Por Martin
Verrier
No resulta una novedad para nadie que el
sistema internacional actual se ve más caracterizado por guerras de baja
intensidad, guerras contra insurgencia y conflictos asimétricos que por
contiendas protagonizadas entre estados nación. Hoy
entendemos como amenazas de los estados también a actores no estatales, como el
narcotráfico, piratería, grupos rebeldes en estados fallidos y grupos
terroristas.
Muchos autores reconocen que estas nuevas (y porque no
“viejas”) amenazas resultan en definitiva un actor mas del sistema
internacional que muchas veces interactúan en calidad de igualdad con los
estados.[1] Los conflictos resultantes
de la interacción entre estados y estos actores suelen rememorar en gran parte
a las guerras contra insurgencia de la guerra fría. Entonces, los estados que
debieron enfrentar insurgencias, desde Rhodesia a Perú desarrollaron doctrinas
anti insurgencia por tierra mar y aire. Hoy, en el presente contexto
internacional del siglo XXI, los estados están desempolvando la vieja doctrina
de utilización de aeronaves en misiones COIN.[2]
Los inicios de la aviación tuvieron mucho que ver con
la exploración de la utilidad de las aeronaves en funciones contrainsurgencia
(COIN). Así, por ejemplo en 1913 la aviación francesa utilizo aeronaves para
contrarrestar el levantamiento de marruecos y en 1916 Estados Unidos hizo lo
propio en la persecución de Pancho Villa.[3]
Durante la guerra de Vietnam, las aeronaves COIN
utilizadas en tareas contra el Vietcong y el Ejército de Vietnam del Norte
sufrieron grandes pérdidas en manos de la artillería antiaérea y los misiles
antiaéreos. Estos aviones, como los A-37 y los OV-10 lentos y sin contramedidas
suficientes, resultaron demasiado vulnerables al enfrentar a un enemigo, que
recurría a la guerra de guerrillas pero que contaba con suficientes medios
antiaéreos convencionales provenientes de la URSS y China.[4] Esta vulnerabilidad
durante la guerra de Vietnam, se vería confirmada en la Guerra de Malvinas, donde
el avión contrainsurgencia de construcción nacional, Pucara resulto victima
tanto de la artillería antiaérea como de interceptaciones aéreas. Para
entonces, las dos potencias globales, EEUU y la URSS ya habían diseñado nuevas aeronaves, más
resistentes y potentes que se alejaban del concepto COIN y se acercaban más al
concepto de apoyo aéreo cercano: el A-10 y el SU-25. [5]
Con el fin de la guerra fría, prácticamente todos las
fuerzas armadas del mundo archivaron el concepto de aviación COIN, hasta que el
ataque a las Torres Gemelas en 2001 le recordó al mundo que este se encontraba
plagado de conflictos de baja intensidad, muchas veces enfrentando a actores
estatales con no estatales y por ello de características asimétricas. Conflicto
para el que los estados no estaban preparados.[6]
Hoy son muchos los modelos COIN antiguos que están
siendo modernizados y otros diseñados desde cero, en aras de prepararlos para
enfrentar no ya principalmente insurgencias, sino amenazas no estatales,
organizaciones criminales transnacionales, grupos secesionistas[7], y hasta enfrentamientos
bélicos de baja intensidad. Por lo tanto y como podrá deducir el lector, hoy el
concepto COIN que caracterizaba a este tipo de aeronaves, hoy responde a un
espectro de actuación mucho más amplio.[8]
Ventajas en el uso de
aeronaves COIN en el contexto actual.
La relación Costo-beneficio. La primera y más evidente
ventaja es que para este tipo de acciones, resulta muchas más económica la
compra y operación de este tipo de aeronaves que los de un cazabombardero.[9] El costo de adquisición de
un Súper Tucano ronda los 10 millones de dólares, mientras que el de un F-16
C/D ronda los 20 millones de dólares. En términos de costos operativos la
diferencia comparativa es aún mayor. En un mundo donde la amenaza puede ser el
vuelo ilegal de un monomotor civil, muchas veces no se justifica el uso de un cazabombardero
de última generación.
Capacidad STOL (Short Takeoff and Landing).Las
operaciones contra este tipo de amenaza requieren la operación de aeronaves
desde pistas cortas y poco preparadas y
poca o nula infraestructura de apoyo. Asimismo, la determinación de objetivos
se da con muy poco tiempo de anticipación, lo cual favorece la operación de
aviones a turbohélice o pistón que aquellos a reacción.
