprobantes de pago de los subsidios millonarios distribuidos a las empresas de transporte entre 2003 y 2011.
La pista de los expedientes faltantes llevó a las nuevas autoridades hasta la Fundación Garrahan, donde encontraron los expedientes en el programa de reciclado de la institución. En total desaparecieron 122 cajas con expedientes. Las nuevas autoridades instruyeron sumarios correspondientes. Las áreas que en diciembre de 2015 fueron agrupadas dentro del nuevo Ministerio de Transporte tuvieron el año pasado un presupuesto de 93.000 millones de pesos, de los que 8.545 millones de pesos, un 9%, quedaron sin ejecutar. Las áreas más sub-ejecutadas fueron las que tenían
obras por delante. Una explicación de esto es que cada área administraba su presupuesto en forma independiente, lo que daba como resultado que, por un lado, un conjunto de programas registraran altos niveles de ejecución y en algunos casos abultadas deudas, y por el otro, que algunos programas se encontraran sub-ejecutados.
Esta descoordinación no sólo tenía impactos financieros, sino que también perjudicaba los objetivos
de política pública definidos por las autoridades. Un caso paradigmático en este sentido era la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables, que el año pasado tuvo 900 millones de pesos para obras de modernización portuaria pero sólo ejecutó menos de 5 millones de pesos. Además, había deudas y pagos atrasados. Las más significativas pertenecen a organismos descentralizados bajo la órbita del Ministerio de Transporte: la Dirección Nacional de Vialidad tenía en diciembre de 2015 obligaciones impagas por 13.000 millones de pesos, la Administradora de Infraestructura Ferroviaria debía 1.200 millones de pesos y la Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado tenía deudas sin documentar por 800 millones de pesos.
Las nuevas autoridades del ministerio tampoco pudieron acceder a una lista detallada con los activos y los inmuebles que pertenecen a las secretarías o los organismos descentralizados, mucho menos conocer fehacientemente la composición del patrimonio, su valuación y distribución física. El control ha sido deficiente en general y en muchos casos inexistente.
Las distintas áreas ferroviarias bajo la órbita de ex Dirección Nacional de Planificación de Transporte no tenían contacto entre sí ni trabajaban de manera coordinada. En la ex Secretaría de Transporte se tomaron decisiones que, por desconocimiento o arbitrariedad, dieron lugar a reclamos millonarios que en diciembre de 2015 estaban sin resolver. Por ejemplo, los reclamos por incumplimiento en los reintegros de las contribuciones patronales de las empresas transportistas de cargas, que suman alrededor de 500 millones de pesos.
La renegociación de los contratos de concesión de Ferrovías y Metrovías, dispuesta por la Ley de Emergencia, en 2002, seguían pendientes. No había ninguna política o norma de control de gastos. El caso más emblemático corresponde a la rendición de cuentas de las empresas UGOMS y UGOFE, gestionadoras de la emergencia ferroviaria con recursos del Estado por más de 8.000 millones de pesos: sus gastos nunca fueron aprobados, por lo cual actualmente se desconoce el uso efectivo
que se le había dado a ese dinero.
Tampoco parecía haber una política o un sistema de gestión de trámites. En el momento del cambio de administración había decenas de miles de trámites sin resolver. Por ejemplo, los más de 15.000 expedientes por infracciones a transportistas de carga por incumplimientos dentro del marco de un programa creado en 2009 y llamado REFIGGRA (Régimen de Fiscalización de Granos y Ganado de la República Argentina). Esta demora en los procedimientos, que impedía el desarrollo de muchas
actividades productivas, se advirtió también en trámites que requerían una resolución indispensable e inmediata. Como, por ejemplo, los permisos de carga internacional, que demoraban seis meses o más en emitirse. O el trámite para incorporar una unidad para realizar un servicio chárter, que podía demorar cerca de nueve meses.
Por otra parte, el vínculo entre el Estado y las empresas operadoras de servicios de colectivos urbanos y de larga distancia era de una naturaleza precaria. El Estado Nacional subsidia al transporte público de Buenos Aires y alrededores desde hace mucho tiempo, pero a partir de fines de la década pasada la situación empezó a hacerse insostenible, por lo que le costaba al Estado y por los malos incentivos que generaba en las empresas concesionarias. En 2015 el Estado Nacional dedicó unos 55.000
millones de pesos, más de lo que invirtió en la Asignación Universal por Hijo, para subsidiar los viajes en tren (algo menos de 17.000 millones de pesos) y colectivo (38.000 millones de pesos) de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano. Entre 2005 y 2015, los subsidios a los viajes en tren se multiplicaron por 31.
Entre 2008 y 2015, los subsidios a los viajes en colectivo se multiplicaron por 13. En los trenes suburbanos, los pasajeros sólo aportaban el 5% de los ingresos de las empresas ferroviarias. El Estado aportaba el 95% restante. En los colectivos porteños, los pasajeros sólo aportaban el 28% de los ingresos de las empresas. El Estado ponía el resto. El sistema, además, revelaba un actitud muy poco federal. Mientras el boleto de colectivo en Buenos Aires costaba tres pesos, en Córdoba costaba
9,15 pesos; en Neuquén, 8 pesos; en Posadas, 6,5 pesos; y en Rosario, 6,3 pesos. La diferencia en las tarifas se debía a que los subsidios al transporte público en el país representaban 1,2% del PBI, pero Buenos Aires y el conurbano concentraban el 60% de esos subsidios.
Entre 2005 y 2015, el presupuesto de la Dirección Nacional de Vialidad, que se ocupa administrar y ampliar la red nacional de caminos, se multiplicó por diez, hasta los 23.000 millones del año pasado. Incluso si lo ajustamos por inflación, el aumento es importante, de más del 40%. Aun así, el estado
de la red nacional vial y la calidad de los corredores no reflejaban en diciembre de 2015 semejante incremento presupuestario. En el momento del cambio de gobierno, el 40% de la Red Vial Nacional estaba en condiciones de tránsito elevado. Luego de 12 años, la cantidad de rutas con problemas
de seguridad (las famosas “rutas de la muerte”) o de capacidad (colapsadas de tráfico) creció de 1.000 kilómetros a 3.400 kilómetros.
El incremento presupuestario tampoco fue acompañado por una adecuada priorización y asignación de los recursos. No hubo un plan estratégico vial y se hicieron obras sin criterio socioeconómico, que no tenían conectividad entre sí debido a que se dispusieron cupos de presupuesto para las constructoras, lo que hizo que las obras empezaran pero en general demoraran muchísimo más tiempo en terminarse o quedaran a mitad de camino. De esta forma, se mantenían muchos obradores y a la gente “empleada”, pero sin avanzar en la concreción de trabajos. “Aunque tiene el 0,7% de la población del país, Santa Cruz recibió el 12% de las obras de Vialidad Nacional”.
Además, el reparto fue discrecional: benefició a algunas provincias, especialmente a Santa Cruz, mucho más que a otras; y benefició a algunas empresas, como Austral Construcciones y las otras constructores de Lázaro Báez, mucho más que a otras, ante lo que se hizo la denuncia penal correspondiente. Aunque tiene el 0,7% de la población del país, Santa Cruz recibió el 12% de las obras de Vialidad Nacional en el período. Casi todas estas obras fueron adjudicadas al Grupo Austral, muchas de las cuales estaban sin terminar (y habían costado mucho más de lo
que valían) el día de la asunción del presidente Mauricio Macri.
Pese a que la función principal y estratégica de Vialidad Nacional es administrar la Red Vial Nacional, gran parte del presupuesto se destinó a obras en rutas provinciales o caminos y calles municipales. De esta forma, Vialidad Nacional abandonó su función primordial al punto de que algunas provincias tuvieron que ocuparse de las rutas nacionales. Un ejemplo de esto fueron la Ruta Nacional 36 y la Ruta Nacional 19, ambas en Córdoba, donde el gobierno provincial, después de pedir en reiteradas oportunidades su transformación en autovías, terminó avanzando por su cuenta aún sin la expresa autorización de Vialidad Nacional, que mientras tanto ejecutaba obras en municipios “amigos” de la provincia.
Esta falta de criterio unificado sobre el destino de las obras resultó en una política anti-federal, que atrofió las direcciones de vialidad provinciales y la capacidad de las provincias de ocuparse de sus propias rutas, además de convertir la inversión en caminos en una transacción política.
Muchos organismos de la Administración Nacional llegaron a diciembre de 2015 con deudas gigantescas y varios meses de facturas impagas a sus proveedores y contratistas. El caso de Vialidad Nacional era uno de los más flagrantes. En el momento del cambio de gobierno, Vialidad Nacional
debía casi 14.000 millones de pesos, equivalentes al 70% del presupuesto destinado a obras en 2015. Tenía, también, más de mil convenios abiertos con provincias y municipios por más de 130.000 millones de pesos; obras que se anunciaban una y otra vez sin ejecutarse y promesas incumplidas que, de haber sido ejecutadas, habrían requerido 7 u 8 presupuestos anuales de la DNV.
En 2003 la Red Nacional tenía apenas 1.000 kilómetros de autovías, a la que había que sumar otros 800 kilómetros de autovías provinciales. Ya entonces el déficit de infraestructura era importante: había otros 2.000 kilómetros de caminos de demandaban, para evitar accidentes fatales, una ampliación urgente. Doce años después, a fines del año pasado, la red de autopistas estaba en alrededor de 2.800 kilómetros, es decir, que no llegaba a cubrir ni las demandas que ya existían en 2003. En el mismo período, el tránsito en las rutas se incrementó notablemente, llevando la necesidad de autopistas a unos 6.300 kilómetros. Fuera de las autovías, la red tenía en diciembre otros 3.500 kilómetros de rutas nacionales inseguras y con grandes problemas de tránsito, casi el doble que en 2003. Con el dinero usado en obras de muy bajo rendimiento social –en, por ejemplo, Santa Cruz–, se podría haber saldado esta brecha.
En 2003, las rutas nacionales estaban en situación de emergencia no sólo por su capacidad, sino también (y fundamentalmente) por el mal estado del pavimento. Si bien en los primeros años se observó una mejora a partir del presupuesto del la DNV y un nuevo programa de concesiones por peaje, tres mandatos presidenciales después los resultados están muy por debajo de las expectativas. Del lado de Vialidad, los programas de mantenimiento se ejecutaron de manera desigual, por culpa de los cambiantes compromisos presupuestarios y la afectación de fondos a obras improvisadas por interés político. Del lado de las concesionarias de peajes, se incumplieron gran parte de los contratos: ante la falta de ajuste la tarifa de los peajes, las empresas se negaban a ejecutar las obras acordadas.
Estas idas y vueltas generaron un círculo vicioso, porque cuando se retrasa una obra de repavimentación, el deterioro es cada vez más profundo: la obra contemplada resultaba insuficiente y se volvía necesario hacer una más costosa. Además, los pliegos de la DNV para las licitaciones de repavimentaciones son muy antiguos (de 1994 o anteriores) y exigen el uso de materiales poco apropiados para las condiciones climáticas, de suelo y de tránsito que existen en casi todo el país (suelo muy blando, calor y sol, y camiones con sobrecarga). En esto también influyó la política de desmantelamiento del sistema de control de peso en los camiones.
Otro de los temas prioritarios para mejorar es la transparencia. En los últimos años, Vialidad Nacional licitaba las obras con condiciones que sólo podían cumplir determinadas empresas. Las obras se licitaban sin un proyecto detallado, con el objetivo de cotizar un precio pactado artificialmente bajo y luego alcanzar el monto real con modificaciones, que se aprobaban expeditivamente, sin siquiera la revisión de profesionales. Los anticipos de las obras –incluidos los de las que nunca comenzaban–eran superiores a los valores promedio del mercado. El precio pagado por kilómetro en el período era entre un 30% y un 50% más alto de lo que vale en el resto de América Latina.
Una de las obras emblemáticas de este sistema fue la autovía de la Ruta 3 entre Comodoro Rivadavia (Chubut) y Caleta Olivia (Santa Cruz), originalmente adjudicadas a Austral Construcciones y Kank y Costilla, ambas pertenecientes al Grupo Austral, de Lázaro Baez. Son tres tramos que en total significan 92 kilómetros de autovía. Fueron licitados en 2007 a un valor de 673 millones de pesos. A fines del año pasado se habían pagado 852 millones de pesos y la obra sólo tenía una ejecución del 31%. En atención a ello, estos contratos fueron rescindidos en marzo de este año por la nueva gestión en Vialidad y actualmente los tres tramos están siendo licitados por un presupuesto oficial de 2000 millones de pesos. De haber continuado los contratos originarios, las obras hubiesen costado más de 3000 millones de pesos adicionales.
A las empresas del grupo Austral se les pagaron 1178 millones de pesos el año pasado. De la observación de los pagos surge que respecto al vencimiento según contrato de 60 días corridos desde la presentación de la factura, el grupo cobró en promedio a los 25 días de emitido el certificado, es decir, 35 días antes de su vencimiento. En el mismo período, lo habitual era que la DNV pagara los certificados de obra con un retraso de alrededor de 210 días después del vencimiento del plazo de 60 días. Es decir, la diferencia entre las empresas de Lázaro Báez y el resto de las empresas en el plazo de cobro era de 245 días, más de ocho meses. Las empresas del grupo Austral se vieron enormemente beneficiadas por una situación totalmente irregular dentro de Vialidad Nacional. No solo en 2015 sino
también en años anteriores.
Además de la falta de planificación y el reparto con criterios políticos, Vialidad Nacional compartía otro rasgo común con otros organismos de la Administración Nacional: la completa ausencia de estadísticas confiables. Especialmente sobre la cantidad de muertes en las rutas. En los ocho años
después de la creación del Observatorio Vial hubo un marcado sub-registro de víctimas fatales y un déficit de información en general. En estos últimos años se murió más gente de la que se reconoció oficialmente. En materia de seguridad vial, contar con datos fidedignos y completos es imprescindible para tomar decisiones adecuadas y salvar vidas.
