Por Roberto Lopes - Poder Aéreo
Un reportaje publicado esta semana por el periodista israelí Arie Egozin, en la publicación “Flight Daily News (dedicada a eventos aeroespaciales), informa que los cazabombarderos Kfir Block 60 (de exportación) reservados en los últimos dos años a la Fuerza Aérea Argentina (FAA) se están redirigiendo a “un cliente africano”.
Los aviones ya fueron ofrecidos a las empresas privadas estadounidenses ATAC y Draken International, que mantiene contratos con las Fuerzas Armadas de Estados Unidos para suministrar jets aptos para figurar como “agresores” en entrenamientos aéreos, pero también esas propuestas quedaron por el camino (supuestamente porque el Kfir es una máquina sofisticada demasiado, y demasiado cara, para ser empleada en tareas de simulación). Aparentemente, el texto de Egozin pone un punto final a la larga novela de la oferta de un escuadrón – 12 a 14 unidades – de Kfirs a la Aviación de Combate de los argentinos.
El periodista revela que el pasado 15 de marzo escuchó de fuentes de su país un desahogo relativo al tortuoso entendimiento mantenido por la IAI desde 2015 con autoridades civiles y militares de Buenos Aires. Estas fuentes explicaron que el negocio no salió por “razones políticas”, y en el texto el periodista menciona que otras personas involucradas en la fracasada articulación comercial fueron explícitas: el gobierno de Estados Unidos es que habría hecho que el gobierno de Israel se desinteresara por la operación (el Kfir es impulsado por un motor J79 fabricado en EEUU). El Block 60 es ofrecido por la IAI al mercado con el propulsor J79 revisado a cero horas y un radar AESA Elta 2032.
Hoy, los cazas Kfir vuelan en las fuerzas aéreas de Sri Lanka, Ecuador y Colombia. Los jets colombianos fueron actualizados con el radar Elta EL/M-2032, el pod de direccionamiento de puntería Rafael Litening, sonda de reabastecimiento en vuelo y displays mejorados en la cabina del piloto.
Como siempre sucede en el caso de una venta de material militar importante a los argentinos, el telón de fondo de las dificultades refleja la preocupación de Washington y sus Aliados en no permitir cualquier exportación de armas a Argentina que pueda representar una amenaza potencial para la seguridad 1.600 súbditos británicos residentes en las Islas Falkland (Malvinas).
Por ejemplo: la venta de cuatro pequeñas lanchas israelíes de patrullaje costero – y bajo valor militar – a la Guardia Costera (Prefectura Naval) de Argentina no enfrentó obstáculos de parte del gobierno Donald Trump. Pero los comicios de la Armada Argentina por el viejo buque de asalto anfibio estadounidense USS Ponce fue, simplemente, ignorado por las autoridades de la Secretaría de Defensa estadunidense. El barco fue enviado al desminado.
La demora en la negociación sobre los Kfir también puede ser atribuida a los costos de importación de los cazas. La adquisición del paquete ofertado, aún en 2015, por la compañía IAI – compuesto por simulador, documentación técnica, suministros y entrenamiento, además de las aeronaves, implicaría un desembolso de recursos por parte del gobierno Mauricio Macri hoy estimado en el rango de 420 a 560 millones de dólares. Todo de valor superior a lo que la FAA tiene para invertir en sus medios durante el año 2018.
Egozin recuerda en su texto que la FAA recibió una propuesta del gobierno de París para comprar entre 20 y 24 cazas usados Dassault Mirage 2000C, pero lo que les interesa a los militares argentinos son los del modelo 2000-5, en vías de ser retirados por la Aviación Militar de Qatar.
Fuente: http://www.aereo.jor.br