Por Juan Diego Wasilevsky - iProfesional.com
Buena parte de la sociedad defiende las iniciativas para fortalecer el "Made in Argentina". La cuestión se torna difusa ante el planteo sobre cuál es el sobreprecio que se está dispuesto a pagar en pos de lograr ese objetivo. ¿Un 10%, 20% o incluso hasta 100%?. Relevamiento
Como un símbolo de la Argentina moderna y pujante, desde el Gobierno, año a año se informan con bombos y platillos las estadísticas vinculadas con la producción de artículos electrónicos en Tierra del Fuego.
Siete millones de notebooks y netbooks, 8 millones de celulares, 400.000 tablets, 200.000 cámaras digitales... todas cifras que sirven para ilustrar el enorme crecimiento que tuvo el polo tecnológico más austral del país. Así, al día de hoy, se estima que cerca del 80% de las notebooks y netbooks que se comercializan anualmente son producidas localmente. En el caso de los celulares, las estadísticas oficiales apuntan a que cerca de la mitad de las unidades vendidas llevan sello nacional.
Y estos ejemplos que exhiben el alto nivel de market share de los artículos "argentinos", que vienen creciendo exponencialmente, vienen siendo utilizados como una prueba contundente de cómo Tierra del Fuego se convirtió en un exitoso proyecto de política industrial.
En algunas cadenas de retail como Frávega, por ejemplo, casi 8 de cada 10 notebooks que se ofrecen a la venta son modelos producidos en el sur del país. Son números que impresionan y que pueden despertar incluso sentimientos de orgullo en muchos consumidores cuando descubren que la computadora portátil que compraron lleva en su tapa el característico sello "Hecho en Tierra del Fuego".
El hecho de que exista un polo tecnológico en la provincia más austral de la Argentina y que la porción de mercado de los artículos allí producidos no pare de crecer, son puntos a destacar y, según algunos expertos, marcan el inicio de un camino hacia una industria nacional de avanzada.
Sin embargo, es probable que parte de ese entusiasmo inicial de los consumidores se enfríe al comprobar que los precios de los productos electrónicos que provienen de la isla austral cuestan hasta más del doble que los valores vigentes en otros países.
El dilema que se plantea, según numerosos expertos consultados por iProfesional.com, es claro: si bien en general no cuestionan tener un polo de desarrollo, lo que más se discute es hasta qué punto este plan no termina impactando en el bolsillo de los argentinos, que deben desembolsar más dinero para acceder a cualquier artículo tecnológico.
En este contexto, iProfesional.com realizó un profundo relevamiento para conocer los precios que se están pagando en la Argentina en relación a los valores de otros países. Para el mismo, se consideraron artículos electrónicos producidos en Tierra del Fuego y se compararon con modelos iguales o similares que están hoy a la venta en Chile, Perú, Colombia, Estados Unidos y España.
Caro, ¿pero el mejor?
En el caso de las netbook, un modelo básico con 1GB de memoria RAM y procesador Intel Atom, en la Argentina puede cotizar en cualquier retail al equivalente de u$s500. Esta cifra es un 72% más que lo que deberá desembolsar un cliente en EE.UU. por un modelo de diferente marca pero de prestaciones similares.
La siguiente infografía es más que elocuente:
En el caso de las notebooks, para equipos con discos de 500 GB, 4 GB de memoria RAM y procesadores Intel Core i3, mientras que en el exterior se puede abonar entre u$s490 y u$s590, en la Argentina la cifra se dispara hasta los u$s900.
Es decir, diferencias de precios de hasta un 80 por ciento.
Lo mismo sucede en unidades con mayor capacidad: mientras que en los mercados con mayor competencia, como Estados Unidos, una notebook de primera marca con procesador Intel Core i5 y disco duro de 640 GB puede cotizar a u$s699,
en la Argentina su precio se eleva hasta los u$s1.222, un 75% más.
Ejemplos de este fenómeno hay de sobras. Para el caso de las cámaras digitales, que también comenzaron a producirse en Tierra del Fuego, un modelo de una marca de primera línea -como la Samsung PL120, que incluye resolución de 14,2 megapíxeles, zoom óptico 5x y doble pantalla de LCD- mientras que en la Argentina hay que desembolsar el equivalente a unos u$s345, en Estados Unidos su precio no llega a los u$s150.
Esto implica una diferencia del 130 por ciento.
En el caso de unidades con mayores prestaciones, como es el caso de la Kodak Z990, con zoom óptico de 30x, en una cadena de retail no baja de los u$s550, mientras que en EE.UU. el mismo modelo se consigue a u$s320.
Es decir que en el mercado local cotiza un 71% más cara.
A continuación, el comparativo:
En lo que respecta a los reproductores de DVD, un equipo de marca líder a nivel global preparado para leer todos los formatos y con USB incorporado, en la Argentina puede costar unos u$s100, mientras que una unidad de la misma marca y similares funciones en EE.UU. se consigue a u$s43.
Tal como ya diera cuenta iProfesional.com, estas amplias diferencias también se observan en los LCD: un mismo modelo de 42 pulgadas con tecnología 3D que en los EE.UU. cotiza a u$s856, en el país -y con sello de Tierra del Fuego- se consigue a u$s1.746 (+104%), tal como se observa en el siguiente gráfico:
El punto fundamental es que, si además de los precios medidos en dólares se consideran los ingresos medios en cada país, también se observan brechas considerables:
• Así, tomando el caso de los LCD 3D, en la Argentina se requieren cerca de 1,7 sueldos promedio para acceder al modelo más costoso del relevamiento (u$s1.222)
• En Chile, en cambio, si bien los salarios en divisas estadounidenses son considerablemente más bajos, el valor de los productos electrónicos compensa esa diferencia, a tal punto que se necesitan 1,4 ingresos mensuales para poder acceder al mismo producto.