Ataque de precisión. En términos de capacidad de
ataque, las nuevas tecnologías explican en parte el porqué del regreso de este
tipo de aeronaves. Nueva y más sofisticada electrónica como visores FLIR
(Foward Looking Infrared), sensores electro ópticos, radares avanzados sumados
a armamento de precisión como bombas guiadas por laser, misiles y hasta cohetes
guiados por laser (como los basados en los antiguos sistemas de 70mm con el
proyecto Advanced Precision Kill Weapon System (APKWS)
II ) permiten que las aeronaves COIN puedan llevar a cabo
ataques con precisión evitando daños y victimas colaterales.
Autonomía.
Por otra parte la autonomía y la capacidad de mantenerse volando sobre el
objetivo durante horas a baja velocidad otorga a este tipo de aeronaves una
ventaja comparativa al momento de tener que lidiar con objetivos que pueden
resultar tan esquivos como una camioneta 4x4 , una casa en medio de la selva o
una avioneta Cessna volando a baja altura.[10]
Velocidad.
Con respecto al los helicópteros, las aeronaves COIN ganan en velocidad, costo
de operación y mantenimiento. Una aeronave COIN moderna como el Súper Tucano
puede llegar a velocidades de 590km/h, imposibles de equiparar por cualquier
helicóptero (El Bell AH-1Z Viper, uno de los helicópteros de ataque más veloces
alcanza los 411km/h.). El costo de operación es de tan solo U$500 por hora.
Multi-capacidad.
Muchas aeronaves COIN admiten inclusive ser utilizadas de forma dual. Así, por
ejemplo, El Tucano, El Pucara o el Pilatus PC-21 pueden ser utilizados como
entrenadores en tanto se trata de aviones biplaza con buena visibilidad,
maniobrabilidad y facilidad de operación, hasta que se requiera su uso como
aviones COIN.
Su uso en la región.
Los
países latinoamericanos enfrentan hoy la amenaza de estos actores no estatales,
por ello las aeronaves COIN están teniendo
una segunda edad dorada en nuestra región. Brasil fabrica y exporta el modelo
más exitoso, el Súper Tucano y el Tucano. Cuenta con unos 76 aparatos, de los
cuales unos 25 están afectados al SIVAM, Sistema de Vigilancia de la Amazonia. Colombia
cuenta con 15 de estas aeronaves y las ha utilizado incluso para bombardear
pistas ilegales en la selva. Ecuador opera también 18 ejemplares del Super
Tucano. Argentina cuenta con sus venerables Pucara los cuales están siendo modernizados
parcialmente y cuenta con unos 20 Tucano que podrian ser armados con armamento
convencional. Chile cuenta con 12 Súper Tucano recientemente adquiridos y
dotados con equipamiento de abordo similar al F-16. Paraguay opera 3 Tucanos
donados por Brasil. Uruguay por su parte opera un escuadrón de Pucara, 6 A-37
Dragonfly y 5 Pilatus Pc-7 que pueden ser armados con armamento convencional.[11]
Estos son solo algunos ejemplos de la
utilización de aviones de este tipo en la región. Quienes más intensamente los
han utilizado han sido aquellos países que han debido enfrentar a las amenazas
no convencionales mas organizadas como el narcotráfico y las organizaciones criminales
transnacionales. Tales son los casos de Colombia, Perú y Brasil. En dichos casos
las ventajas tácticas en el uso de este tipo de aeronaves ha quedado
demostrada. En estos países aeronaves COIN llevan a cabo tareas de observación, control de
fronteras, ataques contra laboratorios del narcotráfico, interdicción aérea y
marcación de objetivos.
