Fueron US$ 1.023 millones contra US$ 2.145 millones del período anterior según datos de Enarsa.
Argentina empezó a importar gas hace una década.
Hace una década, comenzaron las importaciones de gas. Las primeras compras a Bolivia (por US$ 69 millones) despuntaron en 2006. Pero la dependencia extranjera se fue agudizando y entre 2013-2014 el país giró US$ 10.688 millones para pagar energía extranjera frente a la escasez propia.
El año que terminó -2016- fue más frío que el anterior (2015). Sin embargo, el desembolso para pagar importaciones de gas por barcos se redujo a más de la mitad. En 2015, fueron US$ 2.145 millones, mientras que en 2016 alcanzaron los US$ 1.023 millones, según datos publicados por Enarsa.
Durante el año pasado, se trajeron casi 80 barcos, según la información pública de Enarsa. En la web de esa empresa estatal están todos los nombres de los vendedores, el precio de cada transacción y la fecha de arribo de cada barco. Esto es inédito. Durante la gestión de Julio De Vido (ministro de Planificación entre 2003-2015), ninguno de esos datos fue público y había que recurrir a consultores para tratar de reconstruirlos.
Para lograr una comparación entre las compras de 2015 y 2016, se necesitan los datos de los barcos de gas traídos durante el último año del kirchnerismo en el poder. Pero la gestión anterior le puso un candado a esos números. Clarín supo que las compras fueron de US$ 2.145 millones en 2015, tras un pedido de acceso a la Información Pública. Es el doble que los US$ 1.023 millones destinados a las importaciones de gas en barcos de 2016.
Gas Natural Fenosa fue la empresa que más cargamentos de gas trajo en 2016, con un 22% de participación sobre el total de las importaciones. La siguieron Trafigura (19%), Gazprom (11%), Vitol (11%) y British Petroleum (10%). Shell, la anglo-holandesa de la que fue ejecutivo el ministro Juan José Aranguren antes de ser funcionario, quedó sexta entre 16 proveedores. La lista está en la página web del ministerio de Energía. Tampoco se lo puede contrastar con las de 2015 o años anteriores, porque Planificación ocultó la información.
De todas formas, también hubo una caída en el precio internacional del petróleo, que disminuyó lo que pagó el país en 2016. Desde mayo, el Ministerio de Energía decidió la importación de gas desde Chile. La medida generó cuestionamientos de la oposición, pero fue la salida elegida por el Gobierno para paliar la menor entrega de gas por parte de Bolivia.
En 2015, Bolivia le vendió a la Argentina 5.970 millones de metros cúbicos de gas. En 2016, estuvo por debajo: 5.750 millones. Entre el 14 de mayo y el 26 de agosto, Bolivia incumplió el promedio de entrega diaria de 19,6 millones de metros cúbicos casi a diario, según los datos públicos del ministerio de Energía. En julio, el peor mes para el termómetro local, Bolivia despachó 72 millones de metros cúbicos menos que los comprometidos. En abril (cuando el frío sorprendió) la petrolera boliviana también entregó 74 millones de metros cúbicos menos de los pautados.
El Gobierno le compró 350 millones de metros cúbicos a Chile. De esa forma, suplantó lo que no consiguió de Bolivia (220 millones menos que en 2015). Tampoco se podía traer gas a través de los barcos, ya que los puertos (Bahía Blanca y Escobar) estaban a pleno, sin capacidad para que ingrese ningún cargamento.
El precio del gas comprado a Chile fue de entre US$ 6,90 y US$ 7,20 por millón de BTU (la unidad de medida en este sector). Tanto Bolivia como el GNL por barcos ofrecían importes menores. Pero ninguno de los dos estuvo disponible en pleno invierno. La alternativa era gasoil importado, pero su valor oscilaba entre US$ 9,70 y US$ 10,40, según explicó un consultor de empresas a Clarín en su momento.