(defensa.com) - Por José
María Navarro
La retirada de Afganistán es una
operación logística sin precedentes que requiere de grandes medidas de
seguridad. Por ello, el Mando Logístico del Ejército español y el de la Fuerza
Logística Operativa han planeado un operativo que será dirigida por el Mando de
Operaciones. Tras el reconocimiento previo, se han elaborado un Plan de
Optimización de Materiales, que recoge el calendario de preparación y
repatriación del material, y un Plan de Repliegue de Materiales, que establece
los especialistas que se integrarán en las unidades logísticas desplegadas.
El 30 de enero de este año, el ministro de
Defensa Pedro Morenés compareció para explicar las circunstancias del
fallecimiento en Afganistán del sargento David Fernández Ureña. En dicha
comparecencia anunció el envío de los vehículos de detección de minas y
artefactos explosivos improvisados (IED) Husky 2G, que llegaron
a finales de febrero, y de 3 helicópteros Tigre, que se
esperaban durante el mes de marzo para proporcionar seguridad a la operación.
También confirmó el adelanto del repliegue español, aunque dejó abierta la
puerta a participar después de 2014 en misiones de formación junto a la OTAN, la
ONU o el Gobierno afgano. Además de los Tigre, el jefe del
Estado Mayor del Ejército de tierra aprobó el envió de 3 helicópteros pesados
Chinook, que se unirán a los 3 Cougar ya
desplegados.
Los planes iniciales han sido modificados y, de
los 1.500 militares españoles desplegados en la provincia de Badghis, a finales
de este año solo quedarán en torno a 400 efectivos. Se entregó al Ejército
afgano el puesto avanzado de Ludina en febrero y está previsto hacer lo mismo
con el de Moqur, concentrándose el despliegue en la base principal de
Qala-i-Naw, para después marchar a Herat, abandonando el que ha sido nuestro
bastión en Afganistán. Junto al personal hay que retirar el material, entre el
que destacan aproximadamente 200 vehículos (67 RG-31 y 131
Linces) y 600 contenedores con material de diverso tipo.
Tras descartarse la salida por tierra a través de Paquistán por los altos
precios solicitados por el Gobierno para usar el puerto de Karachi (que son un
reflejo de las malas relaciones entre este país y la OTAN), se han estudiado dos
rutas posibles para la retirada del equipo acumulado durante diez años de
presencia militar. Una pasa por Georgia y la otra por Emiratos Árabes Unidos,
combinando transporte aéreo y marítimo, pero para ambas hay que salir en avión
desde Herat. El coste estimado inicialmente estaba entre 30 y 60 millones de
euros, pero el mayor uso de avión de transporte lo elevará hasta una cifra entre
60 y 80 millones.
Sea cual sea la ruta, el punto de salida en avión desde
Afganistán es Herat y hasta allí tendrán que desplazarse los medios españoles
que ahora se encuentran en la región de Badghis. Esta vía de aproximadamente 170
km. hacia el Suroeste implica atravesar zonas con alta actividad de la
insurgencia y el paso montañoso de Sabzak, a 2.000 m. de altitud, donde los
talibanes han actuado constantemente contra las tropas italianas.
Se creará un corredor de seguridad que requerirá
operaciones de limpieza de rutas y de protección de convoyes, vigilancia
mediante aviones no tripulados y helicópteros como los Cougar o
los Tigre, o incluso apoyo aéreo a las tropas de la coalición
si fuera necesario. Deberá tener varios kilómetros de anchura alrededor de la
carretera principal y para ello los helicópteros realizarán misiones de
limpieza, que obliguen retroceder a la insurgencia. Junto a estos ataques, la
principal amenaza para este repliegue serán los IED. De hecho, la baja del
sargento Fernández Ureña acaecida en enero lo fue por acción de un dispositivo
con 35 kg. de explosivo y dotado de dos activadores.
Asegurar el
terreno
La capacidad para mover tropas y material en un área de
operaciones es vital para el éxito de las misiones. Además, el movimiento y las
maniobras dependen del uso de las líneas de comunicación dentro de ese área, por
lo que la limpieza de rutas ha cobrado especial relevancia en los conflictos
recientes, especialmente el afgano. El objetivo será detectar, investigar,
marcar, informar y neutralizar cualquier dispositivo explosivo u obstáculo
dentro de una ruta definida, para permitir el movimiento seguro de otras
unidades. Es realizada por unidades de ingenieros y consiste en despejar las
vías de comunicaciones de obstáculos peligrosos, como minas de diversos tipos y
dispositivos explosivos improvisados (IED), para permitir la libre circulación
de tropas y suministros, tanto propios, de los aliados o a la población civil.
