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lunes, 7 de agosto de 2017

Anticapitalismo hipócrita

Resultado de imagen para Anticapitalismo hipócrita(Editorial del diario La Nación) - Aunque sigan humeando las probetas, no se ha inventado ningún sistema mejor para el progreso material que el capitalismo

La primera visita que realizó Cristina Kirchner por su precandidatura senatorial fue a Cueroflex, fábrica recuperada en el conurbano bonaerense. Años antes, la ex presidenta aplaudió la expansión de la villa 31 como paradigma de crecimiento. Ambos son náufragos del fracaso argentino y no testimonios de sus logros. Como náufragos, merecen atención solidaria, pero también nos interpelan: ¿por qué se han cerrado empresas y multiplicado los asentamientos? Según la ex presidenta, recuperar fábricas y expandir villas fueron políticas de Estado, el pináculo del "modelo de acumulación de matriz productiva diversificada e inclusión social".

La Argentina se encuentra ávida de inversiones y le cuesta mucho lograrlas, pues tiene una larga tradición de rechazo al capitalismo para la convivencia colectiva, aunque lo prefiere para la vida particular. Los políticos, expertos en buscar votos, violentando principios y torciendo convicciones, adaptan su discurso al arquetipo nacional y popular. Un anticapitalismo hipócrita, que los locales se toman en broma, pero los extranjeros se toman en serio. Los recientes casos de Lear, Donnelly o PepsiCo no son ajenos a esa hipocresía.
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Ya nadie piensa en "combatir el capital" para lograr la patria justa, libre y soberana. Pero ese latiguillo, repetido durante 70 años, ha calado muy profundamente en la cultura vernácula y, como toda mentira, si se repite, "algo quedará". Y para satisfacción de Joseph Goebbels, mucho quedó.

En 2013 se estimaba que había 350 empresas recuperadas, fallidas durante sendas crisis en sucesivos populismos. En ese museo de argentinidad se encontrarán la fundición La Baskonia, los guardapolvos Brukman, las heladeras Coventry, la imprenta Gagaglione, los andamios Acrow, el hotel Bauen, la alimenticia Sasetru, la pinturería Cintoplom, los chacinados La Foresta, el jamón Torgelón, el frigorífico Yaguané, la transportista Rabbione, los chocolates Arrufat, los pollos San Sebastián, los extractores Galaxia, las zapatillas Gatic, los cerámicos Palmar, las cerámicas Zanón, los sprays Roby, las medias París, las ediciones Marymar, la gráfica Conforti, los acoplados La Helvética, las carabinas Mahely, los termostatos Penn Control, los compresores Fader, los lavarropas Aurora, los tractores Zanello, las camisas Angelo Paolo y los pulóveres San Remo, entre muchas otras.

En la Argentina todo es un corsi e ricorsi, aunque siempre para atrás, nunca para adelante, contrariando a Giambattista Vico. No aprendemos del pasado y reiteramos los mismos errores. Hace medio siglo experimentamos varios embriones de autogestión durante la llamada Revolución Argentina (1966-1973), con "el fin de asegurar la paz social": desde la "rehabilitación" de empresas insolventes (Onganía, 1967) hasta la "recuperación" de firmas en bancarrota (Levingston, 1970). Las primeras recibieron créditos del Banco Industrial fondeados con emisión monetaria del Banco Central. Las segundas fueron absorbidas por el Estado, financiadas con fondos públicos y administradas por burócratas sometidos a los sindicatos.

Así se estatizaron Siam Di Tella, el frigorífico Swift, las motos Gilera, las opalinas Hurlingham, los tocadiscos Winco, Textil Gloria, Editorial Codex, Industrias MAN, bodegas Cavic, Industrias Llave, La Cantábrica, Plástica Bernabó y La Bernalesa, todas sobrevivientes a la ley de quiebras. En 1973, cuando asumió José Ber Gelbard como ministro de Economía, debió crear un holding (Corporación Nacional de Empresas Nacionales) para coordinar las 170 fallidas y resucitadas.

Pero una cosa es la necesidad y otra es la ideología. Resulta admirable que obreros y empleados se hayan organizado para mantener con vida compañías que sus propios dueños dieron por muertas. En ocasiones, hasta convertirlas en firmas reconocidas, como tractores Pauny (ex Zanello) o las pinturas Cintoplom.

Sin embargo, esos casos deben ser la excepción y no la regla. Las inversiones que se necesitan para generar empleo y mantener al Estado, con sus sueldos y jubilaciones, sus asesores y viáticos, sus planes sociales y sus obras públicas, no pueden provenir de estos empeñosos sobrevivientes, sino de capitales privados que aporten dinero en serio, asumiendo riesgos conforme la dura regla de las ganancias y las pérdidas.
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Desde tiempo inmemorial, los distintos socialismos han intentado fórmulas de organización productiva horizontales e igualitarias, eliminando la figura del empresario y su ganancia. Fueron los casos de los socialismos utópicos, el anarcosindicalismo, la Comuna de París (los "ateliers" o talleres tomados, 1871), los soviets rusos (1917); la autogestión del mariscal Tito en Yugoslavia (1958), las fábricas ocupadas durante el Mayo francés (1968), los cordones industriales en Chile (Allende, 1972) y el Plan Inca en Perú (Velasco Alvarado, 1975).

Aunque sigan humeando las probetas, no se ha inventado ningún sistema mejor para el progreso material que el capitalismo. Lo atestiguan el crecimiento fenomenal de la República Popular China y la miseria de su contracara, la República de Cuba. O Corea del Sur, comparada con su homóloga del Norte. O la prosperidad de Colombia frente a su vecina, la República Bolivariana de Venezuela.

Fracasado el comunismo, el modelo de autogestión revivió como alternativa anticapitalista en América latina. Al Encuentro Latinoamericano de Empresas Recuperadas (Caracas, 2005) asistieron la Central de Trabajadores de Argentina (CTA) y la CGT. El tono del documento final aclara, para quien tuviera alguna duda, el contenido ideológico del encuentro, tan simpático al kirchnerismo.

"Rechaza la opresión imperialista, las leyes y valores del libre mercado y del capitalismo neoliberal, que ha condenado a nuestros pueblos a la exclusión, a la pobreza, a la profundización de la desigual distribución de los ingresos y de la riqueza, todo bajo instituciones y reglas financieras y comerciales, causa y origen de 220 millones de pobres en los países de América latina".

Los firmantes asumieron el compromiso de abrir empresas que pretendiesen ser trasladadas, estén quebradas o que amenacen con despidos masivos para luego ser "dirigidas y gestionadas por los trabajadores y trabajadoras basados en la propiedad colectiva y/o pública".

Son las mismas consignas que repitieron el PTS, el Polo Obrero y otros grupos trotskistas en los casos Lear, Donnelly y PepsiCo reclamando la recuperación de empresas como "instrumento de lucha contra el imperialismo opresor, en defensa de las conquistas populares, democráticas y nacionales".

Como lo señalamos desde estas columnas, casi todos los empleados aceptaron las indemnizaciones duplicadas que ofreció la compañía de snacks, que actuó conforme a la ley para trasladar su producción a una planta más moderna, alejarse de la conflictividad del GBA y aumentar el empleo en Mar del Plata. Pero los disturbios para la reincorporación no tenían un genuino interés laboral, sino ideológico y político: la ocupación de la planta para combatir el capital extranjero y su eventual expropiación "como instrumento de lucha contra el imperialismo opresor".

Las victorias de los violentos, forzando a empresas con piquetes, piedras y capuchas, son derrotas para la sociedad en su conjunto. Sus éxitos contra el capital son triunfos contra la inversión y el empleo. Sus trofeos en reyertas callejeras son desastres para el bienestar general. Pirro, rey de Epiro, sería "un poroto" ante el aporte de Pitrola y Del Caño al quebranto colectivo.

La izquierda cerril, experta en destruir lo construido e incapaz de engendrar prosperidad sin odios, jamás develará su plan para llegar a Shangri-La sin extraviarnos en la Rusia de Brezhnev, la Rumania de Ceaucescu, la Alemania de Honecker o la Venezuela de Maduro. Nuestros populistas vernáculos, ahora devenidos "republicanos", antes de simpatizar con forajidos de la agresión, deberían actuar como estadistas. Y explicar las causas de nuestra larga historia de empresas rehabilitadas, quebradas y recuperadas, para que los fracasos no se repitan, sin recurrir a las muletillas del encuentro de Caracas.

Es hipócrita alinearse con los demoledores del empleo por mero oportunismo, agravando la falta de seguridad jurídica en la Argentina. Es dañino jugar con fuego, quemar el colchón y terminar incendiando el hogar donde viven nuestros hijos y nacerán nuestros nietos.

domingo, 6 de agosto de 2017

Lo que calla esta campaña de silencios

Jorge Fernández Díaz
Por Jorge Fernández Díaz - LA NACION

El chavismo ha reconocido repetidamente la influencia ideológica del primer Perón, pero lo cierto es que éste prefirió irse a desatar un derramamiento de sangre. Algunos intelectuales kirchneristas le exigen ahora a Maduro que meta bala como aquella juventud sindical le reclamaba a Perón que exterminara a los "zurdos" insurrectos de los años 70; esa segunda vez, el General no se hizo rogar: persiguió a sangre y fuego a los montoneros y a los trotskistas del Ejército Revolucionario del Pueblo que lo desafiaban. 

Muchos militantes de la izquierda peronista que repudiaron el militarismo de Montoneros, que luego se integraron a las tradiciones republicanas y que confraternizaron con las socialdemocracias del mundo, que defendieron la libertad y los derechos humanos y que lucharon contra toda violencia política, contra el terrorismo de Estado y contra el partido militar, convalidan hoy un régimen militarizado que desprecia a las centroizquierdas por "reformistas", que viola las instituciones "porque son trucos de la derecha", que ejerce la represión estatal con ejércitos siniestros y grupos parapoliciales y que además practica el asesinato de estudiantes, el encarcelamiento de opositores y la censura de disidentes. A esto se agrega el hecho de que la izquierda peronista democrática soñó siempre con una gestión virtuosa que no hambreara al pueblo, desgracia que alcanzó solita y sola la administración bolivariana, a pesar de que el "imperio norteamericano" continúa comprándole el petróleo para que siga subsistiendo en medio de sus autoinfligidas calamidades.

