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Anan Ankomah, abogado de Ghana, nacido en Tema y socio principal del
Estudio Bentsi-Enchill, Letsa & Ankomah (localizado en Accra),
interpuso una acción judicial invocando, entre otras, la Convención de
las Naciones Unidas sobre Inmunidades Jurisdiccionales de los Estados y
de sus Bienes de 2004 (aún no vigente). Lo hizo en nombre de una empresa
radicada en Chipre, la NML Capital. Ésta es, a su vez, subsidiaria de
Elliott Capital Management, ubicada en Nueva York, fundada por Paul
Singer y miembro de una alianza de organizaciones reunidas bajo el
paraguas del American Task Force Argentina (ATFA), situado en Arlington.
La acción judicial interpuesta por Ankomah se hizo en
reclamo del pago de bonos del default y generó la retención de la
Fragata Libertad después de una pobremente planeada e
incomprensiblemente aprobada travesía.
La acción legal se llevó a cabo en una de las más
promisorias democracias africanas, en un país en el que la Argentina no
tiene embajada y recurriendo a argumentos jurídicos débiles. Ghana no
es, como se ha dicho, un "país de cuarta"; ha sido amigo de la Argentina
en la causa Malvinas y es un país en el que se pueden cometer tantos
equívocos judiciales como en cualquier nación con división de poderes. A
su vez, los argumentos jurídicos argentinos son sólidos: la detención
de la Fragata es arbitraria e ilegal a la luz del derecho y la práctica
internacionales. Sin embargo, la vía jurídica para resolver la situación
encuentra, hasta ahora, límites.
Paralelamente, NML y Elliott Capital Management son
grupos financieros conocidos como vulture funds -fondos buitre- que
invierten en la deuda pública de un país debilitado o quebrado, se
niegan a renegociar cuando hay intentos de superar la cesación de pagos y
pretenden obtener ganancias siderales mediante el acoso persistente
derivado, en parte, de su poder económico no regulado.
Elliott Capital Management ganó en Nueva York un caso
contra el Banco Popular de Perú en 2000 y perdió uno contra el Banco
Central de la Argentina en 2011. Paul Singer es un gran contribuyente
del Partido Republicano y en 2011 donó US$ 1 millón a la campaña de Mitt
Romney. A su vez, la ATFA ha venido tergiversando el presunto apoyo de
asociaciones y personas a su lobby, convirtiéndose, de hecho, en un
instrumento de presión que favorece intereses inescrupulosos.
Cabe
destacar que en 2009 la representante demócrata de California Maxine
Waters encabezó -junto con otros 34 legisladores- una propuesta de ley
conocida como Stop Vulture Funds Act, destinada a frenar la explotación
escandalosa de los fondos buitre. En síntesis, esos fondos turbios no
siempre ganan con sus demandas; es evidente que algunos de sus magnates
respaldan activamente a los republicanos, y resulta esencial comprender
el juego político interno en Estados Unidos, pues hay aún importantes y
potenciales aliados de la Argentina.
Respecto a la Fragata Libertad, hay dos cuestiones
decisivas. Por un lado, se ha situado la responsabilidad interna de lo
sucedido en la Armada como parte del Ministerio de Defensa: algo que no
ha recibido un cuestionamiento de la sociedad civil y de los partidos
políticos, y que muestra un mínimo de coincidencia entre fuerzas
oficiales y opositoras. Por otro lado, se han tomado medidas externas
como la evacuación de la Fragata y la realización de encuentros en la
ONU por parte del canciller Héctor Timerman; decisiones que merecen ser
más explicadas.
El único objetivo que debería tener la Argentina en
este momento es recuperar la Fragata. No es aconsejable contemplar como
recurso táctico la prolongación de la estada del navío en el puerto de
Tema, ya que el mayor desgaste sería para la Argentina. La única salida a
esta situación es política y ello implica no pugnar contra el gobierno
de Ghana, pues será esencial su acompañamiento para una salida
satisfactoria; procurar el apoyo más activo de otros países africanos y
no sólo de los latinoamericanos; tender puentes con actores poderosos,
como los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad, que, con
certeza, no querrán que lo acontecido con la Fragata argentina sea un
precedente para sus buques de guerra, y fortalecer el consenso nacional
en torno a la Fragata Libertad, que no es el navío de una parte de las
Fuerzas Armadas o de un ministerio sino del país.
Más allá de este incidente, la Argentina debería
entender que para tener una política exterior influyente se requieren
tres D: diplomacia, divisas y defensa constituyen el trípode básico
sobre el que se asienta siempre la autonomía externa de un país..