El ascenso de Trump en EE.UU. y las dudas sobre el futuro de la Unión Europea obligan al Gobierno a repensar su política internacional.
El Gobierno observa, atento. Así como el año pasado el objetivo del macrismo fue terminar con años de políticas aislacionistas, los primeros meses de 2017 estarán marcados por la expectativa ante un mundo cuya dinámica resulta cada vez más impredecible.
Aunque existe una hoja de ruta delimitada por la estrategia de consolidar el Mercosur, lograr un mayor acercamiento con la Unión Europea (UE) y con la Alianza del Pacífico, reducir el déficit comercial con China y desarrollar nuevos mercados en territorios con poca presencia argentina, entre otros puntos, la administración de Mauricio Macri es consciente de que puede haber cambios. "No se pueden tomar decisiones si no se sabe lo que va a pasar", dicen cerca de la canciller Susana Malcorra.
El panorama es complejo, diverso e impredecible en el mediano y largo plazo. Ya se dieron los primeros pequeños pasos hacia el tratado de libre comercio entre el Mercosur y la UE, que podría acelerarse si se cumpliera la promesa del flamante presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de dinamitar las negociaciones en torno al entendimiento comercial entre Washington y Europa. Sería una buena noticia para el Gobierno, aunque rápidamente podría convertirse en una decepción si en las elecciones que este año se llevarán a cabo en varios países del Viejo Continente -particularmente en Alemania y Francia- triunfan los movimientos conservadores anti-Unión Europea.
"Hay que esperar", repiten en la Cancillería. En el mientras tanto, la estrategia será demostrar en el bloque la solidez de la sintonía con un Brasil sumido en una crisis que se extiende. La incertidumbre fuera del continente podría contrarrestarse mediante un acercamiento con los países vecinos y la revitalización del Mercosur.
Los acuerdos que firmó Macri en Brasil la semana pasada y el eventual anuncio de una cumbre de todos los cancilleres de los países miembros del Mercosur y de la Alianza del Pacífico van en este sentido. Un paso más en el objetivo de conectar el Atlántico y el Pacífico que en términos de los especialistas sería una estrategia acertada.
Paralelamente, se buscará llegar a conquistar nuevos mercados en África y en el sudeste asiático, que fueron calificados por la canciller como "una oportunidad muy grande más allá de China", país con el que ya se acordaron mecanismos para equilibrar la balanza comercial desfavorable para Buenos Aires.
Ante este contexto, la postura de la Argentina genera algunas señales de preocupación. El canciller durante el gobierno de Raúl Alfonsín, Dante Caputo, aseguró que no ve una estrategia internacional clara más allá de la sed de lograr vínculos comerciales e inversiones: "La Argentina va a enfrentar un mundo desconocido y no sé si hay una estrategia, nadie la transmite. No sé a dónde se va, qué se quiere, qué se busca. Es uno de los grandes déficits del Gobierno. No hay una estrategia de política exterior clara. Se confunde con política comercial y no es lo mismo", dijo Caputo en diálogo con LA NACION.
En síntesis, en un año atípico y que probablemente represente una bisagra para el mundo, nuestro país deberá apostar al pragmatismo. Abrirse de la fijación con Europa y con Estados Unidos para volcarse a fortalecer los vínculos interregionales y los no tan convencionales, como con Asia o África, que según analistas parecen ser apuestas más fructíferas.
América latina: fortalecer la región para hacer frente a lo imprevisible
En un mundo de incertidumbre, la consonancia regional podría ser la respuesta para navegar entre tormentas. La cohesión de las agendas de la Argentina y Brasil para revitalizar el Mercosur será clave para hacer frente a los desafíos que el mundo depara para este año.
Analistas consultados por LA NACION coincidieron en que 2017 pondrá a prueba la capacidad del gobierno de Mauricio Macri de profundizar los vínculos políticos y comerciales hacia dentro de América latina, una región que no está en su mejor momento, pues cerró 2016 con un retroceso superior al 1%.
Para Diana Tussie, coordinadora del área de Relaciones Internacionales de Flacso, la clave en este momento es el pragmatismo: "Tener un punto fijo hoy no es lo más adecuado. Hay un desgranamiento del orden mundial muy fuerte, por lo que jugar con una sola carta es poco sabio. Por ello, la Argentina no debe huir del barco que es el Mercosur. Si bien no está sólido, es importante; desde ahí, ser pragmáticos hacia el exterior". Ese objetivo quedó claro tras la visita reciente de Macri a Brasil , donde ambos gobiernos firmaron varios acuerdos para fortalecer aspectos políticos y económicos.