Más allá de lo expuesto, todavía en Vialidad Nacional hay cuadros técnicos y operativos capaces y entusiasmados con el nuevo plan de obra pública vial, orientado a devolver la seguridad, transitabilidad y capacidad a la red vial federal.
AEROLÍNEAS ARGENTINAS
En diciembre de 2015, Aerolíneas Argentinas mostraba una delicada situación financiera, escasa competitividad comercial e irregularidades en varios procedimientos administrativos. Ocho años después de ser reestatizada, la empresa seguía perdiendo cientos de millones de dólares al año. En 2015, Aerolíneas requirió 532 millones de dólares de aportes del Estado Nacional para funcionar. Entre 2008 y 2015, recibió aportes del Tesoro por 29.676 millones de pesos, un promedio de dos millones de dólares por día.
En el momento del cambio de gobierno, la empresa contaba con una flota de 79 aviones, de los cuales sólo 30 eran propios. De esos 30, cuatro habían sido desprogramados y eran imposibles de recuperar. Tres de ellos se encontraban estacionados en el desierto en Estados Unidos, pagando 400.000 dólares cada uno por año.
El grupo empresario no presentaba balances de Aerolíneas Argentinas, Austral, Aero Handling y Jet Pack desde 2013. En el caso de OPTAR S.A., una agencia de turismo mayorista, los balances eran inexistentes desde 2008, el año en que fue expropiada. Además de que era una infracción legal en sí misma, esta situación era más grave porque los déficits de estas compañías eran cubiertos con fondos del Tesoro nacional.
Existían, además, deudas acumuladas y erogaciones impagas por compra y alquiler de flota y materiales aeronáuticos. Al llegar la nueva administración, se recibieron cartas de intimación de pago de distintos proveedores internacionales y nacionales. Con la fabricante de aeronaves Boeing se sostenía una deuda de 3.500 millones de pesos, una gran parte de la cual consistía en obligaciones incumplidas en 2015. A Airbus, otra fabricante de aeronaves, se le debían 1.250 millones de pesos.
La deuda de capital con Embraer por compra de aviones era de 6.400 millones de pesos. En total, había 15.000 millones de pesos en pagos pendientes.
En materia administrativa, la empresa se desenvolvía con desprolijidad. No existían procedimientos ni criterios a ser considerados para cada tipo de compra. El 50% de los pagos correspondía a compras por factura directa no respaldadas por una orden de compra. Había también un alto volumen de anticipos con falta de conciliación y seguimiento. Por ejemplo, anticipos a proveedores librados y no compensados por 541 millones de pesos y anticipos de gastos de empleados por 21 millones de pesos.
Además, existían más de 160 fondos en cajas chicas descentralizadas desde los que también se pagaba a proveedores.
No había ningún proceso de cierre contable mensual ni anual. Faltaban conciliaciones sobre cuentas críticas para la operación. Sólo en Aerolíneas, había partidas abiertas por más de 5,3 millones de pesos. En relación con esto, se desaprovecharon oportunidades impositivas como créditos fiscales
técnicos no recuperados (más de 500 millones de pesos), exenciones fiscales no utilizadas y múltiples desmanejos impositivos (cambio contable en el tratamiento de los aportes del Estado, retención de impuesto a las ganancias de beneficiarios del exterior, no actuación como agente de recaudación
en varias provincias). El problema en los cierres contables derivó en el incumplimiento de obligaciones fiscales y en rectificativas.
La Gerencia de Tecnologías de la Información mostraba varios problemas. El proyecto de implementación del sistema SAP generó un costo en contratación de consultoras de aproximadamente 200 millones de pesos. Pese a estas sumas millonarias y a haber transcurrido muchos meses desde su puesta en funcionamiento, el sistema no dio buenos resultados. Fue puesto en marcha sin haber realizado pruebas, sin validar la información a volcar y sin el total de las capacitaciones dictadas. El centro de cómputos de la compañía tampoco respondía a los estándares mínimos requeridos. Por esta razón, la administración anterior resolvió construir un nuevo data center, que nunca se puso en funcionamiento. Como no se hizo un análisis sobre la conveniencia de construir ese data center contra la alternativa de arrendar el espacio en un sitio comercial, se terminó
construyendo en un subsuelo, lo que lo hace especialmente inseguro para situaciones de lluvias intensas.
La desinversión en las redes y en telefonía era muy grande. Sólo existía equipamiento moderno en el nuevo edificio de T4, en Aeroparque. Esta desinversión hacía más injustificable la construcción del nuevo data center: poca utilidad habría tenido si los medios necesarios para accederlo eran obsoletos. Las contrataciones en temas de tecnologías de información también eran irregulares. Aerolíneas Argentinas contrató varias veces a Arsat y le adjudicó servicios sin licitación. Dentro de los servicios contratados figuran dos especialmente problemáticos. Primero, el hosting de una página web para Aerolíneas, por 188.000 dólares. Ese sitio nunca funcionó. Segundo, la implementación de comunicaciones satelitales de respaldo en aeropuertos del interior sin haber definido los requisitos mínimos esperables de la prestación, como el ancho de banda o el nivel de servicio comprometido.
Independientemente de estos problemas, la compañía mostraba algunos resultados positivos. El nivel de puntualidad de sus vuelos era de 84%, mejor que el de su competencia. La tasa de ocupación de los vuelos era de 83%, también muy buena en términos relativos. De enero de 2015 a enero de 2016 aumentó un 17% el número de pasajeros transportados. Se llegó a un récord de 111.000 pasajeros transportados en el fin de semana de recambio de quincena en enero de 2016, con un récord de puntualidad de 85% y sin ninguna cancelación. Además, la empresa forma parte de una buena alianza internacional como Sky Team, la segunda alianza más importante del mundo, lo cual permite tener una plataforma para la construcción de un perfil internacional para Aerolíneas Argentinas.
En materia de recursos humanos, la empresa contaba con 12.333 empleados al 10 de diciembre de 2015. No había claridad sobre los convenios vigentes y era muy opaco el esquema de liquidaciones. La distribución de personal entre las distintas áreas de la compañía era muy desequilibrada si se la compara con otras empresas del rubro. No existían procesos formales de evaluación de desempeño ni fijación de objetivos.
En lo que hace a la infraestructura, no existían inventarios físicos de repuestos, materiales consumibles o bienes no aeronáuticos. Había un gran retraso en la actualización del registro de activos fijos de la compañía. Dos aeronaves de más de 40 millones de dólares cada una no estaban
contabilizadas. No estaban revaluados los repuestos ni desglosados los ítems relacionados con el mobiliario. No había ningún sistema de gestión de los activos fijos.
Hace unos años Aerolíneas Argentinas decidió construir un nuevo hangar en Ezeiza, el Hangar 5. Se emprendió una obra faraónica sobre terrenos que no pertenecían a la empresa. La construcción, que fue desestimada por Aeropuertos Argentina 2000 por sus costos y magnitud, fue presupuestada en 2014 en 397 millones de pesos. La obra, que se suponía que sería finalizada en 2015 pero que a fines de ese año estaba ejecutada en menos de un 70%, habrá costado finalmente más de 600 millones de pesos.
En materia de gestión comercial, las sucursales operaban por fuera del sistema SAP, dado su mal funcionamiento. Las conciliaciones de cobranzas de tarjeta de crédito estaban demoradas, lo que generaba una fuga de ingresos. No había, tampoco, herramientas de prevención de fraude sobre las ventas con tarjeta en el mercado local. Quedaron cuentas significativas por cobrar a organismos públicos por 330 millones de pesos. La política publicitaria tampoco respondía a una planificación inteligente. Se otorgó pauta publicitaria sin plan de medios. No se medían retornos sobre las prestaciones de servicios de patrocinio.
Tres meses antes del cambio de gestión, en septiembre de 2015, Aerolíneas Argentinas suscribió un acuerdo con Líneas Aéreas Sol que estipulaba la obligación de un pago mensual por parte de Aerolíneas en dólares por 210 horas “block”, más el costo del combustible de los vuelos consecuentes. El contrato significaba para Aerolíneas un pago equivalente a un millón de pesos por día.
Las nuevas autoridades solicitaron una cotización a las más importantes firmas de auditores del país para realizar un primer análisis y un informe del estado de situación a la toma de control. Ese informe realizado en conjunto por las firmas Price Waterhouse Coopers y Ernst Young detalló la mayoría de los puntos antes identificados y sirve de punto de partida para una serie de investigaciones y análisis que se están realizando.
BELGRANO CARGAS
Belgrano Cargas y Logística SA (BCYLSA) es la empresa estatal que opera desde agosto de 2013 las principales líneas de trenes de carga del país. La red, que atraviesa 17 provincias, está integrada por la línea Belgrano, que alcanza el norte de la República; la línea San Martín, que cubre la zona Central y Cuyo; y la línea Urquiza, que se extiende por la mesopotamia.
En 2015, el estado económico y financiero de la empresa era crítico.El año pasado Belgrano Cargas perdió más de 2100 millones de pesos. Nunca se le exigió una rendición completa de cuentas, que incluyera sus ingresos genuinos y los egresos reales. No se incluían, por ejemplo, los aportes del Tesoro y se dejaban afuera a más de 4.000 empleados, con lo cual se daba la imagen de que BCYL era una operación rentable. En realidad, los ingresos genuinos de BCYL fueron cayendo año tras año hasta 2015, el peor año de las últimas décadas, en el que la red transportó 2,5 millones de toneladas para las tres líneas. En 2003 había transportado 5,3 millones de toneladas, más del doble.
La organización mostraba poco interés por la gestión profesional y tampoco estaba basada en los principios básicos que deben existir en el manejo de lo público, como la transparencia, el trabajo en equipo y una alineación con objetivos claros y razonables. Además, la empresa operaba sin inventarios. El stock de repuestos y materiales estaba dividido en distintos sistemas con información parcial y sin una constatación física. Varias veces, por ejemplo la empresa compró materiales que ya tenía y dejó de comprar otros que sí le faltaban.
En relación a los recursos humanos se verificó la existencia de personal dentro de la empresa que cumplía funciones políticas y que rivalizaba abiertamente con otros sectores de la organización, también del Frente Para la Victoria, pero pertenecientes a otra corriente. Este cortocircuito generaba
que no existiera trabajo en las áreas de Planeamiento y Formación de Precios y Compras y Abastecimientos, ya que sólo respondían a intereses parciales. Una muestra de este estancamiento son las 1.700 órdenes de servicio realizadas en 2015, que son compras directas efectuadas por otros sectores ante la inoperancia del sector de compras.
El estado de las locomotoras era obsoleto: tenían una edad promedio de 47 años, muchas máquinas eran de 1950 y los talleres no tenían elementos de trabajo ni repuestos para realizar reparaciones. En los últimos dos años de su gestión, el anterior gobierno demostró un interés superficial por el estado de los trenes e intentó revertir esta tendencia con la compra de máquinas, que en diciembre de 2015 no habían llegado.
Otro signo del deterioro y abandono que rodeaba a BCYL era el estado de sus vías: las formaciones debían circular a muy baja velocidad para evitar descarrilamientos: entre 12 km/h y 15 km/h para las líneas Belgrano y San Martín y menos de 10 km/h en el caso de la línea Urquiza. A pesar de estas precauciones, BCYL tenía un promedio de 1,5 descarrilamientos por día. En su mejor momento, las tres líneas supieron tener 15.655 kilómetros de vías en operación: en diciembre de 2015 sólo contaban con 9.064 kilómetros y en mal estado.
El estado de de los talleres ferroviarios, que habían sido motivo de orgullo para el país, era de abandono total. Abundaban la chatarra y la dejadez y desde hacía décadas que no se proponía un plan razonable de disposición de material en desuso.
ADMINISTRACIÓN DE INFRAESTRUCTURA FERROVIARIA (ADIF)
La Administración de Infraestructura Ferroviaria (ADIF) es la empresa estatal que administración la infraestructura de los trenes del Estado. Desde el punto de vista financiero la compañía estaba en diciembre de 2015 totalmente desfinanciada: tenía deudas atrasadas con contratistas por más de 1.200 millones de pesos y reclamos por aproximadamente 800 millones de pesos por multas o mayores costos originados por incumplimientos de la propia ADIF.
Muchas obras ferroviarias importantes estaban paralizadas, la mayoría iniciadas entre 2006 y 2009 pero abandonadas entre 2011 y 2012. El Plan de Nivelación, de enero de 2015, consistía en la realización de aproximadamente 200 obras para compensar la falta de mantenimiento de los siete años anteriores. Estos planes contemplaban un presupuesto de 370 millones de pesos para Metrovías (concesionaria de la línea de trenes Urquiza) y 285 millones de pesos para Ferrovías, pero el porcentaje ejecutado fue muy bajo.
De las obras licitadas en Mar del Plata la más importante era la Estación Ferroautomotora. Esta obra avanzó en un 85% y en diciembre de 2015 llevaba dos años paralizada. Nunca se pudo disponer de los terrenos afectados. El servicio de trenes de pasajeros Buenos Aires – Mar del Plata estaba interrumpido desde el 24 de agosto de 2015 por la rotura de un puente ferroviario sobre el Río Salado. En el corredor a Rosario las obras estaban paralizadas desde septiembre de 2015.
ADIF tampoco tenía un sistema de gestión integrado. En 2014 se licitó el desarrollo de un sistema de gestión integral y se adjudicó por 1.200.000 pesos a una empresa de La Plata sin antecedentes. En simultáneo, ADIF contrató a ocho desarrolladores durante casi un año y medio y los puso a disposición de la contratista, pagando por dichos contratos 1.800.000 pesos. En síntesis: se pagó dos veces por el mismo trabajo.
No existía un área de control de gestión: no se presupuestaban ni controlaban gastos profesionalmente y no existía ninguna gestión destinada al control de gastos, incluyendo las cajas chicas o tarjetas de combustible con consumos desmesurados asignadas a personas no vinculadas a
ADIF.
