Funcionan ministerios y otras oficinas públicas. A ex edificios fabriles de La Boca y Barracas ya trasladaron 4.000 empleados públicos. Hay comerciantes que dicen que venden más. Y los vecinos se quejan porque hay más tránsito.
Aunque en forma casi inadvertida para el común de los porteños, los alrededores del Parque Lezama, en la triple frontera entre San Telmo, La Boca y Barracas, está a punto de convertirse en un gran polo administrativo que va a albergar a gran parte de la administración de la Ciudad. Desde enero, 4.000 empleados de los 12.000 totales del Gobierno porteño ya fueron reubicados o están a punto de serlo en dos viejos edificios fabriles ampliados y reconvertidos en sedes de oficinas modernas y flexibles.
Uno de ellos es la ex fábrica de bizcochos Canale, de seis pisos y 25.000 m2 de superficie, ahora rebautizada Palacio Lezama, en la avenida Martín García justo frente al parque, en La Boca. Ahí ya funcionan los ministerios de Desarrollo Urbano y Transporte (MDUyT), Ambiente y Espacio Público y Modernización, más la Sindicatura General, que suman más de tres mil empleados. El otro es una ex fábrica de Pepsi en la calle Finochietto, de cuatro pisos y 10.500 m2, también a pasos del parque, en Barracas, adonde se mudarán próximamente el Instituto de la Vivienda de la Ciudad y la Dirección General de Registros de Obras y Catastro (Dgroc), con casi mil empleados en total.
“Queremos llevar la totalidad del gobierno a la zona Sur para ayudar al desarrollo de esa zona de la Ciudad históricamente postergada”, explica el ministro de Desarrollo Urbano, Franco Moccia, desde su oficina flamante del Palacio Lezama. La movida, impulsada desde hace años por Mauricio Macri e implementada ahora por Horacio Rodríguez Larreta, tiene su precio: el Gobierno porteño ya está pagando el alquiler de ambos inmuebles por tres años con opción a compra. Son 5,5 millones de pesos mensuales en el caso del Palacio Lezama y 3 millones en el Edificio Finochietto, a un promedio de 13 dólares por metro cuadrado. Puro valor de mercado, sin rebaja.
Palacio Lezama por dentro. Espacios abiertos y luminosos. Foto: Gerardo Dell Oro.
El gobierno de la Ciudad también se encargó de llevar adelante a través de licitaciones públicas las obras de arquitectura interior necesarias para adaptarlas a las necesidades de las reparticiones. En este sentido, el subsecretario de Obras del MDUyT, Marcelo Palacio, cuenta que estas mudanzas suponen también la innovación de poder trabajar en plantas libres, “eliminando las barreras entre las diferentes áreas y promoviendo un ambiente de trabajo más ameno, donde los distintos equipos tienen más facilidad para interactuar". Esto ya es evidente en el Palacio Lezama, donde el clima juvenil y distendido parece más propio de una ONG que de un ministerio.
Cabe aclarar que el Plan de Relocalización del GCBA –tal su nombre- incluye también la compra del edificio que proyectó en Parque Patricios el arquitecto británico Norman Foster para el Banco Ciudad, pero que finalmente se destinó a la sede de la Jefatura de Gobierno, también a cambio de un alquiler. La operación se concretará con el dinero obtenido por la venta del Edificio del Plata al Banco Hipotecario en 68.114.000 dólares. Pero, según indican los funcionarios consultados, el saldo de ese dinero podría destinarse a comprar otros edificios industriales sin uso en la zona Sur para mudar los ministerios que todavía siguen funcionando en la zona de Plaza de Mayo, como Hacienda y Desarrollo Social.
Por lo pronto, la presencia durante el horario laboral de miles de empleados de la Ciudad está lejos de pasar inadvertida en el barrio en cuestión. Por caso, la propietaria de la tradicional parrilla 1880, frente al parque, se alegra de que a la hora del almuerzo trabaja un 30 por ciento más que antes, y espera otro incremento para cuando se inaugure el Edificio Finochietto. Lo mismo ocurre en el bar y restorán Viejo Derby, ubicado en diagonal al Palacio Lezama, donde calculan que en lo que va del año el negocio de cafetería aumentó un 50 por ciento y el de restorán, un 30 por ciento.
Sobre la avenida Patricios, en tanto, la fábrica de pastas La Hispano Argentina quintuplicó su venta de comidas hechas al mediodía, mientras que el peluquero más cercano al Palacio Lezama atiende cada día a una o dos personas que trabajan allí. En la misma cuadra, la Inmobiliaria Sigma admite que tiene cada vez más demanda de alquileres, todos de “empleados de la Ciudad que buscan departamentos de uno o dos ambientes”.
Menos entusiasmados, en cambio, están los vecinos que viven en el barrio pero no tienen un negocio en él, que ya ven venir cambios abruptos en su vida cotidiana, hasta ahora tan bucólica en un rincón de calles empedradas. “Hace rato que ya no tenemos dónde estacionar, siempre hay que dar cientos de vueltas para encontrar un lugar -cuenta uno de ellos mientras lava su auto en la vereda del parque-. Y ahora va a ser peor porque además de todos los empleados va a venir un montón de gente a hacer trámites”, agrega. Una preocupación compartida también por la dueña de la parrilla 1880, que tiene clientes que vienen a almorzar en auto y a veces deben estacionar en doble fila.
Palacio confía en que la solución a este problema pasa por desalentar el uso del auto, con acciones como la habilitación del Metrobus que circulará por Leandro Alem, Paseo Colón y Almirante Brown. Pero, sobre todo, asegura que la gran apuesta, como el voto electrónico, es a la “digitalización de los trámites para que no haya necesidad de hacerlos en persona”.