Por CAPITAN SCOTT A. FEDORCHAK, USA
Aristóteles escribió "casi todas las cosas han sido encontradas, pero algunas han sido olvidadas,1 un adagio repetidamente demostrado en la profesión de las armas, donde las lecciones pagadas con sangre han sido olvidadas o ignoradas en tiempos de paz, solamente para ser redescubiertas y nuevamente reiteradas de igual modo en la siguiente batalla. Por ejemplo, la doctrina y armas para el apoyo aéreo cercano (Close Air Support - CAS) languidecen entre conflictos, únicamente para ser revividas en la próxima guerra. Este hecho es resultado de la falta de adhesión de la Fuerza Aérea respecto al concepto CAS y su consiguiente carencia de voluntad para proporcionar aviones de ese tipo y los apoyos necesarios. Carl H. Builder expresa que el "apoyo aéreo cercano ha sido la misión más descuidada de la Fuerza Aérea.2
La Joint Publication 1-02, Department of Defense Dictionary of Military and Associated
Terms, define el CAS como "la operación aérea contra objetivos hostiles que están
en proximidades de las fuerzas amigas y que requiere la detallada integración de cada
salida aérea con el fuego y la maniobra de dichas fuerzas".
3 El empleo
del CAS ha sido el motivo de serios debates entre fuerzas terrestres y aéreas desde la
introducción del avión como arma de guerra. Las fuerzas terrestres desean más CAS en
apoyo de sus operaciones, mientras que la fuerza aérea se concentra en otras misiones
como la defensa aérea, interdicción aérea, y bombardeo estratégico, que interesan a la
campaña del teatro. Más allá de las distintas prioridades asignadas al CAS por el
Ejército y la Fuerza Aérea, el hecho es que los Estados Unidos han necesitado CAS en
pasados conflictos y continuarán demandándolo en el futuro.
Enfoque doctrinario sobre el ataque estratégico
Desde el comienzo de la aviación, los partidarios del poder aéreo procuraron
identificar a la Fuerza Aérea como un servicio separado, con un rol exclusivo en el
ámbito militar. Guiados por los primeros teóricos del poder aéreo, tales como Giulio
Douhet, el Mariscal del Aire Hugh M. Trenchard, y el General William ("Billy")
Mitchell, apuntaron hacia las capacidades estratégicas del poder aéreo que permitirían
llevar la destrucción hacia las capitales políticas, centros de trasporte, e industrias.
Raramente capaces de atacar tales centros de gravedad, las fuerzas terrestres y navales
enfocan los centros de gravedad tácticos y operacionales. Pero los abogados del poder
aéreo creen que - después de alcanzar la superioridad aérea - las fuerzas del aire
deberían llevar adelante ataques estratégicos para destruir la infraestructura
industrial del enemigo y de esa manera eliminar su aptitud para sostener la guerra.
4
Por ese motivo, la dirigencia de la naciente aviación militar de los EE.UU. abrazó la
doctrina del bombardeo estratégico como su razón de ser, hasta casi excluir a las otras
misiones del poder aéreo.
5 Específicamente, la Fuerza Aérea "ha
definido, ensayado y probado una doctrina donde relega el CAS a una tarea estrictamente
secundaria de sus unidades de combate"
6 y "hasta que la superioridad
aérea es conquistada, cualquier esfuerzo que no contribuya a ese fin es una desviación y
únicamente debería ser adoptado en situaciones de emergencia."
7 Aunque
la Fuerza Aérea no descarta totalmente su apoyo a las operaciones terrestres, prefiere
recurrir a la interdicción aérea antes que al CAS.
Las primeras escuelas del servicio aéreo, tales como la Escuela Táctica del Cuerpo de
Aviadores en el Aeródromo de Maxwell, Alabama, fueron establecidas para estudiar y
desarrollar doctrina, tácticas, y aeronaves para las misiones aeroterrestres. En lugar de
eso, los dirigentes de esos institutos volvieron su atención al desarrollo del bombardeo
estratégico.
8 En los años 30, los EE.UU. eran el único país que había
organizado una unidad aérea - el 3er Grupo de Ataque - destinado a apoyar las fuerzas de
superficie y de esa forma podrían haber desarrollado las operaciones aeroterrestres. Pero
la concentración en el bombardeo estratégico dejó al Cuerpo de Aviadores del Ejército
mal preparado en vísperas de la II Guerra Mundial para realizar operaciones
aeroterrestres.
9
Esa guerra sirvió como un campo de prueba para el bombardeo estratégico, que lesionó
duramente los esfuerzos de guerra del Eje. Algunos análisis de posguerra, sin embargo,
discutieron la eficacia de esta doctrina:
10
El poder aéreo tuvo una poderosa ratificación en la II Guerra Mundial. Pero más bien
fue la concepción de Mitchell sobre ese tema - cualquier cosa que vuele - la que fue
justificada, antes que la Douhet (el bombardeo estratégico). El éxito más espectacular
se verificó en los empleos tácticos y allá los medios aéreos ganaron el incondicional
respeto y admiración de los antiguos servicios. Por el contrario, los éxitos puramente
estratégicos, aunque lejos de ser logrados en algunas circunstancias, no fueron nunca
totalmente convincentes para algunos observadores imparciales.11
Todavía los entusiastas del poder aéreo señalan el lanzamiento de la bomba atómica
sobre Hiroshima y Nagasaki como una prueba del rol del poder aéreo en tanto que elemento
decisivo en el campo de batalla. Pero este punto de vista desconoce la contribución de la
aviación de la Armada basada en portaaviones y - aún más importante - el rol de las
fuerzas submarinas en el estrangulamiento económico de Japón en el teatro del Pacífico.
