Por Mariela Arias, Diego Cabot - LA NACION
Hace cinco meses, Cristina Kirchner inauguró la central térmica que debía ser alimentada por la mina de carbón; la obra se transformó en una caja para financiar la política
Walter Gerez, asesor técnico, con un empleado en el interior de la mina.Foto:Gastón Franco
RÍO TURBIO.- La central térmica de Río Turbio, una de las megaobras que el kirchnerismo construyó para darle sentido a la histórica mina de carbón, hoy está totalmente paralizada y sin producir energía. En el Yacimiento Carbonífero Río Turbio (YCRT), razón de existir de la monumental obra, hay un atraso fenomenal del plan de inversiones, que preveía que el año pasado ya se debería haber extraído carbón suficiente como para alimentar la usina.
Nada de eso ha ocurrido, pese a que en toda la cuenca carbonífera se invirtieron 30.000 millones de pesos en la última década. Hoy, en este rincón de la Argentina resuenan las denuncias de que el proyecto se transformó en una fabulosa caja de financiamiento político.
La nueva intervención tiene una misión y un desvelo: investigar a fondo las sospechas de corrupción en el yacimiento de carbón e intentar contra reloj reactivar la mina y sacar el carbón necesario para poner en funcionamiento la usina. Se armó con este objetivo un equipo de expertos con experiencia en el yacimiento; saben que la misión no es fácil, pero tampoco imposible.
La chimenea pintada con rayas rojas y blancas de la central térmica de Río Turbio se distingue apenas la curva de la ruta nacional 40 deja atrás el valle del río Primavera. Minutos después, al llegar frente a la central, una seguidilla de toldos y cubiertas quemadas sobre la ruta anuncian la protesta de la Uocra (trabajadores de la construcción), que hace más de un mes mantiene paralizada la obra inaugurada por Cristina Kirchner en septiembre pasado.
La cinta por la que debería circular el carbón desde la mina, inactiva.Foto:Gastón Franco
Son cerca de un millar de empleados de contratistas de Isolux Corsán, la firma que construye la usina en la que se invirtieron algo más de US$ 700 millones. Como en gran parte de la obra pública, los atrasos en los pagos que dejó el gobierno anterior hacen estragos en los obradores.
Desde que en 1946, dentro del programa energético del país, se produjo el impulso que llevaría a la puesta en marcha del yacimiento, todo aquí gira en torno al carbón: la vida, la economía, las expectativas y el futuro de unas 30.000 personas de esta ciudad y de la vecina 28 de Noviembre, que integran la cuenca carbonífera. Cada cambio en la empresa es seguido con atención, como ahora siguen a la nueva conducción, después de doce años de gestiones con una fuerte impronta del Frente para la Victoria. Todos aquí quieren la reactivación que les permita soñar con el futuro.
Omar Faruk Zeidan nació hace 40 años aquí en Río Turbio y es miembro de una reconocida familia de comerciantes. Fue concejal en dos períodos consecutivos por la UCR y ahora asumió la intervención de YCRT. Con orgullo dice que será la primera vez que un interventor sea nacido en el pueblo. "Es una empresa financieramente quebrada, con grandes problemas estructurales; estamos haciendo una auditoría de corte, nos han borrado información de varias computadoras, faltan camionetas. Tenemos que investigar los 70 contratos por cifras millonarias que se firmaron con la Universidad Tecnológica Nacional (UTN) y que están en plena auditoría", enumera Zeidán a LA NACION.
El nuevo interventor contrató dos auditores para que investiguen; uno de ellos es el ex diputado Manuel Garrido, que dirigió la Fiscalía de Investigaciones Administrativas (2003-2008).
Entre sus primeras medidas, canceló contratos de último momento, suspendió celulares, bajó algunos alquileres de viviendas y gastos de publicidad por más de $ 80 millones. "Tengo la orden de ir a fondo y también la misión de reactivar el yacimiento y sacar carbón, pero no podemos hablar de plazos hasta tener toda la información", afirmó Zeidán.