El triunfo de la revolución cubana puso de moda el guevarismo, y éste penetró el movimiento peronista con resultados trágicos en los años de plomo. El triunfo del "socialismo del siglo XXI" en Venezuela, auspiciado por los cubanos, puso de moda el populismo autoritario en América latina e infestó un peronismo que tenía tradicionales vicios populistas, pero al que hasta entonces no se le había ocurrido la absurda idea de volver al 45 y que había evitado juiciosamente radicalizarse. 

Ese peronismo se mezcló con antiguos estalinistas (Diana Conti se jactó de serlo aun después de aceptar las masivas carnicerías de Stalin) y con fascistas de manual que los habrían "cazado" con gusto durante los momentos álgidos del setentismo. 
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Néstor hablaba pestes en privado de Chávez, pero su viuda cayó hechizada por el lenguaraz, y de hecho su último gobierno siguió los consejos del comandante y extremó posiciones como nunca se había visto desde la restauración democrática de 1983. Fue como si imaginariamente ella les dijera a los viejos simpatizantes de la izquierda peronista y a algunos marxistas leninistas reconvertidos que su evolución democrática era resignada, y que debían retroceder a los "patrióticos" casilleros jacobinos de la juventud. Muchos lo aceptaron emocionalmente, sin reflexión profunda, puesto que nada se añora tanto como volver a ser joven y no hay nada más amargo que la intemperie para alguien que perdió la fe. Estos izquierdismos recargados que se habían sumergido en las aguas depurativas del glamour del fracaso (perdimos porque éramos los mejores) decidieron de pronto que Venezuela era una meca y, ahora para no admitir aquel grueso error, combinan la ceguera con una denuncia antiimperialista que no tiene ningún asidero en la realidad. Pudieron abandonar a Perón, pero no consiguen abandonar a Maduro. La soberbia se lo impide.
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Existe una simpática frivolidad en muchos progresistas que siguen hablando de la dictadura del proletariado, pero no soportan la menor transgresión de lo políticamente correcto. Escrutado a fondo, ningún progre que se escandaliza por el machismo, el maltrato a los animales o la xenofobia del lenguaje podría justificar hoy en día lo que de verdad significa una revolución: mordazas, purgas, prisión y fusilamientos de seres humanos. Los progres defendían las ocurrencias de La Habana, pero se cuidaban de no vivir bajo esa incómoda opresión, y ahora sostienen con alegría inflamada la receta de Caracas, aunque desde los acomodados barrios de Buenos Aires, donde al menos no escasea el papel higiénico. Desde el triunfo de Alfonsín, la simpatía por Cuba era folklórica; en cambio, la adhesión al chavismo es menos inocua, porque una subsidiaria ideológica llegó a encumbrarse en la Casa Rosada, porque retiene importantes parcelas institucionales y porque amenaza con ganar las elecciones bonaerenses y regresar al poder.
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La existencia de este proyecto contrario a la república, enmascarado porque es piantavotos, perturba toda la democracia y les imprime tensión a la política y a la economía. Todos tienen miedo: los peronistas "traidores", los jueces, los periodistas críticos, los empresarios y, sobre todo, millones de ciudadanos de a pie que sólo anhelan un país normal. Ese miedo se palpa en el aire y se traduce de diversas maneras (también en la compra de dólares o en la renuencia de los inversores a poner plata hasta que escampe) y constituye un fenómeno relativamente nuevo en nuestro país. Contrariamente al sentido común y la convivencia política, el cristinismo formula en secreto una autocrítica insólita que toma el camino inverso: en lugar de reconocer que la performance económica resultó mala y que los avances sobre las instituciones fueron excesos inadmisibles para esta sociedad, han llegado a la conclusión de que su derrota se debió a que fueron demasiado flojos con el enemigo; se prometen a sí mismos ser más impiadosos en el próximo turno. La opción por el "antisistema" explica la deslegitimación que le imprimen a Cambiemos y la negativa a cualquier tipo de acuerdo parlamentario con el gobierno constitucional y con los otros bloques legislativos. Estamos en presencia de una facción cuyo fin último es doblegar al resto, excluir a los discrepantes y no participar jamás del sistema de partidos políticos ni del sanador juego de las alternancias.
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Es por todo esto que muy pocos kirchneristas alzaron la voz para castigar las aberraciones del chavismo y que nadie reprendió a Hebe de Bonafini, que esta semana escapó de la gran estrategia de simulación del corderito patagónico y manifestó el deseo cristinista de acallar de una vez por todas a los medios de comunicación: "¿Cómo podríamos hacer para tapar los canales? -se preguntó-. ¿No podemos poner algún pibe que invente poner negro todos los canales que tienen ellos?". Tampoco casi nadie reprobó las palabras de Guillermo Moreno: "¿Viste las mujeres radicales el olor que tienen?". Imaginemos a un dirigente del oficialismo diciendo lo mismo sobre las mujeres peronistas y tendremos una idea del nivel de escándalo que a esta altura habría en nuestra patria, y también del tamaño de la hipocresía que experimentamos. Y que se refuerza con estas palabras antológicas: "No queremos que le vaya mal al Gobierno". La Pasionaria del Calafate se está haciendo adicta a las bromas sublimes. Hace unos días, en vísperas de la sesión para proteger a Julio De Vido, alguien muy cercano a ella les transmitió a sus "soldados" del Congreso una sentencia mucho más honesta: "Vamos a demostrarles a todos quién tiene el poder y después de las PASO vamos a demostrarles quién tiene la calle". El asunto prenuncia la organización de una escalada de conflictividad justo cuando parece que por fin ha comenzado tímidamente la reactivación. Todo sea para que la bandera bolivariana triunfe en octubre. Ése es el gravísimo secreto a voces que calla esta campaña de silencios.

sábado, 5 de agosto de 2017

El Congreso Estadounidense odia a los más pequeños buques de guerra de la Marina

Por DAVID AX - The Wor is borning (Traducción y modificación por Desarrollo y Defensa)
Los legisladores no permitirán que la rama de navegación cuente con barcos de patrulla "Cyclone"
Los  US Navy Clase Cyclone  son buques patrulleros de 179 pies de largo, con dos cañones de 25 milímetros, además de ametralladoras, lanzagranadas y dos montajes cuádruples de corto alcance  misiles anti-buque Griffin
Desplazando sólo 330 toneladas, los Cyclone son posiblemente los buques de guerra estadounidenses más fuertemente armados en relación con su tamaño. Pero a pesar de todo ese poder de fuego, el Congreso estadounidense se niega a incluir las patrullas en el número oficial de buques desplegables y de fuerza de combate.

La decisión del Congreso de retirar los Cyclones -que el cuerpo legislativo codificó en el proyecto de ley de financiamiento militar del 2015- es el último golpe en una batalla burocrática sobre el conteo de barcos que enfrenta a los legisladores frente a la Marina.
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Desde la adquisición de los barcos de patrulla a mediados de los años 1990 hasta hace poco, la Marina luchó por encontrar un lugar para los buques diminutos en una flota dominada por mucho más grandes portaviones oceanícos, los cruceros y destructores.

El Cyclone pasó una década en una especie de limbo de planificación. Pero entonces en 2003, Estados Unidos invadió Irak - y de repente las patrullas encontraron su vocación. Las aguas del Golfo Pérsico alrededor de la única terminal de petróleo de Irak, donde los buques cisterna se conectan para cargar el precioso crudo, son demasiado superficiales para los destructores y los cruceros. Así que para proteger la instalación estratégica de petróleo, la Marina desplegó Cyclones.
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Los barcos minúsculos pero duros probaron ser aptos en las patrullas rivereñas . Después de que la recién nacida armada iraquí se hiciera cargo de la protección del terminal petrolero, los ciclones se desplazaron a misiones más generales en las aguas que separaban a Irak e Irán. 

Hoy, 10 de los 13 ciclones de la Armada se basan en Bahrein y representan la vanguardia de Estados Unidos en su permanente enfrentamiento con Irán sobre el programa nuclear de este último.
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Para preparar mejor los barcos de patrulla para el combate en aguas caóticas y abarrotadas, en 2013 la Armada empezó a mejorar los buques, añadiendo los misiles Griffin para aumentar la potencia de fuego de los barcos. Para reflejar mejor el nuevo papel y armamento del Cyclone, en marzo de 2014 la Armada revisó sus criterios para su inclusión en la flota de batalla oficial y añadió a la lista los 10 barcos patrulleros en Bahrein.
Eso elevó la fuerza de batalla a 288 buques - y levantó la ira de algunos legisladores en un momento en que la Marina estaba luchando para aumentar su número de buques mientras se mantenía dentro de las tapas de "retención" de los bonos. "Con el presupuesto de seguridad nacional de Estados Unidos bajo una fuerte presión, es imprescindible que el Congreso y el pueblo estadounidense sean capaces de visualizar cuan radicalmente es el secuestro está afectando la fuerza naval americana", dijo el republicano Randy Forbes al criticar la nuevas reglas de contabilidad.
El Congreso fue rápido para mandar un regreso al viejo sistema de conteo en la ley de gastos militares del próximo año. Las reglas restauradas entraron en vigor a finales de marzo e inmediatamente eliminaron los 10 Cyclones de la cuenta oficial. Para ser claros, los patrulleros permanecen en servicio a pesar de desaparecer de la lista de la fuerza de batalla.

Pero la intervención del Congreso tiene el efecto de hacer que la Marina parezca más débil de lo que realmente es - una obvia ventaja política para la mayoría republicana en el Congreso, ya que buscaba socavar al entonces  Pres. Barack Obama y su Partido Demócrata.
Es cierto que los ciclones son comparativamente pequeños y de corta distancia y por lo general requieren la ayuda de un buque de carga pesada para moverse en los océanos. Pero los barcos de patrulla están muy en la línea de frente naval - y serían algunas de las primeras fuerzas estadounidenses en ver la acción si el enfrentamiento con Irán se volvía caliente.
La Marina está convencida de que los Cyclones deberían estar en el número de fuerzas de combate. En su informe anual al Congreso sobre los planes de construcción naval a largo plazo, la rama de navegación protestó formalmente contra la omisión de los barcos patrulleros. "Están cumpliendo misiones, funciones y tareas navales validadas y de larga data, protegiendo los intereses nacionales de los Estados Unidos y proporcionando seguridad estabilizadora a nuestros aliados y socios en una región volátil del mundo", dijo la Marina sobre los Cyclones.

