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viernes, 31 de agosto de 2018

Cambios urgentes se necesitan

Por Miguel Ángel Boggiano - Infobae.com
La fuerte suba del dólar que se registró tanto ayer como hoy responde, en mi opinión, a una incapacidad por parte del Gobierno de dar una respuesta política a un problema económico.

La solución al dólar no la tenían -o tienen- ni Caputo ni Dujovne, la tiene Macri. Y claramente hay un personaje emblemático de esta fallida gestión del Estado sobre la economía que es Marcos Peña, quien además ha cometido errores graves a la hora de la comunicación. Sus declaraciones de hoy, negando el obvio fracaso económico, fue la frutilla del postre. ¿Consecuencia? El dólar saltó un 20% en un solo día.

Otras medidas que se necesitan tomar: designar un ministro de Economía, urgente. También una reducción de los 23 ministerios. Se necesita enviar mensajes claros, contundentes, porque el mercado está pegando durisimo. Por si alguien ya se olvidó, el dólar valía 30 pesos al comienzo de la semana. Hoy, ya casi $40.

El Gobierno también tiene que dar una muestra clara de que se va a aprobar el Presupuesto 2019; tiene que hacerlo cuanto antes porque ese es el modo de indicar que vamos a cumplir con el Fondo Monetario Internacional, que es el único que nos está prestando plata.

Además, me parece que no estaría mal prevenir antes de que suceda una corrida, e indicar que el Banco Central no puede tocar los depósitos en dólares del sistema financiero inteligente.

Por último, el Gobierno debe dar una explicacion bien clara y simple sobre cómo van a cubrir el financiamiento de lo que queda de este año y el año que viene.  Dejar de ser crípticos y, al mejor estilo "almacenero", comunicar, "tengo tales gastos, voy a pagar de esta manera", para que todos, y especialmente el mercado financiero, pueda entenderlo.

Por supuesto, no hay fórmulas mágicas, pero a este equipo le han metido muchísimos goles y está perdiendo el partido y, cuando vas 10 a 0 abajo, tenes que hacer cambios.

El autor es economista y profesor. Fundador y CEO de Carta Financiera.

jueves, 23 de agosto de 2018

Lo que ve y lo que piensa públicamente el Comando Sur

Por Fabián Calle - Infobae.com
A pocos días de la llegada a la Argentina de la plana mayor del Comando Sur de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos, cabría revisar y recordar algunos de los lineamiento centrales que se ha planteado esa rama del poder militar de Washington. Para ello recurriremos al documento del pasado 15 de de febrero, cuando el almirante Kurt Tidd, comandante, expuso en el Congreso de su país cuáles son, a su entender, las oportunidades y las amenazas a los intereses de la superpotencia en América Latina. Cabe recordar que, a partir del 2002, la zona de México y parte del Caribe pasó a depender del nuevo Comando Norte que abarca el territorio continental americano, así como Canadá.
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Al momento de dar un panorama general de región, sobresale su heterogeneidad y la existencia de contrastes muy fuertes. Por un lado, sociedades que logran elegir de manera democrática a sus gobernantes y la presencia de amplias capas medias con buen nivel de formación, pero así también elevados niveles de pobreza, corrupción y violencia delictiva potenciada por la actividad de grandes redes dedicadas al narcotráfico y otros ilícitos como migraciones ilegales. En lo que respecta a la presencia de actividad de terrorismo de tipo fundamentalista, existen intentos de reclutamiento de latinoamericanos. Si bien hasta el momento a escala reducida y limitada. No así el crimen organizado y grupos delictivos que sí logran corromper y reclutar a jóvenes aprovechando los problemas estructurales antes mencionados.

Otro factor recurrente son desastres naturales que suelen afectar a los sectores sociales más vulnerables. Todo ello potenciado por serias falencias en infraestructura y servicios básicos. Por último, y no menos importante, la extremadamente crítica y difícil situación política, social y económica de Venezuela, con sus inevitables impactos en diversos países en la región.

Volviendo a las organizaciones y las redes ilícitas que actúan en la zona, varias de ellas tienen una amplia estructura y capacidad para penetrar las fronteras de los Estados Unidos y operar dentro de sus ciudades y sus regiones. Sea para el tráfico de drogas, personales, armas, etcétera. Un foco central de atención es y será que el terrorismo internacional no saque provecho, por engaño o cooptación, de esas redes. Asimismo, el crimen organizado posee ingentes recursos económicos y humanos capaces de condicionar fuertemente a los gobiernos y los dirigentes políticos y sociales de los países del área. Creando un ambiente de corrupción y complicidad con el delito que potencia, a su vez, el descreimiento de las sociedades en sus instituciones. Todo ello interactuando con roles más y más activos de potencias que desafían los intereses de los Estados Unidos, empezando por China y en menor medida Rusia e Irán.

Los gobiernos o grupos dentro de los Estados de la región que asumen posturas contrarias a Washington y a la democrática y la libertad económica y de prensa, recurren más y más al respaldo económico, de seguridad y diplomático de esos actores extra hemisféricos. Asimismo, aun países con fluidas relaciones con Washington tienen a China como un socio clave en su comercio exterior, obras de infraestructura, créditos para sus empresas o incluso para fortalecer las reservas de los Bancos Centrales. En el caso ruso, el peso económico y comercial es menos importante. No así la gran variedad de recursos que posee Moscú en materia de inteligencia, guerra informática, divulgación de noticias manipuladas en redes sociales e internet y venta de armamento y tecnología para potenciar el control de Estados autoritarios sobre su población.

Por último, en lo que respecta a Irán, el objetivo central del régimen teocrático es contar con capacidades de recolectar inteligencia sobre intereses y personas ligadas a Estados Unidos, así como desarrollar capacidades de ataques asimétricos en caso de escalada militar con Washington. Un actor regional y muy activo es Cuba, el cual ha buscado solidificar lazos económicos, políticos, de inteligencia y militares tanto con China como con Rusia, Irán y Corea del Norte. Siendo un factor central en el aparato de seguridad que sostiene a Nicolás Maduro en el poder en un contexto de caos económico y social. La misma Venezuela es vista como un terreno amigable para la actividad de organizaciones terroristas ligadas a Irán, así como al tráfico de drogas.

No obstante, todo ello tiene como contracara importantes logros en la mejora y el fortalecimiento de un ambiente de mayor coordinación y cooperación en materia de defensa y seguridad de Estados Unidos y la región. Empezando por los esfuerzos combinados que se vienen desarrollando junto a Honduras, el Salvador, Guatemala y Panamá en la lucha contra las Maras, el tráfico de drogas y personas. También se menciona el rol vital de Colombia y su adhesión a la categoría de socio global de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), así como la participación de Chile en las maniobras navales más importantes que hace el Pentágono, las RIMPAC en el Pacífico. En el caso de Brasil, se señala el esfuerzo que ese Estado viene realizando para fortalecer y mejorar la cooperación en Sudamérica contra amenazas en común.

Finalmente, se menciona la recuperación de los mecanismos de consulta y acción mancomunada del Comando Sur con la Argentina y con Ecuador, luego de años de distanciamiento. La principal misión y desafío del Comando Sur es dotar a los países aliados de la región con mejores capacidades humanas y materiales para hacer frente a las redes delictivas. En este sentido, Colombia es un socio clave e indispensable. También se han establecido positivos instrumentos de cooperación con Brasil, Perú y Chille. Volviendo al fuerte vínculo Washington-Bogotá, el fin del conflicto armado con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) no implica una reducción del interés del Pentágono en continuar apoyando a ese país. Asimismo, es fundamental una articulada, fluida y óptima interacción con otras agencias de Estados Unidos como el Comando Norte, Homeland Security, DEA, USAID, etcétera.

En lo que respecta a rivales a nivel estatal, sobresale el caso de China, que, por ahora, centra su desafío a Estados Unidos en la región en temas económicos, comerciales y de infraestructura. No obstante, de consolidarse y no ser adecuadamente monitoreadas, tendrán un derrame sobre áreas ligadas a la defensa y la seguridad nacional. La postura no es focalizar los esfuerzos en trabar o entorpecer esos vínculos de China con la región, sino que los países del área perciban y comprueben materialmente la conveniencia de estrechos lazos con Washington tanto en lo que hace a la mejora de la seguridad como el desarrollo económico y social.

Otro importante activo de Estados Unidos son los 16 mil civiles, militares y policías que han cursado programas de perfeccionamiento en institutos de formación vinculados con el Pentágono y otras agencias americanas. El cultivar esas relaciones personales y plasmarlas en espacios de desarrollo de iniciativas compartidas es de central importancia. La disposición y la capacidad para ayudar frente a crisis y catástrofes tuvo como uno de sus principales ejemplos la masiva asistencia brindada a la Argentina en la búsqueda del submarino ARA San Juan. En el corto y mediano plazo, hacer frente al colapso humanitario en Venezuela será el principal desafío del Comando. Si bien de escala inmensa, no es vista como imposible de ser llevada a cabo. Pero se parte de la premisa de que se requerirá reforzar las capacidades propias, así como la cooperación y la coordinación con los países de la región que se han visto y se verán más afectados.

miércoles, 22 de agosto de 2018

El mayor latrocinio de la historia argentina no puede quedar impune

Por Marcela Campagnoli - Infobae.com
El maravilloso cuadro "La Constitución guia al pueblo", pintado por el maestro Guillermo Roux, nos ha inspirado y representado en el día de ayer, cuando una multitud en paz, con un reclamo claro de "Justicia y de basta de impunidad", se manifestó en las calles pidiéndole al Congreso que no impida la investigación del mayor latrocinio de la Argentina y de toda la región.
Como reclamáramos en tantas otras marchas, sabemos que "sin justicia no hay república", por eso indigna que el Senado, lejos de colaborar con ella, busque obstruirla y convertirse así en guarida de rufianes.

Hoy también se le pidió al Senado que deje de mirar para otro lado y sancione el proyecto de ley de extinción de dominio, pero ojo, el que tiene media sanción de Diputados, no el que pretende el senador Pichetto, que busca dejar todo igual y mirar para adelante, impidiendo que el Estado pueda recuperar lo ya robado.

Argentina necesita un cambio cultural y un nuevo contrato moral. Los bienes con un origen ilícito no deben contar con protección legal. Por eso pretendemos con esta ley que la Justicia civil pueda analizar los bienes sospechados de ser producto de delitos vinculados al narcotráfico, a la corrupción, a la trata de personas, y al crimen organizado, mientras se investiga simultáneamente esos delitos en sede penal.

No puede ser gratis saquear al Estado y dejar a los argentinos sin educación, sin salud, sin cloacas, sin rutas, sin trabajo genuino, sin esperanza, sin dignidad.

