Por Daniel Gallo
| LA NACION
Son de entrenamiento de la Armada; por año ingresan 400 vuelos ilegales
Frente
a las generalizadas críticas por el crecimiento del narcotráfico en el
país, el Gobierno decidió desplegar la semana pasada tres aviones para
perseguir los vuelos ilegales. Pero el material a mano muestra la
pobreza estructural de los sistemas de defensa y seguridad: ante la
urgencia, se optó por enviar al Norte aviones militares fabricados en la
década del 60 y repotenciados en los 70, que llegaron al país en 1978.
Sin otra opción disponible, los 400 vuelos ilegales que
cada año ingresan en el país, en su gran mayoría desde Paraguay, serán
buscados por tres T34 TurboMentor, aeronaves de entrenamiento básico que
la Armada adquirió en los Estados Unidos y que entraron en servicio
hace casi 40 años.
El T34 TurboMentor es un monomotor de limitado
instrumental que con su velocidad inferior a los 400 kilómetros por hora
apenas alcanza a superar a las avionetas narcos que debe perseguir. En realidad, su función primordial es la de servir de
avión escuela para los pilotos navales. La Fuerza Aérea operaba también
con modelos T34, pero los dio de baja hace cuatro años.
El problema de los vuelos con drogas se instaló fuerte
en la campaña electoral. La violencia de los traficantes, puesta de
manifiesto, por caso, por su incidencia en muchos de los más de 190
homicidios cometidos en Rosario, donde también fue atacada a balazos a
la casa del gobernador santafecino, Antonio Bonfatti, expuso el
crecimiento concreto del peligro. Y la vía área de ingreso de drogas
quedó en la mira.
La oposición, en uno de los pocos asuntos en los que
coinciden todos los grupos ajenos al Gobierno, reclamó que se apruebe
una ley para derribar a los vuelos narco. El oficialismo insistió en su
negativa a tratar ese tema.
La semana pasada, en cambio, el presidente venezolano,
Nicolás Maduro, anunció que cazas F-16 derribaron dos avionetas narco al
negarse a un aterrizaje escoltado.
Con el sistema de armas Mirage fuera de servicio y en
espera de la aprobación de la compra de un escuadrón usado de Mirage F1 y
con los pocos cazabombarderos A4 que se sostienen en operaciones y que
están implicados en un ejercicio internacional en Brasil, se apeló
entonces a los veteranos aviones de entrenamiento de la Armada.
Son tres de las seis aeronaves de su clase en vuelo, ya
que sus contrapartes de la Fuerza Aérea -un modelo algo más viejo,
incluso- fueron dados de baja hace cuatro años.
Esa sección reducida de TurboMentor tendrá ahora la
misión de verificar los vuelos ilegales en la frontera norte, donde el
gobierno nacional contabilizó más de 800 Tránsitos Aéreos Irregulares
(TAI) desde julio de 2011. Las posteriores investigaciones de la
Gendarmería pudieron establecer que en por lo menos 242 casos esos
vuelos estuvieron vinculados al tráfico de drogas. Más de 121 toneladas
de estupefacientes llegaron al país por vía aérea. Y las avionetas
ilegales incursionan cada vez más al Sur, arrojándose la carga en forma
de bombardeo hasta en el norte bonaerense y en Rosario, según afirman
quienes investigan esos casos.
Es en el sur santafecino donde se visualiza la mayor
violencia narco en los últimos dos años. En las fuerzas de seguridad, se
afirma que allí no hay una lucha de carteles, tal como se conoce a las
organizaciones complejas de drogas, sino una desatada guerra de bandas
de vendedores minoristas, que crecieron bajo gestión policial. En los
tribunales empieza a ser común el concepto de "economía narco de
subsistencia" definiéndose así a familias enteras que encuentran su
sustento mínimo al participar de algún punto de la cadena de
comercialización.
En los vuelos narco llega una parte importante de la droga que provoca la lucha entre clanes de vendedores y sicarios.
El diputado nacional Francisco De Narváez hizo conocer
su proyecto de ley para autorizar el disparo contra aeronaves que no
respeten una sucesión de advertencias. Su par del Pro Julián Obiglio
expuso una propuesta similar. Ambas iniciativas ya están en el Congreso, al igual que
una similar presentada por los referentes de la UCR. Y en los últimos
días se sumaron voces fuertes, como las de Sergio Massa, y los
cordobeses Juan Schiaretti y José Manuel De la Sota.
El gobernador de Córdoba aseguró que pedirá al resto de
los mandatarios reunirse para analizar el creciente problema narco. La
propuesta de una ley de derribo contaría con el apoyo del chaqueño Jorge
Capitanich, que presentó un proyecto de ley durante su paso como
senador y consiguió que uno de los tres radares de vigilancia fuera
instalado en Resistencia.
El Gobierno intentó algunos planes antidrogas, con
eventuales éxitos relativos en decomisos, pero aún no se coordinó una
política nacional contra el narcotráfico. La Casa Rosada lanzó en los
últimos dos años los operativos Fortín (con radares aéreos), Escudo
Norte (con grupos especiales de Gendarmería en el Norte), Vigía
(controles de ruta en ómnibus y en la terminal de micros de Retiro),
Centinela (6000 gendarmes en el conurbano) y Cinturón Sur (Gendarmería y
Prefectura en la ciudad de Buenos Aires).
También afirmó que creció en diez años la cantidad de
gendarmes de 18.000 a 34.000. Aunque en esa fuerza se comenta que se
duplicó la dotación, pero también se sextuplicaron las misiones
asignadas.
En otra decisión unilateral, el Gobierno puso este año
al Ejército en la lucha contra el narcotráfico, sin tomar en cuenta las
limitaciones de las leyes de seguridad interior y de defensa (en
especial, la reglamentación de 2006), con la creación de patrullas
mixtas de doce soldados y tres gendarmes para el control de fronteras,
cuya presencia se hará visible a fin de año.
En medio de propuestas legislativas y planes que se
superponen como parches, el peligro del narcotráfico se metió por
primera vez en la campaña electoral a partir de los asesinatos en
Rosario, la corrupción de la brigada de drogas en Córdoba y la
proliferación de los vuelos ilegales.
Un avión diseñado para aprender a volar
Los TurboMentor se incorporaron a la Armada en 1978
- 370 Velocidad crucero: Los TurboMentor alcanzan una velocidad promedio de 370 km/h, apenas superior a la de las avionetas que deberían interceptar
- 1311 km de Alcance máximo: Los TurboMentor pueden hacer vuelos cruceros de algo más de tres horas
- 2 Tripulantes: Se trata de un biplaza básico con reducido instrumental para interceptaciones
- Sobrevivientes: Las tres unidades TurboMentor enviadas al Norte forman parte de un lote de seis que se mantienen en actividad
- En las islas Malvinas: La Armada los desplegó como aviones de reconocimiento. Tuvieron una escaramuza con Harriers
- T34, para aprender a volar: La
Armada argentina los incorporó en 1978. Se usan para el curso primario
de aviación de los pilotos navales y tienen un limitado instrumental