Vale la pena señalar que la tensión sobre el estatus de los barcos se resolverá, ya que la Marina planea reemplazar a los Cyclones  con Buques de Combate Litoral mucho más grandes en los próximos años. Los LCS están en la lista oficial de batalla y aun nadie ha propuesto eliminarlos.

Éramos pocos y parió la economía

Carlos M. Reymundo RobertsPor Carlos M. Reymundo Roberts - LA NACION - @Crroberts
Un temblor está sacudiendo el camino hacia las PASO y hacia octubre. Es un movimiento que ningún sismógrafo había previsto: la economía empezó a dar señales de vida. 

A saber. Crece la producción industrial, la construcción, los créditos hipotecarios, las inversiones, la venta de autos y propiedades, el consumo (bueno, por ahora se está desperezando), la recaudación impositiva. Se crean empleos. Dicen que por primera vez la pobreza está por debajo de los niveles que dejó Cristina, lo cual no es ningún mérito: ella y su marido encabezaron una cruzada para enriquecer a la población, pero después de 12 años la movida sólo fue exitosa en su familia y en sus funcionarios.

Este temblor, que no sabemos cuánto va a medir en la escala Richter, está poniendo la campaña patas para arriba. Toda la oposición estructuró su discurso sobre la base de que al gobierno de los CEO y la CEO (Confederación de Empresarios Oligarcas) los números no le cierran. Aun en un contexto que sigue siendo crítico, si la economía cobra vigor, los brotes no se secan y la inflación consolida su retroceso, la estrategia opositora va a tener que cambiar. En Unidad Ciudadana se declararon en sesión permanente, sin saber muy bien para dónde rumbear. Tienen miedo de que los extras que hacen subir a los escenarios para relatar lo mal que la están pasando empiecen a decir que ahora no la están pasando tan mal. Cristina no puede creer que la gente no haya esperado unos meses para comprar un departamento o cambiar el auto. Máximo, que según su última declaración jurada en 2016 perdió plata, dirá que si gobernara su madre eso no le hubiese pasado. De Vido frenó un spot en el que presentaba un ambicioso plan de obras públicas. A Kicillof le pidieron que pensara una réplica al rebote de la economía y propuso decir que es "una confabulación de la industria, el campo, los constructores, las inmobiliarias, las automotrices y los consumidores". Fernanda "Papelón" Vallejos se muere por declarar que la economía estaba mejor con Boudou, pero le pusieron un bozal. Parrilli tiró una idea que no prendió: "Digamos que el Indec miente".
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Massa también se despistó un poco, porque el cambio de expectativas se da justo cuando había conseguido centrar su mensaje en las cuestiones que atañen al bolsillo. ¿Su ventaja? Se mete en el placard de las estrategias y sale revestido con nuevas fórmulas, siempre convincentes y que él se esmera en vender como nadie. Margarita volverá a poner el foco en la corrupción. De paso, apareció una nueva sospecha, y no de la era cleptonista. En un poderoso lobby empresarial están quejosos con un área del Gobierno que no tiene a la transparencia en su agenda.

Sanfilippo va a decir que las cosas empezaron a enderezarse gracias a su amenaza de "garrote, garrote, garrote". Randazzo dice que ya no sabe qué decir. Está harto de que le muevan el arco. Scioli cree que este contratiempo lo obligará a caminar más la provincia. El miércoles visitó un centro de jubilados de San Martín. Hace campaña sin dejar de pensar en su futuro.

Hasta en Cambiemos tuvieron que modificar radicalmente los planes. Durán Barba les había prohibido a los candidatos que hablaran de economía. Ahora les va a prohibir que hablen de otra cosa.

También lo de Venezuela se debate en la campaña. Maduro reprime y mata, recurre al fraude, viola lo que le queda por violar de la vida cívica e institucional, encarcela a opositores, somete a su pueblo a horribles vejámenes. Por las mañanas se propone ser peor que el día anterior, y lo consigue. Acá, todo el mundo está esperando que Cristina diga algo. El ominoso silencio del "progresismo" ante dramas como el venezolano fue magistralmente abordado el miércoles por Norma Morandini en la nacion. Pero Cristina, igual que muchos otros, sigue callada. Allá crecen la hambruna y el río de sangre, la más flagrante violación de los derechos humanos, y ella no dice una palabra. Pues bien, les doy una primicia. Ya tiene redactado un tuit claro, contundente, inequívoco. Una cerrada defensa de su amigo Maduro.

Tan demorado como Cristina, el Vaticano pidió ayer la suspensión de la Constituyente y manifestó su preocupación por el agravamiento del clima social y político. El comunicado viene a desmentir el rumor de que el Papa no estaba enterado de la crisis.

Anteayer me di una vuelta por el Palacio de Justicia, donde unos miles de personas se congregaron para reclamar que avancen los juicios por corrupción del kirchnerismo. El fin de la impunidad. No sé si las investigaciones van a ritmo cansino o si los fueros corren más rápido. La respuesta de los tribunales a la protesta fue absolver ayer a Boudou por prescripción de la causa. Como que se puso viejita, pobre. Los pecados de juventud se perdonan. Durante el acto prendieron velas para simbolizar "la luz que debe iluminar el entendimiento de los jueces". Yo prendí la linterna de mi celular, menos solemne pero más potente. Muchos me siguieron. Desde un despacho del palacio nos pidieron que las apagáramos. A oscuras se sienten más cómodos.

Así, en penumbras, está el contador de los Kirchner, Víctor Manzanares, en el penal de Marcos Paz. Acaba de decir que se siente como Mandela, que estuvo 27 años en la cárcel. La pucha. Por qué será que imagina una condena tan larga.

domingo, 30 de julio de 2017

El "progre", la incoherencia de un burgués con ideas de izquierda

El
(Cronista.com) - La mediática politóloga guatemalteca Gloria Alvarez intenta desarmar con ironía los mitos e ideas preconcebidas de los nuevos "progres", entendidos por la autora como un colectivo de izquierda que desde su "superioridad moral" dice defender los intereses de los trabajadores.



El progre es una figura tan universal que es fácilmente reconocible. Da igual dónde los situemos, sus rasgos son tan definitorios que, salvo leves adaptaciones nacionales, identificarlos será fácil, y ésa es nuestra primera tarea cuando hemos de interactuar con él.

El progre, como todos hemos podido ver cuando nos tropezamos con ellos, es de clase media o alta, con ideas de izquierda, y cierta inquietud intelectual. Es un burgués que no reconoce serlo, que no renuncia a su vida cómoda, pese a que dichas comodidades materiales que tanto aprecia vienen de su principal enemigo: el capitalismo. Pero nadie dijo que el progre viva de forma coherente con sus ideas; de hecho, es uno de sus rasgos característicos allí donde lo encontramos.

Sus denominaciones son diversas, pero todas reflejan la misma realidad:
- En España se les llama, entre otras denominaciones, rojos o izquierda caviar.
- En México les llaman chairos o pejezombies...
- En Cuba, comecandela.
- En Guatemala, comanches, guerrilleros de cafetería o socialistas de las zonas 10 y 14. (...)
- En Argentina, progres o zurdos, hippie con Osde.
- En Chile, rojos, comunachos, zurdos, monos, progres, cuico progres o socialistas de balneario.
- En Paraguay, zurdos.
- En Uruguay, socialatas, tupas, bolches, chinos, suciolistas, fracaso amplistas o fraude amplistas, zurdos caviar.
- En Brasil, esquerdistas, esquerda caviar o mortadelas.

El jurista estadounidense G. Gordon Liddy definía al progre como "aquel que se siente profundamente en deuda con el prójimo y propone saldar esa deuda con tu dinero". En 1970 Tom Wolfe, que los denominó radical chic, nos daba de ellos una perfecta descripción. En un artículo publicado en el New York Magazine tras una fiesta en el lujoso apartamento de Leonard Bernstein en Manhattan, en la que de hecho se coló, reflexionaba sobre cómo la actividad de las elites sociales se dirigía más a revestir una postura de izquierdas que a mostrar una verdadera convicción política por la misma. Su comportamiento reflejaba más una idea de ganar prestigio social o incluso de limpiar culpas que una auténtica creencia en dichas ideas.

Así, criticaba como la cultura de clases que tienen estos progres les llevaba a considerarse en monopolio de una virtud conseguida a través de sus actos políticos de defensa de determinadas causas sociales. Una virtud que han de mostrar siempre y en todo caso al mundo, que toman como elemento de conducta y que sirve para diferenciar al que puede entrar en sus círculos del que no. Porque, no nos engañemos, ser progre no es fácil, y ser reconocido, admitido e incluido en círculos progres lo es aún menos. Hay que demostrar ciertas aptitudes para ser considerado, por ellos mismos, dignos del "carné de progre pata negra".

Por supuesto, un buen progre que se precie nunca reconocería su incoherencia. Para ellos conducir un coche de último modelo de gran cilindrada es compatible con hacer del ecologismo una causa, con defender las muy dudosas democracias rusas, venezolanas, ecuatorianas o iraníes, con defender derechos de las mujeres y homosexuales, con abogar por el laicismo mientras se defiende la religión islámica y al tiempo se ataca a judíos y a católicos. Por eso no les molesta la disonancia cognitiva que a los defensores del sentido común nos produce cuando nos enteramos que Daniel Ortega es accionista de las principales industrias nicaragüenses, que Rafael Correa manda a censurar canciones en la radio, películas en la televisión o noticias en la prensa.

De hecho, es precisamente lo que criticaba Wolfe; mientras los progres o radical chic defienden la paz, el diálogo o el respeto a las minorías, son capaces de recaudar fondos para asociaciones como los Black Panthers, aquellos para los que Berstein pedía financiación en la fiesta a la que se refería Wolfe en su artículo. Así, se puede decir que se lucha contra él pero al mismo tiempo se justifican los ataques de Hamas a Israel, porque en este caso son autodefensa; o denominar al grupo terrorista ETA movimiento de liberación y a sus presos, presos políticos sin sonrojarse.