Los argentinos necesitamos que de una vez por todas "el que las hace las pague". Los argentinos necesitamos ser República, y comprobar que todos somos iguales ante la ley sin privilegios. Los argentinos necesitamos que las leyes se cumplan y la Justicia actué en tiempo y forma. La constitución guía al pueblo y el pueblo hoy dijo PRESENTE.

La autora es diputada nacional por la Provincia de Buenos Aires (Cambiemos).

Y no olvidemos que jugaron defender a la patria. Robar y despojar de los recursos necesarios para el bienestar del pueblo, no tiene castigo. No traicionaron la constitución y algunos a la "palabra frente a Dios" sobre las Santas Escrituras...(Jorge Elias)

lunes, 6 de agosto de 2018

Fuerzas armadas, cambio y oportunidad

La decisión presidencial de reformar el sistema nacional de defensa es un avance que debe ser acompañado por la oposiciónPor Horacio Jaunarena - La Nación

La decisión presidencial de reformar el sistema nacional de defensa es un avance que debe ser acompañado por la oposición 
Fuente: LA NACION - Crédito: Alfredo Sabat

El Presidente de la Nación ha ordenado al sistema de defensa y seguridad que se consideren los riesgos y las amenazas a la soberanía, la vida y la libertad que afectan a nuestros habitantes, según las características específicas que esos riesgos y amenazas revisten en la actualidad.

La decisión presidencial, concretada en un decreto, representa una modernización y un cambio importante frente al criterio vigente durante el gobierno anterior, que había limitado el empleo del instrumento militar a la hipótesis de una agresión armada por las Fuerzas Armadas de otra nación. Un criterio congelado en los tiempos de la Guerra Fría y en las formas violentas que tuvo la región hace ya casi medio siglo. El decreto del gobierno anterior, llamado de reglamentación de la ley de defensa, modificaba los postulados de la ley sancionada en l988 por la casi unanimidad de las fuerzas políticas representadas en el Congreso. La decisión presidencial devuelve plena vigencia a los postulados de aquella norma.

El análisis del gobierno de los Kirchner sobre el tema fue limitado y viejo en lo conceptual, y en la práctica destructor, porque fueron años que marcaron un deterioro de todo tipo de las capacidades militares y en donde se concretaron cantidad de arbitrariedades en la política de personal, y pérdida de las remuneraciones de los miembros de las Fuerzas Armadas, dando cabida a infinidad de juicios que el Estado va a perder y que naturalmente deberán pagar la presente y las futuras administraciones.

Mientras el gobierno de la Concertación en Chile, con una presidenta socialista, y el PT en Brasil, con Lula y Dilma Rousseff, pusieron en marcha programas estratégicos de gran importancia para la modernización de sus Fuerzas Armadas, la Argentina de Néstor y Cristina Kirchner, Garré y Milani -hoy preso y acusado de cometer delitos de lesa humanidad- intentó transformar el Ejército en una facción partidaria, al servicio del proyecto "nacional y popular" que supuestamente instrumentaba el gobierno.

Una vocinglera y oportunista oposición denuncia, a partir de la decisión presidencial, una especie de futura hecatombe represiva, solo existente en una afiebrada imaginación, y pretende que el decreto suscripto por el presidente Macri, que derogó parcialmente el anterior de Kirchner, deba ser tratado por el Congreso. No tuvieron semejante sensibilidad y predicción catastrófica cuando la expresidenta, Garré y Milani desarrollaron el operativo Escudo Norte, mandaron mentirosamente al Ejército a trabajar en algunas villas de emergencia, encargaron al general Milani que hiciera trabajos de inteligencia interior para Scioli y se abrazara con Hebe de Bonafini.

Mientras tanto, en campaña presidencial Scioli prometía involucrar a 20.000 hombres del Ejército en tareas de seguridad interna y Massa, otro candidato, prometía involucrar directamente a las FF.AA. en la lucha contra el narcotráfico y en la seguridad de las villas de emergencia.

Para completar el cuadro de tanta hipocresía, recuerdo lo mucho que tuve que argumentar cuando era ministro de Defensa de Eduardo Duhalde, para que el entonces gobernador de la provincia de Buenos Aires, Felipe Solá, dejara de reclamar públicamente que presos comunes fueran encerrados en unidades militares bajo control del Ejército.

En homenaje a la seguridad y defensa que necesitan los argentinos, debiéramos ser más serios, dejar de lado las especulaciones políticas de corto plazo y sumarnos -Gobierno y oposición- a la tarea modernizadora de nuestro sistema, entendiendo que, lo que se ha dado es solo el primer paso de un largo proceso que se desarrollará a lo largo de los años y que necesita del esfuerzo mayoritario para concretarlo.

Entre los temas a los que debiera darse prioridad y a los que se refiere el decreto suscripto por el Presidente, está el de recuperar el control soberano de nuestro territorio y el primer paso para lograrlo es el control de nuestras fronteras. Para tener una idea de la magnitud del problema, debemos considerar que tenemos 10.000 kilómetros de frontera terrestre y fluvial y 5000 kilómetros de frontera marítima. En la frontera se ejerce "control y vigilancia". El control se concreta en 150 pasos internacionales habilitados, de los cuales 30, por su tamaño, son considerados centros de frontera y dependen del Ministerio del Interior, y el resto, del Ministerio de Seguridad.

La vigilancia se ejerce fuera de los pasos habilitados, o sea, prácticamente por toda la frontera. En esta frontera terrestre y fluvial existen, a su vez, 820 pasos clandestinos por donde se produce diariamente el ingreso ilegal de personas y mercadería. La vigilancia en el aeroespacio se le asigna a la Fuerza Aérea y en el Mar Argentino, la tarea principal se le adjudica a la Armada.

Hoy, las fuerzas de seguridad desplegadas en la frontera apenas alcanzan para hacer el control, o sea, exclusivamente en los pasos internacionales habilitados , por lo cual la vigilancia es casi inexistente en el resto.

Entendemos que la presencia de las FF.AA. en apoyo de las de seguridad en las zonas de vigilancia mejorará sustancialmente la situación. Para hacer efectivo este propósito y en beneficio de una más eficiente tarea, deben ponerse en claro dos cuestiones: la primera de ellas es definir con claridad el alcance del concepto "apoyo logístico", y la segunda, es definir quién manda en situaciones operacionales.

En la mayoría de los países del mundo el tema de las fronteras, por las implicancias que tiene, se resuelve con legislaciones especiales adecuadas. Debiéramos abordar prioritariamente por este medio los problemas que aquí se han planteado.

Proveer adecuadamente a la seguridad y defensa de los ciudadanos es una responsabilidad indelegable del Estado y, por eso, responsabilidad del conjunto de las fuerzas políticas representadas en el Congreso. Es necesario que en él se encuentren los consensos, sin demagogias oportunistas, que les den sustento, consistencia y durabilidad a las políticas de reconstrucción de nuestro sistema de seguridad y defensa, que, por definición, excederán los mandatos de varias administraciones. Sin ingenuidad, sabemos que estos consensos no son fáciles, pero son necesarios.

El Poder Ejecutivo, continuando con el impulso inicial, podría dar un paso importante reglamentando, adecuadamente a los tiempos que nos toca vivir, la ley de reestructuración de las FF.AA. vigente pero incumplida.

Puede ser que así se le dé continuidad a este mecanismo iniciador en que se ha convertido el decreto presidencial sobre la labor que luego le corresponde al Congreso en la misión de reformular nuestros sistemas de defensa y seguridad.Así se empezaría a cumplir con el deber mayor que debe perseguir la alta política: hacer posible lo que es necesario.

Exministro de Defensa

sábado, 4 de agosto de 2018

Un triste consenso: la relegación presupuestaria de las FF. AA.

Por Luis Tonelli - Infobae.com
La degradación de las Fuerzas Armadas es transversal a la denominada “grieta” en la Argentina; se da tanto bajo gobiernos populistas como neoliberales. 
Por una cuestión presupuestaria, las Fuerzas Armadas han debido extender la vida útil de sus vehículos y maquinarias. Foto: Fernando Calzada
Por una cuestión presupuestaria, las Fuerzas Armadas han debido extender la vida útil de sus vehículos y maquinarias. Foto: Fernando Calzada

En una Argentina que se caracteriza por los vaivenes económicos y políticos, la política presupuestaria destinada a las Fuerzas Armadas ostenta un denominador común: todos los gobiernos han postergado no solo su modernización, sino siquiera su amortización y mantenimiento mínimo. Deficiencias que han tratado de ser paliadas voluntariosamente con el ingenio y la dedicación de sus integrantes, pero que también ha llevado a un deterioro institucional, con sus colaterales conocidos.

Irónicamente, se podría hablar de una política de (no) Estado, ya que hay continuidad, pero no para fortalecer la institución estatal, sino para degradarla. Lo cual resulta un tanto paradójico ya que, si en algo no hay consenso entre las posiciones políticas de un lado y de otro de la denominada "grieta", es acerca del lugar de las Fuerzas Armadas en la Argentina.

De un lado, persisten las heridas abiertas en los 70 con un rancio rencor y recelo mutuo que explica directamente la falta de interés por el reequipamiento militar. Pero eso debería revertirse cuando llegan al poder los que se sitúan mayoritariamente en la postura contraria y manifiestan una perspectiva más favorable a las Fuerzas Armadas. Aunque eso queda en palabras o en pequeños gestos, sin quedar convalidado en el Plan de Modernización Integral que demanda el factor Defensa en la Argentina.

¿Cómo explicar el "consenso" en la postergación de una recomposición presupuestaria de las Fuerzas Armadas si hay tanta disparidad en las posiciones entre un bando y el otro? La aparente paradoja tiene una explicación sencilla: en nuestro país el péndulo ideológico está neutralizado por el ciclo económico. Para decirlo en pocas palabras, "quienes pueden, no quieren" y "quienes quieren, no pueden".

Se podría hablar de una política de (no) Estado, ya que hay continuidad, pero no para fortalecer la institución estatal, sino para degradarla. Pero que esta situación se repita una y otra vez, nos habla de la presencia de factores estructurales subyacentes. Y es posible encontrar una relación entre ciclo político y ciclo económico, que cruza la dinámica de nuestra democracia a partir de su recuperación en 1983.

La dinámica económica ha alternado entre picos de rápido crecimiento, seguidos de abruptas caídas, que terminaron en profundas crisis económicas, políticas y sociales que desfiguraron el perfil igualitario que supo tener la sociedad argentina.

Los ascensos se producen siempre después de una crisis y se apalancan en dos factores que resuelven momentáneamente la típica escasez de dólares que han puesto siempre un límite al crecimiento argentino. O la presencia de tasas bajas internacionales, que llevan al país a endeudarse por un tiempo, o el aumento de la demanda y el precio de las commodities que exportamos, mientras dura un tipo de cambio alto entre el peso y el dólar.