12
Como un elemento subordinado del Ejército, las Fuerzas Aéreas del Ejército (Army Air
Forces - AAF) también hicieron una contribución importante a las operaciones de
superficie en todos los teatros, mediante campañas CAS y de interdicción. No obstante,
los comandantes de las alas de B-17 y B-24, y de los escuadrones de P-47 y P-51
continuamente reñían con los comandantes de tierra sobre la desviación de sus recursos
del esfuerzo estratégico. Estos jefes - del mismo modo que sus contrapartes actuales -
pasaban por alto la necesidad de combinar el poder terrestre, naval y aéreo para triunfar
en el campo de batalla moderno.
La era posterior a la II Guerra Mundial marcó la ascendencia del Strategic Air Command
(Strategic Air Command - SAC) y de los bombarderos nucleares estratégicos en la doctrina
de la Fuerza Aérea. La estrategia del bombardeo estratégico encaró una guerra total con
las fuerzas del Comunismo y requirió ataques a los centros de gravedad estratégicos del
enemigo. Los EE.UU. vieron la posibilidad de contener la amenaza enemiga mediante la
disuasión nuclear, y cada servicio compitió para obtener fondos, demostrando su
capacidad para lanzar armamento nuclear. Puesto que el bombardeo estratégico ya había
sido probado en este aspecto, el SAC pudo dominar las decisiones en relación con el
desarrollo, despliegue y uso de los medios de la Fuerza Aérea desde los años 50 hasta
principios de los 80.
13
Virtualmente ignorando su rol táctico en apoyo de las fuerzas terrestres, la Fuerza
Aérea propuso una fuerza de bombardeo estratégico de 70 alas para satisfacer las
necesidades de la seguridad nacional, aunque también impulsó el desarrollo de un caza de
reacción supersónico para realizar misiones de defensa aérea, escoltar a los
bombarderos hasta sus objetivos, y proteger a los EE.UU. de los bombarderos soviéticos.
Rápidamente fueron desarrollados bombarderos y aviones de caza más grandes, mejores, y
más veloces, capaces de llevar cargas más pesadas. Más todavía, los aparatos del
Comando Aéreo Táctico (Tactical Air Command - TAC) fueron diseñados para lanzar armas
nucleares tácticas, y todas las fuerzas aéreas tácticas del teatro intentaron
convertirse en "pequeños SACs, con una misión primaria y prácticamente única de
índole nuclear".
14 Consecuentemente, la Fuerza Aérea puso en naftalina a
sus medios de apoyo terrestre o los dejó que se hicieran obsoletos, puesto que la
doctrina del poder aéreo no anticipaba rol alguno para el poder aéreo táctico.
15
Aunque la disuasión se encargó de prevenir la guerra nuclear global, el énfasis sobre
el lanzamiento nuclear lesionó la aptitud de la Fuerza Aérea para hacer un empleo
efectivo del poder aéreo táctico en las guerras limitadas.
Perspectiva histórica sobre el CAS Doctrina y ejecución
El involucramiento de los EE.UU. en un teatro de operaciones se mantuvo como una
posibilidad a todo lo largo de la guerra fría, pero en realidad, en esa época, solamente
combatió en guerras limitadas. Desafor tunadamente, la comunidad del poder aéreo ha
olvidado las lecciones sobre CAS e interdicción aérea del campo de batalla (Battlefield
Air Interdiction - BAI), aprendidas por la 9ª Fuerza Aérea en el teatro de operaciones
europeo, y por 5ª Fuerza Aérea en el teatro de operaciones del Pacífico. Más todavía,
no hicieron ningún esfuerzo para preservar las lecciones aprendidas, entrenarse para
futuras aplicaciones, o conservar los aviones apropiados para el CAS.
16
El Gral. O.P. Weyland, comandante de las (Far East Air Forces - FEAF) comentaba que
"lo que se recordaba de la II Guerra Mundial no estaba escrito, y si lo estaba, no
había sido difundido, o si lo estaba, no había sido leído o comprendido."
17
Desde la Guerra de Corea hasta la Guerra del Golfo de 1991, el SAC raramente empleó
sus bombarderos estratégicos según su diseño. Eso es, los B-29 y, más tarde, los B-52
dejaron caer bombas convencionales de alto poder explosivo durante misiones CAS y BAI en
Corea, Vietnam, y el Suroeste de Asia. En realidad, en Corea y en Vietnam, el bombardeo
estratégico de las infraestructuras políticas, militares y económicas que no influían
sobre el sostén tradicional de la guerra, tuvieron un efecto mínimo en el resultado de
las campañas. Solamente en el dominio táctico los EE.UU. alcanzaron algún éxito.
18
Tales situaciones demandaban el empleo de CAS y BAI en apoyo de las fuerzas terrestres.
Aunque la Fuerza Aérea prefería recurrir a la interdicción aérea para destruir muchos
equipos en su ruta hacia el frente, antes que hacerlo uno por uno en el frente mismo,
nunca fue capaz de interdictar decisivamente el movimiento de las fuerzas terrestres y los
abastecimientos del enemigo en la vanguardia.
19 Sin embargo, el CAS fue
habitualmente exitoso, preservando a las fuerzas terrestres americanas, y eso significó
la diferencia entre la derrota y la victoria en muchos encuentros.
20
Corea proporcionó el primer ejemplo de una guerra limitada para la vacilante Fuerza
Aérea. Inicialmente, los recursos de la FEAF incluían solamente el F-80 Shooting Star y
el F-86 Sabre, ambos diseñados para el combate aireaire. Desafortunadamente, estos
avanzados aviones reactores carecían de estaciones apropiadas para llevar municiones de
apoyo terrestre, tales como cohetes, bombas y napalm, y eran incapaces de operar desde las
pistas escasamente preparadas de Corea. El hecho que tuvieran que estar estacionados en
Japón, limitaba su tiempo de sobrevuelo sobre el objetivo y el apoyo durante los
requerimientos inmediatos, que normalmente eran los más críticos para las fuerzas de
superficie.
