Sin embargo, en un comunicado, el Kremlin afirmó que el tratado de desarme sólo será viable si Washington limita el despliegue de un escudo antimisiles en Europa, uno de los temas que suscitan más diferencias entre los dos ex adversarios de la Guerra Fría. En ese sentido, Obama afirmó que desea mantener un "diálogo serio" con Moscú sobre el espinoso tema. "Me siento honrado de estar aquí en la República Checa con el presidente Medvedev y nuestros anfitriones checos, para suscribir este histórico nuevo tratado Start", dijo Obama en el Castillo de Praga.
"Espero que tengamos un diálogo serio en lo referente a la cooperación ruso-norteamericana sobre el escudo antimisiles. Y vamos a trabajar con el Senado [de Estados Unidos] para que ratifique antes de fin de año este importante tratado", añadió.
Los dos dirigentes firmaron el texto en el renacentista Salón Español del Castillo de Praga, donde el presidente estadounidense había pronunciado hace un año un discurso en el que llamó a un mundo sin armas nucleares. Según los términos del acuerdo, el Kremlin y la Casa Blanca se comprometen a reducir el número de sus ojivas nucleares a 1550 cada uno, un descenso del 74% respecto del límite del tratado Start firmado en 1991, que expiró a fines de 2009.
El acuerdo, que también limita el número de misiles intercontinentales, tendrá una duración de 10 años y podrá ser renovado por cinco más. Una cláusula prevé que cada parte puede retirarse del tratado. A pesar de la reducción, ambos países aún tienen la capacidad de destruirse mutuamente, pero la intención era enviar un mensaje enérgico al mundo de que Rusia y Estados Unidos se toman en serio el desarme nuclear.
Obama encabezará la semana próxima una cumbre sobre seguridad nuclear en Washington, en la que participarán 47 países, entre ellos, la Argentina. El tratado también es interpretado como el inicio de una nueva era de cooperación entre Estados Unidos y Rusia, luego de que las relaciones bilaterales se deterioraron durante la administración de George W. Bush. En ese contexto, la Casa Blanca anunció una visita de Medvedev a Washington en los próximos meses, como prueba de la distensión.
Obama, que fue galardonado con el Nobel de la Paz, entre otras cosas por su visión de un mundo sin armas atómicas, firmó ese tratado 48 horas después de haber revelado una nueva doctrina nuclear según la cual Estados Unidos sólo recurriría al arma atómica "en circunstancias extremas", para defender sus intereses vitales y los de sus aliados.
El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) afirmó que el nuevo acuerdo Start es un "paso hacia un mundo desnuclearizado, que puede apoyar positivamente los esfuerzos contra la proliferación", según palabras de su director general, Yukiya Amano. Otra gran potencia nuclear, China, celebró la firma del nuevo tratado Start entre Washington y Moscú. "Adherimos a una política que prohíbe la utilización en primer lugar del arma nuclear, sean cuales fueren las circunstancias y el momento", dijo una vocera del Ministerio de Relaciones Exteriores chino.
La firma de este tratado se produce en un momento clave de esfuerzos mundiales para frenar la proliferación nuclear en el planeta.
La comunidad internacional intenta convencer a Corea del Norte de que renuncie a sus planes nucleares. Además, presiona para que Irán disipe las dudas sobre el carácter civil de su programa nuclear, que lo expone a nuevas sanciones de la ONU. En ese sentido, Medvedev aprovechó la ocasión para conminar con firmeza al gobierno iraní a la cooperación en el marco de la disputa por su programa nuclear. "Lamentablemente, Teherán no reacciona a una serie de compromisos ofrecidos", dijo el líder del Kremlin.
"Eso no se puede ignorar y el Consejo de Seguridad [de la ONU] volverá a hablar de ese asunto. Las sanciones dan pocas veces resultados, pero a veces no se puede avanzar sin ellas", agregó el mandatario ruso, en un guiño al constante reclamo de la Casa Blanca al Kremlin de que apoye nuevas sanciones internacionales. Después de la reunión previa a la firma del acuerdo, también Obama había endurecido el tono frente a Teherán. "Mis expectativas son que seamos capaces de aprobar sanciones fuertes y duras contra Irán en los próximos meses", dijo.
Por la noche, Obama cenó en Praga con 11 jefes de Estado de países de Europa oriental. Diplomáticos checos interpretaron que la reunión fue organizada para garantizar a los países del ex bloque soviético que el relanzamiento de la relación con Rusia no alterará los intereses de Estados Unidos en esa región.