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lunes, 16 de abril de 2018

Buques chilenos obtuvieron millonarios contratos para operar en las islas Georgias del Sur

(Perfil.com) - Las licencias de pesca permiten además a embarcaciones de Noruega y Nueva Zelanda operar en la zona de 200 millas cuadradas alrededor del territorio argentino durante cuatro años.

Buques noruegos, de Chile y Nueva Zelanda obtuvieron autorización de Gran Bretaña para pescar en el Atlántico Sur en la zona de las Islas Georgias del Sur. La decisión provocó la furia de compañías locales, que quedaron fuera de los acuerdos por unos 100 millones de dólares.
uques noruegos, de Chile y Nueva Zelanda obtuvieron autorización de Gran Bretaña para pescar en el Atlántico Sur en la zona de las Islas Georgias del Sur.
Los diarios británicos The Daily Mail y The Sun brindaron la información y señalaron que el blanco de las críticas inglesas fue el canciller Boris Johnson. Las seis licencias pesqueras fueron entregadas a cuatro firmas noruegas, una chilena y una neozelandesa, según consignó la agencia Noticias Argentinas.

En ese contexto trascendió que las peticiones de dos compañías británicas, South Georgia Fisheries y Fortuna Ltd. fueron rechazadas, lo que generó críticas a nivel local.

Las licencias habilitan a pescar en la zona de 200 millas cuadradas alrededor del territorio argentino de las Georgias del Sur durante cuatro años. La firma noruega Ervik Havfiske ganó la licencia para cuatro buques, otra para el buque neozelandés San Aspiring y la restante para el chileno Antarctic Bay.

Formalmente, los permisos son entregados por el gobierno britànico de las Islas Georgias y Sandwich del Sur, pero la que da la autorización final es la Cancillería del gobierno de Theresa May. Una de las compañías británicas que no obtuvieron licencias anunció que realizará acciones legales.

jueves, 12 de abril de 2018

Por primera vez, llega a Buenos Aires un buque científico de la Armada británica

(Clarin.com) - Es el HMS Protector, que participó de la búsqueda del submarino ARA San Juan.
El buque británico, en el puerto porteño.
El HMS Protector, el barco científico de la Armada Británica, llegó esta mañana al Puerto de Buenos Aires por primera vez. Arribó desde Montevideo, en una visita de tres días que estará enfocada en los trabajos de exploración científica y cooperación logística con Argentina en la Antártida.

El HMS Protector fue el primer buque extranjero que se unió a la Marina argentina para brindar asistencia logística y tecnológica durante las operaciones de búsqueda del submarino ARA San Juan.

La embajada del Reino Unido informó que dentro las actividades que se llevarán a cabo en el barco, la tripulación del HMS Protector ofrecerá una recepción y demostración de capacidades para autoridades de la Armada Argentina y los ministerios de Defensa y de Relaciones Exteriores.

También habrá una presentación sobre asuntos científicos y logísticos destinada a miembros de la comunidad científica y especialistas en temas antárticos. Además, estudiantes del Instituto fundador Don Francisco de Merlo, de esa localidad bonaerense, tendrán la oportunidad de conocer al buque por dentro. La visita incluirá un recorrido, una descripción de la función de ciencia y logística en la Antártida y de su papel durante la búsqueda del ARA San Juan.

El capitán del HMS Protector Matthew Syrett expresó: “Es un honor para nosotros haber sido invitados y estamos deseosos de compartir nuestras experiencias de trabajo en la Antártida con la comunidad naval y científica argentina".

Esta mañana Syrett tuiteó fotos del amanecer y dijo: “Una mañana fantástica para nuestra llegada en Buenos Aires. Es un gran honor poder ir a este puerto por primera vez”.

Desde hace años, el Reino Unido y la Argentina se brindan apoyo mutuo en sus respectivas misiones antárticas. Científicos de ambos países han trabajado juntos en varios proyectos, incluyendo el estudio de hábitats de pingüinos, ecología terrestre y ficología.

Como barco de patrulla de hielo de la Armada británica (Royal Navy), el HMS Protector se encuentra en un despliegue de cinco años en el Atlántico Sur y la Antártida.