Por ejemplo, el F-84 Thunderjet - preparado para las operaciones airetierra
pero aún fuera del inventario de la Fuerza Aérea - no podía operar desde las bases
coreanas. Consecuentemente, la Fuerza Aérea tuvo que desempolvar los cazas F-51 Mustang
guardados en los depósitos, porque eran los únicos aparatos aptos para operar en el
teatro de operaciones de Corea.
21 En los críticos días del perímetro de
Pusan, estos caballos de batalla de la II Guerra Mundial - y, más tarde, los A-1E
Skyraiders - proveyeron el desesperadamente solicitado CAS para las fuerzas terrestres de
las Naciones Unidas (ONU).
22 Complementariamente, la Fuerza Aérea derivó B-29
Superfortalezas de sus misiones de bombardeo estratégico sobre Corea del Norte para
cumplir CAS y BAI durante la acción de Pusan, la invasión de Inchon, y la retirada
después de la intervención china.
Hacia la conclusión de las hostilidades, la Fuerza Aérea había reaprendido las
lecciones de la II Guerra Mundial y había empleado su conocimiento para mejorar su apoyo
a las operaciones terrestres. No obstante, del mismo modo que después de la II Guerra
Mundial, las lecciones de Corea fueron dejadas a un lado y olvidadas, un hecho que se
reflejó en el comentario del Secretario de la Fuerza Aérea Thomas K. Finletter, que
expresó "la guerra de Corea fue un caso único, una distorsión que nunca se
repetirá en el verdadero rumbo del poder aéreo estratégico.
23
Veinte años más tarde, "cuando comenzó la guerra de Vietnam, simplemente
tuvimos que reaprender lo básico, y pagamos un precio terrible para hacerlo.
24
Una vez más, la Fuerza Aérea tuvo que usar las aeronaves en depósito, esta vez
pidiéndole A-1E Skyraiders a la Armada y modificando los planes de entrenamiento como el
de los T-37, para proporcionar CAS, ya que los F-105 Thunderchiefs y F-4 Phantom no
satisfacían esos requerimientos. La aptitud de los Skyraiders para absorber daños,
llevar armamento, y sobrevolar el campo de combate los hizo invalorables en encuentros
importantes tales como el Tet, Hue, y Khe Sanh, y en centenares de choques menores,
permitiéndole a las fuerzas terrestres americanas mantenerse firmes contra cantidades
superiores de norvietnamitas y Vietcong. La Fuerza Aérea también perfeccionó sus
capacidades CAS convirtiendo a los trasportes C-47, C-119 y C-130 en aeronaves de apoyo
terrestre. Finalmente, como lo había hecho en Corea, la Fuerza Aérea distrajo sus
bombarderos estratégicos, usando los B-52 en el mucho más necesario apoyo terrestre, que
salvó las vidas de centenares de soldados de superficie e infligió numerosas bajas a los
norvietnamitas.
25
Después de Vietnam, el Congreso y el Departamento de Defensa se impusieron sobre la
Fuerza Aérea para revaluar su misión CAS a la luz de la amenaza soviética a los
intereses mundiales de los EE.UU. Respondiendo especialmente a la necesidad de equilibrar
las numerosas ventajas en materia de personal y equipamiento que los soviéticos podrían
tener durante una invasión a Europa occidental, la Fuerza Aérea puso en servicio el A-10
Thunderbolt, el primer modelo diseñado exclusivamente para CAS.
26
Desde noviembre de 1983 hasta mayo de 1984, el Ejército y la Fuerza Aérea
desarrollaron 31 iniciativas orientadas a mejorar la interoperabilidad aeroterrestre. Este
trabajo sirvió como base para otro posterior desarrollado en 1986, como la doctrina para
la batalla aeroterrestre del Ejército, la cual subrayó el empleo del poder aéreo en
apoyo de la campaña terrestre.
27 El trabajo continuó a lo largo de los 80
para perfeccionar las capacidades de ambos servicios, para combatir conjuntamente en el
campo de batalla moderno. Pero, con la caída del Muro de Berlín en 1989 y la subsecuente
desintegración de la Unión Soviética, esa amenaza presumible mente desapareció, y los
EE.UU. comenzaron a disminuir sus fuerzas militares. Entre las primeras contribuciones de
la Fuerza Aérea a esta reducción estaba el proyectado almacenamiento de toda su flota de
A-10s.
28
En 1991, la Fuerza Aérea despachó velozmente los A-10 que permanecían en el
inventario activo de vuelo en el Sudoeste de Asia, como parte de la preparación de
Tormenta del Desierto, a requerimiento del Gral. H. Norman Schwarzkopf, comandante en jefe
del Comando Central de los Estados Unidos (CINCCENT).
29 Apenas un año después
de trascurrida la Guerra del Golfo, la Fuerza Aérea podría haber tenido que convocar a
la mayoría de esos aparatos guardados en depósitos, como en guerras pasadas. Los A-10
estaban disponibles cuando Saddam Hussein cometía enormes errores, en oportunidad y en la
interpretación de la determinación de los EE.UU. y del mundo para condenar y
contrarrestar sus actitudes.
Efectivos contra los tanques iraquíes y otros vehículos
terrestres, estos aparatos excedieron las expectativas tanto de la Fuerza Aérea como de
sus diseñadores.
30 Adicionalmente, la flexibilidad y rusticidad de los A-10
les posibilitó cumplir una amplia gama de tareas para las cuales no habían sido
previstos - tales como la supresión de defensas aéreas enemigas, reconocimiento armado,
y escolta para búsqueda y salvamento.
31
Aunque representaban menos del 10% de los medios aéreos de la coalición, los A-10
fueron responsables por alrededor del 70% de la destrucción de vehículos blindados
realizada por esas fuerzas aéreas.
32 Durante la última parte de la guerra en
la superficie, el Tte. Gral. Charles A. Horner, comandante del componente aéreo conjunto
(Joint Air Force Component Commander - JFACC), declaró espontáneamente "Retiro
todas las malas cosas que expresé sobre los A-10. ¡Los amo! Ellos salvaron nuestro
trasero."
