Por
Valeria Musse
| LA NACION
Los puesteros ocupan cinco cuadras más de lo permitido; el gobierno quiere censarlos y mudarlos
La
invasión de vendedores ilegales en la calle Defensa, que estiró más
allá de los límites habilitados la tradicional feria de San Telmo y la
inundó de productos industrializados de dudosa procedencia, es el foco
de las críticas de los históricos anticuarios de la zona, que denuncian
caídas en sus ventas por la proliferación de puestos callejeros y la competencia desleal.
Los
feriantes pueden ocupar las veredas entre la Plaza de Mayo y la calle
Chile los domingos entre las 9 y las 20. Pero los puestos llegan mucho
más allá, hasta la avenida San Juan. En un intento de limitar la venta
ilegal y ordenar el caos, el Ministerio de Espacio Público comenzó a
censar a los manteros que se instalan en las cinco cuadras excedentes,
para reubicarlos. Los puesteros se resisten a abandonar el lugar.
Mientras,
los lugareños sienten que el espacio fue "usurpado". Dijo el vecino
Edio Bassi: "El barrio se convirtió en un mercado persa. Los
comerciantes de las galerías quedaron aislados. Las veredas fueron
tomadas. Es muy decadente".
En
diciembre de 2011, la ley 4121 habilitó el funcionamiento de cinco
ferias en San Telmo, que se sumaron a las históricas de la plaza Dorrego
y el pasaje San Lorenzo. Una de las zonas habilitaciones está en
Defensa, entre el 50 y el 600 inclusive. Lo que había nacido por la
ocupación de hecho fue autorizado por la Legislatura porteña. Y, al
menos en ese tramo, se generó un ambiente regulado.
Pero el
importante movimiento de vecinos y turistas en la zona hizo que los
puestos proliferaran y coparan las veredas casi hasta San Juan. Como en
tantas otras zonas de la Capital, los manteros se despliegan donde
quieren, incluso en las ochavas. Así, los fines de semana la calle
Defensa luce una imagen caótica.
Juan Carlos Maugeri, de la
Asociación de Anticuarios y Amigos de San Telmo, es uno de los más
enconados enemigos de la feria ilegal: "Les dieron la ley luego de que
usurparan, pero no se conformaron y ahora ocupan el resto de la calle,
que no está habilitada", dijo a LA NACION en su local de Defensa al 800.
"Estamos
hartos, nos estamos hundiendo. No sólo porque ya cerró el 50 por ciento
de los locales, sino porque, como vecinos, no podemos disfrutar de
nuestro barrio y los domingos nos terminamos yendo."
Puesteros y comerciantes coinciden: la extensión de la feria sobre Defensa más allá de Chile es ilegal.
"Sabemos
que hay que ordenar el espacio público y que estamos en un lugar no
permitido. Por eso pedimos que se amplíe la ley 4121", dijo a LA NACION
Gabriela Olguín, delegada de la cooperativa El Adoquín, que agrupa a 296
puesteros que ocupan cuatro de las conflictivas cuadras, desde la
avenida Independencia.
Aunque saben que están al tanto de su
situación irregular, los manteros decidieron en asamblea que
permanecerán sobre esa calle. "A nuestra manera, intentamos reordenar el
lugar. Les cambiamos el paño a quienes revendían para defender a los
artesanos. Pero no queremos mudarnos", afirmó Olguín.
Reubicación
El
mes pasado la Ciudad anunció un plan para recuperar el casco histórico
de San Telmo, que incluye el reordenamiento de la calle Defensa. Explicó
a LA NACION el subsecretario de Uso del Espacio Público porteño,
Patricio Di Stéfano: "Ya iniciamos el proceso y liberamos algunos metros
de esa calle, casi en San Juan".
Para reorganizar la cuestionada
feria los inspectores recorren los puestos y censan a los vendedores.
Primero, cotejan que, de acuerdo con la reglamentación, sólo vendan
manualidades y artesanías y no artículos de reventa, lo que está
prohibido; luego, a los que cumplen con los requisitos les ofrecen
reubicarlos en las seis cuadras permitidas.
Aunque Di Stéfano dijo
que "de a poco, cada fin de semana algunos puesteros admiten la
mudanza", la delegada de El Adoquín asegura que ninguno de sus pares
aceptó irse.
Olguín explicó: "Es muy difícil regularizar la
situación sin dejar a gente en la calle. Esos lugares que nos ofrecen a
cambio de expulsarnos quedan a disposición porque están sacando a la
gente que revende productos industrializados. Nosotros, en cambio,
buscamos la forma de que no se queden sin trabajo".
Frente al
puesto de Gustavo Suárez transitaban dos inspectores que recorrían el
tramo legal de la feria. Minutos antes, esos funcionarios le habían
indicado a un hombre que vendía vuvuzelas albicelestes que debía
retirarse del lugar. "Está bien que controlen. El tema es dónde van a
poner a los que traigan del otro lado", dijo a LA NACION Suárez, que
hace cinco años instaló su puesto de artesanías de alpaca en Defensa.
Baches y empedrado
El
empedrado de la calle Defensa remite a una Buenos Aires de otros
tiempos. Hoy -a pesar de la proliferación de vendedores de baratijas-
caminar por la tradicional feria suele ser los domingos una actividad
obligada para los turistas. Claro que el disfrute de aquellos que
caminan los fines de semana por ese histórico empedrado se transforma en
el sufrimiento de automovilistas durante la semana. El empedrado,
además de histórico, merece estar bien conservado. O, al menos, sin
baches y sin pozos.
.
Del editor: cómo sigue. El
gobierno se enfrentará a una situación en la que cualquier decisión que
tome será cuestionada por la parte que se considere perjudicada.