El sistema de registro de inventarios era completamente deficiente. Solo existían los libros físicos de entradas/salidas de cada depósito, pero incluso éstos son actualmente búsqueda. En materia de inventario, por ejemplo, la mitad de los más de 40 productos de tecnología del área de comunicaciones, entre los que había pantallas LED, cámaras de fotos de distintos tipos, proyectores 3D, pantallas, sistemas de sonido, etc., no estaban en la compañía. Entre los aparatos que faltan figura un proyector 3D utilizado en Tecnópolis y valuado en más de 400.000 pesos.
La forma de gestionar las importaciones desde China para el proyecto Belgrano Cargas está bajo investigación. El gasto más notorio estaba relacionado con el material de origen chino que descansaba en depósitos fiscales. Había 1.200.000 sets de fijaciones en el Puerto de Buenos Aires
por los que se pagaban 20.000 dólares por día a empresas privadas. Y se pagaban 350.000 dólares por mes para almacenar 175.000 toneladas de rieles en el puerto de Campana. Una planificación elemental debería haber ordenado el traslado inmediato de todo este material a instalaciones propias existentes o de terceros en lugares más adecuados, para evitar todos estos costos.
En los libros contables de ADIF figuraban rubros como “suscripciones” por más de 5 millones de pesos. Se compraron 15 GPS de la marca Garmin por 150.000 pesos: en diciembre de 2015 faltaba la mitad. “Sólo en 2015, el tamaño del personal aumentó un 20%”. En términos de recursos humanos, la estructura organizacional era inadecuada para una empresa de construcción de infraestructura: sobraba gente en determinados lugares y faltaban profesionales en puestos clave.
También faltaba personal calificado: menos del 25% del personal era de especialidad técnica o ingenieril. Había empleados provenientes de las ciudades de origen de los funcionarios de turno, otros sin tareas específicas o parientes de empleados acomodados. El estado del edificio donde
se trabajaba era lamentable: estaba sucio, no se cumplían normas básicas (como la prohibición de fumar en su interior), había documentación tirada en el suelo y cables sueltos en pasillos y oficinas.
Oficialmente los empleados de las primeras líneas cobraban sueldos muy bajos comparados
con posiciones similares en el mercado, pero por alguna razón había más de 60 contratos con personas que aparentemente no prestaban ningún servicio en la compañía. Sólo en 2015, el tamaño del personal aumentó un 20%. El departamento de prensa, en el mismo período, se duplicó.
En cuanto a la infraestructura de la red, no existía un área de ingeniería acorde con la dimensión de la inversión en marcha. Los procesos de ejecución y control de obras eran inadecuados y llevados adelante por personal sin calificaciones para el puesto. No existía ningún proceso de control de calidad para prevenir desperfectos como el que ocurrió con los durmientes en las vías a Rosario y Mar del Plata.
OPERADORA FERROVIARIA (SOFSE)
La Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (SOFSE) es una empresa estatal creada en 2008 para prestar los servicios de transporte ferroviario de pasajeros que le fueran asignados. Integra Ferrocarriles Argentinos junto a otras empresas estatales del sector ferroviario. En diciembre de 2015, SOFSE tenía deudas por 900 millones de pesos. Se dejó de pagarles a proveedores mayoritariamente en octubre. El 75% del presupuesto destinado a obras para 2016 corresponde a obras que quedaron demoradas en 2015 por atrasos en los pagos. Sólo el 3,8% del presupuesto del año pasado fue cubierto con ingresos por cobro de tarifa: la operadora prácticamente no tenía ingresos comerciales por el alquiler de los múltiples locales en sus estaciones.
Las tarifas estaban desactualizadas desde 2012 y se perdió por falta de planificación la oportunidad de actualizar las tarifas a la par que se ponían en funcionamiento los coches nuevos. La aseguradora de riesgos de trabajo (ART) nunca se hizo presente en la compañía. Así, se pagaban 900 millones de pesos por año y la alícuota era de 12,38%. La siniestralidad aumentó significativamente en los últimos tres años. No había ningún control y la compañía no tenía información sobre los 1900 juicios en curso por parte de la ART para poder actuar sobre la siniestralidad.
La compañía no contaba con sistemas administrativos: sólo se registraba a partir de la orden de compra, con lo cual no había manera de saber si había contrataciones con anterioridad que pudieran significar una deuda. Aproximadamente el 70% de los contratos de servicios de las líneas estaban vencidos. Existían contratos con firmas difíciles de verificar, y no había un seguimiento adecuado de las deudas, lo cual generaba incobrabilidad.
No había una política de stock centralizada. Esto generaba, entre otras cosas, la compra de repuestos que ya existían. Lo mismo sucedía con la ropa: había mucho stock de talles que no se usan. La sociedad tenía 7 sistemas diferentes para liquidar sueldos de 23.300 personas (incluidos sistemas en Excel). No había información detallada sobre cuántos empleados había ni quiénes eran. Tampoco había una política de automotores razonable o transparente; lo mismo sucedía con el pool de celulares.
En términos de infraestructura se encontraron serios problemas en la alimentación de energía para tracción eléctrica. En diciembre de 2015 el gobierno anterior inauguró la electrificación de la ex línea Roca, a pesar de que la obra no estaba terminada. Faltaban cosas esenciales, entre ellas, justamente, la provisión de energía para el funcionamiento de los trenes. Si bien se compraron coches nuevos nunca se mostro el mismo interés por renovar las vías y aun así nos encontramos con gran cantidad de material rodante con mantenimiento vencido y el estado de las vías era muy malo en varios ramales. Esto se debía principalmente a que el ministerio había comprado nuevos pero nunca había mostrado el mismo interés por renovar las vías.
En las ex líneas Roca, San Martín y Mitre los sistemas eléctricos de señales eran obsoletos. Un ejemplo que ayudaba a dimensionar la falta de planificación es la compra de vagones más altos que los andenes de las estaciones. Esto obligó a armar y alquilar andenes provisorios con fenólico y caños. Las obras para levantar los andenes definitivos nunca se iniciaron. A su vez, hubo falta de planificación absoluta de los coches chinos nuevos: no se tuvo en cuenta el mantenimiento y la transferencia de tecnología fue prácticamente nula, a pesar de haber pagado 24 millones de dólares por asistencia técnica.
ORSNA, ANAC e INTERCARGO
El Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA) tenía en diciembre del año pasado 3.000 millones de pesos depositados en plazos fijos de corto plazo a una tasa del 14%, muy por debajo de las tasas de mercado y de los índices de inflación. Tomando como referencia una tasa de mercado de 28%, se puede estimar que el ente regulador de aeropuertos estaba perdiendo más de un millón de pesos por día sólo por la mala tasa, sin computar el impacto de la inflación sobre el valor real del fideicomiso donde estaban los fondos.
En materia de obras, el organismo mostraba una baja ejecución de las obras aeroportuarias y de seguridad adjudicadas. En el segundo semestre de 2015 el ritmo de ejecución se ralentizó aún más, quizás por la coyuntura política, y se dejaron varias obras paradas o suspendidas.
En 2008, el ORSNA invirtió 350 millones de pesos (unos 900 millones de pesos a valores de diciembre de 2015) en la construcción de un nuevo aeropuerto en Río Hondo. Este aeropuerto está a menos de 100 kilómetros de otros dos aeropuertos existentes –Santiago del Estero y San Miguel
de Tucumán– y en el momento del cambio de gobierno sólo recibía un vuelo comercial por semana. Obras como ésta, que no respondían a una planificación inteligente ni eran estratégicamente sustentables, venían de decisiones políticas y representaron una costosa inversión para el organismo.
En materia administrativa, el ORSNA impuso incrementos en los costos de la actividad aerocomercial, sin mejorar las prestaciones. En noviembre de 2015, incrementó la Tasa de Uso de Aeroestación Internacional de 44 dólares a 57 dólares por cada pasajero internacional
embarcado. Este nivel tarifario es muy alto en comparación con los estándares internacionales.
Por otra parte, no todos los aeropuertos recibieron el mismo tratamiento de parte del organismo. Muchas veces el ORSNA se negó a aprobar modificaciones y actualizaciones de tasas a los aeropuertos del Grupo B, los no concesionados a Aeropuertos Argentina 2000. Algunas de estas tasas, de hecho, se mantuvieron intactas desde el año 2000. En cambio, en lugar de aprobar aumentos de tasas, se acordaban compensaciones a través de la compra de equipamientos diversos a valores superiores a los promedios del mercado, independientemente de su requerimiento o no por las autoridades del aeropuerto receptor.
En materia de recursos humanos, el ORSNA contaba en diciembre de 2015 con 253 empleados, entre los cuales había un alto nivel de politización, relegándose al personal histórico, quienes en algunos casos fueron enviados en comisión a otras áreas de gobierno. Auditorías posteriores revelaron que una gran proporción del personal incumplía la cantidad de horas de trabajo estipulada en sus contratos.
La Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), por su parte, se encontraba en una situación administrativamente ordenada, con balances y reportes al día. En 2015, sus gastos fueron de 2.500 millones de pesos, con un 64% correspondiente a los sueldos de sus 3.700 empleados. El control del gasto operativo, sin embargo, era muy bajo y había ineficiencias, por ejemplo, en las compras de autobombas y en la contratación de servicios. En materia de recursos humanos, el organismo resistió exitosamente el ingreso de facciones políticas en los lineamientos de su funcionamiento. La Dirección de Transporte Aéreo fue abiertamente intervenida por agrupaciones políticas ligadas con el ex oficialismo nacional. Eso llevó a que se desdibujara su rol de regulación y control en la política aerocomercial.
En materia de infraestructura, existía un atraso de años tanto en los aeropuertos comerciales como en la aviación en general. Esto hizo que los aeródromos y los aeropuertos argentinos perdieran claramente posición relativa respecto de otros en la región. Los aeropuertos argentinos no cumplían en diciembre con los estándares que el país tiene como objetivo para la Organización de la Aviación Civil Internacional ni cuentan con sistemas modernos de aeronavegación, como vuelos por GPS.
Intercargo es una empresa pública que presta servicios de rampas y logística en aeropuertos. En julio de 2015 Aerolíneas Argentinas la contrató para llevar pasajeros en ómnibus desde Aeroparque hacia Ezeiza y viceversa. En lugar de pagarle por pasajero transportado le pagaba por ómnibus. Y como los ómnibus iban casi vacíos, el contrato se transformó en la práctica en un subsidio de Aerolíneas a Intercargo, que también daba pérdidas a pesar de dedicarse a una actividad que podría ser rentable fácilmente.
Intercargo se manejaba con sistemas administrativos obsoletos y disociados entre los diferentes procesos. La contabilidad, los pagos, las cobranzas y los almacenes, entre otras cosas, se realizaban usando software básico, de una forma muy rudimentaria y con muchos procesos manuales. La opacidad de estos procesos, llevados a cabo por empleados que trabajaban en compartimentos estancos y sin sistemas, era altamente ineficiente en términos de control. La empresa estaba embargada por una multa del Ministerio de Trabajo, que resultó en un pedido de inhibición por una tasa de 11.802 pesos del año 2001. En ningún momento se llevó control de los reclamos de los seguros de siniestros y los controles de stock de repuestos, combustibles o consumibles eran muy deficientes.
El sistema de compras de la compañía, si bien desde lo formal estaba auditado por los síndicos y administrado por la Gerencia de Legales, presentaba deficiencias sustanciales, por ejemplo, que no garantizaba la mejor relación precio-calidad. Un ejemplo elocuente de este costoso sistema es el de las bolsas plásticas transparentes para residuos. Cada tres meses se compraban bolsas por 250.000 pesos a un único proveedor. Siempre se pedían precios a seis empresas y se presentaban dos: una
que cobraba $1,60 por bolsa y otra que cobraba $2,80, y la empresa que ofrecía el menor precio era siempre descalificada por “mala calidad”.
Un caso extremo de este sistema fue el de los posgrados. El plazo medio de compra en Intercargo era de entre 60 a 150 días. Sin embargo, el 9 de diciembre de 2015, un día antes del cambio de gobierno, se pagaron, en el tiempo récord de un día, dos posgrados en la Universidad de Buenos Aires para el presidente, que ya había renunciado a la empresa, y su gerente de planificación estratégica. Ambos posgrados costaron un valor nominal de 98.000 pesos cada uno, aunque por el pago anticipado y al
contado se logró bajar el costo a 50.000 pesos cada uno. La nueva administración realizó gestiones para recuperar este importe y obtuvo un reembolso por ambos posgrados en mayo de 2016.
En materia de recursos humanos, el número total de empleados de Intercargo era desorbitado. Aunque el número de vuelos en el país aumentó sólo un 15%, en los últimos diez años se duplicó la cantidad de empleados. Y aún así el personal de pista que efectivamente trabajaba en carga y descarga de equipaje y limpieza era insuficiente para alcanzar los estándares de tiempos operativos exigidos por contrato.
Existía un sistema de omisión y condonación de ausencias que eran justificadas desde la oficina de personal para que los empleados no perdieran el presentismo. Esta práctica generó una muy mala planificación de las actividades de rampa, ya que se debía calcular las operaciones con personal en exceso, debido al alto ausentismo, que los fines de semana llegaba al 25%. Tampoco se despidió a personas a las que la Policía de Seguridad Aeroportuaria había retirado la credencial de acceso al aeropuerto por sospechas fundadas de robos de equipaje a pasajeros.
Los laxos controles de seguridad del personal y la falta de sanciones, contribuyeron a que los robos de equipaje se multiplicaran en los últimos años. En razón de que sólo un juez podía determinar la responsabilidad penal de los actores, el personal apartado por estos hechos se mantenía en la nómina y cobrando sueldo, aun cuando la PSA los hubiera encontrando cometiendo estos hechos en flagrancia y les hubiera retirado en el acto la credencial de acceso al aeropuerto.
En materia de infraestructura, las instalaciones para el personal de rampa y limpieza estaban en un estado muy por debajo de los estándares requeridos. Una cantidad muy grande de equipos estaba fuera de servicio y sin posibilidad de reparación. Los baños, vestuarios y comedores del personal de rampa en todas las escalas (pero en especial los de Ezeiza) estaban en condiciones deplorables. Sí fueron renovadas, en cambio, las oficinas gerenciales.