Durante este período realiza estudios hidrográficos de la zona para mejorar la seguridad de la navegación, se compromete con la comunidad científica internacional de la región y presta apoyo a las estaciones de investigación del Reino Unido y del extranjero, en el estudio y preservación de esta parte única del mundo. Tras pasar por Buenos Aires partirá rumbo al Océano Índico para realizar tareas de investigación antes de volver a la Antártida para la nueva temporada, que se inicia en octubre.

miércoles, 4 de abril de 2018

Gran Bretaña renovó su equipamiento militar en las islas Malvinas

(Analisis Digital.com) - Gran Bretaña renovó su equipamiento militar en las islas Malvinas. La Fuerza Aérea británica decidió modernizar su equipamiento de aviones militares en la base militar inglesa de Mount Pleasant. Según revelaron fuentes del Foreign Office, el Ministerio de Defensa de Gran Bretaña sustituyó los Super Hércules C-130J que estaban apostados allí desde hace más de dos décadas por unos modernos Airbus Defence and Space A400M del Squadron de la Royar Air Force.
“Se trata de una maniobra de rutina que se está realizando en varias bases militares a lo largo de todo el mundo con la intención de modernizar los equipamientos. Pero no se trata de un incremento de la cantidad de equipamiento o del personal militar de Gran Bretaña”, aclararon voceros del Foreign Office.
Resultado de imagen para Gran Bretaña sustituyó los Super Hércules C-130J en Malvinas
La decisión de la Royal Air Force fue modernizar la flota que se encuentra en la base de Malvinas debido a que los Airbus A400M tienen una tecnología más moderna que los Hécules C-130J con mayor capacidad de búsqueda y rescate, más tecnología y mayor seguridad en navegación.

Los Hércules C-130J fueron enviados a la base de Mount Pleasant después de 1986, un año después de inaugurada la base militar británica. El 27 de marzo pasado llegaron los nuevos Airbus A400M a Malvinas, es decir, apenas un día después de que los familiares de 90 soldados argentinos caídos en la guerra fueron al cementerio de Darwin para homenajear en sus tumbas a los soldados identificados por la Cruz Roja.

Desde el Foreign Office destacaron que las fechas elegidas para la llegada de los nuevos aviones militares nada tuvo que ver con el viaje histórico que realizaron los familiares de los soldados argentinos caídos en combate. “Se trató de una maniobra militar de rutina que se está realizando en muchas bases inglesas a lo largo de todo el mundo“, relataron las fuentes consultadas. El Airbus A400M realizó una escala técnica en San Pablo, Brasil, antes de llegar a la base de Malvinas.

A su vez, desde Londres remarcaron que la renovación de equipos en Malvinas no intercederá los acercamientos que hubo recientemente entre el gobierno de Mauricio Macri y de Theresa May. De hecho, se está evaluando ahora un operativo conjunto de control en la zona de pesca del Atlántico Sur a la vez que se evalúa la posibilidad del reestablecimiento de vuelos de las islas a Buenos Aires.

martes, 3 de abril de 2018

Gran Bretaña y la Argentina: avances y apuesta al diálogo por las Malvinas

Mauricio Macri en Olivos con los familiares de los 90 soldados caídos en la guerra que fueron reconocidos en el cementerio de Darwin.Por Natasha Niebieskikwiat - Clarin.com
Con la llegada de Macri hubo cambios en la relación con los ingleses. Se avanzó sobre el ADN de los caídos y se negocia por los vuelos.

Mauricio Macri en Olivos con los familiares de los 90 soldados caídos en la guerra que fueron reconocidos en el cementerio de Darwin.

Uno de los primeros gestos que se recuerdan de Mauricio Macri tras asumir el poder fue aquel apretón de manos que se dio con el ex primer ministro David Cameron en uno de los intervalos del Foro Económico de Davos, en enero 2016. Esa señal fue un punto de inflexión si se tienen en cuenta los fuertes choques verbales que mantuvieron Cameron y Cristina Kirchner. La ex mandataria llevó adelante una política de confrontación hacia Londres y de dureza hacia las Malvinas, que generó un efecto fuertemente adverso, al tiempo que encabezó una campaña de reclamo internacional, que sí conservó los amigos de siempre, y el reconocimiento de los organismos internacionales de que existe una disputa de soberanía no resuelta.

