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viernes, 17 de junio de 2016

Alerta roja: la amenaza creciente a los portaaviones de EEUU

(Star and Stripes) “El portaaviones siempre ha sido para Estados Unidos un elemento casi intocable de disuasión, gracias la capacidad de proyectar fuerzas donde quiera que se despliegue. Sin embargo, aunque muchos países no puedan esperar nunca equiparar su potencial con la flota de portaaviones de la US Navy, en cuanto a tamaño y fuerza, otros como China, Irán y Rusia, han pasado los últimos años acomodando sus fuerzas y poniendolas en servicio para hacer frente a esas fortalezas.
Portaviones George Washington (CVN-73)
Un informe publicado el día 22 de febrero por el Center for a New American Security, un think tank basado en Washington D.C., que se centra en la seguridad nacional, afirma que las operaciones de los portaaviones de la Navy se encuentran en un punto de inflexión. Frente a las crecientes amenazas en el extranjero, Estados Unidos puede ya “operar sus portaaviones a distancias cada vez mayores… o asumir altos niveles de riesgo, en sangre y en dinero.”

El informe, titulado “Red Alert: The Growing Threat to U.S. Aircraft Carriers“, gira en torno a la presencia militar creciente de China en el Pacífico, en un término que está empezando a aparecer cada vez más en los círculos de defensa: anti-acceso / negación de zona (anti-access/area denial), o A2 / AD.
El término A2 / AD se enfoca en torno a un concepto que ha existido por mucho tiempo en la guerra: negar al enemigo la capacidad de moverse por el campo de batalla.

Actualmente la A2 / AD es similar a lo que fueron los fosos cuando se cavaron alrededor de los castillos, excepto que los fosos actuales son un sistema integrado de misiles tierra-aire, anti-misiles de crucero lanzados desde buques, submarinos, buques de superficie y aeronaves, todos diseñados para echar a las fuerzas enemigas tan lejos como sea posible de las áreas de importancia estratégica.
El informe se centra en las capacidades chinas, debido a su “énfasis en dotarse de misiles anti-buque de largo alcance.” Esto, unido a su creciente base tecnológica, califica a China como la amenaza para las Fuerzas de EE.UU.

China, sin embargo, no es el único arquitecto de una estrategia A2 / AD diseñada para disuadir a las operaciones de Estados Unidos. En el Báltico, la base naval rusa en Kaliningrado es conocida por albergar una sofisticada red de defensa aérea y misiles anti-buque.

Los comandantes de la OTAN también han advertido de la construcción por Rusia de la estrategia A2 / AD en torno a Siria, ya que han movido misiles avanzados tierra-aire a su base aérea en el país, así como una flotilla de barcos con capacidades anti-aéreas robustas.

A medida que otros países se centran en la creación de sofisticados burbujas A2 / AD, mediante el uso de nuevas tecnologías como aviones no tripulados, misiles avanzados y aviones más nuevos, Estados Unidos, sigue operando como siempre lo ha hecho, se está poniendo en riesgo.
Según el informe, esto es particularmente relevante en cuanto a los Grupos Navales en torno a portaviones que han reducido su capacidad de ataque a largo alcance en lugar reducir más misiones a distancias más cortas.

“Operar los portaviones cuando existen municiones cada vez más letales y precisas, expone a estos buques de costes multimillonarios a altos niveles de riesgo en caso de un conflicto”, dice el informe. “Un adversario con capacidades A2 / AD probablemente lanzará un ataque de saturación contra el portaviones desde una variedad de plataformas y direcciones. Sería difícil, si no imposible, defenderse de tales ataques.
La semana pasada, la estrategia A2 / AD fue noticia internacional de China, después de que imágenes de satélite mostraran el despliegue del HQ-9 (una generación nueva de misiles tierra-aire de medio a largo alcance, guiada por radar activo) en la Woody Island, un pequeño del Mar del Sur de China, reclamado por Taiwán y Vietnam. El informe CNAS clasifica el HQ-9 como amenaza A2/AD de corto alcance, pero indica que el movimiento de estos sistemas al territorio en disputa en el Mar del Sur de China, si se refuerza, será un problema potencial a largo plazo para las operaciones navales de Estados Unidos.

Las amenazas a medio y largo alcance discutidas en el informe incluyen bombarderos chinos con base en tierra y misiles balísticos anti-buque como el DF-21D y DF-26. Ambos misiles “representan una amenaza significativa para los portaviones”, con un alcance estimado de 810 y 1.620mn. Respectivamente. Según el informe, si el DF-26 es tan operativo y preciso como los chinos dicen, el misil sería capaz de alcanzar el territorio de Guam de EE.UU.

Si bien en el informe se analizan las posibles contramedidas para una red A2 / AD sofisticada, incluyendo el proyecto futuro de la Navy de cañón electromagnético, Estados Unidos, probablemente emplearía una variedad de sistemas y estrategias, incluido el hacking, para hacer frente a la amenaza enemiga.

Sin embargo, las estrategias sugeridas a largo plazo en el informe incluyen emplear por parte EE.UU. Sistemas tales como submarinos y drones de largo alcance basados en portaaviones. Los submarinos podrían evadir el A2 / AD al permanecer sin ser detectados, mientras que los UAVs basados en portaviones, con su creciente alcance, proporcionarían la capacidad de enfrentamiento fuera de alcance de las posibles amenazas A2 / AD.

Estados Unidos debe “reexaminar la relevancia de los portaviones y su componente aérea y explorar opciones innovadoras para futuras operaciones y estructura de la fuerza”, concluye el informe. “Si Estados Unidos quiere mantener su superioridad militar en el futuro, no puede permitirse el lujo de hacer otra cosa.”

Ordenadores adiestrados para localizar lanzadores de misiles

TEL de un misil SS-1 Scoud(Spunik) - Un nuevo proyecto de inteligencia, con un coste de 10 millones de dólares, tiene por objeto usar las aplicaciones de búsqueda de imágenes para identificar a los lanzadores móviles de misiles incluidos en los datos obtenidos por satélites y alertar a los analistas humanos.


En el núcleo del proyecto está la idea de usar a las máquinas para identificar objetos en forma de lanzadores, que están fundidos con la asombrosa cantidad de imágenes digitales recogidas por satélites espías y aviones tripulados y no tripulados.

Un alto funcionario del Departamento de Defensa explicó que la enorme cantidad de datos que se obtienen hace que la investigación manual sea ineficiente.

El objetivo final es el adiestramiento de los ordenadores, para localizar a los transportadores-erectores-lanzadores (TEL) del tipo de los que Corea del Norte usó durante las pruebas llevadas a cabo en los últimos meses. Lo que antes consistía en un proceso manual que realizaban los analistas de inteligencia se transformará en uno automatizado.

De acuerdo con un funcionario del Departamento de  Defensa, el Pentágono no recibió con tiempo la alerta del lanzamiento, cuando el 18 de marzo Pyongyang disparó dos misiles Nodong en el Mar de Japón. El uso de inteligencia artificial para realizar el seguimiento de los lugares de estacionamiento a nivel mundial, identificaría la situación y movimiento de los TELs , alertaría a los analistas de la amenaza y ayudaría al Pentágono a tener conocimiento previo del lanzamiento de misiles.

Los TELs son difíciles de identificar en el terreno, sobre todo cuando están camuflados  como camiones articulados  o contenedores de transporte.

Bill Gattle, presidente de Harris Corp.’s Space and Intelligence Solutions, dice que la clave es adiestrar a las máquinas para distinguir entre los protocolos normales y anormales y sobre los  procedimientos de vigilancia de objetivos.

De acuerdo con Robert Work , Deputy Defense Secretary, este tipo de automatización sería muy beneficioso para la National Geospatial Intelligence Agency, que toma fotografías con satélites espías, procesa las imágenes y entrega los datos a la comunidad militar y de inteligencia.

Red mundial para compartir datos sobre objetivos de superficie

(USNI News) - La US Navy está creando una red ofensiva anti-superficie, que integrará los datos obtenidos por satélites, aeronaves, barcos, submarinos y las mismas armas para formar una “Web kill” letal, diseñada para hacer frente al ritmo de la letalidad en expansión de los potenciales adversarios.
Haciendo uso de este esquema, se utilizará información que va desde la procedente de sensores en el espacio hasta submarinos, para compartir la información en una, así llamada, “nube táctica” que permitirá a los aviones y barcos acceder a una amplia gama de información de objetivos en tierra, según contó el Contralmirante Marcos Darrah, del Naval Air Systems Command (NAVAIR), en una presentación en la Navy League’s Sea-Air-Space Exposition 2016.

La “All Domain Offensive Surface Warfare Capability”, como se llama la red, supone “la capacidad de hacer fuegos integrados, lanzados desde plataformas aéreas, superficie, y submarinas, enlazadas como un todo”, dijo. “Lo llamamos la “nube táctica” porque vamos a poner los datos en la nube para uso de forma colaborativa como solución de adquisición de datos de objetivos”.

El concepto es una respuesta directa al aumento de la sofisticación de los sistemas de sensores en red enemigos. “Se trata de su capacidad para reducir el espacio del que nosotros disponemos, para operar uniendo sus distintas capacidades y forzándonos a operar desde una distancia más lejos de la amenaza.” Nuestro esquema permitirá a la Navy a aumentar las distancias efectivas de sus propias armas contra objetivos en tierra.

El trabajo lo está haciendo la oficina de Darrah y el PEO Integrated Warfare Systems, en unión de la Oficina del Chief of Naval Operations y está programado su despliegue a finales de este año, según el Contralmirante. Jon Hill, PEO IWS. “¿Cómo se pueden obtener los datos del sensor, cómo se conectan con el arma? ¿Cómo se controlan para asegurar de que se ataca con precisión?”, se preguntó Hill. Y añadió “esto ya se ha comprobado y estará listo para desplegar a finales de este año”.

Darrah del NAVAIR, se movió en un escenario anti-superficie con la información compartida a través de la nube táctica, en la que los recursos espaciales militares, conocidos como los National Technical Means, compartieron datos con aviones como los F/A-18s, E-2 Hawkeye y el UAV MQ-4C Triton. En el escenario, los datos se combinaron con información de un buque de superficie de la clase Littoral Combat Ship y un submarino de ataque que también obtuvieron datos de la nube táctica.
“El punto clave es que los nodos sean capaces de moverse dentro y fuera de esta “kill web”, durante el tiempo que estamos persiguiendo a una amenaza”, dijo. “Lo que tenemos es un camino recorrido a través de una multitud de sensores. Las piezas importantes de ellos son los nodos de los dominios. Se puede reemplazar un cazabombardero F-18 por un misil Harpón, con un JSF F-35 o con otra arma [en el futuro].  Eso es lo importante, basarse en roles, sin que importe con que plataforma se ataca pues lo importante es el sensor que genera la información”.

El esquema anti-superficie es similar al concepto del Naval Integrated Fire Control-Counter Air (NIFC-CA) de un portaaviones, en el que aviones y barcos del Grupo de Combate comparten su información acerca de objetivos y misiles de crucero, a través de enlaces de datos de alta capacidad con otros buques y aeronaves que pudieran estar fuera del radio del sensor, pero no del alcance de las armas de un objetivo.