Tan vital resulta la necesidad táctica
actual de este tipo de aeronaves, que hasta la mayor potencia militar del mundo
se ha interesado nuevamente en ellas. En Julio de 2009 la Fuerza Aérea de los
EEUU lanzo un requerimiento para la compra de 100 aeronaves COIN en base a las
experiencias acumuladas en las campañas de Irak y Afganistán. La Fuerza Aérea más
poderosa del mundo necesito también recuperar esa capacidad táctica perdida.[12]
Ataques de precisión, interceptación de
pequeñas aeronaves, tareas C4ISR (Comando,
Control, Comunicaciones, Computación, Inteligencia, Vigilancia y Búsqueda),
y control de fronteras, son algunas de las nociones que han ampliado el l
concepto COIN tradicional. Su “resucitación” es resulta en definitiva un
recordatorio que los conflictos con actores no estatales son la norma y no la
excepción en la historia militar y resulta también una valiosa advertencia de
lo que cuando se fuerza la elaboración de la doctrina a la tecnología
disponible, se pierden valiosas y beneficiosas capacidades.
*Licenciado en Relaciones Internacionales. Maestrando en Estrategia
y Geopolítica en el IESE. Profesor de Teoría de las Relaciones Internacionales,
Universidad de Belgrano.
[1] De ese modo, y tal como sostiene Martin Van Creveld, el sentido del
conflicto se vio transformado y el anterior esquema trialista de los
enfrentamientos: Estado – Poder militar – Sociedad civil, se vio amalgamado en
uno solo, de manera tal que hoy en día los tres elementos no pueden
diferenciarse uno del otro. En los
conflictos actuales, siguiendo lo expuesto por Van Creveld, ya no es posible
distinguir amigo de enemigo, se tiende a hacer una distinción similar a
culpable/inocente.
[2] El presente trabajo
tomara como definición de aeronave COIN todo avión propulsado a pistón o
turbohélice, usualmente armado con ametralladoras y cañones y soportes para
lanzamiento de cohetes, misiles y bombas y en cuyo desarrollo se haya tenido en
cuenta su utilización en tareas de reconocimiento, marcado de objetivos, contra
insurgencia, contraterrorista, contra criminal.
[3] Tal cual lo detalla el
General Norton A. Schwartz, en “Airpower
in Counterinsurgency and Stability Operations”, Revista Prism 2, No. “,
National Defense University, Washington.
[4] 47 OV-10 fueron perdidos en acción en la guerra de Vietnam : Campbell, John M. and Hill, Michael. Roll
Call: Thud. Atglen, PA: Schiffer Publishing Ltd., 1996.
Hobson, Chris. Vietnam Air Losses, USAF,
USN, USMC, Fixed-Wing Aircraft Losses in Southeast Asia 1961–1973. North
Branch, Minnesota:
Specialty Press, 2001
[5] En la Guerra del Golfo de 1991
participaron aeronaves OV-10 pertenecientes al cuerpo de Marines de los EEUU,
pero lo hicieron una vez asegurada la superioridad aérea. Aun así, un OV-10 fue
la primera aeronave derribada en el conflicto.
[6] Estados
Unidos en particular tardo en reaccionar y entender que estas no resultaban
guerras tradicionales y que en muchos casos no contaba con los sistemas de
armas adecuados. Así por ejemplo se dispuso la urgente adquisición de blindados tipo
MRAP, Mine Resistant Ambush Protected Vehicles.
[7] Como lo fueron los
Tamiles en Sri Lanka, quienes sufrieron los ataques de aviones Pucara de construcción
nacional.
[8] Entre los modelos de reciente construcción se encuentran: El Súper
Tucano brasileño, el AT-802U (derivado de un avión aeroaplicador), el OV-10X
(proyecto de Boeing para volver a construir el mítico OV-10) , el AHRLAC (iniciativa privada de una compañía
sudafricana) y el AT-6 Texan II.
[9] “The Other Side Of The Coin: Low Technology Aircraft and Little Wars”,
Capt. George C. Morris, USAF, Airpower Journal, Spring 1991.
[10] En este último caso vale
el ejemplo del operativo llevado a cabo en Julio de 2009 bajo, cuando dos Súper
Tucano de la Fuerza Aérea
Brasileña, bajo el amparo de la ley de derribo, forzaron a aterrizar a una
aeronave Cessna volando ilegalmente. Dentro de la aeronave se hallarían más
tarde mas de 150kg de pasta base de cocaína.
[11] Bolivia ha incorporado
recientemente aviones K-8 Chinos pero estos no clasifican como aviones COIN : http://www.opinion.com.bo/opinion/articulos/2011/0904/noticias.php?id=24179
[12] “COIN Aircraft Past, Present…and Future?” The Year in Defense: The
Aerospace Edition, summer 2010.”