(Cronista.com) - Las empresas extranjeras tiemblan ante el flujo de productos baratos de China pero el exceso de capacidad -estimulado por subsidios estatales- representa un serio riesgo para la segunda economía más grande del mundo
Shi Zhengrong se hizo conocido como el "rey sol" en 2006 cuando fue nombrado el quinto hombre más rico de China. Apenas tres años después, Suntech, su empresa de Nueva York, que cotiza en bolsa, se convertía en la fabricante más grande del mundo de paneles solares, con una producción anual de células solares suficiente para alimentar un millón de hogares estadounidenses.
Para fabricantes de Estados Unidos y Alemania que se esfuerzan día a día, Suntech era parte de un gigante imparable que debilitaba mercados, inundaba el mundo con productos extremadamente baratos y hacía desaparecer a la competencia. Por cierto, la Comisión Europea amenaza con aumentar las tasas de importación de los productores chinos supuestamente por vender paneles solares en Europa a un precio inferior a su costo.
Pero el modelo de negocios de China dista de ser incuestionable. En marzo, Suntech se declaró en quiebra. De un valor de mercado de u$s 16.000 millones en la cima, la empresa actualmente vale unos u$s 180 millones. El rey sol fue destronado como presidente.
De hecho, la industria de los paneles solares no es más que el ejemplo más notorio de un aumento del exceso de capacidad en China. Sus altibajos siguieron un patrón que se está haciendo popular en la segunda economía más grande del mundo.
Los problemas son producto de las políticas industriales de China y una amplia gama de subsidios que permiten que sectores completos surjan de la noche a la mañana. Funcionarios locales ambiciosos están deseosos de derrochar dinero del gobierno en lo que esperan que serán historias de éxito que pueden promover su carrera.
"Cuando existen medidas administrativas, el exceso de capacidad es enorme y este país ha generado exceso de capacidad en muchas áreas," sostiene Hank Paulson, antiguo Secretario del Tesoro de los Estados Unidos, que visita China a menudo. "No se trata simplemente de tecnologías limpias; también está el acero, la construcción naval, entre otras áreas."
Desde químicos y cemento a excavadoras y televisores de pantalla plana, la industria china rebosa de exceso de capacidad que recorta las ganancias dentro y fuera del país y amenaza con desestabilizar aún más el crecimiento de China, que ya está tambaleando.
Este no es un problema nuevo; fue exacerbado por la respuesta de Beijing a la crisis financiera de 2008 y sigue empeorando a pesar de años de esfuerzos del gobierno para reducirlo. China produce casi la mitad del aluminio y acero del mundo y alrededor de 60% del cemento del mundo, pero nueva producción se agrega rápidamente, aun cuando la economía se enfría.
La producción de China creció 7,8% el año pasado -el ritmo más lento de los últimos 13 años- y luego de un breve repunte en el cuarto trimestre, el crecimiento volvió a desplomarse en el primer semestre de este año.
El precio del aluminio cayó estrepitosamente en los últimos años y más de la mitad de los productores de aluminio de China trabajan a pérdida. Sin embargo, se construyen hornos de fundición en todo el país, si bien la producción del metal requiere gran cantidad de energía, agua y bauxita, todos los cuales escasean en China. Los productores extranjeros también se ven obligados a cerrar dado el exceso de oferta de China.
El año pasado solo se usaron unos dos tercios de la capacidad de cemento, según una encuesta de la Confederación de Empresarios Chinos. Para los fabricantes mundiales, el efecto de China en la última década fue de temer. Eliminó puestos de trabajo y capacidad en todo el mundo, con el cierre de fábricas en países competidores.
Pero en casi todos los sectores dominados por los productos baratos de China sucedió algo extraño. Una vez que el grueso de la fabricación mundial de una industria determinada se trasladó a China, el exceso de capacidad llega rápidamente y dichos sectores comienzan a canibalizarse entre ellos. Suntech fue un claro ejemplo de eso.
