viernes, 24 de febrero de 2012

En diez días lanzan las obras para la carrera de TC2000 en la 9 de Julio

Por Gustavo Ajzenman - Perfil.com
Si bien se realizarán durante la noche para no interrumpir el tránsito, a partir de marzo y hasta abril se perderá medio carril de cada lado.
Luego de más de medio siglo de prohibición, el TC 2000 correrá por las calles porteñas en Semana Santa. Durante dos días, entre veinte y 25 autos volarán a velocidades cercanas a los 250 kilómetros por hora por sobre tres de las avenidas céntricas más emblemáticas: la 9 de Julio, Diagonal Norte y Avenida de Mayo.

Transformar una de las zonas más transitadas –en el corazón del casco histórico porteño–, en una pista de automovilismo llevará casi un mes: las obras comenzarán en 10 días, el primero de marzo. Los organizadores aseguran que los trabajos se realizarán durante la noche y no habrá cortes en las calles.

De los $ 18 millones que saldrá el evento –organizado por la productora R2 y el Gobierno de la Ciudad– cerca de la mitad estará destinada al armado de la pista y las distintas medidas de seguridad. Por ejemplo, se montarán estructuras de cemento y alambre para “armar” la pista que ocupará 60 centímetros de cada lado de las avenidas afectadas.

Se instalarán 24 tribunas para unas 12 mil personas, boxes para los autos que competirán y tres puentes para poder caminar por sobre la pista durante el espectáculo. El sábado 31 de marzo entre las 9 y las 16 se hará la clasificación y el domingo de 9 a 14 será la carrera. El lunes siguiente, prometen, el centro volverá a la normalidad.

Las carreras urbanas eran habituales en la Ciudad hasta que fueron prohibidas en 1960 por una ordenanza. Pero en diciembre de 2010 un proyecto del macrismo la derogó.

Hace cincuenta años se solía competir en Palermo o Costanera, y a velocidades inferiores que las que alcanzan los autos de hoy. Esta será la primera vez que un circuito pase por la 9 de Julio y una de las preocupaciones del Gobierno es que las vibraciones de los autos sobre el pavimento generen daños estructurales sobre los edificios centenarios.

Los responsables del evento dicen que a pesar de las altas velocidades, las vibraciones producidas por los vehículos sobre el asfalto no son riesgosas para las construcciones del Casco Histórico. “No se toma ninguna medida porque se hicieron análisis y se determinó que no es necesario”, confirmó Rodrigo Figueroa Reyes, uno de los dueños de R2.

La otra fuente de inquietud es el efecto que pueda tener el ruido sobre las personas y las fachadas. Para determinar sus consecuencias se realizó un estudio en el circuito callejero que se corre habitualmente en Santa Fe. Según los organizadores, los resultados arrojaron que el volumen no supera el del tránsito diario en horas pico. De cualquier forma, se realizan pruebas para instalar silenciadores reforzados en los autos que pasarán cerca del Obelisco.

Al evento asistirán unas 250.000 personas ambos días y para evitar que deterioren las plazas y canteros, se los protegerá con vallas y seguridad privada. La parte de la 9 de Julio que no esté afectada por la carrera –entre Belgrano y San Juan, y desde Córdoba al Bajo– se utilizará como estacionamiento al aire libre para cerca de 50 mil autos. Las gradas estarán reservadas para los invitados de los anunciantes y funcionarios. El resto del público observará la carrera de pie, a los costados de la pista.

Para proteger al público, todo el circuito estará rodeado de un vallado con 1.580 muretes de cemento que pesan unos 4.600 kg. Estarán encadenados entre sí para que funcionen como un único bloque y arriba de la estructura se desplegarán 7.200 metros de malla metálica de 2,5 metros de altura.

Como es habitual, en las curvas se colocarán “muñecos de goma”: columnas formadas por llantas de automóviles apiladas y sostenidas por una estructura interna, pensadas para amortiguar posibles golpes de los autos.

Se contrataron 700 agentes de seguridad privada que se complementarán con 400 policías, entre Federales (reclutados como “adicionales”) y Metropolitanos. También habrá 26 ambulancias distribuidas por todo el recorrido y dos “hospitales móviles”.

Como se trata de un deporte que implica riesgos, la productora y el Gobierno porteño privilegiaron las medidas de seguridad. Sobre todo porque esperan que esta carrera sea la primera de un negocio que se sostenga en el tiempo: ya se firmó un contrato que permite a R2 organizar espectáculos automovilísticos por cinco años. La puerta queda abierta también para otras categorías como Top Race o Fórmula 1. El único vetado por ahora es el Turismo Carretera, que quedará bajo la órbita del Gobierno Nacional que ya lanzó “carreras para todos”.

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