Por ejemplo, un E-2D podría proporcionar datos sobre un caza enemigo a un destructor de misiles guiados Arleigh Burke, que sea incapaz de ver la amenaza con su propio radar. “El uso de enlaces de datos tácticos (datalinks) es absolutamente positivo con  esta arquitectura que hemos empleado para salir y hundir buques de superficie en otra versión del NIFC-CA”, aseveró Hill.

Si bien el concepto es prometedor, según Darrah, hay retos a largo plazo para determinar qué datos son relevantes para las unidades que usan la nube táctica. “Vamos a poner los datos en la nube y los usuarios van usarlos, como contribuyentes a una solución de adquisición de objetivos pero ¿cuál es el pedigrí de los datos? “¿Quién los generó? ¿Cuánto tiempo ha pasado sin que se hayan refrescado? ¿Es realmente una realidad significativa para mi arma?”.

Parte de la solución al problema será la construcción de herramientas que permitan a los usuarios de la nube moverse a través de los datos.

Fuente: http://www.homsec.es/red-mundial-compartir-datos-objetivos-superficie/

viernes, 15 de abril de 2016

La intervención militar de Rusia en Siria: Oportunidades y riesgos

Por Javier Jordán Enamorado Profesor Titular Ciencia Política UGR-Investigador visitante en el IEEE

Resumen:
Este documento describe en detalle los principales elementos de la intervención militar rusa en Siria.
Analiza los objetivos políticos que pretende alcanzar Moscú: proteger los intereses rusos en el país,
incrementar la influencia rusa en Oriente Medio, cuestionar el liderazgo regional y global de Estados
Unidos, y contener la expansión del Daesh. El documento presta también atención a los riesgos que
supone para Moscú el despliegue militar, y finaliza analizando dos posibles escenarios derivados de la intervención rusa en Siria.

La intervención militar rusa en Siria, iniciada el 30 de septiembre de 2015, ha añadido un elemento de complejidad al poliédrico conflicto sirio y –desde una perspectiva más amplia– a la guerra regional por delegación (proxy war) en Oriente Medio.

Este análisis tiene por objeto ofrecer una valoración temprana sobre las oportunidades y riesgos que plantea a Moscú la decisión de implicarse directamente en las hostilidades. Para ello se examinan en primer lugar las acciones militares llevadas a cabo por las fuerzas rusas. A continuación se analizan los motivos que han impulsado la actuación rusa, se ponderan los riesgos, y –finalmente– se valora el impacto que la intervención rusa puede tener sobre el desarrollo del conflicto.

CARACTERÍSTICAS PRINCIPALES DE LA CAMPAÑA MILITAR RUSA EN SIRIA


Rusia ha desplegado aproximadamente dos mil efectivos en Siria. Cifra que incluye los pilotos de las aeronaves, el personal de mantenimiento, el contingente de artillería de campaña, y una fuerza de protección de las instalaciones con algunos carros de combate T-90 y vehículos de combate de infantería BTR-80, más varios vehículos con el sistema antiaéreo Pantsir-S1.

En total la fuerza expedicionaria rusa cuenta con 34 aviones de combate en la base aérea Bassel Al Assad en Latakia. Los aviones son de cuatro modelos:
-6 SU-30 Flanker (en denominación OTAN, este modelo y los siguientes). Es un avión de combate mutilrol y avanzado que algunos comparan al F-15E norteamericano. Entró en servicio a mediados de la década de 1990.
-4 SU-34 Fullback. Es un avión todavía más avanzado, especializado en el ataque al suelo. Entró en servicio en la fuerza aérea rusa en 2006 y su despliegue en Siria constituye una oportunidad para probarlo en combate. Tanto el SU-30 como el SU-34 tienen capacidad de ataque nocturno.
-12 SU-24 Fencer. Se trata de un avión más veterano, propio de la Guerra Fría. Su desarrollo se inspiró en el F-111, pero con una carga bélica menor, y como consecuencia incorporó parecidas limitaciones para el combate aire-aire. Su función principal es ataque al suelo.
-12 SU-25. Es también un avión de ataque al suelo que cuenta con varias décadas de servicio.

A ellos se añade una veintena aproximada de helicópteros. Entre ellos los de ataque Mi-24P, que además de patrullar el perímetro de la base rusa están prestando apoyo aéreo cercano, con la considerable potencia de fuego que caracteriza a estos aparatos.

Por otra parte, el despliegue militar ruso cuenta con el apoyo desde el mar de una escuadra de aproximadamente diez buques en sistema de rotación. La mayoría son buques de desembarco, de apoyo logístico y de inteligencia, escoltados por cuatro de combate. Uno de ellos es el crucero Moskva, de la clase Slava, que refuerza el dispositivo antiaéreo en Siria. Dispone de un sistema S-300F, una versión menos avanzada que el S-300FM de los cruceros clase Kirov y que la poderosa versión terrestre S-300VM. Pero con su alcance de 90 km crea un respetable paraguas antiaéreo dentro incluso del territorio sirio, cubriendo las instalaciones de Latakia y Tartus.

El despliegue expedicionario ha dejado al descubierto ciertas carencias en la capacidad de proyección de fuerza de la marina rusa. Aunque el contingente no es excesivamente numeroso, Para sostener el tren logístico Moscú ha tenido que comprar de manera apresurada varios buques de transporte civil a Turquía –al tiempo que ha desviado buques de otras agencias oficiales rusas empleados en el Ártico.

Este aspecto es reseñable pues supondría un problema en caso de que más adelante Rusia quiera enviar una fuerza terrestre para combatir directamente a los rebeldes o al Daesh.

En cuanto a instalaciones en tierra, las fuerzas rusas operan ahora mismo desde dos bases. La pequeña instalación naval rusa de Tartus, que recibe los suministros por mar, y la base aérea de Latakia, unos noventa kilómetros al norte y cerca también de la costa. Una fuente militar rusa ha planteado la posibilidad de construir una base mayor que unifique los componentes aéreo, terrestre y naval. De confirmarse, indicaría probablemente un incremento del contingente expedicionario y sería también señal de la perdurabilidad de la intervención militar rusa en Siria.

Por último, el ejército ruso también ha desplegado sistemas de guerra electrónica avanzados como el terrestre y transportado en camión Krasukha-4, y aéreos como el avión de inteligencia electrónica IL-20 (que guarda cierta semejanza con el P-3 Orion occidental).

Estos sistemas ayudan a localizar blancos a los aviones de combate. Con sus contramedidas pueden interferir las comunicaciones de los rebeldes y, llegado el caso, interferir los radares y las comunicaciones de los drones y aviones de combate norteamericanos y turcos. Las fuerzas rusas también emplean drones (RPAS en su denominación técnica) para localizar objetivos. Uno de ellos penetró el espacio aéreo turco el pasado 16 de octubre y fue derribado.

La campaña aérea rusa tuvo un comienzo moderado en términos cuantitativos, con una media aproximada de veinte salidas diarias. Por debajo del ritmo de operaciones de la campaña aérea contra el Daesh liderada por Estados Unidos, con una media superior a las cien salidas diarias (contando todo tipo de aviones, también los de inteligencia y reabastecimiento en vuelo). Pero el volumen de operaciones se ha incrementado sustancialmente conforme se ha intensificado la ofensiva terrestre de las fuerzas siria pro Al Assad-Hizbollah-Irán. Por ejemplo, el 13 de octubre los aviones rusos atacaron 86 objetivos terrestres y en la tercera semana de bombardeos el ritmo ha sido cercano a las 60 salidas
diarias.

Este número creciente de operaciones exige un esfuerzo extra de mantenimiento y aumenta el riesgo de que algún aparato se pierda por averías en vuelo. Menos constreñido desde un punto de vista cualitativo está siendo el tipo de municiones empleadas en los ataques aéreos. En general se ha hecho un uso reducido de armas guiadas –por GPS GLONASS como las KAB-500S y misiles aire-tierra Kh25ML y Kh-29ML– lanzadas en su mayoría por los SU-30 y SU-34.

Se calcula que apenas representan un 15-20%. El resto incluye tanto bombas comunes de caída libre, tipo FAB 500, las de alta fragmentación OFAB 250-270, las anti-búnker y edificaciones BETAB-M o municiones de racimo anticarro como las RBK-500 SPBE-D. Están siendo lanzadas desde media altura para evitar el fuego de los cañones antiaéreos y de algunos MANPADS rebeldes.

Por tanto, parece que los rusos están economizando su arsenal, haciendo un uso muy limitado de las escasas y caras municiones guiadas, que no tiene intención de gastar contra Toyotas armados de cañones antiaéreos (habituales en el bando opositor).

Para Rusia sería un problema quedarse sin ese tipo de municiones –como casi les sucedió a los aliados europeos en la intervención en Libia en 2011–, y por ello está empleando modelos de bombas más antiguos y económicos. El empleo de municiones ‘lisas’ (no guiadas) aumenta el riesgo de causar víctimas civiles. Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, las tres primeras semanas de bombardeos rusos han provocado la muerte de 370 personas, de las cuales 127 eran civiles, y 36 de ellos menores de edad.

Los bombardeos se han concentrado en grupos rebeldes. Al norte de Idlib y en las cercanías de Aleppo. También en bolsas de resistencia al norte de Homs y en las montañas al norte de la provincia de Latakia. En un primer momento tuvieron como objetivo los puestos de mando, depósitos de municiones, y carros de combate y vehículos blindados capturados al ejército sirio. Dañaban así el sistema de las fuerzas rebeldes preparando el terreno a la ofensiva progubernamental. El asalto terrestre se inició la segunda semana de octubre, protagonizado por las fuerzas armadas y milicias chíes pro Assad, junto a elementos de Hizbollah y varios centenares de combatientes de la Guardia Revolucionaria iraní.

El Ejército Árabe Sirio (nombre oficial de su ejército convencional) ha pasado de contar con cerca de 200.00 efectivos en 2011 a entre 80.000 y 100.000 en la actualidad. Hizbollah tiene desplegados aproximadamente 5.000 milicianos en Siria y ha movilizado a otros 3.000 en el sur del Líbano para su posible envío al país vecino.

Por su parte, Irán ha enviado un número desconocido de miembros de los Cuerpos de la Guardia de la Revolución Islámica (algunas fuentes hablan de varios cientos y otras de unos pocos miles). Aunque oficialmente esos efectivos sólo actúan como consejeros, lo cierto es que están participando activamente en los combates y que desde el pasado 8 de octubre han perdido a tres oficiales de alto rango, incluido el general Hossein Hamedani.

Los iraníes han reorganizado los comités populares y las milicias a favor de Al Assad –entre ellas la shabiha– en una fuerza de entre 100.000 y 150.000 efectivos, denominadas Fuerza de Defensa Nacional, modelada a imagen de la milicia iraní Basij. Al frente de ella hay oficiales de la Guardia de la Revolución Islámica iraní, y en cierto modo ha eclipsado al propio ejército convencional del régimen.13 Una muestra más del aumento de la influencia iraní en Siria desde el inicio de la guerra: cuestión que lógicamente inquieta entre otros a los israelíes, a los turcos y a los saudíes.

En las acciones de apoyo también están participando unidades de artillería rusas desplegadas en el contingente, que incluyen obuses y sistemas de lanzamiento de cohetes múltiples (MLRS). Las fuentes consultadas no ofrecen cifras exactas del número de piezas pero indican que se trata de un número importante.

