El conflicto por el cierre de la planta de Azul dejó al descubierto el interés del Gobierno por reducir el financiamiento del Estado.
En medio del conflicto por el cierre de la planta en la localidad de Azul, el futuro del complejo de Fabricaciones Militares (FM) volvió a quedar envuelto en la incertidumbre.
La empresa estatal, que depende del Ministerio de Defensa, fue concebida para proveer, en gran medida, al Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Sin embargo, actualmente solo un 10% de la producción de Fabricaciones Militares es destinada a las Fuerzas Armadas.
Anualmente, el complejo insume subsidios del Estado por 2400 millones de pesos, a raíz de su incapacidad para autofinanciarse. El director de Fabricaciones Militares, Luis Riva, explicó que la empresa es un conjunto de plantas interrelacionadas entre sí que comparten "una matriz de insumo producto".
Si bien la Dirección General de Fabricaciones Militares (DGFM) llegó en el pasado a contar con catorce establecimientos industriales, además de su sede central en la ciudad de Buenos Aires, actualmente su producción se circunscribe a la actividad de cuatro fábricas: Villa María, Río Tercero, Fray Luis Beltrán y Jáchal. Hasta hace menos de un mes se podía contar también a la planta de Azul, pero ahora se encuentra inoperativa, y solo realiza tareas de mantenimiento. Sus empleados protagonizan hace semanas protestas a favor de su reapertura.
La fábrica militar Fray Luis Beltrán está en Santa Fe y es la única categorizada como una unidad de "defensa y seguridad". Beltrán desarrolla chalecos, pistolas 9 mm, municiones, cartuchos de goma o de humo, y otros tipos de disuasivos que utilizan las fuerzas de seguridad.
Aunque Riva la define como la planta "más productiva", señala que solo alcanza un 50% de la productividad que podría llegar a tener. "El 95% de los ingresos que entran van destinados a la mano de obra y no a los insumos para la producción. Hay problemas de exceso de personal y eso se traslada a los precios, que no son competitivos. No hay clientes dispuestos a comprar a esos valores y con nuestros tiempos de entrega", explicó. Beltrán provee a todas las policías provinciales, excepto a Córdoba y Buenos Aires, a las que dejó de venderles desde 2008. Aunque ahora se está intentando reanudar la relación comercial, aún no se ha logrado. La Policía de la Ciudad comenzó a comprarle a Fabricaciones Militares indumentarias y accesorios. Esta planta es prácticamente la única que les vende directamente a las fuerzas de seguridad y a las Fuerzas Armadas, y el 98% de su producción es destinado al ámbito estatal. Y sobre ese total el 80% lo abarcan las fuerzas policiales, mientras que solo un 20% es destinado a las Fuerzas Armadas. El 2% restante responde al ámbito privado, que según Riva se busca ampliar.
En cuanto a la facturación de FM, su director afirma que hace 10 años se vendieron aproximadamente 80 millones de pesos, cifra que prácticamente se mantuvo durante 2009 y 2010. En los últimos dos años tampoco variaron mucho los números, ya que se facturaron entre 800 y 900 millones de pesos, cifra similar en moneda constante, si se tiene en cuenta la inflación de la última década.
Riva sostiene que uno de los principales problemas de FM es el exceso de empleados. "Durante 2014 y 2015 se incorporó gente sin razonabilidad. La tercera parte hoy día tiene cuatro años o menos de antigüedad", destacó. Este es uno de los puntos que más se evocaron a la hora de explicar el cierre de Fanazul. En cifras concretas, el funcionario afirma que sobre un total de 250 empleados en Azul, 111 habían sido tomados durante los dos últimos años del gobierno anterior.
La fábrica de Río Tercero es la planta con mayor cantidad de empleados. Son 480 personas que se dividen en dos áreas conocidas como unidad química y unidad metalmecánica. La primera está destinada a la petroquímica y básicamente el grueso de su producción es para el sector privado. La segunda unidad se dedicó a tanques militares, reparación de vagones y producción de radares. Actualmente este sector, en su mayoría asociado a las Fuerzas Armadas, implica solo el 2% del total de la producción de Fabricaciones Militares.