El tiempo político

Pero este ciclo económico se corresponde con uno político, ya que después de una crisis sistémica, es el peronismo el que ha tomado las riendas del país. Así sucedió en 1989 y en la seguidilla de gobernantes desde 2001, hasta que se encontró una nueva estabilidad a partir de 2002, con las presidencias de Eduardo Duhalde y Néstor Kirchner. El peronismo, fuerte en el conurbano, en las barriadas más populares y en los sindicatos, controla la movilización desestabilizadora que se vuelve un factor clave para encontrarle un piso a la crisis.
Foto: Fernando Calzada.
Foto: Fernando Calzada.

La devaluación que sigue a la crisis coloca al país en superávit fiscal y de la balanza comercial. Eso en el 2003, fue acompañado de la suba extraordinaria del precio y de los volúmenes demandados y producidos de la soja. Pero tal como consignábamos en un artículo escrito en 2007 ("El retorno del conflicto en América Latina en 2010 una agenda para la región"), los gobiernos que tienen dinero proveniente de las commodities, desarrollan tanto una política populista como conflictiva, ya que necesitan generar un relato épico que justifique la extracción de parte de la plusvalía al sector agrario.

Relato que se ubica en la izquierda del espectro ideológico, y que en el caso del kirchnerismo, llevó a una sobreactuación del ideario setentista. De este modo, el crecimiento experimentado no tuvo un efecto positivo sobre el presupuesto de las Fuerzas Armadas, que quedaron colocadas "del otro lado de la grieta". Ni tampoco tuvo un correlato presupuestario el intento póstumo de recrear Fuerzas Armadas nacionales y populares. Lo que fue una tragedia en su momento, fue mera farsa.

En el plano de las coaliciones electorales, el peronismo, que es siempre fuerte en el conurbano y en las provincias interiores, durante el "asalto a las commodities" exhibe su fuerza en la movilización de los sectores populares en las orillas de la Ciudad de Buenos Aires. De allí el protagonismo alcanzado por los intendentes del conurbano durante las presidencias de Néstor Kirchner y luego de Cristina Fernández de Kirchner.
Las Fuerzas Armadas ahora no sufren de inclemencia ideológica, pero sí de las restricciones que dicta el ajuste económico. Foto: Fernando Calzada.
Las Fuerzas Armadas ahora no sufren de inclemencia ideológica, pero sí de las restricciones que dicta el ajuste económico. Foto: Fernando Calzada.

Sin embargo, los auges de la mano del peronismo siempre concluyen en el agotamiento del modelo, fundamentalmente por el establecimiento de un tipo de cambio alto, que siempre ha estado relacionado con los intentos hegemónicos que necesitan de un amplio apoyo popular. El "uno a uno", da la sensación a la clase media de estar viviendo el Shangri La, de ser un país del Primer Mundo (y visitarlo).

Esta situación es insostenible y lleva al deterioro de todas las variables, especialmente la escasez de dólares lleva a la instalación de mecanismos coercitivos que alienan al gobierno del apoyo de la clase media. Ante el comienzo del ciclo negativo, abundan las explicaciones de que lo que sucede es debido a la corrupción y despilfarro del gobierno peronista. Y el péndulo de la opinión pública comienza a moverse hacia el lado no peronista. El peronismo se divide, y las fuerzas no peronistas, fuertes en las grandes ciudades, y las más pequeñas del interior de la Pampa húmeda llegan al poder gracias al apoyo de la clase media baja que revierte su apoyo al peronismo. Pero siendo un problema estructural, los gobiernos no peronistas se ven imposibilitados resolver el problema entre las demandas por mantener el consumo alto y la realidad económica que demanda el ajuste, frente al problema del gasto público desbocado. Y así, pese a estar con un relato en las antípodas del anterior, nacional y popular, las Fuerzas Armadas ahora no sufren de la inclemencia ideológica, pero sí de las restricciones que dicta el ajuste económico.

Los extraordinarios 90

Una situación inédita se dio durante el menemismo. La crisis de 1989 abrió el espacio para reformas inéditas dentro de una apertura generalizada de la economía, aprovechando la presencia de capitales internacionales flotantes. Lo extraordinario de la cuestión es que fue el Peronismo quien viró sorprendentemente hacia el neo-liberalismo estableciendo una política de reconciliación con los que antes habían sido sus enemigos históricos.

También en el plano electoral el peso de la típica coalición peronista "conurbano-provincias interiores" pasó a quedar en manos de los líderes provincianos por sobre los líderes sindicales y del conurbano.
Avión Super Etendard. Foto: Gentileza Gaceta Marinera.
Avión Super Etendard. Foto: Gentileza Gaceta Marinera.

El presidente Carlos Menem, replicando el dicho "Nixon va a la China" (en el sentido que es solo la derecha quien puede tomar decisiones de izquierda, que la izquierda no pudo y viceversa) alineó al país en una senda de "relaciones carnales" con los Estados Unidos. También decretó indultos a los altos mandos militares y a los montoneros que habían sido condenados por juicios a las Juntas, llevados a cabo por el gobierno de Alfonsín.

Las Fuerzas Armadas llevaron a cabo importantes misiones de paz y tuvieron un cierto reequipamiento, pero paralelamente, Menem dio por finalizado el servicio militar obligatorio, a partir del asesinato del conscripto Carrasco en un regimiento de Zapala.

De todos modos, la convertibilidad entró en una fase insustentable a partir de las devaluaciones realizadas en países emergentes a partir de 1998, la economía entró en recesión y restricción del gasto, y en 2001, durante la presidencia de Fernando de la Rúa, todo el sistema colapsó.

De este modo, ni durante los auges, y menos durante las retracciones, las Fuerzas Armadas han podido escapar de la decadencia de su capacidad operativa. Problema que si bien es más evidente en ellas, se expresa como resultante en otras capacidades nacionales, que vuelven a la Argentina cada vez menos competitiva y al garete del contexto internacional.

Un concepto básico sobre "la defensa" es: "Mejor tenerlo y no necesitarlo, que necesitarlo y no tenerlo". A modo de ejemplo, la necesidad de contar con equipos para apagar los frecuentes incendios naturales de extendidas zonas. Visto, según la óptica militar, una solución seria para disminuir esta problemática, contar con  "la transferencia de camiones cisternas todo terreno -rezagos del US Army - adquiridos vía FMS o solicitar la cesión mediante donación mediante convenios entre gobiernos. Como vemos, aquí no hablamos de cazas supersónicos, ni de misiles antiaéreos transhorizonte, solo les presento un problema ecológico asociado a catástrofes medioambientales. Desafortunadamente, tampoco se evalúa este aspecto, siendo ademas parte de la nueva misión de las FFAA de asistir logisticamente a las comunidades aisladas eb el octavo pais mas extenso del mundo.(Jorge Elias)

viernes, 3 de agosto de 2018

La Vicepresidente Michetti señaló a Gobierno K cómplice de narcotráfico

Imagen relacionadaPor Edgardo Aguilera  - Ambito.com
 "En los últimos años el crimen organizado y el narcotráfico han avanzado en el territorio. En tan sólo un puñado de años con la impunidad de un poder político pervertido por dentro estas prácticas lamentables penetraron en nuestra sociedad".

La frase que todos entendieron que aludió a la gestión Kirchner, fue el inicio del discurso de la vicepresidente Gabriela Michetti ante los efectivos de la Gendarmería Nacional. Michetti y la ministra de Seguridad de la Nación, Patricia Bullrich, acompañadas por el jefe de la Gendarmería, comandante general Gerardo Otero, participaron del acto por el 80° aniversario de la fuerza federal en la Escuela de Oficiales "General D. Martín Miguel de Güemes" en la localidad de Ciudad Evita, partido bonaerense de La Matanza. 


También estuvieron los secretarios de Seguridad, Eugenio Burzaco, de Seguridad Interior, Gerardo Milman los jefes militares; del Estado Mayor Conjunto, teniente general Bari del Valle Sosa, del Ejército, general de brigada Claudio Pasqualini y de la Armada, vicealmirante José Villán, además de legisladores nacionales, jueces, fiscales y miembros del cuerpo diplomático.
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"Desde el día 1 de nuestra gestión fijamos como prioritaria la necesidad de implementar una política de seguridad moderna y acorde con las necesidades reales de la Argentina. Que sus representantes estén de su lado y que los mafiosos ya no tengan la última palabra", dijo Michetti.

A su turno Bullrich afirmó : "Estoy convencida de que después de un profundo análisis, logramos que comiencen a aparecer los resultados. El balance es positivo. Hoy la Argentina es reconocida por ganar batallas diarias contra el narcotráfico". Luego enumeró los operativos y los secuestros de estupefacientes realizados por los gendarmes en la frontera con países limítrofes. Cantidades que asombran y dan magnitud a una tarea que se vislumbra de larguísimo plazo. En este contexto podría entenderse la última iniciativa del Gobierno de otorgar un rol a las Fuerzas Armadas en misiones de apoyo logístico a las fuerzas federales de seguridad que son las encargadas del combate antinarcóticos. 
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El comandante general Otero, titular de la Gendarmería, expresó en su alocución que "la lucha contra el narcotráfico y el crimen organizado, la conformación del nuevo Comando Antiterrorista y el combate a las nuevas modalidades de delito informático figuran entre los objetivos centrales de la fuerza" y que "la única manera de combatir el delito es haciéndolo en conjunto. Debemos hacerlo entre todos, y no me refiero solamente a las instituciones de seguridad. Debemos entender la seguridad como un problema social que exige la presencia de muchos actores". Mencionó a las policías provinciales y a las de países extranjeros además de jueces y fiscales. Cauto, no citó las fuerzas armadas, la presencia de todos los jefes castrenses en el palco bastaba para dejar el mensaje evidente del nuevo armado cooperativo que se viene. 
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"Hoy el delito atraviesa las fronteras y, por eso, son tan importantes organizaciones, como Ameripol, Europol o Interpol" continuó Otero. Felicitó a todas las autoridades de policías extranjeras presentes quienes estuvieron en las deliberaciones de la XI Cumbre de la Comunidad de Policías de América (Ameripol) celebradas el miércoles pasado en la ciudad de Buenos Aires. Ese mecanismo internacional del que Otero es presidente congregó la voluntad de Argentina, Bolivia, Brasil, Ecuador y Panamá, con el apoyo de la Unión Europea y se firmó el Convenio de Cooperación Reforzada contra la Delincuencia Organizada, luchar sin fronteras contra el crimen transnacional. 