33 Más aún, un oficial iraquí capturado informó que "el
avión individualmente más reconocido y temido a baja altura era el A-10. Aunque los
ataques con bombas eran terroríficos, el sobrevuelo de los aparatos sobre la zona de los
blancos provocaban tanta, sino más, ansiedad desde el momento que los soldados iraquíes
no estaban seguros de ser los objetivos elegidos."
34
Otra fuente dijo que
los A-10 destruyeron más del 50% de todos los tanques enemigos, más del 50% de todas las
piezas de artillería de campaña, y el 31% de todos los trasportes blindados de personal.
Más interesante todavía, registraron más victorias en combates aireaire que los
polivalentes F-16 Fighting Falcon.
35 Claramente, los A-10 fueron decisivos
multiplicadores de capacidades para el combate y constituyeron un instrumento para
minimizar las pérdidas de los EE.UU. en la superficie durante la campaña terrestre para
liberar a Kuwait. Y, una vez más, la Fuerza Aérea empleó a los B-52 en las tareas BAI,
bombardeando tanto las posiciones de la Guardia Republicana como las concentraciones de
tropas y equipos.
36
El diseño de los aviones CAS
La mayoría de las aeronaves CAS fueron originalmente diseñadas para operaciones
antiaéreas o de interdicción, pero a continuación fueron improvisadas, modificadas, o
adaptadas para operaciones CAS en épocas de guerra. Esta tendencia comenzó con el P-51 y
el P-47 en la II Guerra Mundial y Corea, y con el A1E y el A-37 en Vietnam; continúa
actualmente con la conversión planeada del F-16 en F/A-16.
Cuál es un avión CAS ideal? Un estudio de la Fuerza Aérea llevado a cabo en los 60,
concluyó que podría tener las siguientes capacidades:
1. Aptitud para operar desde aeródromos cortos y primitivos.
2. Confiable y fácil de mantener en el terreno, en condiciones de combate.
3. Capaz de trasportar una gran cantidad de armamento y específicamente, de destruir
tanques y otros blindados.
4. Suficiente alcance para sobrevolar la zona de operaciones "a
requerimiento", y cuando sea necesitado para CAS, contar con suficiente autonomía
para hallar el objetivo, identificarlo y confirmar de que es realmente enemigo y no amigo,
y luego destruirlo.
5. Debe volar por lo menos a 350 nudos, pero debe ser lo suficientemente maniobrable
como para girar sobre el lugar del combate de modo que el piloto no pierda de vista al
blanco cuando la visibilidad es reducida.
6. Aptitud para la supervivencia; debería ser capaz de absorber el fuego desde tierra
y aun retornar a su base con el piloto a salvo.
7. Debería ser un aparato de bajo precio en comparación con los valores de los cazas
reactores supersónicos, y otros costos excedentes...no existieron para estar disponibles.37
Puesto que los pilotos de los aviones CAS tienen que detectar visualmente al blanco
antes de atacarlo para minimizar el riesgo de cometer fratricidios, la velocidad de vuelo
no es un requisito prioritario. Durante la Guerra de Corea, el general del Ejército Mark
Clark pasó varios meses en las unidades de combate del Ejército y la Fuerza Aérea para
estudiar los requerimientos CAS. Descubrió que tanto los aparatos de reacción como los
impulsados por hélices eran igualmente capaces de llevar a cabo un CAS efectivo,
presuponiendo que el reactor pudiera maniobrar lo suficientemente bajo y lento como para
identificar claramente los objetivos y lanzar con precisión el armamento.
38
Aunque el terreno abierto del Sudoeste de Asia facilitaba la observación de los pilotos,
los futuros campos de batalla podrían no ser tan favorables. Superficies más ásperas y
con mayor vegetación, como las de Bosnia, requieren controladores aéreos adelantados
(Forward Air Controller - FAC) en cada zona de posible confrontación, u observadores
terrestres con cada elemento de maniobra que puede necesitar CAS.
Los aparatos CAS también tienen que ser fuertes para proteger a los pilotos y a los
sistemas propios, de las amenazas existentes en las alturas bajas. Vietnam, Afganistán, y
el Oriente Medio demostraron la letalidad del fuego de superficie - tanto de las armas de
pequeño calibre como de la artillería antiaérea - mientras que en las guerras
árabeisraelíes se manifestó el peligro presentado por los avanzados misiles
superficieaire (SurfacetoAir Missiles - SAMs) que usaban guiado infrarrojo ( Infrared -
IR) y radar. Específicamente, el advenimiento de los SAMs IR portátiles, tales como los
soviéticos SA-7 y SA-14, y los americanos Redeye y Stinger, ha incrementado la amenaza a
los aparatos CAS que vuelan bajo.
Alguna vez considerado el purgatorio de los pilotos de combate, el destino en los
escuadrones de A-10 se hizo más atractivo después que aquéllos empezaron a apreciar
mejor el rol de sus aviones y sus capacidades. La habilidad del A-10 para volar bajo y
lento permitió que los pilotos sobrevolaran la zona de los objetivos por largos lapsos y
descubrieran visualmente los blancos, aumentando así las posibilidades de atacarlos. Al
volar bajo también se reducía la aptitud del enemigo para seguir e interceptar a los
A-10 con SAMs guiados por radar, y sus dos motores, aunque le otorgaban una duplicación,
le ofrecían a los SAMs un rastro IR mínimo. Más aún, la maniobrabilidad de los A-10
les permitió evitar las concentraciones de fuego de superficie e interrumpir la
detección de los misiles. Aun en el caso de que todas esas medidas defensivas fallaran,
el diseño estilo "bañera" en titanio de los A-10 protegía a los pilotos, y
los diversos sistemas operativos redundantes permitían la continuidad del vuelo. Así
podían absorber una tremenda cantidad de daños en combate mientras completaban sus
tareas y volvían a sus bases.