La fábrica de Villa María, considerada la "melliza" de Azul, al dedicarse también al desarrollo de pólvora y explosivos, destina hoy el grueso de su producción al sector minero. De igual forma sucede con la planta de Jáchal, ubicada en San Juan, de tan solo 50 empleados, que depende de Villa María.
Riva reconoce que el período que va de 2014 a 2015 fue el de mayor facturación. El área que creció significativamente en cuanto a su facturación fue la metalmecánica (13%). Sin embargo, Riva precisó que "ese crecimiento fue falso, porque el porcentaje de la Unidad Metalmecánica, que subió de 1% a 13%, fue prácticamente en su totalidad debido a Yacimientos Carboníferos Río Turbio (YCRT), que no cumplió sus compromisos". No pagó las compras que hizo y actualmente es el principal deudor de Fabricaciones Militares.
Radiografía de la empresa estatal
Fabricaciones Militares tiene diferentes plantas en el país, cada una con producciones específicas. Una de las más amplias era la de Azul, cuyas tareas serán ahora absorbidas por la de Villa María
Azul, Buenos Aires. Se comunicó su cierre el 28 de diciembre de 2017. Desde entonces, la comunidad de Azul reclama su reapertura. El cese de Fanazul afecta principalmente a 232 empleados bajo el régimen de contratos anuales. Solo 35 empleados son de planta permanente y siguen asistiendo a la fábrica a realizar tareas de mantenimiento. Allí se producía produce dinamita, nitroglicerina, trotyl, pólvora y emulsiones. Daniel Firpo, uno de los delegados gremiales de Fanazul, dijo que no se ejecutaron correctamente las inversiones y vinculó a ese motivo el cierre de la planta. El Gobierno tuvo que ratificar su cierre la semana pasada, ante los insistentes reclamos.
Villa María, Córdoba. Se especializa en la producción de pólvoras y explosivos. Trabajan allí unas 400 personas, aproximadamente. Es considerada la "melliza" de la planta de Azul, debido a la similitud en sus producciones. La de Villa María será la planta que absorberá las tareas que se realizaban en Fanazul, según indicó Luis Riva, el interventor de Fabricaciones Militares a nivel nacional. De la sede de Villa María depende directamente la planta operativa más nueva, en Jáchal, provincia de San Juan. Se trata de la planta más pequeña, donde trabajan alrededor de 50 personas y que se dedica casi exclusivamente a la producción minera.
La fábrica de Río Tercero es la planta con mayor cantidad de empleados.
Río Tercero, Córdoba. Posee dos plantas en Córdoba en las que trabajan unas 480 personas, la mayoría con contratos temporales. Una de las plantas se dedica a la industria metalmecánica y la otra, a la industria química. La producción está dirigida sobre todo al ámbito privado. Los delegados gremiales de Río Tercero aseguraron que en los dos últimos años perdieron producción en el área mecánica y que solo están haciendo algunas tareas para privados locales y reparando los vagones del Belgrano Cargas. Hasta fines de 2015 producían herramental para el anclaje de las minas de Río Turbio, radares meteorológicos y de control de frontera, y modernizaban cañones.
Fray Luis Beltrán, Santa Fe. Es la planta con mayor índice de producción y básicamente se concentra en el desarrollo de armamento y municiones. Trabajan allí actualmente unas 380 personas. Su destinatario principal son las fuerzas de seguridad. La sede de Beltrán provee a todas las policías provinciales, excepto a la de Córdoba y Buenos Aires. Es la planta que más amplia gama de productos para la defensa produce: artillería, fusiles, renovación de FAL, pistolas, chalecos antibalas, cartuchos, activos químicos y desmilitarización de material bélico. Fernando Peirano, uno de los delegados gremiales, responsabilizó "a los ministros de Defensa" por la falta de presupuesto y de un plan productivo.