La Comunidad de Policías de América está compuesta por treinta y tres instituciones de veintisiete países y veinticinco organismos observadores. En otro párrafo de su discurso el comandante Otero afirmó que "Gendarmería siempre estuvo cerca del maestro, del partero y del enfermero, por citar algunos ejemplos. Tenemos la imagen del gendarme que lleva leña a un poblador y del gendarme que acerca un camión sanitario para ayudar al vecino. Eso es Gendarmería en estado puro. Somos una institución que se creó para dar una respuesta social". Agregó que "tenemos un plan hacia 2038, cuando Gendarmería cumplirá 100 años. Sin conocimiento, tecnología y control de gestión, la institución quedaría deambulando por cosas muy elementales. Nosotros estamos trabajando con método científico, con ciencias y especialidades que antes no se utilizaban, y elaboramos un sistema de trabajo". 
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Finalmente sostuvo: "Concibo a Gendarmería como una gran fuerza especial constituida por pequeñas fuerzas especiales. El máximo conocimiento, la mejor preparación de sus efectivos, la tecnología adecuada para llevar adelante su actividad y un expertise que parta de la base de un control permanente sobre esa gestión".

Macri atenta contra la industria naval

Por Pino Solanas - Infobae.com
Hace unas pocas semanas el presidente Mauricio Macri asistió en Mar del Plata a un encuentro con familiares de los tripulantes de los buques San Antonino, Repunte y Rigel, todos hundidos en los últimos años, donde aseguró que tenía la intención de renovar la flota pesquera. Luego fue consultado sobre la insistencia en comprar barcos en el exterior, en vez de construirlos en el Astillero Río Santiago, a lo que respondió que él creía que "al Astillero Río Santiago había que dinamitarlo".

Compartimos el repudio generado por las declaraciones del Presidente, que tuvo como reacción una amplia movilización y un acto que acompañamos el último viernes, en Ensenada, en defensa del astillero. Macri atenta contra la poca capacidad industrial con la que cuenta la Argentina, y pisotea cualquier intento de recuperar nuestra soberanía y reconstruir lo que alguna vez tuvimos.

Hace poco nos enteramos de que el Gobierno de Macri, tras dos años y medio de negociaciones, cerró, a través de compra directa, sin ningún tipo de licitación internacional, la adquisición a Francia de cuatro buques patrulleros marítimos clase Kership (?????) por un monto total de 330 millones de dólares, uno de los cuales ya tiene siete años de funcionamiento y los otros tres serán construidos íntegramente en el exterior.
Resultado de imagen para clase Kership,
Sin licitación, llave en mano, Macri compra a Francia cuatro buques que además son de un modelo en desuso. Francia decidió no seguir utilizando esta clase de patrulleros para su Armada, así como Naval Group (astillero francés) optó por discontinuar la clase Kership, en favor de la construcción de corbetas de la clase Gowind (????). Muchas otras nacionales han abandonado este tipo de embarcación (Kership) por resultar caros en relación con su capacidad. Junto con la República de Gabón en África, seríamos los únicos operadores en el mundo de este tipo de embarcación.
Resultado de imagen para clase Gowind
La construcción de cuatro buques patrulleros marítimos en el estatal Astillero Río Santiago costaría solo 220 millones de dólares, y generaría 1200 puestos de trabajo directos y 2400 puestos de trabajo indirectos durante cuatro años. El Astillero Río Santiago cuenta con una trayectoria y una experiencia en buques militares y de seguridad basada en la construcción de 14 buques para la Armada Argentina, incluyendo seis corbetas multipropósito clase Meko y el destructor misilístico Santísima Trinidad, (ver abajo) así como otros tres buques para la Prefectura Naval Argentina.
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El Estado Nacional incumple con la ley 27418 de Industria Naval sobre la cual trabajamos para su reciente aprobación en ambas cámaras del Congreso Nacional. Cuando el presidente Macri la promulgó, vetó dos artículos fundamentales que establecen los fondos de fomento para la reconstrucción de nuestra industria. Sin contar que dejó sin reglamentación 32 de los 42 artículos de la ley de Marina Mercante sobre la que también trabajamos arduamente para su aprobación.
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Es claro que este Gobierno atenta sistemáticamente contra cualquier intento por torcer el rumbo a esta nueva etapa de apertura económica indiscriminada. Apertura "al mundo" que nos lleva nuevamente al vacío, a una crisis social profunda que costará muchos años revertir.

El autor, necesita un asesor serio en materia de defensa, ya que hasta confunden las plataformas navales y avala centros de "militancia y vagancia politica". En total acuerdo con el necesario desarrollo de la industria naval, no hay que influenciarse en paradigmas desarrollo que oculta un falso patriotismo y honesto deseo de progreso. Condiciones que son avaladas por numeros ciudadanos autoctonos con caracteristicas de profunda amoralidad. Asimismo, no debe olvidarse que recien en el 2015, el actual gobierno pudo refinanciar la deuda con el Club de Paris, entre las cuales se hallaban adquisiones efectuadas en 1978 de material belico alemán (Jorge Elias). 

viernes, 27 de julio de 2018

El cambio de categoría en la relación bilateral Brasil-Estados Unidos

Resultado de imagen para Brasil-Estados UnidosPor Roberto García Moritán - @RGarciaMoritan - Infobae.com


Brasil y Estados Unidos están desarrollando una asociación tecnológica de particular intensidad. El tema viene siendo materia de consideración sustantiva de la agenda bilateral de la última década. 

Algunos hechos recientes, por su alcance estratégico, son particularmente relevantes. Uno es el posible joint venture entre Boeing, la principal empresa aeronáutica del mundo, con Embraer, la empresa industrial más innovadora del Brasil y clave del sector militar. Otro es el interés de Washington en hacer pie en el centro de lanzamiento de cohetes de Alcántara que permitiría transferencias tecnológicas espaciales al Brasil de características similares a las obtenidas por Israel y Corea del Sur. Un tercero está referido a la creciente participación estadounidense en las exploraciones petrolíferas en la plataforma marítima brasileña.

Resultado de imagen para Boeing + embraerEl acuerdo aeronáutico, además de trascendencia comercial, es también significativo al promover un polo dinámico de investigaciones de alta tecnología que podría extenderse, entre otros, a la industria automovilística, a la informática y a las telecomunicaciones. La fusión no incluiría, en principio, el área de defensa, aunque existen especulaciones que las dos empresas podrían crear un nuevo emprendimiento independiente para construir conjuntamente, por ejemplo, el avión de transporte KC 390 (para sustituir a los míticos Hércules), así como en lo que hace a la investigación, el desarrollo y la cadena de suministros. Tampoco se descartan otras iniciativas en materia de armamentos de última generación para proyectar al Brasil a la primera línea en el comercio de armas convencionales.

En lo que hace al tema espacial y cuestiones conexas, la utilización de la base de Alcántara, en el estado de Maranhao, por parte de la NASA y del Departamento de Defensa de Estados Unidos, permitiría a Brasil usar inicialmente, por lo menos, un 40% de las tecnologías espaciales norteamericanas tanto en materia satelital como en lo que hace al lanzamiento y la producción de cohetes balísticos. La ubicación, muy cerca de la línea del ecuador, es de gran ventaja para el lanzamiento de satélites a distintos tipos de órbita y aumenta la carga útil. El interés norteamericano también puede estar relacionado con que Brasil cuenta con el 95% de las reservas mundiales de niobio, fundamental para el aleado de acero de las naves espaciales y de los misiles intercontinentales.

Resultado de imagen para base de Alcántara, en el estado de MaranhaoEn materia petrolera, los acuerdos con el Departamento de Energía de Estados Unidos y con empresas, entre otras, Exxon Mobil, son indicativos de la importancia de los emprendimientos bilaterales para la exploración de algunas de las principales reservas marítimas de petróleo de Brasil. El polígono de explotación del Presal, una formación geológica en la plataforma continental debajo de la capa de sal del lecho marino, es considerado como uno de los mayores descubrimientos desde los del mar del norte. Las reservas están calculadas en aproximadamente 40 mil millones de barriles de crudo y se estima que habría 176 mil millones no descubiertas, según cifras de la Universidad Estatal de Río de Janeiro.
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Estos ejemplos de vinculación entre Brasilia y Washington, así como los treinta mecanismos de diálogo y consulta, además de los ejercicios Amazon Log 2017, muestran que la relación bilateral ha cambiado de categoría. El acuerdo de marzo del 2017, que establece un Marco para el Intercambio de Información (MIEA, por sus siglas en inglés) para el desarrollo de proyectos tecnológicos en el ámbito para la defensa es testimonio claro en ese sentido. Como lo es la apertura de productos estadounidenses para proyectos estratégicos de las Fuerzas Armadas del Brasil. El grado de esa cooperación trasluce una reorientación de variables geopolíticas por parte de Brasil, ampliando el abanico de socios internacionales que, hasta hace poco, se concentraba preferentemente en relaciones estratégicas en el ámbito regional o con otras agrupaciones como los BRICS.

miércoles, 25 de julio de 2018

Modernizar la defensa nacional requiere iniciativa, creatividad y más de cinco mandatos presidenciales

Por Martín Balza - Clarin.com
¿Cuáles son, ante el mundo, los espacios geopolíticos "apetecibles" de la Argentina? Falta instrumentar un sistema de defensa con objetivos concretos, y un plan de reequipamiento y reestructuración de las Fuerzas Armadas. Los peligros de la desinversión.
Una demostración en el Día del Ejército Argentino, el 29 de mayo pasado, en el Colegio Militar de la Nación de El Palomar, provincia de Buenos Aires (Luciano Thieberger)

En sentido lato, Defensa Nacional es la capacidad de garantizar de modo permanente los intereses vitales de nuestro país, y es deber ineludible por parte del Estado “proveer a la defensa común”, como lo expresa con claridad meridiana el Preámbulo de la Constitución Nacional.

Ello impone la integración y la acción coordinada de todas las Fuerzas de la Nación para la solución de aquellos conflictos que requieran del empleo de las Fuerzas Armadas. Su finalidad es garantizar de modo permanente la soberanía e independencia de la Nación y su integridad territorial.
En octubre pasado se presentaban, en Córdoba, cuatro de los doce aviones Beechcraft T-6C Texan II, adquiridos por la Argentina para el entrenamiento de aviadores. Sin embargo, muchos expertos en Defensa remarcan que estas medidas son insuficientes (DyN/Gentileza).
En octubre pasado se presentaban, en Córdoba, cuatro de los doce aviones Beechcraft T-6C Texan II, adquiridos por la Argentina para el entrenamiento de aviadores. Sin embargo, muchos expertos en Defensa remarcan que estas medidas son insuficientes (DyN/Gentileza).

La soberanía es la esencia de nuestra convivencia. Ningún organismo internacional o multinacional puede garantizarla de manera confiable. La ausencia de certezas indica que ningún país es ajeno a los riesgos y amenazas que acometen al mundo, por lejanos o insólitos que hoy se perciban.

Ello impone un supuesto teórico de planeamiento a partir del cual el Estado prepara su instrumento militar, adoptando una estrategia para la determinación de capacidades, la preparación de los medios y su conducción. 

