Por Eleonora Gosman - Clarin
Un ex directivo de la empresa dijo que un lobista cobró una suma millonaria para acercar a una firma francesa.
En la mira. Un submarino en mantenimiento en Río de Janeiro. Su construcción quedó bajo sospecha.
La telaraña de sobornos tejida por el grupo Odebrecht, en su extensa actuación como una de las principales constructoras de Brasil, alcanzó también al mundo militar. Más precisamente, a la Marina del país: en Brasilia y en Francia se investigan las posibles “irregularidades” en la construcción de cinco submarinos con tecnología francesa. Pero uno de ellos con la planta propulsado por una planta nuclear realizada por los brasileños. El contrato, que incluyó la transferencia tecnológica francesa a los brasileños, se celebró entre el ex presidente Lula da Silva y su contraparte de entonces, Nicolas Sarkozy.
Las autoridades francesas investigan ahora si la empresa pública DCNS (Dirección de Construcciones Navales) se vio involucrada en actos de corrupción en los contratos celebrados con el gobierno brasileño. Ocurre que uno de los 78 ex ejecutivos de Odebrecht que se prestaron a realizar delaciones (a cambio de condenas más suaves), reveló que hubo un pago de 40 millones de euros a un lobista brasileño que realizó los primeros contactos entre la firma francesa, que es una sociedad mixta con mayoría estatal. El lobista en cuestión es José Amaro Pinto, un hombre muy ligado a políticos de la socialdemocracia (PSDB), según informó el diario O Globo. Benedicto Barbosa Júnior, sostuvo que los directivos franceses exigieron el pago a Pinto, como condición para firmar los acuerdos. Sostuvo también que ese dinero fue utilizado por el lobista para distribuir “sobornos” entre algunos almirantes de la Marina brasileña. “Creo que José Amaro tenía algunos almirantes que lo ayudaron a concebir el proyecto nuclear”, contenido en el convenio, sostuvo Benedicto.
Según el delator de Odebrecht, socia de la francesa DCNS en el Programa de Desarrollo de Submarinos, la empresa brasileña generó al menos unos 70 millones de dólares en coimas. El Programa contempla la construcción de cinco submarinos Scorpene, uno de ellos nuclear . En su origen, la totalidad del proyecto fue pactada en 12.000 millones de dólares. Pero todo indica que el presupuesto del programa ya habría sumado otros 4.000 millones de dólares. Según indica el diario Folha de Sao Paulo, fue la DCNS la que eligió como contraparte de Odebrecht. La brasileña ganó el proyecto sin necesidad de licitación previa, para construir el astillero de submarinos en Itaguaí, en el litoral de Río de Janeiro.
En Francia, según fuentes vinculados al caso, los fiscales que investigan el caso desde hace meses tuvieron intercambio de información con los investigadores brasileños. Las sospechas es que las coimas no sólo se repartieron en Brasil sino también entre “funcionarios franceses”. Los abogados defensores de Pinto afirman que el lobista recibió 17 millones de euros y no los 40 millones de los que habló Benedicto Júnior. Y que ese dinero fue pago en concepto de honorarios por los servicios de consultoría prestados al DCNS.
La Dirección de Construcciones Navales de Francia ya se vio envuelta en otras investigaciones, en su país, por sospechas de pago de sobornos. En 2010, la Corte Internacional de Arbitraje multó a la empresa estatal, donde el grupo Thales tiene un 20% del paquete accionaario, por haber pagado “comisiones prohibidas” en la venta de navíos militares a Taiwan. No fue el único caso: también en 2016 se abrió una investigación contra esa sociedad francesa por el pago de sobornos en Malasia. En respuesta a los medios brasileño, la DCBS sostuvo que la empresa se rige “por las leyes y reglas nacionales e internacionales” y que se somete “al rígido cumplimiento de la legislación de cada país” donde opera.
Entre los ejecutivos de Odebrecht, el lobista Pinto fue bautizado con el seudónimo de “Champagne”. Se sabe que recibió pagos en una cuenta en el exterior ya identificada.