En la Guerra del Golfo, quince A-10 recibieron múltiples
impactos de una variedad de pequeñas - y grandes - armas de superficie y de SAMs
portátiles que podrían haber derribado a otros aparatos modernos.
39 Más
aún, la circunstancia de que el A-10 fuera el único avión capaz de operar desde las
precarias pistas adelantadas, tales como Al Jouf, Arabia Saudí, significó que podía
responder rápidamente a las demandas de apoyo de las fuerzas terrestres, cazar a los
elusivos lanzadores móviles de Scud, y optimizar el período de sobrevuelo en la zona de
operaciones.
40
El futuro del CAS
A pesar de las lecciones del pasado, la Fuerza Aérea continúa disminuyendo sus medios
CAS. Pero el número de conflictos limitados ha aumentado en la era posterior a la guerra
fría, en la medida que grupos nacionales o étnicos buscan mejores posiciones para
ejercer el dominio regional en el nuevo ámbito estratégico multipolar, y la tendencia
corriente es hacia un continuo énfasis del poder aéreo táctico operando en su rol
airetierra "tradicional".
41 A medida que los EE.UU. incrementan su
participación en la imposición de la paz y en las operaciones de conservación de la
paz, las necesidades de aeronaves y misiones CAS continuará aumentando porque las normas
de la confrontación o las restricciones políticas le impedirán que apliquen plenamente
su poder aéreo.
Aunque los EE.UU. han sido renuentes a comprometer masivamente a sus fuerzas terrestres
en operaciones de mantenimiento de la paz, reiteradamente ha expresado su voluntad para
facilitar su poder aéreo en apoyo de las operaciones de las ONU. En esos conflictos
limitados, necesitaremos poder aéreo táctico para atacar los objetivos en las cercanías
de las fuerzas terrestres en contacto, sea que pertenezcan a los EE.UU. o a otras naciones
que operen como parte de la coalición. Así, la Fuerza Aérea puede mantener y mejorar su
capacidad para proveer CAS en tales conflictos, cuando los EE.UU. tengan que proyectar
efectivamente la fuerza en apoyo de los intereses de su seguridad nacional.
El Marine Corps solucionó su "problema" ante la falta de medios CAS
específicos de la Armada, con la integración de aviones AV-8B Harrier, A-6B Intruder, y
F/A-18 Hornet en operaciones CAS, y salidas de interdicción, como un elemento de su
Marine Air/Ground Task Force - MAGTF. Aunque en materia de planeamiento y ejecución de
ataques de interdicción, el JFACC técnicamente controla a los aviones de ala fija del
Marine Corps, el comandante del MAGTF puede controlar a los medios de ala fija de ese
cuerpo que apoyan el plan de campaña terrestre con ataques CAS. Por ejemplo, durante la
Operación Tormenta del Desierto, el comandante de las fuerzas del Marine Corps, Central
Command - MARCENT pasó a todos los A-6B y la mitad de los F/A-18 al JFACC para la
ejecución de la campaña aérea de interdicción, pero retuvo el control operacional de
los F/A-18 remanentes y a todos los AV8B para proporcionar CAS a las fuerzas del Marine
Corps.
42
Durante la campaña aérea de interdicción, el JFACC concentró a los
medios aéreos en la campaña estratégica en concordancia con la doctrina de la Fuerza
Aérea y facilitaba recursos mínimos para CAS (e interdicción) solamente cuando era
presionado por el CINCCENT. Hacia la tercera semana de febrero 1991, el régimen de
salidas CAS facilitadas por el JFACC no se ajustaba apropiadamente a los requerimientos de
aviones de ala fija del comandante MARCENT para esa tarea, por lo que éste virtualmente
retiró todos los aparatos de esta clase del control del JFACC para emplearlos en los
ataques CAS.
43
Pero un arreglo de este tenor no prosperará en el Ejército porque carece de aparatos
de ala fija y debe solicitar a la Fuerza Aérea los medios para atender sus necesidades
CAS. Los helicópteros del Ejército, por sí solos, no pueden satisfacer los
requerimientos de misiones CAS porque no poseen el alcance y la capacidad portante de
armamento que tienen los aviones de ala fija de la Fuerza Aérea. El Gral. Carl E. Vuono y
el Gral. Larry D. Welch, anteriores jefes de Estado Mayor del Ejército y la Fuerza
Aérea, respectivamente, notaron que
el Ejército y la Fuerza Aérea no prevén a los helicópteros de ataque como sistemas
de armas CAS. Las unidades de helicópteros de ataque no poseen la velocidad, letalidad y
flexibilidad para permitir al comandante del teatro masificar, concentrar, o cambiar el
apoyo aéreo intrateatro, que es una característica vital del CAS. Ambos creemos
firmemente que el concepto original, que indica que los aparatos de ala fija de la Fuerza
Aérea proveen el apoyo en las cercanías de las fuerzas amigas, sigue siendo válido y
hoy define adecuadamente el CAS.44
El Ejército utiliza a los helicópteros de ataque como una parte de un equipo de armas
combinadas, que incluye a la infantería, blindados, y la artillería de campaña, para
derrotar a las fuerzas enemigas mediante el fuego y la maniobra. En el campo de batalla,
el helicóptero "es un vehículo de combate blindado y aerotrasportado, y por sus
intenciones y propósitos está más relacionado con el tanque que con el avión."
45
Aunque los helicópteros pueden aprovechar el terreno para disimular su aproximación, son
mucho más vulnerables que las aeronaves de ala fija respecto a la amenaza de la defensa
aérea con armas pequeñas, la artillería y los tanques, al igual que los cañones
antiaéreos tradicionales y los sistemas misilísticos.
Experiencias efectuadas en el
National Training Center en Fuerte Irwin, California, han mostrado la falta de efectividad
de los helicópteros de ataque que operan independientemente en confrontaciones directas
con fuerzas terrestres enemigas. Sin embargo, su eficacia aumenta cuando son empleados en
combate como fuerzas de maniobra, y la Operación Tormenta del Desierto reveló que son
muy efectivos actuando en equipos aéreos de ataque conjuntos, con los aviones CAS de ala
fija de la Fuerza Aérea.
