La historia del FAL (Fusil Automatique Leger, Fusil Automático Ligero), comenzó justo al final de la Segunda Guerra Mundial, cuando la utilidad de los fusiles de asalto estaba siendo vista por muchos expertos.
En el año de 1946, la fábrica nacional de armas de Bélgica, FN, comenzó el desarrollo de lo que luego sería una leyenda de las armas de fuego. Camarado para el cartucho alemán calibre 7,92x33 de poder intermedio, o 7,92 Kurz (corto), que utilizaba el StG-44, el primer fusil de asalto del mundo, también de origen alemán. Este cartucho era un típico 7,92 "recortado" para lograr que el fuego en ráfaga fuera más controlable. El grupo de diseño estaba dirigido por Dieudonne Saive, quien también trabajaba en un rifle de combate que utilizaba el cartucho 7,92 normal (luego este diseño evolucionó en el SAFN-49).
Por eso no es raro que ambos fusiles se asemejen en los aspectos mecánicos. Igualmente, a fines de la década de 1940, Bélgica y Gran Bretaña pensaron en utilizar un cartucho más pequeño, el .280 o 7x43, para seguir los desarrollos. En 1950, los prototipos belgas del FAL y los prototipos británicos del EM-2 (un fusil avanzado para época, con diseño bullpup), fueron testeados por el Ejército de EEUU.
El FAL impresionó a las autoridades militares, pero la idea del cartucho de poder intermedio no les satisfizo, y de hecho tal vez no la entendieron. La idea del cartucho de poder intermedio, desarrollada por los alemanes, era para lograr un arma mucho más precisa en el fuego con ráfagas, ya que disparaba proyectiles con menor potencia.
Sin embargo, los estadounidenses pensaban utilizar un cartucho de poder más grande, diseñado por ellos: el T65, el cual impulsaban como cartucho standard de la OTAN en 1953-1954. El tiempo demostró su error: los fusiles de tan alto calibre (incluyendo al FAL y al M-14) apenas podían controlarse en fuego automático y terminaban siendo utilizados como fusiles semiautomáticos, tiro a tiro.
Una década más tarde cambiaron de idea e impusieron su cartucho calibre 5,56 mm, pero esa es otra historia. En definitiva, la FN veía que su fusil no podría competir si no era recamarado, como pasó con el EM-2. Entonces los especialistas cambiaron ese detalle del arma, haciendo que disparara la munición 7,62x51 que sería oficial para los países de la OTAN.
Los primeros modelos con ese calibre estuvieron listos en 1953. Rápidamente, el arma se fue convirtiendo en un éxito de ventas. Aunque lo parezca, Bélgica no fue el primer país en adoptar el FAL. El honor lo tiene Canadá, que en 1955 lo adoptó, ligeramente modificado, como C1 (modelo de fusil) y C2 (modelo de ametralladora ligera con cañón pesado), e incluso se pusieron a fabricarlo en instalaciones nacionales.
Al año siguiente, las fuerzas de seguridad belgas hicieron lo mismo. El éxito fue saltando de país en país, sin importar continentes. Gran Bretaña fue uno de los países más asociados al FAL, el cual adoptó en 1957 como L1A1 SLR (Self Loading Rifle, Fusil Automático), añadiéndole a veces miras telescópicas de 4x. En ese país, el FAL también se produjo nacionalmente en dos fábricas, una de ellas de la Enfield, conocida por muchos grandes diseños británicos. Austria adoptó el FAL un año más tarde, denominándolo Stg.58, y en ese país fueron manufacturados por Steyr. Y para ese entonces, ya todos sabían que el FAL era una opción más que viable.
Varias versiones de esta arma fueron adoptadas, compradas o fabricadas por Brasil, Turquía, Argentina, Australia, Israel, Sudáfrica, Alemania Occidental y muchísimos otros países. Y este éxito pudo haber sido todavía mayor. H&K, una empresa de Alemania Occidental, quería comprar la licencia del FAL para producirlo en ese país como el G1, pero las autoridades belgas rechazaron la propuesta. Fue entonces que H&K compró la licencia del modelo español CETME, desarrollado en España por diseñadores alemanes escapados de la guerra. Así, Alemania produjo el G3, que es básicamente un CETME mejorado en algunos aspectos, el cual se convirtió en uno de los más importantes rivales del FAL.
Utilizado en muchos conflictos, el FAL acumuló una buena foja de servicio, casi siempre muy buena. Israel lo utilizó por ejemplo en la Guerra de los 6 días, en 1967, aunque desaconsejó su uso diciendo que era sensible al polvo y la arena fina del desierto. Esto llevó a que se diseñara nacionalmente el GALIL, y que se utilizara también el M-16. Australia fue también un buen usuario de este fusil. Uno de los datos poco conocidos de la Guerra de Vietnam fue que efectivos del SAS australiano combatieron contra las fuerzas norvietnamitas por varios años.
Pero sin duda, la guerra del FAL fue el conflicto de las islas Malvinas. Tanto el Reino Unido como Argentina utilizaban versiones fabricadas localmente del FAL, y de hecho, fue la única guerra del mundo en el cual ambos ejércitos estaban equipados con este fusil. Esto hizo que la entrega de los fusiles de los soldados argentinos luego de la rendición fuera especialmente provechosa para Inglaterra a nivel de ganancia de material, aunque hay numerosos testimonios de soldados que dañaban su equipo o le quitaban piezas para que luego no les sirvieran al enemigo.
En todas las guerras u operaciones en las que combatió, siempre se reveló como una excelente arma de fuego.
El FAL en la Argentina
La Fabrica Militar de Armas Portátiles Domingo Matheu, de Rosario fue quien emprendió la producción de este arma, y quien la continuo hasta 1996, en donde la posta fue tomada por la Fabrica Militar Fray Luis Beltrán, ubicada en las cercanías de la misma ciudad. Nuestro país copio las variantes Belgas de este arma, utilizando también la misma nomenclatura. En Malvinas fueron varias las versiones argentinas que prestaron servicio. Desde fusiles con culata fija de madera (los más antiguos), pasando por versiones con culata de material sintético, hasta las versiones cortas con culata rebatible y distintos largos de caño. Utiliza cargadores metálicos rectos, con capacidad para 20 cartuchos, exactamente los mismos que su contra parte inglesa.
Quizás la diferencia mas notable entre ambas armas radica en el hecho de que los FAL argentinos pueden disparar en ráfaga, aunque es difícil establecer para mi si esa es una ventaja, ya que la velocidad de fuego y la potencia del proyectil atentan contra el dominio correcto del arma en este tipo de disparo. A pesar que ya pueden verse en ciertas unidades de la tres FFAA ciertas armas de origen norteamericano y de calibre menor, el FAL continua siendo el fusil reglamentario de las FFAA argentinas.
Actualmente, en el mercado civil existen versiones modernizadas del FAL. Frente a la imposibilidad de incorporar un nuevo fusil de asalto, no seria descartable la posibilidad de la actualización de esta noble arma, logrando así una mejoría funcional con respecto a su peso, ergonomía y puntería. Se adjunta a continuación, información de algunos productos que se hallan en venta en el mercado internacional
Fotos: Internet
Fuente: Taringa.net (Ampliado y modificado por Desarrollo y Defensa)