Este supuesto suele también denominarse hipótesis de conflicto o escenario de empleo, y resuelve para la estrategia nacional y para la estrategia militar dos problemas complejos que requieren de un cuidadoso análisis.

Estos son: la predicción y la asignación de prioridades. Quienes con miopía afirman la inexistencia del expresado supuesto, ignoran que la razón de ser de las Fuerzas Armadas no responde a la eventualidad de un conflicto determinado, sino que su existencia radica en tanto y en cuanto existe el Estado, del cual constituyen un atributo insustituible y que hay también escenarios de empleo y objetivos estratégicos esenciales a proteger.

Según Eric de la Maisonneuve, no es necesario buscar escenarios posibles en los “tratados de polemología, pues se desarrollan frente a nuestros ojos a escala natural”.

En nuestro caso, y muy sintéticamente, son: la Patagonia, apetecible, vacío y desprotegido espacio geopolítico; joya de materias primas. El quinto litoral marítimo del mundo, con más de 6.800 km de costas, de impredecibles recursos, de una vulnerable y desprotegida riqueza ictícola y su proyección hacia la Antártida y hacia las Malvinas con una disputa de soberanía no resuelta. El Acuífero Guaraní, tercer reservorio de agua dulce del mundo, con 250 mil km² en nuestro país.

A pesar de las decenas de directivas que por décadas se confeccionaron en los Estados Mayores, de leyes y decretos vigentes, desde mediados del siglo pasado no se instrumenta un serio y efectivo sistema integrado de Defensa Nacional en torno a definiciones, objetivos y misiones concretas.

Tal sistema excedería los tiempos de cualquier gobierno, requeriría continuidad y una mirada desideologizada de corto, mediano y largo plazo, y debería estar garantizado mediante un compromiso refrendado por las principales fuerzas políticas.

Lamentablemente, desde hace más de medio siglo, la conducción política de las Fuerzas Armadas privilegia -en mayor o menor medida- sus decisiones con consideraciones políticas e ideológicas.

Se suma a esto que, desde el advenimiento de la democracia, fue evidente la desatención, destrato y marginación a que fueron sometidas, lo que originó -particularmente en las dos últimas décadas- una notoria y peligrosa desinversión que afectó la logística, el adiestramiento y la operatividad del instrumento militar. Peligroso debilitamiento y desarme unilateral. Su estado actual no permite dar una eventual respuesta a la protección de los escenarios señalados. La desprotección es notoria, por lo demás, irrefutable.

A pesar de ello, es evidente la motivación de todos sus miembros (oficiales, suboficiales y soldados), el abnegado espíritu de cuerpo, entusiasmo profesional, alta moral y vocación de servicio que se mantienen, soslayando la incomprensión y el escarnio a que fueron sometidos en treinta y cinco años de democracia.

Y, dada la cercanía territorial, no puedo obviar referirme al ejemplar caso de Chile que, habiendo tenido en el pasado un proceso político similar al nuestro, su dirigencia política —de distinto signo ideológico— respetó a sus Fuerzas Armadas, no las sometió al escarnio político y no obvió avanzar en el marco de la justicia, pero sin odio, sin rencor y sin venganza. Sus Fuerzas, desde el punto de vista logístico, operativo y profesional, son actualmente unas de las más destacadas de Latinoamérica.

Se muestra vehementemente reprochable ver y escuchar, en los tiempos que corren, que una funcionaria exprese públicamente que “… es necesario insertar a los militares en la democracia”, soslayando que esa inserción se materializó en un cruento enfrentamiento interno acontecido el 3 de diciembre de 1990.

También se evidencia censurable que, otros, aseguren que al no existir ninguna hipótesis de empleo del instrumento militar, no hay nada que planificar y podemos prescindir de ello. Peligrosa e irresponsable miopía, rayana, no sólo en lo absurdo y trágico, propio del adjetivo denominado kafkiano, sino también constitutivo de un impropio desconocimiento del incierto contexto internacional.

Es imprescindible e impostergable iniciar un plan de reequipamiento, redespliegue y reestructuración de nuestras Fuerzas Armadas, a fin de dotarlas -en el accionar militar conjunto- de una capacidad de disuasión creíble que prioritariamente posibilite desalentar amenazas a los intereses vitales de la Nación, y cumplir con otras misiones secundarias.

Recursos no faltan, si se procede con creatividad e iniciativa en un proceso de modernización que demandará más de cinco mandatos presidenciales. No olvidar que la prevención es paradigma de acción, y es preferible ser criticado por prevenir que aceptar, torpemente, ser elogiado por privilegiar la vulnerabilidad y la indefensión.

* Martín Balza es ex Jefe del Ejército Argentino. Veterano de la Guerra de Malvinas y ex Embajador en Colombia y Costa Rica

Qué hacer con los militares, el debate que siempre vuelve

Resultado de imagen para que les impide a las Fuerzas Armadas intervenir en conflictos internosPor Joaquín Morales Solá - LA NACION

¿Debe preservarse el consenso democrático (y el cuerpo legal) de 1983 que les impide a las Fuerzas Armadas intervenir en conflictos internos? Sí, desde luego. ¿Deben imaginar los gobernantes el rol que tendrán los militares en el siglo XXI, con desafíos que no figuraban en los años 80, después de más de tres décadas de indiferencia política hacia los uniformados? Sí, también.

El margen de acción y la obligación de cambiar deja un estrecho sendero por el que debe caminar la dirigencia política. Mauricio Macri comenzó a transitarlo el lunes y provocó un escándalo entre sus opositores, algunos porque creyeron ver genuinamente un regreso de los uniformados a la resolución de los conflictos internos y otros porque eligieron recurrir a la crítica demagógica. Es cierto que el Presidente usó demasiado ligeramente el término "seguridad interior", sin explicar muy bien en qué consistía semejante alusión referida a los militares.

Lo cierto es que, por ahora, el Gobierno modificará un decreto reglamentario de la ley de defensa nacional de Néstor Kirchner, que a su vez cambió el decreto reglamentario de Raúl Alfonsín. El decreto de Alfonsín, de los años 80, estipulaba que las Fuerzas Armadas solo podrían intervenir ante casos de agresión externa. Punto. Kirchner modificó ese decreto con otro decreto y agregó que los militares actuarían solo en casos de agresión de "ejércitos de Estados extranjeros".

El decreto de Kirchner dejaba afuera, por lo tanto, los casos de terrorismo internacional, de narcotráfico y de ciberataques provenientes del exterior, como son casi todos los ciberataques. El decreto de Macri reinstalará el de Alfonsín, que permite encarar los fenómenos que no estaban hace treinta años, pero a los que les cerraba la puerta el decreto de Kirchner.

Llama la atención que los primeros escandalizados hayan sido los kirchneristas. Durante su presidencia, y en una cena de camaradería de las Fuerzas Armadas, Cristina Kirchner anunció la necesidad de darles nuevas funciones a los militares. Pocos días después nombró jefe del Ejército al general César Milani, que en el acto colocó a esa fuerza "al servicio del proyecto nacional y popular". Cristina y Milani rompieron a la vista de todos los consensos de 1983, entre los que figuraba la neutralidad política de las Fuerzas Armadas.

La entonces presidenta avanzó aún más y depositó en Milani el control de los servicios de inteligencia, lo que convirtió al militar -ahora preso por delitos de lesa humanidad presuntamente cometidos en los años 70- en el hombre fuerte de las Fuerzas Armadas. La incursión de Milani en la inteligencia interna violó dos leyes: la de defensa nacional y la de seguridad interior.

Hay que descartar, desde ya, que el Gobierno esté pensando en usar las Fuerzas Armadas para reprimir el conflicto social o para patrullar las calles en busca de delincuentes. Eso no ha sucedido nunca en casi 35 años de democracia, aunque la paranoia real o simulada de la izquierda vuelve cada tanto con el mismo fantasma. Los militares no podrían nunca intervenir en los conflictos sociales porque sencillamente no saben hacerlo. Aunque todos usen uniformes, no todos los uniformados hacen lo mismo.

El tema que más suspicacias provoca es el de la incorporación de las Fuerzas Armadas a la lucha contra el narcotráfico. Hay (por así llamarlas) dos doctrinas al respecto. Una es la del general Martín Balza, exjefe del Ejército, quien dijo en su momento una frase que sintetiza la posición de no pocos militares: "Ningún general soportaría un cañonazo de un millón de dólares". Lo que esa corriente militar plantea es el temor a que la corrupción, inherente al narcotráfico, termine por contaminar también a los militares.

En los dos países más importantes de América Latina, México y Brasil, los gobiernos han recurrido al Ejército para enfrentar el narcotráfico. En México, la experiencia no ha sido buena y muchos militares terminaron corrompidos. En Brasil, el Ejército se usa para cuestiones muy puntuales, no para una tarea constante contra los narcotraficantes, y hasta ahora no hubo denuncias de complicidad con el narcotráfico.

La segunda teoría la expresa Horacio Jaunarena, exministro de Defensa de Alfonsín, De la Rúa y Duhalde. Según Jaunarena, "la respuesta del Estado debe ser proporcional a la agresión"; esto es, el Estado debe usar sus ejércitos si los narcotraficantes tienen el despliegue y el armamento de un ejército. "A un ataque con bombas y morteros el Estado no puede responderle con gases lacrimógenos", suele decir Jaunarena.

Entre esas dos posiciones extremas, ¿en qué lugar se ubica Macri? Su gobierno no imagina, en verdad, un plan de lucha frontal de los militares contra el narcotráfico, pero sí estima conveniente su actuación solo en los casos en que narcotraficantes intenten conquistar una parte del territorio nacional.

El aporte a la "seguridad nacional" en relación con el narcotráfico será más bien con el apoyo logístico, el traslado de fuerzas de seguridad, el control de las fronteras o la detección cibernética de las acciones de los traficantes de droga. Esto obligará a una modificación sustancial, sobre todo en el Ejército, del despliegue geográfico de sus cuarteles. Ubicados según las viejas hipótesis de conflicto, las supuestas guerras con Brasil y Chile, ya no sirven de nada en una región en la que prevalece la paz entre los vecinos. El Gobierno se propone vender y comprar tierras y cuarteles, algunos de estos últimos serán compartidos por el Ejército y la Fuerza Aérea. Entre los proyectos también está la construcción de una enorme y moderna base logística en Ushuaia, el último puerto antes de la Antártida. Una parte sería ocupada por la Armada para la custodia de la enorme riqueza ictícola del país. El resto se destinaría a buques de transporte y de turismo.

Los preparativos para una guerra cibernética están también entre los planes. En los últimos tiempos se han vivido experiencias de incursiones cibernéticas que influyeron decisivamente en elecciones de países muy avanzados en tecnología informática. El ciberespacio y el terrorismo internacional están también muy relacionados. La Argentina ha sufrido ya dos monumentales atentados del terrorismo internacional: el que destruyó totalmente la embajada de Israel y el que voló la sede de la AMIA.