La contribución artillera rusa permite prestar apoyo de fuego a una distancia segura. Entre otras razones porque el alcance de los apoyos de fuego de rebeldes es muy inferior. Por tanto, a diferencia de los carros T-90 y de los vehículos blindados cuya misión es la protección de la fuerza, la artillería rusa sí está combatiendo como unidad terrestre.

Hasta ahora la ofensiva terrestre apoyada por los rusos se ha focalizado en cinco frentes:
-El saliente controlado por los rebeldes en torno a Kafr Zita en la provincia de Hama.
-La llanura de Al Ghab al oeste. Aunque se trata de un avance arriesgado, si las fuerzas pro Assad logran capturar Jisr-al Shugour restablecerían las líneas de comunicación perdidas a manos de los rebeldes y permitirían proteger Latakia y Hama de nuevas ofensivas.
-Un enclave rebelde entre las ciudades de Homs y Hama. La erradicación de esta bolsa de resistencia haría desaparecer la amenaza contra ambas ciudades y permitiría liberar un volumen importante de fuerzas para empeñarlas en otros frentes.
-Las montañas en el noreste de la provincia de Latakia
-La provincia y la ciudad de Aleppo, que es la más poblada del país. Esta ofensiva se ha convertido en el frente principal. Tiene por objeto cercar a las fuerzas rebeldes dentro de la ciudad y liberar a las fuerzas sitiadas desde hace meses en varias bolsas de resistencia. Entre ellas la base aérea de Kuweries, que alberga a centenares de soldados del régimen y que se encuentra aislada desde 2012, habiendo estado a punto de caer en manos del Daesh en tres ocasiones. La captura de Aleppo y la liberación de las zonas sitiadas elevaría la moral y fortalecería la posición del régimen en unas eventuales negociaciones de paz.
En los mapas de Stratfor se observa por un lado la concentración de los bombardeos aéreos rusos en apoyo de la ofensiva terrestre y, por otro (en el de los bombardeos norteamericanos contra el Daesh), la localización de la bolsa de resistencia rebelde entre Homs y Hama, así como el saliente de Kfar Zita al noroeste de la ciudad de Hama. Ambos mapas reflejan de manera gráfica que Rusia y Estados Unidos están librando dos guerras paralelas en Siria.

El tercer mapa ilustra con más detalle la ofensiva pro Al Assad en torno a la ciudad de Aleppo, y el intento de rescatar a las fuerzas progubernamentales cercadas en la base aérea de Kuweries. El mapa también muestra cómo el Daesh ha aprovechado la ofensiva para obtener ganancias a costa de los rebeldes, ocupando seis pequeñas poblaciones al norte de Aleppo y amenazando una importante vía de comunicaciones con Turquía.
Por otro lado, una fuente oficialista rusa –el estilo de sus escritos deja pocas dudas sobre su posicionamiento político– habla de una hipotética carrera hacia Raqqa, la actual capital de Califato en Siria. En ella concurrirían las fuerzas rebeldes apoyadas por Estados Unidos y las pro Al Assad respaldadas por Rusia. El propósito de Washington sería la creación de una entidad política sunní transfronteriza entre Siria e Irak, contigua territorialmente a Arabia Saudí, y atravesada y enriquecida por el planeado gasoducto Qatar-Turquía.

La nueva entidad política se alinearía en el bando norteamericano y compensaría la derrota que pudiera suponer la continuidad del régimen de Al Assad. Por su parte, las fuerzas pro Al Assad apoyadas por Rusia, también tendrían la intención de adentrarse en el territorio del Daesh y ocupar Raqqa, una vez aseguradas Hama y Aleppo, abortando así el plan norteamericano. La fiabilidad de esta fuente pro Kremlin ha de tomarse con cautela (por no decir con abierta desconfianza). De momento, no existe tal carrera hacia Raqqa por parte de las fuerzas progubernamentales sirias. No obstante, conviene tener presente su análisis como una weak signal de cara a futuras ofensivas terrestres del bando pro Al Assad. Aunque siendo realistas no parece que esas fuerzas se encuentren sobradas de recursos como para llevar a cabo una operación a gran escala contra el Daesh.

Lo que sí es cierto es la preparación de una ofensiva terrestre contra Raqqa por los kurdos del YPG (Unidades de Protección del Pueblo kurdo), con una fuerza aproximada de 20.000 efectivos y de algunas unidades de árabes sirios rebeldes que contabilizarían unos 5.000 efectivos adicionales. Todos ellos apoyados por la aviación norteamericana.

El respaldo de Washington a los kurdos sigue generando recelos en Ankara. No obstante, los turcos también apoyan esta nueva ofensiva contra el Daesh, que permitirá expulsar al Estado Islámico de las áreas que ahora mismo controla junto a la frontera con Turquía. El pasado mes de junio las fuerzas kurdas del YPG arrebataron al Daesh Tel Abyad, uno de los principales puestos fronterizos entre Siria y Turquía, y desde allí comprometen la seguridad de Raqqa. Para el Daesh sería una derrota importante perder uno de sus principales núcleos urbanos, donde además ha llevado a la práctica su modelo de gobernanza.

Volviendo a la actividad aérea rusa, los grupos rebeldes objetivo de los bombardeos rusos son de distinta naturaleza –algo propio de la enorme fragmentación de la insurgencia siria. Van desde los rebeldes apoyados por el programa de entrenamiento de la CIA a las milicias de Jabhat Al Nusra, el grupo yihadista vinculado a Al Qaeda. Además de infundir moral a las fuerzas terrestres y de darles apoyo de fuegos, los bombardeos rusos han acabado con algunos líderes del Ejército Libre de Siria, como el jefe de estado mayor de la 1ª División Costera. En paralelo, los norteamericanos han continuado realizando ataques contra líderes de Jabhat Al Nusra, integrados en el grupo proveniente de Al Qaeda en Pakistán (Al Khorasan). El pasado 18 de octubre el Pentágono anunció la muerte del saudí Sanafi al-Nasr. El ataque se realizó con un drone armado y constituye un recordatorio de que a pesar del protagonismo del Daesh, Estados Unidos sigue preocupado por la evolución de Al Qaeda y sus planes terroristas de alcance global.

Las fuerzas rusas han llevado a cabo algunos ataques aéreos contra el Daesh, pero en una proporción menor. Esto es así por dos razones. Los rebeldes son la amenaza principal porque están apoyados por Estados Unidos y por otras potencias de Oriente Medio. Serían una alternativa aceptada internacionalmente al gobierno de Al Assad. No así el Daesh, cuya existencia hace preferible en parte la continuidad del régimen sirio. Por otro lado, de atacar al Daesh ya se ocupan Estados Unidos y sus aliados ¿Para qué dirigir contra el Estados Islámico los escasos aviones rusos si la USAF ya asume esa tarea? Por tanto, los bombardeos rusos contra el Daesh responden a necesidades tácticas derivadas de la ofensiva terrestre (por ejemplo en Aleppo), y a imperativos de marketing político con el fin de justificar internacionalmente su intervención.

Esto último es lo que se puede deducir del tan publicitado ataque con misiles de crucero desde buques situados en el mar Caspio. El 7 de octubre las naves rusas lanzaron 26 misiles 3M-14 Kalibr (Sizzler en terminología OTAN) contra diversos objetivos del Daesh en Siria. Fue la primera vez que la marina de guerra rusa disparaba misiles de crucero contra objetivos terrestres en una situación de conflicto real.

Contando con una fuerza aérea expedicionaria tan próxima, y dadas las graves carencias antiaéreas de los rebeldes y del Daesh, no había necesidad militar de un ataque de ese tipo. La rentabilidad fue claramente política y el Kremlin supo gestionar el ataque desde el punto de vista mediático –utilizando entre otras vías YouTube para difundir las imágenes de los lanzamientos.

El mensaje fue múltiple. Por un lado, sacar brillo a las capacidades militares rusas, pues el lanzamiento de misiles de crucero desde el mar es algo asociado a las grandes potencias, por no decir de manera exclusiva a la US Navy. Por otro, demostrar que se cuenta con el respaldo político de Irán e Irak, cuyo espacio aéreo fue sobrevolado por los misiles (aunque el permiso de Irak parece dudoso, pues el ministro de Defensa negó que Rusia hubiese informado previamente). Por último, la peculiaridad del lanzamiento de misiles de crucero desde el mar Caspio –la primera vez también que se disparaban desde un mar interior en una operación real– consiguió reavivar la atención de los medios internacionales una semana después de iniciarse los bombardeos rusos.

La campaña militar rusa puede experimentar dos novedades a corto plazo. Una es la extensión de los ataques aéreos contra el Daesh en Irak. De nuevo, la finalidad sería política antes que militar: otro modo de resaltar el protagonismo de Rusia como potencia a tener en cuenta en Oriente Medio.

Los aviones SU-30, SU-34 y SU-24 tienen alcance suficiente, pero con menos municiones o recurriendo al repostaje en vuelo para aumentar la carga bélica. Aunque esto último complicaría la campaña y aumentaría el riesgo de sufrir algún accidente. Rusos e iraquíes ya han acordado que los aviones de Moscú bombardeen los convoyes del Daesh que se internen en Irak desde Siria.

Y el parlamento iraquí también ha aprobado que los aviones rusos puedan bombardear dentro de su territorio. Esto supone un nuevo desafío a Estados Unidos, que no ve con buenos ojos la entrada de las fuerzas rusas en el teatro de operaciones iraquí. La segunda novedad en la intervención rusa puede ser la entrada directa en combate de un reducido núcleo de fuerzas terrestres, más allá de la artillería que como decimos está participando en la ofensiva progubernamental. El Kremlin ha anunciado la futura llegada de voluntarios rusos que se unirán a la lucha terrestre.

En concreto, el 5 de octubre, el presidente de la comisión de defensa del parlamento ruso, almirante Vladimir Komoyedev anunció que una fuerza de voluntarios que había combatido en Ucrania estaba dispuesta a hacer lo propio en Siria. Conociendo los antecedentes rusos en Crimea y en el este de
Ucrania no es descartable que Rusia recurra a un modelo de guerra híbrida en Siria, combinando su propia milicia con la artillería y fuerza aérea regular. Por otra parte, Rusia ya ha desplegado unidades de operaciones especiales que están asesorando a las fuerzas pro Al Assad.

MOTIVOS Y OPORTUNIDADES QUE EXPLICAN LA INTERVENCIÓN MILITAR RUSA

La guerra civil siria ha dado muestras sobradas de complejidad, tanto por el número y naturaleza de actores implicados, como por la incompatibilidad de sus respectivas agendas. Va camino de convertirse en un conflicto intratable en una región de conflictos intratables. ¿Por qué se implica entonces el Kremlin? ¿No corre el riesgo de acabar política y militarmente atrapado? En efecto, la intervención entraña peligros pero también oportunidades. Comencemos examinando los motivos a favor.