El politólogo y profesor de Geopolítica de la UBA Julio Burdman coincide en que la Argentina deberá lograr una mayor integración regional. "En América latina hay un debate acerca de que tenemos que aprovechar los instrumentos regionales en un mundo más cerrado. Hay que aumentar el comercio interregional", sostuvo. Y agregó: "Se debe pensar el Mercosur no sólo como una marca para salir afuera, sino como una herramienta para lograr una mayor integración regional. Nuestro primer anillo de política exterior pasa por la región", agregó Burdman.
En ese sentido, la Argentina ya prepara junto con Chile -donde Macri estuvo ayer- una convocatoria a todos los cancilleres del Mercosur y de la Alianza del Pacífico. El encuentro sería en abril.
EE.UU.: un vínculo aún impredecible y con desafíos para Macri
Luego de que el Gobierno apostó todo a la victoria de Hillary Clinton en la campaña presidencial en Estados Unidos se abrieron varios interrogantes. Con la demócrata derrotada y el impredecible Donald Trump en la Casa Blanca, la relación que la Argentina tendrá con Washington es una incógnita , a pesar de haber intercambiado numerosos elogios y muestras de acercamiento en las últimas semanas. El sábado pasado, sin ir más lejos, Mauricio Macriconversó telefónicamente con Mike Pence , el vicepresidente norteamericano. " Estados Unidos y la Argentina deben redoblar sus esfuerzos para mejorar la creación de empleo y el crecimiento económico en ambos países", fue el mensaje que trascendió luego de la charla.
Al respecto, el jefe de Gabinete, Marcos Peña, dijo a LA NACION que el Gobierno confía en que "el vínculo que existe ahora sea la base para consolidarlo". Y agregó: "La relación va más allá de los colores políticos y tiene que seguir así".
En la práctica falta aún para que la relación entre ambas naciones vuelva a los niveles de otras épocas. Y, según prevé el profesor y especialista en comercio internacional Raúl Ochoa, no habrá mucho para hacer con Trump en el poder. "Con EE.UU. se van a mejorar algunas cosas en el sentido comercial porque actualmente no tenemos nada profundizado. Podemos hacer un ensayo de reconocimiento de productos mutuos, como tienen Brasil o Chile, y tal vez avanzar en cuestiones arancelarias, pero no mucho más", dijo a LA NACION. Sin embargo, la decisión de aplazar el ingreso de los limones argentinos al mercado norteamericano generó dudas sobre el eventual impacto del proteccionismo que promueve Trump.
Con este panorama en mente, hace unas semanas en el Foro Económico Mundial, en Davos, la canciller Susana Malcorra afirmó que si pudiera pedirle algo a Trump, sería que "defina sus líneas lo antes posible", para así terminar con la incertidumbre.
Europa: rompecabezas adverso para las expectativas del Gobierno
Los cambios que está experimentando Europa tal vez sean los más significativos de los últimos 25 años, aunque sus consecuencias definitivas son aún insondables. La lenta y sinuosa recuperación económica luego de la crisis global de 2008, la salida del Reino Unido de la Unión Europea y las próximas elecciones de Francia y Alemania , que podrían instalar el conservadurismo y dinamitar el bloque , son algunas de las incógnitas que prepara 2017. También se cierne sobre el continente la figura de Rusia, que se fortalece política y económicamente y que ahora cuenta con un nuevo aliado: Donald Trump.
Malcorra anticipó hace unas semanas que la Argentina aguardará cautamente, pero tratará de avanzar en materia comercial para fortalecer los vínculos económicos con la región. En este sentido, se anunciará en breve un acuerdo del Mercosur con la Asociación de Libre Comercio Europea (EFTA), que integran Noruega, Suiza, Islandia y Liechtenstein. Para ir más allá, el Presidente visitará varios países en 2017: este mes irá a España y en marzo, a Holanda; también, a Alemania, para asistir a la cumbre del G-20.
Sin embargo, puede que la buena voluntad y el mutuo interés no sean suficientes. Si en Francia se impone en las elecciones el candidato conservador, François Fillon, y en Alemania llega a hacerse con el poder el partido de derecha Alternativa para Alemania, la integridad de la Unión Europea correría riesgo.