El gobierno de Macri tiene casi terminado con Israel un acuerdo de compra de equipos informáticos de última generación. Una novedad importante es que se está negociando con Chile un acuerdo para una acción conjunta argentino-chilena en el patrullaje del ciberespacio. No deja de ser, además, un gesto político elocuente: la vieja hipótesis de guerra con el país vecino se convierte en una alianza para enfrentar a un enemigo común.

La negociación con Chile configura dos progresos. La paz definitiva con un país vecino, en primer lugar. Y la aceptación implícita de que los métodos de las viejas guerras fueron reemplazados en el mundo de hoy por guerras con otros modos, otros protagonistas y también otras armas.

El consenso democrático de 1983 no debe olvidarse. Los militares no están para resolver conflictos internos, que son responsabilidad de la política. Esta es una parte inmodificable de la verdad. La otra parte es que el significado de la seguridad cambió en el mundo y que los militares pueden hacer un aporte a los nuevos desafíos, sin que ello implique cambiar la vieja doctrina ni el espíritu de los que refundaron la democracia. En cuestiones de tal magnitud la demagogia debería quedar fuera de la discusión, por lo menos para los que todavía sueñan con volver al poder.

Volviendo a la letra y el espíritu de las leyes que regulan la defensa nacional

Resultado de imagen para Fabián CallePor Fabián Calle - Infobae.com
Luego de varias semanas de especulaciones, varias de ellas apocalípticas tanto sea con buena o mala intención, a partir del martes 25 de julio se pudo acceder oficialmente a las breves páginas del decreto 683 que deroga y reforma el decreto 727 del año 2006 que daba el marco general para el empleo de las Fuerzas Armadas. ¿Qué surge de una desapasionada lectura? Básicamente un regreso más fiel a la letra y el espíritu de las dos leyes nacionales que con amplísimo consenso sancionó el Congreso durante los gobiernos de los presidentes Raúl Alfonsín y Carlos Menem. Con un fuerte sentido común, estas preveían el empleo de las Fuerzas Armadas como respaldo logístico y operacional de las Fuerzas de Seguridad y policiales, en el caso de que fuesen sobrepasadas por los actores, estatales o no estatales, que disrumpieran la seguridad y la soberanía de la nación.

Dado que nuestro país cuenta con tres fuerzas federales dotadas de buenas capacidades humanas y materiales, el recurso a los militares fue visto y es visto como algo puntual y de última instancia en lo que hace al empleo de la fuerza. El decreto 727 del 2006 asumía una postura centrada exclusivamente en el empleo de la fuerza militar en caso de que hubiese un ataque por parte de un Estado nación. O sea, enemigos con bandera, marcha, uniforme, código postal y asiento en las Naciones Unidas. Un mensaje no precisamente amigable para nuestros vecinos. Más aún con la retórica de la gran patria bolivariana imperante en esos años (perdón por la omisión, general San Martín). El contra-argumento podía ser que las hipótesis de conflicto no eran Brasil, Chile, Paraguay, Bolivia y Uruguay, sino el Reino Unido por Malvinas y, si dejamos volar más el realismo mágico, una invasión de los Estados Unidos ansioso de controlar nuestros recursos naturales. De ser así, no se potenció ni el poder naval, ni el poder aéreo, ni el misilístico, etcétera, para un eventual choque con los británicos.

El uso y abuso de retórica nacionalista en cuentas de Twitter, Facebook y dibujitos animados nacionales no cambiaron nunca la ecuación estratégica de Londres. Sus gobernantes se harían, reformulada, la misma pregunta que le hizo Stalin a su canciller Molotov cuando este le transmitió críticas del Vaticano. ¿Cuántas divisiones tiene el Papa? En el caso de que nuestra hipótesis de conflicto interestatal westfaliano del decreto del 2006 haya sido Washington, no se tomó ningún recaudo para transformar a nuestros militares en fuerzas irregulares especializadas en guerra asimétrica para hacer frente al mejor estilo VietCong o talibanes a la abrumadora maquinaria bélica convencional de los Estados Unidos. Ergo, palabras que no se traspolaron en hechos concretos. Nacionalismo redentista sin dientes ni garras.

Sí cabe reconocer que el decreto de esa época fue coherente y funcional al acercamiento acelerado y creciente a la izquierda que un caudillo peronista provincial tradicional como Kirchner y con óptima relación con los militares de Santa Cruz durante sus gobernaciones decidió implementar a partir del 2003, pero en especial desde el 2005, choque con Bush mediante en Mar del Plata y Hugo Chávez y sus petrodólares comprando bonos argentinos. Cuando debía consolidar su autonomía y ruptura con el ex presidente Eduardo Duhalde que lo ayudó de manera decisiva a llegar al poder. En otras palabras, coherente con las necesidades de política doméstica del momento pero no así para la defensa nacional.

Yendo al nuevo decreto publicado finalmente esta semana, se mantiene de manera ortodoxa dentro del marco dado por las leyes antes mencionadas. Sí cambia la barrera pétrea al eventual empleo de las capacidades de las Fuerzas Armadas en tareas de apoyo frente a actores no estatales presente en el decreto firmado hace 12 años. No obstante, durante su vigencia, el anterior gobierno llevó a cabo acciones como Fortín y Escudo Norte, en las que las Fuerzas Armadas y en especial el Ejército actuaron colaborando con las Fuerzas de Seguridad en materia de lucha contra el narcotráfico y otras actividades delictivas de actores no estatales. El decreto del 2006 de más está decir que no impidió ni dificultó la estrecha relación del poder político de turno con sectores del Ejército en el marco de las pujas dentro del mundo de la inteligencia que generó el memorándum de acuerdo con Irán.

Sin duda, desde el regreso al orden constitucional, en 1983, la dirigencia política argentina ha desarrollado un plexo normativo amplio y detallado en el área de la defensa nacional y seguridad. Con grandes consensos parlamentarios, se votaron leyes relevantes en 1988, 1992, 1998 y 2001. En el 2006, el decreto 727 y ahora el nuevo 683 que reglamenta la ley de defensa nacional. Que, como vimos, se adapta más a los estándares que tienen la mayoría de los países del mundo, entre ellos, nuestros vecinos de la región sudamericana. Incluyendo los autodenominados "bolivarianos". Desde ya, sin caer en casos extremos como la abierta y activa intervención militar en la vida política y económica de Venezuela.

Es llamativo, si bien comprensivo por la presencia de filtros ideológicos y dobles estándares, que algunos sectores políticos y académicos argentinos que son fóbicos a cualquier cosa que esté relacionada con las Fuerzas Armadas argentinas mantengan un ensordecedor silencio con lo que ocurre en este plano en el país caribeño. En otras palabras, si en algo hemos invertido en el campo de la defensa, es en normas, papeles, tinta, palabras y seminarios. La gran tarea pendiente es ir a lo concreto y material. Un paso no menor para los gobernantes y la sociedad argentina de los próximos 10 años.

lunes, 23 de julio de 2018

No hay tres fuerzas aéreas

Resultado de imagen para No hay tres fuerzas aéreasPor Luis Franco - Infobae.com
El lunes el presidente Mauricio Macri presentaría un plan para las fuerzas armadas argentinas que se desarrollaría a lo largo de cinco años. Aunque no hay certezas, el ministro de Defensa dijo en diversas oportunidades que el país tiene tres fuerzas aéreas, lo cual es un error conceptual, ya que hay una sola Fuerza Aérea Argentina y las otras dos fuerzas armadas —el Ejército y la Armada— solo poseen aeronaves para tareas tácticas.

Un poco de historia

La aviación militar argentina nació el 10 de agosto de 1912, en el seno del Ejército Argentino, al crearse la Escuela de Aviación Militar. Desde sus comienzos, la aviación militar estuvo separada de la aviación naval por una sencilla razón, las misiones de ambas eran diferentes: la Aviación de Ejército fue concebida como un arma más del Ejército, mientras que la aviación naval se desarrolló de acuerdo con las particularidades de la guerra en el mar. La Aviación del Ejército fue evolucionando conforme a la tecnología y al pensamiento estratégico vigentes hasta que, en 1937, se creó el Comando de Aviación de Ejército. En todo el mundo el poder aéreo adquirió mayor relevancia hasta ser un factor trascendental en el campo de batalla. El desenlace de este proceso fue la creación del Comando en Jefe de Aeronáutica, el 11 de febrero de 1944, que reunió todas las dependencias militares relacionadas con la aviación, excepto la Aviación de la Marina de Guerra. Así nació realmente Fuerza Aérea Argentina (FAA). La nueva fuerza se concentró en la proyección del poder aéreo, para ello adoptó el enfoque estratégico de doblegar al enemigo atacando sus principales recursos conforme a las teorías de poder aéreo de la época y relegó roles tácticos como apoyar al ejército.

El surgimiento de las fuerzas aéreas no fue un fenómeno argentino, sino mundial. Aquellas aviaciones que progresivamente se constituyeron en una fuerza armada, se enfocaron en la búsqueda de la victoria a través del poder aéreo, en consecuencia, volcaron allí sus presupuestos, lo que a su turno significó que el apoyo táctico a las tropas en tierra fuera una misión secundaria. Con el tiempo, se observó que las operaciones en tierra no contaban con los medios adecuados. Esta situación obligó a los ejércitos a desarrollar unidades de aviación dedicadas a satisfacer todas aquellas necesidades que sus fuerzas aéreas dejaron de cumplir. Es así que, a poco de crearse la FAA, el Ejército incorporó aviones livianos para dirigir el fuego de su artillería de campaña y aviones de transporte para lanzar sus unidades de paracaidistas.

La razón de ser de una fuerza aérea es proyectar poder aéreo estratégico sobre un enemigo. La razón de ser de una aviación de ejército es apoyar al soldado desplegado en tierra.

Ante esa situación, se creó, el 17 de noviembre de 1956, el Comando de Aviación de Ejército dentro del Ejército Argentino y se estableció un programa de equipamiento sobre la base de helicópteros —un recurso que resultó fundamental y alcanzó su madurez en la década del 60— y también aviones.