Desde aquel encuentro Macri-Cameron se sucedieron otros gestos entre Argentina y el Reino Unido y que pueden resumirse en algunas de las palabras que Mauricio Macri pronunció ayer. "Seguiremos reclamando lo que creemos que es legítimo y nos pertenece, nuestra soberanía sobre las Islas", dijo el Presidente tras su encuentro con los familiares. Poco después, en una conferencia de prensa, el subsecretario de Política Exterior de la Cancillería, Gustavo Zlauvinen, explicó el tono diplomático de la gestión actual. "Creemos, y consideramos que las Malvinas, las islas del Atlántico Sur y los espacios circundantes son nuestros, pero todas las acciones que llevamos adelante son en un ambiente de diálogo maduro y pragmático", dijo.

Aquí radica el giro de 180 grados en la política sobre Malvinas de Cambiemos respecto a la anterior del kirchnerismo. Es su fortaleza y su debilidad. Este país cambia su enfoque sobre cómo abordar el la cuestión Malvinas según la administración de turno. Desde 1982, el Reino Unido siempre se comporta igual. De soberanía no se habla. Los isleños también se comportan siempre igual: los más duros no quieren vínculos con el continente, los más "blandos" aceptan una política de "buen vecino".

En este terreno apareció el comunicado conjunto de Argentina y Reino Unido de septiembre dude 2016. El Gobierno lo llama "hoja de ruta" ante los críticos más nacionalistas, pero el problema es que a veces lo pone en práctica como un acuerdo de hecho, y sin consensos.

El acercamiento bilateral político, económico, y cultural en el plano bilateral con el Reino Unido está funcionando acertadamente. Se avanzó en aspectos como el de la identificación de los caídos y se está avanzando en materia de vuelos y pesca en el archipiélago. El consejero de las islas Barry Elsy sembró recientemente algunas dudas sobre los alcances de las negociaciones. Dijo que para el apoyo británico a la Argentina para su entrada a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) el Gobierno de Macri había aceptado eliminar las sanciones (hidrocarburíferas) que datan de la época kirchnerista. Alguien debería explicarlo.

Los isleños son quienes vienen marcándole el pulso a Buenos Aires. Y por cierto, ¿a cambio de la política amigable de la Argentina, se le ha pedido a Londres que elimine un embargo de armas a la Argentina impuesto en 2012 o no lo ha pedido? Como esta hay muchas incógnitas que aún no tienen respuesta.

domingo, 1 de abril de 2018

Guerra de Malvinas: admiten que hubo planes del Reino Unido para atacar el continente

Guerra de las Malvinas 1982(Perfil.com) - Un veterano británico reconoció que "sin ninguna duda" estaban en "riesgo" quienes se desempeñaron en bases militares de la Patagonia durante el conflicto.

Guerra de las Malvinas 1982 Guerra de las Malvinas 1982 Foto:Cedoc 

Un veterano británico de la guerra de Malvinas reconoció la existencia de planes durante 1982 por parte del Reino Unido para llevar adelante incursiones armadas en el continente, en zonas del litoral marítimo patagónico.

Se trata de Edward Denmark, integrante del 12° Regimiento Real de Artillería Antiaérea de la Task Force, quien se contactó a través de una carta con el ex miembro de la Fuerza Aérea Sur Julio Herrera Vidal y le aseguró que "sin ninguna duda" estaban en "riesgo" quienes se desempeñaron en bases militares de la Patagonia durante el litigio.

En declaraciones a la agencia Noticias Argentinas, Herrera Vidal explicó que "eran seis las bases en el sur argentino: "Trelew, Comodoro Rivadavia, San Julián, Santa Cruz, Río Gallegos y Río Grande desde donde salieron los golpes que demolieron a la marina británica" durante la guerra, todas ellas en el ámbito del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS).

Según trascendió, Denmark planearía junto con un grupo de ex colegas británicos elevar un petitorio al Parlamento de su país para que intervenga ante el Gobierno argentino, con el fin de reconocer como ex combatientes y veteranos de Malvinas a todos los soldados que cumplieron órdenes de guerra en bases militares patagónicas, incluyendo a Tierra del Fuergo, durante la contienda de 1982.

