Hoy, 25 de mayo, el gobierno se ocupó de impulsar festejos por los diez años que lleva el kirchnerismo en el poder. En este acto, por un lado, prácticamente se deja de lado la conmemoración de la fecha histórica en la que culminó la Semana de Mayo, y casi no se habla de aquél primer gobierno Patrio. Y por otro, se trata de instalar, discursivamente, que se trata de una década ganada. Sin embargo, para los productores, para el campo y para el interior, nada está más lejos de la realidad. Por lo que yo me atrevería a decir que es una década perdida.
Quisiera señalar que no habría que ponderar al conjunto de estos diez años de la misma manera. Hay que recordar que en el 2003, estando Lavagna en el ministerio de economía hubo expansión y aún los productores más chicos se beneficiaron con la política económica que él había comenzado a implementar durante el gobierno de Duhalde. Había crecimiento, expansión y buenas expectativas.
Pero luego se fue Lavagna, y el entonces presidente Néstor Kirchner asumió virtualmente la Cartera económica. Ahí comenzaron los desencuentros con la dirigencia agropecuaria, empezó paulatinamente a utilizarse el retraso cambiario y a implementarse las políticas que derivaron en esta etapa en la que hay una enorme concentración, que beneficia sólo a un puñado de amigos, al tiempo que perjudica a los pequeños y medianos productores.
Esto se contradecía con lo que habíamos pensado que sucedería con este patagónico, que se había presentado como progresista y nos permitía pensar que aplicaría medidas para favorecer a los más débiles y que definiría al pequeño y mediano productor como sujeto agrario de las políticas públicas. Pensamos que iba a hacer realidad las históricas banderas federadas: una ley de arrendamiento, una reforma tributaria progresiva, una ley de tierras integral, una agricultura con rostro humano, por ej. Sin embargo, esto no fue así, sino que por el contrario se pueden hallar muchísimas similitudes entre esta etapa y los '90 menemistas neoliberales.
Esto se profundizó al asumir Cristina Fernández. A los pocos días anunció la resolución 125° (en la que nos trataba a todos por igual, sin importar la escala que tuviéramos) que derivó en aquella gran crisis en el año 2008, con productores en las rutas de todo el país y habitantes de las ciudades apoyando nuestro reclamo. Yo creo que esto fue, en parte porque respaldaban nuestro reclamo, pero sustancialmente porque la sociedad toda quiso decirle basta a una manera de hacer política autoritaria, que en ese momento intentaba establecer una confiscación con un nivel de prepotencia pocas veces visto.
Como todos recordarán, el conflicto terminó luego de que la resolución no fuera aprobada en el Senado de la Nación, aquella madrugada de julio. Desde ese momento, parece haberse iniciado un período de revancha por parte del gobierno nacional, que leyó nuestra resistencia como una afrenta y se ocupó, en adelante, de "castigarnos".
Primero a través del destrato; de la no convocatoria a reuniones, del darle la espalda a los cada vez más acuciantes problemas de los productores. Diciendo que a los presidentes de las entidades no nos eligió nadie (por lo tanto, desconociendo los principios que rigen a cada una de las instituciones que representamos), y desmereciendo nuestro rol como dirigentes. Pero luego, y de modo más preocupante, intentando arremeter directamente contra las entidades. En nuestro caso, quisieron desfinanciarnos al quitarnos el manejo de las cartas de porte y luego de los formularios 1116. Pero también avanzaron contra el Renatre, la SRA y Coninagro.
Todo esto habla de la arrogancia, la soberbia, la desconsideración de un gobierno que no ve que el sector agropecuario es parte de la solución a los problemas de este país, y no un obstáculo a superar o un enemigo a vencer. Pero también demuestra el poco respeto a las instituciones que tiene esta gestión, y que seguimos viendo a diario en distintos actos de gobierno.
Por otro lado, este gobierno cuenta un relato en el que pareciera que todo va bien. Asegura estar ayudando a los productores reales, y trabajar codo a codo con la gente. Sin embargo (y como sucede en muchas otras áreas) esto es claramente falso. En las últimas semanas, hemos recorrido todo el país, realizando asambleas de productores en los que hemos relevado los múltiples y serios problemas que afectan a los chacareros, que tienen que ver con una gran pérdida de competitividad, con que las variables económicas están desequilibradas y hay cada vez más distorsiones, generadas por la secretaría de Comercio Interior, que favorecen a sus amigos, nos dejan sin perspectivas a los productores y perjudican a los consumidores.
La próxima semana estaremos iniciando un plan de lucha en el que dejaremos esto en evidencia. Miles de productores en todo el país estarán diciéndole al gobierno, una vez más, que no sólo esta no es una década ganada, sino que hemos perdido mucho y hemos desaprovechado una enorme cantidad de oportunidades que tuvimos como país, internamente y con respecto a lo que el mundo espera de nosotros.
Por todo esto le pedimos a la Presidente que reflexione. Que tenga en cuenta que está en sus manos el poder de modificar las cosas. De hacer los cambios para cambiar esta situación y para que todos los productores podamos seguir trabajando en los pueblos que nos vieron nacer, proveyendo a todo el país y al mundo de los alimentos que se necesitan.