El caso de Afganistán difiere de otros, como el de Irak por el terreno, la
meteorología, las infraestructuras existentes, el volumen y tipo de insurgencia,
el tipo de IED, así como la forma de emplearlos o sus componentes.
En
Afganistán encontramos planicies desérticas y montañas complicadas, donde los
insurgentes encuentran cobertura y las unidades quedan a menudo atrapadas en
escarpados y estrechos pasos montañosos con carreteras sin pavimentar. En estos
casos los IED se emplean para dificultar las comunicaciones, de por sí
complejas, y para iniciar emboscadas en los caminos, en los que se emplea luego
fuego ligero. El invierno afgano es muy crudo, con temperaturas muy bajas y
copiosas nevadas, que dificultan la movilidad por tierra en muchas zonas del
país. Tras este motivo podría también estar el adelanto del repliegue, no
queriendo que parte de esta misión tenga que desempeñarse en esas condiciones, y
más aún teniendo que transitar por el citado paso de Sabzak.
Es una misión
compleja, en tanto las rutas deben estar despejadas y libres de amenazas en el
lugar y momento exacto. Para ello la doctrina existente se centra en la
formación de unidades compuestas de distintos sistemas, en cómo interactúan
entre ellos en distintos escenarios, cómo deben proporcionar cobertura durante
la operación de limpieza o incluso de los apoyos de distintos tipos que se
requieren según el perfil de la misión. Incluso la tarea de retirar vehículos
propios o ajenos dañados en este entorno requiere de la adecuada preparación y
dotación de medios. En Afganistán los IED son, por lo general, más sencillos,
con materiales aun más improvisados que en Irak, lo que a su vez también
dificulta la acción de los detectores. Además, hay más campos minados y minas
que son empleadas, tanto por separado, como formando parte de los dispositivos.
Esto supone que a veces no se sepa si una mina pertenece a un campo minado o si
forma parte de un IED más complejo.
Adquisiciones
específicas
Junto a los detectores portátiles de minas y los
robots desactivadores de explosivos ya en
servicio, se han adquirido algunos sistemas específicos para desarrollar esta
misión con seguridad. En agosto del año pasado conocíamos la compra de 6
vehículos Husky, junto a 4 rodillos contra minas para los
RG-31. Se trató de contratos negociados sin publicidad, financiados con
el presupuesto especial para misiones en el exterior. El suministro de los
primeros, valorado en 12,76 millones de euros, fue adjudicado a las empresas
estadounidenses CSI y NIITEK y la española Eleycon 21, que actúa como
representante de éstas y comercializa soluciones off-the-shell para las Fuerzas
Armadas y las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.
Eleycon 21 también
se adjudicó en noviembre un contrato para el suministro de repuestos, equipos de
mantenimiento, apoyo técnico y cursos de formación para el vehículo y el radar
por valor de 1,8 millones de euros. La estadounidense NIITEK (Non-Intrusive
Inspection Technology), que pertenece desde 2008 a la británica Chemring Group,
comercializa el HMDS (Husky Mounted Detection System), un radar
penetrador del terreno Visor 2500 instalado en el Husky proporcionado
por CSI (Critical Solution International), que a su vez es un diseño de la
sudafricana DCD Protected Mobility.
En diciembre llegaron a España los
radares y los componentes de los vehículos y en enero comenzó el ensamblaje en
el Parque y Centro de Mantenimiento de Material de Ingenieros, participando el
Parque y Centro de Mantenimiento de Sistemas Antiaéreos, Costa y Misiles,
especializado en radares, y el Parque y Centro de Material de Transmisiones en
los inhibidores, junto al Regimiento de Ingenieros nº 1 y personal de las
empresas responsables del vehículo y el radar. En la misma base de El Goloso se
realizó la formación necesaria, que incluyó la detección de objetos enterrados,
entre los que había proyectiles de artillería en distintas posiciones, así como
otros que simulaban IED. Los vehículos llegaron a finales de febrero a la base
Ruy González de Clavijo de Qala-i-Naw, siendo sus primeros operadores el
Batallón de Zapadores de la Brigada de Infantería Ligera (BRILAT), que dispondrá
de 4 de los aparatos pues 2 de ellos quedarán en España para formación de
dotaciones.
