Chasquear los dedos y encender las luces de casa. Cerrar la persiana, aumentar el volumen de la música y cambiar de canal solo con gestos. El centro de innovación de Telefónica en Brasil desarrolló la tecnología que permite dejar de lado el control remoto, y que ahora puede transformarse en la primera patente de la compañía en Brasil.
En septiembre, la operadora solicitó al Instituto Nacional de Propiedad Industrial (Inpi) el registro del sistema, que se utilizará en los servicios de automatización residencial de la empresa.
Más que una novedad tecnológica, el control por gestos es un ejemplo del cambio estratégico que está conduciendo la compañía española. "Telefónica quiere dejar de ser una operadora de redes para ser una proveedora de soluciones integradas de telecomunicaciones", afirmó Leila Lória, directora ejecutiva de la empresa. La nueva directriz es usar la infraestructura de telefonía fija y móvil de la operadora para prestar servicios digitales.
Ese cambio resultó evidente hace algunas semanas, cuando la compañía española anunció una reestructuración organizativa y la creación del área de negocios digitales. Con sede en Londres, la unidad tiene como objetivo conducir el proceso de innovación de la empresa, desarrollar aplicativos, servicios y nuevos usos de la tecnología.
El propósito es evitar que Telefónica se transforme en el sector de tecnología denominado "dumb pipe", un tubo por el que solo transitan bytes de contenido de terceros en lugar de ofrecer servicios de valor agregado.
Brasil, uno de los mercados más importantes para el grupo, es una parte estratégica de ese proceso. La compañía abrió en San Pablo, el año pasado, su primer centro de innovación fuera de España (fue donde se desarrolló el sistema de control por gestos). Después, se crearon unidades en Silicon Valley y en Londres.
"La operadora que no participe del proceso de innovación será excluida de un segmento enorme de ingresos que va a crecer en los próximos años", observó el director de innovación de Telefónica Brasil, Pablo Larrieux. "Ese camino es estratégico para el crecimiento del grupo".
En todo el mundo, operadoras de telecomunicaciones enfrentan dificultades para continuar aumentando los ingresos de sus servicios tradicionales. En los seis primeros meses del año, Telefónica facturó 30.900 millones de euros, con un alza de 6,3% sobre el mismo período del año pasado. El lucro líquido consolidado del grupo español retrocedió 16,3% y se estableció en 3.100 millones de euros.
El desempeño no fue peor debido a la expansión del mercado latinoamericano y de los servicios de datos y TV por suscripción. En Brasil, el primer resultado después de la incorporación de Vivo indicó una suba de 6,6% en los ingresos y de 46% en el lucro líquido semestral. El balance del tercer trimestre se divulgará la próxima semana.
En paralelo a los estudios conducidos internamente, Telefónica Brasil decidió prospectar y actuar como incubadora de proyectos en el área de tecnología de la información y comunicaciones (TIC) desarrollados por pequeños emprendedores. A final de este mes, Telefónica seleccionará diez proyectos en los que invertirá entre u$s 30.000 y u$s 70.000 y proveerá asesoría técnica y financiera.
Por el programa, bautizado Wayra, la operadora se tornará accionista con hasta 15% de esas nuevas empresas.
En caso de tener éxito, Telefónica podrá comprarlas o ayudarlas a encontrar un inversor. El programa recibió 518 inscripciones en Brasil. El registro de los interesados se concluyó a finales de la semana pasada. Wayra se realizó en otros países y, según Larrieux, se acerca al objetivo de la operadora de buscar la innovación tecnológica conjuntamente con el mercado. "Nuestra capacidad de innovación mejora si estamos inseridos en el ambiente emprendedor brasileño", dijo.
De acuerdo a Larrieux, gran parte de los inscriptos tiene entre 30 y 40 años. Movilidad, redes sociales y geolocalización son algunos de los temas más frecuentes en los proyectos presentados. El año pasado, Telefónica invirtió 4.800 millones de euros en investigación y desarrollo. La subsidiaria brasileña destinó R$ 2.900 millones a esa actividad.