Por Sebastián A. Ríos
Ya hay algunas en la fase previa a su aprobación
Despertar las defensas del paciente para que reconozcan las células tumorales y así poder combatir la enfermedad con armas que son propias del organismo es el objetivo de las vacunas terapéuticas contra el cáncer. No apuntan a prevenirlo, sino a poner el sistema inmunológico en pie de guerra contra el mal.
Cáncer de pulmón, de cerebro, melanoma y linfoma son algunas de las afecciones oncológicas que, en la actualidad, cuentan con vacunas experimentales que están cada vez más cerca de llegar a los pacientes. En la 45ª reunión científica anual de la Sociedad Americana del Cáncer (ASCO, según sus siglas en inglés), de Estados Unidos, que acaba de finalizar en esta ciudad, se presentaron nuevos estudios que confirman la eficacia y seguridad de estas futuras vacunas.
Stimuvax, o vacuna liposómica BLP25, se encuentra actualmente atravesando un estudio de fase III (previo a su aprobación por parte de las agencias regulatorias de fármacos) en 1300 pacientes con cáncer de pulmón de células no pequeñas en los que no es posible extirpar quirúrgicamente el tumor. Aquí fueron presentados los resultados del seguimiento de más de 8 años del estudio de fase II, que confirma la seguridad a largo plazo de la vacuna que enseña al sistema inmunológico a reconocer la proteína MUC1, presente en la superficie de las células tumorales.
Ese estudio halló que la vacuna había aumentado la sobrevida de los pacientes de 13,3 a 30,6 meses. "Hay una gran necesidad no satisfecha en el tratamiento del cáncer de pulmón de células pequeñas avanzado: no más del 20% de los pacientes tiene una sobrevida mayor que 5 años -declaró el doctor Charles Butts, de la Universidad de Alberta, Canadá, autor principal del estudio-. Si hallamos una eficacia y seguridad similar en el estudio de fase III, y Stimuvax es aprobada, tendremos un nuevo abordaje terapéutico para los pacientes con esta devastadora enfermedad."
Una vacuna que acaba de superar con éxito su fase III de investigación clínica se esconde detrás de la críptica sigla gp 100:209-217(210M). Diseñada para actuar contra el melanoma, el más agresivo de los tumores de la piel, esta vacuna se administra junto con la interleukina-2 (el tratamiento estándar para melanoma avanzado), y ha demostrado duplicar la respuesta de los pacientes al tratamiento, deteniendo el crecimiento del tumor o incluso reduciéndolo en algunos casos.
Al igual que Stimuvax, la gp 100:209-217(210M) enseña a las células del sistema inmunológico a reconocer una proteína presente en la superficie de las células del melanoma. "Este estudio sirve de prueba de concepto del rol de las vacunas en melanoma, y en cáncer en general. Si podemos utilizar las propias defensas del cuerpo para atacar las células tumorales, le proveemos de un mecanismo para deshacerse del cáncer sin destruir los tejidos sanos", dijo el doctor Patrick Hwu, profesor de la Universidad de Texas, Estados Unidos, y autor del estudio.
En el caso del anticuerpo ch14.18, ésta es la primera inmunoterapia que ha demostrado ser efectiva para el neuroblastoma, una forma de cáncer muy agresivo que se desarrolla en las células nerviosas de los chicos pequeños. Los resultados del estudio de fase III presentados aquí en ASCO muestran que su adición a los tratamientos convencionales mejora la sobrevida a los dos años (86% vs. 75% en el grupo que no recibió el anticuerpo).
Finalmente, investigadores de la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos, dieron a conocer los resultados de otro estudio, también de fase III, con una vacuna contra el linfoma folicular no-Hodgkin. A diferencia de las anteriores vacunas, BiovaxID se elabora a partir de las propias células tumorales del paciente; esta vacuna "a medida" logró que la sobrevida libre de enfermedad de los pacientes tratados sea de 44 meses, contra 30 meses del grupo que no había recibido la vacuna.
"La proteína [sobre la que se basa BiovaxID] es única en cada paciente, por lo que constituye un buen blanco para una vacuna -dijo en conferencia de prensa el doctor Stephen Schuster, profesor de la citada universidad y principal autor del estudio-. Su elaboración, que se hace a partir de las células tumorales del paciente, demanda 3 meses; es algo que hemos podido hacer en tiempo real, en situaciones clínicas reales."
Fuente: lanacion.com