46 Por lo tanto, en virtud de su experiencia en
operaciones con aviones de ala fija, la Fuerza Aérea debería continuar desarrollando la
doctrina CAS, y proveer las aeronaves y misiones necesarias para apoyar a los otros
servicios en los ámbitos conjuntos.
Como los otros servicios, la Fuerza Aérea está redefiniendo sus funciones en la era
posterior a la guerra fría, parte de lo cual está contenido en un reciente Libro Blanco
que identifica a cinco principios como los pilares de la futura Fuerza Aérea y su
estrategia: mantenimiento de la disuasión, provisión de una fuerza de combate versátil,
proporción de una rápida movilidad global, control del aire, y contribución a la
influencia de los Estados Unidos.
47Sin embargo, sorprendentemente ese documento
no menciona el CAS.
Más, el Gral. Merrill A. McPeak, jefe de Estado Mayor de la Fuerza Aérea, ha
realizado una propuesta de fuerza expedicionaria de la USAF consistente en un ala
compuesta, incrementada con fuerzas de superficie del Ejército rápidamente desplegables,
preparadas para el empleo en guerras limitadas.
48 Si bien la Fuerza Aérea
está desarrollando estructuras y equipos para instrumentar la futura estrategia que apoye
la defensa aérea, interdicción, y el bombardeo estratégico, parece estar ignorando a
los recursos para el CAS.
Simultáneamente, la Fuerza Aérea continúa financiando, desarrollando y comprando los
controvertidos bombarderos B-1 y B-2 para remplazar a los B-52 en las misiones de
bombardeo estratégico, y planea remplazar los F-15 con el F-22 en las misiones de defensa
aérea, modernizar los F-15E y los F-16C/D para las misiones aéreas de interdicción, y
remplazar el A-10 con el F/A-16 para las misiones CAS. Para obtener el F/A16, la Fuerza
Aérea modificará 200 de los F-16 producidos últimamente, equipándolos con un sistema
de navegación a baja altura y puntería nocturna por IR (LowAltitude Navigation and
Targeting Infrared for Night - LANTIRN) mediante la incorporación de un contenedor de
cañón de 30 mm; un moduladordesmodulador mejorado de datos (Improved Data Modem - IDM)
integrado con el sistema de radar de ataque de objetivos y vigilancia conjunta (Joint
Surveillance Target Attack Radar System - JSTARS); una radio VHF resistente a las
perturbaciones, compatible con el sistema de radio terrestre y de a bordo de canal único
(Single Channel Ground and Airborne Radio System - SINCGARS) para coordinar con las
fuerzas de superficie; anteojos de visión nocturna; sistema digital de seguimiento del
terreno; y un señalador láser para usar con designadores de igual tipo.
49
Los
A-10 que son entregados a las unidades de la Reserva o colocados en depósito, serán
remplazados con F16 hasta que los F/A-16 entren en servicio.
Aunque esas modificaciones a los F-16 mejorarán sus aptitudes para llevar armamento
para el fuego cercano, los F/A-16 no se ajustan a los criterios CAS de la Fuerza Aérea
citados previamente. Específicamente, carecen de mecanismos de defensa y supervivencia,
necesarios para que el piloto y el aparato operen eficazmente a baja altura y realicen un
CAS preciso, especialmente con el cañón de 30 mm. El sistema eléctrico de mando del
F-16 y su motor único no le otorgan la indispensable sobrevivencia y redundancia para
absorber el daño en combate y continuar volando. El hecho de que sea un aparato de alta
velocidad, restringe la aptitud del piloto para identificar visualmente y atacar los
objetivos en la superficie - especialmente en proximidades de fuerzas amigas - sin la
presencia de FACs aerotrasportados o de controladores en el suelo.
50 Esta
deficiencia podría ser especialmente crítica en Bosnia, donde los pilotos podrían tener
que identificar visualmente a sus blancos en las rugosas montañas, sin la asistencia de
los FACs y/o controladores terrestres.
51
En vista de estos hechos, la Fuerza Aérea tendría que iniciar inmediatamente el
diseño de una nueva aeronave CAS que continuase al A-10, y podría extender la vida útil
de esos aparatos remanentes con un programa de modernización del producto. Es más
sensato mejorar un modelo CAS prexistente que modificar o adaptar otra célula prevista
para otro rol. Por ejemplo, el agregado de un módulo para seguridad a baja altura y
perfección de la puntería (LowAltitude Safety and Target Enhancement - LASTE) a los A-10
remanentes, mejorará la entrega del armamento a bajas cotas.
52 Otras
modernizaciones incluirán la protección contra misiles guiados por IR y radar, el
perfeccionamiento de la puntería airetierra con el LANTIRN integrado para operaciones
diurnas y nocturnas, y la incorporación de IDM para posibilitar la recepción de datos
desde los JSTARS. Finalmente, los A-10 también recibirán sistemas de navegación
avanzados, tales como el sistema integral global de posiciones (Global Positioning System
- GPS); anteojos de visión nocturna para incrementar las capacidades todo tiempo y todo
terreno; y equipamiento de comunicaciones airesuperficie como el SINCGARS, que es
compatible con los requerimiento de radio del Ejército y de la Fuerza Aérea. Estas
modificaciones mejorarían las actuaciones ya demostradas del A-10 hasta que la próxima
generación de aeronaves CAS entre en operaciones.
Conclusión
El Mariscal de Campo Erwin Rommel escribió que él "nunca había visto, en
principio, fuerzas tan ineptas en el combate como las americanas - o alguien que hubiera
aprendido las duras lecciones más rápidamente, una vez que las fichas fueron
cambiadas."