En diciembre de 2015, el transporte público y la infraestructura pública para el transporte privado se encontraban en una situación caracterizada por el desorden administrativo, la falta de inversión, modelos de gestión obsoletos o distorsionados y corrupción.
En los trenes del área metropolitana, por ejemplo, casi la mitad de las vías se encontraban en un estado regular o malo, el sistema de frenado automático estaba instalado en sólo el 10% de la red, en la ex línea Roca, y casi todos los ingresos de las empresas ferroviarias venían no de los boletos pagados por las pasajeros (cuyo aporte era mínimo), sino de los aportes del Estado Nacional. En la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables, sólo funcionaba una draga dentro de una flota de 115 embarcaciones. La isla Demarchi, una de las delegaciones de la subsecretaría, era la principal postal de la desidia: muelles abandonados, embarcaciones desguazadas, galpones vacíos y edificios sin mantenimiento.
Los relevamientos enviados por las secretarías y los organismos descentralizados que después pasaron a formar parte del Ministerio de Transporte muestran coincidencias sobre el diagnóstico de situación en diciembre de 2015. De dichos relevamientos surgió la existencia de sistemas de control manuales y precarios, parcialmente reemplazados por la contratación de sistemas automáticos de control poco confiables que nunca habrían sido puestos en funcionamiento y habrían sido contratados
por sumas mayores a los precios promedio del mercado.
El estado general de la infraestructura era precario, especialmente en el caso de la Red Nacional Vial y el sector ferroviario. No se evidencia que haya existido alguna vez un plan estratégico para el sector del transporte. No se implementó un plan estratégico unificado del sector del transporte. Esto permitió que cada área se manejara según sus propios criterios.
Existía también un bajo nivel de ejecución en los organismos con obras a su cargo. En muchos casos, el criterio elegido para hacer una obra habría sido político. El caso más claro es el de Vialidad Nacional, el análisis de cuya gestión en los años anteriores al cambio de gobierno mostraría un criterio discrecional en el otorgamiento de obras viales.
En diciembre de 2015 había 54 obras ferroviarias paralizadas. Veintiséis pasos bajo y sobre nivel estaban en la misma situación. La obra del soterramiento del Sarmiento se había anunciado varias oportunidades: se instaló la tuneladora, pero los trabajos no empezaron.
El estado financiero de las secretarías y los organismos descentralizados, además, era ruinoso, muchos de ellos arrastraban deuda multimillonarias. Se observó también una tendencia a la burocratización y la generación de papeleo innecesario que podría haber derivado en la desaparición
de información sensible. En la Secretaría de Gestión de Transporte se encontraron 72.452 expedientes sin resolución y habían desaparecido expedientes con los comprobantes de pago de los subsidios millonarios distribuidos a las empresas de transporte entre 2003 y 2011.
La pista de los expedientes faltantes llevó a las nuevas autoridades hasta la Fundación Garrahan, donde encontraron los expedientes en el programa de reciclado de la institución. En total desaparecieron 122 cajas con expedientes. Las nuevas autoridades instruyeron sumarios correspondientes. Las áreas que en diciembre de 2015 fueron agrupadas dentro del nuevo Ministerio de Transporte tuvieron el año pasado un presupuesto de 93.000 millones de pesos, de los que 8.545 millones de pesos, un 9%, quedaron sin ejecutar. Las áreas más sub-ejecutadas fueron las que tenían
obras por delante. Una explicación de esto es que cada área administraba su presupuesto en forma independiente, lo que daba como resultado que, por un lado, un conjunto de programas registraran altos niveles de ejecución y en algunos casos abultadas deudas, y por el otro, que algunos programas se encontraran sub-ejecutados.
Esta descoordinación no sólo tenía impactos financieros, sino que también perjudicaba los objetivos
de política pública definidos por las autoridades. Un caso paradigmático en este sentido era la Subsecretaría de Puertos y Vías Navegables, que el año pasado tuvo 900 millones de pesos para obras de modernización portuaria pero sólo ejecutó menos de 5 millones de pesos. Además, había deudas y pagos atrasados. Las más significativas pertenecen a organismos descentralizados bajo la órbita del Ministerio de Transporte: la Dirección Nacional de Vialidad tenía en diciembre de 2015 obligaciones impagas por 13.000 millones de pesos, la Administradora de Infraestructura Ferroviaria debía 1.200 millones de pesos y la Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado tenía deudas sin documentar por 800 millones de pesos.
Las nuevas autoridades del ministerio tampoco pudieron acceder a una lista detallada con los activos y los inmuebles que pertenecen a las secretarías o los organismos descentralizados, mucho menos conocer fehacientemente la composición del patrimonio, su valuación y distribución física. El control ha sido deficiente en general y en muchos casos inexistente.
Las distintas áreas ferroviarias bajo la órbita de ex Dirección Nacional de Planificación de Transporte no tenían contacto entre sí ni trabajaban de manera coordinada. En la ex Secretaría de Transporte se tomaron decisiones que, por desconocimiento o arbitrariedad, dieron lugar a reclamos millonarios que en diciembre de 2015 estaban sin resolver. Por ejemplo, los reclamos por incumplimiento en los reintegros de las contribuciones patronales de las empresas transportistas de cargas, que suman alrededor de 500 millones de pesos.
La renegociación de los contratos de concesión de Ferrovías y Metrovías, dispuesta por la Ley de Emergencia, en 2002, seguían pendientes. No había ninguna política o norma de control de gastos. El caso más emblemático corresponde a la rendición de cuentas de las empresas UGOMS y UGOFE, gestionadoras de la emergencia ferroviaria con recursos del Estado por más de 8.000 millones de pesos: sus gastos nunca fueron aprobados, por lo cual actualmente se desconoce el uso efectivo
que se le había dado a ese dinero.
Tampoco parecía haber una política o un sistema de gestión de trámites. En el momento del cambio de administración había decenas de miles de trámites sin resolver. Por ejemplo, los más de 15.000 expedientes por infracciones a transportistas de carga por incumplimientos dentro del marco de un programa creado en 2009 y llamado REFIGGRA (Régimen de Fiscalización de Granos y Ganado de la República Argentina). Esta demora en los procedimientos, que impedía el desarrollo de muchas
actividades productivas, se advirtió también en trámites que requerían una resolución indispensable e inmediata. Como, por ejemplo, los permisos de carga internacional, que demoraban seis meses o más en emitirse. O el trámite para incorporar una unidad para realizar un servicio chárter, que podía demorar cerca de nueve meses.
Por otra parte, el vínculo entre el Estado y las empresas operadoras de servicios de colectivos urbanos y de larga distancia era de una naturaleza precaria. El Estado Nacional subsidia al transporte público de Buenos Aires y alrededores desde hace mucho tiempo, pero a partir de fines de la década pasada la situación empezó a hacerse insostenible, por lo que le costaba al Estado y por los malos incentivos que generaba en las empresas concesionarias. En 2015 el Estado Nacional dedicó unos 55.000
millones de pesos, más de lo que invirtió en la Asignación Universal por Hijo, para subsidiar los viajes en tren (algo menos de 17.000 millones de pesos) y colectivo (38.000 millones de pesos) de los habitantes de la ciudad de Buenos Aires y el conurbano. Entre 2005 y 2015, los subsidios a los viajes en tren se multiplicaron por 31.
Entre 2008 y 2015, los subsidios a los viajes en colectivo se multiplicaron por 13. En los trenes suburbanos, los pasajeros sólo aportaban el 5% de los ingresos de las empresas ferroviarias. El Estado aportaba el 95% restante. En los colectivos porteños, los pasajeros sólo aportaban el 28% de los ingresos de las empresas. El Estado ponía el resto. El sistema, además, revelaba un actitud muy poco federal. Mientras el boleto de colectivo en Buenos Aires costaba tres pesos, en Córdoba costaba
9,15 pesos; en Neuquén, 8 pesos; en Posadas, 6,5 pesos; y en Rosario, 6,3 pesos. La diferencia en las tarifas se debía a que los subsidios al transporte público en el país representaban 1,2% del PBI, pero Buenos Aires y el conurbano concentraban el 60% de esos subsidios.
Entre 2005 y 2015, el presupuesto de la Dirección Nacional de Vialidad, que se ocupa administrar y ampliar la red nacional de caminos, se multiplicó por diez, hasta los 23.000 millones del año pasado. Incluso si lo ajustamos por inflación, el aumento es importante, de más del 40%. Aun así, el estado
de la red nacional vial y la calidad de los corredores no reflejaban en diciembre de 2015 semejante incremento presupuestario. En el momento del cambio de gobierno, el 40% de la Red Vial Nacional estaba en condiciones de tránsito elevado. Luego de 12 años, la cantidad de rutas con problemas
de seguridad (las famosas “rutas de la muerte”) o de capacidad (colapsadas de tráfico) creció de 1.000 kilómetros a 3.400 kilómetros.
El incremento presupuestario tampoco fue acompañado por una adecuada priorización y asignación de los recursos. No hubo un plan estratégico vial y se hicieron obras sin criterio socioeconómico, que no tenían conectividad entre sí debido a que se dispusieron cupos de presupuesto para las constructoras, lo que hizo que las obras empezaran pero en general demoraran muchísimo más tiempo en terminarse o quedaran a mitad de camino. De esta forma, se mantenían muchos obradores y a la gente “empleada”, pero sin avanzar en la concreción de trabajos. “Aunque tiene el 0,7% de la población del país, Santa Cruz recibió el 12% de las obras de Vialidad Nacional”.
Además, el reparto fue discrecional: benefició a algunas provincias, especialmente a Santa Cruz, mucho más que a otras; y benefició a algunas empresas, como Austral Construcciones y las otras constructores de Lázaro Báez, mucho más que a otras, ante lo que se hizo la denuncia penal correspondiente. Aunque tiene el 0,7% de la población del país, Santa Cruz recibió el 12% de las obras de Vialidad Nacional en el período. Casi todas estas obras fueron adjudicadas al Grupo Austral, muchas de las cuales estaban sin terminar (y habían costado mucho más de lo
que valían) el día de la asunción del presidente Mauricio Macri.
Pese a que la función principal y estratégica de Vialidad Nacional es administrar la Red Vial Nacional, gran parte del presupuesto se destinó a obras en rutas provinciales o caminos y calles municipales. De esta forma, Vialidad Nacional abandonó su función primordial al punto de que algunas provincias tuvieron que ocuparse de las rutas nacionales. Un ejemplo de esto fueron la Ruta Nacional 36 y la Ruta Nacional 19, ambas en Córdoba, donde el gobierno provincial, después de pedir en reiteradas oportunidades su transformación en autovías, terminó avanzando por su cuenta aún sin la expresa autorización de Vialidad Nacional, que mientras tanto ejecutaba obras en municipios “amigos” de la provincia.
Esta falta de criterio unificado sobre el destino de las obras resultó en una política anti-federal, que atrofió las direcciones de vialidad provinciales y la capacidad de las provincias de ocuparse de sus propias rutas, además de convertir la inversión en caminos en una transacción política.
Muchos organismos de la Administración Nacional llegaron a diciembre de 2015 con deudas gigantescas y varios meses de facturas impagas a sus proveedores y contratistas. El caso de Vialidad Nacional era uno de los más flagrantes. En el momento del cambio de gobierno, Vialidad Nacional
debía casi 14.000 millones de pesos, equivalentes al 70% del presupuesto destinado a obras en 2015. Tenía, también, más de mil convenios abiertos con provincias y municipios por más de 130.000 millones de pesos; obras que se anunciaban una y otra vez sin ejecutarse y promesas incumplidas que, de haber sido ejecutadas, habrían requerido 7 u 8 presupuestos anuales de la DNV.
En 2003 la Red Nacional tenía apenas 1.000 kilómetros de autovías, a la que había que sumar otros 800 kilómetros de autovías provinciales. Ya entonces el déficit de infraestructura era importante: había otros 2.000 kilómetros de caminos de demandaban, para evitar accidentes fatales, una ampliación urgente. Doce años después, a fines del año pasado, la red de autopistas estaba en alrededor de 2.800 kilómetros, es decir, que no llegaba a cubrir ni las demandas que ya existían en 2003. En el mismo período, el tránsito en las rutas se incrementó notablemente, llevando la necesidad de autopistas a unos 6.300 kilómetros. Fuera de las autovías, la red tenía en diciembre otros 3.500 kilómetros de rutas nacionales inseguras y con grandes problemas de tránsito, casi el doble que en 2003. Con el dinero usado en obras de muy bajo rendimiento social –en, por ejemplo, Santa Cruz–, se podría haber saldado esta brecha.
En 2003, las rutas nacionales estaban en situación de emergencia no sólo por su capacidad, sino también (y fundamentalmente) por el mal estado del pavimento. Si bien en los primeros años se observó una mejora a partir del presupuesto del la DNV y un nuevo programa de concesiones por peaje, tres mandatos presidenciales después los resultados están muy por debajo de las expectativas. Del lado de Vialidad, los programas de mantenimiento se ejecutaron de manera desigual, por culpa de los cambiantes compromisos presupuestarios y la afectación de fondos a obras improvisadas por interés político. Del lado de las concesionarias de peajes, se incumplieron gran parte de los contratos: ante la falta de ajuste la tarifa de los peajes, las empresas se negaban a ejecutar las obras acordadas.
Estas idas y vueltas generaron un círculo vicioso, porque cuando se retrasa una obra de repavimentación, el deterioro es cada vez más profundo: la obra contemplada resultaba insuficiente y se volvía necesario hacer una más costosa. Además, los pliegos de la DNV para las licitaciones de repavimentaciones son muy antiguos (de 1994 o anteriores) y exigen el uso de materiales poco apropiados para las condiciones climáticas, de suelo y de tránsito que existen en casi todo el país (suelo muy blando, calor y sol, y camiones con sobrecarga). En esto también influyó la política de desmantelamiento del sistema de control de peso en los camiones.
