Por Valeria Musse - LA NACION
La Ciudad mejoró 79 unidades, entre viviendas y comercios; los trabajos incluyen redistribución del espacio, iluminación, ventilación, reemplazo de escaleras y terminaciones
Mirtha Cáceres se asomó a la ventana de la habitación que comparte con su hermana Emilia. "Entra más aire y luz", afirmó la joven, mientras movía sus manos a modo de acompañamiento de la brisa que ingresaba desde el nuevo pulmón. Antes no había espacio divisorio suficiente con el inmueble contiguo y la humedad se aprovechaba de eso, recordó. La casa de las mujeres, en la villa 31-31 bis, es una de las primeras viviendas mejoradas, tanto en su interior como en la fachada, en lo que constituye el puntapié inicial de la integración del barrio al tejido urbano.
Parte del proceso de urbanización de esta villa de Retiro comprende el reacondicionamiento de la mayor cantidad de inmuebles existentes para mejorar la calidad de vida de sus ocupantes, su acceso a los servicios públicos y la seguridad. De las 9900 viviendas y comercios que hay en la villa, unas 8500 requerirán algún grado de intervención, según estimó el secretario de Integración Social y Urbana porteño, Diego Fernández, en diálogo con LA NACION.
Las primeras refacciones empezaron en la manzana G1, frente al playón que da a la curva de la autopista Illia. Se mejoraron 79 casas y locales, lo que alcanzó a 169 personas (102 adultos y 67 niños). Como consecuencia de esas tareas, la vivienda de las hermanas Cáceres ya no tiene un único ambiente; además, el baño y la cocina estrenaron accesorios y nuevas instalaciones. A Mirtha le agrada que el inmueble, que está en un segundo piso, tenga ahora mejor iluminación y un pequeño balcón enrejado.
Una vez que finalicen las obras de infraestructura y de espacio público, el gobierno porteño intermediará con las empresas de servicios públicos para que se formalicen las conexiones a las redes de electricidad, gas y agua potable. De esta manera, los vecinos del barrio 31 deberán abonar las facturas.
Uno de los problemas estructurales son las endebles escaleras que utilizan los habitantes para acceder a sus hogares. Por eso empezaron a ser reemplazadas por otras con barandas para evitar caídas.
Algunas viviendas requieren el refuerzo de paredes y losas; otras, como el inmueble donde Ana María Salinas Quispe atiende su peluquería, sólo mejorar la ventilación y establecer una división clara entre el local comercial y el hogar.
"Había mucha humedad en mi casa. Para airearla tuve que sacar un caño cruzado hacia la calle", recordó la mujer ante LA NACION. Eso ya forma parte del pasado: con la intervención realizada, la peluquería tiene más espacio y luce más vívida. "Es un gran cambio", agregó Mary, apodo con el que la conocen en la villa 31-31 bis.
"Es un sueño que de a poco empieza a hacerse realidad", expresó el jefe de gobierno, Horacio Rodríguez Larreta, al destacar que "son los primeros vecinos del barrio que tienen su casa [refaccionada]".
Para que los arreglos de viviendas se concreten, los vecinos deben estar de acuerdo. Si dan el sí, los arquitectos realizan un relevamiento técnico sociohabitacional en cada unidad funcional y establecen qué grado de intervención corresponde en función de los problemas estructurales. El proceso de reacondicionamiento incluye la redistribución interna del espacio, tareas de iluminación, ventilación, tendido de red eléctrica, accesibilidad y terminaciones (como el revoque e impermeabilización de ciertas paredes).
Ana María Salinas Quispe celebra la remodelación de su peluquería. Foto: Ricardo Pristupluk
En esta etapa, los trabajos son costeados por el Estado. Cuando al final del plan de integración de la villa, los vecinos escrituren sus casas, deberán pagar los terrenos y también estos gastos.
María Manuel vive en la planta baja de la casa N° 18 de la manzana G1. Comentó a LA NACION que, en los próximos días, le quitarán la escalera caracol instalada dentro de la propiedad para reubicarla afuera. "Voy a ganar espacio", aseguró la mujer, y se mostró conforme con la urbanización del barrio.
Las unidades que fueron renovadas cuentan con una terraza concebida como un espacio común para los vecinos de todas las plantas del inmueble.
Fernández sostuvo que para diciembre de 2018, "el 100% de las calles del barrio 31 serán como las del resto de la ciudad". En cuanto a la remodelación de las viviendas, se prevé -dijo- que "estarán completas a fines de 2019". El ritmo de trabajo aumentará cuando, en agosto próximo, termine de cerrarse con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) un préstamo por 150 millones de dólares, 50 de los cuales serán destinados a la refacción de unidades funcionales en la villa 31-31 bis.
La vivienda de Rosa Ruiz aún está en obra. Pero las habitaciones del primer piso ya son más amplias y el inmueble tiene una nueva escalera. Falta poco para que el segundo piso también quede listo. Dijo a LA NACION: "Una de mis hijas vivirá ahí con mis nietos".
El arquitecto Guillermo Tella, especialista en villas, aprobó los avances. "Es primordial revisar la seguridad estructural de las viviendas, ocuparse de la iluminación y ventilación, incorporando espacios urbanos y pulmones que dejen lugar para más oxígeno", consideró. Desde la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), el codirector Sebastián Pilo dijo: "Valoramos estas intervenciones públicas. Pero desconocemos el plan integral y cómo estas obras garantizan el proceso de integración".
En 2016, el gobierno porteño presentó el plan para el asentamiento de Retiro, que incluye no sólo la mejora de las viviendas existentes, sino la construcción de unas 1200 nuevas para reubicar a los vecinos que actualmente residen bajo la autopista. Parte de la financiación depende de un préstamo del Banco Mundial. Actualmente hay unas 20 obras simultáneas; entre ellas, las de conexión de servicios y de desagüe en la calle Perette, que atravesará el barrio de Norte a Sur.