• Europa en tanto, más allá de la crisis, es el mercado más conveniente para adquirir tecnología: se requerirá apenas la mitad de un sueldo para acceder al mismo LCD.
¿Por qué más caro?
Las causas que llevan a que un producto tecnológico que sale de Tierra del Fuego pueda costar más del doble que otro similar vendido en el exterior, están vinculadas con una multiplicidad de factores.
A la hora de explicar las razones, entre los más críticos está Raúl Ochoa, ex subsecretario de Comercio Exterior, para quien "el marcado nivel de proteccionismo limita considerablemente a la competencia de bienes del exterior y esto les brinda a los productores locales la posibilidad de tener un sobremargen muy alto. Hay empresas que aprovechan esta circunstancia".
En la misma línea, el economista Tomás Bulat consideró que lo que sucede con Tierra del Fuego es similar a lo que ocurre cuando se protege cualquier sector: "Las empresas tienen un mercado cautivo y con poca oferta. Esto siempre trae como consecuencia precios más elevados que en una economía abierta".
Por su parte, Pablo Tedesco, director de la consultora TBI Unit, aseguró que "la política de restricciones, desde su entrada en vigencia, dio paso a una desaparición de las marcas más importantes y derivó en que se tengan que comprar sistemas atrasados y, encima, a precios muy altos por la falta de competencia".
Cabe destacar que las compañías ubicadas en Tierra del Fuego gozan de un fuerte paraguas proteccionista, dado que mientras que sus productos cuentan con ventajas impositivas, los artículos traídos del exterior sufren cargas arancelarias y tributarias que encarecen sustancialmente el precio final.
Y, según Bulat, en gran medida esta protección existe para cubrir la falta de competitividad de compañías ubicadas en el sur del país.
El elevado costo del ensamble, mano de obra y transporte
"La tecnología nacional termina saliendo cara porque en la Argentina lo que se hace básicamente es ensamblar. Entonces hay que importar todas las piezas, enviarlas a Tierra del Fuego, armar el producto con una mano de obra, que es más costosa que en Asia, empaquetarlo y volver a enviarlo ya terminado en camión hacia Buenos Aires y a los principales centros de consumo. Toda esa logística cuesta y termina impactando en el valor final", aseguró Bulat.
Por su parte, Mariano Lamothe, economista jefe de la consultora Abeceb, coincidió en que "los productos desde que llegan como partes y piezas de Asia hasta que se arman en el país tienen una logística bastante compleja", sumado a que "los salarios en Tierra del Fuego son muy superiores a los que se pagan en otras provincias". De hecho, según el experto, en la isla fueguina un operario puede cobrar en la actualidad entre $14.000 y $15.000. "Todo esto impacta en el valor final del artículo", recalcó.
En la misma línea, Claudio Kramer, gerente de la Cámara de Industrias Electrónicas (CADIEEL), destacó que "son numerosos los factores que terminan afectando al precio: uno de ellos, no menor, es el costo del transporte. No hay que olvidarse que hoy un flete de Shanghai a Buenos Aires cuesta lo mismo que uno desde Tierra del Fuego. Después hay que sumar mano de obra y, en algunos casos, las regalías que se pagan para poder tener la licencia de una marca".
En relación a los elevados costos de logística, iProfesional.com dio cuenta, a través de una investigación, que un flete en camión desde una provincia argentina hasta una terminal porteña resulta casi 40% más caro que cubrir el trayecto vía marítima desde China hasta Buenos Aires:
En este contexto, Bulat sostuvo que "la ecuación no cierra porque producir para pocos es muy caro. En informática se necesita justamente eso: escala. Es muy distinto hacer 1 millón de notebooks que 100 millones, que no es el caso de Tierra del Fuego".
Atraso cambiario y el fenómeno de la "microimportación"
El atraso cambiario frente a la inflación se manifiesta de diferentes formas. Y una de sus caras más palpables es la creciente cantidad de argentinos que eligen pasar sus vacaciones en el exterior al encontrar distintas alternativas para descansar a precios similares o, incluso más bajos, que los que ofrece el mercado doméstico.
Y parte de este fenómeno resulta muy visible en el aeropuerto de Ezeiza, al observar el número de turistas que cruzan la puerta hacia las salas de embarque. Pero más aun, al ver cómo éstos descienden de los aviones con las valijas cargadas y equipaje extra, una prueba palpable del fenómeno conocido como "microimportación".
En efecto, en un contexto marcado por las barreras generalizadas a los productos del exterior, cada vez más argentinos salen a hacer shopping fronteras afuera. Prueba de ello es que, durante todo el año pasado, los turistas gastaron fuera del país unos u$s2.800 millones, un 6% más que en 2010.
Para Lamothe, el atraso cambiario frente a la inflación es uno de los principales factores para entender por qué los precios en dólares de los productos electrónicos están por las nubes en relación a otros países. "Estamos viendo las consecuencias de años de altos índices inflacionarios con un tipo de cambio relativamente estable, lo que genera que los precios locales crezcan mucho más que los del exterior. Esto explica gran parte de las restricciones a las importaciones, porque sin barreras la Argentina importaría muchísimo más y se achicaría el superávit comercial. En definitiva es una muestra de cómo el modelo económico ha ido perdiendo consistencia", advirtió Lamothe.