Li Junfeng, asesor en políticas de energía sénior de la agencia de planificación estatal de China, compara el sector solar del país con un paciente con asistencia respiratoria mecánica y dice que, al menos, la mitad de la capacidad solar global debe recortarse. "El exceso de capacidad da como resultado competencia de precios bajos; todas las industrias que tienen exceso de capacidad sufren este problema," afirma Li.
Un ejemplo más antiguo es el mercado de los teléfonos celulares, que el gobierno chino se dispuso a dominar una década atrás con campeones nacionales que lucían marcas tales como Panda, Konka y Ningbo Bird.
En la actualidad, ninguna de estas empresas es conocida ni siquiera en China. Pero muchos analistas una vez predijeron que estos productores de precios bajos se convertirían en los equivalentes chinos de Nokia, Ericsson y Motorola.
El gobierno chino, particularmente las autoridades locales, otorgaron numerosos subsidios a dichas empresas con la esperanza de convertirlas en fuerzas mundiales, pero finalmente todas perdieron la carrera del desarrollo de nuevas tecnologías. "Por entonces, se habló mucho de que dichas empresas se convertirían en nuevos gigantes de la tecnología china y, por cierto, amenazaron a sus competidores internacionales erosionando el extremo inferior de la cadena de valor," afirma Anne Stevenson-Yang, directora de investigación de J Capital Research. "Pero con el tiempo, las empresas chinas tienden a permanecer como fábricas que elaboran gran cantidad de productos no diferenciados de bajo precio".
En numerosos estudios se señala que la capacidad de la industria china para dominar la fabricación mundial en sectores determinados se debe en gran medida a los subsidios, la mayoría de los cuales son otorgados por gobiernos locales y provinciales.
En un estudio reciente, Usha y George Haley, académicos residentes en Estados Unidos, analizaron el modo en que los productores chinos de acero, vidrio, papel y autopartes dejaron de ser actores de reparto y meros importadores para convertirse en los fabricantes y exportadores más grandes del mundo en apenas dos años.
En cada una de estas industrias altamente fragmentadas y de uso intensivo de capital, la mano de obra da cuenta de entre un 2 y un 7% de los costos y la gran mayoría de las empresas no posee una economía de alcance ni escala.
"Nuestros hallazgos contradicen la creencia generalizada de que el éxito arrollador de China como nación exportadora deriva esencialmente de bajos costos de mano de obra y subvaluación deliberada de la moneda," afirma Usha Haley. "El exceso de capacidad es enorme y la oferta y la demanda no se miden y des"ubrimos que los subsidios representan un 30% de la producción industrial. La mayoría de las empresas que analizamos probablemente irían a la quiebra sin subsidios".
Además de inyecciones directas de efectivo, muchos gobiernos locales de China otorgan tierras muy baratas, créditos baratos, descuentos en servicios públicos y reducciones de impuestos a empresas estatales y privadas que se establecen en su propio territorio.
En un informe reciente sobre subsidios del gobierno a empresas chinas no estatales, Matthew Forney y Laila Khawaja de la consultora en investigación Fathom China descubrieron que la mayoría de las empresas encuestadas reciben algún tipo de subsidio directo.
"La conclusión es que los funcionarios que escalan más rápido en el Partido [Comunista] suelen ser los que supervisan los proyectos de inversión más escandalosos y el crecimiento más rápido", afirman Forney y Khawaja. "Ofrecer subsidios a empresas privadas que buscan expandirse puede ayudar a que las localidades se aseguren de lograr un acuerdo de inversión que genere trabajo e ingresos fiscales".
Algunas de las empresas más subsidiadas de China son fabricantes de automóviles, como Chery, BYD y Geely. Algunos analistas predicen que, en última instancia, correrán la misma suerte que los fabricantes teléfonos celulares.
El exceso de capacidad de la industria automotriz es desenfrenado y, en el caso de Geely, que compró Volvo en 2010, más de la mitad de sus ganancias netas provinieron directamente de subsidios en 2011. De hecho, los ingresos por subsidios de Geely ese año fueron más de 15 veces superiores a la siguiente mayor fuente de ganancias netas - "ventas de chatarra"-, según el análisis de Fathom China.