Otro de los temas prioritarios para mejorar es la transparencia. En los últimos años, Vialidad Nacional licitaba las obras con condiciones que sólo podían cumplir determinadas empresas. Las obras se licitaban sin un proyecto detallado, con el objetivo de cotizar un precio pactado artificialmente bajo y luego alcanzar el monto real con modificaciones, que se aprobaban expeditivamente, sin siquiera la revisión de profesionales. Los anticipos de las obras –incluidos los de las que nunca comenzaban–eran superiores a los valores promedio del mercado. El precio pagado por kilómetro en el período era entre un 30% y un 50% más alto de lo que vale en el resto de América Latina.
Una de las obras emblemáticas de este sistema fue la autovía de la Ruta 3 entre Comodoro Rivadavia (Chubut) y Caleta Olivia (Santa Cruz), originalmente adjudicadas a Austral Construcciones y Kank y Costilla, ambas pertenecientes al Grupo Austral, de Lázaro Baez. Son tres tramos que en total significan 92 kilómetros de autovía. Fueron licitados en 2007 a un valor de 673 millones de pesos. A fines del año pasado se habían pagado 852 millones de pesos y la obra sólo tenía una ejecución del 31%. En atención a ello, estos contratos fueron rescindidos en marzo de este año por la nueva gestión en Vialidad y actualmente los tres tramos están siendo licitados por un presupuesto oficial de 2000 millones de pesos. De haber continuado los contratos originarios, las obras hubiesen costado más de 3000 millones de pesos adicionales.
A las empresas del grupo Austral se les pagaron 1178 millones de pesos el año pasado. De la observación de los pagos surge que respecto al vencimiento según contrato de 60 días corridos desde la presentación de la factura, el grupo cobró en promedio a los 25 días de emitido el certificado, es decir, 35 días antes de su vencimiento. En el mismo período, lo habitual era que la DNV pagara los certificados de obra con un retraso de alrededor de 210 días después del vencimiento del plazo de 60 días. Es decir, la diferencia entre las empresas de Lázaro Báez y el resto de las empresas en el plazo de cobro era de 245 días, más de ocho meses. Las empresas del grupo Austral se vieron enormemente beneficiadas por una situación totalmente irregular dentro de Vialidad Nacional. No solo en 2015 sino
también en años anteriores.
Además de la falta de planificación y el reparto con criterios políticos, Vialidad Nacional compartía otro rasgo común con otros organismos de la Administración Nacional: la completa ausencia de estadísticas confiables. Especialmente sobre la cantidad de muertes en las rutas. En los ocho años
después de la creación del Observatorio Vial hubo un marcado sub-registro de víctimas fatales y un déficit de información en general. En estos últimos años se murió más gente de la que se reconoció oficialmente. En materia de seguridad vial, contar con datos fidedignos y completos es imprescindible para tomar decisiones adecuadas y salvar vidas.
Más allá de lo expuesto, todavía en Vialidad Nacional hay cuadros técnicos y operativos capaces y entusiasmados con el nuevo plan de obra pública vial, orientado a devolver la seguridad, transitabilidad y capacidad a la red vial federal.
AEROLÍNEAS ARGENTINAS
En diciembre de 2015, Aerolíneas Argentinas mostraba una delicada situación financiera, escasa competitividad comercial e irregularidades en varios procedimientos administrativos. Ocho años después de ser reestatizada, la empresa seguía perdiendo cientos de millones de dólares al año. En 2015, Aerolíneas requirió 532 millones de dólares de aportes del Estado Nacional para funcionar. Entre 2008 y 2015, recibió aportes del Tesoro por 29.676 millones de pesos, un promedio de dos millones de dólares por día.
En el momento del cambio de gobierno, la empresa contaba con una flota de 79 aviones, de los cuales sólo 30 eran propios. De esos 30, cuatro habían sido desprogramados y eran imposibles de recuperar. Tres de ellos se encontraban estacionados en el desierto en Estados Unidos, pagando 400.000 dólares cada uno por año.
El grupo empresario no presentaba balances de Aerolíneas Argentinas, Austral, Aero Handling y Jet Pack desde 2013. En el caso de OPTAR S.A., una agencia de turismo mayorista, los balances eran inexistentes desde 2008, el año en que fue expropiada. Además de que era una infracción legal en sí misma, esta situación era más grave porque los déficits de estas compañías eran cubiertos con fondos del Tesoro nacional.
Existían, además, deudas acumuladas y erogaciones impagas por compra y alquiler de flota y materiales aeronáuticos. Al llegar la nueva administración, se recibieron cartas de intimación de pago de distintos proveedores internacionales y nacionales. Con la fabricante de aeronaves Boeing se sostenía una deuda de 3.500 millones de pesos, una gran parte de la cual consistía en obligaciones incumplidas en 2015. A Airbus, otra fabricante de aeronaves, se le debían 1.250 millones de pesos.
La deuda de capital con Embraer por compra de aviones era de 6.400 millones de pesos. En total, había 15.000 millones de pesos en pagos pendientes.
En materia administrativa, la empresa se desenvolvía con desprolijidad. No existían procedimientos ni criterios a ser considerados para cada tipo de compra. El 50% de los pagos correspondía a compras por factura directa no respaldadas por una orden de compra. Había también un alto volumen de anticipos con falta de conciliación y seguimiento. Por ejemplo, anticipos a proveedores librados y no compensados por 541 millones de pesos y anticipos de gastos de empleados por 21 millones de pesos.
Además, existían más de 160 fondos en cajas chicas descentralizadas desde los que también se pagaba a proveedores.
No había ningún proceso de cierre contable mensual ni anual. Faltaban conciliaciones sobre cuentas críticas para la operación. Sólo en Aerolíneas, había partidas abiertas por más de 5,3 millones de pesos. En relación con esto, se desaprovecharon oportunidades impositivas como créditos fiscales
técnicos no recuperados (más de 500 millones de pesos), exenciones fiscales no utilizadas y múltiples desmanejos impositivos (cambio contable en el tratamiento de los aportes del Estado, retención de impuesto a las ganancias de beneficiarios del exterior, no actuación como agente de recaudación
en varias provincias). El problema en los cierres contables derivó en el incumplimiento de obligaciones fiscales y en rectificativas.
La Gerencia de Tecnologías de la Información mostraba varios problemas. El proyecto de implementación del sistema SAP generó un costo en contratación de consultoras de aproximadamente 200 millones de pesos. Pese a estas sumas millonarias y a haber transcurrido muchos meses desde su puesta en funcionamiento, el sistema no dio buenos resultados. Fue puesto en marcha sin haber realizado pruebas, sin validar la información a volcar y sin el total de las capacitaciones dictadas. El centro de cómputos de la compañía tampoco respondía a los estándares mínimos requeridos. Por esta razón, la administración anterior resolvió construir un nuevo data center, que nunca se puso en funcionamiento. Como no se hizo un análisis sobre la conveniencia de construir ese data center contra la alternativa de arrendar el espacio en un sitio comercial, se terminó
construyendo en un subsuelo, lo que lo hace especialmente inseguro para situaciones de lluvias intensas.
La desinversión en las redes y en telefonía era muy grande. Sólo existía equipamiento moderno en el nuevo edificio de T4, en Aeroparque. Esta desinversión hacía más injustificable la construcción del nuevo data center: poca utilidad habría tenido si los medios necesarios para accederlo eran obsoletos. Las contrataciones en temas de tecnologías de información también eran irregulares. Aerolíneas Argentinas contrató varias veces a Arsat y le adjudicó servicios sin licitación. Dentro de los servicios contratados figuran dos especialmente problemáticos. Primero, el hosting de una página web para Aerolíneas, por 188.000 dólares. Ese sitio nunca funcionó. Segundo, la implementación de comunicaciones satelitales de respaldo en aeropuertos del interior sin haber definido los requisitos mínimos esperables de la prestación, como el ancho de banda o el nivel de servicio comprometido.
Independientemente de estos problemas, la compañía mostraba algunos resultados positivos. El nivel de puntualidad de sus vuelos era de 84%, mejor que el de su competencia. La tasa de ocupación de los vuelos era de 83%, también muy buena en términos relativos. De enero de 2015 a enero de 2016 aumentó un 17% el número de pasajeros transportados. Se llegó a un récord de 111.000 pasajeros transportados en el fin de semana de recambio de quincena en enero de 2016, con un récord de puntualidad de 85% y sin ninguna cancelación. Además, la empresa forma parte de una buena alianza internacional como Sky Team, la segunda alianza más importante del mundo, lo cual permite tener una plataforma para la construcción de un perfil internacional para Aerolíneas Argentinas.
En materia de recursos humanos, la empresa contaba con 12.333 empleados al 10 de diciembre de 2015. No había claridad sobre los convenios vigentes y era muy opaco el esquema de liquidaciones. La distribución de personal entre las distintas áreas de la compañía era muy desequilibrada si se la compara con otras empresas del rubro. No existían procesos formales de evaluación de desempeño ni fijación de objetivos.
En lo que hace a la infraestructura, no existían inventarios físicos de repuestos, materiales consumibles o bienes no aeronáuticos. Había un gran retraso en la actualización del registro de activos fijos de la compañía. Dos aeronaves de más de 40 millones de dólares cada una no estaban
contabilizadas. No estaban revaluados los repuestos ni desglosados los ítems relacionados con el mobiliario. No había ningún sistema de gestión de los activos fijos.
Hace unos años Aerolíneas Argentinas decidió construir un nuevo hangar en Ezeiza, el Hangar 5. Se emprendió una obra faraónica sobre terrenos que no pertenecían a la empresa. La construcción, que fue desestimada por Aeropuertos Argentina 2000 por sus costos y magnitud, fue presupuestada en 2014 en 397 millones de pesos. La obra, que se suponía que sería finalizada en 2015 pero que a fines de ese año estaba ejecutada en menos de un 70%, habrá costado finalmente más de 600 millones de pesos.
En materia de gestión comercial, las sucursales operaban por fuera del sistema SAP, dado su mal funcionamiento. Las conciliaciones de cobranzas de tarjeta de crédito estaban demoradas, lo que generaba una fuga de ingresos. No había, tampoco, herramientas de prevención de fraude sobre las ventas con tarjeta en el mercado local. Quedaron cuentas significativas por cobrar a organismos públicos por 330 millones de pesos. La política publicitaria tampoco respondía a una planificación inteligente. Se otorgó pauta publicitaria sin plan de medios. No se medían retornos sobre las prestaciones de servicios de patrocinio.
Tres meses antes del cambio de gestión, en septiembre de 2015, Aerolíneas Argentinas suscribió un acuerdo con Líneas Aéreas Sol que estipulaba la obligación de un pago mensual por parte de Aerolíneas en dólares por 210 horas “block”, más el costo del combustible de los vuelos consecuentes. El contrato significaba para Aerolíneas un pago equivalente a un millón de pesos por día.
Las nuevas autoridades solicitaron una cotización a las más importantes firmas de auditores del país para realizar un primer análisis y un informe del estado de situación a la toma de control. Ese informe realizado en conjunto por las firmas Price Waterhouse Coopers y Ernst Young detalló la mayoría de los puntos antes identificados y sirve de punto de partida para una serie de investigaciones y análisis que se están realizando.
BELGRANO CARGAS
Belgrano Cargas y Logística SA (BCYLSA) es la empresa estatal que opera desde agosto de 2013 las principales líneas de trenes de carga del país. La red, que atraviesa 17 provincias, está integrada por la línea Belgrano, que alcanza el norte de la República; la línea San Martín, que cubre la zona Central y Cuyo; y la línea Urquiza, que se extiende por la mesopotamia.
En 2015, el estado económico y financiero de la empresa era crítico.El año pasado Belgrano Cargas perdió más de 2100 millones de pesos. Nunca se le exigió una rendición completa de cuentas, que incluyera sus ingresos genuinos y los egresos reales. No se incluían, por ejemplo, los aportes del Tesoro y se dejaban afuera a más de 4.000 empleados, con lo cual se daba la imagen de que BCYL era una operación rentable. En realidad, los ingresos genuinos de BCYL fueron cayendo año tras año hasta 2015, el peor año de las últimas décadas, en el que la red transportó 2,5 millones de toneladas para las tres líneas. En 2003 había transportado 5,3 millones de toneladas, más del doble.
La organización mostraba poco interés por la gestión profesional y tampoco estaba basada en los principios básicos que deben existir en el manejo de lo público, como la transparencia, el trabajo en equipo y una alineación con objetivos claros y razonables. Además, la empresa operaba sin inventarios. El stock de repuestos y materiales estaba dividido en distintos sistemas con información parcial y sin una constatación física. Varias veces, por ejemplo la empresa compró materiales que ya tenía y dejó de comprar otros que sí le faltaban.
En relación a los recursos humanos se verificó la existencia de personal dentro de la empresa que cumplía funciones políticas y que rivalizaba abiertamente con otros sectores de la organización, también del Frente Para la Victoria, pero pertenecientes a otra corriente. Este cortocircuito generaba
que no existiera trabajo en las áreas de Planeamiento y Formación de Precios y Compras y Abastecimientos, ya que sólo respondían a intereses parciales. Una muestra de este estancamiento son las 1.700 órdenes de servicio realizadas en 2015, que son compras directas efectuadas por otros sectores ante la inoperancia del sector de compras.
El estado de las locomotoras era obsoleto: tenían una edad promedio de 47 años, muchas máquinas eran de 1950 y los talleres no tenían elementos de trabajo ni repuestos para realizar reparaciones. En los últimos dos años de su gestión, el anterior gobierno demostró un interés superficial por el estado de los trenes e intentó revertir esta tendencia con la compra de máquinas, que en diciembre de 2015 no habían llegado.