Y qué decir de los derechos humanos. Puede defenderse cualquier causa en base a la quiebra de un derecho humano (lo sea o no, ya que su confusión sobre la naturaleza de los derechos les impide diferenciarlos y califican cualquier necesidad material que consideren que ha de existir como derecho humano) pero al tiempo defender, apoyar y tomar como ejemplo a países que tienen en la violación de los mismos su seña de identidad internacional. Por eso para el progre es condenable que un Pinochet haya acabado con la vida de cerca de tres mil opositores, pero para nada es considerado un crimen a su juicio los miles que Ernesto Che Guevara fusiló confesando el placer que le daba hacerlo en sus cartas a su padre.

Hijos de la burguesía

Este comportamiento de clase, aunque vistan sus reivindicaciones de clase obrera, tiene como consecuencia también que su entorno acomodado o muy acomodado les ofrezca una seguridad económica y personal que favorece su dedicación a la lucha por los derechos del pueblo desde la calidez de su domicilio, con la ayuda de su Mac y su iPhone último modelo. Porque si las personas de izquierda de toda la vida usan la pancarta, la chapa en la solapa y las manifestaciones como forma de protesta, el kit básico del progre es un móvil, un hashtag y una sentada en una plaza bien armado de cerveza..., aunque una buena manifestación nunca será rechazada.

Si bien sus formas no son las de la izquierda a la que estamos acostumbrados -esa izquierda ortodoxa de costumbres reivindicativas-, sí comparten con ellos escenarios y causas. De hecho, una manifestación es un plan al que no dudan en sumarse y es habitual ver como intentan mezclarse con ellos en sus tradicionales algaradas, ya tampoco dudan en gritar sus consignas, aunque luego las discusiones tengan lugar en bares con un desalineado pero muy cuidado aspecto diseñado por algún decorador -por supuesto, progre- con un carísimo gusto por lo antiguo, lo francés y seguramente la fotografía, en lugar de cafeterías de barrio o locales vecinales con carteles comerciales y calendarios adornando las paredes.

Lo que sí es común en estas discusiones, más allá de los escenarios, es el odio al capitalismo, el rechazo a Estados Unidos o la simpatía hacia los populismos, que normalmente abrazan. Porque si algo tiene el progre es su deseo de abrazar a cualquier salvador mesiánico que haga del rechazo al capitalismo que al tiempo le financia una bandera que poder enarbolar como hacían los progres de antaño, a finales de los años sesenta, en Europa y gran parte de América con el Che Guevara, Castro, Perón o Allende; e incluso hoy lo hacen con el primero. El primero, de hecho, y a pesar de sus desméritos, no ha salido nunca de su iconografía.

Porque al igual que estos libertadores lo hicieron con su pueblo -aunque los lograran a base de violencia, crímenes y violación de libertades una vez que alcanzaron el poder-, ellos han venido para redimirnos. Se consideran en posesión de una superioridad ética y moral y nos perdonan por nuestros pecados, fruto sólo de nuestra ignorancia, pero no dudan en darnos motivos para alcanzar su fe, comunicarnos su catecismo y hacernos comulgar con sus ideas.

Su causa es ayudarnos, sacarnos de nuestra ceguera. Una ceguera en la que hemos caído todos presos por culpa del capitalismo como sistema económico, el liberalismo como meta política y Occidente como entorno social. Así, al igual que los protagonistas de la novela de Saramago, un día nos levantamos todos ciegos, nos contagiamos la incapacidad de ver, y ellos son los que nos van a reeducar hasta que expiemos nuestros pecados y volvamos a ver el mundo como el progre considera que hay que verlo. Queridos lectores, lejos de criticar su adoctrinamiento hemos de dar las gracias porque nos hagan partícipes de su catecismo.

sábado, 29 de julio de 2017

¿Cómo sería una guerra con Corea del Norte?

Redacción BBC Mundo
Misil balístico surcoreano
Misil balístico surcoreano - GETTY IMAGES - El 27 de julio se cumplieron 64 años de la firma del armisticio entre las dos Coreas tras la guerra de 1953. En la península de Corea ya hubo una guerra. Fue en 1950, cuando el entonces líder norcoreano, Kim Il-sung -el abuelo del actual mandatario Kim Jong-un- decidió invadir a su vecino del sur. Estados Unidos intervino para repeler la invasión y el conflicto, que duró tres años, causó grandes pérdidas materiales y humanas. Hoy, más de seis décadas después, las tensiones en la península son más fuertes que nunca.

EE.UU. advierte que se acabó "la era de la paciencia estratégica" con Corea del Norte. A principios de este mes, Pyongyang declaró que había lanzado con éxito un misil balístico intercontinental capaz de llegar a Alaska y este viernes volvió a lanzar un proyectil similar que cayó en el mar de Japón. Algunos expertos creen que Corea del Norte podrá, dentro de los próximos tres años, disparar un misil capaz alcanzar la ciudad de Los Ángeles, en California.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha advertido que existe la posibilidad de un "gran, gran conflicto" con Corea del Norte.
Soldados surcoreanos
Soldados surcoreanos - GETTY IMAGES
Más de seis décadas después del armisticio, las tensiones en la península son más fuertes que nunca.
¿Cómo sería hoy en día un enfrentamiento en la península cuando las mayores potencias nucleares del planeta tienen intereses en la región?

La primera invasión
La guerra coreana comenzó en 1950, cuando las entonces superpotencias, Estados Unidos y la Unión Soviética, se estaban dividiendo el mundo después de la Segunda Guerra Mundial. Los soviéticos se habían quedado con el control de la parte norte de la península, los estadounidenses con el sur.

El 25 de junio, Corea del Norte, apoyada por la Unión Soviética y China, invadió al Sur. Y Estados Unidos envió a sus fuerzas para ayudar a Corea del Sur a repeler "la invasión de los comunistas".
Con la ayuda de Washington, Seúl, la capital surcoreana, fue recuperada en dos meses. Pero entonces China, alarmada con la decisión de Estados Unidos de movilizar a sus fuerzas hacia el norte para perseguir la reunificación de la península, intervino en el conflicto.

Entonces todas las partes comenzaron a hablar de usar armas atómicas y bombas nucleares.
Pronto, lo que empezó como una batalla para reunificar Corea amenazó con convertirse en una tercera guerra mundial nuclear.
Zona desmilitarizada
Zona desmilitarizada - GETTY IMAGES - La zona desmilitarizada que divide a las Coreas es una de las áreas más fuertemente armadas del mundo.

Tres años después, el conflicto llegó a un callejón sin salida y, sin ningún acuerdo, lo único que quedaba en la región era una enorme destrucción. "Hubo unos tres millones de coreanos muertos, 100.000 huérfanos, unos diez millones de desplazados y una completa devastación", le dice a la BBC Sue Terry, exanalista de la Agencia Central de Inteligencia de EE.UU. (CIA, por sus siglas en inglés) de asuntos de Corea y profesora de la Universidad Nacional de Seúl. "Pyongyang quedó totalmente destruido. Ni un solo edificio quedó en pie", agrega.

El 27 de julio de 1953, las dos partes deciden firmar un armisticio diseñado como medida temporal para asegurar el cese total de las hostilidades. Hoy, 64 años después, ambos países siguen técnicamente en guerra. Con las crecientes hostilidades en la región, y las tensiones entre el líder norcoreano, Kim Jong-un, y el presidente estadounidense, Donald Trump, algunos expertos creen que bastaría un error de cálculo para reanudar esta guerra.

"La zona desmilitarizada (que divide a ambas Coreas) es una de las áreas más fuertemente armadas del mundo", le dice a la BBC David Maxwell, coronel retirado del ejército de Estados Unidos y analista del Centro de Estudios para la Seguridad de la Universidad de Georgetown. "El Norte tiene un ejército con 1,1 millones miembros en servicio activo y el 70% de las fuerzas están desplegadas entre Pyongyang y la zona desmilitarizada", explica Maxwell, quien ayudó a planear una respuesta estadounidense para una potencial segunda invasión de Corea del Norte al Sur.

Desfile norcoreano
Desfile norcoreano - GETTY IMAGES - El ejército de Corea del Norte es el cuarto más grande del mundo. El Ejército norcoreano, dice el experto, es enorme. "Tienen unos 6 millones de miembros en sus fuerzas de reserva". "Creo que es el cuarto ejército más grande del mundo".

Error de cálculo

Maxwell considera que las recientes pruebas nucleares de Corea del Norte y sus lanzamientos de misiles incrementan cada vez más las probabilidades de un ataque preventivo de Estados Unidos.
"Si Kim Jong-un piensa que se está preparando uno de estos ataques en su contra, podría ordenar a sus comandantes que inicien una guerra". "Los comandantes norcoreanos tendrían órdenes de desatar todo el fuego de su artillería y provocar el mayor daño y destrucción posibles en Corea del Sur".

"En las primeras horas habría cientos de miles de disparos de proyectiles y lanzamientos de misiles contra el Sur, principalmente dirigidos a Seúl", dice el experto. Y sólo tomaría unos minutos para que esos proyectiles llegaran desde el norte hasta Seúl. Con 25 millones de personas en la capital y el área metropolitana no sería una tarea fácil movilizar a los habitantes hacia áreas protegidas.

"Las proyecciones de víctimas al inicio del combate indican que podría haber 64.000 muertos sólo el primer día de una guerra", dice David Maxwell. "El nivel de sufrimiento que esto provocaría es algo que no podemos imaginar", agrega.
Prisioneros norcoreanos capturados por EE.UU.
Prisioneros norcoreanos capturados por EE.UU. - GETTY IMAGES
La primera guerra de Corea causó tres millones de muertes, 100.000 huérfanos, unos diez millones de desplazados y una completa devastación.

El objetivo de Pyongyang, tal como hicieron en los 1950, sería movilizar sus fuerzas hacia el sur y obligar al gobierno en Seúl a firmar la paz y permitir la unificación de la península bajo control del Norte. Ese fue su objetivo en 1950, cuando no esperaban que Estados Unidos acudiera a ayudar a Corea del Sur. Esta vez, sin embargo, no hay duda de que Washington está totalmente dispuesto para intervenir de inmediato en el conflicto para apoyar a Seúl.

Los refuerzos

"Estados Unidos no permitiría en absoluto que los norcoreanos tomaran el control de Seúl", le dice a la BBC el profesor Bruce Bechtol, del Departamento de Estudios para la Seguridad y Justicia Criminal de la Universidad de Angelo State, en Texas, Estados Unidos. "En la primera semana del conflicto nuestros pilotos no van a poder dormir mucho", afirma Bechtol, quien fue uno de los principales analistas de asuntos del noreste de Asia del Pentágono.