Proteger los intereses rusos en Siria
En primer lugar, la razón más evidente de la intervención rusa es sostener al régimen sirio y asegurar la instalación naval rusa en Tartus ante un panorama que resultaba cada vez más inquietante:
-Las fuerzas de Bashar Al Assad han sufrido un serio desgaste después de cuatro años de combates continuados. Defienden a una fracción minoritaria del conjunto de la población siria y andan faltas de cantidad y calidad de recursos humanos. La guerra también ha pasado una elevada factura a Hizbollah, con más de un millar de caídos y cientos de heridos (y hablamos de una milicia de apenas diez mil militantes). La debilidad militar se ha traducido en pérdidas constantes de territorio. El régimen controla el eje norte-sur Aleppo-Homs-Damasco, pero dos amplias cuñas de fuerzas rebeldes, tanto en un extremo como en otro, se ciernen amenazantes sobre él.
-A ello se añade el peligro real que representa el Daesh, que desde Palmira hostiga a las fuerzas progubernamentales en la base aérea T4, en la ciudad de Homs y en Qusayr. Desde esa posición podría haber roto la espina dorsal de las fuerzas pro Al Assad a finales del presente año. También amenaza los bastiones controlados aún por el régimen en Deir ez Zour.
-Esta situación de precariedad corría el riesgo de ir a peor con la creación de una no-flyzone en el norte de Siria, protegida por la fuerza aérea turca y norteamericana, que sirviera de retaguardia estratégica rebelde y de plataforma de asalto contra el régimen de Al Assad.
-Tales tendencias en el sector norte estaban poniendo en peligro la franja marítima de Siria, lugar donde se ubica la instalación naval rusa de Tartus, único punto de esas características en todo el Mediterráneo.

Así que, en lo referido a estas circunstancias, la intervención militar rusa busca lo siguiente:
-Evitar que la instalación naval de Tartus caiga en manos de los rebeldes, con la pérdida material, de capacidad de proyección naval y de prestigio que ello entrañaría.
-Demostrar la fiabilidad de Rusia con sus aliados en apuros. Y esto de dos modos:
a) Evitando la caída del régimen de Al Assad y fortaleciendo su posición de cara a futuras
negociaciones.
b) La consecución de los objetivos de la ofensiva terrestre, y su consolidación de cara al futuro bajo el paraguas aéreo ruso, supone una importante baza negociadora. También lo es destruir la capacidad de combate de los rebeldes ‘moderados’, de manera que el futuro de Siria quede sujeto a dos alternativas: los yihadistas del Daesh, Jabhat Al Nusra, Ahrar Al Sham o el régimen de Al Assad.

Moscú pretende conseguir estos dos objetivos basándose en dos premisas: el ejercicio de la
realpolitik y una inversión moderada de recursos propios, económicos y militares:
-De momento, los objetivos de la campaña son limitados, acordes con una estrategia de corte realista. A diferencia de las intenciones proclamadas por los países occidentales, propias del liberalismo cosmopolita, Moscú no pretende reconstruir el Estado sirio, ni implantar la democracia, ni establecer un gobierno representativo y respetuoso con la diversidad étnica y religiosa del país.
Rusia sabe que los objetivos maximalistas de Occidente en las misiones de state-building (tipo de Afganistán, Irak o Balcanes) exigen recursos ingentes y largos periodos de tiempo (décadas). Son además proyectos de resultado incierto, y generalmente insatisfactorio. A tenor de las fuerzas empeñadas, no parece que en los planes de Moscú se incluya la recuperación por parte del régimen de Al Assad de todos los territorios que ahora mismo se encuentran bajo el control de los rebeldes o del Daesh. Para Moscú puede ser aceptable que Al Assad mantenga lo que aún le queda de ejército y territorio, aunque el resto permanezca en situación de Estado fallido (que ya es a día de hoy). En cierto, modo este planteamiento estratégico se ha dado en Ucrania. Su objetivo era que Ucrania no entrase en la esfera de influencia de la Unión Europa y de la OTAN. Que a ello le haya seguido el estancamiento del conflicto y la quiebra del Estado ucraniano en el este del país constituye un aspecto
secundario.
-Al tratarse, por ahora, de una operación militar limitada, su coste económico se mueve dentro de unos márgenes sostenibles. El respaldo ruso aporta un multiplicador de fuerza con fuegos artilleros y ataques aéreos contundentes pero medidos en número. Según fuentes oficiales rusas, el coste de la campaña se está cargando al presupuesto anual del Ministerio de Defensa, exigiendo en todo caso la reducción de maniobras por parte de otras unidades en territorio nacional.

Se trata por tanto de objetivos claros y, por el momento, a un precio asequible. Moscú justifica el apoyo a Al Assad en términos estrictamente pragmáticos y de mantenimiento del statu quo. El ministro de Asuntos Exteriores ruso lo planteaba así en una rueda de prensa en la sede de Naciones Unidas: “Sadam Hussein ahorcado ¿Es Irak un lugar mejor? Gadafi asesinado ante testigos ¿Es Libia un lugar mejor? Ahora estamos demonizando a Assad. ¿No somos capaces de aprender?”.

No es que la tradición del pensamiento estratégico norteamericano sea alérgica a este tipo de consideraciones. En su seno existe una corriente realista que conecta con este hilo argumental y que entre otros está representada por Henry Kissinger o Eliot Cohen. De hecho, la continuidad de las relaciones entre Washington y la monarquía saudí se explican en buena medida desde una perspectiva también pragmática. Sin embargo, la multitud de actores y la diversidad de puntos de vista que alimentan y condicionan el complejo proceso de toma de decisiones de la acción exterior norteamericana explican que la estrategia resultante acabe persiguiendo objetivos poco cohesionados, alejados de la realidad o simplemente contradictorios.

Incrementar la influencia rusa en Oriente Medio
Un segundo objetivo relacionado con el que acabamos de comentar consiste en reforzar el protagonismo de Rusia en una región de evidente interés estratégico. La intervención es propicia a ello por varias razones:
-Porque como acabamos de señalar envía el mensaje de que Moscú acude en ayuda de sus aliados en apuros. Una solidaridad que, por ejemplo, el régimen militar egipcio echó en falta por parte de Estados Unidos al inicio de las revueltas árabes. Por eso no es extraño que Al Sisi haya aplaudido la intervención militar rusa, al margen de que El Cairo se sitúe más bien la coalición liderada por Arabia Saudí que trata de contrapesar la extensión de la influencia de Irán en Oriente Medio. De hecho, es un paso más en el fortalecimiento de las relaciones entre el régimen actual egipcio y Moscú. Al Sisi ya ha visitado oficialmente Rusia en cuatro ocasiones y Putin fue el primer líder extranjero que acudió a verle tras llegar aquel al poder.
-Al mismo tiempo, Rusia se presenta con esta intervención como un garante del statu quo previo a las revueltas árabes. Una postura que también resulta atractiva a los regímenes amenazados por tales procesos de cambio.
-Por otra parte, la intervención altera los cálculos de otro país importen en la zona como es Israel, y no de una manera precisamente grata para los intereses judíos. Una de las grandes preocupaciones del gobierno israelí es que con motivo la guerra de Siria, Hizbollah se dote de armamento sofisticado que más tarde pueda utilizar contra Israel. También que el grupo chiita libanés establezca una base de operaciones en el sur de Siria que le permita hostigar las poblaciones cercanas a los altos del Golán. Hizbollah ya demostró ser una rival respetable en la guerra de Líbano de 2006. Una mejora de sus capacidades por la adquisición de misiles contra-carro, antibuque o tierra-tierra de mayor alcance pone en grave peligro la seguridad de Israel. La fuerza aérea israelí ya ha realizado al menos diez bombardeos quirúrgicos en territorio sirio contra convoyes de armas destinadas a Hizbollah. Pero la presencia de sistemas de defensa antiaéreos y de aviones de combate rusos operando en el país reduce seriamente el margen de maniobra israelí a la hora de repetir este tipo de actuaciones, varias de las cuales tuvieron lugar precisamente en el noroeste de Latakia, justo donde están operando los rusos. De hecho, a mediados de octubre Israel y las fuerzas rusas han puesto en marcha una hotline (una línea de comunicación directa) para facilitar el entendimiento ante eventuales incidencias. Por otra parte, Israel teme que un incremento de la presencia naval rusa en las proximidades de Siria también pueda afectar a las actividades de su marina de guerra en la zona.
 Y, por último, a Israel le inquieta que la nueva etapa en la relación de Moscú con algunos antiguos socios árabes –como por ejemplo Egipto, país que va a adquirir sistemas militares rusos– pueda iniciar una carrera de armamentos en la región, que recuerde a la de las décadas de 1960 y 1970.

Cuestionar el liderazgo regional, y como consecuencia global, de Estados Unidos.
La intervención rusa transmite también una imagen de firmeza y seguridad que contrasta con la desorientación que parece dominar la política norteamericana en la zona. El momento ha sido además oportuno: cancelación del programa de entrenamiento de rebeldes del Pentágono después de un estrepitoso fracaso, polémica por la valoración negativa de la Defense Intelligence Agency sobre la campaña aérea norteamericana contra el Daesh, y crisis de los refugiados en Europa. Todo ello genera dudas sobre la capacidad de Washington y abre una ventana de oportunidad a Moscú:
-Da la impresión –fundamentada– de que Estados Unidos carece de una estrategia coherente para remediar el desorden actual de Oriente Medio (al que contribuyó en buena medida con la guerra de Irak de 2003), en contraste con una estrategia más clara, posibilista y determinada por parte de Moscú.
-La intervención rusa desbarata también lo que pudiera quedar de dicha estrategia. Como ya se ha señalado, este verano tomó forma la idea de crear una no-fly-zone en territorio sirio controlado por los rebeldes y fronterizo con Turquía. Iba a servir de retaguardia estratégica desde la que lanzar la ofensiva final contra el régimen de Al Assad e iba a estar protegida por la fuerza aérea turca y norteamericana. Turquía no descartaba incluso el despliegue de unidades terrestres. Pero la presencia de los aviones de combate rusos en Siria ha zanjado la cuestión. ¿Quién se va a enfrentar a los cazabombarderos rusos si éstos deciden bombardear esa hipotética zona segura?
- La debilidad de la estrategia norteamericana guarda también relación con el deseo de Washington de reducir el peso de Oriente Medio en su agenda exterior. La Administración Obama pretende dirigir el foco de atención a Asia Pacífico. La conciencia de que Oriente Medio es –como apuntábamos líneas atrás– una región de conflictos intratables, donde cuanta más fuerza se aplica más resistencia se encuentra, unida a la menor dependencia energética de Estados Unidos, y por el contrario, la importancia creciente de Asia Pacífico y la necesidad de contrapesar a una China cada vez más
asertiva, explican la reorientación estratégica de la Casa Blanca. En este contexto, el acuerdo sobre el programa nuclear de Irán se puede interpretar como otro modo de reducir la implicación en la zona, pasando la carga del contrapeso de Irán a la coalición liderada por Arabia Saudí. Restablecido así el equilibrio de poder en la región (donde ni Turquía, ni Irán ni Arabia Saudí serán potencias hegemónicas, ni permitirán que ninguna de las otras lo sea), Estados Unidos podrá dedicar mayor ancho de banda diplomático y militar a Asia Pacífico como región más relevante del siglo XXI.
-Dicha reorientación de la política exterior norteamericana –mitad resultado de un cálculo estratégico, mitad motivada por la frustración– deja un nuevo espacio para la acción exterior de Moscú. Rusia se presenta como una alternativa a Washington pero sin asumir los compromisos ni la agenda maximalista de Estados Unidos. Con una inversión de recursos limitada Rusia eleva su perfil internacional y cuestiona el carácter de superpotencia de Estados Unidos.
-Al mismo tiempo, Rusia justifica su intervención militar como una acción legítima y legal, pues ciertamente las fuerzas rusas han llegado a Siria respondiendo a una petición formal del gobierno de Damasco. Por lo que además de asumir el rol de global player –alguien que cuenta en las crisis internacionales–, Moscú aparece como un actor atento a la legalidad. En contraste con intervenciones no tan respetuosas con el Derecho Internacional de Estados Unidos en la región (la guerra de Irak de 2003, los bombardeos contra grupos yihadistas en Siria, o los ataques con drones en Yemen). Por tanto, es una manera –imperfecta evidentemente– de lavar su imagen tras la ocupación de Crimea y
su intervención en el conflicto de Ucrania.
-Todo esto mejora además la valoración de Vladimir Putin ante su propia opinión pública. La restauración del poder perdido tras el derrumbamiento de la Unión Soviética constituye un elemento fundamental en la narrativa que legitima al presidente ruso. La entrada en escena de sus fuerzas armadas en Oriente Medio, unida a la desorientación y al repliegue de la política norteamericana, se pueden presentar fácilmente como una victoria política de un Moscú en ascenso frente a un agotado Washington. Si a ello añadimos el antiamericanismo que transmiten los medios de comunicación rusos –que en el caso de RT se hace eco incluso de teorías conspiratorias–, el resultado en términos
de imagen es sencillo de intuir.
-Por último, la intervención rusa también permite poner a prueba la cohesión de la Alianza Atlántica a la hora de defender a Turquía. Las fuerzas rusas desplegadas en Siria no han dudado en tensar la situación. Sus aviones han violado el espacio aéreo turco, han iluminado con sus radares a los cazas de Ankara y han interceptado –sin derribarlos– drones norteamericanos mientras sobrevolaban Siria. Mientras tanto Alemania ha retirado las baterías de misiles antiaéreos Patriot, según anunció en agosto pasado antes del despliegue ruso, pero sin cambiar la decisión tras él. Las incursiones en
Turquía han obligado a que la OTAN organizara un encuentro ministerial desde el que se pidió a Rusia que “cesara y desistiera” de continuar con ese tipo de conductas sobre espacio aéreo aliado. Pero más allá de las palabras la firmeza de la Alianza está todavía por demostrar. Al igual que Estados Unidos, los gobiernos de Europa Occidental tampoco desean verse atrapados en la pesadilla geopolítica de Oriente Medio.
La solidaridad aliada hacia Turquía entraña un coste político adicional que Moscú puede elevar con provocaciones calculadas. Y a ello se añade la ambigüedad del compromiso turco con la OTAN durante los últimos años. El gobierno de Tayyip Erdogan ha mantenido una actitud ambivalente en la lucha contra el Estado Islámico –de hecho, a día de hoy sigue priorizando el bombardeo de los kurdos que combaten al Daesh, antes que al propio Daesh– y ha aceptado lucrativos proyectos energéticos con Rusia, al margen de las sanciones impuestas por el resto de aliados con motivo del conflicto de Ucrania.