Otro signo del deterioro y abandono que rodeaba a BCYL era el estado de sus vías: las formaciones debían circular a muy baja velocidad para evitar descarrilamientos: entre 12 km/h y 15 km/h para las líneas Belgrano y San Martín y menos de 10 km/h en el caso de la línea Urquiza. A pesar de estas precauciones, BCYL tenía un promedio de 1,5 descarrilamientos por día. En su mejor momento, las tres líneas supieron tener 15.655 kilómetros de vías en operación: en diciembre de 2015 sólo contaban con 9.064 kilómetros y en mal estado.
El estado de de los talleres ferroviarios, que habían sido motivo de orgullo para el país, era de abandono total. Abundaban la chatarra y la dejadez y desde hacía décadas que no se proponía un plan razonable de disposición de material en desuso.
ADMINISTRACIÓN DE INFRAESTRUCTURA FERROVIARIA (ADIF)
La Administración de Infraestructura Ferroviaria (ADIF) es la empresa estatal que administración la infraestructura de los trenes del Estado. Desde el punto de vista financiero la compañía estaba en diciembre de 2015 totalmente desfinanciada: tenía deudas atrasadas con contratistas por más de 1.200 millones de pesos y reclamos por aproximadamente 800 millones de pesos por multas o mayores costos originados por incumplimientos de la propia ADIF.
Muchas obras ferroviarias importantes estaban paralizadas, la mayoría iniciadas entre 2006 y 2009 pero abandonadas entre 2011 y 2012. El Plan de Nivelación, de enero de 2015, consistía en la realización de aproximadamente 200 obras para compensar la falta de mantenimiento de los siete años anteriores. Estos planes contemplaban un presupuesto de 370 millones de pesos para Metrovías (concesionaria de la línea de trenes Urquiza) y 285 millones de pesos para Ferrovías, pero el porcentaje ejecutado fue muy bajo.
De las obras licitadas en Mar del Plata la más importante era la Estación Ferroautomotora. Esta obra avanzó en un 85% y en diciembre de 2015 llevaba dos años paralizada. Nunca se pudo disponer de los terrenos afectados. El servicio de trenes de pasajeros Buenos Aires – Mar del Plata estaba interrumpido desde el 24 de agosto de 2015 por la rotura de un puente ferroviario sobre el Río Salado. En el corredor a Rosario las obras estaban paralizadas desde septiembre de 2015.
ADIF tampoco tenía un sistema de gestión integrado. En 2014 se licitó el desarrollo de un sistema de gestión integral y se adjudicó por 1.200.000 pesos a una empresa de La Plata sin antecedentes. En simultáneo, ADIF contrató a ocho desarrolladores durante casi un año y medio y los puso a disposición de la contratista, pagando por dichos contratos 1.800.000 pesos. En síntesis: se pagó dos veces por el mismo trabajo.
No existía un área de control de gestión: no se presupuestaban ni controlaban gastos profesionalmente y no existía ninguna gestión destinada al control de gastos, incluyendo las cajas chicas o tarjetas de combustible con consumos desmesurados asignadas a personas no vinculadas a
ADIF.
El sistema de registro de inventarios era completamente deficiente. Solo existían los libros físicos de entradas/salidas de cada depósito, pero incluso éstos son actualmente búsqueda. En materia de inventario, por ejemplo, la mitad de los más de 40 productos de tecnología del área de comunicaciones, entre los que había pantallas LED, cámaras de fotos de distintos tipos, proyectores 3D, pantallas, sistemas de sonido, etc., no estaban en la compañía. Entre los aparatos que faltan figura un proyector 3D utilizado en Tecnópolis y valuado en más de 400.000 pesos.
La forma de gestionar las importaciones desde China para el proyecto Belgrano Cargas está bajo investigación. El gasto más notorio estaba relacionado con el material de origen chino que descansaba en depósitos fiscales. Había 1.200.000 sets de fijaciones en el Puerto de Buenos Aires
por los que se pagaban 20.000 dólares por día a empresas privadas. Y se pagaban 350.000 dólares por mes para almacenar 175.000 toneladas de rieles en el puerto de Campana. Una planificación elemental debería haber ordenado el traslado inmediato de todo este material a instalaciones propias existentes o de terceros en lugares más adecuados, para evitar todos estos costos.
En los libros contables de ADIF figuraban rubros como “suscripciones” por más de 5 millones de pesos. Se compraron 15 GPS de la marca Garmin por 150.000 pesos: en diciembre de 2015 faltaba la mitad. “Sólo en 2015, el tamaño del personal aumentó un 20%”. En términos de recursos humanos, la estructura organizacional era inadecuada para una empresa de construcción de infraestructura: sobraba gente en determinados lugares y faltaban profesionales en puestos clave.
También faltaba personal calificado: menos del 25% del personal era de especialidad técnica o ingenieril. Había empleados provenientes de las ciudades de origen de los funcionarios de turno, otros sin tareas específicas o parientes de empleados acomodados. El estado del edificio donde
se trabajaba era lamentable: estaba sucio, no se cumplían normas básicas (como la prohibición de fumar en su interior), había documentación tirada en el suelo y cables sueltos en pasillos y oficinas.
Oficialmente los empleados de las primeras líneas cobraban sueldos muy bajos comparados
con posiciones similares en el mercado, pero por alguna razón había más de 60 contratos con personas que aparentemente no prestaban ningún servicio en la compañía. Sólo en 2015, el tamaño del personal aumentó un 20%. El departamento de prensa, en el mismo período, se duplicó.
En cuanto a la infraestructura de la red, no existía un área de ingeniería acorde con la dimensión de la inversión en marcha. Los procesos de ejecución y control de obras eran inadecuados y llevados adelante por personal sin calificaciones para el puesto. No existía ningún proceso de control de calidad para prevenir desperfectos como el que ocurrió con los durmientes en las vías a Rosario y Mar del Plata.
OPERADORA FERROVIARIA (SOFSE)
La Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (SOFSE) es una empresa estatal creada en 2008 para prestar los servicios de transporte ferroviario de pasajeros que le fueran asignados. Integra Ferrocarriles Argentinos junto a otras empresas estatales del sector ferroviario. En diciembre de 2015, SOFSE tenía deudas por 900 millones de pesos. Se dejó de pagarles a proveedores mayoritariamente en octubre. El 75% del presupuesto destinado a obras para 2016 corresponde a obras que quedaron demoradas en 2015 por atrasos en los pagos. Sólo el 3,8% del presupuesto del año pasado fue cubierto con ingresos por cobro de tarifa: la operadora prácticamente no tenía ingresos comerciales por el alquiler de los múltiples locales en sus estaciones.
Las tarifas estaban desactualizadas desde 2012 y se perdió por falta de planificación la oportunidad de actualizar las tarifas a la par que se ponían en funcionamiento los coches nuevos. La aseguradora de riesgos de trabajo (ART) nunca se hizo presente en la compañía. Así, se pagaban 900 millones de pesos por año y la alícuota era de 12,38%. La siniestralidad aumentó significativamente en los últimos tres años. No había ningún control y la compañía no tenía información sobre los 1900 juicios en curso por parte de la ART para poder actuar sobre la siniestralidad.
La compañía no contaba con sistemas administrativos: sólo se registraba a partir de la orden de compra, con lo cual no había manera de saber si había contrataciones con anterioridad que pudieran significar una deuda. Aproximadamente el 70% de los contratos de servicios de las líneas estaban vencidos. Existían contratos con firmas difíciles de verificar, y no había un seguimiento adecuado de las deudas, lo cual generaba incobrabilidad.
No había una política de stock centralizada. Esto generaba, entre otras cosas, la compra de repuestos que ya existían. Lo mismo sucedía con la ropa: había mucho stock de talles que no se usan. La sociedad tenía 7 sistemas diferentes para liquidar sueldos de 23.300 personas (incluidos sistemas en Excel). No había información detallada sobre cuántos empleados había ni quiénes eran. Tampoco había una política de automotores razonable o transparente; lo mismo sucedía con el pool de celulares.
En términos de infraestructura se encontraron serios problemas en la alimentación de energía para tracción eléctrica. En diciembre de 2015 el gobierno anterior inauguró la electrificación de la ex línea Roca, a pesar de que la obra no estaba terminada. Faltaban cosas esenciales, entre ellas, justamente, la provisión de energía para el funcionamiento de los trenes. Si bien se compraron coches nuevos nunca se mostro el mismo interés por renovar las vías y aun así nos encontramos con gran cantidad de material rodante con mantenimiento vencido y el estado de las vías era muy malo en varios ramales. Esto se debía principalmente a que el ministerio había comprado nuevos pero nunca había mostrado el mismo interés por renovar las vías.
En las ex líneas Roca, San Martín y Mitre los sistemas eléctricos de señales eran obsoletos. Un ejemplo que ayudaba a dimensionar la falta de planificación es la compra de vagones más altos que los andenes de las estaciones. Esto obligó a armar y alquilar andenes provisorios con fenólico y caños. Las obras para levantar los andenes definitivos nunca se iniciaron. A su vez, hubo falta de planificación absoluta de los coches chinos nuevos: no se tuvo en cuenta el mantenimiento y la transferencia de tecnología fue prácticamente nula, a pesar de haber pagado 24 millones de dólares por asistencia técnica.
ORSNA, ANAC e INTERCARGO
El Organismo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos (ORSNA) tenía en diciembre del año pasado 3.000 millones de pesos depositados en plazos fijos de corto plazo a una tasa del 14%, muy por debajo de las tasas de mercado y de los índices de inflación. Tomando como referencia una tasa de mercado de 28%, se puede estimar que el ente regulador de aeropuertos estaba perdiendo más de un millón de pesos por día sólo por la mala tasa, sin computar el impacto de la inflación sobre el valor real del fideicomiso donde estaban los fondos.
En materia de obras, el organismo mostraba una baja ejecución de las obras aeroportuarias y de seguridad adjudicadas. En el segundo semestre de 2015 el ritmo de ejecución se ralentizó aún más, quizás por la coyuntura política, y se dejaron varias obras paradas o suspendidas.
En 2008, el ORSNA invirtió 350 millones de pesos (unos 900 millones de pesos a valores de diciembre de 2015) en la construcción de un nuevo aeropuerto en Río Hondo. Este aeropuerto está a menos de 100 kilómetros de otros dos aeropuertos existentes –Santiago del Estero y San Miguel
de Tucumán– y en el momento del cambio de gobierno sólo recibía un vuelo comercial por semana. Obras como ésta, que no respondían a una planificación inteligente ni eran estratégicamente sustentables, venían de decisiones políticas y representaron una costosa inversión para el organismo.
En materia administrativa, el ORSNA impuso incrementos en los costos de la actividad aerocomercial, sin mejorar las prestaciones. En noviembre de 2015, incrementó la Tasa de Uso de Aeroestación Internacional de 44 dólares a 57 dólares por cada pasajero internacional
embarcado. Este nivel tarifario es muy alto en comparación con los estándares internacionales.
Por otra parte, no todos los aeropuertos recibieron el mismo tratamiento de parte del organismo. Muchas veces el ORSNA se negó a aprobar modificaciones y actualizaciones de tasas a los aeropuertos del Grupo B, los no concesionados a Aeropuertos Argentina 2000. Algunas de estas tasas, de hecho, se mantuvieron intactas desde el año 2000. En cambio, en lugar de aprobar aumentos de tasas, se acordaban compensaciones a través de la compra de equipamientos diversos a valores superiores a los promedios del mercado, independientemente de su requerimiento o no por las autoridades del aeropuerto receptor.
En materia de recursos humanos, el ORSNA contaba en diciembre de 2015 con 253 empleados, entre los cuales había un alto nivel de politización, relegándose al personal histórico, quienes en algunos casos fueron enviados en comisión a otras áreas de gobierno. Auditorías posteriores revelaron que una gran proporción del personal incumplía la cantidad de horas de trabajo estipulada en sus contratos.
La Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC), por su parte, se encontraba en una situación administrativamente ordenada, con balances y reportes al día. En 2015, sus gastos fueron de 2.500 millones de pesos, con un 64% correspondiente a los sueldos de sus 3.700 empleados. El control del gasto operativo, sin embargo, era muy bajo y había ineficiencias, por ejemplo, en las compras de autobombas y en la contratación de servicios. En materia de recursos humanos, el organismo resistió exitosamente el ingreso de facciones políticas en los lineamientos de su funcionamiento. La Dirección de Transporte Aéreo fue abiertamente intervenida por agrupaciones políticas ligadas con el ex oficialismo nacional. Eso llevó a que se desdibujara su rol de regulación y control en la política aerocomercial.
En materia de infraestructura, existía un atraso de años tanto en los aeropuertos comerciales como en la aviación en general. Esto hizo que los aeródromos y los aeropuertos argentinos perdieran claramente posición relativa respecto de otros en la región. Los aeropuertos argentinos no cumplían en diciembre con los estándares que el país tiene como objetivo para la Organización de la Aviación Civil Internacional ni cuentan con sistemas modernos de aeronavegación, como vuelos por GPS.
Intercargo es una empresa pública que presta servicios de rampas y logística en aeropuertos. En julio de 2015 Aerolíneas Argentinas la contrató para llevar pasajeros en ómnibus desde Aeroparque hacia Ezeiza y viceversa. En lugar de pagarle por pasajero transportado le pagaba por ómnibus. Y como los ómnibus iban casi vacíos, el contrato se transformó en la práctica en un subsidio de Aerolíneas a Intercargo, que también daba pérdidas a pesar de dedicarse a una actividad que podría ser rentable fácilmente.
Intercargo se manejaba con sistemas administrativos obsoletos y disociados entre los diferentes procesos. La contabilidad, los pagos, las cobranzas y los almacenes, entre otras cosas, se realizaban usando software básico, de una forma muy rudimentaria y con muchos procesos manuales. La opacidad de estos procesos, llevados a cabo por empleados que trabajaban en compartimentos estancos y sin sistemas, era altamente ineficiente en términos de control. La empresa estaba embargada por una multa del Ministerio de Trabajo, que resultó en un pedido de inhibición por una tasa de 11.802 pesos del año 2001. En ningún momento se llevó control de los reclamos de los seguros de siniestros y los controles de stock de repuestos, combustibles o consumibles eran muy deficientes.