"Nuestra tarea inicial sería utilizar toda nuestra potencia aérea para impedir que (los norcoreanos) avancen, mientras esperamos que llegue el armamento pesado a la región". Los aviones de combate, explica, se encargarían de bombardear a las fuerzas norcoreanas mientras se redoblan los refuerzos de la maquinaria militar estadounidense en la región.
Mujeres norcoreanas
Mujeres norcoreanas - GETTY IMAGES - Decenas de miles de familias quedaron separadas cuando la península fue dividida, y muchos no volvieron a ver a sus parientes.

Según Bechtol, en los primeros minutos del ataque norcoreano, se enviaría a la zona el vasto arsenal estadounidense que está diseminado por el mundo.

Desde Japón hasta Texas se enviarían barcos de guerra cargados con tanques, camiones, vehículos blindados, artillería pesada y todo el material de guerra que se necesitaría para la misión.
Reunir todo este equipo militar en la península coreana podría tomar hasta tres semanas, y ese sería un momento decisivo en el conflicto. "Los norcoreanos sólo tienen entre dos y tres semanas de suministros, como municiones, alimento, combustible, etc., para librar una guerra", asegura Bechtol.

Así, explica el experto, el plan de guerra norcoreano debe ser cumplir todos sus objetivos en ese corto período de tiempo, porque después de eso se les acabaría el sustento, incluidos los alimentos para más de un millón de soldados norcoreanos.

Una vez que el arsenal estadounidense llegara a la región, su misión sería repeler a las fuerzas norcoreanas. Esta no será una tarea fácil, dice Bruce Bechtol. El ejército norcoreano hoy en día es 11 veces más grande de lo que era durante la guerra de 1950. Pero aún así, no existe ninguna duda de quién saldría victorioso.
Ejercicio militar estadounidense en Corea del Sur
Ejercicio militar estadounidense en Corea del Sur - GETTY IMAGES - En 1950 Corea del Norte pensó que Estados Unidos no se involucraría en la guerra. Esta vez no hay dudas de su participación.

Sin embargo, una vez que las unidades norcoreanas comenzaran a colapsar bajo el ataque de las fuerzas estadounidenses, las cosas podrían tornarse desastrosas. La guerra podría convertirse en un conflicto nuclear. "Cuando Kim Jong-un y sus cerca de 5.000 allegados de la elite norcoreana que lo rodea se den cuenta de que tienen poco tiempo para salir del país, no tendrían ninguna razón para no usar misiles nucleares y eliminar a varios cientos de miles de estadounidenses"

"Y ese es el escenario más probable en el que usaría el tipo de misil que los norcoreanos probaron hace unas semanas", asegura el experto de la Universidad de Angelo State. El uso de armas nucleares sería el comodín en esta guerra. Pero incluso si no se utilizan, una guerra convencional en esta región no tendría precedentes. Y veríamos una enorme pérdida de vidas. "Te voy a dar las cifras probables: entre 300.000 y 400.000 muertos en la primera semana, tanto civiles como militares", dice Bruce Bechtol. "Y quizás unos 2 millones de muertos después de tres semanas".

Pero este no sería el final. Porque en un escenario semejante, no se le permitiría al régimen norcoreano continuar y, a diferencia de la primera guerra, en este conflicto se buscaría la reunificación de la península.

La transición
Tanques surcoreanos
Tanques surcoreanos - GETTY IMAGES - Incluso si no se utilizan armas nucleares, una guerra convencional en esta región no tendría precedentes.

Pero el período más complejo y caótico en este conflicto, afirma Balbina Hwang, profesora de política y economía asiática de la Universidad de Georgetown, sería la etapa de transición.
"Y no podemos saber si Corea del Sur, por sí misma, podría ser capaz de manejarla", afirma la experta, que trabajó en el Departamento de Estado estadounidense y ha estado analizando las consecuencias inmediatas de una guerra.

"Estamos hablando de entre 60 y 70 millones de personas que intentarían movilizarse. Recordemos que la mitad de los 50 millones de surcoreanos viven actualmente en Seúl y su áreas metropolitana".
"El instinto humano es huir de los bombardeos y los proyectiles. Y a eso hay que añadir los cerca de 20 millones de norcoreanos que supuestamente serían 'liberados' y que también estarían desplazándose hacia el sur". "Entre ellos habrá gente desesperada, hambrienta y aquéllos que han sido entrenados para combatir y que estarán dispuestos a cualquier forma a sobrevivir".

Por supuesto que, como se vio tras la guerra de 1950, ambas Coreas fueron reconstruidas. Y Corea del Norte, bajo el régimen más hermético del mundo, ha logrado sobrevivir.
Kim Jong Un
Kim Jong Un - GETTY IMAGES - Bajo ataque, Kim Jong Un no tendría razones para no utilizar sus armas nucleares, creen los expertos.

Balbina Hwang cree que, a largo plazo, sería posible que ambos países lograran la reunificación. Lo que es más preocupante, dice, son los efectos a corto plazo. "El niño promedio surcoreano de 5 años es 9 cm más alto que el niño promedio norcoreano de 5 años", afirma la experta.

"No hay duda de que habría enormes diferencias: los norcoreanos son más bajos, más delgados, pero lo que es más importante, es que la malnutrición afecta el desarrollo, tanto físico como mental y emocional". "Así que no sólo estamos hablando de medidas, estamos hablando de 20 millones de personas que durante 70 años no han logrado desarrollarse tanto como sus vecinos del sur".

Y la experta concluye: "Esto tendría inmensas consecuencias en el momento de tratar de reunificar a estos dos pueblos que alguna vez fueron una sola cultura y una sola sociedad".

Este escenario, por supuesto, no incluye la posibilidad de que China o Rusia, decidieran intervenir en esta guerra. De manera que, ante la pregunta de cómo sería una nueva guerra en la península coreana, sólo una cosa es cierta: sería espeluznante.

Las represas de la vergüenza

Editorial del diario La Nación
Tras la audiencia pública realizada por resolución de la Corte, urge hacer cumplir la ley general del ambiente en el cuestionado proyecto Kirchner-Cepernic
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La semana pasada se realizó, en una de las salas del Senado nacional, la audiencia pública sobre el complejo hidroeléctrico Kirchner-Cepernic sobre el río Santa Cruz. Es la primera vez que el Congreso de la Nación desarrolla una reunión de este tipo como parte de un proceso de toma de decisiones. En realidad, más allá de las irregularidades administrativas y las inconsistencias energéticas y económicas del proyecto, el gobierno anterior había celebrado una audiencia pública en la provincia de Santa Cruz, el 9 de diciembre de 2015, veinticuatro horas antes del cambio de gobierno nacional, en la localidad de Comandante Luis Piedrabuena. Sin brindar información y con un proceso participativo vergonzoso se había aprobado un proyecto que, entre otros impactos, afectaba el lago Argentino y, consecuentemente, el glaciar Perito Moreno, aunque no se habían estudiado con seriedad y detenimiento los potenciales daños.

El actual gobierno cambió el contrato original celebrado con China durante la gestión Kirchner, recortando la obra: se pasa de 11 turbinas a ocho y la generación pasó de 1740 MW que iba a generar originalmente a 1290 MW de potencia.

Debido a las fundadas críticas de los ambientalistas y a la baja prioridad de las obras, se intentaron desviar los fondos de las represas hacia otro proyecto, pero desde Pekín advirtieron que si se cancelaba el emprendimiento exigirían la devolución de los 950 millones de dólares ya desembolsados en la gestión anterior, y se perdería la financiación para el Belgrano Cargas y para la hidroeléctrica. A partir de allí hubo que encontrar el modo de justificarlas. Nadie ignora que en el origen del acuerdo con China hubo incumplimiento de las normativas vigentes y ausencia de información, y que se favoreció a Electroingeniería, una de las empresas que más creció en la "década ganada", involucrada en varios escándalos de corrupción. Electroingeniería se presentó junto a Gezhouba Group, que aparece en un listado que publica el Banco Mundial en el área "Fraude y Corrupción". Nadie puede justificar la obra como prioritaria frente a otras alternativas más eficientes y menos costosas.

A esta nueva audiencia se llega por una resolución de la Corte Suprema de Justicia que, como consecuencia de la interposición de medidas cautelares por organizaciones no gubernamentales, ordenó realizar nuevos estudios de impacto ambiental y una audiencia ante el Congreso de la Nación. En esta ocasión pudieron exponer más de 120 personas, aunque merece señalarse el llamativo espacio brindado a funcionarios públicos, cuyo papel principal en una audiencia debió haber sido el de escuchar. La ley que rige el procedimiento establece que sólo deberían participar aquellos que intervinieron en la elaboración de los estudios, junto a organismos no gubernamentales especializados en materia ambiental, universidades, centros académicos y público en general. Es una instancia para que los interesados o afectados puedan exponer sus preocupaciones, y para que las autoridades puedan enriquecer sus conocimientos como parte de un proceso administrativo de toma de decisiones. En este caso manifestó su opinión en favor de la construcción de las represas una mayoría de funcionarios nacionales y de varias provincias como Mendoza, Neuquén y hasta de Corrientes. Casi la totalidad de ellos se empeñó en afirmar que la energía generada por las represas es renovable aun cuando nuestro régimen de las fuentes renovables de energía destinada a la producción eléctrica expresamente establece un límite de potencia para los proyectos de centrales hidroeléctricas de hasta cincuenta megavatios (50 MW).

En la audiencia se resaltaron algunos aspectos, como la falta de un estudio de impacto ambiental del tendido eléctrico, el cual resulta indispensable para ponderar el impacto que la obra tendrá sobre las aves migratorias y, en especial, el macá tobiano. Surgieron varios cuestionamientos como la actuación del subsecretario de Energía Hidroeléctrica, Jorge Marcolini, quien fue acusado de ser responsable de presentar el estudio de impacto ambiental como director de Emprendimientos Energéticos Binacionales (Ebisa) y, al mismo tiempo, de recibir el Estudio de Impacto Ambiental (EIA), que habilitaría la construcción de las megarrepresas en su calidad de funcionario público. Incluso se resaltó que, en el momento de publicar el estudio de impacto ambiental, Ebisa había omitido anotarse en el Registro de Consultores de Impacto Ambiental perteneciente al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable. Quedó de manifiesto, además, que el análisis de las cuestiones biológicas en general fue realizado en tiempos no propios de estudios de estas características y por profesionales con escasa experiencia en la temática. En particular se destacó el impacto negativo determinante para la población de la especie macá tobiano, que se encuentra amenazada, o sobre los sitios arqueológicos, algo que ha sido advertido por la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos del Ministerio de Cultura de la Nación.