Malvinas y sus lecciones

Para 1980, el Ejército Argentino contaba con un Batallón de Aviación de Combate equipado con una moderna flota de helicópteros y una Compañía de Aviación con aviones de comando y enlace, y de transporte aéreo logístico (responsable de servir a la fuerza en proximidades de la línea del frente allí donde, por doctrina, las unidades de transporte aéreo táctico de la FAA no operarían). Este tipo de unidades permiten a la conducción terrestre incidir rápidamente (en horas, no días) en una operación en desarrollo. Esta es otra gran razón por la cual la mayoría de los ejércitos tienen unidades de aviación orgánicas: operan directamente de acuerdo con las prioridades del ejército. Conceptualmente, la aviación de ejército es un subsistema integrado a un sistema mayor para la ejecución de misiones tácticas (no estratégicas), lo cual permite al "sistema ejército" funcionar eficientemente. Los ejércitos modernos se contrajeron en tamaño durante los últimos 25 años gracias a la posibilidad de multiplicar la potencia de los regimientos, saltando por sobre los accidentes geográficos del terreno, prescindiendo de las vías de comunicación tradicionales y extendiendo su capacidad para detectar y doblegar las fuerzas enemigas antes que puedan desarrollar sus planes.

Contar con aviación de ejército permite al Ejército incidir rápida y decisivamente en las operaciones que desarrolla. Al ser medios terrestres, se emplean de acuerdo con las prioridades de la conducción terrestre.

En Malvinas, el uso táctico de prácticamente todo el Batallón de Aviación de Combate 601, dadas las limitaciones que impuso la geografía de las islas, demostró que el criterio de tener medios aéreos propios es el adecuado. Una de las enseñanzas más firmes que obtuvo el Ejército de aquel conflicto, y la que guió su evolución posterior, fue la necesidad de incrementar la cantidad y la magnitud de sus organizaciones de aviación. Por eso, desde 1986 hasta principios de 2000, se adquirieron 29 helicópteros de distintos modelos. Esta incorporación de aeronaves permitió desplegar pequeñas fracciones en todo el país, lo que facilita no solo el apoyo a las tropas, sino también proporcionar una rápida respuesta a la comunidad en el caso de catástrofes naturales. Los aviones comprados en los últimos años permitieron al Ejército recuperar la capacidad para realizar evacuaciones aéreas de pacientes, transporte de cargas urgentes para las tropas desplegadas y reasumir la misión de adiestrar a sus unidades de paracaidistas.

Por su parte, después de una destacada actuación en el conflicto con su aviación de ataque y también con sus helicópteros, la Armada continuó incorporando aviones para patrullaje marítimo (en la paz, útiles para patrullar el amplio litoral marítimo) y helicópteros que integran la dotación de sus buques, los que por su naturaleza son operados por marinos especialmente adiestrados.

La Fuerza Aérea orientó sus compras a potenciar su flota de helicópteros, los que son empleados para la búsqueda de tripulaciones derribadas, y también en misiones de paz.

¿Qué pasaría si todos los medios se concentran en una sola fuerza?

Periódicamente surge la idea de concentrar todos los medios supuestamente afines en una sola fuerza, por caso, la FAA; todas las embarcaciones y los buques en la Armada y todo lo que no vuela ni navega en el Ejército, se argumenta que esto permitiría ahorrar recursos, lo cual no es necesariamente cierto. En la guerra las operaciones de las fuerzas armadas tienen que estar coordinadas, sin embargo, cada una tiene un rol distinto y las necesidades tácticas demandan, como se ha dicho, que cada fuerza disponga de medios aéreos específicos para lograr los objetivos estratégicos que junto con las demás fuerzas debe alcanzar.

Cuando se habla de centralizar los medios supuestamente afines, no se tiene en cuenta que cada fuerza tiene una idiosincrasia y un espíritu de cuerpo particular con las organizaciones propias, compuestas por personal identificado con estas y conocedores de la forma de empleo de sus camaradas de armas. La experiencia bélica mundial señala que mezclar individuos de tropa de diferentes orígenes en una sola fracción orgánica no ha resultado; se deben integrar organizaciones y medios, no individuos; el elemento mínimo de integración de tropas es la unidad (un regimiento, buque, escuadrón aeromóvil), en las que sus integrantes han desarrollado espíritu de cuerpo, conocimiento mutuo entre ellos y experiencia de trabajo en equipo para enfrentar situaciones de alto riesgo que pueden implicar pérdidas de vidas.

En la Argentina existe una sola fuerza aérea y así debe ser, las otras dos fuerzas solo tienen organizaciones y medios que se desplazan por el aire, pero que son intrínsecamente propios y parte indivisible de cada una de ellas y su concentración en una sola fuerza afectaría seriamente su efectividad. En otras palabras: es posible que en un conflicto futuro el hecho de que cada fuerza tenga aeronaves no asegure la victoria, pero es más que seguro que el no tenerlas contribuirá a la derrota.

El autor es licenciado en Ciencias Políticas, máster en Economía y Ciencias Políticas, fue oficial del Ejército Argentino y piloto militar.

lunes, 16 de julio de 2018

Puerto Rosales: la visión de ser actores del desarrollo

Puerto Rosales: la visión de ser actores del desarrolloPor Guillermo Burgos / Delegado en Puerto Rosales - La Nueva
La región cuenta con recursos portuarios, de Zona Franca, humanos y logísticos como para ser protagonista de la transformación que se avecina.

Estamos localizados en un punto geográfico vital para la provincia de Buenos Aires. Podemos ser el mayor hinterland de la Argentina si pensamos en puertos, zonas francas o subzonas aledañas y espacios libres muy provechosos para áreas de logística.

El momento es el mejor en relación a la  importancia que los diferentes organismos de Nación y la Provincia le están dando a esta región, reforzado esto con gestiones portuarias y de ZF que avalan a este enfoque gubernamental, donde se busca trabajar en simultáneo y coordinado con los Municipios, Aduana, Migraciones, Senasa, Prefectura, Armada, esencialmente.

 Hemos trabajado en conjunto recibiendo a empresas con predisposición a trabajar en el sudoeste bonaerense en virtud de una combinación muy propicia a los negocios y al Comex que es la suma ZF + puertos + espacios de logística y transferencias, combinación muy necesaria para bajar los costos, principal exigencia hecha por los empresarios.

Tenemos muy buen contrato de dragado en el estuario que permite operación amplia, el mismo ya en fase de la segunda campaña de este año, esto posibilitado por la ley 11.414 que delega la tasa de vías navegables, destinada a este fin del dragado y balizamiento en esta zona, llevado adelante por el CGPBB.
Resultado de imagen para Puerto Rosales:
Los Puertos y la Zona Franca deben seguir apuntando a un trabajo en conjunto para facilitar la llegada de clientes que operen en esta región. Aquí la posibilidad de disponer de Puertos (CGPBB y Puerto Rosales) y Zona Franca (Bahía Blanca + Coronel Rosales) es un factor que nos diferencia de la mayoría de los nodos logísticos argentinos, esta notable herramienta podrá contribuir a ser más competitivos en el país.

Con la demanda que generará el petróleo y gas de Vaca Muerta nuestro sistema portuario, por su proximidad, contará con la posibilidad de crecimiento exponencial junto a la ZF, subzonas y los mecanismos legales que habiliten este desarrollo. Asimismo, la ZF y los Puertos hoy apoyan a la recuperación del transporte vía férrea del Tren Norpatagónico y sus ramales de la región, sumándose como base al intermodalismo, requerido como combinación de transporte de cargas. 

Estoy convencido que las compañías navieras o petroleras con la explosión de Vaca Muerta, el movimiento de energías renovables, los avances en el polo petroquímico y la producción del sudoeste bonaerense, van a generar un interés por la creciente demanda para mejorar las frecuencias marítimas y motivar mejoras en la infraestructura existente en nuestros puertos.

El Sudoeste bonaerense tiene una oferta productiva para pensar en exportar desde la región, dándole valor agregado para ser más competitivos con el uso de herramientas propias como la zona franca y nuestra obligación de bajar los costos de fletes marítimos para llegar al mundo en tiempo real y con costos competitivos.

El intercambio directo con los países árabes o asiáticos no tiene que ser una utopía y en eso debemos trabajar para que con productos de la región como la pesca, acuicultura, alfalfa, trigo, miel, oliva y nuestras carnes estemos presentes en los mercados mundiales. 
Así como es necesaria la inversión en infraestructura portuaria también es fundamental obtener una modificación de la legislación vigente para que nuestra ZF pueda ser más competitiva y ampliar sus funciones, favoreciendo a todo el sistema productivo de esta región del SO bonaerense. 

Las posibilidades que ofrece Vaca Muerta no deben ser solamente logísticas, sino también deben poder ofrecer servicios de calidad a partir del aprovechamiento de nuestras herramientas como los puertos y las zonas francas, ya que debemos incorporar servicios de reparación de buques así como servicios de reparación o puesta a punto de equipos de perforación petrolera como parte de la oferta regional.

 El sistema portuario acompaña y apoya al trabajo actual del Ente Zona Franca para impulsar el debate y sanción de una legislación más competitiva, para poder prestar servicios, mejorar en costos y producir también para el mercado interno. 

Tenemos recursos humanos a nivel portuario y de ZF muy capacitados para encarar el desafío profesional y logístico que se avecina.

sábado, 14 de julio de 2018

La Argentina no es la Argentina sin poder militar

Por Horacio Sánchez Mariño y Eduardo Gassino* - Infobae.com
A pesar de la poca probabilidad de un conflicto interestatal en el corto plazo, la dirigencia debe considerar a la Defensa como una inversión, y no como un gasto. 
El Ejército, durante un ejercicio de ataque y conquista de objetivo. Foto: Archivo DEF.
Desde hace décadas, se viene escuchando que no se cierne ninguna amenaza militar sobre la Argentina. Entonces, ¿para qué tener fuerzas armadas? Esta es la gran pregunta en el debate político militar. La afirmación sobre la ausencia de amenazas es muy discutible; sin embargo, tomándola como cierta, la respuesta es simple: las Fuerzas Armadas deben asegurar la proyección del poder del Estado hasta el último rincón de aquellos espacios que reclama como suyos. En otras palabras, deben asegurar la integridad territorial y los intereses vitales inherentes a la existencia misma del Estado.

Para comprenderlo, es esencial ampliar el horizonte temporal sobre la evolución de las fronteras, tanto hacia el pasado como hacia el futuro. ¿Qué edad tienen las fronteras nacionales tal como las conocemos? Podríamos remontarnos a 1902, con la firma del Tratado de Límites con Chile, sin contar los "retoques" que casi nos llevan a una guerra en 1978 por el tema del Beagle. Luego, la visión de un estadista que firmó el Tratado de Paz y Amistad con el país hermano ocluyó las posibilidades bélicas. Sin embargo, ¿cómo evolucionaron las fronteras de los países europeos en los últimos ciento cincuenta años? Alemania se unificó después de la guerra franco-prusiana en 1870 y se dividió al final de la Segunda Guerra Mundial. En 1990, se unificó nuevamente. Yugoslavia estalló con la tercera guerra de los Balcanes, Georgia perdió Osetia del Sur y Ucrania perdió Crimea recientemente.