El objetivo sería lograr que ese cuerpo legislativo interceda ante el Gobierno argentino para que todos los soldados que cumplieron órdenes de guerra en el continente sean reconocidos formalmente como veteranos de Malvinas: "Porque dice que es una injusticia lo que están haciendo con nosotros", señaló el argentino, sobre los planes del británico.

"Se está desclasificando todo y gracias a Dios se va a hacer justicia. Hubo muchos ataques en el continente. De hecho, el 23 de mayo de 1982 a las 19:00 entramos en combate aéreo con un avión que no se identificó. Fue en la base aérea militar Santa Cruz, ubicada al sur de (Puerto) San Julián", sostuvo Herrera Vidal.

Respecto de la misiva enviada por Denmark, reveló: "Me mandó una carta certificada por un escribano de Liverpool. Cuando la fui a buscar al correo me tomé un día más y lo hice con un escribano público que protocolarizó todo. Luego la mandé a una traductora pública de La Plata y de ahí la envié" al Colegio Público de Traductores e Intérpretes, a los efectos de proceder con su legalización.

En esa carta, el británico admite que existieron incursiones armadas británicas en el continente durante la guerra de Malvinas, como sostienen desde hace años los integrantes de la Asociación Civil Campamento TOAS Plaza de Mayo: "Todos nosotros operamos en áreas consideradas de riesgo de combate", enfatizó al respecto Tulio Fraboschi, presidente de ese organismo.

La ayuda secreta de Perú durante la guerra de Malvinas

(FM Soledad 885)
Por Andres Gomez de la Torre Rotta
La participación peruana durante el conflicto por las islas Malvinas en 1982 entre la Argentina y el Reino Unido merece ser analizada desde una perspectiva histórica.

Son tres los ejes indispensables para analizar y desbrozar la postura y los lineamientos asumidos por el gobierno del Perú de aquel momento, ante la existencia de una imprevista guerra geográficamente cercana. Anotamos que el país estaba conducido entonces por el gobierno constitucional del arquitecto Fernando Belaúnde Terry, perteneciente al tradicional partido centrista Acción Popular.

En los años 70, primaban en la Región las dictaduras militares donde existían complejas herencias de conflictos territoriales irresueltos. Evidentes eran los cabos sueltos en la poco clara definición jurídica de algunas de las fronteras. Un ejemplo de ello fue la guerra entre Ecuador y Perú de 1941, tras la cual ambos tuvieron la posibilidad de elegir un país garante en la firma del Protocolo de Paz, Amistad y Límites de Río de Janeiro de 1942 que puso fin al conflicto, además de los garantes principales: EE. UU. y Brasil, por sus posiciones de hegemón hemisférico y subcontinental, respectivamente. Ecuador mostró simpatía y propensión por Chile, en tanto que Perú hizo lo propio con Argentina.

La década del 70 estuvo plagada de situaciones de tensión, como la crisis del canal de Beagle en 1978; la inminente efemérides del centenario de la guerra del Pacífico que enfrentó a Perú y Bolivia contra Chile (1879-1881); los reclamos bolivianos de salida al mar por el océano Pacífico y el desconocimiento ecuatoriano de un tramo de la frontera con Perú.

Esa fue la moneda corriente de las relaciones internacionales intrarregionales, con el agravante de que la expansión de gobiernos militares produjo un fuerte aumento del gasto militar sudamericano.
En los inicios de la crisis del Beagle, en 1978, hubo una intensa interacción y contacto entre los cancilleres del Perú, José de la Puente y Rabdill, y de la Argentina, César Guzzetti, quienes habrían analizando la posibilidad de su “trilateralización” en el contexto de una escalada con consecuencias bélicas bilaterales argentino-chilenas.

Eran tiempos en los que los gobiernos militares abundaban en el vecindario: Videla en Argentina, Pinochet en Chile, Bánzer en Bolivia, Morales Bermúdez en Perú y Alfredo Poveda presidiendo la Junta Militar en Ecuador. Todo ello, en pleno auge de las doctrinas de seguridad nacional. Hubo al respecto mucha “diplomacia militar” en la trama, con ministros de Relaciones Exteriores procedentes de las FF. AA., como en Chile y Argentina, y una creciente actividad de espionaje recíproco e intercambios de información, agravada por las notorias y masivas compras de armas, además de una figura como la del entonces embajador argentino en Lima, el almirante Luis Sánchez Moreno.