En síntesis, el estudio de impacto ambiental no despejó las fuertes dudas que existen respecto de los daños que la obra producirá ni la oportunidad de ejecutarla teniendo en cuenta el costo de la electricidad generada. Tampoco resultó claro de dónde provendrán los trabajadores que intervendrán en ella ni cuántos vendrán de la provincia de Santa Cruz.

La audiencia es sólo una instancia no vinculante del procedimiento. Ahora, para una completa transparencia, y más allá de la fortísima presión China para ir adelante con el proyecto, la autoridad debe cumplir con la ley general del ambiente que claramente establece que cada una de las opiniones que se escucharon deben ser consideradas y, en la medida de las posibilidades, atendidas y respondidas. Ello no implica que todas las sugerencias formuladas durante el proceso de participación ciudadana resulten necesariamente adoptadas, sino que se garantiza que serán evaluadas y adoptadas en los casos en que se estime necesario, y fundamentadas en el caso de ser dejadas de lado.

Quizá nadie se atreve a decirlo claramente: no hay ni habrá un criterio de razonabilidad para aprobar estas represas como exige un procedimiento de impacto ambiental adecuado, sino la imperiosa y lamentable necesidad de cumplir con los inaceptables acuerdos firmados con China. Es difícil de justificar la construcción de estas represas. Quizá la reflexión debería ser ética. ¿Podremos justificar ante las futuras generaciones haber construido estas represas como consecuencia de haber firmado un acuerdo penoso?

jueves, 27 de julio de 2017

Argentina, Chile y la nueva ruta marítima de la seda

Por Patricio Giusto - Infobae.com
Es tiempo de suplantar la histórica mirada preeminentemente occidental y europeísta de nuestra política exterior. Argentina debería enfocarse en abrir más embajadas y agencias de promoción de comercio e inversiones en Asia central y el sudeste asiático
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Durante su visita de Estado en Beijing, en mayo último, el presidente Mauricio Macri recibió una fuerte definición por parte de su par Xi Jinping: "América Latina es la extensión natural de la nueva ruta marítima de la seda del siglo XXI". Casualmente, Xi fue anfitrión durante esos días del trascendental foro referido a la iniciativa de "una franja y una ruta", evento que congregó a 29 jefes de Estado y a unos mil delegados de más de cien países.

Macri tuvo una muy oportuna participación en el foro, que representa el mayor plan de infraestructura de la historia de la humanidad y es el pilar de la nueva era política iniciada en China por Xi, en 2012. Este megaproyecto, que implica varios billones de dólares en inversiones durante las próximas décadas, transformará radicalmente la infraestructura y disparará los flujos económicos de gran parte de Asia, África y Europa para consolidar a China como la superpotencia del siglo XXI.

América Latina ha cobrado una mayor relevancia económica y geopolítica para China. Mucho tiene que ver en esta revalorización el creciente repliegue de Estados Unidos de su antiguo "patio trasero". Como era de esperarse, China está llenando ese vacío a través de la expansión y la diversificación del comercio, las inversiones y la cooperación financiera, entre otros aspectos. Esto es una gran oportunidad para nuestra región, si bien no son pocos los que perciben este escenario como una suerte de nueva amenaza neocolonialista, ya no desde el norte, sino desde el oriente.
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Además de Macri, el otro jefe de Estado latinoamericano presente en el foro fue la chilena Michelle Bachelet, algo para nada casual. Chile fue el primero de los tres países de la región en firmar un tratado de libre comercio (TLC) con China. Además, Chile es miembro de la Alianza del Pacífico, bloque que se ha convertido en la antítesis regional del estancado y agonizante Mercosur.

La nueva ruta de la seda ya está llegando a Chile. Prueba de ello es que, desde hace tiempo, los vinos y otros productos trasandinos terminados inundan góndolas a lo largo y ancho de China. Tras la reciente visita de Macri a Chile, ambos países avanzaron en un acuerdo de complementación económica que significaría uno de los mayores logros en materia de política exterior argentina de los últimos años. Además, se seguirá trabajando en mejorar la interconexión energética, ampliar los planes de investigación científica conjunta y construir nuevos pasos fronterizos, como lo será el proyectado nuevo túnel de Agua Negra.

El rumbo planteado por Macri, de ir con el Mercosur hacia la convergencia con la Alianza de Pacífico, es correcto. No obstante, quizás la Argentina deba avanzar hacia el Pacífico por fuera del Mercosur, priorizando la buena relación con Chile. Además, si las próximas elecciones presidenciales las ganara Sebastián Piñera, es esperable que el vínculo de nuestro país con Chile se siga profundizando y expandiendo.

Desde ya, sería mejor buscar la convergencia en bloque, junto a nuestros socios. Pero con Brasil y Venezuela sumidos en graves crisis, hoy por hoy suena utópico. Uruguay, por caso, desde hace tiempo parece haber optado por la vía pragmática de los acuerdos bilaterales y podría convertirse en el próximo país de la región en firmar un TLC con China. Así las cosas, el Mercosur o bien se redefine hacia la convergencia o sólo seguirá profundizando sus tensiones internas y su decadencia.

El cercano acuerdo entre el Mercosur y la Unión Europea (UE), tras casi veinte años de frustraciones, es una muy buena noticia. No obstante, significará tan sólo el principio de otro largo camino, con una UE en crisis y cada vez más periférica en el nuevo escenario global. Es tiempo de suplantar la histórica mirada preeminentemente occidental y europeísta de nuestra política exterior. Argentina debería enfocarse en abrir más embajadas y agencias de promoción de comercio e inversiones en Asia central y el sudeste asiático. En esa línea, es un gran acierto la reciente decisión de reabrir la sede diplomática en Singapur. Ojalá sea sólo el comienzo de una necesaria onda expansiva de nuestra presencia política y comercial en Asia.

Si la megainiciativa de Xi tiene éxito, en los próximos años Asia, con China a la cabeza, podría proveer un potencial de cooperación a la Argentina equivalente a varias Europas. No obstante, como enseña Chile, es necesaria una estrategia consistente para aprovecharlo. Sin eso, luego será muy fácil victimizarnos frente al "neoimperialismo chino". En la integración con la nueva ruta marítima de la seda pareciera estar el futuro de la Argentina y de Latinoamérica. Desde el Atlántico, lo más probable es que sólo sigan llegando mucha incertidumbre y pocas oportunidades.

miércoles, 26 de julio de 2017

Contra el prejuicio, información

Por Irma Argüello - LA NACION
Mientras el gobierno nacional define líneas estratégicas y negocia proyectos energéticos internacionales, como los acuerdos nucleares con China, se observa un incremento en la circulación de información de sesgo antinuclear. Contrastar tal información con datos fehacientes es imprescindible para evitar la manipulación de la opinión pública en un tema de alto interés para el país.

Los argumentos antinucleares sugieren que el mundo, y sobre todo los países desarrollados, está abandonando la energía nuclear. La realidad es que la generación nucleoeléctrica crece a un ritmo sostenido desde hace años y se estima que contribuirá con el 25% del consumo mundial para 2050. A los casi 450 reactores nucleares que producen electricidad en 30 naciones, se suman otros 60 en construcción en Estados Unidos, China, Finlandia, Francia, Corea del Sur, la India y Rusia.

Para cubrir sus necesidades en forma racional, la mayoría de las naciones opta por un mix de fuentes de energía, basado en la conveniencia y nunca en el prejuicio. Por sus características, sólo ciertas fuentes de energía como los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas), la energía nuclear y en cierta medida la hidroeléctrica son aptas para sostener el desarrollo industrial de un país. Las energías renovables, solar y eólica, en su estado de desarrollo, además de ser costosas, no pueden sustituir a las anteriores, sino para usos reducidos.

Foto: LA NACION

Es cierto que un puñado de países proclamó el cierre de sus reactores de potencia, pero algunos como Suecia y los Países Bajos se han vuelto atrás. El caso de Alemania es revelador, ya que mantiene esa postura a riesgo de su seguridad energética, con fuertes compras de gas a Rusia y de electricidad de origen nuclear a Francia. 

Resulta también paradójico que dicho país siga albergando en su territorio armas nucleares por los acuerdos de la OTAN. Es claro que tales países no han abandonado la tecnología nuclear al mantener en operación sus reactores de investigación y producción de radioisótopos. Esto representa una continuidad con idéntico nivel de supuesto riesgo que el que dicen reducir al abolir la generación de energía por medios nucleares. A pesar de los ideólogos antinucleares, el interés del mundo por esta fuente de energía existe y crecerá. Se basa en la baja contaminación, los altos niveles de seguridad y también en la competitividad en costos.

La Agencia Internacional de Energía (IEA) indica que sin energía nuclear sería para muchos países imposible cumplir con sus metas por el Acuerdo de París, respecto del cambio climático. Aunque se ha estigmatizado esta actividad, sobre todo después de Chernobyl y Fukushima, los mayores desastres industriales de la historia han provenido de otras industrias como la petrolera, en Alaska y el golfo de México, y la química, en Bhopal, la India.

Es evidente que la peligrosidad de cualquier industria se reduce con tecnología, inversiones y operación responsable. Esto aplica a la gestión de residuos nucleares, campo en el que existen tecnologías avanzadas para reducir los riesgos. Éstas ya se utilizan en países con alta conciencia ambiental como Suecia y Finlandia, donde las localidades compiten por albergar los repositorios finales.

En la Argentina, la energía nuclear lleva una gestión de más de 60 años, con admirable continuidad entre los sucesivos gobiernos. La actividad nuclear ha sido un polo de desarrollo de la industria nacional y ha funcionado como incubadora de empresas públicas y privadas, comenzando por Invap. El país exporta en paridad con las potencias mundiales y hoy construye un reactor de potencia de avanzada, el Carem-25, cuya concreción abre grandes oportunidades comerciales en el ámbito global.