"No veo grandes oportunidades para la Argentina en este momento. Desde el punto de vista europeo se viene un panorama muy complicado", señaló a LA NACION el profesor y especialista en comercio internacional Raúl Ochoa. "Hay elecciones importantes, potenciales cambios de rumbo. Puede haber ciertas aproximaciones, pero serán primarias, no algo de la magnitud del tratado de libre comercio entre Europa y el Mercosur. Me parece que al país le conviene abrirse hacia los países de la región y a los asiáticos", explicó.
China: profundizar la cercanía que quedó del kirchnerismo
El vínculo comercial y financiero entre la Argentina y China se intensificó cuantiosamente en los últimos años y el gobierno de Mauricio Macri intentará mantenerlo y expandirlo. Pero Pekín representa hoy dos incógnitas para el país. Por un lado, en términos económicos, una ralentización del crecimiento del gigante asiático podría tener un impacto en nuestro país debido al nivel de interdependencia alcanzado. Por el otro, si se habla de política, el fuerte acercamiento reciente con Estados Unidos dejaría el país en el medio de dos potencias con rivalidad en aumento.
Así lo describió a LA NACION el director de Economía Internacional del Centro Argentino de Estudios Internacionales (CAEI), Pablo Kornblum. "El esquema que empezó con el kirchnerismo continuó porque se trata de una relación pragmática. Lo que puede hacer que la relación gire es el vínculo con EE.UU.", sostuvo. "[Donald] Trump busca en China un enemigo y la Argentina quedaría frente a una dicotomía de tener que elegir un aliado", agregó.
Sin embargo, hay una ventaja, según el analista: "Como somos un país todavía alejado del mundo, no estamos en el eje de la tormenta de la geopolítica de la pelea entre EE.UU. y China . Podemos jugar pragmáticamente con uno u otro".
La Casa Rosada acordó con Pekín reducir el déficit comercial -en rojo para la Argentina- principalmente apelando a la llegada de más turistas chinos. Pero para Kornblum se necesitará más que eso. "Tiene que haber un cambio de paradigma, que no creo que haya. Se quiere profundizar el modelo agroexportador y de a poco ir avanzando en otras áreas de la economía, pero que éstas sean lo suficientemente competitivas para el mercado chino es una utopía, demoraría años", explicó.
Con la estrategia de encontrar nuevos mercados, el Gobierno ya busca en el sudeste asiático, pues China se convirtió en el motor de la región. "Ahí hay mini-Chinas", ejemplificó Kornblum. Y agregó: "Sería tonto no mirar hacia allá".
Malvinas: buscar nuevas alternativas al diálogo con el Reino Unido
Durante los próximos dos años, Gran Bretaña atravesará el proceso de abandonar la Unión Europea - Brexit - y, de acuerdo con lo que anunció la premier británica, Theresa May , no habrá medias tintas. Sin embargo, si este año la Argentina se enfocara en fortalecer los vínculos al interior de la región, bien podría utilizar la plataforma del Mercosur para elevar el reclamo de soberanía . "Todavía no se jugó la carta latinoamericana. En el pasado el apoyo fue más concreto y expresivo y creo que habría que volver a ello", expresó un destacado analista internacional con experiencia diplomática.
Otros expertos consultados coincidieron en que el Brexit congelará el diálogo en torno al reclamo por la soberanía de las islas. Es que los ciudadanos que dieron el sí al Brexit pretenden un orden más conservador y nacionalista, poco permeable para el reclamo por las Malvinas.
"Gran Bretaña va a mantener el tono de amabilidad con la Argentina, pero no se van a tomar medidas que sean impopulares hacia el electorado", explicó el ex titular de la sección de argentinos en Londres durante la guerra, Juan Eduardo Fleming. Y concluyó: "Nuestro país no hace suficiente presión sobre el tema. Estimo que la Argentina buscará mejorar la situación económica, pero no mover el bote con cuestiones políticas porque puede ser un búmeran. Inglaterra no va a ser receptiva en los próximos años con los reclamos por Malvinas y una respuesta negativa no le sumaría al Gobierno".
Al respecto, el actual embajador en Inglaterra, Carlos Sersale, dijo a LA NACION: "Hay vocación por explorar un acuerdo bilateral con el Reino Unido . Dado el enorme interés del sector privado y de fondos de inversión por la Argentina y con un especial énfasis en promover financiamiento en proyectos de inversión privada". Además, Sersale aseguró que el vínculo se está construyendo haciendo hincapié en el reclamo por Malvinas, pero también en cuestiones ligadas al desarrollo tecnológico y cultural.