El evento en Madrid terminó con un tenso debate con Brasil por los océanos y el uso de tierras.
La Cumbre del Clima de Madrid (COP25) concluyó este domingo con un tímido acuerdo que no satisface a sus organizadores ni a la mayoría de los participantes. Dos días después del cierre, que estaba previsto para el viernes 13, y tras unas maratonianas negociaciones que se han prolongado durante toda la madrugada, los países participantes acordaron un documento que insta a aumentar la "ambición climática" en 2020 y pide cumplir el Acuerdo de París para evitar que la temperatura media del planeta suba este siglo por encima de 1,5 grados. La Cumbre del Clima, que comenzó el 2 de diciembre en Madrid después de que la capital española reemplazara a Chile como sede, fue la más larga de la historia.
El acuerdo no es vinculante y además no se ha alcanzado un acuerdo para regular los mercados de carbono globales, un asunto que quedará para la cumbre que se celebrará en Glasgow en noviembre de 2020. "Algunos no se sintieron cómodos, así que queda pendiente para el año que viene", dijo la ministra para la Transición Ecológica en funciones, Teresa Ribera.
La ministra Teresa Ribera termina la cumbre con un acuerdo agridulce
La presidenta de la COP25, la ministra chilena de Medio Ambiente Carolina Schmidt, reconoció el fracaso de la cumbre. "No estamos satisfechos. Los acuerdos no son suficientes para afrontar con sentido de urgencia la crisis del cambio climático", lamentó.
El acuerdo, titulado "Chile-Madrid, tiempo de actuar", establece que los países deberán presentar en 2020 unos compromisos más ambiciosos de reducción de emisiones (las llamadas Contribuciones Nacionales Determinadas) para hacer frente a la emergencia climática.
Según el acuerdo, el conocimiento científico será "el eje principal" que debe orientar las decisiones climáticas de los países para aumentar su ambición, que debe actualizarse permanentemente de acuerdo a los avances de la ciencia.
El texto recoge "el imperativo" de que la transición hacia un mundo sin emisiones sea justa e impulse la creación de empleo decente. El acuerdo reconoce además la acción climática de los actores no gubernamentales, a quienes invita a que la incrementen y generalicen estrategias compatibles con el clima.
Tenso debate con Brasil
Brasil estuvo a punto de bloquear el acuerdo principal de la cumbre del clima de Madrid al negarse a reconocer inicialmente el papel que los océanos y el uso de la tierra desempeñan en el cambio climático.
Schmidt sometió a votación el acuerdo político y principal de la Conferencia y, de hecho, había llegado a darlo por aprobado con el tradicional "mazazo".
Pero segundos después, los representantes de varias delegaciones pidieron la palabra para mostrar algunas objeciones; Suiza lo hizo por no haber conocido con antelación el acuerdo; y Egipto y Malasia expresaron las dificultades para acceder a esos documentos en la web de la Convención.
Y posteriormente, Brasil tomó la palabra para expresar sus reticencias a aprobar un texto en el que se incluían referencias expresas en dos párrafos (los 30 y 31 del Acuerdo) al papel de los océanos y del uso de la tierra (plasmado en varios informes científicos durante los últimos meses) en el clima global.
La intervención del representante brasileño provocó una cascada de declaraciones de rechazo y de reivindicación de la importancia de los océanos y de la tierra en el clima.
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