Cabe reflexionar si es válido atacar la energía nuclear en su totalidad por cuestionar un acuerdo o por promover otras fuentes de energía. Nuestro país no se puede dar el lujo de tirar por la borda sus logros tecnológicos, por el contrario debe promover sus mayores fortalezas. El rol del Gobierno es arbitrar los medios para elevar a la sociedad a través del conocimiento y la educación para alejarla del prejuicio, del temor y la manipulación intencional, misión esta que los demás actores del área nuclear deberían hacer suya. Se trata de desmantelar falsedades sobre la base de información certera. Las fuentes en el mundo de hoy están al alcance de la mano.

Presidenta de la Fundación NPSGlobal

martes, 25 de julio de 2017

Lucía Galán: “Hay mujeres que se embarazan para cobrar la asignación (AUH)”


(Exitoina) - La cantante de Pimpinela se refirió a lo que ve en las familias que van al hogar de niños que tiene con su hermano. “Falla la consciencia de los padres de tener los hijos que pueden criar”, aseguró.



Invitada a Los Ángeles de la Mañana, Lucía Galán se metió en un tema escabroso, y sostuvo una afirmación muy polémica: “Hay mujeres que quedan embarazadas para recibir la Asignación Universal por Hijo“.

La cantante, que desde hace más de 20 años lleva adelante el Hogar de Niños Pimpinela junto a su hermano Joaquín, dijo: “La mayoría de los padres de los chicos que tenemos en el hogar cobran asignaciones. No digo que la asignación no sea buena, digo que no hay control de que ese dinero vaya realmente a su hijo en estudio, alimentación, porque debería ser para eso“.

Por otro lado, y consultada sobre las fallas en el sistema, agregó:  “¿Qué falla? La consciencia de los padres de tener los hijos que pueden criar“. A su vez, cuando le preguntaron si realmente creía eso de que una mujer se embaraza para cobrar la asignación, respondió tajante: “No es que lo creo: Lo veo“.

Hay casos, en que no existe la maternidad o paternidad responsable...Parecería que parir es mas un negocio que un acto de amor.

domingo, 23 de julio de 2017

Una encrucijada ideológica para Mauricio Macri

Por Jorge Fernández Díaz - LA NACION
"No hay una interna ideológica en nuestro equipo, hay una batalla íntima en la cabeza del Presidente." La intrigante revelación la susurra un ministro de primera fila y alude a la tensión orgánica, a la espectral encrucijada que secretamente acosa a Mauricio Macri, entre el arriesgado y complejo camino desarrollista y la utópica praxis neoliberal. 
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Enterado de esa hipótesis, como quien quiere sacarse un sayo incómodo que lo estigmatiza (ser de "derecha" no garpa en la Argentina), el ingeniero se apresura a negarla con una batería de argumentos. El primero es que hoy se siente decididamente más frondizista (a propósito: almorzó varias veces con el ex presidente y leyó sus libros) que ortodoxo (cuánto más lo atacan los herederos de Alsogaray más de centro se percibe): "Ese centro insoportable entre los neoliberales y los neopopulistas", refuerza con ironía. Luego enumera su impulso por la obra pública, la expansión de la infraestructura, la reconstrucción del Estado para que sea un planificador activo, la apertura prudente, la búsqueda de inversiones extranjeras, el interés por las energías renovables y el diseño petrolero para Vaca Muerta. 

"La respuesta neoliberal al caso de Cresta Roja habría sido la ley de quiebras; nosotros intervinimos para recuperarla", se defiende. Pero recuerda lo que Rogelio Frigerio (el legendario abuelo de su actual ministro de Interior) habría recomendado con el déficit fiscal: reducirlo de manera imperiosa, algo que produjo muchísima conflictividad gremial en 1959. También eso era el desarrollismo, aunque hoy lo nieguen los múltiples desarrollistas silvestres de pico y mano rota. El problema es que el actual "sinceramiento de las variables", como en aquel entonces, deviene de una bancarrota no asumida, y que su ejecución hasta lograr una economía sana hace crujir siempre la gobernabilidad. El sacrificio debe alcanzar a todos los sectores, sostenía aquel Frigerio: a los empresarios y a los trabajadores, "acostumbrados a recibir los beneficios de una política social que fue intrínsecamente justa, pero que no correspondía a la situación real".

Macri se concibe como un "normalizador" en la prehistoria: debe estabilizar antes de impulsar el desarrollo en una nación devastada con veinte millones pobres. "Y ordenar la casa no seduce a nadie -se queja-. Me coloca todo el tiempo en esa posición antipática de decir que no. El malo de la película. Me cuentan que un cineasta pedía regularmente créditos al Incaa, se quedaba con una parte, hacía un filme que no veía nadie e iba por el próximo proyecto. El tipo vive bárbaro, pero esa inversión es completamente cuestionable. Si la cuestiono, estoy contra el cine y el arte". El "normalizador predesarrollista" en un país culturalmente infestado por el populismo es un faquir vulnerable en un catre de clavos envenenados: "Si desarmo la mafia de La Salada o el narcotráfico, miles de argentinos me odian, porque viven de esos negocios oscuros".

Resultado de imagen para camino desarrollistaRogelio Frigerio escribió a fines de los años 50 un libro fundamental, que la Universidad de Lanús rescatará pronto del olvido, y que tal vez le convendría repasar al Presidente, a sus ministros, a los opositores demagógicos que presumen del palo, a muchos politólogos y a los propios monetaristas. 

El texto se llama "Las condiciones de la victoria" y a pesar de que el mundo ha cambiado (fin de la Guerra Fría, globalización, revolución tecnológica) guarda una vigencia asombrosa, aunque para releerlo con provecho sea preciso desprenderlo de la experiencia específica de Frondizi, que está constreñida a un tiempo donde los militares condicionaban con las armas y el justicialismo proscripto entraba en guerra, básicamente cooptado por una inflexible corriente de izquierda nacional liderada por Cooke. 

La obra de Frigerio alude a ese período tan particular, pero se eleva para la construcción de un proyecto sin tiempo. Formado en el marxismo, el director de la revista "Qué" no se limita a copiar ni a importar un modelo; lo dibuja con rigor científico e intelectual sobre la base de la mismísima idiosincrasia argentina. Toma lo mejor del peronismo y del radicalismo, de los liberales y de los nacionalistas, y produce una síntesis que deja afuera los errores de esas doctrinas e integra sus mejores valores en un mismo sistema. Critica cada una de esas posiciones (tiene incluso una teoría de la historia que supera la división entre liberales y revisionistas) y acepta de ellas las piezas esenciales. 

Con esa ocurrencia articulada, que otros hubieran transformado en una ensalada pero que él convierte en un mecanismo de relojería, responde a tres premisas del inconsciente colectivo: todos tienen una parte de la verdad, todos deben estar adentro para cerrar las grietas, todos propenden al centro más allá de las desmesuras. La justicia social del peronismo histórico, el institucionalismo radical, el amor por las inversiones extranjeras del liberalismo y la defensa del trabajo local de los proteccionistas pueden convivir. Bachelet, muchos años más tarde, lo pondría en estos términos: "Acá no sobra nadie".

Resultado de imagen para frigerio y frondiziMenem le juró a Albino Gómez que era frondizista, Kirchner le pidió a Bordón que armara un plan a la manera de Frigerio, y Dujovne se siente mitad desarrollista y mitad radical. Tanto en el kirchnerismo como en otras variantes justicialistas, socialdemócratas e independientes, muchísimos dirigentes declaman los mismo, aunque lo interpretan de distintas formas. 

Se podría decir, parafraseando a Perón, que a esta altura del partido todos somos desarrollistas. Pero lo cierto es que el desarrollismo parece un alma en pena y en busca de un cuerpo, un mito añorado pero eternamente saboteado por la comunidad política; su derrotero coincide, por contraste, con la decadencia autodestructiva en la que estuvimos inmersos a lo largo de tantas décadas de frustración y malentendidos.

"Las condiciones de la victoria" podría ser un punto de encuentro para los imprescindibles acuerdos que deberán tejerse después de octubre. No se trata de un texto condescendiente, como presumen los progres o los populistas, ni una Biblia ortodoxa: hará tragar saliva a unos y a otros con su severidad fiscal, su rescate de lo nacional y popular, su obstinación por la seguridad jurídica y su desprejuicio con la inversión extranjera siempre y cuando esté dirigida por el Estado hacia la producción. 

Frigerio, acusado de "dirigista", explica que aquellas gestiones con el FMI "no tuvieron otro propósito que evitar una catástrofe" y la temida cesación de pagos. Redacta párrafos inequívocos de doloroso sentido común: el plan de austeridad se basa en limitar los gastos de la población a lo que realmente el país produce. Para obtener buenos resultados, el equilibrio del presupuesto estatal "se conseguirá en buena medida con la reducción sustancial de la burocracia". Y se pronuncia contra los antagonismos emotivos y los clichés de quienes buscaron la estabilización sin desarrollo, o el desarrollo sin estabilización: los reaccionarios que lo boicotearon y los inefables militantes del "izquierdismo literario" que lo resistieron, en una doble pinza donde ambos se dieron la mano.

Alguien le dijo hace unos días a Mauricio Macri algo que lo dejó pensando: "La Argentina es un carro lleno de mercadería muy valiosa que está encajado en el barro. Hay que empujar todos juntos y al mismo tiempo para sacarlo y no perder lo que tenemos". Es una metáfora simple, pero por momentos parece imposible en esta sociedad suicida.

miércoles, 12 de julio de 2017

Se ve en Siria los preliminares de una guerra entre Rusia y EEUU

Enviado por nuestro amigo Willy Krause - Una opinión.

Por Lajos Szaszdi Leon-Borja - HispanTV
Ante el 76 aniversario de la invasión alemana de la Unión Soviética, cabe ver actualmente en la guerra de Siria los preliminares de una posible futura guerra entre Rusia y EE.UU.
Ante el 76 aniversario del comienzo de Operación Barbarroja el 22 de junio de 1941, la invasión alemana de la Unión Soviética durante la Segunda Guerra Mundial, cabe ver actualmente en la guerra de Siria los preliminares de una posible futura guerra entre Rusia y los Estados Unidos de América que se podría evitar de Moscú actuar con mayor determinación en responder de manera proporcional al uso ilegal de la fuerza militar por parte de EE.UU. en Siria.