El Husky, conocido en otras configuraciones como Chubby
o Merkaat, no es un diseño nuevo, ya que, igual que
sucediera con los MRAP (Mine Resistant Ambush Protected), tiene su origen en
Sudáfrica, donde en 1970 fue concebido para limpiar rutas de minas en Namibia y
Angola. Está diseñado para moverse entre zonas peligrosas, gracias a su baja
presión sobre el suelo, buscando y señalizando minas e IED enterrados, para lo
que emplea un radar de penetración en el terreno (GPR). Se trata de un sistema
de eficacia probada, del que se han vendido más de 400, de los que actualmente
200 están en Afganistán. Allí el US Army lo emplea hace años para limpieza de
rutas, recibiendo la denominación VMMD (Vehicle Mounted Mine Detector). Los
Husky suelen utilizarse en parejas, actuando uno como detector y el otro
remolcando unos ejes con dispositivos para detonar los explosivos. El sistema
fue calificado como uno de los inventos del año 2010 por el US Army y hasta
ahora no hubo ninguna baja durante su empleo.
Segunda
generación
España ha elegido el Husky 2G de segunda generación,
diseñado en 2011 y que se diferencia del diseño inicial (MKIII) en disponer de
una cabina para dos personas. Hasta ahora una persona se encargaba de conducir y
operar los sistemas, pero ahora las tareas se separan para reducir la carga de
trabajo, permitir misiones más largas u operar una torre de armamento remoto en
el techo del vehículo para autodefensa, si fuera necesario. Éste está formado
por una cabina blindada central bastante elevada, con suelo en forma de V, al
que se añaden dos semiejes, uno trasero y otro delantero, y sobre este se
instala el radar con un sistema de posicionamiento electrohidráulico automático.
Esta configuración proporciona gran supervivencia ante explosiones y, además,
facilita la rápida reparación y sustitución de componentes en la zona de
operaciones.
Está diseñado para la detección de minas anticarro, antipersonal
o dispositivos IED en carreteras, caminos o campo abierto. El sistema de control
emite alertas auditivas o visuales y dispone de modos automáticos, pero puede
ser configurado por el usuario para emplear algoritmos específicos contra IED,
minas anticarro o ambos, a la vez pudiendo grabar 100 km. de ruta para su
posterior análisis. El radar Visor 2500 tiene una alta probabilidad de detección
y una baja tasa de falsas alarmas, controla automáticamente la altura del radar
sobre el suelo, dispone de pantallas táctiles de fácil uso y legibilidad y
visualización tridimensional del suelo bajo el vehículo. Además de la detección
en tiempo real y reconocimiento automáticos, el sistema fija las posiciones de
los dispositivos en un sistema de navegación inercial con GPS y dispone de
marcadores en spray en el exterior del vehículo para su rápida localización por
los artificieros.
En una misión típica de detección, el Husky puede cubrir
un camino de 3 m. de ancho a una velocidad de 35 km/h., haciendo misiones de 200
km. diarias. El fabricante ofrece kits de blindaje adicional, detectores de
objetos metálicos o no metálicos o la posibilidad de incorporar un brazo
interrogador, herramienta que en el caso del Ejército de Tierra se ha preferido
integrar a los RG-31, como luego veremos. Se ha diseñado
también una versión operada a distancia, cuyo conductor lo maneja de forma
segura remotamente desde el interior de un vehículo EOD
Buffalo.
Los
rodillos
Otro dispositivo adquirido para la misión de limpieza de
rutas y seguridad de los convoyes españoles son los rodillos antiminas para los
vehículos de transporte de pelotón RG-31. Aunque las noticias sobre las cifras
no son especialmente aclaratorias, se habrían adquirido 6 rodillos y repuestos
en al menos dos contratos, estando los primeros 4 desplegados desde 2010 y
quedando uno en España para formación. Esperamos que no resulte insuficiente
esta cifra y se dispongan de repuestos en cuantía suficiente, dado el carácter
fungible de parte del sistema. Se ha elegido un producto estadounidense ya
probado, el SPARK (Self-Protection Adaptative Roller Kit) II,
diseñado específicamente para instalarse en vehículos ligeros tipo Humvees y
concretamente el RG-31 también en servicio en Estados Unidos.
Consiste en un
grupo de dos rodillos unidos a la parte frontal del vehículo portador, que en
contacto con el suelo detonan cualquier dispositivo (minas anticarro e IED) que
encuentren en la superficie o enterrado dispersando la onda expansiva lejos del
vehículo. Se trata del primer dispositivo de este tipo diseñado para vehículos
ligeros, lo que hace que no sea necesaria la presencia de carros de combate o
vehículos pesados al frente de las columnas logísticas. La necesidad fue
detectada en 2006, se desarrolló en un tiempo record y desplegó en 2007,
teniendo el proveedor, Pearson Engineering, una dilatada experiencia en el
sector.
