Por Rubén Ramallo - iProfesional.com
El liderazgo político del ex mandatario no tuvo su correlato en lo económico. La nación está “sentada” en una montaña de petróleo y debe comprarle nafta a EE.UU. La mayoría de los alimentos que se consumen son traídos de afuera. Radiografía del complejo escenario que deberá enfrentar
Hugo Chávez permaneció en el poder a lo largo de catorce años. Líder, carismático, polémico y una figura sin términos medios: amado u odiado. Su hegemonía política marcó un antes y un después en el país bolivariano, aunque ese liderazgo no tuvo su correlato en lo económico.
En esos catorce años, el bolívar ha perdido más del 90% de su valor. Y esto a pesar de que la "montaña de petróleo" en la que está sentada esa nación (una de las mayores reservas del mundo) multiplicó por 10 su cotización. Producto de la abrupta devaluación y del mayor precio del crudo, los ingresos del Estado provenientes de las exportaciones -medidos en moneda nacional- se multiplicaron nada menos que por 100.
El petróleo fue la base de sustento de la revolución bolivariana. La política de combustible barato fue clave puertas adentro, aunque no se vio plasmada en una diversificación de la matriz económica. "Es demasiado pronto para saber cómo impactará su muerte en la cotización de esa materia prima. Pero está claro que la suba en su importe fue uno de los factores que hizo posible que erigiera su liderazgo", explica Daniel Yergin, vicepresidente de IHS.
Yergin menciona que "el descontento social -provocado por los bajos precios del barril a nivel global- fue lo que le abrió las puertas a la presidencia a finales de los años 90 y el aumento del valor desde el año 2000 lo que dio alas a su revolución bolivariana".
Para los analistas consultados por iProfesional.com, fue "ese enorme flujo de fondos el principal sostén para desarrollar su plan de gobierno, basado en un gasto público que creció sin freno para tratar de sostener una economía con altísimos niveles de ineficiencia".
"Una ineficiencia que se potenció con estrictos controles cambiarios y de precios que provocaron enormes distorsiones que, fundamentalmente, alejaron a la inversión extranjera", sostiene el analista Agustin Cramo.
El ejemplo más claro es, sin duda, el precio de la nafta, que vale unos dos centavos de dólar (menos que el agua mineral) al tipo de cambio oficial y menos de la cuarta parte en el paralelo. Su valor se mantiene congelado desde 1996, aunque esto no sirvió para "anclar la inflación", que se ha ubicado entre el 25% y el 32% en los últimos años.
Insólitamente, esta distorsión llevó al país caribeño a importar nafta desde Estados Unidos, pues las refinerías locales no lograban abastecer la demanda.
Precio congelado y ayuda estatal, una mezcla tan extraña como explosiva. A punto tal que la petrolera estatal Pdvsa dejó de percibir u$s11.000 millones al año por el subsidio a los combustibles en el mercado interno.
"Las compras venezolanas de hidrocarburos a Estados Unidos han crecido a niveles nunca vistos. De hecho, el pasado diciembre tuvo que importar un volumen récord de 197.000 barriles por día, de los cuales la mitad era nafta", señala Andrew Lipow, presidente de Lipow Oil Associates.
"Lo que estamos viendo es que Venezuela ha aumentado su dependencia de EE.UU. mientras que, en sentido inverso, este país está reduciendo su dependencia del petróleo venezolano", concluye.
Pero esta es apenas una de las tantas paradojas que conforman una economía "socialista" en la que reina el consumismo y en la que las permanentes arengas en contra del "imperio yankee" tienen como "lado B" que la nación norteamericana es su principal comprador de petróleo.
El tipo de cambio: la otra gran distorsión
La distorsión en el precio de la nafta no es la única rareza, pues lo que ocurre en el mercado cambiario también es el resultado de una economía fuertemente intervenida por el Estado. Durante mucho tiempo llegaron a convivir hasta cuatro tipos de cambio frente al dólar (el de productos básicos, el general, el de operaciones financieras y el del mercado paralelo).
En la actualidad, el precio del billete informal -cuya cotización no puede publicarse- ronda los 26 bolívares, mientras que el cambio oficial es de apenas 6,3 bolívares por dólar. Incluso tras la reciente devaluación del 50 por ciento de la moneda venezolana.
Cuando se quiere saber a cuánto cotiza el paralelo, se debe recurrir a las páginas de Internet en las que a la divisa estadounidense se la denomina "lechuga verde".