53 Nosotros hemos tenido que reaprender las lecciones del CAS
después de cada conflicto importante, a partir de la II Guerra Mundial hasta la Guerra
del Golfo de 1991, y nuestras fuerzas de superficie y aéreas han pagado el precio con
sangre, sudor y lágrimas. Puesto que continuaremos necesitando CAS, debemos comenzar a
revitalizar nuestras capacidades para prevenir las deficiencias y pérdidas en los futuros
campos de batalla. Aunque el sistema de educación militar profesional actual de la Fuerza
Aérea incluye el CAS para el Ejército y otras fuerzas de superficie, y el Centro de
Armamentos de Caza de la Base Aérea Nellis, Nevada, entrena a los pilotos para atacar a
objetivos en el suelo, la doctrina de la Fuerza Aérea y el apoyo de los aviones CAS
todavía están atrasados respecto de los requerimientos de las misiones conjuntas.
Estas deficiencias deberían ser rectificadas porque el creciente compromiso de los
EE.UU. en los conflictos limitados motivarán el correspondiente incremento en la demanda
de CAS. La Fuerza Aérea fue capaz de satisfacer estos requerimientos en la Guerra del
Golfo, solamente porque la reducción de las fuerzas recién se iniciaba. Podríamos no
tener tanta suerte en el próximo conflicto. ž
Notas
1. The Oxford Dictionary of Quotations, 3ª ed. (Oxford: Oxford University Press,
1979), 12.
2. Carl H. Builder, The Mask of War: American Military Styles in Strategy and Analysis
(Baltimore: John Hopkins University Press, 1989), 131.
3. Joint Publication 102, Department of Defense Dictionary of Military and Associated
Terms, 1º de diciembre 1989, 70.
4. Cnel. Dennis M. Drew y Dr. Donald M. Snow, Making Strategy: An Introduction to
National Security Processes and Problems (Base Aérea Mazwell, Ala.: Air University Press,
agosto 1988), 153.
5. Michael A. Palmer, "The Storm in the Air: One Plan, Two Air Wars?", Air
Power History, 39, Nº 4 (Invierno 1992), 26.
6. Bill Sweetman, Close Air Support: Fighters High, Helicopters Low, International
Defense Review, 25, Nº 11 (noviembre 1992), 1077.
7. Cnel. John A. Warden III, The Air Campaign: Planning for Combat (Washington D.C.:
PergamonBrassey's, 1989), 95.
8. Ronald R. Fogelman, "The Development of Ground Attack Aviation in the United
States Army Air Arm: Evolution of a Doctrine, 1908-1926" (Tesis, Duke University,
1971), 90.
9. Lee Kennett, "Developments to 1939," en Benjamin F. Cooling, ed., Case
Studies in the Development of Close Air Support (Washington D.C.: Office of the Air Force
History, 1990), 59.
10. Introducción general al volumen uno de The US Strategic Bombing Survey: Selected
Reports in Ten Volumes (Nueva York: Garland Publishing, 1976), vii-xxix, resume - hasta
1975 - las principales controversias prevalecientes sobre la efectividad del bombardeo
estratégico, incluyendo (1) la moral en el área de bombardeo del Royal Air Force Bomber
Command y su efecto sobre la población civil, (2) la efectividad y exactitud de la
campaña americana de bombardeo de precisión, (3) la derivación de la campaña americana
del bombardeo de precisión hacia el bombardeo de área, a medida que progresaba la
guerra, (4) la decisión de emplear la bomba atómica y su consiguiente impacto, y (5) la
cuestión de si los recursos destinados al poder aéreo podrían haber sido mejor usados
en otra parte, si la guerra no pudiera haber sido ganada solamente por el poder aéreo.
11. Bernard Brodie, Strategy in the Middle Age (Princeton, N.J.: Princeton University
Press, 1959), 107.
12. Frederick H. Hartman, The Relations of Nations, 6ª ed. (New York: MacMillan
Publishing Co., Inc., 1983), 168-69.
13. John J. Sbrega, Southeast Asia, en Cooling, 411.
14. Ib.
15. Richard P. Hallion, Storm Over Iraq: Air Power and the Gulf War (Washington D.C.:
Smithsonian Institution Press, 1992), 14-15.
16. I.B. Holley, Jr., "A Retrospect on Close Air Support, en Cooling",
541-42.
17. David MacIsaac, "Voices from the Central Blue: Air Power Theorists", en
Peter Paret, ed., Makers of Modern Strategy: From Machiavelli to the Nuclear Age
(Princeton, N.J.: Princeton University Press, 1986), 643.
18. Los problemas de la estrategia en la Guerra de Corea son discutidos en T.R.
Fehrenbach, This Kind of War: A Study in Unpreparedness (Nueva York, Bantam Books, 1991),
636-38; y Samuel P. Huntington, The Soldier and the State: The Theory and Politics of
CivilMilitary Relations (Cambridge, Mass.: Belknap Press of Harvard University Press,
1957), 387-91. Harry G. Summers, Jr., analiza el desacuerdo de la estrategia durante la
Guerra de Vietnam en On Strategy: A Critical Analysis of the Vietnam War (Nueva York: Dell
Publishing, 1982), 21-23; y On Strategy II: A Critical Analysis of the Gulf War (Nueva
York: Dell Publishing, 1992), 118-21.
19. F.M. Sallagar, "Operation 'Strangle' (Italy, Spring 1944): A Case Study of
Tactical Air Interdiction," en Air Command and Staff College Seminar/Lesson Book,
vol. 4 (Base Aérea Maxwell, Ala.: Air University, 1993), 18-48. Un caso clásico de
interdicción aérea en la II Guerra Mundial fue la Operación Strangle en la campaña de
Italia. A pesar de operar prácticamente en un terreno ideal, el esfuerzo aéreo no se
adecuó al objetivo de paralizar el flujo de abastecimientos alemanes. Hallion advierte
que el esfuerzo aéreo en Corea tampoco satisfizo el objetivo de parar el flujo hacia el
sur de las fuerzas y equipos chinos y coreanos que enfrentaban a las fuerzas de la ONU
(página 16). Más aún, Stanley Karnov en Vietnam: A History (Nueva York: Penguin Books,
1991), 469, señala que la Fuerza Aérea fue incapaz de anular la corriente de mano de
obra, material y abstecimientos que se movían hacia el sur a lo largo del sendero de Ho
Chi Minh, a pesar de las numerosas operaciones que tenían específicamente ese
propósito.