En 2009 se modificó el diseño para su envío a Afganistán y se le
incluyeron luces adicionales para patrullas nocturnas, además de un tercer
rodillo detonador y se adaptó para recibir innhibidores, así como mejoras en los
frenos para los terrenos más accidentados, versión que se denominó SPARK
II y que sería la adquirida por el Ejército de Tierra al mismo
proveedor estadounidense. Destaca por su diseño modular y la facilidad para su
reparación y, aunque pesa más de 3 ton., interfiere mínimamente en las
capacidades de frenada, velocidad y maniobrabilidad del vehículo (inferior al 25
por ciento, según el fabricante). Puede emplearse tanto en vías principales como
secundarias y ser montado o desmontado sin herramientas especiales por dos
soldados, disponiendo de un enganche de seguridad, de tal manera que puede ser
retirado rápidamente si entorpeciera la maniobrabilidad del vehículo en caso de
urgencia.
Cuando los equipos EOD no pueden emplear los robots desactivadores
de los que disponen por cualquier circunstancia o el robot no es capaz de
manipular el posible explosivo, se utilizan vehículos blindados dotados con
brazos interrogadores operados a distancia. En el caso del Ejército de Tierra se
han adquirido 4 brazos articulados o de interrogación para los
RG-31, que permitirán manipular y retirar objetivos sospechosos a
distancia desde el interior. Desarrollado por la empresa española
Proytecsa, con gran experiencia en el área, el Aunav.CID está
diseñado para ser fácilmente instalado y desmontado sin modificación y dispone
en su extremo de una doble herramienta, ya que incorpora detector de metales y
una garra con la que retirar el dispositivo. Una vez detectado, ya sea por un
Husky o de otra manera, el operario maneja desde dentro el
brazo para localizarlo con el detector de manera precisa y luego retirarlo de la
vía, incluso de noche, al disponer de cámaras térmicas o una pinza para
manipular con mayor precisión el dispositivo o abrir un vehículo sospechoso, por
ejemplo.
En el US Army el papel de
interrogación de los IED recae en el MRAP Buffalo de categoría
3, pesadamente blindado y dotado también de un brazo. Aunque se dispone de los
RG-31 en las unidades de Route Clearance, lo emplean para tareas de
reconocimiento, apoyo de fuego y mando y control, aunque nosotros hemos elegido
dotarlos con el brazo para realizar la misión de neutralización. Incluso desde
2011 se han modificado algunos vehículos instalándose un kit específico para el
despliegue rápido desde el interior de robots desactivadores.
De esta manera
estos podrán ser desplegados para identificar los componentes de los
dispositivos y la carga explosiva o para separar la carga del activador, sin
tener que salir de la seguridad del blindado y exponerse a explosiones o fuego
de francotiradores. Esta tarea parece que recaerá ahora en los RG-33, ya que el
US Army encargó a BAE Systems a finales del año pasado la conversión de 250 MRAP
de este tipo en vehículos protegidos contra explosiones de minas (MMPV) para las
unidades de ingenieros, por nada menos que 37,6 millones. Para ello se les
instalará la mencionada rampa y se modificará el interior para albergar dos
robots desactivadores, además de los tres soldados y el conductor.
Fotografías:
·Detalle de las herramientas del brazo para el
RG-31 (foto Proytecsa).
·El brazo Aunav.CID en posición de marcha (foto
Proytecsa).
·El brazo del RG-31 desplegado (foto Proytecsa).
·El Medium
Mine Protected Vehicle (MMPV) de BAE Systems (foto BAE Systems).
·Husky con
el radar en posición (foto Eleycon21).
·Munición enterrada con la que
preparar IED (foto US Army).
·RG-31 con el brazo interrogador (foto
Proytecsa).
·Un convoy de MRAP con el vehículo frontal equipado contra IED en
junio de este año en Afganistán (foto US Army).
·Un Husky estadounidense
dañado por un IED en Afganistán (foto US DoD).
·Un MRAP de los Marines con
una cámara Gyrocam (foto Lockheed Martin).
·Un MRAP estadounidense dotado de
sistemas de detección de EOD en Helmand, Afganistán (foto USMC).
·Un RG-33
con el brazo interrogador extendido (foto BAE Systems).
·Uno de los Husky
españoles con el radar plegado (foto Eleycon21).
·Vista del eje trasero del
Husky 2G (foto Eleycon21).