El sistema de compras de la compañía, si bien desde lo formal estaba auditado por los síndicos y administrado por la Gerencia de Legales, presentaba deficiencias sustanciales, por ejemplo, que no garantizaba la mejor relación precio-calidad. Un ejemplo elocuente de este costoso sistema es el de las bolsas plásticas transparentes para residuos. Cada tres meses se compraban bolsas por 250.000 pesos a un único proveedor. Siempre se pedían precios a seis empresas y se presentaban dos: una
que cobraba $1,60 por bolsa y otra que cobraba $2,80, y la empresa que ofrecía el menor precio era siempre descalificada por “mala calidad”.
Un caso extremo de este sistema fue el de los posgrados. El plazo medio de compra en Intercargo era de entre 60 a 150 días. Sin embargo, el 9 de diciembre de 2015, un día antes del cambio de gobierno, se pagaron, en el tiempo récord de un día, dos posgrados en la Universidad de Buenos Aires para el presidente, que ya había renunciado a la empresa, y su gerente de planificación estratégica. Ambos posgrados costaron un valor nominal de 98.000 pesos cada uno, aunque por el pago anticipado y al
contado se logró bajar el costo a 50.000 pesos cada uno. La nueva administración realizó gestiones para recuperar este importe y obtuvo un reembolso por ambos posgrados en mayo de 2016.
En materia de recursos humanos, el número total de empleados de Intercargo era desorbitado. Aunque el número de vuelos en el país aumentó sólo un 15%, en los últimos diez años se duplicó la cantidad de empleados. Y aún así el personal de pista que efectivamente trabajaba en carga y descarga de equipaje y limpieza era insuficiente para alcanzar los estándares de tiempos operativos exigidos por contrato.
Existía un sistema de omisión y condonación de ausencias que eran justificadas desde la oficina de personal para que los empleados no perdieran el presentismo. Esta práctica generó una muy mala planificación de las actividades de rampa, ya que se debía calcular las operaciones con personal en exceso, debido al alto ausentismo, que los fines de semana llegaba al 25%. Tampoco se despidió a personas a las que la Policía de Seguridad Aeroportuaria había retirado la credencial de acceso al aeropuerto por sospechas fundadas de robos de equipaje a pasajeros.
Los laxos controles de seguridad del personal y la falta de sanciones, contribuyeron a que los robos de equipaje se multiplicaran en los últimos años. En razón de que sólo un juez podía determinar la responsabilidad penal de los actores, el personal apartado por estos hechos se mantenía en la nómina y cobrando sueldo, aun cuando la PSA los hubiera encontrando cometiendo estos hechos en flagrancia y les hubiera retirado en el acto la credencial de acceso al aeropuerto.
En materia de infraestructura, las instalaciones para el personal de rampa y limpieza estaban en un estado muy por debajo de los estándares requeridos. Una cantidad muy grande de equipos estaba fuera de servicio y sin posibilidad de reparación. Los baños, vestuarios y comedores del personal de rampa en todas las escalas (pero en especial los de Ezeiza) estaban en condiciones deplorables. Sí fueron renovadas, en cambio, las oficinas gerenciales.
El Gobierno le transfirió a la Ciudad el control del juego
Por Pablo Tomino - LA NACION
Una comisión hará efectivo el traspaso; Rodríguez Larreta dijo que los empresarios de las apuestas "deberán pagar los impuestos como cualquier vecino"
El macrismo acorrala a Cristóbal López, el zar del juego, y a sus socios en la Capital. Mediante un decreto publicado ayer en el Boletín Oficial, el gobierno nacional dio un paso más en el traspaso del control del negocio de las apuestas en la ciudad: se creará una comisión de enlace, integrada por miembros de Lotería Nacional y del Instituto de Juego porteño, para que "en un plazo no mayor que 120 días hábiles" diagrame un cronograma de trabajo para hacer efectiva la asunción de tal competencia.
El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, adelantó a LA NACION cuál es la suerte que correrán los operadores del juego. "Por lo pronto, van a tener que pagar el impuesto de Ingresos Brutos, como todos los vecinos. Cuando el traspaso se concrete, también dispondremos de todos los controles para verificar que cumplan con las reglas hasta en la higiene de los restaurantes que expenden comida", dijo Larreta. Consultado el funcionario sobre la deuda de $ 4000 millones en concepto de Ingresos Brutos que la Ciudad le reclama al Hipódromo de Palermo y a los casinos flotantes, comentó: "Eso se seguirá discutiendo en la Justicia".
Larreta contó, además, que no se habilitarán más máquinas tragamonedas en la ciudad. "Ya se cerraron los cinco bingos y la intención es que el juego de azar no crezca", dijo. En el Hipódromo de Palermo hay instaladas 4500 tragamonedas y en el Casino Flotante, 1570. El primero factura por la operación diaria unos $ 10,3 millones, de los cuales $ 3,6 millones los retiene Lotería Nacional por el canon de concesión. Según los órganos de control, las máquinas tragamonedas cosechan allí $ 225 millones por día en apuestas (el 90% se devuelve en premios) y las del Casino Flotante, $ 87 millones diarios.
Anoche, un funcionario muy cercano al presidente Mauricio Macri comentó con sorna, a pocos metros de la Casa Rosada: "Cristóbal [López] empezó el año con el pie izquierdo. Antes estaba protegido y ahora tendrá que pagar los impuestos. Lo vamos a tratar como a cualquier hijo de vecino".
El decreto 743/2016, que lleva la firma del presidente Mauricio Macri; del jefe de gabinete, Marcos Peña, y de la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, incluyó la consideración de un convenio firmado en 2003, que venció el 1° de diciembre pasado. "Sin que implique desconocimiento ni limitación del poder de policía de la ciudad de Buenos Aires, durante la vigencia del referido convenio resulta conveniente convalidar un procedimiento para que -de manera ordenada y sin afectar derechos adquiridos- se efectivice la asunción de competencia que le corresponde a la jurisdicción local", se especifica.
En el Hipódromo de Palermo la noticia no cayó bien. Un vocero indicó a LA NACION que "aguardaremos los 120 días hábiles, lo que concretamente solicita el Poder Ejecutivo. El decreto ratifica a Lotería Nacional como único organismo de recaudación, control y fiscalización. Eso sí: queda claro que en los casos del Hipódromo y de los casinos flotantes, la competencia es federal y que, por ahora, la Ciudad no la tiene".
Respecto de la deuda de Ingresos Brutos que el gobierno porteño le reclama a los operadores del juego, la fuente agregó: "El decreto reafirma lo que manifestamos en varias oportunidades: no existen, porque no corresponden, deudas impositivas con la Ciudad".
El conflicto con López
La disputa entre el gobierno nacional y Cristóbal López y sus socios suma rencillas día tras día.
Luego de que la Justicia le dio el visto bueno al gobierno de la ciudad para vigilar las tragamonedas y las ruletas electrónicas en el Hipódromo de Palermo y en los casinos flotantes, Lotería Nacional avanza en una auditoría para establecer si los dispositivos que verifican cuánto dinero apuesta un usuario funcionan correctamente.
Esta medida, que de alguna manera puso en tela de juicio la veracidad de las apuestas porteñas, determinó que el grupo societario del hipódromo y de los barcos casino, convencido de que están en regla, contratará otras dos auditorías para sumar en la mesa de evaluación cuando Lotería Nacional presente la suya, a cargo de la consultora KPMG Argentina. Así, Ernst & Young y Deloitte avanzan sobre los slots instalados en las máquinas electrónicas, que permiten establecer cuánto se apuesta y cuánto se devuelve en premios.
Otra de las intenciones del Gobierno es, por medio de Lotería Nacional, aumentar los cánones de concesión que la Ciudad percibe por la explotación del juego. Hoy, los casinos flotantes aportan el 20% de lo que recaudan, mientras que el hipódromo alcanza el 30%. Ambos facturan más de $ 20 millones por día, aunque las apuestas diarias superan, en total, los $ 600 millones.
La presidenta del bloque de la CC-ARI, Paula Oliveto Lago, dijo que resultaba positivo que "Pro, que se ha mantenido pasivo durante todos estos años, respete la plataforma de Cambiemos y le quite la coronita a Cristóbal López. Esta lucha de Elisa Carrió y la Coalición Cívica, que lleva más de 13 años, hizo escuela para terminar con la impunidad de empresarios inescrupulosos o que al amparo del capitalismo de amigos cooptaron estructuras del Estado, para de esta forma evadir, no pagar lo debido y perjudicar a los más necesitados".
Una disputa por $ 4000 millones
H. Rodríguez Larreta - Jefe de gobierno porteño - Medidas: Adelantó que les exigirá a los operadores del juego el pago de Ingresos Brutos a futuro, además de una deuda desde 2003 de $ 4000 millones
Cristóbal López - Empresario - El zar del juego: Forma parte de las sociedades que conforman el Hipódromo de Palermo y el Casino Flotante. Argumentan que están en la órbita federal y que no les corresponde pagar Ingresos Brutos
Una comisión hará efectivo el traspaso; Rodríguez Larreta dijo que los empresarios de las apuestas "deberán pagar los impuestos como cualquier vecino"
El macrismo acorrala a Cristóbal López, el zar del juego, y a sus socios en la Capital. Mediante un decreto publicado ayer en el Boletín Oficial, el gobierno nacional dio un paso más en el traspaso del control del negocio de las apuestas en la ciudad: se creará una comisión de enlace, integrada por miembros de Lotería Nacional y del Instituto de Juego porteño, para que "en un plazo no mayor que 120 días hábiles" diagrame un cronograma de trabajo para hacer efectiva la asunción de tal competencia.
El jefe de gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, adelantó a LA NACION cuál es la suerte que correrán los operadores del juego. "Por lo pronto, van a tener que pagar el impuesto de Ingresos Brutos, como todos los vecinos. Cuando el traspaso se concrete, también dispondremos de todos los controles para verificar que cumplan con las reglas hasta en la higiene de los restaurantes que expenden comida", dijo Larreta. Consultado el funcionario sobre la deuda de $ 4000 millones en concepto de Ingresos Brutos que la Ciudad le reclama al Hipódromo de Palermo y a los casinos flotantes, comentó: "Eso se seguirá discutiendo en la Justicia".
Larreta contó, además, que no se habilitarán más máquinas tragamonedas en la ciudad. "Ya se cerraron los cinco bingos y la intención es que el juego de azar no crezca", dijo. En el Hipódromo de Palermo hay instaladas 4500 tragamonedas y en el Casino Flotante, 1570. El primero factura por la operación diaria unos $ 10,3 millones, de los cuales $ 3,6 millones los retiene Lotería Nacional por el canon de concesión. Según los órganos de control, las máquinas tragamonedas cosechan allí $ 225 millones por día en apuestas (el 90% se devuelve en premios) y las del Casino Flotante, $ 87 millones diarios.
Anoche, un funcionario muy cercano al presidente Mauricio Macri comentó con sorna, a pocos metros de la Casa Rosada: "Cristóbal [López] empezó el año con el pie izquierdo. Antes estaba protegido y ahora tendrá que pagar los impuestos. Lo vamos a tratar como a cualquier hijo de vecino".
El decreto 743/2016, que lleva la firma del presidente Mauricio Macri; del jefe de gabinete, Marcos Peña, y de la ministra de Desarrollo Social, Carolina Stanley, incluyó la consideración de un convenio firmado en 2003, que venció el 1° de diciembre pasado. "Sin que implique desconocimiento ni limitación del poder de policía de la ciudad de Buenos Aires, durante la vigencia del referido convenio resulta conveniente convalidar un procedimiento para que -de manera ordenada y sin afectar derechos adquiridos- se efectivice la asunción de competencia que le corresponde a la jurisdicción local", se especifica.
En el Hipódromo de Palermo la noticia no cayó bien. Un vocero indicó a LA NACION que "aguardaremos los 120 días hábiles, lo que concretamente solicita el Poder Ejecutivo. El decreto ratifica a Lotería Nacional como único organismo de recaudación, control y fiscalización. Eso sí: queda claro que en los casos del Hipódromo y de los casinos flotantes, la competencia es federal y que, por ahora, la Ciudad no la tiene".
Respecto de la deuda de Ingresos Brutos que el gobierno porteño le reclama a los operadores del juego, la fuente agregó: "El decreto reafirma lo que manifestamos en varias oportunidades: no existen, porque no corresponden, deudas impositivas con la Ciudad".
El conflicto con López
La disputa entre el gobierno nacional y Cristóbal López y sus socios suma rencillas día tras día.
Luego de que la Justicia le dio el visto bueno al gobierno de la ciudad para vigilar las tragamonedas y las ruletas electrónicas en el Hipódromo de Palermo y en los casinos flotantes, Lotería Nacional avanza en una auditoría para establecer si los dispositivos que verifican cuánto dinero apuesta un usuario funcionan correctamente.
Esta medida, que de alguna manera puso en tela de juicio la veracidad de las apuestas porteñas, determinó que el grupo societario del hipódromo y de los barcos casino, convencido de que están en regla, contratará otras dos auditorías para sumar en la mesa de evaluación cuando Lotería Nacional presente la suya, a cargo de la consultora KPMG Argentina. Así, Ernst & Young y Deloitte avanzan sobre los slots instalados en las máquinas electrónicas, que permiten establecer cuánto se apuesta y cuánto se devuelve en premios.
Otra de las intenciones del Gobierno es, por medio de Lotería Nacional, aumentar los cánones de concesión que la Ciudad percibe por la explotación del juego. Hoy, los casinos flotantes aportan el 20% de lo que recaudan, mientras que el hipódromo alcanza el 30%. Ambos facturan más de $ 20 millones por día, aunque las apuestas diarias superan, en total, los $ 600 millones.
La presidenta del bloque de la CC-ARI, Paula Oliveto Lago, dijo que resultaba positivo que "Pro, que se ha mantenido pasivo durante todos estos años, respete la plataforma de Cambiemos y le quite la coronita a Cristóbal López. Esta lucha de Elisa Carrió y la Coalición Cívica, que lleva más de 13 años, hizo escuela para terminar con la impunidad de empresarios inescrupulosos o que al amparo del capitalismo de amigos cooptaron estructuras del Estado, para de esta forma evadir, no pagar lo debido y perjudicar a los más necesitados".