Hasta que se modificara la paridad existían mecanismos que permitían acceder al mercado para pagar importaciones. Pero, luego de ésta, los brotes de escasez y el consiguiente racionamiento de productos básicos también se han ido extendiendo a los importados por la dificultad para conseguir dólares. Como consecuencia de dicho control, las empresas extranjeras se vieron impedidas de girar dividendos al exterior. Ello, sumado a la política chavista de expropiar compañías, ahuyentó de manera acelerada la inversión extranjera, a excepción del sector de hidrocarburos.
Debido a esta política, Venezuela pasó a estar en el podio de naciones más demandadas en el Ciadi (tribunal de arbitraje del Banco Mundial). Claro está, antes de que Chávez se retirara del mismo.
Los números bolivarianos
En todos estos años, los intentos para frenar la inflación han sido en vano, y el país -junto con la Argentina- se ubicó al tope del ranking de aquellos estados con mayor suba de precios a nivel mundial. En ese lapso, el PBI se movió en forma errática y lejos estuvo de alcanzar las tasas chinas o similares a las del "vecindario".
Luego de alcanzar un máximo del 8,8% en 2007, cayó entre 2009 y 2010, para luego subir en forma leve. A lo largo de su mandato, creció al 2,7% anual, según datos del FMI.
El irrefrenable aumento del gasto público hizo que el déficit fiscal se elevara hasta un 7,5% en 2012. En tanto, la deuda pública fue creciendo hasta representar la mitad de su PBI, poniendo en evidencia los serios problemas que enfrenta la economía del país.
El futuro de Venezuela sin Chávez
El país caribeño comenzará a transitar un camino más peligroso aun, habida cuenta de su endeble situación económica a la que ahora se suma la falta de un líder. En gran medida, mucho dependerá de las condiciones políticas que se generen hacia el futuro por la sucesión.
A pesar de contar con una de las mayores reservas comprobables de petróleo del mundo y de las enormes regalías generadas por su extracción, su empresa estatal Pdvsa presenta un enorme e indisimulable atraso tecnológico y su endeudamiento es superior a los u$s50.000 millones.
En tanto, el país se ve obligado a importar alimentos porque nunca se puso en marcha su aparato productivo. Si bien cuenta con tierras aptas para la producción, tradicionalmente prefirió vivir de las rentas del petróleo, lo cual lo obliga a traer de afuera prácticamente todo lo que se consume internamente.
Lo que es evidente es que, de manera inexorable, tras su desaparición surge una nueva agenda política que incluye elecciones presidenciales, luego de las cuales su economía comenzará a recorrer un derrotero muy incierto. Para el gobierno de transición será clave mantener la sensación de bienestar. Para ello, inexorablemente, le dará mayor impulso a un ya descontrolado gasto público.
En cuanto al dólar, existen versiones de que se estaría analizando abrir alguna "ventanilla" que permitiría acceder al mercado de manera legal a un tipo de cambio diferencial. "Los dólares ya no se encuentran ni en el mercado paralelo. El índice de escasez es alto y está creciendo, mientras la inflación se acelera", especifica un comunicado de Bulltick Capital Markets, con sede en Miami.
Un reciente informe de Goldman Sachs afirmó que las internas del partido gobernante, con la mirada puesta en las próximas elecciones, "podrían dar lugar a riesgos económicos e institucionales que los inversores no deben pasar por alto".
Amy Myers Jaffe, experta en energía y geopolítica de la Universidad de California, asegura que la muerte de Chávez puede dar lugar "a un período de inestabilidad e incertidumbre en Venezuela, lo cual nunca es bueno para las exportaciones de petróleo". Pero nunca como en este momento, el comercio exterior se hará tan indispensable para el país.
"Con su política sectorial, Venezuela ha hipotecado su futuro y depende tanto de los ingresos del crudo que deberá hacer todo lo que esté a su alcance para aumentar las exportaciones. El país tiene que afrontar con seriedad la reconstrucción de su industria petrolera", agrega Jaffe.
"Tras su muerte, Chávez dejó detrás una economía extremadamente debilitada por los altos niveles de gasto, la intervención, la inflación y los problemas de abastecimiento", comenta Yegin.
El país bolivariano comienza a escribir uno de los capítulos más peligrosos de su historia reciente. Es que sin el carisma y el carácter del comandante, no está muy claro cómo harán sus sucesores para mantener el sistema que él ha creado.