La diplomacia de Belaúnde

En 1982, ejercía en la Secretaría General de las Naciones Unidas un diplomático peruano de carrera: el embajador Javier Pérez de Cuellar, quien en todo momento guardó los obvios equilibrios inherentes a su cargo sin dejar de custodiar el patrimonio que significaba la defensa de los intereses latinoamericanos y coadyuvó a una salida mutuamente satisfactoria para las partes en conflicto.

En abril de 1982, el mandatario peruano Fernando Belaúnde Terry asumió un papel protagónico, dada su cercanía con EE. UU., y articuló una diplomacia presidencial que incluyó una interlocución válida con Washington para esos tiempos de guerra. Belaúnde había hecho su carrera en la Universidad de Texas y se exilió en Argentina y EE. UU. luego de haberse producido el golpe de Estado de 1968, que puso fin a su primer gobierno (1963-1968).

Fue un demócrata típico de la era de la Alianza para el Progreso de Kennedy, un “liberal”, según el léxico norteamericano, que pretendía estrechar relaciones con EE. UU. Pese a su distancia de los halcones hard line republicanos de la era Reagan y del neoliberalismo conservador de Margaret Thatcher, Belaúnde se convertiría en una “bisagra” respecto de los actores involucrados en 1982.

Sus esfuerzos durante las conversaciones con el secretario de Estado, Alexander Haig, deben ser entendidos en el contexto de la búsqueda de una salida que fuera lo más realista y lo menos costosa posible para la Argentina.
El comandante en Jefe de la FAP en funciones, general Hernán Boluarte Ponce de León (derecha), artìfice del apoyo aéreo peruano a la FAA, y el entonces Mayor de la FAP Aurelio Crovetto Yánez (izquierda). Foto: Gentileza Andrés Gómez de la Torre Rotta.
El comandante en Jefe de la FAP en funciones, general Hernán Boluarte Ponce de León (derecha), artìfice del apoyo aéreo peruano a la FAA, y el entonces Mayor de la FAP Aurelio Crovetto Yánez (izquierda). Foto: Gentileza Andrés Gómez de la Torre Rotta.

Lo paradójico fue que Belaúnde, un político civil neto, conversara con militares de línea dura, como Haig y Galtieri, ubicados en sus antípodas. Lo cierto es que Perú habría seguido jugando un rol activo muy importante en un hipotético escenario de posconflicto, con separación de ambas fuerzas militares en Malvinas y un régimen de administración temporal. También fue importante e intensa la labor desplegada por la Cancillería peruana ante la OEA en Washington para apuntalar las gestiones multilaterales llevadas a cabo por el canciller argentino Nicanor Costa Méndez.

Nunca fue secreta la existencia de estrechas relaciones institucionales en el nivel militar entre las tres ramas castrenses del Perú y la Argentina, especialmente en las décadas del 60 y del 70. Ambos países coincidieron y estandarizaron sus proveedores militares y sus políticas de adquisición de armas.

También influyó la coincidencia de los intensos contactos interpersonales, producto, entre otros aspectos, de la existencia de muchos oficiales peruanos graduados en centros de formación militar de Argentina. Con anterioridad, a fines de los años 70, hubo contactos permanentes entre los jefes de ambos ejércitos, particularmente entre Pedro Richter Prada y Leopoldo Galtieri.

Nunca fue secreta la existencia de estrechas relaciones institucionales en el nivel militar entre las tres ramas castrenses del Perú y la Argentina

Más intensa aún fue la cercanía entre los máximos jerarcas de la Fuerza Aérea: el general Dante Poggi visitó Buenos Aires en 1977 y, con posterioridad, el general Hernán Boluarte visitó Buenos Aires y labró una óptima relación con su par Omar Rubens Graffigna.