Los planes iniciales del kirchnerismo pronosticaban que para 2011 la usina ya generaría energía para sumar al sistema interconectado nacional. Para ello, el yacimiento debería estar produciendo 1,2 millones de toneladas de carbón. Cristina Kirchner inauguró el primer módulo para generar 120 megas en septiembre. Entonces, había unas toneladas de mineral en stock, además de gasoil. La falta de carbón y la demora de las certificaciones de obra, sumado al cambio de gobierno y la huelga de los empleados, paró todo. El segundo módulo está en un 75% de avance. Pero la extracción de carbón es la principal demora, como lo había informado LA NACION en febrero de 2013.
La central térmica que sigue inactiva, pese a que la inauguró Cristina Kirchner en septiembre. Foto: Gastón Franco
Para Zeidán, faltó planificación: "Los responsables del yacimiento en vez de pensar en una planificación y trabajar para sacar carbón, pensaron en hacer negocios", dispara. Es categórico al catalogar a sus predecesores: "Robaron. Ése es el gran problema, el alto nivel de corrupción. Al yacimiento lo han utilizado políticamente para ganar elecciones y económicamente para robar".
El último interventor de la empresa fue un histórico caudillo kirchnerista, Atanasio Pérez Osuna, hoy intendente de Río Turbio. Miguel Larregina, ex coordinador general y un histórico de la empresa, fue apartado del cargo, pero los verdaderos hilos de poder los manejó el ex ministro de Planificación, Julio De Vido. Ahora YCRT quedó bajo la órbita del Ministerio de Energía y Minería, que dirige Juan José Aranguren. "El Ministerio de Planificación es el gran responsable de todo esto. Tiene nombre y apellido", apunta Zeidán.
En 120 días tendrán los números acabados de la auditoría que se hace en Buenos Aires y Río Turbio en forma simultánea. Por ahora, adelantan que también encontraron convenios con la Universidad de La Matanza para producir un documental sobre YCRT. Allí intervenían unas 90 personas, pero el trabajo no aparece, al igual que un estudio de impacto ambiental. También se suspendieron los contratos de 29 personas "relacionadas con el poder político provincial, que no cumplían ninguna función en la empresa y que le costaban más de $ 3 millones a YCRT".
La intervención suspendió el alquiler de casas y departamentos que costaban 600.000 pesos anuales. Dio de baja 85 líneas de teléfonos celulares, muchos de ellos usados por personas ajenas a la compañía, personal del Ministerio de Planificación o del gobierno provincial.
Aires de cambio con la intervención
Según el Plan General YCRT 2011-2036, elaborado por el kirchnerismo, "el valor de producción máximo del yacimiento sería alcanzado a partir de 2013". sin embargo, de acuerdo con el último informe de la Sigen, al que accedió LA NACION, "la producción ha sufrido importantes desvíos tanto en la extracción de carbón como en el avance de galerías". Así, mientras para 2015 se preveía avanzar en 9167 metros de galerías construidas, sólo se construyeron 2227 metros, con una subejecución del 76%. En 2013 se preveía extraer 1,97 toneladas de carbón, pero apenas se llegó a las 153.427 toneladas, un piso que se perforó en 2015, que cerró con un total de 48.812 toneladas.
"No se planificó la estrategia para extraer el carbón", asegura Walter Gerez, que hace 17 años rabaja en YCRT y hoy asesora a la nueva intervención. "Nuestro objetivo es ponerlo activo en un año. Esto es a todo o nada, y creo que podemos hacerlo", dice, mientras detalla el plan para avanzar.
Francisco Roldán, gerente de Recursos Humanos, trabajó en el yacimiento en los '90. Ahora volvió a la empresa de la mano de la nueva intervención. Se ilusiona con cumplir los objetivos de investigar y poner en marcha el yacimiento. "Queremos poner la empresa en producción continua, algo que no tuvimos nunca", afirmó, y agregó que parte del objetivo es lograr un cambio cultural: "No se puede exigir a un obrero que cumpla lo que su conducción no cumple". En Río Turbio se respiran aires de cambio.
Del editor: qué significa. Sin duda el país necesita más centrales eléctricas; la pregunta es si tenía sentido hacer una en Río Turbio, sólo para justificar la existencia de la mina