Contener al Daesh y combatir a los grupos yihadistas fuera del territorio ruso

Otra oportunidad que ofrece la intervención militar rusa en Siria es combatir la amenaza yihadista –que también afecta gravemente a Moscú– de manera preventiva y lejos del territorio nacional. Es una ventaja menor, pues como ya hemos señalado, los bombardeos rusos se están concentrando mayoritariamente en los grupos rebeldes y no tanto en el Daesh. Pero a pesar de ello es otro aspecto que conviene tener en cuenta por dos razones:
-La acción antiterrorista rusa en el Cáucaso no ha erradicado por completo el yihadismo pero sí lo ha fragmentado. Entre otros medios con la eliminación de sus líderes: Doku Umarov en marzo de 2014 y sus sucesores Aliaskhab Kebekov y Mohamed Suleimanov a lo largo de 2015. Por el momento ha abortado la consolidación efectiva del autoproclamado Emirato del Cáucaso, que a largo plazo podría haberse convertido en una cabeza de puente del Daesh dentro de la propia Rusia (algunas facciones del emirato han jurado fidelidad al Califato). Evitar que el régimen de Al Assad colapse y que el Daesh y otros grupos yihadistas se hagan fuertes en Siria es otro modo de prevenir la inserción del Estado Islámico en territorio ruso.
-Al mismo tiempo, un número importante de yihadistas ha marchado de Rusia al Daesh en Siria/Irak. Según Sergei Smirnov, subdirector del Servicio Federal de Seguridad (FSB), aproximadamente dos mil cuatrocientos nacionales rusos se han unido al Daesh en Siria e Irak. Y ciertamente el Daesh ha alentado su reclutamiento en internet, entre otros medios con la revista Istok, escrita en ruso. Aunque por el momento los aviones de Moscú no estén centrando su atención en el Estado Islámico –como decimos, ya lo están haciendo los de la coalición liderada por Estados Unidos–, prevenir que Al Assad caiga impide que el Daesh se haga más fuerte.

RIESGOS PARA RUSIA A MEDIO Y LARGO PLAZO

Por el momento, la intervención militar es limitada y sus riesgos inmediatos controlados, asociados fundamentalmente al derribo o pérdida por accidente de alguna aeronave y a la captura o muerte de su tripulación. No obstante, existen algunos escenarios negativos de mayor calado a medio y largo plazo:
-El principal sería que el volumen y la naturaleza de la ayuda militar prestada hasta el momento no sea suficiente para evitar el colapso del régimen de Al Assad y, que una vez empeñado el prestigio de Moscú, se requiera una cantidad sustancialmente mayor de fuerzas, en especial terrestres. Si las cosas se tuercen, las piezas de artillería rusa y los treinta y cuatro aviones de combate actualmente desplegados, no van a marcar la diferencia. Habría que escalar. Por ahora las fuerzas leales al régimen han recobrado el ímpetu y la iniciativa. Están arrebatando territorios perdidos a los rebeldes y tienen
posibilidades de tomar el control total de Aleppo. Sin embargo, la historia militar está llena de situaciones que dan repentinamente la vuelta y que parecen imposibles hasta que suceden. Máxime en un conflicto tan prolongado como el sirio donde ninguno de los contendientes goza de una supremacía militar abrumadora.
-Un segundo escenario más probable consiste en que las fuerzas progubernamentales consoliden temporalmente las ganancias pero se vean abocadas de nuevo a una guerra de desgaste. Michael Kofman compara la embestida gubernamental a una especia de ofensiva de las Ardenas: ganar o convertirse en una fuerza agotada. Si después de la ofensiva conjunta, Moscú no es capaz de lograr un acuerdo político que ponga fin al conflicto, el compromiso militar ruso corre el riesgo de verse prolongado de manera indefinida. Según el presidente del comité de asuntos exteriores de la Duma, Alexi Pushkov, en Moscú se habla de una intervención militar de cuatro o cinco meses. Lo cual implica que transcurrido ese tiempo prevalezca la salida diplomática. Pero la insurgencia siria se encuentra lo suficientemente fragmentada y empeñada en la guerra como para hacer difícil un alto el fuego a corto plazo. Y tampoco es seguro que sus sponsors saudíes, turcos y norteamericanos vayan a darse por vencidos de manera inmediata. De hecho, la intervención rusa ha tenido como reacción un incremento de la ayuda militar a los rebeldes (por ejemplo, Arabia Saudí ha enviado cientos de misiles contra-carro para frenar a los carros y blindados del régimen). Y es previsible que dichas potencias reajusten sus estrategias para arrebatar la iniciativa a los rusos. Las fuerzas pro Al Assad cuentan con una ventana de oportunidad que puede cerrarse en cuestión de meses.
-A cualquiera de estos dos escenarios hay que añadir el hecho de que la economía rusa se encuentra en un periodo de recesión. De momento, no supone un problema grave pues el despliegue militar es reducido. Pero la limitación de recursos restaría margen de maniobra a Moscú en caso de que el desarrollo de los acontecimientos exija un compromiso material mayor. Es un talón de Aquiles que los adversarios estratégicos de Rusia en la región (Estados Unidos, Arabia Saudí, Turquía y, en menor medida, aliados europeos como Francia o Reino Unido) pueden emplear para reducir mediante el
bloodletting la asertividad rusa en Oriente Medio y, de paso, en otros escenarios como Europa del Este o Asia Central. Al iniciarse la campaña de bombardeos, Putin advirtió que no iba a permitir la caída del régimen de Al Assad y que aquel que pretendiera seguir apoyando a los rebeldes debería prepararse para una lucha prolongada. Lo mismo pueden decir Estados Unidos y los saudíes en sentido inverso.
-Conviene no perder de vista que a pesar de sus innegables fracasos en el mundo árabe, Washington sigue manteniendo relaciones estrechas con la mayoría de los países de la región (Arabia Saudí, Turquía, Israel, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Jordania, Kuwait y Bahrein). De momento, la Casa Blanca se ha mantenido a la defensiva pero en caso de reelaborar una estrategia sólida dispone de poder suficiente para complicar la política rusa a largo plazo. También Arabia Saudí y otros países de la zona cuentan con recursos y relaciones en la zona como para alterar los cálculos militares de Moscú.
-Por último, al bombardear a los rebeldes, Rusia se sitúa abiertamente en el bando opuesto al islam sunní. Y este no es un detalle menor. En el implacable conflicto sirio las fuerzas progubernamentales han utilizado armas químicas contra su propia población y la han bombardeado con barriles llenos de explosivos y metralla, causando miles de víctimas civiles. Las imágenes de esas matanzas han sido un tema habitual de las cadenas televisivas del mundo árabe. Aunque las élites políticas y militares egipcias hayan aplaudido la intervención rusa, la gente de a pie considera que Al Assad y sus aliados chíes son una hueste de matones sanguinarios.
Hasta ahora Rusia había mantenido un perfil relativamente bajo en el apoyo diplomático y logístico-militar al régimen sirio. Los bombardeos rusos han puesto fin a esa discreción, y ello incrementa el riesgo de acciones terroristas contra intereses rusos dentro y fuera de su territorio. El yihadismo con epicentro en el Cáucaso ya ha demostrado en numerosas ocasiones que Rusia no es inmune a los ataques terroristas. Recordemos por ejemplo los atentados suicidas en Volgogrado en octubre y diciembre de 2013, uno de los muchos ocurridos en Rusia en los últimos años. En términos de pérdida de vidas humanas, el riesgo principal para Rusia no es que caiga algunos de sus pilotos en Siria, sino un atentado con decenas de muertos en Moscú o en cualquier otra ciudad del país.

CONCLUSIÓN: IMPLICACIONES DE LA INTERVENCIÓN RUSA SOBRE EL FUTURO DEL CONFLICTO SIRIO

En el corto plazo la consecuencia más inmediata de la intervención militar rusa será la continuidad del régimen sirio, aliado de Moscú y de Teherán. La guerra de Siria no iba a finalizar con una eventual caída del régimen. A su hipotético colapso le habría seguido la lucha entre las propias facciones rebeldes, y entre éstas y el Daesh. Pero ni siquiera ese escenario de derrumbe total resulta ahora cercano ni probable.

El enquistamiento del conflicto, con más de cuatro años de duración sin que se vislumbre una victoria militar definitiva de ninguna de las partes. Y la tragedia humana que se deriva de él, con más de doscientos mil muertos, y la extensión de sus efectos –en especial, los millones de refugiados que está provocando– apuntan a una solución negociada en el medio plazo.