En el caso de Shi, el rey sol, los subsidios y subvenciones del gobierno local fueron cruciales para convencerlo de regresar a China desde Sydney, donde vivía en los suburbios y conducía un Toyota Camry camino a su trabajo como ejecutivo en una "start-up" solar. Shi y Suntech se rehusaron a hacer comentarios. En 2000, el gobierno de Wuxi, cerca del lugar de nacimiento de Shi en la provincia de Jiangsu, al este de China, estaba ansioso por establecer una industria solar para que los funcionarios se dispusieran a tentarlo de nuevo con promesas de apoyo.
"Suntech es una semilla sembrada por el comité del partido comunista del gobierno de Wuxi", afirmó Shi en un discurso en marzo de 2011 en el que daba la bienvenida a Yang Weize, ex secretario del partido Wuxi, a la nueva sede de Suntech en la ciudad. "Durante la fase de puesta en marcha de Suntech, experimentamos una intensa presión, pero Wuxi regó y nutrió continuamente esta semilla."
Debido en parte a su éxito en el fomento de la industria solar de Wuxi, Yang fue promovido en 2010, convirtiéndose en el secretario de partido de Nanjing, una de las ciudades más grandes de China. En todo el país, los funcionarios del partido toman nota de este tipo de ascensos espectaculares y llegan a la conclusión de que ellos también pueden escalar alto otorgando subsidios a empresas.
Esto desata una intensa competencia interregional y una carrera a la baja entre los gobiernos locales, que a menudo deciden no hacer cumplir la legislación ambiental, de seguridad y laboral con el fin de conservar los empleos y los impuestos (y sobornos) en sus jurisdicciones.
Otro gran problema de casi todas las industrias es que la inversión y los planes de crecimiento de las empresas se basan en la creencia de que el gobierno nunca permitiría que el crecimiento cayese por debajo de 8 o 9%.
Esta percepción fue alentada por la respuesta de Beijing a la crisis de 2008, cuando se lanzó el paquete de medidas de estímulo Rmb4tn (u$s 650.000 millones), que desencadenó un boom de la construcción para apuntalar el crecimiento.
Hoy, mientras el crecimiento cae a 7,5% y por debajo de esa cifra, los nuevos líderes chinos parecen más decididos que sus predecesores a solucionar el exceso de capacidad.
"Pretendemos acelerar la transformación del modelo de desarrollo económico y ajustar y optimizar sólidamente la estructura económica", afirmó Zhang Gaoli, viceprimer ministro a cargo de la economía y miembro del todopoderoso Comité Permanente del Buró Político, en un discurso este mes. "Vamos a prohibir estrictamente que se autorice la creación de nuevos proyectos en industrias con exceso de capacidad y a frenar decididamente la creación de proyectos que violen la normativa".
Sin embargo, a pesar de haber intentado durante años abordar este problema, Beijing se topa con la feroz resistencia de los gobiernos locales, que tratan de proteger sus "semillas" locales. Los analistas y funcionarios afirman que quiebras como la de Suntech todavía son poco comunes y tienden a ocurrir sólo cuando una empresa está más allá de un rescate o las autoridades locales quieren apropiarse de ellas. Pero la magnitud del exceso de capacidad y la desaceleración del crecimiento de China sugieren que muchas más personas van a sufrir el destino del rey sol.
Shi permanece en Wuxi y sigue siendo el mayor accionista individual de Suntech, pero, según la prensa china, es objeto de una investigación sobre su papel en la caída de la compañía. "El problema de los subsidios en todo el mundo es que tienden a apoyar la actividad, no los resultados, y se convierten en un problema cuando solo subsidian ineficiencias", declara John Rice, vicepresidente de General Electric, que dirige las operaciones mundiales de GE desde Hong Kong. "Si se hace indefinidamente, sólo aumenta el tamaño del ancla que lleva a hundir el crecimiento".
Traducción: Viviana L. Fernández