Foto: The New York Times - Bob Driehaus
CINCINNATI (The New York Times).- Desde su antiguo bistró francés, Jean-Robert de Cavel ve cómo restauran casonas de estilo italiano, mientras otras luchan por sobrevivir en el vecindario. También ve posibilidades de cambio en el distrito, gracias a los planes del Ayuntamiento para revivir un sistema de tránsito desmantelado en la década del 50, las humildes líneas de tranvías.
"En este país somos muy tontos y nos apresuramos a descartar cosas útiles. Los tranvías van a promover, sin duda, la concurrencia de gente joven al centro", afirma Cavel.
Los funcionarios de Cincinnati están reuniendo fondos para financiar un sistema que conectaría los estadios de la costanera de la ciudad y el distrito comercial céntrico con las áreas suburbanas, que incluyen seis hospitales y la Universidad de Cincinnati, en un recorrido de entre 10 y 13 km. Su costo financiero se calcula en 132 millones de dólares, y según el resultado final de la inversión, su uso sería gratuito o con tarifas muy bajas, 50 centavos o un dólar.
En la ciudad, se prevé el pago de dicho servicio por medio de la recaudación de impuestos y 30 millones de inversión privada. El proyecto requiere la aprobación del mayor Mark Mallory, uno de los promotores, y del Ayuntamiento de la ciudad.
Según un informe de la Coalición de la Comunidad, que promueve el proyecto, al menos otras 40 ciudades consideran la reincorporación de los tranvías para incentivar el desarrollo económico; descongestionar el tránsito, y llevar a los jóvenes profesionales y los baby boomers desde los suburbios hasta el centro.
Más de doce ciudades ya tienen líneas, como Nueva Orleáns, que está restaurando un sistema devastado por el huracán Katrina. Denver, Houston, Salt Lake y Charlotte planean introducir el sistema por primera vez. Jim Graebner, gerente de la Asociación Americana de Transportes Públicos, explica: "Sirven para unir los vecindarios; eso es muy evidente en lugares como San Francisco, donde nunca dejaron de usarlos".
Los tranvías modernos, como los que Cincinnati planean usar, cuestan unos 3 millones cada uno; reciben energía eléctrica de un cable instalado en la parte superior, y llevan unos 130 pasajeros cada uno, sobre rieles nivelados al pavimento. Además, como pueden subir pasajeros en cualquier lugar, tendrían paradas más cortas que los ómnibus.
Los tranvías modernos, como los que Cincinnati planean usar, cuestan unos 3 millones cada uno; reciben energía eléctrica de un cable instalado en la parte superior, y llevan unos 130 pasajeros cada uno, sobre rieles nivelados al pavimento. Además, como pueden subir pasajeros en cualquier lugar, tendrían paradas más cortas que los ómnibus.
Los defensores del tranvía tienen como referencia Portland, Oregon, donde se construyó el primer sistema moderno de Estados Unidos, en 2001, y desde entonces se agregaron nuevas líneas. Desde que Portland anunció sus planes, se construyeron más de 10.000 unidades residenciales y se invirtieron 3,5 millones de dólares en propiedades.
Los críticos, incluso Randal O Toole, miembro senior de una organización de investigaciones de Washington y experto en temas de transporte y crecimiento urbano, opinan que los tranvías dependen del subsidio público y serán de poca utilidad. Los entusiastas del proyecto sostienen que van a restringir la afluencia diaria de gente al centro para trabajar, hacer compras y entretenerse y la llevarán a otras áreas.
Los críticos, incluso Randal O Toole, miembro senior de una organización de investigaciones de Washington y experto en temas de transporte y crecimiento urbano, opinan que los tranvías dependen del subsidio público y serán de poca utilidad. Los entusiastas del proyecto sostienen que van a restringir la afluencia diaria de gente al centro para trabajar, hacer compras y entretenerse y la llevarán a otras áreas.
Ciento sesenta kilómetros al Norte, el mayor Michael Coleman, de Columbus, Ohio, brega por la construcción de una red de tranvías por 103 millones, para conectar la Universidad del Estado de Oregon con el distrito comercial del centro. Las obras se costearían con un cargo extra del 4% en las entradas de conciertos, eventos deportivos y el estacionamiento en la zona céntrica, más una contribución de 12,5 millones del estado de Ohio.
Mientras los críticos opinan que los escasos fondos de la ciudad deberían gastarse en otras cosas, Coleman argumenta que es una importante inversión. "Tenemos que planificar con visión de futuro; si no, dentro de diez años nos vamos a arrepentir, pues para ese entonces el combustible costará diez veces más y será inabordable", insiste.
Traducción: Beatriz Baruzzi
Fuente: lanación.com