La intervención militar de Moscú pretende forzar la solución diplomática al presentar como inevitable la continuidad del régimen. Moscú quiere además eliminar las opciones de Estados Unidos y del bando saudí en Siria debilitando militarmente a los rebeldes y revertiendo sus ganancias territoriales. Si tenemos en cuenta que el interés de Washington en Siria es secundario y que los saudíes se están desgastando en Yemen, cobra sentido el escenario de un acuerdo entre las grandes potencias de fuera y dentro de la región. Un acuerdo que declarará un alto el fuego –seguramente imperfecto– entre las partes contendientes, con excepción del Daesh, y el inicio de un proceso de paz que quizás reconozca cierto tipo de autogobierno a las zonas bajo control de los rebeldes, sin una
desmembración oficial de Siria.

Al mismo tiempo, hay dos factores que también pueden favorecer la solución diplomática.
El primero es el respaldo al plan ruso de las principales potencias europeas. Ya antes del inicio de los bombardeos la canciller alemana, Angela Merkel, y el primer ministro italiano, Matteo Renzi, declararon en momentos diferentes que Rusia tenía que ser parte de la solución del conflicto sirio. La crisis migratoria ocupa uno de los primeros puestos de la agenda política de la Unión Europea y los líderes europeos dudan de la capacidad de Washington para poner fin a la guerra. De ahí que la intervención militar rusa, seguida de un plan de paz, pueda recabar el apoyo de los principales países europeos, y que éstos a su vez influyan sobre la diplomacia norteamericana para que acepte los términos del acuerdo.

El segundo factor que puede facilitar este escenario es que Moscú obligue a Al Assad a abandonar el país –en cuyo caso es de suponer que se instalaría en la propia Rusia. La debilidad militar del régimen sirio le ha hecho perder el estatus de aliado autónomo para pasar al de Estado cliente de Rusia y de Irán. La marcha de Al Assad, a pesar de que continúe el régimen sostenido por Moscú y Teherán, es un modo de que Estados Unidos y sus aliados turcos, saudíes, jordanos, etc. salven la cara ante un eventual acuerdo. Este escenario de fin negociado del conflicto entraña una consecuencia que podría afectar a España y a sus Fuerzas Armadas. Muy probablemente sería necesario el despliegue de una fuerza multinacional de Naciones Unidas que supervisara el alto el fuego, hiciera de
interposición entre las partes, y apoyara y protegiera el peace bulding. Las fuerzas rusas podrían participar en ella, al igual que las de los aliados de Estados Unidos, incluyendo algunos países europeos. De tener lugar, sería sin duda una misión arriesgada por la elevada presencia de actores yihadistas fuertemente armados y con una dilatada experiencia en combate. A los yihadistas se unirían además los rebeldes descontentos con el fin negociado del conflicto.

Sin embargo, otro escenario alternativo, y no descartable, es la prolongación del conflicto durante años. Un conflicto internacionalizado en el que Estados Unidos y sus aliados del Golfo sigan apoyando logísticamente a los rebeldes para recuperar la iniciativa estratégica y desgastar de manera indirecta y sostenida a sus respectivos grandes rivales: Rusia e Irán. La eventual marcha de Al Assad no soluciona el problema de fondo. Lo que queda del régimen sirio se ha convertido en una plataforma desde la que se seguirá expandiendo la influencia iraní en el Levante, protegida de momento por las fuerzas armadas rusas. Y este no es un resultado que vaya a satisfacer a Riad. Para entender el conflicto sirio es necesario ampliar la imagen al conflicto regional por delegación que a día de hoy enfrenta a las principales potencias de Oriente Medio. Eso explica que Arabia Saudí se oponga a que Irán forme parte de los países que negocien la solución diplomática a la guerra de Siria. Así lo ha mantenido de nuevo en la reunión de ministros de asuntos exteriores celebrada en Viena el 23 de octubre, en la que participaron los representantes de Estados Unidos, Rusia, Turquía y Arabia Saudí.

Es difícil saber cuál de los dos escenarios se acabará materializando. Las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos son otra variable que influirá en la estrategia norteamericana y muy probablemente lo hagan bloqueando cualquier salida que pueda ser interpretada como una victoria de Moscú. Lo cual conduciría hacia un escenario de acuerdo sin vencedores ni vencidos (la marcha de Al Assad podría favorecer esta impresión), o como alternativa, al escenario de prolongación del conflicto y continuidad del apoyo norteamericano a los rebeldes.

Por el momento, quien se sigue beneficiando de la situación es el Daesh. Aunque en las proximidades de Aleppo las fuerzas pro Al Assad se están enfrentando al Estado Islámico, en términos generales el recrudecimiento de los combates entre las fuerzas progubernamentales y los rebeldes resta fuelle a la lucha contra el Daesh, y éste, mes tras mes, afianza su proyecto político en los territorios sometidos a su control.

Fuente: http://www.ugr.es/~jjordan/intervencion-rusia-siria.pdf

martes, 12 de abril de 2016

Buque de Inteligencia Clase Marjata (Noruega)

El Marjata es considerado uno de los más avanzados barcos espías del Mundo .

El Marjata es un buque de servicio integrado de recopilación de inteligencia electrónica. Es operado por el servicio de inteligencia de Noruega y es considerado como uno de los barcos espía más avanzados en el mundo. Su papel principal es la vigilancia de la actividad submarina rusa en el Mar del Norte. Se encuentra operando cerca de la frontera rusa. Oficialmente se lo conoce como un barco de investigación científica.
Fue ordenado en 1991. Fue puesto en quilla en 1992 y encargado en 1995. Se trata de un tipo de buque Ramform con una inusual forma del casco. Tiene un frente de haz estrecho y ancho, con el fin de proporcionar una plataforma de vigilancia altamente estable.

El casco es muy estable durante el mal tiempo. El Marjata también tiene un gran habitáculo interno para el cálculo y el análisis de datos de reconocimiento. Buques de tipo Ramform menudo se utilizan para los estudios geológicos de los fondos marinos. El Marjata es muy adecuado para la operación en el Ártico durante períodos prolongados de tiempo.

La tripulación de este barco comprende de 14 marineros y 31 técnicos de inteligencia. Fuentes rusas aseguran, que el Marjata lleva a bordo varios equipos de detección.

El Marjata está propulsado por dos motores diesel y dos turbinas de gas. Este buque tiene una plataforma de helicóptero.

Especificaciones:
Entrada en servicio 1995
Tripulación 45 hombres
Longitud 81.5 m
Eslora 40 m
Calado 6 m
Desplazamiento, standard 5 300 tons
Desplazamiento, a plena carga 7 560 tons
Velocidad 15 knots
Propulsión 2 x motores diesel y 2 x turbinas a gas

Fuente: Military-Today

Noruega construye un buque militar por una suma récord para espiar a Rusia

(RT.com) - Se espera que el nuevo buque, Marjata IV, entre en servicio esta primavera.

Por primera vez en la historia Noruega enviará para espiar a los submarinos rusos dos buques militares en lugar de uno, informa el periódico 'Svenska Dagbladet'. Las versiones anteriores del proyecto militar Marjata se utilizaron durante muchos años para efectuar misiones de inteligencia electrónica cerca de la frontera con Rusia.

La nueva modificación es mayor que las anteriores. El Marjata IV tiene 126 metros de eslora y 23,5 de manga. Los componentes del buque están producidos en la base naval estadounidense de Cheatham. El proyecto ha sido uno de los más costosos para el establecimiento militar noruego: casi 170 millones de dólares.

El jefe del Servicio de Inteligencia Militar noruego, el general teniente Kjell Grandhagen, informó en marzo de que el buque vigilará las embarcaciones civiles y militares en el mar de Bárents durante los próximos 30 años.

Los documentos de la NSA filtrados por Edward Snowden describen a Noruega como un "socio de ensueño" para los servicios secretos de Estados Unidos. En el libro 'Base de espionaje: la historia desconocida de la CIA y la NSA en Noruega' el periodista del medio noruego NRK Bard Wormdal analiza el espionaje realizado por este país desde los años 50, centrado en vigilar lugares rusos y compartir la información con los servicios de inteligencia estadounidenses.

Este periodista explica que el mar de Bárents es muy importante para EE.UU. por la presencia de Rusia, con lo cual Washington colabora desde hace años con los servicios secretos de Noruega, compañero de la OTAN. El autor subraya que el país norteamericano patrocinó la construcción y el mantenimiento del buque de espionaje Marjata en los años 50 y está equipando otro nuevo con el mismo nombre en la base de la CIA en Camp Peary (Virginia).

Además, Bard Wormdal señala que la estación de radiolocalización estadounidense Globus-2 —ubicada en la isla noruega de Vardo y que, oficialmente, recoge datos espaciales— es capaz de detectar los lanzamientos de misiles intercontinentales rusos y de vigilar la actividad de la Flota del Norte de la Marina de guerra rusa.

lunes, 28 de marzo de 2016

Limpieza en la AFI: el Gobierno lanzará un "campus para espías"

Por Santiago Fioriti - Clarin.com
Absorberá a la actual escuela y aseguran que será más completa. Buscan cambiar la imagen de la ex SIDE.
Sede actual. En la calle Libertad, en Recoleta, funciona la Escuela Nacional de Inteligencia. / Archivo
 Sede actual. En la calle Libertad, en Recoleta, funciona la Escuela Nacional de Inteligencia. / Archivo

El Gobierno no lo difundió, pero en el imponente operativo de seguridad que abarcó las 48 horas de Barack Obama en la Argentina hubo agentes de inteligencias argentinos mezclados entre los enviados de la CIA y el Servicio Secreto de los Estados Unidos. Los agentes de la Agencia Federal de Inteligencia estuvieron activos en el anillo más cercano de los tres desplegados en Buenos Aires para proteger la figura de Obama y antes habían formado parte de la avanzada norteamericana en el Llao Llao, previo al viaje del presidente, donde se elaboró un protocolo de trabajo.

La CIA y el SS, aunque no serían los únicos, podrían ser dos espejos en los que intentaría reflejarse la AFI durante la administración macrista. "Yo no quiero que la inteligencia sea utilizada para meterse en la cama de opositores y periodistas. Quiero que nos proteja del narcotráfico", suele decir Mauricio Macri desde su llegada a la Casa Rosada. Claro, otros presidentes han prometido lo mismo. La tentación, asumen incluso quienes creen en sus buenas intenciones, es grande. Le ha pasado a todos los que estuvieron en el sillón más caliente de Balcarce 50. Pero Macri dice que él lo ha sufrido en persona desde sus tiempos de presidente de Boca e insiste en que la AFI deberá cambiar la imagen durante su gestión. "La gente debe sentirse protegida de los narcos y del terrorismo, no espiada. Por eso votó Cambiemos", sostienen en el entorno presidencial.


Señor 5. Gustavo Arribas.Señor 5. Gustavo Arribas.

Detrás de ese objetivo de cambiarle la cara a la ex SIDE, el director general, Gustavo Arribas -el llamado "señor 5" y la subdirectora, Silvia Majdalani -"señora 8"-, trabajan sobre un proyecto para crear un campus de inteligencia. El lugar concentraría todo: los empleados administrativos y de recursos humanos, la base de datos, los salones destinados a capacitación y materiales de estudio, el centro de entrenamiento para los actuales y futuros agentes y hasta las antenas, con las que -dicen en la AFI- se ocuparán de las cuestiones relacionadas con los sistemas internos de seguridad y de los ataques externos, especialmente de los hackers.