En setiembre de 1981, luego del breve incidente militar peruano-ecuatoriano en la frontera bilateral, aviones A-37B Dragonfly del Grupo 7 de la Fuerza Aérea Peruana (FAP) que participaron en ese conflicto se desplazaron a la IV Brigada Aérea de Mendoza para realizar ejercicios de recarga aérea con aviones KC-130 y ejercicios de combate disimilares con A-4 Skyhawk. Podemos hacer una doble lectura de este acontecimiento, pues la Fuerza Aéra Chilena disponía, como la FAP, de una cantidad apreciable de A-37 y había interés argentino en conocer detalles de tal aeronave.

El aporte peruano

Iniciado el conflicto de Malvinas en abril de 1982, hubo solicitudes y requerimientos específicos desde Buenos Aires para atender las demandas logísticas de Argentina. Figuras centrales de estos aprestos serían por la parte peruana el ministro de Aeronáutica, general José Gagliardi, y el Jefe de la FAP, Hernán Boluarte.

El apoyo y adhesión del Presidente Belaúnde a tales necesidades fue total y sin titubeos. Los mandos aéreos peruanos analizarían la situación al detalle y solo establecerían dos cortapisas para su apoyo: no transferir el abundante material soviético, en concreto los aviones de combate Sukhoi, para no hacer visible y en extremo evidente la participación peruana en las operaciones militares.

Se decidió, como más realista y discreta, la opción de enviar los Mirage 5 y sus sistemas de armas, como misiles Nord AS-30 aire-superficie. Todo indica que habrían sido diez aviones de la flota de 32 existentes en el Grupo 6 de Chiclayo, al norte de Lima.

La figura fundamental en la etapa de transferencia de los aviones fue el mayor Aurelio Crovetto Yáñez, quien lideró el recibimiento del silente vuelo de los aviones en la ruta La Joya-Jujuy-Tandil por espacio aéreo de Bolivia. Crovetto se quedaría en Argentina hasta finalizado el conflicto, como una suerte de apoyo técnico a sus pares de la Fuerza Aérea.

Sin embargo, el apoyo peruano no se circunscribió solo a lo apenas descripto. Los aviones de transporte peruanos DC-8 realizarían vuelos Lima-Tel Aviv-Lima-Buenos Aires para trasladar material necesario ante la urgencia que ameritaba la situación, en tanto que otros equipos fueron trasladados de forma directa desde Perú por aviones Hércules, en un contexto en que este país también sufriría algunos efectos militares de su toma de posición.
Pilotos de combate peruanos y argentinos, en septiembre de 1981, en la IV Brigada Aérea, Mendoza, Argentina. Foto: Gentileza Gómez de la Torre Rotta.
Pilotos de combate peruanos y argentinos, en septiembre de 1981, en la IV Brigada Aérea, Mendoza, Argentina. Foto: Gentileza Gómez de la Torre Rotta.

De hecho, en 1982, un embarque de misiles Exocet MM-38, destinado a las corbetas peruanas PR-72, fue extraña e inusualmente “retenido”, pero no embargado, en puertos franceses, debido a la suspicacia subyacente de que podría ser “tercerizado” a la Armada Argentina.

Resumir la participación del Perú en el conflicto de 1982 significa adentrarnos en aspectos y lazos históricos que existen desde la independencia entre ambas naciones. Un dato basta para ilustrarlo: el Libertador José de San Martín fue el creador, el 8 de octubre de 1821, de la Marina de Guerra del Perú. Un noble y patricio ciudadano de nacionalidad argentina, Roque Sáenz Peña, peleó del lado del Ejército del Perú en la Guerra del Pacífico contra Chile (1879-1883).

Sin embargo, la lógica que rodea la posición peruana en la guerra de 1982 no solamente está impregnada de esa condición histórica y emotiva de solidaridad latinoamericana, pues tiene otras características y aristas colaterales, no menos importantes y desdeñables, entre ellas la especial situación geopolítica, estratégica, política y militar existente por esos tiempos en el área subregional andina, y de sus conflictos de poder a partir de la competencia entre gobiernos militares. Es decir, todo ello se dio en el contexto de la disputa por el equilibrio de fuerzas y la supremacía en nuestro subcontinente.

*El autor es investigador peruano, especialista en Seguridad, Defensa e Inteligencia. La versión original de esta nota fue publicada en la revista DEF N.° 120

Fuente: http://fmsoledad885.com.ar/web/la-ayuda-secreta-de-peru-durante-la-guerra-de-malvinas/
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