Así como el lenguaje es susceptible de interpretarse de manera diferente con el paso del tiempo, los tratados de límites también. Los límites son una convención que está muy lejos de ser pétrea, sobre todo cuando impera la debilidad en los Estados. Polonia es el caso citado habitualmente, si recordamos al pasar que su decisión de no modernizar sus fuerzas armadas facilitó a Hitler la decisión de invadirla. El resultado es conocido.

Si extendemos la mirada hacia el futuro, nos preguntamos si alguien puede asegurar que los límites de la República Argentina serán los mismos dentro de cien años. Una respuesta positiva solo podría fundamentarse en la voluntad de sostener estos límites, si el Estado dispone de la última ratio, esto es, fuerzas armadas equipadas y educadas para cumplir con su misión.

Muchos toman como un cliché la importancia de las riquezas naturales de nuestro país en un mundo donde las variables del crecimiento demográfico, así como la demanda de alimentos, de energía y de recursos estratégicos son crecientes. Al mismo tiempo, la dispersión no controlada de armas convencionales y no convencionales, el incremento de organizaciones criminales transnacionales y el cambio climático, entre otras circunstancias, acrecientan la entropía estratégica en el planeta.

Esta entropía se ve dinamizada por la actual configuración del mundo, en la que se vislumbra una especie nueva de guerra fría y un recrudecimiento de la amenaza bélica entre las grandes potencias. Quienes conducen la defensa deberían tomar nota de este cliché porque cabe preguntarse si tenemos una política de defensa que garantice nuestra integridad territorial a largo plazo.

Desde hace varias décadas, las únicas políticas de Estado que se mantuvieron en materia de defensa fueron el juzgamiento de los militares por los hechos de violencia de la década del setenta, el control civil de las fuerzas armadas y la reducción presupuestaria. El juzgamiento se concentró en las fuerzas del Estado y desvió la mirada de quienes provocaron la guerra revolucionaria. El control civil es un principio fundamental del funcionamiento democrático, pero fue utilizado para humillar a los militares y para ajustar la tercera política, la reducción presupuestaria, hasta los límites de la inanición.

UNA MIRADA ESTRATÉGICA

Algunos académicos desprecian la estrategia, aunque nunca han conocido el objeto de estudio que investigan: las Fuerzas Armadas. Sus parámetros científicos están obnubilados por la ideología. La mayoría de las veces estos académicos pertenecen a organizaciones financiadas por empresas e instituciones extranjeras cuyos intereses no coinciden con los del país. Existe también una red de becas y subsidios académicos que otorgan prestigio y permiten un buen estándar de vida a quienes se dedican a predicar contra las Fuerzas Armadas. Hay que aceptarlo, es un país libre, pero los funcionarios responsables de la Defensa deben tomar conciencia de estas realidades.

Una rápida mirada sobre la Argentina nos permite ver tres países: al norte, un país pobre; en el centro, un país rico; y al sur, un país continental y marítimo vacío. Enclavada en nuestra plataforma continental, una potencia extranjera refuerza permanentemente su poder militar. La proyección de ese territorio apunta a la Antártida, y vale recordar que varios sectores del continente blanco pretendidos por otras naciones se superponen con los reclamados por nuestro país.

El norte del país se encuentra en una situación de subdesarrollo insostenible, con evidencias claras de una progresiva transformación en un enclave territorial del narcotráfico y el crimen organizado. Estos poderes criminales no reconocen fronteras ni soberanías de Estados nacionales, provinciales o municipales. La droga en nuestra frontera norte está fagocitando a nuestras provincias. ¿Cuánto tiempo pasará hasta que el inmenso poder del dinero narco se transforme en la principal fuente de recursos para una población empobrecida, sin proyectos ni voluntad por parte de los Estados provinciales y del Estado nacional de defenderla e incluirla en el desarrollo?

Enclavada en nuestra plataforma continental, una potencia extranjera refuerza permanentemente su poder militar

Obviamente, el poder narco no se detiene allí, ya que el consumo local y la distribución hacia otros mercados mundiales se producen en las grandes ciudades. Lo afirmamos sin eufemismos: la Argentina es "un plato para devorar". Es estratégicamente débil, con valiosos recursos, pero carente de un proyecto de país que incluya una política de Estado en materia de defensa. Se acabaron los clichés.

La dirigencia política apuesta al crecimiento y desarrollo porque está convencida de que la Argentina atraerá inversiones e irá licuando el déficit fiscal que desequilibra todas las variables de la macroeconomía. Lo que no se tiene en cuenta es que defensa, seguridad y desarrollo están íntimamente relacionados. La capacidad de la defensa incrementa la seguridad del Estado y lo fortalece como actor estratégico, otorgándole mayor libertad y confiabilidad internacional para promover el desarrollo humano.

Al observar las democracias fuertes en el mundo (Estados Unidos, Francia, Alemania, Gran Bretaña, Canadá, Australia, etc.), se advierte que sus sistemas de defensa son fuertes. Democracia sin defensa es un contrasentido, y de allí se desprende la necesidad de un Estado seguro y fuerte. El rol que cumple el sistema de defensa en esa solidez estratégica no parece entrar en el radar de la política nacional. Es tal el nivel de desconocimiento, ideologización y visión cortoplacista que nadie parece saber qué hacer con las Fuerzas Armadas.
Un soldado equipado con visor nocturno monta guardia bajo el cielo de la Patagonia. Foto: Archivo DEF.
Un soldado equipado con visor nocturno monta guardia bajo el cielo de la Patagonia. Foto: Archivo DEF.

Es fundamental revertir el proceso de brutal e irresponsable deterioro de la capacidad de defensa del país. El Reino Unido, por ejemplo, por la sola presencia de los familiares de soldados caídos, incrementó sus capacidades militares en las islas. Nosotros perdimos un submarino y la reacción del Estado fue asignar a las Fuerzas Armadas uno de los presupuestos más bajos de la historia en términos de porcentaje del PBI. ¿Disciplina fiscal o negligencia en el cumplimiento de los deberes públicos? No es un cliché recordar que el gobierno anterior terminó su mandato con una acusación de traición a la Patria, que ya ha llevado a algunos de sus responsables a la cárcel.

El resto de los países de la Región (Chile, Brasil, Perú, Colombia) se encuentran en procesos de modernización y reequipamiento de sus fuerzas armadas, pero aquí los profetas antimilitares sostienen que actualizar nuestro sistema de defensa o hablar del equilibrio estratégico es hablar de "carrera armamentista". El cambio de gobierno no da muestras claras de haberse desembarazado de los terribles preceptos ideológicos que destruyeron las capacidades militares. Los comisarios políticos siguen ejerciendo su infausta tarea de debilitar el poder de la Nación.

 Es fundamental revertir el proceso de brutal e irresponsable deterioro de la capacidad de defensa del país

Las Fuerzas Armadas tienen más de doscientos años de historia –la edad de la Argentina– y han sido protagonistas del esfuerzo que significó organizar y consolidar el Estado argentino. Quienes conducen el Estado le deben respeto a la historia grande de la Nación y deben ser leales a quienes dieron su vida y su sangre para que fuéramos libres y soberanos.

POLÍTICA DE ESTADO

Comprendemos las limitaciones y los problemas económicos del país, pero ¿es aceptable que la desinversión en nuestro sistema de defensa se mantenga durante más de tres décadas? Esto ha permanecido inalterable en todas las administraciones. Esto solo puede definirse como la antipolítica de defensa. La responsabilidad no es de un gobierno sino de todos, de una clase dirigente en la que incluimos a las propias Fuerzas Armadas.

Si bien un conflicto interestatal es poco probable en el corto plazo, ¿lo es en el largo plazo? ¿Quién lo puede asegurar? A muchos les resulta repugnante la idea de una guerra y de armarse para defender lo nuestro. Esta convicción es el mayor de los desarmes, un desarme moral, una ética decadente y basada en un pacifismo malintencionado e ingenuo.

No agitamos el fantasma de la guerra. Ese fantasma recorre el mundo. Quienes escribimos este texto hemos conocido la guerra y sus terribles consecuencias. Y es porque la sufrimos por lo que estamos convencidos del significado de la máxima "si quieres la paz, prepárate para la guerra". No basta con la decisión unilateral de evitar el uso de la violencia armada. En este mundo caótico, bélico y peligroso, esta decisión lo único que hace es poner en peligro a nuestra gente, nuestros recursos, nuestra libertad.

Ante la historia, corremos el riesgo de ser una generación que traicionó los intereses esenciales de la Nación expresados en nuestra Constitución Nacional, riesgo que afecta especialmente a quienes tienen la responsabilidad de conducir los destinos de la República.

La Defensa es una inversión, no un gasto. No se la puede improvisar con un par de buenas cosechas. Remontar un sistema de defensa que garantice a largo plazo la supervivencia de la Nación exige un gran esfuerzo, y es preciso comenzar hoy. ¿Se tiene conciencia de las energías materiales y espirituales que deben ponerse en juego para tener fuerzas armadas eficientes, con una doctrina moderna y capaces de interoperar con otros Estados?

Se pregona que las Fuerzas Armadas deben ser una "herramienta de la política exterior". En las democracias reales, esta herramienta se adecua a las exigencias del mundo actual, pero ¿estamos en condiciones de serlo? La respuesta es no. Solo con un importante apoyo de las Naciones Unidas o de una gran potencia, podríamos desplegar y sostener una misión en el exterior. Comparemos esto con la decisión europea de desarrollar la PESCO (Permanent Structured Cooperation), una reformulación de la iniciativa de defensa europea, más allá de la OTAN.

Cerramos este artículo con una opinión personal que debería debatirse en las áreas de poder con responsabilidad sobre la Defensa. La tarea de reconstrucción de nuestro sistema de defensa debe ser una política de Estado, que debe comenzar por definir con claridad los desafíos estratégicos que involucran a la Defensa, los que, a nuestro entender, son los siguientes:
1. Garantizar el dominio de los espacios territoriales nacionales soberanos.
2. Fortalecer la seguridad y la libertad de acción del Estado en la promoción de políticas de integración y promoción del desarrollo humano.
3. Contribuir al mantenimiento de la paz interior.
4. Fortalecer la posición argentina en cuanto a sus pretensiones sobre la Antártida.
5. Asegurar la inviolabilidad de las fronteras nacionales, particularmente, la frontera norte.
6. Garantizar la preservación y exclusiva explotación de los recursos naturales y estratégicos por parte del Estado argentino.
7. Fortalecer el control y la capacidad disuasiva en la Patagonia y el Atlántico Sur.

Charles de Gaulle sostuvo que Francia no era Francia sin grandeza. La grandeur nunca dejó de definir el destino del país galo. Sin pretensión alguna, decimos: la Argentina no es la Argentina sin poder militar. Le pese a quien le pese.

*Los autores son coroneles VGM (R) del Ejército Argentino. Oficiales de Estado Mayor.
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