Una disputa por $ 4000 millones
H. Rodríguez Larreta - Jefe de gobierno porteño - Medidas: Adelantó que les exigirá a los operadores del juego el pago de Ingresos Brutos a futuro, además de una deuda desde 2003 de $ 4000 millones
Cristóbal López - Empresario - El zar del juego: Forma parte de las sociedades que conforman el Hipódromo de Palermo y el Casino Flotante. Argumentan que están en la órbita federal y que no les corresponde pagar Ingresos Brutos
Alacrán: el grupo elite que nació en la Guerra de Malvinas
Por Gabriel Di Nicola - LA NACION
Radiografía del escuadrón especial de la Gendarmería que está adiestrado para la lucha contra el narcotráfico y terrorismo
A unos 100 metros de distancia, un tirador con un fusil de precisión hiere levemente a un delincuente que cubría una puerta de acceso a la finca, donde hay un inocente cautivo. Foto: Ricardo Pristupluk
La llovizna pertinaz era molesta y por momentos había un viento gélido. En el predio, en Campo de Mayo, todo era silencio... hasta que se oyeron las detonaciones de explosivos y disparos. Todo fue muy rápido. El operativo no duró más de dos minutos. Primero, después de que un tirador a distancia, con una precisión milimétrica, hiriera al delincuente que cubría una de las puertas de la casa, seis especialistas en infiltración irrumpieron y tras reducir a varios delincuentes cumplieron con su objetivo de rescatar al joven que estaba cautivo.
Sin contratiempos, protegidos por otros dos tiradores que estaban a 80 metros en el techo de una edificación vecina, los especialistas en infiltración se subieron a la camioneta con el joven rescatado sano y salvo.
El operativo se cumplió de acuerdo con lo planificado y la estrategia y la táctica no fallaron. La información que los especialistas habían conseguido con anterioridad sobre el lugar donde tenían que actuar fue suficiente para que no fracasaran.
30 aniversario del grupo Alacrán
Parecía el final de una operación exitosa del Escuadrón Fuerzas Especiales Alacrán, de la Gendarmería Nacional, pero en realidad se trató de un simulacro de rescate y una exhibición para medios de comunicación realizada en el Escuadrón Seguridad Campo de Mayo de la fuerza federal. La actividad fue organizada por la Secretaría de Seguridad, conducida por Eugenio Burzaco.
El grupo de elite Alacrán, que cuenta con 86 integrantes, acaba de cumplir 30 años. Fue creado el 30 de mayo de 1986 "sobre la base de la experiencia con otros países y en respuesta al terrorismo internacional". Está a cargo del comandante principal Fabián Salas, conocido por sus subordinados y superiores como "Manolo".
El último operativo oficial del que participó el Escuadrón Fuerzas Especiales Alacrán, según informaron fuentes oficiales, fue el miércoles pasado en un allanamiento antidrogas en la villa 1-11-14, en el Bajo Flores. Este año también participó de la custodia desde Santa Fe a los tribunales de Comodoro Py a los hermanos Martín Lanatta y Cristian Lanatta y Vìctor Schillaci, los condenados por el triple crimen de General Rodríguez; del traslado de Córdoba a Buenos Aires del detenido Ricardo Jaime , entre otros importantes dispositivos de seguridad.
En forma simultánea un grupo ingresa por la puerta y por las ventanas de la vivienda, al tiempo que se arrojan cargas explosivas inertes para aturdir a los ocupantes. Foto: Ricardo Pristupluk
El grupo de elite Alacrán está formado por cuatro equipos especiales: Grupo de Paracaidistas de Alta Infiltración, Grupo de Operaciones en Monte y Técnicas Anfibias, Grupo de Operaciones en Montaña y el Grupo de Tiradores Especiales.
"Los diferentes ambientes operacionales asignados a la Gendarmería Nacional hace que este grupo de elite pueda destacarse en todos los ambientes geográficos de la Argentina", explicaron los voceros.
Si bien, el "bautismo" oficial del Escuadrón Fuerzas Especiales Alacrán fue el 30 de mayo de 1986, su génesis fue en la Guerra de Malvinas, en 1982. En aquella ocasión un grupo de 40 gendarmes con una capacitación singular se sumó a la Compañía de Comandos 601, una unidad de fuerzas especiales creada por el Ejército Argentino.
El grupo viajó hacia el sur en un avión Hércules C 130 de la Fuerza Aérea. Pocas antes de partir hacia la guerra, unos uniformados, con cinta adhesiva negra, colocaron sobre una bandera nacional la leyenda "Gendarmería Nacional, Escuadrón Alacrán". Se cree que el nombre lo colocó uno de los gendarmes, luego caído en la guerra, cuya motivación se convirtió en un misterio. Como homenaje a aquellos gendarmes que dejaron la vida en Malvinas, cuatro años después, el escuadrón de elite fue bautizado oficialmente Alacrán.
"Este escuadrón ha dejado misiones gloriosas en la historia argentina. Es un orgullo para todo nuestro ministerio contar con fuerzas especiales altamente capacitadas al momento de defender y en las situaciones más difíciles, a todos los ciudadanos", sostuvo la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
El grupo Alacrán puede intervenir de diferentes formas: como componente táctico para neutralizar blancos terroristas en el ámbito interior como exterior; planificar y ejecutar operaciones en apoyo a la lucha contra el narcotráfico, narcoterrorismo y delitos conexos, mediante operaciones de reconocimientos.
También puede cumplir operaciones aerotransportadas, aeromóviles, anfibias y terrestres; intervenir en operaciones ante el secuestro de medios de transporte terrestres, como así también de aeronaves en tierra. Puede ejecutar operaciones de reconocimiento especial para obtener información táctica y/o estratégica, tanto en el ámbito interior como exterior y cumplir misiones en delegaciones diplomáticas, otros organismos o contingentes del Estado Nacional desplegados en el exterior", entre otras tareas.
El grupo de elite logra desarmar y reducir al delincuente, al tiempo que rescatan sano y salvo a la víctima.. Foto: Ricardo Pristupluk
Misiones de paz
En sus 30 años de historia, el Escuadrón Alacrán participó en misiones de paz de la Organización de las Naciones Unidas en Sudán y Haití, y formaron parte como personal de seguridad en embajadas y sedes diplomáticas de Haití y de la República de Libia.
En suelo argentino, el grupo de elite Alacrán hace tareas de apoyo a la Dirección General de Operaciones, a la Dirección Antidrogas y a las Unidades Especiales de Investigaciones y Procedimientos Judiciales de la fuerza.
"El crimen muta, las organizaciones que se dedican al narcotráfico no tienen fronteras, y contar con un equipo especial como el grupo Alacrán es un gran aporte a la solución de problemas operacionales, sirviendo de apoyo en la lucha diaria que llevamos desde el Ministerio de Seguridad, por lo que su colaboración en los operativos Centinela, Cinturón Sur y Escudo Norte son fundamentales para nuestros objetivos de gestión", afirmó Burzaco a LA NACION
En el predio de Campo de Mayo la llovizna no se detiene y el viento frío tampoco. Finalizada la exhibición, los hombres del grupo Alacrán que están de turno aprovechan para descansar. Nunca saben cuál será la próxima misión.
Qué tipo de armas especiales utilizan los otros grupos especiales
Radiografía del escuadrón especial de la Gendarmería que está adiestrado para la lucha contra el narcotráfico y terrorismo
A unos 100 metros de distancia, un tirador con un fusil de precisión hiere levemente a un delincuente que cubría una puerta de acceso a la finca, donde hay un inocente cautivo. Foto: Ricardo Pristupluk
La llovizna pertinaz era molesta y por momentos había un viento gélido. En el predio, en Campo de Mayo, todo era silencio... hasta que se oyeron las detonaciones de explosivos y disparos. Todo fue muy rápido. El operativo no duró más de dos minutos. Primero, después de que un tirador a distancia, con una precisión milimétrica, hiriera al delincuente que cubría una de las puertas de la casa, seis especialistas en infiltración irrumpieron y tras reducir a varios delincuentes cumplieron con su objetivo de rescatar al joven que estaba cautivo.
Sin contratiempos, protegidos por otros dos tiradores que estaban a 80 metros en el techo de una edificación vecina, los especialistas en infiltración se subieron a la camioneta con el joven rescatado sano y salvo.
El operativo se cumplió de acuerdo con lo planificado y la estrategia y la táctica no fallaron. La información que los especialistas habían conseguido con anterioridad sobre el lugar donde tenían que actuar fue suficiente para que no fracasaran.
30 aniversario del grupo Alacrán
Parecía el final de una operación exitosa del Escuadrón Fuerzas Especiales Alacrán, de la Gendarmería Nacional, pero en realidad se trató de un simulacro de rescate y una exhibición para medios de comunicación realizada en el Escuadrón Seguridad Campo de Mayo de la fuerza federal. La actividad fue organizada por la Secretaría de Seguridad, conducida por Eugenio Burzaco.
El grupo de elite Alacrán, que cuenta con 86 integrantes, acaba de cumplir 30 años. Fue creado el 30 de mayo de 1986 "sobre la base de la experiencia con otros países y en respuesta al terrorismo internacional". Está a cargo del comandante principal Fabián Salas, conocido por sus subordinados y superiores como "Manolo".
El último operativo oficial del que participó el Escuadrón Fuerzas Especiales Alacrán, según informaron fuentes oficiales, fue el miércoles pasado en un allanamiento antidrogas en la villa 1-11-14, en el Bajo Flores. Este año también participó de la custodia desde Santa Fe a los tribunales de Comodoro Py a los hermanos Martín Lanatta y Cristian Lanatta y Vìctor Schillaci, los condenados por el triple crimen de General Rodríguez; del traslado de Córdoba a Buenos Aires del detenido Ricardo Jaime , entre otros importantes dispositivos de seguridad.
En forma simultánea un grupo ingresa por la puerta y por las ventanas de la vivienda, al tiempo que se arrojan cargas explosivas inertes para aturdir a los ocupantes. Foto: Ricardo Pristupluk
El grupo de elite Alacrán está formado por cuatro equipos especiales: Grupo de Paracaidistas de Alta Infiltración, Grupo de Operaciones en Monte y Técnicas Anfibias, Grupo de Operaciones en Montaña y el Grupo de Tiradores Especiales.
"Los diferentes ambientes operacionales asignados a la Gendarmería Nacional hace que este grupo de elite pueda destacarse en todos los ambientes geográficos de la Argentina", explicaron los voceros.
Si bien, el "bautismo" oficial del Escuadrón Fuerzas Especiales Alacrán fue el 30 de mayo de 1986, su génesis fue en la Guerra de Malvinas, en 1982. En aquella ocasión un grupo de 40 gendarmes con una capacitación singular se sumó a la Compañía de Comandos 601, una unidad de fuerzas especiales creada por el Ejército Argentino.
El grupo viajó hacia el sur en un avión Hércules C 130 de la Fuerza Aérea. Pocas antes de partir hacia la guerra, unos uniformados, con cinta adhesiva negra, colocaron sobre una bandera nacional la leyenda "Gendarmería Nacional, Escuadrón Alacrán". Se cree que el nombre lo colocó uno de los gendarmes, luego caído en la guerra, cuya motivación se convirtió en un misterio. Como homenaje a aquellos gendarmes que dejaron la vida en Malvinas, cuatro años después, el escuadrón de elite fue bautizado oficialmente Alacrán.
"Este escuadrón ha dejado misiones gloriosas en la historia argentina. Es un orgullo para todo nuestro ministerio contar con fuerzas especiales altamente capacitadas al momento de defender y en las situaciones más difíciles, a todos los ciudadanos", sostuvo la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich.
El grupo Alacrán puede intervenir de diferentes formas: como componente táctico para neutralizar blancos terroristas en el ámbito interior como exterior; planificar y ejecutar operaciones en apoyo a la lucha contra el narcotráfico, narcoterrorismo y delitos conexos, mediante operaciones de reconocimientos.
También puede cumplir operaciones aerotransportadas, aeromóviles, anfibias y terrestres; intervenir en operaciones ante el secuestro de medios de transporte terrestres, como así también de aeronaves en tierra. Puede ejecutar operaciones de reconocimiento especial para obtener información táctica y/o estratégica, tanto en el ámbito interior como exterior y cumplir misiones en delegaciones diplomáticas, otros organismos o contingentes del Estado Nacional desplegados en el exterior", entre otras tareas.
El grupo de elite logra desarmar y reducir al delincuente, al tiempo que rescatan sano y salvo a la víctima.. Foto: Ricardo Pristupluk
Misiones de paz
En sus 30 años de historia, el Escuadrón Alacrán participó en misiones de paz de la Organización de las Naciones Unidas en Sudán y Haití, y formaron parte como personal de seguridad en embajadas y sedes diplomáticas de Haití y de la República de Libia.
En suelo argentino, el grupo de elite Alacrán hace tareas de apoyo a la Dirección General de Operaciones, a la Dirección Antidrogas y a las Unidades Especiales de Investigaciones y Procedimientos Judiciales de la fuerza.
"El crimen muta, las organizaciones que se dedican al narcotráfico no tienen fronteras, y contar con un equipo especial como el grupo Alacrán es un gran aporte a la solución de problemas operacionales, sirviendo de apoyo en la lucha diaria que llevamos desde el Ministerio de Seguridad, por lo que su colaboración en los operativos Centinela, Cinturón Sur y Escudo Norte son fundamentales para nuestros objetivos de gestión", afirmó Burzaco a LA NACION
En el predio de Campo de Mayo la llovizna no se detiene y el viento frío tampoco. Finalizada la exhibición, los hombres del grupo Alacrán que están de turno aprovechan para descansar. Nunca saben cuál será la próxima misión.
Qué tipo de armas especiales utilizan los otros grupos especiales
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