EE.UU. desde el otoño de 2001 y bajo las presidencias de George W. Bush, de Barack Obama y del recientemente elegido Donald Trump ha estado interviniendo militarmente en Asia, en sus regiones de Asia Meridional y Asia Occidental o Cercano Oriente, y en África del Norte de manera hegemónica, alterando en la mayor parte de los casos el orden político establecido y violando la soberanía de Estados reconocidos internacionalmente, o alargando y expandiendo conflictos internos a países vecinos, como la extensión de la guerra en Siria a Irak. Así, EE.UU. ha estado actuando como un agresor en búsqueda de alterar según sus intereses, y sobre todo de acuerdo a los intereses judíos israelíes de Tel Aviv, el orden político, económico, social - e inclusive apoyando la fragmentación de la integridad territorial en el caso de los países árabes - de Estados como Irak, Libia, Siria y Afganistán.

Las agresiones militares americanas en estos países en pos de objetivos estratégicos y geopolíticos, según los intereses de Tel Aviv (destrucción o debilitamiento de sus históricos enemigos Irak, Libia y Siria) y de Washington (obtención de bases en Irak y Afganistán para amenazar a Irán, a Rusia, y a la China en el caso afgano, acceso a los recursos minerales en los países invadidos o agredidos, además del sospechado probable estímulo a la producción de opio afgana y del control del tráfico de heroína de Afganistán a Occidente), hacen de EE.UU. y de sus gobiernos desde el año 2001 hasta el presente una amenaza a la paz, estabilidad y seguridad internacional, como lo fue la amenaza de la Alemania del III Reich de Adolfo Hitler a fines de la década de los 30 del siglo XX.

Los planes originales americanos, concebidos y apoyados por estadounidenses vinculados al Partido Republicano, tanto judíos como “gentiles”, que aparentemente tomaron los intereses de Israel primero en menoscabo de los de EE.UU., pretendían inicialmente en 1991, en palabras atribuidas a Paul Wolfowitz, invadir y derrocar los gobiernos de Irak, Siria e Irán, y después a partir de 2001 con la aprobación del régimen del Presidente George W. Bush, invadir y eliminar en cinco años los gobiernos de siete países: Irak, Siria, Líbano, Libia, Sudán, Somalia e Irán. Número de países solo superado por el número de países europeos invadidos por la Alemania de Hitler, habiendo ya sido derrocado los gobiernos de dos de los países de la lista, Irak y Libia, afanándose aún EE.UU. bajo el nuevo Presidente Trump – siguiendo la labor iniciada por el régimen de Obama, probablemente según planes del régimen de George W. Bush - en destruir al tercer país de los siete, Siria. Es de esperar que de caer el Estado Siria, le seguirían Líbano e Irán como blancos de la agresión terrorista y/o militar americana y de sus aliados, pasando por la partición de Irak.           

La agresión de EE.UU. – y las desestabilizaciones resultantes - en casi 16 años, desde los atentados terroristas atribuidos por la red internacional terrorista radical sunita Al Qaeda del 11 de septiembre de 2001, se ha manifestado en las invasiones americanas de Afganistán en 2001 y de Irak en 2003, en el terrorismo y la insurgencia radical sunita desatada en Pakistán por la intervención militar estadounidense, en la intervención militar predominantemente aérea y de misiles de EE.UU. y de sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) en Libia en 2011, y en la intervención clandestina de EE.UU. y de una coalición de sus aliados en Siria para desestabilizarla a partir de 2011 y hasta el presente.

La intervención de EE.UU. en Siria incluye el patrocinio norteamericano y de sus aliados de grupos terroristas radicales sunitas en Siria e Irak, para provocar el derrocamiento del Estado Sirio, de su destrucción como Estado viable y su fragmentación territorial, y el retorno de fuerzas y bases americanas a Irak. En particular, las recientes invasiones americanas y de sus aliados de territorio sirio, y sus intervenciones militares directas en la Guerra de Siria a favor de grupos terroristas radicales sunitas e insurgentes kurdos, tienen el objetivo de fragmentar a Siria y destruirla como Estado, en beneficio del régimen de Israel y en perjuicio de los intereses de seguridad nacional, estratégicos y geopolíticos de Rusia.

Basándose en el pensamiento teórico estratégico y geopolítico del Almirante Raoul Castex, se puede considerar a EE.UU. a partir del comienzo del siglo XXI en un perturbador continental de Asia, en el Cercano Oriente (Irak y Siria) y Asia Meridional (Afganistán y Pakistán), y en el Norte de África en Libia.    

Ejemplos de la historia de perturbadores continentales han sido Alejandro Magno de Macedonia, Atila rey de los hunos, Gengis Kan de Mongolia y sus sucesores del siglo XIII, el turco-mongol Tamerlán o el Sultán Solimán el Magnífico del Imperio Otomano. Correctamente Castex nombra como perturbadores continentales a la Francia del Rey Luis XIV y del Emperador Napoleón Bonaparte, a la Alemania de Adolfo Hitler y a la Unión Soviética durante la Guerra Fría del siglo XX.

En todo caso se equivocó Castex, muy probablemente impedido por sus prejuicios nacionalistas franceses, al decir que Carlos V y Felipe II fueron perturbadores continentales. Todo lo contrario, Carlos V de Alemania – y a la vez Carlos I de España -defendió sus dominios europeos obtenidos por herencia de los repetidos ataques franceses realizados para conquistarlos. Francia, bajo los reinados de Carlos VIII y Luis XII a fines del siglo XV y comienzos del XVI, continuando con Francisco I, Enrique II y Enrique IV a lo largo del siglo XVI, fue la perturbadora continental por pretender arbitrariamente expandir sus fronteras y obtener una influencia hegemónica europea a costa de sus vecinos. Felipe II defendió el statu quo de sus dominios heredados y su religión de los ataques de diversos enemigos, siendo en su tiempo perturbador continental aparte de Francia y del Imperio Otomano la Inglaterra de Isabel I, quien apoyó a los enemigos de Felipe II en Europa y atacó con expediciones marítimas las colonias españolas de ultramar, no solo como es de esperar después de que la guerra estallase entre España e Inglaterra en 1585 pero antes en los precedentes tiempos de paz con ataques piráticos, que fue una importante razón que provocó dicha contienda.

En cuanto a la opinión de Castex de considerar al Emperador Guillermo II de Alemania como perturbador continental, el almirante francés también se dejó cegar por su prejuicio nacionalista francés, ya que Alemania se vio amenazada por el plan de Francia y su aliada la Rusia zarista de atacar a Alemania en dos frentes, los franceses por obtener la revancha en una nueva guerra victoriosa tras su derrota en la Guerra Franco-Prusiana, y los rusos por su interés paneslavista de intervenir en los Balcanes a favor de su aliada Serbia como también de anexar territorios de población eslava pertenecientes a Austria-Hungría, como la polaco-ucraniana región de Galicia, perteneciente a Austria dentro de Austria-Hungría. Los perturbadores continentales eran Serbia, el Imperio Ruso y Francia por su interés de obtener territorios a costa de la desmembración de Austria-Hungría y de regiones alemanas. En cambio, en 1914 Alemania y Austria-Hungría defendían en Europa el statu-quo y no deseaban perturbarlo, mientras que la III República Francesa y el Imperio Ruso zarista querían perturbar el statu quo para imponer un nuevo balance de poder europeo según su conveniencia.        

Se podría decir que EE.UU. ha sido originalmente un perturbador continental en América, inicialmente contra las tribus indias americanas con las que EE.UU. había firmado tratados, violados una y otra vez por Washington y sus colonos, contra México en la Guerra de Texas y la Guerra de México y Estados Unidos de 1846 a 1848, contra los estados norteamericanos del Sur declarados independientes en los Estados Confederados de América, invadidos y sometidos por los EE.UU. en su llamada Guerra Civil de 1861-1865, en la Guerra Hispano Americana de 1898 contra España, en la intervención americana en Panamá contra Colombia en 1903 y las llamadas “guerras bananeras” con intervenciones militares americanas en México, Cuba, República Dominicana, Haití, Nicaragua y Honduras durante el primer tercio del siglo XX.     

Rusia no ha respondido con fuerza al uso norteamericano de la misma en una serie de actos de agresión americana contra Siria, para defenderla de la agresión de los estadounidenses. Los actos de agresión de EE.UU. contra Siria han incluido la intervención ilegal de fuerzas americanas en el norte de Siria al norte del Río Éufrates, la intervención militar americana y de sus aliados en el sureste sirio en la frontera de Siria con Jordania e Irak, la ilegal e impune actividad militar aérea de EE.UU. y de sus aliados en espacio aéreo sirio so pretexto de combatir al grupo terrorista Daesh, los ataques de los aviones americanos a fuerzas sirias y de sus aliados que tratan de restablecer control sobre su territorio, el derribo por la aviación americana de un cazabombardero Su-22 sirio tripulado que volaba en espacio aéreo sirio para combatir a unidades ilegales armadas por EE.UU., y el impune ataque con misiles crucero lanzados por destructores de misiles teledirigidos del U.S. Navy contra la base aérea siria de Ash Shairat el pasado 7 de abril. 

Rusia está tratando de evitar la guerra con EE.UU. en Siria y como un Estado responsable y civilizado – lo que EE.UU. y sus aliados cómplices no son, al apoyar al terrorismo radical sunita en Siria, Irak y Libia y así provocar las tragedias humanitarias en esos países y la exportación de la amenaza terrorista a nivel global - trata de resolver el conflicto sirio por la vía diplomática. Empero, hasta hace unos días y tras los actos de agresión que EE.UU. ha cometido directamente contra Siria con total impunidad, la impresión que ha habido es que EE.UU. le perdió el respeto a Rusia y a sus legítimos intereses nacionales en Siria.

La aparente inacción rusa ante los actos de agresión estadounidenses contra las fuerzas sirias ha dado la impresión de que Moscú ha perdido su credibilidad ante Washington, en cuanto a la voluntad del Kremlin de oponerse a la agresión americana en Siria de manera proporcional y por medio del uso de su poderío militar. De manera similar, en 1936 la inacción militar de Francia para impedir que el Ejército Alemán ocupara la región alemana de la Renania, remilitarizándola , contribuyó a la impunidad de los posteriores actos de expansión territorial alemana, culminando en la invasión de Polonia en septiembre de 1939 y el comienzo de la II Guerra Mundial. En este sentido, una reciente advertencia rusa a EE.UU. parece ser que será desafiada e ignorada por Washington en Siria una vez más.
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