El nuevo campus pasaría a absorber a la Escuela Nacional de Inteligencia, que funciona en la actualidad en el edificio de la calle Libertad, en Recoleta. "Hoy es una escuelita. Nosotros pensamos en un lugar para adiestrar en serio a los espías, donde haya por ejemplo desde un polígono de tiros de avanzada hasta espacios para que los estudiantes puedan cursar distintos idiomas y estén apoyados por un tratamiento psicológico", afirman quienes trabajan en el proyecto. También hay un propósito político evidente: tratar de apagar el fuego que envuelve a la casa de los espías desde la traumática partida de su ex hombre fuerte Antonio “Jaime” Stiuso.

Por supuesto que en el oficialismo le restan trascendencia a que la movida tenga que ver con la polémica salida de Stiuso. "El objetivo central -sostienen- es combatir el narcotráfico, que es una de las principales promesa de campaña de Mauricio. Queremos un lugar que se destaque por la inversión en tecnología sofisticada y una actualización constante . Y proponemos crear una carrera de inteligencia en serio a partir de acuerdos con universidades para tener los mejores cuadros".


Señora 8. Silvia Majdalani.Señora 8. Silvia Majdalani.

Hay quienes trazan un paralelismo con lo que fue la creación de la Policía Metropolitana en la Ciudad, al poco tiempo de que Macri asumió como jefe de Gobierno, en 2007. "Pensamos en algo que quede para cuando ya no estemos en el poder. La seguridad de ataques internos, pero también externos, es una de las preocupaciones de la gente", advierten en el oficialismo.

Por ahora es un enigma de dónde van a salir los recursos para el campus, entre otras cosas porque los propias macristas reconocen que la iniciativa podría generar polémica con la oposición. El primer paso en el que trabajan Arribas y Majdalani, además de viajar por distintas partes del mundo para tomar ideas para el campus, es encontrar un predio gigante para sentar las bases del campus. Algunos funcionarios que trabajan bajo su mirada, confían en que el Estado dispone de muchos terrenos ociosos. "Algún lugar vamos a conseguir. Lo más importante es que tenemos el apoyo del Presidente", confían.  

lunes, 14 de marzo de 2016

Echan a 450 agentes de los servicios de inteligencia e incorporan a 225

Jefes. Silvia Majdalani y Gustavo Arribas, a cargo de los espías domésticos.Por Andres Fidanza (Perfil.com) - Entre los recientes ingresos, se incluye la vuelta por goteo de algunos espías y operadores judiciales vinculados a Jaime Stiuso.


Jefes. Silvia Majdalani y Gustavo Arribas, a cargo de los espías domésticos. | Foto: Cedoc

Sin pataleo gremial a la vista, la purga del macrismo en la Agencia Federal de Inteligencia llegó a los 450 despidos. En contrapartida, el PRO sumó 225 nuevos agentes, incluida la vuelta por goteo de algunos espías y operadores judiciales vinculados al mítico Jaime Stiuso. Un regreso algo contradictorio con la postura prescindente de la conducción de la ex SIDE, que proclama mantenerse al margen de la pelea entre Stiuso y el kirchnerismo.

Tras repasar perfiles, trayectorias y procedencias de los agentes de la ex SIDE, con especial interés por los más de 300 ingresados en el último año (en su mayoría, cercanos a La Cámpora), el organismo conducido por Gustavo Arribas y Silvia Majdalani resolvió echar a 450 espías, repartidos entre las áreas de finanzas, jurídicas, prensa y operaciones.

Así, la AFI, un organismo en el rige el secretismo y no hay hay chances de reclamo sindical, quedó con un plantel orgánico de más de 1.700 agentes. Para compensar, Arribas (empresario dedicado a la compra y venta de futbolistas y amigo íntimo de Mauricio Macri) y Majdalani decidieron incorporar 225 nuevos espías.

Además de un grupo de ex policías federales, entre los ingresados y los influyentes hay miembros de la vieja guardia de espías que, liderados por Jaime Stiuso, fue funcional al kirchnerismo hasta su escandalosa pelea con Cristina Kirchner. Por caso, el nuevo director de Finanzas, Juan José Gallea, un personaje muy cercano al ex subjefe de la SIDE en tiempos de la Alianza, el abogado Darío Richarte.

Ahora, Gallea y Richarte juegan para un macrista en ascenso: Daniel “el Tano” Angelici, presidente de Boca y dirigente influyente en la Justicia federal. Amigo de Arribas, la injerencia de Angelici ya generó un cortocircuito interno con la Turca Majdalani.

En contra de lo que sugieren esas movidas, desde la AFI juran que no piensan interferir en la pulseada que (por ahora de nivel judicial, dentro de la causa por la muerte de Alberto Nisman) Stiuso mantiene con el kirchnerismo.

miércoles, 13 de enero de 2016

EE.UU. "debería estar muy nervioso" por la primera base de China en África

(RT.com) - Comentando la situación en el continente africano, el analista James Poulos argumenta que 2016 podría convertirse en un nuevo "lastre" para EE.UU. y un "salvavidas" para China.


A finales de 2015, China acordó abrir su primera base naval africana en Yibuti, un pequeño Estado que ya alberga instalaciones militares de EE.UU., Francia y Japón. Esa decisión conllevará una implicación más profunda de Pekín en África, por lo que "EE.UU. debería estar muy nervioso", escribe el analista James Poulos en 'The Week'.

Según este autor, ambas naciones afrontan una situación compleja y, en el caso del estado norteamericano, "inquietante". "Debido a los muy diferentes retos y prioridades de ambas potencias, la intervención en África se perfila como un festín para China y una hambruna para EE.UU.", señala Poulos.

La intervención en África se perfila como un festín para China y una hambruna para EE.UU. Yibuti es un pequeño país africano que destaca por su ubicación estratégica: se encuentra entre Somalia y Eritrea y frente a Yemen, a través del mar Rojo. Además, ese Estado podría convertirse en un nuevo lugar para acoger las inversiones de China. Como señala James Poulos, el gigante asiático ha encontrado en África "no solo un mercado para el dinero, sino para empleos y territorio, componentes cruciales de un crecimiento económico sostenido".

Un analista financiero privado destacó ante el Consejo de Relaciones Exteriores de EE.UU. que "China opera en África con mayor aplomo y dispone de relaciones más definidas y beneficiosas que las de las compañías y el Gobierno de EE.UU.". Las inversiones asiáticas en la zona vendrán en forma de préstamos y créditos para la exportación, a diferencia de la ayuda sin intereses de Occidente, que impide el crecimiento económico de la región.

China está progresando en África, mientras que EE.UU. no tiene mucho éxito. Las principales prioridades norteamericanas en materia de seguridad son neutralizar y contener a grupos terroristas como Al Shabab en Somalia, Estado Islámico en Libia y Boko Haram en Nigeria. Sin embargo, esos planes "huelen a desesperación", sostiene Poulos.

"Aunque la influencia de Al Shabab se ha reducido significativamente, la cercana Etiopía ha echado a patadas a EE.UU. de una base de drones que Washington esperaba ampliar en la ciudad sureña de Arba Minch. En otras palabras, a medida que China comienza algo nuevo en Yibuti, Estados Unidos está restringido a ese país para desarrollar sus operaciones de África Oriental: un punto de apoyo precario en un entorno competitivo", explica el analista.

A su vez, EE.UU. tampoco ha prosperado en la lucha contra el EI y Boko Haram. Con todo eso, "es difícil valorar la participación norteamericana en África este año como algo más que una improvisación reactiva y de escasos recursos en un paraje vasto y hostil". En función de todo esto, en 2016 África podría convertirse en un nuevo "lastre" para EE.UU. y en un "salvavidas" para China, resume el columnista.

martes, 12 de enero de 2016

Desinformación, negligencia e inexperiencia: los otros “cepos” del Gobierno

Por Luciano H. Elizalde - LPO - ¿Qué es lo que sucedió para que las principales fuerzas de seguridad de la Argentina y el propio gobierno nacional hayan caído en este error estratégico?
El sábado 9 de enero parecía ser un día de felicidad para el Gobierno Nacional. Se había capturado a los tres prófugos. Durante aproximadamente cinco horas, las máximas autoridades nacionales y provinciales creyeron que los prófugos estaban nuevamente en poder de las fuerzas de seguridad. Alrededor de las 17 horas, empezaron a reconocer que sólo tenían apresado a Martín Lanatta. Su hermano Cristian y su compañero Schillaci, no aparecían.

Qué pasó? ¿Qué es lo que sucedió para que las principales fuerzas de seguridad de la Argentina, dos de los principales gobiernos provinciales del país y el propio gobierno nacional hayan caído en este error estratégico?

Las fuerzas de seguridad encargadas del operativo saben perfectamente que las decisiones y el mando se gestionan según la fórmula “C3I”: Control, Comunicación, Comando e Información. 

En este caso, el Control sobre las fuerzas de seguridad, los medios y las acciones que pueden generar cambios en la situación. Del Comando (cadena de mando) dependen las órdenes emitidas y recibidas para realizar acciones con fines definidos desde un centro de decisión. La Comunicación de tipo horizontal, vertical, interna o externa, hace que sea posible el Control y el Comando. Por último, es necesario producir y distribuir Información de calidad para que lo que se decida, se controle y se haga, sea eficiente.

Lamentablemente, el Gobierno se dio cuenta en medio de la crisis que esta fórmula no funciona en la Argentina. Se encontró con problemas de Control (en la fuga y en la primera búsqueda en el conurbano), de Comando (la coordinación entre las fuerzas federales y las fuerzas provinciales), de Comunicación (cuando creyó en la información que le pasaron los efectivos que estaban en el terreno y cuando salió a anunciar las capturas que no habían sucedido) y de Información (cuando se confundió la “cadena de mando” con la “cadena de la información”).

¿Cuáles son los cambios inmediatos que debería tomar el comité de crisis para los próximos días? ¿Qué cosas especialmente se deberían considerar para avanzar en una situación de tanta complejidad?

Primero, sería mejor partir del principio de que la información corre pareja a la desinformación. Enfrentarse a enemigos como el narcotráfico implica partir del supuesto siguiente: “Primero pensar mal, después pensar bien”. Este es un principio informal de la “comunidad de inteligencia”. Saben del problema de volatilidad e intangibilidad de la cadena de la información. La lucha contra una fuerza del nivel de sofisticación y de astucia del narcotráfico no permite presumir que todo lo que tenemos ante nosotros es “información”, es decir, datos que sirven para orientarse y tomar decisiones. La “desinformación”, que a simple vista parece información, en realidad consigue lo contrario: tomar decisiones a favor del que se encuentra del otro lado. El comité de crisis necesita encontrar ciertas pautas para tratar la información antes que nada como desinformación hasta que tenga pruebas de lo contrario.

Segundo, tener conciencia siempre de que la “cadena de mando” y la “cadena de la información” no siempre corren en paralelo. Algo similar ya le ocurrió a Cristián Ritondo cuando repitió la información que le dieron los mandos policiales de la provincia. La “cadena de mando” funciona por medio del vínculo que genera la “autoridad”. Esto está bastante claro la mayoría de las veces. Pero la “cadena de la información” es un proceso basado en la “confianza”. Sin confianza no es posible saber la diferencia entre la “información” y la “desinformación”. Sin “confianza personal” (equipo) y sin “confianza sistémica” (procesos de decisión) no se puede gestionar algo tan complejo como la crisis que se tiene entre manos, donde el tiempo y la fricción de las situaciones hacen que sea una situación tan cambiante. A corto plazo habrá que tener personas de mucha confianza en el terreno para que confirmen o no, la información que se está usando. A largo, será necesario pensar en una política de coordinación de fuerzas nacionales y provinciales bajo pautas y procesos diferentes.