20. Summers, On Strategy II, 105.
21. Robert F. Futrell, The United States Air Force in Korea, 1950-1953, rev. ed.
(Washington D.C.: Office of Air Force History, 1983), 67-70.
22. Alan R. Millet, Korea, 1950-1953, en Cooling, 354.
23. Earl H. Tilford, Jr., Setup: What the Air Force Did in Vietnam and Why (Base Aérea
Maxwell, Ala.: Air University Press, junio 1991), 294.
24. Jacksel M. Broughton, Curbs on Power Base, Vietnam, invierno 1988, 32-33.
25. Andrew F. Krepinevich, Jr., The Army and Vietnam (Baltimore: John Hopkins
University Press, 1986), 200-201.
26. Thomas Garrett, "Close Air Support: Which Way Do We Go?," Parameters,
diciembre 1990, 31.
27. Richard G. Davis, The 31 Iniciatives: A Study in Air ForceArmy Cooperation
(Washington D.C.: Office of Air Force History, 1987), 32.
28. William L. Smallwood, Warthog: Flying the A10 in the Gulf War (Nueva York:
Brassey's [US], 1993), 209.
29. Gral. H. Norman Schwarzkopf con Peter Petre, General H.Norman Schwazkopf, The
Autobiography: It Doesn't Take a Hero (Nueva York: Bantam Books, 1992), 310-11.
30. Alfred Price, "To War in a Warthog," Air Force Magazine, 76, Nº 8
(agosto 1993), 28-29.
31. Les Aspin y William Dickinson, Defense for a New Era: Lessons of the Persian Gulf
War (Washington D.C.: Brassey's [US], 1992), 10-11.
32. "'The Air Campaign' Videotape Script," en Air Command and Staff College
Seminar/Lesson Book, vol. 9 (Base Aérea Maxwell, Ala.: Air University, 1993), 37-51.
33. Smallwood, 96.
34. Ib., 203.
35. "Letters," Air Force Magazine, septiembre 1991, 9-10.
36. Hallion, 221.
37. Smallwood, 10-11.
38. "Air Combat, Air Strike," en las series de televisión "Our
Century," 14 de julio 1993.
39. Galen Geer, "Wham, Bam, Thanks, Saddam: Warthog Warriors Feast on Iraqui
Armor," Soldier of Fortune, agosto 1991, 61.
40. Smallwood, 97-98.
41. Christopher Bowie, et. al., The New Calculus: Analyzing Airpower's Changing Role in
Joint Theater Campaign (Santa Mónica, Calif.: Rand Corporation, 1993), 5-7, 17.
42. James A. Winnefeld y Dana J. Johnson, Joint Air Operations: Pursuit of Unity in
Command and Control, 1942-1991 (Annapolis, Md.: Naval Institute Press, 1993), 119-21.
43. Rick Atkinson, Crusade: The Untold Story of the Persian Gulf War (Boston: Houghton
Mifflin Co., 1993), 219, 338. Las mismas deficiencias en la asignación de CAS se produce
en las salidas adjudicadas en apoyo de la campaña terrestre del Ejército. Solamente un
tercio de más de 3.000 blancos CAS individualizados por el Ejército fueron atacados por
las salidas adjudicadas por el JFACC (página 222).
44. Memorando, Gral. Carl E. Vuono y Gral. Larry D. Welch, al Gral. Colin L. Powell,
presidente de la Junta de Jefes de Estado Mayor, tema: Apoyo Aéreo Cercano, 11 de
setiembre 1989.
45. Richard P. Hallion, Battlefield Air Support: A Time for Retrospective Assessment
(Base Aérea Andrew, Md.: cuartel general del Air Force Systems Command/SDP, 17 de febrero
1989), 37.
46. Garrett, 41-42.
47. Global ReachGlobal Power: The Evolving Air Force Contribution to National Security
(Washington D.C.: Department of the Air Force, diciembre 1992), 3.
48. George C. Wilson, "Air Force Wants 82d Airborne Under its Wing," Army
Times, 21 de diciembre 1992, 23.
49. John Boatman, "ACC: StandOff Fights Will Mean Less CAS," International
Defense Review, 25, Nº 11 (noviembre 1992), 1081.
50. "Wings in the Gulf: The F16 Falcon," en la serie de televisión
"Wings", 19 de enero 1993.
51. "'Deny Flight'Forces Posed for Bosnian Strikes," Jane's Defense Weekly,
20, Nº 7 (14 de agosto 1993), 19.
52. Smallwood, 209.
53. Erwin Rommel, The Rommel Papers, ed. B.H. Liddell Hart, 15ª ed. (Nueva York:
Decapo Press, 1953), 521
Biografia
El Capitán Scott A. Fedorchak (BS, USMA; MSBA, Boston University; MS, Massachusetts
Institute of Technology) es profesor adjunto de Física en la en la Academia Militar de
los EE.UU. Anteriormente, comandó la Fuerza de Seguridad en Honduras y la 511ª
Compañía de la Policia Militar el Ejército en el Fuerte Drum, Nueva York. También ha
desempeñado diversas funciones de estado mayor de batallón en Alemania y Estados Unidos.
El Capitán Fedorchak es graduado de la Escuela de Comando y Estado Mayor del Ejército de
EE.UU., la Escuela de Comando y Estado Mayor del Aire, Escuela de Comando y Estado Mayor
de la Marina de EE.UU. y de la Escuela de Comando y Estado Mayor de la Infantería de la
Marina.
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Airpower Journal.