Tercero, hay que gestionar de manera “prudente” la comunicación directa. La “prudencia” es un valor clásico pero ya casi olvidado en la política moderna. Debería ser reincorporada a la toma de decisión en crisis ya que estos medios de comunicación directa activan la excitación y la ansiedad por aparecer con novedades. Las redes sociales y las tecnologías digitales son mecanismos poderosísimos de comunicación, pero pueden hacer que caigamos en una trampa. Entre otras cosas, porque están activados por valores contrapuestos a la “prudencia” (la impaciencia, la ansiedad, la falta de serenidad). CFK nunca respondía demasiado rápido en una crisis. En verdad, algunos criticaban esta medida. Pero esto le permitió –entre otras cosas— salir no tan mal evaluada de este tipo de situaciones. La velocidad de la comunicación en la crisis no puede ser una constante, sino una variable. No tiene sentido que el Presidente o la Vicepresidente se hayan arriesgado twitteando una felicitación sin antes tener una confirmación directa (visual) del hecho; ya habrá tiempo de reconocimientos públicos y de premiar a las personas que han trabajado. Pero el error si es muy importante para la sociedad. La comunicación política tiene que cuidarse de velocidad y exposición de las redes y de los medios de comunicación directa.

Aparentemente, no hay antecedentes cercanos de cómo comandar fuerzas de seguridad diferentes y coordinar sus acciones sobre un territorio amplio. Y mucho más cuando la situación es conflicto o enfrentamiento de máxima intensidad (con violencia física incluida). La fricción es muy alta: todo lo que puede fallar, falla. Lo que ocurrió no sólo fue un problema de manejo de información y de la comunicación de gobierno. Es además, la expresión de la falta de experiencia del trabajo coordinado de fuerzas de seguridad provinciales y federales cuando los errores se combinan letalmente con el sabotaje y los ataques orquestados. Hay mucho para hacer si realmente se quiere tener un sistema de inteligencia y de seguridad que se pueda enfrentar al narcotráfico.

Era de esperarse por tener un gobierno surgido de un partido vecinal basado en "Yupis, amigos y recomendados del circulo FP"...De los errores se debe sacar experiencia, y si no se tiene solicitar el apoyo de otros paises con mas experiencia en el tema.

sábado, 26 de diciembre de 2015

El Gobierno traslada a la Corte el control de las escuchas telefónicas

Por Adrián Ventura (La Nación) - Esa tarea está hoy en manos de la procuradora Gils Carbó, a quien busca restarle atribuciones; el decreto se publicaría la próxima semana

Todo indica que antes de fin de año la procuradora general de la Nación, Alejandra Gils Carbó, perderá el control de las escuchas telefónicas, una herramienta judicial fundamental a la hora de investigar delitos.

Esa tarea pasará a depender de la Corte Suprema de Justicia. Según fuentes cercanas al presidente Mauricio Macri, el anuncio se concretaría antes de fin de año, probablemente entre el lunes y martes próximos, y sería dado a conocer a través de un decreto de necesidad y urgencia (DNU) firmado por el mandatario, por el ministro de Justicia, Germán Garavano, y por todos los demás ministros del gabinete. El DNU, que ya está redactado, implicará que, en la práctica, serán transferidos al ámbito de la Corte varios edificios y todo el personal que actualmente se desempeña en la Oficina de Observaciones Judiciales (popularmente conocida como Ojota). También indica claramente que la jefa de los fiscales, Gils Carbó, perderá una cuota importante de poder.

El presidente de la Corte Suprema, Ricardo Lorenzetti, ya fue informado de la medida y está de acuerdo con que el máximo tribunal asuma esa labor, en sí bastante compleja y con riesgos políticos.

La supervisión de las intervenciones, una tarea que el kirchnerismo usó para la política. El tema de las escuchas telefónicas que se realizan con orden judicial -porque son una invasión a la intimidad con el objeto de descubrir algún delito- fue uno de los asuntos que Macri abordó con sus ministros en la reunión de gabinete que presidió anteayer.

En efecto, en la mañana del jueves los ministros del gabinete evaluaron soluciones para paliar las consecuencias de las inundaciones; hablaron de la conveniencia de avanzar con el protocolo sobre corte de calles, para el que no se necesita una ley, y también revisaron otro decreto -que se publicará en breve- que establecerá el mecanismo que usará el Gobierno para depurar a la administración pública de ñoquis que entraron durante los últimos tres años.

Fue en esa reunión que también se le dieron las puntadas finales al decreto de las escuchas telefónicas, un tema que está íntimamente emparentado con otro que tiene en vilo a Macri: el futuro de Gils Carbó, la responsable actual de controlar las escuchas, que es la jefa de los fiscales y a quien el presidente la puso en la mira porque la considera una "funcionaria militante", a partir de lo cual busca forzar su renuncia. Sacarle a Gils Carbó la atribución de escuchar a los ciudadanos equivale, en la práctica, a debilitarla, una vía para arrinconarla.

Pero más allá de esa consideración política, la decisión de Gobierno de modificar el régimen de intercepciones telefónicas responde básicamente a un reclamo que vienen haciendo desde hace seis meses los jueces y los defensores oficiales, que entienden que sólo la Justicia puede garantizar su transparencia.

Las intercepciones telefónicas siempre estuvieron en cabeza de la Secretaría de Inteligencia (SIDE), luego llamada, a secas, Secretaría de Inteligencia (SI). Pero luego de la muerte del fiscal Nisman; del reemplazo de la SI por la Agencia Federal de Inteligencia (AFI) a través de la nueva ley de inteligencia -sancionada en marzo último a instancias de la entonces presidenta Cristina Kirchner- y de la remoción del espía Jaime Stiuso, esa labor pasó a estar en manos de la Procuración General, a cargo de Gils Carbó.

A partir de julio último, la jefa de los fiscales comenzó con un maquillaje: le cambió el nombre al Sistema de Observaciones Judiciales, popularmente conocido como Ojota, y pasó a llamarlo Dirección de Captaciones Telefónicas (Dicap). Sin embargo, siempre se ocupó de mantener un control férreo de todos los resortes y puso al frente de la Dicap a una funcionaria de su mayor confianza, Cristina Caamaño, quien pasó a controlar todos los edificios y el personal que se necesitan para realizar estas tareas de investigación.

Caamaño había sido la segunda de Nilda Garré cuando ésta fue ministra de Seguridad. Y la propia Gils Carbó la eligió para ponerla al frente de la fiscalía de Saavedra cuando logró temporariamente que un jurado de enjuiciamiento suspendiera al fiscal titular José Campagnoli. En otras palabras, una mujer de confesión kirchnerista y fidelidad probada.

Según distintas fuentes, las razones que habían tenido más peso para disponerse a avanzar con el nuevo régimen de intercepciones telefónicas son cuatro.

En primer lugar, porque los jueces nunca digirieron que las escuchas que ellos ordenan sean ejecutadas por la jefa de los fiscales. Lo vivieron como el mundo del revés y como una afrenta a su jerarquía y poder.

Una segunda razón apunta a la necesidad de garantizar la imparcialidad de quien realiza las escuchas.

Hace pocos días, incluso, la titular de la Defensoría General, Stella Maris Martínez, se entrevistó con Garavano y le explicó que esa labor no puede estar en cabeza de los fiscales porque ellos, en las causas penales en las que actúan, son una parte interesada en el resultado. Las escuchas tienen que ser hechas por el juez imparcial

Un tercer factor es que en Cambiemos también se evaluó que la proximidad de Caamaño con el FPV podría obstaculizar la investigación de las numerosas causas de corrupción, desde Hotesur y las que involucran a Lázaro Báez a todas las demás.

Y, finalmente, el Gobierno pretende la renuncia de Gils Carbó y como la funcionaria se resiste a irse, le comenzarán a recortar su poder. Así, el Gobierno también anunciará en breve que se postergará la aplicación del nuevo Código Procesal Penal, un régimen que establecía un sistema de enjuiciamiento que pondría en el centro de la escena a Gils Carbó y a los fiscales.

Según distintas fuentes del Gobierno, la tarea de las escuchas sería entregada a una oficina especial, que funcionará en la órbita de la Corte Suprema. Esa oficina controlará todos los edificios y el personal desde donde se practican esas intercepciones.

Además, según trascendió, la nueva Ojota será dirigida por un juez penal. El magistrado podría rotar en forma periódica con otros jueces, para evitar que acumule demasiado poder. Pero está claro que su presencia también servirá de fusible para que cualquier problema o reclamo recaiga sobre él y no afecte directamente a la Corte.

Tres figuras clave para la misma trama - Estarán a cargo de la escuchas dispuestas por la Justicia

Alejandra Gils Carbó - Procuradora general
En la mira - El Gobierno tiene en la mira a la procuradora por su pasado kirchnerista. La intención de pasar el control de las escuchas a la órbita de la Corte Suprema de Justicia es licuar el poder de la procuradora que se resiste a abandonar su cargo. Desde el macrismo ya le dieron señales para que dé un paso al costado, pero dijo que se mantendrá en su puesto. La jefa de los fiscales mantenía hasta ahora el control de las escuchas

Gustavo Arribas - Jefe de la Agencia Federal de Inteligencia - Espía de confianza
Macri puso al empresario Gustavo Arribas como nuevo titular de la Agencia Federal de Inteligencia (ex SIDE) porque se trata de uno de los hombres de su mayor confianza. Estará a cargo de las escuchas que ordene la Justicia, que estarán controladas por la Corte. Arribas tiene 57 años, es escribano y dueño de Haz Sport Agency, agencia de representantes de jugadores de fútbol. Cuando Macri presidió Boca, Arribas fue su colaborador clave

Ricardo Lorenzetti - Presidente de la Corte Suprema - A cargo
El titular de la Corte estará a cargo del control de las escuchas que ordenen los jueces y que ejecute la Agencia de Inteligencia. Si bien Lorenzetti recibió de buen grado el cambio, también es conciente de que la nueva tarea le puede traer varios dolores de cabeza. Por esa razón se prevé que habrá un juez que, en forma rotativa, estará en forma directa como responsable de las escuchas. Funcionará así como una especie de fusible.

El tema de las escuchas es un tema sensible para el macrismo, desde que el propio presidente fue denunciado por intervenciones ilegales. Sin embargo, el tema podría cerrarse la próxima semana, antes de fin de año. Según fuentes judiciales, es probable que entre el lunes y el miércoles próximos se dé a conocer el definitivo sobreseimiento de Mauricio Macri en la causa que investigó el juez Sebastián Casanello.

El último paso procesal lo dio el propio Macri, quien esta semana pidió ser sobreseído. De este modo la instrucción quedó cerrada, todas las partes opinaron ya sobre cuál debería ser el destino de la causa y la Cámara Federal acaba de confirmar al juez. Por eso Casanello quedó en condiciones de sobreseer a Macri o, en su defecto, de elevar el caso para su juicio oral. Tanto en los tribunales de Comodoro Py como en el Gobierno descuentan que se tratará de la primera opción.
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